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Los recolectores de spondylus

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Bibliografía

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Dioses de Lambayeque cerrados y grandes colmillos (Ravines, 1975), este personaje intenta salir de esta “burbuja” delimitada por una soga.

Esta intención de “salir” se expresa en la cola del felino, que brota por delante del rostro. Aquí, la soga simboliza el contacto de esta esfera matriz con el mundo exterior, una función semejante a la de los huevos cósmicos de los relieves policromos de las huacas moche de La Luna y Cao. Huevos que eclosionan originando la vida de dioses y hombres son conocidos en la cultura andina.

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Los recolectores de Spondylus.

El descubrimiento de los relieves de barro en Huaca Las Balsas, un edificio ubicado en extremo suroeste del complejo de pirámides de Cerro Purgatorio, permitió identificar un conjunto de escenas de contenido mítico que hacen alusión a temas marinos. Entre ellos, diversas escenas de remeros míticos acompañados de olas ornito-antropomorfas, aves y peces, confieren al lugar una función en esencia religiosa. En la fase 4, se definen dos patios en uno de los cuales se descubrió una escena de recolección de conchas Spondylus, al lado de la cual aparece un panel lleno de estas conchas de donde surge un personaje definido como una deidad relacionada con los Spondylus. La imagen principal es una balsa de madera con mástil central en cuya parte superior tiene una vela latina o triangular. Sobre la balsa y a ambos lados del mástil figuras humanas sujetan una soga sinuosa que se proyecta hacia abajo, sujetando la cintura de los buceadores. Estos han sido representados de cabeza, con sus bastones en punta y un tocado hacia atrás. Varias conchas de Spondylus se adhieren a ambos lados de la soga sinuosa que los une con los ayudantes en superficie. Alrededor de los buceadores y la balsa, también aparecen varios ejemplares de conchas dispersas. El personaje asociado, que hemos denominado Deidad de los Spondylus, muestra atributos que la arqueología norteña reconoce como propios de las deidades lambayeque: tocado semicircular, orejas en punta y lóbulo redondeado, plasmado en diversos objetos de Fig. 264 metal, cerámica, madera o textiles. 2 Los registros relacionados con buzos y sogas para extraer concha de Spondylus, siempre reiteran los mismos elementos: a) una soga serpenteante rodeada de las conchas, sujetada por navegantes sobre una balsa; b) Esta soga sostiene a los buzos por su cintura; c) Los buzos muestran instrumentos para extraer las conchas y d) Todos lucen los mismos tocados, lo que puede indicar un mismo grupo étnico (Fig. 264). Todo hace pensar que sólo personajes del más alto nivel social y religioso, pueden disponer del Mullu, tanto en vida, como una ofrenda después de la muerte. Individuos que no pertenecen a la elite, no recibieron estas conchas como ofrendas. Por el contrario, los entierros de individuos del más alto status en Huaca Cao, San José de Moro, Sipán, Pirámides del Bosque de Pómac y Túcume, sí estuvieron asociados con conchas Spondylus, demostrando así su jerarquía e importancia. Podría argumentarse que la soga que los sujeta de la cintura es un Fig. 265 aspecto sencillamente tecnológico relacionado con una actividad de riesgo por las profundidades a las que los buzos deben llegar. Como sabemos, conchas 2 Spondylus calcifer pueden ser colectadas entre los 10 a15 m de profundidad y el Spondylus princeps, puede vivir hasta los 30 m de profundidad. El Spondylus leucacanthus vive en profundidades entre 18 a90 m por lo que es casi imposible que hubiera sido extraído durante las épocas prehispánicas (Hocquenghem, 2009). Es bastante lógico que los buceadores se sumerjan asidos por una soga desde superficie, como una línea de vida.Aunque la relación de sogas y buceadores puede ser recurrente, la soga parece cobrar vida propia, sin que los buceadores, ni siquiera aparezcan. Un caso específico es el registrado por Antze en una orejera de metal, en la que se observa la escena de la balsa con vela latina y dos personajes sentados, opuestos por la espalda y a ambos lados del mástil. La soga convertida en serpientes en un extremo y un cuadrúpedo con cola de serpiente en el otro, se asocia únicamente con conchas

Dioses de Lambayeque Spondylus. Aves marinas aparecen a ambos lados de la vela (Fig. 265, redibujado de Antze 1965: Fig. 10).

2 En esta misma dirección, es interesante señalar representaciones que relacionan sogas con otros elementos, de una manera muy parecida. Veamos algunos ejemplos: Ha sido registrada una escena moche, en la que un personaje ricamente ataviado con un cetro en la mano y sobre un pedestal muy ornamentado, sujeta una soga a la cual se adhieren pallares y otros frutos que pueden ser identificados como pepinos (Fig. 266, tomado de Golte, 2009: 85, Fig. 5.8) o tal vez puedan ser representaciones de yuca. Este autor, identifica al personaje como un Dios Intermediador que “…genera plantas alimenticias”, luego de sus peripecias en el mundo subacuático.

Fig. 266

Fig. 268 a.

2 Fig. 268 El recinto esquinero en Huaca de la Luna y Huaca Cao, con motivos 2 complejos, bastante recargados y personajes diversos, parece tener dos planos superpuestos de un relato mítico, que tienen como protagonista y elemento central una soga lanzada hacia arriba, formando un arco que remata en una cruz andina. Sobre y debajo de cada una de estas sogas, los personajes son diversos: desde embarcaciones de totora, redes de pesca, astros, conchas de Spondylus, cuerpos ovoides, plantas, animales y artefactos diversos. (Fig. 267). Los investigadores de ambos sitios, convienen en que el mural expone aspectos míticos centrales de la cultura moche, incluyendo temas diurnos, personajes nocturnos, elementos de creación, fecundidad, fertilidad y la posibilidad de expresar un calendario religioso (Franco y Vilela, 2003).

