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Muchas cosas en el programa aprista no fueron novedades

reserva de las zonas que los contienen”. Y también: «Gestionaremos la revisión de la cuestión Brea y Pariñas”. Y en la sección concerniente a «Cuestiones agrarias» estaba el que se copia a continuación: «Expropiaremos, pagando su valor justipreciado, aquellos fundos que el Estado estime conveniente, sea por su excesiva extensión, explotación indirecta, hipotecas no redimibles, ubicación inmediata a los grandes centros de consumo, etc. y los dedicaremos preferentemente a la producción de los artículos que reclame el mercado interno”.

mUCHAs COsAs en eL PrOgrAmA APrIsTA nO fUerOn nOvedAdes.- En un discur-

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so durante la campaña electoral de 1962 (que Francois Bourricaud recoge en su libro Poder y sociedad en el Perú contemporáneo aparecido en Buenos Aires en 1967) Haya de la Torre afirmó que su partido había tenido razón y, más aun, que había tenido razón antes que los otros. Así “cuando sostuvo que América debía unirse económica y políticamente... cuando dijo que había que darle tierra a quien la trabaje, mediante una reforma agraria justa, limpia, verdaderamente satisfactoria para los intereses del país…; cuando dijo que debía darse instrucción gratuita en la escuela, en el colegio y en la universidad que había que fomentar el cooperativismo en un pueblo como el nuestro que tiene una tradición cooperativista en la comunidad incaica... Dijimos que en estos países existían dos velocidades económicas: una lenta, genuina y aborigen y otra activa, que pertenece al mecanismo imperialista o extranjero”. La unidad de los pueblos americanos, la reforma agraria, la reforma de la enseñanza, el fomento de cooperativas y la promoción indígena -en suma el desarrollo y la modernización del país- he aquí lo que el APRA viene proponiendo desde hace treinta años. ¿No se ha convertido esto hoy en programa de todos los partidos, de todos los candidatos a la elección presidencial de 1962? “Yo creo que hay acuerdo sobre el problema de reforma agraria; sobre... la unión económica latinoamericana... sobre la industrialización del país; sobre el problema de nacionalizar nuestras fuentes de riqueza nacional”. En otros términos (agrega por su cuenta Bourricaud) si está en vías de establecerse un consensus en lo relativo a las tareas nacionales que merecen prioridad, quien lo preparó es el APRA”. Las enfáticas aseveraciones anteriores merecen distingos desde el punto de vista histórico. La unidad latinoamericana no fue entonces planteada, cierto es, por otro partido nacional (ni del continente), aunque hicieron propaganda por ella escritores como el argentino Manuel Ugarte y otros. Tampoco lo ha sido en tiempos posteriores. La educación gratuita apareció también como una tesis neta- mente aprista, si bien ella fue otorgada en 1945 sin la adecuada financiación y sin orientar antes los estudios hacia las ramas técnicas o vocacionales, y ha servido para ayudar a la nociva proliferación de universidades, fuente de inmensos males para el porvenir cercano. El fomento del cooperativismo (mencionado acaso pensando en el programa de “cooperación popular” de Fernando Belaunde) no apareció como tema importante en el programa de 1931. En cuanto a la reforma agraria, ella fue entrevista por quienes, desde principios del siglo XX, defendieron a la comunidad indígena contra el latifundio en la universidad, a partir del estudio de Manuel Vicente Villarán sobre este asunto; fue propugnada abiertamente y colocada en el primer plano por José Carlos Mariátegui en sus Siete ensayos de interpretación y, con discrepancias ideológicas, obtuvo el apoyo de adversarios de Mariátegui como Víctor Andrés Belaunde; inspiró libros de escritores antiapristas como Abelardo Solís e Hildebrando Castro Pozo; aparece defendida en el anteproyecto de Constitución de la Comisión Villarán y en las intervenciones de Belaunde y de los representantes socialistas en el Congreso Constituyente y es mencionada en el programa de gobierno de Sánchez Cerro. En relación con la nacionalización de las fuentes de riqueza, en el caso concreto de La Brea y Pariñas, la lucha contra el fallo arbitral de 24 de abril de 1922 se inició con el informe de Alberto Ulloa en 1931 y se concretó en la ley aprobada por unanimidad por el Congreso Constituyente en sesión de 21 de abril de 1932 por iniciativa de la Comisión Revisora de Contratos que presidía Víctor J. Guevara. La descentralización y

[ 1931 AGOSTO 24 ]

LA COnferenCIA nACIOnAL deL PArTIdO sOCIALIsTA. en edición del 24 de agosto de 1931 el diario el Comercio reprodujo una comunicación del partido socialista del Perú, que informó: “el sábado en la noche en el local de la Confederación de Artesanos, se llevó a cabo el acto inaugural de la Conferencia nacional del partido socialista del Perú, con asistencia de todas las delegaciones provinciales distritales y gremiales acreditadas. Abrió la sesión el compañero Octavio Carbajo, secretario general de la Conferencia, quien saludó a las delegaciones presentes. Hicieron uso de la palabra en este acto, aparte del secretario general de la Conferencia los compañeros Luciano castillo, secretario general del Partido, Alfredo Parra, secretario general de la célula universitaria socialista, H. Castro Pozo, delegado departamental de Piura y francisco sánchez ríos, secretario del Comité departamental de Lima”.

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