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La cuenta general de la República correspondiente a 1932

LOS DICTÁMENES SOBRE LA CUENTA GENERAL DE LA REPÚBLICA DURANTE EL PERÍODO DEL ONCENIO HABÍAN SIDO RUTINARIOS Y DE ALABANZA AL RÉGIMEN. FUE DISTINTO LO QUE OCURRIÓ EN 1934 A PROPÓSITO DE LA CUENTA GENERAL DE 1932.

mismo tiempo, constancia de que la propia compañía por su situación de falencia, se encontraba incapacitada para cumplir los compromisos contraídos derivados de dicho contrato. Las armadas pendientes de pago debían ser cobradas ya en dinero efectivo, ya en fósforos.

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La compañía había suspendido sus pagos tanto en Suecia como en sus filiales y en el Perú y, por lo tanto, debía al Estado varias cuotas. Las existencias que ella tenía en sus depósitos fueron embargadas a favor del Fisco. Funcionarios del Gobierno tomaron para el consumo los fósforos de dichos depósitos a cambio de la cantidad de dinero que representaban las cuotas impagas por la empresa.

Según la ley N° 7594, el estanco de los fósforos debía ser organizado por el Poder Ejecutivo consultando, en todo caso, el interés fiscal.

Los señores Manuel Diez Canseco Romaña y Alberto Arca Parró en su dictamen en minoría sobre la Cuenta General de la República de 1932 mencionado en otro lugar en este capítulo objetaron (entre otros asuntos) el hecho de que el Ministerio de Hacienda aceptara como precio del cajón de 10 mil cajitas de fósforos el de 37 dólares 50 centavos en vez de 25 dólares a que pudo adquirirse así como los gastos de administración que resultaron a 2 centavos en vez de 0,65 centavos por caja. El ministro Ignacio A. Brandariz en su exposición, recordó que se trataba de una compañía que había suspendido sus pagos y que el Estado se había incautado de los fondos de la misma y del producto diario de las ventas, para defender en seguida el acuerdo sobre el valor al cual deberían ser tomados los fósforos que ella entregara en pago de su deuda: el promedio fue resultado de los precios facturados durante los seis meses anteriores al incumplimiento del contrato, previo pedido de cotización a la compañía norteamericana The Diamond Match Co., la empresa productora de fósforos más poderosa entonces. Agregó que el contrato no fue de aprovisionamiento como parecía creerse sino de cobro de una deuda en la única forma en que era posible hacerla, ya que la compañía sueca no disponía de otros medios de pago y existía el temor de que no pudiera convalecer del desastre económico que había sufrido. Como razón adicional para justificar su conducta en los dos casos censurados entonces, el del armamento japonés (que se menciona en otro lugar) y el de los fósforos, señaló Brandariz la época en que los acontecimientos se realizaron y las condiciones tremendamente angustiosas de esa hora que fue muy grave para el Perú.

LA CUENTA GENERAL DE LA REPÚBLICA CORRESPONDIENTE A 1932.- Los dictámenes

sobre la Cuenta General de la República durante el período del Oncenio habían sido rutinarios y de alabanza al régimen. Fue distinto lo que ocurrió en 1934 a propósito de la Cuenta General de 1932. En la comisión examinadora respectiva, los señores Manuel Diez Canseco Romaña y Alberto Arca Parró emitieron un acusador dictamen en minoría con fecha 31 de agosto de 1934, discutido, junto con el de mayoría, en setiembre de ese año. Censuraron la existencia de cuentas especiales en distintos ministerios que escaparon a su examen; adujeron que, además, la fiscalización parlamentaria resultaba imposible por la deficiencia de datos comprobatorios; objetaron el contrato sobre armamento realizado en el Japón con un cargamento de guano, asunto tratado en el capítulo sobre el conflicto con Colombia; atacaron también el contrato sobre estanco de los fósforos, acerca de lo cual se ocupó este mismo capítulo en la sección anterior; enumeraron los documentos que faltaban entre los anexos de la Cuenta General; se ocuparon extensamente de la corruptela de la "habilitación de partidas"; probaron la ineficiencia de la Contraloría General de la República; anotaron la efectividad de S/. 10.411.399,99 de menor rendimiento en los ingresos y sugirieron algunas medidas para evitarlo o aminorarlo; enumeraron irregularidades en los egresos; denunciaron los abusos en el servicio de autos en los ministerios pese a una disposición del Congreso contraria a él. Como conclusión final presentaron un proyecto de ley sobre el examen parlamentario de la Cuenta General de la República.

Aunque pudo haber exageraciones en el dictamen, muchas de las cosas de que se ocupó valientemente continuaron como práctica viciosa en la vida administrativa que ningún régimen

CONTRABANDO EN LA ADUANA. La Aduana del Callao, que aparece en esta fotografía, se vio envuelta en una grave acusación de contrabando, la denuncia fue efectuada en 1932 por Manuel Diez Canseco, senador sanchezcerrista por el departamento de Moquegua. Tras una acuciosa investigación, se llevó a juicio a los responsables.

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