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El nacimiento del APRA

HAYA DE LA TORRE HABÍA HECHO UN DENODADO ESFUERZO PARA VER E INTERPRETAR LA REALIDAD LATINOAMERICANA Y NO SIMPLEMENTE TRANSPLANTAR FÓRMULAS EUROPEAS Y, AUNqUE PUDO EqUIVOCARSE ENTONCES EN OTROS PLANTEAMIENTOS, EN ESTE TUVO RAZÓN.

económica en que era grande el descontento de esas clases medias y populares. Las masas fueron disciplinadas y enfervorizadas por el nuevo movimiento como no había ocurrido antes y sobre ellas basó el partido que se estrenó en 1931 su filosofía política.”Constituidas las mayorías nacionales (Iéese en El proceso Haya de la Torre, obra de propaganda partidista editada en Guayaquil en 1933) por un proletariado industrial joven, en formación; por una clase campesina numerosa, relegada y desamparada; y por una clase media débil, oprimida, empujada hacia la proletarización, el rol del Estado que según el programa de partido está económicamente sujeto a la influencia extranjera dependiendo casi íntegramente de las fluctuaciones de esa economía, debe pasar a ser representativo de los ingresos económicos de las mayorías nacionales”. Surgió algo más: la fraternidad del partido cuyos miembros se llamaron entre ellos “compañeros” como en las organizaciones socialistas y sindicales; y así él resultó una entidad impregnada de mística, incrustada hasta en pequeñas cosas de la existencia diaria y creadora de deberes y entusiasmos similares a los que suelen inspirar la Patria, la Iglesia, el club, el colegio, la familia o el sindicato. Sus adversarios lo llamaron, casi desde su iniciación, “secta” y suelen lIamarlo todavía. Haya de la Torre ha escrito a este respecto:”Si la palabra secta alude a la fe profunda de los apristas, se aplica perfectamente a nosotros, como se aplicaba en el siglo pasado a los liberales, a los patriotas italianos de Mazzini, a los masones y a los carbonari”. Desde los primeros pasos del partido fue establecido, para durar hasta ahora, el culto al jefe, fundador, organizador, candidato e ideólogo principal, a quien sus adeptos llamaron por sus dos nombres más que por sus apellidos con los calificativos de “maestro”, “compañero y guía”;”hermano y amigo” y cuyo cumpleaños celebraron desde 1933 como una fiesta colectiva, “el día de la fraternidad” y ha surgido en este partido de organización nacional, local y sectorial el milagro de supervivir y, varias veces, de reaparecer fortificado después de sucesivas persecuciones, algunas de ellas muy crueles, a lo largo de muchos años, así como la capacidad demostrada varias veces, para endosar a otros su fuerza. En cambio, la Unión Revolucionaria, que luchó con el aprismo de igual a igual en 1931, a los dos años quedó decapitada al perder trágicamente a su jefe y se dividió luego. Con una erosión en sus bases, jugó todavía un papel importante en las elecciones de 1936 y de 1939; pero, a partir de entonces, quedó el aprismo prácticamente como el único partido multitudinario en el Perú hasta 1956, 1962 y 1963 en que le han surgido rivales con el voceado afán de “renovar las estructuras”. Sea por sus características especiales, sea por la tónica de la época, sea por la influencia de sus dirigentes desterrados reiteradamente, este partido ostenta similitudes con irradiación sobre diversos movimientos latinoamericanos de masas posteriores cronológicamente como Acción Democrática de Venezuela, el Partido Revolucionario Cubano (a uno de cuyos grupos ulteriores, bajo Chibás, se incorporó el estudiante Fidel Castro), el febrerista paraguayo, el M. N. R. boliviano, el partido de José Figueres en Costa Rica, el de Juan Bosch en la República Dominicana y otros grupos aunque haya autonomía entre ellos y no se trate de los partidos apristas latinoamericanos con los que Haya soñaba en 1929. Nacionalismo, conciencia de clase, demagogia y mesianismo caudillesco engendraron, con otros factores, el complejo fenómeno del peronismo en la Argentina, especie criolla de fascismo de izquierda apoyado en las masas y en el ejército.

