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Variedad de la mampostería y la cuestión de los niveles

Debido a los restos de los muros de las terrazas, la mayoría de autores se refiere a Akapana como una pirámide escalonada. Estrictamente hablando, y si consideramos su configuración básica, no se trata de una pirámide, sino de un montículo-plataforma escalonado o aterrazado. El montículo mide aproximadamente 16.5 metros de altura y sus dimensiones más grandes en la base miden aproximadamente 194 metros de este a oeste y 182 metros de norte a sur. Se cree que el montículo tuvo siete gradas o peldaños (Manzanilla, 1992, p. 22). Basada en sus propias excavaciones, Linda Manzanilla propuso una reconstrucción de Akapana (Manzanilla, Barba & Baudoin, 1990, figura 4). En esta reconstrucción —y en la sugerida posteriormente por Escalante (1993, p. 158, figura 30)— las siete gradas o terrazas son mostradas con una altura uniforme en todo el contorno del montículo (figura 2.6). Sin embargo, los restos de los muros de terraza en los lados sur, este y oeste del montículo difieren significativamente en altura, ancho y construcción de un lado al otro.

Variedad de la mampostería y la cuestión de los niveles

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Las variaciones observables en las juntas de la mampostería y las distintas alturas de los muros plantean la pregunta de cómo se encontraban los tres lados (sur, este y oeste) en las esquinas y cómo se relacionaban entre sí los distintos niveles. Una mirada más detallada de los tres lados puede orientarnos en dirección de algunas respuestas.

Figura 2.6. Dibujo basado en la reconstrucción de Akapana redibujado de Linda Manzanilla (dibujo por Stella Nair, publicado por primera vez en Journal of the Society of Architectual Historians).

El lado este

En 1979, Cordero Miranda excavó una sección de Akapana en el lado este, justo al norte de los desechos generados por los saqueos españoles (Escalante, 1993, p. 134) (figuras 2.7 y 2.8). Lo que salió a la luz fue el muro base, de cerca 1.9 metros de altura y hecho de bloques de arenisca anchos, grandes y verticales, colocados en intervalos más o menos regulares de aproximadamente 5.8 metros. El espacio entre los ortostatos está rellenado con sillares de arenisca perfectamente engastados y alineados. Este tipo de mampostería es similar a un opus quadratum, es decir, «mampostería de piedras cuadradas en hiladas regulares» donde la altura de las hiladas puede variar en cada una y los sillares no tienen todos el mismo tamaño (Harris, 1975, p. 339). El muro está coronado con grandes losas de arenisca (figura 2.9). Kolata (2003, p. 183) notó «los distintos bordes redondeados y biselados de las piedras utilizadas en la terraza basal». La apariencia tipo almohada de las piedras, sin embargo, no fue consecuencia de un acto deliberado de los obreros tiahuanaco, sino que se trata del efecto de la erosión: las juntas hundidas y la apariencia tipo almohada de las piedras es el resultado de la exfoliación. Una inspección más cercana nos demuestra que la superficie del muro fue, en algún momento, perfectamente suave y plana. La superficie tiene una inclinación de dos grados.

Figura 2.7. Lado este de Akapana visto desde el sur.

Figura 2.8. Lado este de Akapana visto desde el noreste.

Figura 2.9. Muro base del lado este de Akapana.

