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La dimisión de Sánchez Cerro
provecho, con el anhelo de iniciar un retorno a la juridicidad en la convulsa vida pública de aquella época.
LA dImIsIón de sánCHez CerrO.- Sánchez Cerro hubiera podido quizás pretender resistir aunque en Lima le habían quedado muy pocos elementos para una posible lucha. Decidió publicar en los periódicos de Lima el siguiente documento: “La junta de Gobierno: inspirada en el más puro y elevado patriotismo y deseosa de evitar un derramamiento de sangre y mayores daños a la República, ha resuelto invitar a los representantes de todos los sectores de la opinión pública a una reunión que se realizará en Palacio de Gobierno el día de hoy 1º de marzo a las 3 de la tarde advirtiendo que la Junta ha decretado la suspensión de las operaciones militares”.
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Los concurrentes a esta cita fueron 45. Presidió la reunión el administrador apostólico de la Arquidiócesis monseñor Mariano Holguín a quien asesoró José de la Riva-Agüero y Osma. Estaban presentes jefes de instituciones, directores de diarios, personeros de todas las agrupaciones políticas menos el Partido Comunista y dos delegados de los obreros. Ante esta asamblea Sánchez Cerro renunció a la presidencia de la Junta de Gobierno, presentó la dimisión de sus colegas y se retiró. La asamblea encabezada por monseñor Mariano Holguín (presidente del Perú por unas horas) acordó constituir un gobierno provisorio compuesto por el doctor Ricardo Leoncio Elías, presidente de la Corte Suprema, el jefe del Estado Mayor del ejército coronel Manuel A. Ruiz Bravo y el comandante general de la escuadra Alejandro G. Vinces.
El gesto de Sánchez Cerro (según se dijo aconsejado, entre otros, por su flamante ministro de Hacienda Gerardo Balbuena), espontáneo o sugerido, fue muy hábil. Si hubiera ido a la guerra civil habría perdido en ella por la abundancia de elementos acumulados en su contra. Su bandera no hubiera sido simpática.
Los leguiistas y quienes hallábanse cerca de ellos habían aprendido bien pronto a odiar a Sánchez Cerro. Esta animadversión se manifestaba a menudo en la forma de burla o desdén. En ciertos círculos intelectuales y llamados, por ellos mismos, cultos, se generalizaron análogos sentimientos. Decíase y se repetía sin cesar del jefe del pronunciamiento de Arequipa que era de carácter violento y pintoresco. Mucho se difundió la anécdota en que llamó a sus enemigos políticos “ratas pulguientas”. Federico More, que lo combatió implacablemente, afirma en su folleto Zoocracia y canibalismo que una vez le dijo: “Aquí nadie puede ser Presidente. El viejo baboso de Osores, o el reblandecido de Villarán o el pobre sordo de Olaechea o el chocho pulguiento del (Melitón) Porras no durarían una hora en Palacio. Cualquier sargento los pone de patitas en la calle. A mí no. Si viene alguien, armado o no, a querer sacarme, yo agarro mi fusil y salgo a batirme”.
De muchas malas voluntades se hizo Sánchez Cerro durante su gobierno, abocado a una profunda crisis política, económica e institucional durante seis meses. Entonces y más tarde fue furiosamente atacado. Alberto Hidalgo afirmó que había nacido del coito de un cerdo. Pero en las grandes masas perduró una honda devoción hacia él. Al retirarse por su propia voluntad del Palacio de Gobierno, quedó con su popularidad intacta o incrementada. Hubo manifestaciones de la multitud a su favor frente al Hotel Bolívar, su nuevo domicilio hasta que viajó a Europa. Gran cantidad de gente humilde solía quedarse parada frente a su balcón después que se había retirado de él. EL ESTALLIDO SUBVERSIVO DEL CALLAO NO qUEDÓ COMO UN HECHO AISLADO SINO RESULTÓ UN CHISPAZO qUE, AL SERVICIO DE OTRAS GENTES Y DE OTROS INTERESES, SE PROPAGÓ EN EL PAÍS. LA OPINIÓN PÚBLICA, AUNqUE HOSTIL A UNA POSIBLE RESTAURACIÓN LEGUIISTA, TAMPOCO qUERÍA LA AUTOELECCIÓN DE SÁNCHEZ CERRO.
[ tomo 15 ]
[ octavo período: EL COMIENZO DE LA IRRUPCIÓN DE LAS MASAS ORGANIZADAS EN LA POLÍTICA ]
CAPÍTULO 2 ● El golpe de Estado del comandante Jiménez ● La Junta Nacional de Gobierno ● El reconocimiento de la Junta Nacional de Gobierno ● David Samanez Ocampo ● Los grandes acontecimientos durante el período de la Junta Nacional de Gobierno ● Las juntas y las contribuciones pro desocupados ● La carretera central ● La prohibición para que se alterasen las condiciones de trabajo de los obreros ● Los juzgados de trabajo ● Las inspecciones regionales de trabajo ● El censo de Lima y Callao ● El matrimonio civil obligatorio ● La Ley de Quiebras ● El informe Ulloa sobre transacción y laudo de 1922 referente a La Brea y Pariñas ● La aprobación de los convenios internacionales por decretos leyes ● La jurisdicción municipal ● La creación del distrito de San Isidro ● La Línea Aérea Militar de Transportes ● La liquidación de la Sociedad La Prensa S.A. ● El motín de Santa Catalina ● La defensa del orden público, el establecimiento del fuero especial y la implantación teórica de la pena de muerte ● La derogatoria de los decretos sobre estado de sitio y ley marcial y la represión de las huelgas ● El paro general por los “colectivos” ● Los tumultos de Arequipa ● La huelga de las telefonistas ● Los sucesos de Talara en junio de 1931 ● La agitación social en el país ● Los motines del Cuzco y de Puno. Gutiérrez Andía ● La amnistía ● La isla de San Lorenzo ● Los derechos privados en Tacna.