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En el Perú lo cierto es que en 1931 aparecen un nuevo estilo y una nueva temática. Las elecciones, después del alzamiento nacional de 1895, fueron, casi siempre, choques personalistas o de círculo y los programas de gobierno enunciaron, con más o menos amplitud o concreción, diversas fórmulas de progreso. Más atrás, en los momentos culminantes de la historia de los partidos durante el siglo XIX, compuestos ellos por élites de profesionales o de intelectuales, los grandes debates políticos giraron alrededor de asuntos constitucionales (actitud que, en cierta manera, revivió el primer manifiesto de Acción Republicana en 1930). Ahora dichos planteamientos surgen, en primer lugar, no sobre principios abstractos de Derecho ni sobre plataformas administrativas sino en torno a cuestiones sociales y económicas, reviviendo una generación nueva el clamor de González Prada si bien en la búsqueda de una acción pública positiva y

organizada muy adentro de las masas antes informes; y también revive la prédica de Mariátegui sin su selecto intelectualismo y su armazón doctrinaria. La política es entendida aquí como tarea primordial a la que algunos se dedican exclusivamente; invoca, para el cumplimiento de sus objetivos, las necesidades y las exigencias de la mayoría de los peruanos colocados al margen de la verdadera vida nacional, en la búsqueda de una integración de ellos; e intenta, además, hacer que el partido, recipiente, en teoría, de las clases medias y populares, cumpla el papel rector que una actitud tradicional en la peripecia peruana había asignado a la élite.

En un artículo titulado «Karl Marx en la Universidad de Oxford, escrito con motivo de las conferencias del profesor A. D. Lindsay e inserto en el libro Impresiones de la Inglaterra imperialista y de la Rusia Soviética (Buenos Aires, 1932, p. 87), Haya de la Torre escribió “Nuestro club marxista va en progreso. No somos pocos los que, más lejos que Cole o que Lipston y Lindsay y más cerca de Marx, seguimos resueltamente la línea filosófica y económica del genial pensador”. “Nosotros (expresó en otro escrito) afirmamos marxistamente la división de la sociedad en clases y la lucha de clases como expresión del proceso de la historia” (El antiimperialismo y el APRA, Santiago de Chile, 1936, p. 119) Luis Alberto Sánchez en su opúsculo “Cuestiones elementales del aprismo (Quito, 1932, p. 38) dijo:”Ya el compañero Haya de la Torre ha puesto en evidencia cómo el aprismo es marxista en sus dos artículos publicados en La Tribuna de Lima y reproducidos en “El plan del aprismo”.

En 1931 el PAP se presentó, pues, como marxista, si bien estuvo en agudo desacuerdo doctrinario y de hecho con el comunismo oficial uncido a las directivas llegadas de Montevideo o de otra parte pero siempre bajo la inspiración soviética y también en contraste con el entonces joven y ambicioso Partido Socialista (lo cual pretendieron ignorar o ignoraron sus adversarios en una propaganda vocinglera y sistemática). Desde un punto de vista doctrinario, la discrepancia sustantiva con lo que cabe llamar el marxismo oficial, estuvo en la tesis aprista de que las clases medias ofrecían amplias posibilidades dentro del campo de la reivindicación política y social y de que el ascenso de ellas podía asociarse al de los trabajadores de las ciudades y del campo. Haya de la Torre había hecho un denodado esfuerzo para ver e interpretar la realidad latinoamericana y no simplemente transplantar fórmulas europeas y, aunque pudo equivocarse entonces en otros planteamientos, en este tuvo razón. La obra exclusiva de la clase obrera que aquí era minoritaria y estaba en formación junto con la dormida clase campesina, no podía llegar entonces a la victoria, ni en el Perú ni en otras partes de América Latina; y así lo comprendieron más tarde los partidos comunistas al enunciar fórmulas más generales que las monolíticas de la década del 20 y comienzos de la del 30.

Otras diferencias entre aprismo y comunismo estuvieron en la aceptación por aquel en 1931 del capitalismo extranjero bajo ciertas condiciones, el empleo de la vía eleccionaria para «capturar» el poder y la no sujeción a consignas venidas del extranjero.