Sobre el muro base, aproximadamente a 2.87 metros hacia adentro desde su borde, se encuentran los restos de un segundo muro hecho de exactamente la misma forma (figura 2.10). Debido a que este muro ha sido parcialmente desmantelado, es posible apreciar la forma en que fue construido. Los asentamientos de cada hilera son suaves y perfectamente planos, las juntas verticales se encuentran en ángulos exactamente rectos respecto a la superficie del muro y a las juntas de asentamiento, y forman un opus quadratum (figura 2.11). Cuando los sillares se encuentran con un bloque vertical u ortostato, presentan una muesca o rebajo para enganchar con una proyección correspondiente en el ortostato (detalle que será discutido con más detalle en el capítulo 6). Este muro está construido sobre una hilera de cimentación cuidadamente nivelada. La cara exterior del muro tiene una inclinación de cuatro grados. Detrás del segundo muro y a aproximadamente 2.83 metros de distancia, se encuentra un tercer muro. Este, en su mitad inferior, está construido con una mampostería de aparejo casi regular, es decir, una con la apariencia de hiladas regulares, pero en la que algunas de las juntas horizontales son discontinuas —algunas hiladas están desalineadas respecto a otras— y los asentamientos de las hiladas con frecuencia no son planos (figura 2.12). Asimismo, está hecho de piedras de tallado muy fino y con caras perfectamente planas. La mitad superior de este muro está construida exactamente como los primeros dos muros: ortostatos grandes rellenos entre sí

Figura 2.10. Segundo muro del lado este de Akapana.

Figura 2.11. Opus quadratum del segundo muro.

Figura 2.12. Mampostería de aparejo casi regular del tercer muro del lado este de Akapana.

con mampostería tipo opus quadratum. Las primeras dos mitades están separadas por un cambio notorio en la inclinación: la mitad inferior tiene una inclinación de 1.5 grados, mientras que la superior, 4 grados. El cambio de inclinación ocurre a aproximadamente 2.14 metros sobre la cima del muro base. Posnansky muestra un corto segmento de la mitad superior tal y como se veía a comienzo del siglo XX (1945, vol. 1, lámina 9, figura b). Sobre el tercer muro, y a aproximadamente 5.6 metros de su borde, aparecen los restos de un cuarto muro de contención, construido de la misma forma que la base, el segundo y la mitad superior del tercer muro.

Mientras que la base, tercer y cuarto muros son obviamente de contención, el segundo muro parece ser independiente. Está construido frente a lo que parece ser una serie de compartimientos, cuyas divisiones están cuidadosamente empotradas en el tercer muro (figura 2.13). Las divisiones a veces son llamadas contrafuertes (Escalante, 1993, p. 143). ¿Cuál es el rol de estas divisiones y compartimientos? Alexei Vranich sugirió que esto nos permite imaginar cómo fue construido Akapana. Afirma que primero se construyó un muro de contención —como la mitad inferior de nuestro tercer muro— frente al que se construyeron luego los compartimientos. Estos fueron luego rellenados con tierra y se añadió un muro con ortostatos y sillares —como el primero o como nuestro segundo muro— como una suerte de muro de contención para el compartimiento (Vranich, 2001, pp. 300-305). También sostuvo que esta inmensa construcción contuvo la presión del montículo y protegió al muro de revestimiento de los movimientos generados por la expansión y encogimiento del material de relleno. El efecto de esto es que las piedras en el muro de revestimiento se han mantenido ajustadas incluso muchos siglos después de colocadas.

La interpretación de Vranich tiene algunos problemas. Las divisiones, que fueron tan cuidadosamente insertadas en el tercer muro, no están conectadas con el muro frontal de los compartimientos (figura 2.14). Estos, construidos con piedras descuidadamente engastadas, parecen haber sido decididos posteriormente. Los compartimientos no tienen un solo diseño, sino que parecen reflejar dos momentos distintos de la construcción. La presión o empuje que debe sostener un muro de contención depende de la altura de este, del talud3 del material de relleno detrás del muro y del peso de las estructuras en la terraza que caen entre el muro y el ángulo de inclinación. Nuestros cálculos aproximados demuestran que, por ejemplo, el solo peso de la base del muro es suficiente en y por sí mismo para retener el material detrás de esta. La reconstrucción del lado este de Akapana propuesta por Vranich asume que las terrazas sucesivas tenían el mismo ancho de aproximadamente 2.8 metros

3 Cuando se apilan, los materiales sueltos forman un cono, el ángulo del cual es una propiedad del material particular.

3er muro Figura 2.13. Tercer muro con contrafuertes en el lado este de Akapana.

