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CAPÍTULO 1
GENERALIDADES Y ANTECEDENTES
La Región Walter Alva e Ignacio Alva La región de Lambayeque posee una especial ubicación y conformación geográfica, donde la angosta franja de la costa se ensancha al noroeste, alcanzando la máxima amplitud en la frontera con la vecina región de Piura. Hacia la Sierra, la cordillera tiene el nivel más bajo y angosto de todos los Andes Centrales, con poco más de 2200 metros de altura y aproximadamente 60 Km. de distancia entre la vertiente oriental y occidental; esa situación única facilitó el tránsito e interacción entre las áreas culturales del Pacifico, la Amazonía y los Andes Septentrionales. La actual delimitación territorial abarca al Este el flanco occidental de la cordillera, surcada por cinco ríos principales que cruzan el territorio lambayecano de este a oeste, formando los valles de Olmos, Motupe, La Leche, Chancay y Zaña. Fue en las llanuras de cada cuenca, donde se desarrollaron las sociedades agrícolas más prolíficas y longevas de América, vastos espacios de cada valle fueron incorporados progresivamente mediante elaborados y muy extensos sistemas de riego artificial, al punto que en la época de mayor desarrollo tecnológico, conformaron la tercera parte de las tierras cultivadas del antiguo Perú1. Ese modelo de crecimiento sostenido, en el que una civilización crea, amplía y se desplaza en función a las extensiones y anexiones de una gran red de canales a lo largo de toda la secuencia cultural es comparable, salvando la dimensiones territoriales al “despotismo hidráulico”2 de los grandes imperios del viejo mundo. En el caso particular de los Andes, la circunscripción de los recursos3, territorios aislados y valles de corto recorrido, determinaron sistemas culturales basados en la integración ideológica e interacción económica alrededor del culto al agua4. La extraordinaria situación de la región debería haber brindado derroteros para entender su relevancia en el desarrollo cultural de los Andes, considerando que el desarrollo civilizatorio se adapta a las condiciones geográficas y ambientales, y que una base económica estable, rutas accesibles y permanentes de intercambio resultan decisivas. Nuestra investigación permitió reconocer que fue en el valle de Lambayeque donde surgió el primer centro ceremonial de la región, cuyo prestigio y discurso estaba fundamentado en la relevancia del paisaje ritual y la bonaza del clima; tal despliegue en una época tan antigua no tiene parangón en América. Las ventajas en el orden de recursos y clima favorecieron el desarrollo sostenido de una de las tradiciones culturales más sobresalientes y duraderas; el territorio dotado del mejor clima de la costa, ni extremadamente cálido ni húmedo, fomentó la primigenia industria del algodón, para redes y vestimentas, además de diversos cultivos cuyo centro de origen fue la costa norte del Perú; el paraje sagrado cuya geología y alineamientos describían un escenario ideal, surcado por el caudaloso río y la cercanía del mar abundante de vida, representó para la primera civilización el paradigma de la abundancia de recursos; la arquitectura ceremonial empoderó entonces el concepto de «eje del cosmos»5.
Fig. 1 Recreación del continente sudamericano indicando la ubicación de la región Lambayeque, adaptado de GEO, W.Wuster .