El aprismo propugnó, pues, la tesis del «frente único de trabajadores manuales e intelectuales» o sea «de la formación de un frente único de clases oprimidas (según las palabras de Manuel Seoane en la sesión del Congreso Constituyente del 27 de enero de 1932 en áspera polémica con Víctor Andrés Belaunde) que se dirige a la captura del Estado para convertirlo en Estado de defensa frente al gran capitalismo imperial y para ayudar a la masa productora en una obra de progreso que haga el bien de la nacionalidad. Somos evolutivos dentro de nuestra línea revolucionaria, cuyo final, después de etapas históricas de duración incalculable, nos llevará a la aplicación del socialismo integral”... «Las etapas de nuestro camino serán el reflejo de la realidad nacional. Solo hemos de repetir con Marx que las etapas económicas no se saltan ni se suprimen por decreto. Nuestra misión es evolutiva dentro del campo económico y revolucionaria en el campo espiritual”.

Haya de la Torre afirmó entonces que «la doctrina aprista significa, dentro del marxismo, una nueva y metódica confrontación de la realidad indoamericana con la tesis que Marx postulara LUIs ALberTO sánCHez (1900-1994)

el escritor y político limeño cursó estudios universitarios en san marcos. de 1919 a 1928 fue secretario de la biblioteca nacional, y luego su subdirector, hasta 1931. A partir de 1920, colaboró con los diarios y revistas más destacados de la capital y en 1927 se inició en la docencia. se afilió al APrA en 1931 y fue elegido diputado por Lima, hasta su destierro, al año siguiente. fue nuevamente elegido en 1945, pero sufrió otro destierro por el gobierno de Odría, en 1948. A su regreso, desempeñó intensa actividad política en el congreso y llegó a la vicepresidencia de la república (1985-1990).

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LA LLegAdA de HAyA de LA TOrre. el líder del Partido Aprista y candidato a la presidencia de la república, víctor raúl Haya de la Torre, llegó al puerto de Talara (Piura) en agosto de 1931, luego de pasar siete años en el exilio. de inmediato, inició un recorrido proselitista que lo llevó a los departamentos de Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad y Cajamarca. Aquí, lo vemos a su llegada a la ciudad de Lima, el 15 de agosto de ese año (1 y 2).

para Europa» (El antiimperialismo y el APRA, Santiago de Chile, 1936, p. 122).”Marx y Engels sostienen que el capitalismo solo puede ser destruido por el proletariado industrial organizado en fuerza política de partido. Y en América Latina el proletariado es débil. “En Europa el imperialismo es la ‘última etapa del capitalismo’ -vale decir la culminación de una sucesión de etapas capitalistas- que se caracteriza por la emigración o exportación de capitales y la conquista de mercados y de zonas productoras de materias primas hacia países de economía incipiente. Pero en Indoamérica lo que es en Europa “la última etapa del capitalismo” resulta la primera... “Con el capital inmigrado se insinúa en nuestros pueblos la era capitalista” (ob. cit. p. 50). En nuestro continente “no es, en su mayor parte, la clase obrera fabril, manufacturera, del conocido y predominante tipo europeo, capaz de tomar por sí misma el poder” (p. 51). “Para que el capitalismo sea negado, abolido, superado, debe existir, madurar, envejecer con mayor o menor aceleración pero su presencia no puede suprimirse del actual cuadro histórico del desenvolvimiento humano” (p.20).”No es posible saltar de la era feudal o semifeudal en que vivimos a la del comunismo perfecto, sin pasar por la del industrialismo, como sostenían en su tiempo los populistas rusos” (p. 28).Tesis contradicha por el hecho histórico de que la revolución comunista ha triunfado no en los grandes países industriales como Inglaterra, Alemania o Estados Unidos sino en Estados como Rusia, China y Cuba en donde la clase obrera era incipiente y existían vestigios feudales o semifeudales en la agricultura.

