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David Samanez Ocampo
LOs fOndOs PArA LOs desOCUPAdOs
en diciembre de 1931, la Junta Central distribuyó fondos para los desocupados del país. estos se repartieron de la siguiente manera:
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dePArTAmenTO mOnTO s/. Lima 1.289.000 Cuzco 153.000 La Libertad 148.000 Piura 110.000 Junín 105.000 Cajamarca 9.000
Una junta autónoma en cada departamento con amplias facultades debía manejar esta renta; también debía haber una Junta Central. La inversión de aquella estaba destinada a la construcción de casas para obreros, caminos y puentes, mercados, escuelas, cárceles, pavimentación, agua y desagüe así como a la irrigación de pequeñas porciones de terrenos. Tarea de las juntas era también tratar de descongestionar los centros donde era notoria la afluencia de personal de trabajadores extraños a la región.
Con este decreto la Junta Nacional de Gobierno procuró crear rentas que no gravitasen sobre las clases necesitadas. No faltaron protestas de algunos sectores, como la de los comerciantes por le sobre impuesto del 1% a la importación que sufría aguda crisis. Surgieron también reclamos sobre la forma como las aduanas de la República acotaron al principio el impuesto del 1% a la exportación, mediante la aplicación del cambio a la vista para calcular el gravamen a los embarques de azúcar cuyas cotizaciones se efectuaban invariablemente en libras esterlinas a 90 días vista; fue computado, además, el impuesto sobre el peso bruto del algodón y se constató, a veces, un precio caprichoso para la pasta de semilla del mismo producto.
Léese en las memorias de Rafael Larco Herrera: “Un día fui llamado por el presidente de la Junta a Palacio donde estaban, con él, los ministros de Gobierno, de Guerra y Fomento, el ministro inglés, el embajador norteamericano y los representantes de la Casa Milne y de la Internacional Petroleum Company. Como ministro de Relaciones Exteriores, yo no sabía nada para qué se me había llamado, pues los citados señores diplomáticos no habían solicitado audiencia por conducto de mi despacho, como es de estilo; y lo mismo me pasaba como encargado de la cartera como Hacienda: ignoraba lo que se quería de mí. Tuve, pues que esperar que se manifestara lo que ocurría y entonces supe que las compañías industriales allí representadas, a quienes apoyaban, con su presencia, los representantes de sus respectivos países, no se creían obligadas a pagar el impuesto del 1% sobre los derechos a la exportación del petróleo creado por la ley pro desocupados que fue muy importante y salvadora medida de la Junta, cuyos productos se emplearon en obras de bien social”.
“Los interesados pedían que se les eximiese de ese gravamen; y yo los dejé hablar durante más de una hora y cuando consideré agotado el tema, dije lo siguiente la presidente de la Junta: ‘Si los señores representantes de las industrias petroleras creen que la reclamación que formulan es justa, tienen el camino expedito para presentarla al Tribunal de La Haya, según lo estipulado. Y con eso terminó el incidente. Las compañías no argumentaron más. Pagaron. Y el Fisco salvó así millones de soles que estuvieron en serio peligro de naufragio y que sigue cobrando”.
LLAMADO EL “ÚLTIMO MONTONERO”, LLEGÓ A LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA EN 1931, EN MEDIO DE PUGNAS POR EL PODER. DAVID SAMANEZ OCAMPO (1866-1947)
Nació en la hacienda Huambo, en el departamento de Andahuaylas. Desde joven mostró un marcado interés por la política, por lo que se unió a las filas del Partido Demócrata, liderado por Nicolás de Piérola. Entre 1894 y 1895, organizó a los montoneros de los departamentos de Apurímac y Cuzco para secundar una revolución contra el gobierno del general Andrés Avelino Cáceres. En 1895 fue designado diputado por la provincia de Antabamba, y durante el primer gobierno de Augusto B.