6 minute read

Configuración general

remátase en dos andenes de grandes losas, muy parejas y llanas; entre el primero y secundo andén hay un espacio como una grande grada de seis pies de ancho, y eso tiene menos el secundo cuerpo que el primero. La haz o frente deste edificio es el lienzo que mira al oriente y otras grandes ruinas que luego diré. Deste lienzo delantero sale la obra con misma altura y paredes de piedra, veinticuatro pies de ancho y sesenta de largo, formando a los lados dos ángulos; y este pedazo que sobresale del cuadro parece haber sido alguna pieza o sala puesta en medio de la frente del edificio. Algo más adentro de aquella parte que está sobresaliente, se ve entero el suelo enlosado de una muy capaz y suntuosa pieza, que debió ser el templo o la parte principal dél. Tiene de largo este enlosado ciento y cinquenta y cuatro pies, y de ancho cuarenta y seis; las losas son todas de extraña grandeza; yo las medí, y tiene la mayor treinta y dos pies de largo, diez y seis de ancho, y de grueso o canto seis; las otras son algo menores, unas de treinta pies y otras de menos, pero todas de rara grandeza; están tan lisas y llanas como una tabla bien acepillada, y con muchas labores y molduras por los lados. No hay al presente paredes levantadas sobre este enlosado; pero de las muchas piedras bien labradas que hay caídas al redondel, en que se ven pedazos de puertas y ventanas, se colige haber estado cercado de paredes muy curiosas […]

Por la frente deste edificio se descubren los cimientos de una cerca de piedra labrada, que, naciendo de las esquinas deste lienzo delantero, ocupa otro tanto espacio como tiene el terrapleno y cimiento de toda la fábrica. Dentro desta cerca, como treinta pies de la frontera del edificio, hacia la esquina del sur se ve los cimientos de dos piezas pequeñas cuadradas que se levantan del suelo tres pies, de piedras sillares muy polidas, las quales tienen talle de ser estanques o baños o cimientos de algunas torres o sepulturas. Por medio del edificio terraplenado, a nivel del suelo de fuera dél, atraviasa un acueducto de caños y tajeas de piedra de maravillosa labor […] (Cobo, 1964, libro 2, p. 195).

Advertisement

Configuración general

Existen tres discrepancias importantes entre la descripción de Cobo y lo que puede observarse hoy. Primero, la estructura no es cuadrada en su planta, sino que tiene forma de T. Dos alas, una hacia el norte y otra hacia el sur, extienden el lado este de la estructura más allá del cuerpo principal. Esta forma de T fue reconocida por primera vez por Angrand, cuyo plano lo muestra claramente en las proporciones correctas (Prümers, 1993, figura 2) (figura 2.43). Segundo, Cobo no menciona la depresión o el patio hundido en el nivel superior del montículo hacia el este y que colinda con el área de la plataforma o su «suelo enlosado». Y, en tercer lugar, el montículo tiene no dos, sino muy posiblemente cuatro terrazas. Por lo menos tres,

Figura 2.43. Plano de Tiahuanaco por Angrand, con Pumapunku a la izquierda.

posiblemente cuatro, fueron mapeadas por Angrand, lo que sugiere que tres muros de terraza estaban razonablemente bien conservados en los lados norte, oeste y sur, alrededor de mediados del siglo XVIII. ¿Cómo podemos explicar estas diferencias? Pueden deberse a un simple error de Cobo o a que el edificio se haya visto muy distinto en aquella época. Escribió sobre cómo los incas se apropiaron de Pumapunku y lo modificaron: «Tuvieron por templo el sobredicho edificio de Pumapuncu, y lo ilustraron y lo enriquecieron, acrecentando su ornato… y edificaron junto a él palacios reales […]» (1964, libro 2, p. 198).

Las excavaciones realizadas por el Instituto Nacional de Arqueología en 198916 de hecho han revelado un número de pequeñas estructuras construidas a lo largo de la base y encima de las terrazas de los lados norte y oeste de Pumapunku.

16 Las excavaciones a las que nos referimos aquí constituyen un gran esfuerzo del Instituto Nacional de Arqueología (INAR), realizado entre mayo y julio de 1989 bajo la dirección de Carlos Urquizo Sossa. Diversos miembros de INAR y del Departamento de Arqueología de la Universidad Mayor de San Andrés participaron de estas taras (Escalante, 1993, p. 207).

Aunque descubrieron artefactos incas en toda la zona (Arellano, 1991, p. 271), las estructuras aparentemente no son de aquel periodo, sino de los inicios de la época colonial (Portugal, 1992, pp. 33-34). Es posible, entonces, que estas estructuras coloniales hubieran estado allí cuando Cobo visitó el sitio y que hayan ocultado el aspecto original de Pumapunku, lo que pudo haber confundido su apreciación. También hay otra explicación posible, que explicaremos enseguida.

Como continuación del trabajo de Cordero Miranda, que descubrió el ala sur y secciones del lado sur en 1979 (Escalante, 1993, p. 200), el objetivo de las excavaciones mencionadas era limpiar el perímetro completo de Pumapunku en los lados norte, oeste y sur. Antes de estas excavaciones, se tenía solo una idea general de la forma básica de Pumapunku, pero no se sabía nada sobre su construcción. Los arqueólogos bolivianos involucrados determinaron que el montículo estaba construido sobre cuatro terrazas. El muro base, o primera terraza, está bien conservado en los lados norte y sur. La segunda terraza está bastante intacta en el lado sur, pero solo quedan rastros de esta en el lado norte. De la tercera terraza solo quedan las piedras de los cimientos en algunos puntos aquí y allá, en los lados norte, oeste y sur; y del cuarto solo en el lado oeste. El lado oeste es el más dañado de los tres, sin embargo, es aquí donde los arqueólogos descubrieron, en su eje central, una escalera y un descanso (figuras 2.44 y 2.45). El montículo era accedido por dos escaleras empotradas en las esquinas entrantes formadas por el cuerpo central y las alas, una al norte y otra hacia el sur. No se sabe si la estructura tenía una entrada hacia el lado este, que Cobo denominó como fachada principal, ni la ubicación de las enormes losas de arenisca que describió.

La limpieza de los lados del montículo y su base trajo a la luz un detalle de la construcción bastante intrigante: el suelo sobre el montículo y el relleno detrás y debajo de las terrazas está hecho de tierra compactada en la que se incrustaron piedras alargadas, plantadas verticalmente a intervalos más o menos regulares de entre 40 y 70 centímetros (figura 2.47). Nos referimos a estas piedras como «clavos enterrados»; explicaremos su posible función en el capítulo 4. Los otros dos descubrimientos significativos fueron un piso de arcilla roja muy cerca de la cima en forma de U (envuelta alrededor del patio hundido) del montículo y dos canales cubiertos de gran tamaño, que discurrían diagonalmente por los lados del montículo, uno en la esquina suroeste y otro en la noreste (Escalante, 1993, pp. 196-230; Portugal, 1992, pp. 33-38) (figura 2.48).

Figura 2.44. Vista de las escaleras en el lado oeste de Pumapunku.

Figura 2.45. Plano y sección de las escaleras en el lado oeste de Pumapunku (dibujo por Jean-Pierre Protzen).

Figura 2.46. Estereóbato y segundo muro de terraza en el lado sur de Pumapunku, con cuñas enterradas en la base.

Figura 2.47. Canal en el lado norte de Pumapunku.

This article is from: