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La diosa tejedora

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Bibliografía

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Dioses de Lambayeque Como hemos mencionado en la descripción del vaso B de Denver, las representaciones de árboles parecer ser de dos tipos: por un lado aquellos que pueden considerarse “salvajes” y de otro los árboles “culturales”. En el primer caso, pareciera tratarse de especies como el algarrobo o huarango, por la forma retorcida de sus ramas (Fig. 169) y Fig. 168 de otro lado, la representación de árboles como el del hombre árbol que luce de forma distinta, más formal, de mano del mismo artista, que podrían representar a cualquiera de las especies frutales nativas, como la lúcuma, la guanábana, la palta, entre los más importantes (Fig. 170).

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La diosa tejedora

Fig. 169 Fig. 170

Una de las expresiones más importantes en el vaso B de Denver es la que aparece en el campo 5 del escenario superior, que por su asociación iconográfica con un telar en forma de “X” y su tocado bipolar de serpientes, hemos considerado de naturaleza femenina. Este personaje, como los otros dioses, tiene manos y pies de serpientes, indicando con ello su ancestro mítico. Además del telar y las conchas de Spondylus, tiene una vasija sagrada con base de pedestal, cuerpo globular, picos troncocónicos y asa puente (Fig. 171).

Este personaje, desde nuestro punto de vista tiene semejanzas notables con el personaje B de los relieves de la Fase 3 de Huaca Las Balsas (Fig. 172), que esta vez aparece dentro de una estructura templo, sentada en un trono con las piernas cruzadas, pero con el mismo tocado bipolar de serpientes. En este caso, aparentemente ella tiene en cada una de sus manos un vaso.

La relación del personaje con un telar en forma de “X” nos lleva hacia el vaso A de Denver (Fig. 173), en el que aparece un personaje dentro de un círculo, cuya base es más ancha, lo que enfatiza la forma de una luna creciente, dentro de la cual se observa a una mujer sentada, de perfil, que tiene delante suyo un telar en forma de “X”. No tenemos duda de que se trata del mismo personaje, ya que además tiene una vasija con doble pico y asa puente. Encima del círculo que la alberga, se extiende un gran tejido, con flecos a ambos extremos.

Fig. 171 Fig. 172

Fig. 173

Fig. 174 Iconográficamente, la presencia de la deidad tejedora, se reitera en un cuchillo ceremonial del Museo Larco (Fig. 174, ML100322), en el que el personaje reitera su tocado bipolar y su relación con un telar en forma de “X”. Reitera además su condición femenina al presentarse sentada con las piernas abiertas. Además, está expresada en la forma de medialuna del cuchillo, reiterando su relación contextual.

Telares en forma de “X son conocidos en las tradiciones iconográficas de la costa norte, como se observa en un objeto de la colección del Museo Larco (Fig. 175, ML101030).La relación entre el personaje y el telar, nos remite a la estrecha relación existente entre la mujer, el tejido, el telar, la araña y la luna, un complejobastante conocido en la mítica universal.

La primera representación de la tejedora de la luna procedente de una excavación arqueológica es la que apareció recientemente en una tumba de elite del sitio de Chornancap, que ha sido sindicada como una “sacerdotisa”. El entierro fue realizado en la modalidad de un fardo funerario, sobre el cual se colocó una máscara de metal con colgajos o pendientes desde los ojos, interpretados como “lágrimas”. El conjunto muestra gran cantidad de objetos de oro, plata, oro y plata, piedras preciosas y cerámica de calidad. Una de las coronas de oro laminado y repujado, muestra un conjunto de cinco imágenes que se repiten, que muestran a un personaje sentado de perfil, dentro de una luna creciente frente a un telar en forma de “X”. Este personaje luce elementos propios de su origen: pies y manos son cabezas de serpiente y tiene un tocado que lo asemeja a la diosa tejedora del vaso B de Denver, lo que refuerza la idea de que los tocados bipolares tienen una connotación femenina. Un aspecto bastante interesante es que cada uno de los elementos sobre la luna creciente: el telar y la diosa tejedora, tienen sobre ellos un techo característico de los templos lambayeque (Wester, 2012: 37). Este hecho sacraliza a ambos, otorgando al instrumento un valor religioso, como lo tienen también las vasijas de picos divergentes y las conchas de Spondylus que se integran en el contexto iconográfico del vaso B de Denver.

De acuerdo con el autor, las determinaciones antropométricas determinaron que el entierro corresponde a una mujer que murió entre los 45 a 50 años de edad y nos ofrece un contexto hasta el momento único parala cultura lambayeque. El contexto, aun no estudiado en su totalidad, proporcionará, sin duda, información muy valiosa que nos acercará en mejores condiciones a la lectura de diversos mitos que se comienzan a expresar. Entre ellos debemos mencionar a varios personajes de los cuales este librotrata, como la ola ornito-antropomorfa, deidades con armas, motivos florales, aves, serpientes, felinos, entre otros.

