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Los sangrientos sucesos de Cerro de Pasco y del Mal Paso El Congreso obrero

JImÉnez y eL reCLAmO mInerO

A inicios de setiembre de 1930, las demandas por mejoras laborales de los trabajadores mineros de Cerro de Pasco llevaron a hechos de violencia que terminaron con varios muertos. Los comunistas organizaron entonces un congreso obrero, en el que las agrupaciones mineras expusieron sus pedidos. Para resolver la situación, el ministerio de gobierno llamó a sus representantes a Lima y organizó reuniones con los abogados de la empresa, presididas por el ministro gustavo Jiménez (en la fotografía). estas culminaron con un acuerdo provisional y la aprobación de algunas mejoras a la situación de los obreros. Sánchez Cerro y violento antileguiismo. Pronto comenzó a emerger en reuniones estudiantiles y obreras y en algunos periódicos otro sentimiento: el anticivilismo. La campaña de odio político y social esparcida contra el gobierno de José Pardo y su partido y oficializada durante once años por Leguía, sobrevivió a este. Se tomaron actitudes hostiles al civilismo considerándolo no solo como una agrupación fundada por Manuel Pardo en 1872, sino como símbolo de la clase aristocrática o plutocrática u oligárquica. Quizás tomando en consideración estos hechos, José Matías Manzanilla y Manuel Vicente Villarán en unos reportajes para La Nación de Buenos Aires declararon que el Partido Civil había muerto. No falta quien opine que esta defunción no fue conveniente.

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No dejó de haber una activa minoría comunista entre obreros, estudiantes e intelectuales que alimentó la propaganda antedicha; en otros casos hubo como un renacimiento del radicalismo tipo González Prada o la expresión de un vago izquierdismo y, a veces, la infiltración de elementos, sobre todo juveniles, que de un modo u otro, habían estado conectados con el leguiismo. Para los más intransigentes, la Junta de Gobierno estuvo impregnada de “civilismo” por la historia de algunas de las personalidades que actuaron como consejeros particulares en Palacio.

La Confederación General de Trabajadores del Perú, bajo el dominio de dirigentes comunistas y el grupo de estudiantes “Vanguardia” del mismo credo, hicieron intensa obra de agitación durante todo este período.

LOs sAngrIenTOs sUCesOs de CerrO de PAsCO y de mAL PAsO. eL COngresO

ObrerO.- La infiltración comunista, en pugna con la tendencia anarcosindicalista, había llegado hasta los trabajadores mineros del centro desde la época final del régimen de Leguía. En Cerro de Pasco se produjeron sangrientos sucesos el 7 de setiembre de 1930 al no aceptar los obreros el arreglo hecho con la empresa por unos titulados agentes de ellos. Pedían el salario mínimo de 4 soles, el doble salario a quienes trabajaban en las guardias nocturnas permanentes, el pleno cumplimiento de la ley de accidentes del trabajo, la abolición del descuento por hospital y escuela, la dotación de estufas o cañerías eléctricas a las secciones de la superficie que funcionaban de noche, la entrega de herramientas en perfecto estado y otras cosas más. Al producirse una manifestación, un empleado norteamericano mató con su revolver al obrero Alejandro Gómez. Surgieron apedreamientos y saqueos de residencias y del Hotel Bellavista. La policía disparó contra los manifestantes y a ella se agregó una guardia urbana. Tropas llegaron de La Oroya al día siguiente. Hubo seis muertos y muchos heridos.

Para desarrollar su programa, los comunistas decidieron realizar un congreso o conferencia de mineros que debía trazar su programa y sentar firmemente sus bases. Diversas organizaciones de estos fueron presentando sus pliegos de reclamos. El Ministerio de Gobierno llamó a Lima a sus delegados y llegaron a un acuerdo provisional con los abogados de la empresa, después de reuniones efectuadas bajo la presidencia del ministro Gustavo Jiménez (29 de setiembre de 1930). El congreso de los trabajadores mineros fue convocado por la Confederación General de Trabajadores del Perú y por el comité pro-creación de la Federación Nacional de dichos proletarios. Se inició en La Oroya el 8 de noviembre de 1930. En él intervinieron, a nombre del Partido Comunista, sección peruana de la Internacional Comunista, Eudocio Ravines y Esteban Pavletich. Llegaron a aprobarse resoluciones sobre la necesidad del seguro social, sobre organización sindical y unidad proletaria, sobre reivindicaciones de los trabajadores mineros y sobre establecimiento de la Federación de Trabajadores Mineros del Perú. La policía apresó a estos y otros delegados y los remitió a Lima el 11 de noviembre. Surgieron manifestaciones obreras y una huelga y fueron apresados dos funcionarios norteamericanos como rehenes, uno de ellos, el gerente de la Ganadera Junín y el otro el superintendente de la Cerro de Pasco Copper Corporation. En Lima hubo un intento de paro general. Los detenidos fueron puestos en libertad

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TeLLO y eL mUseO de AnTrOPOLOgÍA. Julio C. Tello, director y fundador del museo de Antropología Peruana, fue separado del cargo por las autoridades del gobierno de Luis m. sánchez Cerro. el reconocido investigador había sido cercano al gobierno de Leguía, y ocupó la diputación por la provincia de Huarochirí entre 1917 y 1928. en estas fotografías de 1930 se aprecian el interior (1) y la fachada (2) del museo.

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