0 Nn

1m

Contrafuertes

2do muro

Figura 2.14. Plano del segundo y del tercer muro (dibujo por Jean-Pierre Protzen).

—la distancia desde el primer al segundo muro (Vranich, 2001, figura 7)—, pero ignora los restos de un cuarto muro de contención a una distancia de aproximadamente el doble de la del tercer muro. Y también está la pregunta de por qué alguien invertiría tanto esfuerzo en un muro tan bellamente trabajado como la parte inferior del tercer muro, con sus piedras tan ajustadamente engastadas y cara perfectamente plana, para luego cubrirlo y ocultarlo a la vista.

Basándose en excavaciones en el lado este de Akapana, Jorge Arellano (1991) ha intentado reconstruir cómo el montículo natural de Akapana fue gradualmente transformado en un montículo-plataforma con terrazas. De este modo, propuso una secuencia de construcción en cinco pasos. Desafortunadamente, su descripción no llega a explicar la configuración actual de lo que llamamos el segundo y tercer muro.

Cerca de 58 metros al norte de la excavación de Cordero Miranda, se asoma la parte superior de una gran piedra. Está alineada con el tercer muro, pero su cara superior está 85 centímetros por debajo de la superficie superior del primer muro. Si, como sospechamos, esta piedra es un gran ortostato que pertenece al primer muro, o muro base, sugeriría que la base del rostro este de Akapana tenía esquinas entrantes, como muestra el primer plano de Posnansky.

El lado sur

En 1995-1996, Rivera Sundt excavó al pie de Akapana, en el extremo oriental de su lado sur. Allí, descubrió los restos del muro base y, sobre este, cerca de 5.68 metros desde su borde, un segundo muro (figura 2.15). El muro base está construido en la misma forma que el muro base en el lado este, pero a diferencia de este, el muro aquí no alcanza su altura completa; faltan varias hiladas de sillares y algunos de los ortostatos están truncos. Lo que queda del muro base, sin embargo, se encuentra en un excelente estado de conservación (figura 2.16). Las caras de las piedras, sillares y ortostatos son perfectamente lisas y planas, lo que genera una superficie muy suave (figura 2.17). El muro tiene una inclinación de dos grados.

El segundo muro está construido con mampostería de aparejo casi regular, de forma muy similar a la mitad inferior del tercer muro en el lado este (figura 2.18). El muro estaba coronado con una cornisa labrada, de la que aún quedan algunas piedras en el lugar y alcanza una altura de aproximadamente 1.96 metros. No se sabe si es que el muro continuaba por encima de la cornisa, como sucede con su contraparte en el lado este. Aquí también uno encuentra los restos de contrafuertes cuidadosamente empotrados en el muro a intervalos más o menos regulares de 1.5 a 2 metros (figura 2.19). El muro hoy muestra una inclinación negativa de cerca de un grado. Los arreglos hechos al muro indican que pudo haber colapsado en algunos lugares y que fue reconstruido sin mucho cuidado en algún momento antes de la excavación.

Figura 2.15. Muro base y segundo muro del lado sur de Akapana.

Figura 2.16. Muro base del lado sur de Akapana.

Figura 2.17. Detalle del muro base del lado sur de Akapana.

Figura 2.18. Mampostería de aparejo casi regular del segundo muro del lado sur de Akapana.

Figura 2.19. Segundo muro con contrafuertes en el lado sur de Akapana.

¿Había otro muro (entre el muro base y el segundo muro en el lado sur) que pudo corresponder al segundo muro en el lado este? La excavación no muestra el contorno de un muro similar. Pero en una sección hay una piedra cortada con la cara superior plana que podría tratarse de una piedra angular, ubicada exactamente donde esperaríamos encontrar este «segundo» muro. Concedemos que una sola piedra es bastante precaria como evidencia, pero aun así pensamos que se trata de un indicador bastante sugerente de que dicho muro pudo haber existido en esta ubicación.

