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El manifiesto de Haya de la Torre en febrero de 1932

DESDE LA CLANDESTINIDAD, [VÍCTOR RAÚL] HAYA DE LA TORRE REDACTÓ EN FEBRERO DE 1932 UN EXTENSO MANIFIESTO DIRIGIDO A LA NACIÓN. LLEVÓ COMO EPÍGRAFE UNAS FRASES DE BOLÍVAR TOMADAS DEL DISCURSO DE ANGOSTURA. CONDENÓ ENÉRGICAMENTE EL RÉGIMEN DE SÁNCHEZ CERRO.

Desde muy joven José María de la Jara se hizo notar como un entusiasta partidario de Piérola. Llegó a ser nombrado miembro de la Junta Directiva del Partido Demócrata. Cuando, muerto ese caudillo, se fundó el Partido Nacional Democrático en 1915, bajo la presidencia de José de la Riva-Agüero y Osma, fue uno de sus más resueltos miembros. Ambos se habían conocido en la biblioteca de los hermanos García Calderón y se hicieron grandes amigos; juntos propugnaron en 1912 la candidatura presidencial de Piérola, que escolló por “inercias y pequeñeces” según frase de Riva-Agüero. En vano intentó La Jara mantener y vivificar a su partido cuando se disolvió en 1919 con motivo del viaje de Riva-Agüero a Europa después de haber condenado valientemente el pronunciamiento del4 de julio de aquel año. Rechazó la oferta de ser abogado de los banqueros que auspiciaron los primeros empréstitos norteamericanos en la década de 1920. Un manifiesto suyo contra Leguía después del laudo sobre el problema de Tacna y Arica en 1925 motivó su persecución, su asilo en la Legación argentina y su expatriación de conformidad con el Tratado de Montevideo. En Buenos Aires fue funcionario de la Inspección General de Justicia. La Junta de gobierno de Samanez Ocampo le dio la legación en el Brasil.Antes había rechazado el nombramiento castrense como vocal de la Corte Suprema.

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En la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos tuvo a su cargo, hasta su deportación, la cátedra de literatura castellana. Sus clases fueron muy pocas pero deslumbraron a sus alumnos. Poseía una cultura predominantemente española y sus maestros favoritos eran, y esto lo anotó Riva-Agüero, los clásicos de la Edad de Oro y los autores finiseculares como Clarín, Pérez Galdós y Echegaray. “Quizás nadie, en las últimas generaciones del Perú, alcanzó como La Jara (la cita es de Ventura García Calderón) tan completos dones de escritor y de hombre, paradojalmente unidos a una indolencia de árabe” Alguien ha negado el derecho de La Jara para figurar en la historia de la literatura peruana porque no publicó libros. En ninguno de los terrenos en los que se destacó como intelectual, el periodismo y la oratoria, cabe medir la magnitud de la obra por el grosor de los volúmenes editados. Pero lo esencial de La Jara fue que representó, por largos años, en la primera parte del siglo XX, como otros, a veces solo por la conducta, algo así como una conciencia cívica del Perú.

En la oposición contra Romaña, Candamo, Calderón, Billinghurst, José Pardo y Leguía, su caso implicó como el de otros discípulos de Piérola, la tenaz insistencia para nunca sentir la sensación turbia de ser gobiernista. Por lo demás, justo es reconocer que faltó en él la preocupación por la reforma social.

El traslado de los restos de La Jara al Cementerio de Lima, con homenajes a él del Colegio de Abogados, de la Universidad de San Marcos y del periodismo, se efectuó el 22 de noviembre de 1935.

EL MANIFIESTO DE HAYA DE LA TORRE EN FEBRERO DE 1932.- Desde la clandestinidad,

Haya de la Torre redactó en febrero de 1932 un extenso manifiesto dirigido a la nación. Llevó como epígrafe unas frases de Bolívar tomadas del discurso de Angostura. Condenó enérgicamente el régimen de Sánchez Cerro. Expuso, otra vez, los puntos centrales de la doctrina aprista para defenderla porque se la “calumniaba” Justificó el americanismo y afirmó el nacionalismo de ella. Citó a Marx para definir la revolución como una “etapa acelerada de la evolución” Dijo que el aprismo proclamaba “la necesidad de llegar al poder para operar desde él la revolución, en un sentido de evolución y de transformación, pero sujeta siempre a los imperativos y limitaciones de la realidad” Hizo una breve historia de su partido. Volvió al tema de su internacionalismo para señalar sus sanos fundamentos. Distinguió el programa máximo y el programa mínimo, este basado en la inseparabilidad de los conceptos “política” y “economía› Insistió en la necesidad de la democracia funcional y en la urgencia de vigorizar la economía nacional capaz de dominar

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