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Las relaciones entre la modernización y el populismo nacionalista

EL APRISMO EN 1931 TRATÓ DE CREAR UNA ESPECIE DE AUTORITARISMO SURGIDO DESDE ABAJO ACOMPAÑADO DE UNA PRÉDICA POPULISTA. A ESTA LE FALTÓ ALGO qUE CARACTERIZA A EXPERIMENTOS ANÁLOGOS: LA EXACERBACIÓN NACIONALISTA qUE A DICHO PARTIDO NO ACOMPAÑÓ BAJO LA INFLUENCIA DE SU IDEOLOGÍA “INDOAMERICANA”.

Durante toda la campaña electoral flotó el rumor de que el aprismo quería la disolución de la fuerza armada o, al menos, la formación de milicias con sus propias huestes. Sin embargo, ni en el programa máximo ni en el plan de acción inmediata aparece el mencionado punto. El plan (como Haya de la Torre explicó en el discurso citado) pidió la prima del licenciamiento para el soldado, la reducción del tiempo de servicios dándole una duración variable, el carácter rigurosamente técnico y apolítico de la carrera militar, la construcción de cuarteles cómodos e higiénicos con escuelas en ellos atendidas por pedagogos, el establecimiento de los ascensos sin intervención de ninguna entidad extraña, la organización de colonias militares en la montaña a base de personal rotativo y con el concurso de maestros, agrónomos e industriales y otras medidas. Ello no era suficientemente atractivo. En el Congreso Constituyente, al discutirse la nueva Carta Política, Luis Alberto Sánchez presentó, oficialmente, en nombre de su célula parlamentaria, un dictamen que incluía entre los ciudadanos obligados a ejercer el derecho de sufragio a los miembros de las fuerzas armadas, es decir a la tropa.

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En general, a lo largo de su historia, hasta ahora, el aprismo, como manifiesta Víctor Villanueva en su libro La tragedia de un pueblo y un partido (Santiago de Chile, 1954; Lima, 1956; Lima, 1957), no ha logrado influir en forma importante sobre los soldados del ejército, salvo eventualmente algunos sectores de la Escuela Militar, unidades blindadas y otras que emplean personal técnico. En cambio, como lo demostraron los motines de 1932 y de 1948, fue más afortunado al penetrar dentro de la marinería. En cuanto a los oficiales del ejército de tierra, los de la policía y los de la gendarmería, gente de origen modesto y de menguados recursos, halló simpatizantes entre ellos. No logró, en cambio, adhesiones entre los altos jefes y varias veces, desde los días del comandante Jiménez y del coronel García Godos, conspiraron juntos, no faltaron, en el fondo, los mutuos recelos que, más de una vez, malograron los proyectos concebidos. En los oficiales y jefes de la marina la resistencia ha sido casi la de un bloque. La policía tuvo, entre 1931 y 1933, más o menos, notorias simpatías hacia el aprismo dentro de parte de sus cuadros, como reacción contra los ofensivos términos del manifiesto de Sánchez Cerro; pero luego ellas amainaron. En total, a pesar de los matices aquí apuntados y sobre todo a partir de los sucesos de Trujillo en 1932 hasta 1975,”en la medida en que el ejército se identifica con el Estado (dice Francois Bourricaud en Poder y Sociedad en el Perú contemporáneo) cabe denunciar al APRA como una conspiración permanente que no solo apunta a echar por tierra las jerarquías sociales tradicionales, sino también destruir los fundamentos mismos del Estado peruano”.

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proceso de modernización en los países en vías de desarrollo implica, por lo general, un cierto grado de movilización social. Hay en dicho proceso subprocesos concomitantes, como son la industrialización por más que ella tenga incipiencia, la urbanización, la secularización. Aparecen así cambios estructurales, mayores o menores, de lo cual resulta que individuos y sociedades sufren dislocaciones, pérdidas de raíces, alineación, discontinuidades y otras experiencias desintegradoras. Al mismo tiempo, emergen mayores expectativas, traducidas en demandas en favor de bienestar económico, de participación política y de facilidades educacionales. Al final, lo que se diseña es una colectividad afectada por crecientes tensiones sociales y amenazada por confiictos, violencias y caos. Se trata, en realidad, de notas características en la evolución del modelo capitalista y cabe situarlas dentro del contexto de la lucha de clases.

El aprismo en 1931 trató de crear una especie de autoritarismo surgido desde abajo acompañado de una prédica populista. A esta le faltó algo que caracteriza a experimentos análogos: la exacerbación nacionalista que a dicho partido no acompañó bajo la influencia de su ideología “lndoamericana”. Al mismo tiempo, por sus características propias, el movimiento que Haya de la Torre creó, organizó y encabezó, estuvo lejos de los cuarteles, como acaba de recordarse en

LA rIvALIdAd POLÍTICA. el aprismo y el sanchezcerrismo, las dos principales fuerzas políticas del país, se enfrentaron en las elecciones presidenciales de 1931. Haciendo crítica del momento electoral y del carácter de cada movimiento. la revista variedades publicó el 26 de agosto de ese año la caricatura que aparece aquí, en la que dos personajes entablan el diálogo siguiente: “-van a escuchar discursos, estos manifestantes. –Pues... les alabo el gusto. La frase rimbombante de los politiqueros, por un segundo, engaña como la pirotecnia del ‘castillo’ chispeante de pólvora y bengala; alucina un instante, pero, al final, ¿qué queda? .. Un armazón de caña…”.

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