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Las cartas de Haya de la Torre a Mackay y su mensaje para la Navidad de 1932
fuera tratada la colitis que padecía y de que se le hiciese un análisis completo. Lo atendió el doctor Boza, médico al servicio del Panóptico y lo examinó el oculista Augusto Dammert.
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Como el juicio se inició por unas cartas escritas en 1929 y a principios de 1930, Haya de la Torre (cualquiera que hubiesen sido sus actividades después de las elecciones de octubre de 1931) representó el caso de un hombre a quien se perseguía por sus ideas. Las fechas de dichas misivas correspondían al período de la lucha contra Leguía, a pesar de que el régimen imperante se jactaba de haber derrocado a ese gobernante y ya había amnistía para los rebeldes de entonces. En aquella época (1929 y principios de 1930) no existía aún el Partido Aprista Peruano. La instructiva entró a hacer preguntas sobre opiniones personales en materias económicas, políticas y sociales que, en principio, son libres. En el proceso se trasgredieron diversas normas del Código de Procedimientos en materia criminal. Haya de la Torre expuso sus ideas con altura, serenidad y firmeza.
Tenaz fue el esfuerzo de amigos y prosélitos para provocar en el extranjero una campaña de cablegramas y misivas con el fin de pedir garantías o libertad para el prisionero en la Penitenciaría. Ilustres personalidades de fama internacional y otras de menor relieve, ramas del Parlamento en países hispanoamericanos e instituciones diversas participaron en esta campaña que otorgó gran notoriedad internacional al jefe del aprismo. No faltaron las informaciones mentirosas. Una de ellas, publicada en algunos periódicos del extranjero el 7 de noviembre de 1932, aseveró que Sánchez Cerro había ido a la celda de Haya de la Torre para herirlo en la cara con su látigo. Era un desahogo de la prensa apasionada de la oposición que había sido amordazada en el Perú. Había también, por cierto, imputaciones falsas de la prensa gobiernista a los perseguidos de entonces.
LAS CARTAS DE HAYA DE LA TORRE A MACKAY Y SU MENSAJE PARA LA NAVIDAD
DE 1932.- Aunque se habló de un absoluto aislamiento de Haya de la Torre en la Penitenciaría, el dirigente protestante John A. Mackay ha publicado en su libro The Other Spanish Christ. A study in the spiritual history of Spain and South America (Londres, 1932, New York, 1933) las cartas que el prisionero le envió desde su celda.
El libro Cartas de Haya de la Torre a 105 prisioneros apristas recopiladas y anotadas por Carlos Manuel Cox (Lima 1946) incluye un mensaje enviado en un paquete de cigarrillos a Juan Seoane, otro de los huéspedes del Panóptico, en la víspera de la Navidad de 1932. Este documento pasó dos veces sobre los guardianes, primero al llegar a su destino y luego al ser enviado por Seoane a Nicanor Mujica. “Mujica y Seoane (Iéese en la obra antedicha) mantuvieron una activa correspondencia que burlaba ingeniosamente la vigilancia de los carceleros sobre este último: El mensaje, escrito en el primer aniversario de la “Navidad de Sangre” de Trujillo, es un saludo a “todos los hermanos apristas que te acompañan en la prisión”… Empieza por comentar elogiosamente una carta que había recibido de Nicolás Mujica, entonces en Santiago.”La ventaja dialéctica la lleva él (afirma) porque el aprismo como fuerza histórica, marxista, tiene su propia evolución y ella ha de avanzar y desarrollarse de acuerdo con la realidad de los pueblos para los cuales ha sido concebida”. “Si somos apristas de veras, es decir si estamos de acuerdo en que el aprismo es la interpretación marxista de nuestra realidad, tenemos que convenir con N., sin perdernos en el difícil augurio del porvenir, que, mientras vivamos, sabremos afrontar de acuerdo con los fenómenos que la realidad nos presente. Hay que tomar en cuenta -justamente como marxistas y, por ende, dialécticos- que el aprismo no es un dogmatismo cerrado y arbitrario sino una línea de acción hacia el infinito, hablando filosóficamente y aplicando este concepto relativo a nuestra historia, vale decir: si curvo es el infinito (Einstein) curva será nuestra línea: si recto, recta. ¿Me explico?”.
Expresa luego su entusiasmo ante la formación de un seminario en Santiago sobre la realidad económica indoamericana. A los comunistas hay que darles de vez en cuando su “cocacho"
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EL INDULTO PRESIDENCIAL. Tras una gran presión de la opinión pública y de renombradas personalidades, entre ellas de la educadora Juana Alarco de Dammert, el presidente Sánchez Cerro firmó el indulto de la pena de muerte de su agresor José Melgar y de Juan Seoane. Aquí vemos a Sánchez Cerro aún recuperándose de las heridas de bala en la Clínica Delgado (1) y leyendo el texto del indulto (2).