De otro lado, Haya sostuvo que “las clases gobernantes de los países latinoamericanos, grandes terratenientes, grandes comerciantes y las incipientes burguesías nacionales, son aliadas del imperialismo”. Se mantienen en el poder “a cambio de una política de concesiones, empréstitos u otras operaciones que los latifundistas, burgueses, grandes comerciantes y los grupos o caudillos políticos de esas clases negocian o participan con el imperialismo” (p. 35 y 36). La política liberal, el Estado burgués tradicional deben ser, pues descartados.”La cuestión fundamental de la lucha antimperialista en Indoamérica es la cuestión del poder” (p. 53) El poder debe ser ‘capturado” El Estado aprista será mixto; de un lado, cumplirá en forma adecuada las tareas correspondientes a la etapa capitalista; pero además ‘echará’ los pilares de un capitalismo de Estado que sirva de puente al socialismo del futuro” (M. Seoane, Comunistas criollos, Santiago de Chile, 1933, p. 11)

Dicho Estado se apoyará en las tres clases oprimidas -obrera, campesina y media- agrupadas en el aprismo, frente único de lucha bajo la forma y disciplina de partido (Haya, ob. cit. p. 69). La incipiente burguesía industrial solo podrá ser un aliado precario que debe ser utilizado en acciones limitadas y concretas a través de “convenios transitorios, sin confundirse con ella, precisando en cada caso el alcance del pacto, su duración y su objetivo”; pues algunos sectores de los grupos burgueses “son transitoriamente antimperialistas” (p. 99).

“La cualidad del Estado antimperialista tiene que ser, esencialmente, de lucha defensiva contra el enemigo máximo (el imperialismo). Conseguida la derrota del imperialismo en un país dado, el Estado deviene en baluarte sostenedor de la victoria, lo que supone toda una estructura económica y política... No podrá ser un Estado democrático ‘libre’ sino un Estado de guerra en el que el uso de la libertad económica debe ser limitado para que no se ejercite en beneficio del imperialismo” (p. 137 y 138). Será un Estado de guerra defensiva “porque el imperialismo atacará puesto que en cualquier país de nuestra América donde pierda la influencia política perderá el imperio económico”... El APRA, en tal caso, dirigirá, quizá, el frente único nacional hacia los campos de la guerra” (p. 72)

El nuevo Estado será funcional. ”EI aprismo sostiene el principio de la democracia funcional como piedra angular de la vida del Estado. La democracia funcional queda ligada al regionalismo económico, puesto que se basa en el trabajo. El regionalismo económico es, a su vez, una forma funcional de descentralización política y administrativa, económicamente regionalista y funcionalmente democrática, debe afirmarse en la soberanía de los concejos (...) HAYA SOSTUVO qUE ‘LAS CLASES GOBERNANTES DE LOS PAÍSES [DE LATINOAMÉRICA, GRANDES TERRATENIENTES, GRANDES COMERCIANTES Y LAS INCIPIENTES BURGUESÍAS NACIONALES, SON ALIADAS DEL IMPERIALISMO’.

OCTUBRE 1929

[ EE.UU. ]

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CAE EL ÍNDICE GENERAL DE LA BOLSA DE VALORES DE NUEVA YORk PROVOCANDO LA PEOR CRISIS BURSÁTIL DE LA HISTORIA. EN EL DENOMINADO “JUEVES NEGRO”, SE VENDIERON CERCA DE 12 MILLONES DE ACCIONES, A PRECIOS CONSTANTEMENTE A LA BAJA. ESTE FENÓMENO AFECTÓ NO SOLO A LAS BOLSAS DE CHICAGO O SAN FRANCISCO SINO TAMBIÉN A LAS ECONOMÍAS DE ARGENTINA, BRASIL Y MÉXICO. EL FENÓMENO OCASIONÓ UNA GRAVE CRISIS EN LOS ESTADOS UNIDOS CONOCIDA COMO LA GRAN DEPRESIÓN.

regionales o provinciales, de los que debe ser un resultado el Parlamento o Congreso Nacional como unificador y director supremo. (Haya de la Torre, Impresiones de la Inglaterra imperialista y de la Rusia Soviética, cit. p. 151).

El Estado aprista implantará “un sistema de economía científicamente planeada”. Coactará la libertad de las clases explotadoras y medias y sumirá, como en el capitalismo de Estado, el contralor de la producción y del comercio, progresivamente” (El antiimperialismo y el APRA, p. 140). “La diferencia entre el Estado antimperialista y el capitalismo de Estado europeo radicará fundamentalmente en que mientras este es una medida de emergencia en la vida de la clase capitalista, medida de seguridad y de afirmación del sistema, el Estado antimperialista desarrollará el capitalismo de Estado como sistema de transición hacia una nueva organización social, no en beneficio del imperialismo -que supone la vuelta al capitalismo, del que es una modalidad- sino en beneficio de las clases productoras a las que irá capacitando gradualmente para el propio dominio y usufructo de la riqueza que producen” (p. 140).