En el caso andino, es interesante la relación que se ha planteado entre la araña como la tejedora por excelencia, que enseñó a las mujeres el arte textil. Un hermoso mito de la tradición Huanca, describe al personaje central en la forma de una hermosa mujer que realiza tejidos y vestidos de la mejor calidad, con la fibra que el dios del viento le ofrece jugueteando en las noches a la luz de la luna, pues la ama. Sin embargo, ella decide irse con la deidad arco iris y trama una forma de engañar al dios del viento. Sin embargo, el dios del viento se percata del engaño y la envuelve en la fuerza de un viento violento, que la lleva directo hasta la luna. Por eso, las manchas de la luna la muestran siempre, sentada e hilando para toda la eternidad (Villanes, 1978).

En la tradición oral de los cashinaguas, en la Amazonía peruana el mito narra la historia de una araña, que enseña a las mujeres a hilar y tejer el algodón, para lo cual se convirtió en una mujer

Fig. 175

Dioses de Lambayeque que llamaban Basnënporo, luego de cumplir su cometido ella retorna a su estado natural (Marcel D‟ans, 1973: 141-142).

En la costa norte, parte del contexto funerario del entierro del Señor de Sipán, mostró un grupo de adornos de oro, en los cuales se representó a una deidad araña, en cuyo abdomen se ha colocado un rostro humano, sobre una red de hilos de oro. Esta imagen ha conducido a la propuesta de identificación de la araña, como correspondiente a la especie Argiope argentata, cuya posición en reposo, siempre muestra las patas dispuestas en forma de una “X”. En la costa norte, esta araña está relacionada en la costa norte con los cambios climáticos y su presencia se relaciona con épocas de lluvias. Consideramos que la forma en X del telar lambayecano, debe tener cercana relación simbólica con la Argiope (Fig. 176).

El complejo universal de mujer-luna-araña-tejedora, ha sido bastante estudiado y discutido. Una de las observaciones más interesantes considero necesario citar in extenso:

“la palabra „woman‟, apunta Grahnm proviene también del sánscrito. La raíz „man‟, significa luna y la raíz „wo‟, quiere decir esposa, en inglés „wife‟ no significaba originalmente “mujer casada”, sino que se remonta a „weef‟, que significa „hacedora‟, „productora‟. En inglés, „wife‟ alude al origen de „weaver‟, (en español, „tejedora‟. Los usos originales de las palabras se remontan a funciones femeninas. Por esta razón es difícil separar la simbología que existe detrás de estos conceptos. „Woman‟ significó, pues, la tejedora de la luna. La idea de la mujer como tejedora y como araña, también pertenece a la mitología. Sangre, luna y araña son imágenes estrechamente ligadas. El arquetipo de la araña es importante por su dualidad. La araña, por tejer y destejer, se asocia con los principios activos de la construcción y la destrucción. La araña Fig. 176 crea y recrea como la mujer. Y es importante también si observamos su significado destructivo. La araña construye y al mismo tiempo puede obrar y decidir sobre sus víctimas.

El arquetipo de la araña se funde con el de la luna. Ya habíamos señalado cómo el ciclo lunar queda definitivamente ligado al tiempo menstrual femenino. Ahora la araña se añade a estos conceptos” (Jiménez, 2001: 85-86).

Esta relación entre la mujer y la luna, hace que en diversas civilizaciones, la luna sea además vista como menstruante, para lo cual debe ocultarse, tal como sucede en muchas de nuestras comunidades amazónicas o andinas. Cuando la luna está oculta en su fase de luna nueva, está menstruando, del mismo modo las mujeres no solamente deben de alejarse de la casa familiar, sino además deben dejar de producir, cocinar, de tejer o hacer cerámica (Narváez, 2012a). En su acepción latina, la palabra menstruación procede de: “…menstrualis (mensual) y se relaciona con una raíz men/mens que significa “luna” (Lurker, 1992:117). Del mismo modo, la relación lunamujer-tejedora-araña, es bastante universal: “la actividad del tejer y trenzar se contempla en un contexto mitológico lunar. Entre los mayas la diosa lunar era la patrona del arte textil, y entre los batacos de Sumatra se suponía que las muchachas aprendían de la diosa lunar el arte del tejido y del trenzado (op cit, 117).

La diosa madre polifacética

En la iconografía chimú ha sido reiterada la figura de un personaje femenino, que ha sido expresada tanto en cerámica tricolor (rojo, blanco y negro) ha sido especialmente mostrada

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