Creemos que el muro mostrado por Posnansky (1945, vol. 1, lámina 10, figura a) y revelado por Courty (mientras se abría paso en búsqueda de la «Cloaca Maxima») es en realidad la continuación oeste del segundo muro revelado por Rivera Sundt. En esta fotografía hay espigas claramente visibles por fuera de la cara del muro, lo que sugiere que este muro también tenía contrafuertes. Pero es imposible confirmar la existencia de estos basándonos solo en la fotografía.

Uno de los objetivos de la excavación de Rivera Sundt fue ubicar la esquina sureste de, por lo menos, el segundo muro (Oswaldo Rivera Sundt, comunicación personal, 1996). No lo encontró donde esperaba que estuviese al seguir el segundo plano de Akapana. El muro aparentemente no se extendía tanto hacia el este, lo que otorga un mayor fundamento al primer plano de Posnansky. Solo más excavaciones, aquí y en la esquina noroeste correspondiente, podrán eventualmente resolver esta cuestión.

El lado oeste

Como notamos antes, la esquina entrante más hacia el oeste en el lado norte de Akapana y sus extensiones en el norte mirando hacia el oeste fueron excavadas por Manzanilla en 1988, gracias al auspicio del Seminario Internacional de Excavaciones Arqueológicas en Tiahuanaco. Manzanilla reveló el muro base, que fue excavado en toda su longitud desde la esquina entrante hasta la saliente hacia el norte (figura 2.20). Su construcción es exactamente igual a la de sus contrapartes en el lado este: piedras verticales colocadas en intervalos más o menos regulares con juntas rellenas con mampostería regular y coronadas por grandes losas colocadas horizontalmente. Las piedras aquí no están tan fuertemente exfoliadas y se encuentran mejor conservadas. Como sus contrapartes en el este y sur, el muro era muy suave y estaba construido de arenisca. Es quizá significativo que, en el lado oeste, el muro base contiene un ocasional sillar de andesita. El muro tiene una inclinación de cuatro grados. Cerca de la esquina entrante, Manzanilla descubrió la salida de un canal que se asemeja mucho a la «Cloaca Maxima» que mencionamos anteriormente (figura 2.21). La entrada al canal está cubierta por lo que ha sido descrito como un dintel arqueado (confróntese Manzanilla, 1992, p. 37). Pero el «arco» no fue parte del diseño original;

Figura 2.20. Vista general de la esquina con el segundo y tercer muro en el lado oeste de Akapana.

en realidad es solo el resultado de la erosión en el exterior. Al ver dentro de la apertura, se puede observar que la parte posterior del dintel no es curva sino plana, justo como en el dintel sobre el caño de la «Cloaca Maxima».

Sobre el muro base, y aproximadamente a 5.6 metros hacia adentro desde su borde norte-sur, se encuentra un segundo muro hecho de mampostería muy distinta: piedras grandes y reutilizadas de tamaños y formas irregulares, dispuestas horizontalmente sobre una hilera base de sillares, separadas por vacíos de entre 15 y 40 centímetros de ancho rellenados con opus quadratum de pequeña escala y mampostería irregular (figura 2.22). Está coronado por una cornisa y alcanza una altura de cerca de 1.56 metros sobre el niel de la corona del muro base. Las piedras grandes son de andesita y la mampostería de relleno es mixta, de arenisca y andesita —aunque principalmente arenisca—, y la cornisa está hecha también de esta. Hoy, el muro tiene una fuerte inclinación negativa de hasta menos cinco grados. Construido como parte del muro y tallado en una de las piedras más grandes, hay un canalón. En el punto en el que el muro voltea la esquina anterior y mira hacia el norte, el patrón del aparejo cambia a lo que parece ser un opus quadratum a pequeña escala, o una mampostería de aparejo casi regular —aunque no se ha conservado suficiente de esta mampostería como para definirlo con seguridad—. El mismo patrón de aparejo parece haber continuado en la porción del segundo muro que mira hacia el oeste, en lo que hoy es su extremo norte. En otras palabras, las grandes piedras con mampostería de relleno representan solo un segmento de este muro y no su patrón continuo. Es posible que este segmento represente un arreglo o un intento de remodelar el segundo piso. El opus quadratum de pequeña escala en cualquiera de los dos extremos del segundo muro y la hilera de cimentación cuidadosamente engastada sugieren que este muro pudo alguna vez haber tenido la misma apariencia que el segundo muro en el lado sur y que la mitad inferior en el tercer muro en el lado este. También se debería advertir que, cerca de 1.40 metros frente al segundo muro que mira hacia el oeste y paralelo a este se encuentran los restos de construcción tosca y piedras reutilizadas4 .

Sobre el segundo muro están los restos de un tercero, que se encuentra a aproximadamente 2.73 metros desde la base de aquel y se eleva cerca de 1.48 metros sobre su cornisa. La sección corta de su cara oeste revela un tipo de mampostería mezclada.

4 Durante sus excavaciones del segundo muro, Manzanilla descubrió una gran ofrenda de cerámicas intencionalmente rotas que cubrían un área de aproximadamente 9 por 5 metros frente a este muro y a casi 70 centímetros de su base (Manzanilla, Barba & Baudoin, 1990, p. 88). Esta ofrenda, que de acuerdo con las pruebas de carbono data de 610 ± 210 d.C. (Alconini Mujica, 1995, p. 100), sugiere que las actividades de construcción originales en esta área y el muro construido de manera rudimentaria, así como las posibles remodelaciones son anteriores a su ubicación.

Figura 2.21. Muro base con salida de canal (Tipo «e») y segundo muro, en el lado oeste de Akapana.

Figura 2.22. Segundo muro con drenaje (Tipo «d»), lado oeste de Akapana.

En su conjunto se ve como mampostería de hiladas irregulares, pero dentro de esta se encuentra una losa de andesita claramente reutilizada. Este muro, además, está coronado con una cornisa y tiene una inclinación negativa de menos dos grados. Alrededor de la columna y mirando hacia el norte, el muro continúa como el segundo muro en lo que puede ser un opus quadratum de pequeña escala o mampostería de aparejo casi regular. Hay una piedra muy curiosa y original colocada de forma diagonal en la esquina interior de la tercera hilera (figura 2.23).

Manzanilla reporta que hay evidencia de cuatro otros muros de retención sobre el tercero. Solo encontró huellas en el suelo del cuarto y sexto muro; y del quinto, solo las hiladas inferiores de una esquina. Sobre el sexto muro dijo que probablemente era más alto que los otros y tuvo ortostatos (1992, p. 38).

El lado norte

Una limpieza más reciente (1999) realizada por la Dirección Nacional de Arqueología y Antropología (DINAAR) reveló un segmento de muro en el lado norte de Akapana (figura 2.24). En apariencia, este segmento corresponde al segundo muro en el lado sur y a la mitad inferior del tercer muro en el lado este. Está construido con mampostería de hiladas casi regulares y, en su punto más alto, mide 1.59 metros. Aproximadamente cada dos metros, a distintas alturas, sobresale una piedra, pero no hay otras señales de que este muro haya tenido «contrafuertes» similares al tercer muro en el lado este (figura 2.25). Hay un cambio en la mampostería en el extremo oeste visible: las hiladas miden solo la mitad que las hiladas adyacentes al este (figura 2.26). La forma en que las hiladas más estrechas encajan con las más anchas sugiere una interrupción en la construcción y una modificación posterior. También hacia el oeste, parece haber una segunda ronda de piedras de aproximadamente 51 centímetros tras la cara del muro, lo que insinúa que quizá el muro fue construido con por lo menos dos piedras de profundidad. Nuestras mediciones aproximadas muestran la base de este muro al nivel de la primera terraza en el lado este. Ya que no hay señales de la base o primer muro en esta área del lado norte, no hay cómo saber el ancho de la primera terraza. ¿Tuvo este muro una cornisa como el segundo muro en el lado sur o fue más bien coronado con otro muro con ortostatos como el tercer muro en el lado este? No hay pistas que nos indiquen cómo fue el remate del muro. Aun así, una fotografía del lado norte tomada por Stübel muestra una fila de ortostatos derrumbados y todavía en pie —que han desaparecido desde entonces— cerca del muro superior (1892, parte I, placa 4, figura 1). Es muy probable que este muro, que hemos interpretado como el segundo muro en el lado norte, estuviera coronado con ortostatos y por mampostería tipo opus quadratum al igual que el tercer muro hacia el este.