No se trataba de ir, afirmó Haya de la Torre en su documento dirigido a la nación desde la persecución en febrero de 1932,”a la destrucción y aniquilamiento de la economía extranjera (en el país) porque dentro del sistema económico predominante en el mundo, ella cumple una función histórica de desarrollo económico hacia la industrialización y de evolución social y política. No tampoco a la destrucción o aniquilamiento de la economía nacional existente porque su desarrollo es necesario para equilibrar la influencia de la economía extranjera predominante y para la capacitación y progreso de nuestras clases productoras y consumidoras. El Estado, de acuerdo con la tendencia económica del aprismo, tendería a conseguir y mantener el equilibrio de ambos sectores de la economía en el país por un control científico basado en la previa investigación de las verdaderas necesidades nacionales y en el fortalecimiento de un sistema propio. Utilizaría para el desarrollo de nuestra economía interna todas las experiencias técnicas que aporte la economía extranjera. Aprovecharía la capacidad directora, organizadora y de colaboración de las clases medias, impulsándolas, ayudándolas, defendiéndolas y controlándolas en su desarrollo. Situadas las clases medias ante el dilema de perecer aplastadas por el avance siempre creciente de la economía imperialista extranjera o vivir bajo la defensa del Estado que las apoyaría o impulsaría, interviniéndolas, serían factores de progreso económico sin la amenaza de convertirse en incontrolables fuerzas de explotación. El Estado que las salva, defiende, a su vez, a las otras clases, a las clases productoras, base de la riqueza, que necesitan de la escuela experimental del trabajo organizado y técnicamente perfeccionado, para desarrollarse clasísticamente, enriqueciendo su conciencia y elevando su nivel de cultura. El Partido Aprista Peruano, pues, representativo de los intereses de las tres clases mencionadas, que constituyen, cuantitativa y cualitativamente, las fuerzas vivas de la Nación, las organiza, disciplina y educa orientándolas hacia el dominio del Estado, al que todas ellas quedarían definitivamente vinculadas económica y políticamente”. (El proceso Haya de la Torre, Guayaquil, 1933, p. XLIX y L)

En una primera etapa de su actividad como fundador del aprismo, Haya de la Torre escribió cosas tajantes sobre nacionalización.”La nacionalización de la tierra y de la industria y la organización de nuestra economía sobre las bases socialistas de la producción es nuestra única alternativa”; afirmó en “Qué es el APRA”; uno de sus primeros artículos proselitistas (Teoría y táctica del aprismo, Lima, 1931). “De otro lado (agregó en seguida) está el camino del coloniaje político y de la brutal esclavitud económica”. Y en “Sentido de la lucha antiimperialista” afirmó:”La nacionalización de la producción es la única garantía de la libertad latinoamericana... Pero el imperialismo solo puede ser arrojado por las armas. Yo no creo que un solo país de América Latina podría liberarse del imperialismo nacionalizando aisladamente. La nacionalización de la producción y la unión política de los países latinoamericanos deben ser simultáneas. Por eso, el programa del A.P.R.A. tiene en sus cinco puntos las bases inseparables de una nueva acción integral latinoamericana contra el imperialismo” (ob. cit. pp. 48-49).

