3 minute read
Riva-Agüero y la Universidad Católica
el decreto de clausura [contra san Marcos] Fue dictado la víspera del día Que la universidad debía inauGurar el aÑo universitario de 1932. en la MadruGada, un destacaMento de la Guardia republicana ocupó el local y apresó a varios estudiantes Que se encontraban allí Haciendo Guardia. el local Fue rodeado, adeMÁs, por FuerZas de policía.
engendro semejante al de un ejército que eligiera sus oficiales y jefes. La insubordinación y la irreflexión, flagelos de nuestra vida nacional, se cultivan e infunden desde las aulas, inficionando a la incauta adolescencia. Y del mismo modo que, en el pertinente ejemplo propuesto, un ejército electivo no cosechará jamás sino tristes motines y derrotas, un profesorado dependiente del capricho de los alumnos abortará generaciones que, por no haber aprendido a obedecer cuando era razón, no acertarán a mandar con tino, discreción y justo imperio. Entre todos los posibles sistemas de provisión de cátedras, no imagino ninguno más inaceptable que este; y preferiría, no ya el laudable y correctísimo del concurso o el académico de la cooptación, sino hasta el mismo peligroso nombramiento gubernativo, porque cualquiera entraña menor incompetencia y menos diaria y cuitada servidumbre.
Advertisement
“Yo no puedo autorizar ni tolerar el desorden. Por eso pido a Ud., Señor Decano, que exprese a la Facultad mi irrevocable renuncia; y mi espontáneo y deliberado apartamiento de toda directa docencia universitaria mientras subsista el presente sistema, que está en evidente pugna cori mis convicciones y mi conciencia".
El grupo que representaba a los estudiantes declaró que Riva-Agüero y Belaunde no eran gratos a la juventud peruana.
RIVa-aGÜeRo Y la unIVeRSIdad catÓlIca.- Víctor Andrés Belaunde había hecho
pública confesión de su reingreso al catolicismo durante los años en que vivió desterrado por Leguía y había opuesto en el libro La realidad nacional esa convicción teñida por un ideario moderno muy distinto del conservadurismo de cuño tradicional, al marxismo de Mariátegui. En 1931 dio en la Universidad Católica un ciclo de conferencias sobre historia de las religiones. RivaAgüero, dentro de otras características políticas, vivió análogo proceso espiritual. Y si bien, solo en setiembre de 1932, con motivo de una reunión de antiguos alumnos del Colegio de la Recoleta, hizo en forma dramática una pública “retractación de errores” y profesión de fe, en diversas actitudes que adoptó desde su regreso al Perú en setiembre de 1930, evidenció sus puntos de vista. Una de ellas fue la publicación, en octubre de 1930,de un artículo sobre ”La Universidad Católica y el monopolio universitario” reproducido más tarde en el volumen I de su libro Por la verdad, la tradición y la Patria (Lima, 1937).
Fue un alegato a favor de la libertad de enseñanza superior y en contra de la teoría monopolizadora del Estado, a la vez que un elogio de la obra ya cumplida por la Universidad Católica. “El Estado, único maestro, único pontífice anunciaba (a su juicio) la absoluta y embrutecedora nivelación bolchevique”. La Universidad de San Marcos, según él creía, no debía subsistir libre como una excepción solitaria sino que al lado de ella debían promoverse de lleno centros de enseñanza superior, libres también, con leal y estimuladora competencia, órganos de las diversas tendencias que quisieran y supiesen mantenerlos con peculiares y espontáneos recursos.” Al Estado (agregaba) le basta estrictamente el derecho supremo de policía y vigilancia para exigir de todos esos institutos condiciones de capacidad, moralidad y orden público que a nuestra Universidad Católica ningún tribunal sensato y de buena fe ha de rehusar. No ha de ser ella la cuna de perturbadores de la paz social”.
Criticó Riva-Agüero en este artículo los artículos del Estatuto de 1928 referentes a la Universidad Católica pues consideró que la autorizaron de modo especial pero en forma deficiente, equívoca y mezquina. Creyó que bastaba con la garantía implícita en la validez oficial de los diplomas por los requisitos generales de capacidad docente, programas y pruebas finales.
“Lo que pedimos (concluía diciendo en este artículo) es el régimen libre que es el de la seguridad y la dignidad; el único que puede formar generaciones de verdaderos ciudadanos, respetados en sus opiniones y respetuosos de las ajenas, que conserven, ejecuten y desenvuelvan sus legítimas originalidades sin las cuales toda sociedad languidece y se postra en el unánime