En esta Fig. 269 misma línea de razonamiento, la iconografía moche reitera la escena de prisioneros que van en fila hacia

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Dioses de Lambayeque el sacrificio, unidos por una soga. Nuevamente, la soga expresa el simbolismo del tránsito hacia una nueva vida después de la muerte. De hecho, el acto ritual no exige técnicamente que los prisioneros vayan todos, uno de tras de otro, con una soga que los une. Podríamos decir que simboliza al cordón umbilical que una vez los trajo a la vida, pero ahora los lleva a la muerte, un rito de pasaje necesario para volver a vivir en el mundo de los ancestros. Esta muerte ritual, conlleva el honor del sacrificio, luego de una lucha a la que se asiste ricamente ataviado.

Muchas veces, representaciones de sogas culminan en cabezas de serpientes, elemento inherente a la naturaleza de diversos dioses que expresan así su raíz ancestral. Las sogas que se usan para las escenas de entierro, no serían así, solamente un recurso mecánico para bajar y sostener el ataúd, sino expresarían un significado de mucha mayor complejidad. La soga cumple, ese reiterado rol de unión de dos mundos opuestos (Golte, 2009: 285), un rol vinculado con el poder de fertilidad de los ancestros que van a formar parte de la madre tierra. De este modo, la gran cantidad de comida y bebida que se coloca en la tumba, debe tener consecuencias, bajo el mecanismo de reciprocidad andina, siendo devueltos y retornados a este mundo, estableciéndose una interdependencia permanente.

Como parte de las complejas escenas de entierro, se advierte también una soga a la que se adosan gallinazos, a veces de manera alterna (Fig. 268 y 268 a, tomadas de Golte, 2009: 285). Podría argüirse que son animales cazados y arrastrados por una soga (Golte, 2009: 291, Fig. 12.1) o una escena de “captura de aves” (Bourget, 2006). Sin embargo, las aves tiene las alas desplegadas y el cuerpo horizontal, representadas en direcciones alternas al eje de la soga, del mismo modo como se representan a las sogas con Spondylus. Esto demostraría que se trata de una representación más simbólica que realista. Si es que nuestra hipótesis es correcta, el significado va más allá de la mera cacería de gallinazos y se relacionaría con el acto mágico de regeneración de tales animales en el contexto ritual del enterramiento de una diosa. El capturar físicamente a los gallinazos, en una escena de entierros de elite, puede hacer referencia simbólica al rol de estas aves respecto a la muerte y la vida que esta produce, más aun si es que estas aves siempre adoptan una identidad femenina (De Bock, 2003).

El baile de la soga en la iconografía moche, constituye una de las escenas de mayor interés entre los eruditos (Golte, 2008; Donnan y McClelland, 1999). La escena muestra a guerreros, hombres, mujeres o divinidades, cogiendo una soga y danzando al son de tambores y flautas. Una interesante conclusión del análisis respecto al tema, refiere como aspecto común, el ser un ritual

Fig. 270

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Dioses de Lambayeque que tiene como propósito la unión de mundos opuestos: lo femenino con lo masculino, el mundo de arriba con el mundo de abajo, conjugando bien con el concepto de fertilidad. Ha sido demostrado que el rol de sogas serpenteantes ha tenido vigencia en diversas sociedades prehispánicas, hasta la época Inca y en la cultura tradicional en diversas comunidades andinas (Golte, 2009:284).

Una escena lambayeque, plasmada en vasos de plata (Fig. 269), representa a la deidad escorpión, que sujeta una soga en ambas manos, sogas que tienen forma sinuosa, serpenteante, a la cual se adhieren animales muy parecidos a un camélido, reproduciendo el mismo gesto mítico de la Deidad de los Spondylus.

En un cuenco de madera, ricamente ornamentado con mosaico de concha Spondylus y otros materiales, perteneciente a la colección del Museo Nacional de Antropología, Arqueología e Historia de Lima, se observa un contexto central que tiene a dos personajes como principales protagonistas, opuestos por la espalda, dentro de la cabina de una balsa, que cogen una soga con cabeza de serpiente, conectada con los buzos. A esta soga-serpiente se adhieren conchas de Spondylus de manera alterna. En un nivel concéntrico superior, aparecen plantas de maíz y otras no identificadas, llenas de frutos. Nuevamente, sogas y Spondylus, son parte de un discurso de fertilidad, de creación, vinculado al desarrollo de la agricultura (Fig. 270). En las excavaciones que realizó Genaro Barr en el sector La Poza de Huanchaco, en Trujillo, encontró por debajo de los surcos de los campos de cultivo, una ofrenda de concha Spondylus, completa, colocada de canto, hacia arriba (Genaro Barr, comunicación personal, 1990). El uso de estas conchas para la ejecución de rituales vinculados con la fertilidad agrícola, ha sido registrado en comunidades andinas tradicionales (Murra, 1975).

En la cerámica Lambayeque, son recurrentes las asas que en forma de sogas sirven para unir los picos divergentes de vasijas rituales de alto contenido religioso (Zevallos, 1971). Estas sogas se convierten así –simbólicamente- en un puente que une ambos picos, que constituyen por si mismos expresión de dualidad (Fig. 271). En efecto, esta asa – soga configura el concepto de tinkuy, un espacio dual que se une. Es interesante señalar, que en las escenas vinculadas a la Deidad de los Spondylus, discutidas antes, las vasijas de picos divergentes y asa puente son parte importante del escenario ritual.

Generalmente, en el centro del asa puente que une los dos picos opuestos, se ubica el rostro de una deidad acompañada por diversos animales o personajes de menor rango. Fig. 271

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