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Constitución y reglamentación de la primera Junta de Gobierno
Sánchez Cerro cumplió entonces con un propósito que había albergado, a pesar de actitudes como las antedichas, durante largos años, con fe y optimismo incontrastables a costa de aparentes retrocesos y desviaciones. Entre el caudillo de 1930 y el oficial gravemente herido en el Palacio de Gobierno el 4 de febrero de 1914, el jefe sublevado y herido en el Cuzco el 21 de agosto de 1922 y el prisionero de Taquile y de San Lorenzo, había una íntima concatenación. En la época en que fue ayudante de Alfredo Piedra, ministro de Guerra de Leguía cuando un familiar suyo le anunció que alguna vez sería él mismo ministro, repuso: “Seré Presidente del Perú”. Por su arrogancia, por su voluntariosa audacia, sus compañeros de la Escuela Militar de Chorrillos le llamaron desde temprano “El Dictador”, según ha revelado Elías Lozada Benavente en su libro Vaivenes de la política en el que incluye una semblanza de Sánchez Cerro; y Carlos Miró Quesada Laos en su obra Sánchez Cerro y su tiempo relata lo que le narró José Manuel García Bedoya sobre lo que pasó una vez en la época en que conspiraban este personaje y el joven militar: “Al encontrarse hablaron largamente del movimiento que estaban preparando. Sánchez Cerro, con su fe habitual, le aseguró que el triunfo era indudable. ¿Y bien, preguntó don José Manuel, cuando triunfe esa revolución, quién será el presidente? Propuso en seguida varios nombres que fueron descartados por el mayor del ejército. El Presidente seré yo –dijo Sánchez Cerro, dando término a la entrevista ante la estupefacción de don José Manuel”.
Como para afirmar su primacía, el caudillo de la sublevación dio, el mismo 22 de agosto, un decreto suscrito por él solo y autotitulándose “Comandante en Jefe del Ejército del Sur y Jefe de Gobierno”; y allí ofreció garantías para todos los pobladores y la normalización de las actividades civiles y comerciales de la ciudad bajo la protección del ejército y agregó que “serán severamente reprimidos todos los actos que, en cualquier forma, tiendan a alterar la tranquilidad pública o atenten contra el espíritu del movimiento que acaba de consolidarse”. Y como “Jefe Supremo Militar y Político”, “en mi Casa de Gobierno”, expidió en igual fecha otro decreto para nombrar “Secretario de esta Jefatura”: al mayor Alejandro Barco (Asuntos Militares); José Luis Bustamante y Rivero (Asuntos Políticos); Manuel A. Vinelli (Asuntos Financieros y Administrativos); el mayor Rubén del Castillo (Asuntos Postales y Trasmisiones); el mayor Julio Arboleda Viñas (Transportes y Comunicaciones) y Gustavo de la Jara (Contralor General). Ya constituido su Gobierno, llamó al servicio militar a 5 mil voluntarios y formó la Guardia Urbana. Además desconoció los actos de gobierno y los contratos de Leguía a partir del 22 de agosto y anunció la designación de comités de investigación en decreto que refrendó Bustamante y Rivero (25 de agosto). Suprimió, por otra parte, las subvenciones fiscales a periódicos y revistas. Al mismo tiempo, derogó la ley de conscripción vial. Fueron nombrados prefecto de Arequipa Clemente J. Revilla y subprefecto José Manuel García Bedoya. El Colegio de Abogados de esa ciudad, presidido por Francisco Gómez de la Torre, pidió a Sánchez Cerro la revisión general de los nombramientos judiciales hechos durante el período del régimen leguiista.
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En cuanto al manifiesto de Arequipa, Lozada Benavente ha escrito: “Quienes propalaron la versión de su circunstancial colaboración (la de Sánchez Cerro) en la factura de dicho manifiesto, revelaron, a todas luces, inconsecuencia. No se resignaron a la honesta colaboración silenciosa; no tuvieron la elevación de guardar lealtad al trabajo solidario ni al jefe que, en todo caso, hizo suyo el manifiesto y se responsabilizó de sus consecuencias adversas y de su realización ante la posteridad. Escatimaron hasta lo último aunque fueran solamente palabras”.
COnsTITUCIón y regLAmenTACIón de LA PrImerA JUnTA de gObIernO.- La pri-
mera Junta de Gobierno que presidió en Lima el comandante Luis M. Sánchez Cerro estuvo integrada, como se ha dicho ya, por los siguientes jefes: coronel Ernesto Montagne, ministro de Relaciones Exteriores; teniente coronel Armando Sologuren, ministro de Justicia e Instrucción; coronel Ricardo Llona, ministro de Hacienda; comandante Alejandro Barco, ministro de Guerra;
[ 1930 AGOSTO 25 ]
LA revUeLTA de AreqUIPA. en su edición del sábado 25 de agosto de 1930, el Comercio dio a conocer la versión oficial sobre la revuelta ocurrida en Arequipa. dijo el diario: “Las tropas de la guarnición de Arequipa, a instigación del comandante sánchez Cerro, a base de una orden general fraguada por él, en la que se comunicaba como resolución del gobierno el licenciamiento de las tropas y de los oficiales y la rebaja de los haberes, se sublevaron en la mañana, apresando sin derramamiento de sangre al comandante general y al prefecto del departamento, adueñándose de la ciudad. el gobierno ha dictado las medidas del caso y espera que pronto quedará restablecida la tranquilidad en ese departamento”.