Pero, a medida que se fue interiorizando en la acción política, hubo matices en su pensamiento. En el mismo pequeño libro de 1931 citado en el párrafo anterior que recoge, sin aclararlos, trabajos de otros años, léese en el artículo “América Latina para los latinoamericanos” y su significado económico: “La riqueza de nuestros países es la base de nuestra libertad. Pero la riqueza abandonada es el instrumento de nuestra esclavitud”. Creemos, pues, que la nacionalización de esa riqueza es la única garantía de la soberanía latinoamericana y en ese sentido económico es que proclamamos la palabra de orden:”América Latina para los latinoamericanos”. “Este punto de nuestro programa que integra los dos anteriores: acción contra el imperialismo norteamericano y unidad política y económica de los pueblos de América Latina y que tiene relación con el siguiente: internacionalización del canal de Panamá, supone un programa máximo y un programa mínimo. El primero implica la total nacionalización de la riqueza, el segundo la nacionalización parcial. No es posible, sin duda, la nacionalización total, como no es posible cumplir ninguno de los puntos de nuestro programa sin que nuestro partido lleve al poder en la mayor parte de los países latinoamericanos su renovadora política de gobierno. Pero mientras nuestras fuerzas se hacen más poderosas, mientras la conciencia de los pueblos latinoamericanos despierta ante el peligro común, debemos trabajar porque la política de empréstitos y de concesiones, de hipoteca de las fuentes naturales de riqueza y de sumisión a los designios del imperialismo norteamericano sobre nuestros países, no vaya más allá. Nuestro programa mínimo, nuestra acción inmediata nos impone reclamar dentro de los países de América Latina una atenta vigilancia sobre lo que los gobiernos o los particulares venden o hipotecan a Norteamérica”. (ob. Cit. pp. 74-75).

En la campaña electoral de 1931, el jefe del aprismo tuvo sobre este asunto, opiniones moderadas, sobre todo si se les compara con algunas de las que expresara en la época precedente.

En un discurso pronunciado el 25 de febrero de 1961 publicado en La Tribuna del 27 de febrero del mismo año, reveló Haya: “Cuando yo era candidato a la Presidencia de la República (en 1931) la Northern Perú (empresa minera norteamericana que trabaja en el norte del país) estaba al filo de la liquidación. Entonces la Northern había producido en Trujillo y en todas las provincias aledañas una verdadera transformación social porque, como yo he sostenido en mi libro El antiimperialismo y el APRA, el capital extranjero, cuando llega, mejora las condiciones del trabajador porque sale el trabajador del campesinado, feudalista o latifundista y va a recibir un salario mayor y a tener derecho a sindicalizarse”. Contó Haya en seguida que los trabajadores, “apristas todos”; le dijeron: “¿Hasta dónde llega el antiimperialismo del APRA? ¿Va hasta anular la capacidad de producción y de trabajo? ¿qué significa para nosotros esta empresa? Porque, mire usted, antes, como trabajadores agrícolas ... ganábamos 20 centavos al día, algunos centavos de coca y una ración. Ahora tenemos zapatos, estamos vestidos, tenemos un club, ganamos más o menos el equivalente de 2 o 3 dólares al día. Es decir, nos sentimos mejor”. Y yo les dije:›iNo, el antiimperialismo del APRA es un antiimperialismo constructivo! Mejor dicho, que nosotros queremos mejorar las condiciones y consideramos que esta forma de imperialismo económico, esta empresa que viene, esta ayuda económica les trae a ustedes progreso›. Una escena similar se produjo en Cerro de Paseo en relación con los mineros que trabajaban para la Cerro de Paseo Copper Corporation.»Nosotros (asevera Haya que afirmó entonces) decimos nacionalización progresiva... pero nunca sacrificando al trabajador, nunca haciéndolo sufrir. Porque eso de que te voy a hacer progresar pero espera 43 años, podrá ser bueno para Rusia, pero para nosotros no»

A través de documentos publicados por el historiador norteamericano Thomas Davies Jr. y otros testimonios, se sabe hoy que Haya de la Torre tuvo entrevistas con el embajador norteamericano Dearing y que este, muy adverso al principio, manifestó simpatías hacia él. (Véase Análisis, Lima, N° 1, enero-marzo de 1977).

Este joven partido repudió además, en 1931, eso sí, sin atenuantes, todo el pasado republicano y execró al civilismo.”Su lucha con él (expresó Alcides Spelucín en la sesión del Congreso Constituyente el18 de febrero de 1932 cuando hizo su postrera aparición en dicho recinto antes A TRAVÉS DE DOCUMENTOS PUBLICADOS POR EL HISTORIADOR NORTEAMERICANO THOMAS DAVIES JR. Y OTROS TESTIMONIOS, SE SABE HOY qUE HAYA DE LA TORRE TUVO ENTREVISTAS CON EL EMBAJADOR NORTEAMERICANO DEARING Y qUE ESTE, MUY ADVERSO AL PRINCIPIO, MANIFESTÓ SIMPATÍAS HACIA ÉL.

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