Figura 2.23. Tercer muro con piedras reutilizadas y una piedra colocada de forma diagonal a través de la esquina interior.

Figura 2.24. Tercer muro en el lado norte de Akapana, vista general.

Figura 2.25. Detalle de la mampostería del tercer muro y de la espiga, lado norte de Akapana.

Figura 2.26. Tercer muro con cambio en el tipo de mampostería en el lado norte de Akapana.

Aproximadamente 33 metros hacia el oeste del segmento del muro que acabamos de discutir, y más o menos a la altura de su porción conservada más alta, hay una hilera de piedras de aproximadamente 6 metros de largo, cuya cara está 2.7 metros detrás (o al sur) del segmento del muro. ¿Constituyen estas hiladas de piedras los restos de otro muro de terraza? Parecería que sí; sin embargo, son necesarias más excavaciones para saberlo.

¿Cómo encajan los tres lados? Todos los dibujos reconstructivos idealizados que hemos visto de Akapana asumen que el montículo tenía la misma apariencia en todo su contorno. Sin embargo, una comparación y yuxtaposición de los perfiles de los tres lados, este, sur y oeste, desafía esta suposición (figura 2.27). Tomando el nivel superior del muro de base y su borde como puntos de referencia, los tres perfiles demuestran diferencias significativas, tanto en el ancho de los escalones o terrazas (alineamiento «vertical» de los muros de contención) como en la altura de los muros de contención o de las terrazas (alineamiento «horizontal» de las terrazas). Las discrepancias más llamativas son los niveles de la segunda y tercera terraza hacia el oeste, que no corresponden a ninguno de los niveles hacia el este o el sur, y que el alineamiento de la tercera terraza hacia el oeste no tiene contraparte en el este, y probablemente tampoco una en el sur. Además de la altura del muro de base, las similitudes entre los tres lados aparecen en el ancho de la primera terraza siempre y cuando estemos dispuestos a ignorar el segundo muro hacia el este y si es que estamos preparados para equiparar la imprecisa aproximación de alturas entre el segundo muro hacia el sur y la mitad inferior del tercer muro en el este. Pero incluso con estas similitudes condicionales, es difícil ver coherencia en el diseño entre los tres lados.

Una interpretación posible de las discrepancias que acabamos de mencionar es que Akapana fue diseñado para verse de forma distinta en sus distintas secciones. Si es así, queda abierta la pregunta de cómo es que los distintos diseños se unían en las esquinas. También es posible que Akapana haya sido remodelado en distintos momentos y que las divergencias en el diseño representen distintos episodios de construcción. Nos inclinamos más por esta segunda explicación. La incorporación de piedras de construcción usadas, las notorias diferencias en los patrones de las juntas que se pueden observar hacia el oeste y el norte, y las incongruencias entre el segundo y el tercer muro en el este, sugieren una remodelación del montículo a lo largo del tiempo. Aquí proponemos que lo que hemos llamado el segundo muro en los lados sur, oeste (en su estado original) y norte, y la parte inferior del tercer muro en el lado este, cada uno con sus «contrafuertes», podrían representar un periodo inicial de la construcción. Todos estos muros están casi a la misma distancia de la base

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