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Algunas obras nacionales entre 1908 y 1918

aYaRZa Y la PaliZada

el músico alejandro ayarza, a quien vemos aquí en una fotografía publicada en 1912, estrenó ese mismo año su vals la Palizada. “Karamanduka”, como era conocido, se convirtió en uno de los padres de la denominada música criolla. encabezó además un grupo musical al que bautizó como su pieza más reconocida y con el cual participó en numerosas fiestas de la época.

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Otra artista que visitó Lima en esta época, la violinista y bailarina argentina Norka Rouskaya, de tipo clásico, como la Verbist, suscitó un escándalo con intervención judicial y policial al bailar una noche de noviembre de 1917 en el Cementerio de Lima, ante el mausoleo de Ramón Castilla, la Marcha fúnebre de Chopin teniendo entre otros espectadores a los periodistas José Carlos Mariátegui y César Falcón. La Rouskaya fue conducida a la cárcel de mujeres en la que estuvo durante algunas horas.

alGUnaS OBRaS naciOnaleS enTRe 1908 Y 1918.- La producción de teatro nacional

puesta en escena durante el periodo aquí tratado no ha sido de ninguna investigación (1). He aquí una lista, muy incompleta, de algunas de dichas obras: Confort del hogar, comedia de Nicomedes Santa Cruz (mayo 1908) y Servicio Obligatorio, del mismo autor (1909); La ronda de los muertos, drama por Manuel A. Bedoya, con influencias de Ibsen y Bernstein (1908); En la pendiente, drama por José Luis Villarán (24 de setiembre de 1911); Lucha de almas, drama de José Félix de la Puente (diciembre de 1911); El gallo de mi vecina, zarzuela con libreto de Julio Alfonso Hernández y música de Francisco González Gamarra (enero de 1914); Viendo visiones, sainete lírico de Humberto Negrón (mayo de 1913); En plena vida, drama de Antonio G. Garland (enero de 1914); La cosecha, zarzuela de Julio Baudouin con música de Américo Bracesco (junio de 1914); Más allá del amor comedia de Ezequiel Balarezo Pinillos (mayo 1915); La voz de los otros, del mismo autor; La amada mentira, comedia de Ismael Silva Vidal (junio de 1916); La ciudad misteriosa, drama de Ladislao Meza (agosto de 1916); La esclava, drama de Óscar Miró Quesada (abril de 1917); El agente de seguros, sainete de Julio Alfonso Hernández (octubre de 1917); Los de abajo, drama de Ángel Origgi Galli (octubre de 1917); El demonio llega, de Ladislao Meza.

La obra sucesora de La gran calle, Mentiras y candideces, La montonera y Lima por dentro fue Música peruana de Alejandro Ayarza ya mencionada en este capítulo, y en el 13 de la presente sección.

En el concurso teatral realizado con motivo de las Fiestas Patrias de 1909 obtuvieron premios Modesto Soto por El clarín de la escolta, Juan Luis Irribarren por La alegre Lucrecia, Jorge Lynch por Los claveles y Nicomedes Santa Cruz por Servicio obligatorio.

El escritor teatral más laborioso en Lima fue acaso, entre 1901 y 1919, Carlos Guzmán y Vera, periodista en La Prensa, El Imparcial y El Tiempo. Fue él, autor de zarzuelas, revistas o sainetes como Bocetos limeños, El amor obligatorio, Huérfanos, La cuestión palpitante, La guerra ruso-japonesa, Carga y descarga, La noche de navidad, El bazar, Los mismos ojos, El cocodrilo azul, Lima alegre, De Lima a la gloria, La reina del Carnaval, La canción del Indio, La gente del barrio. Puede ser señalada La señorita del principal, comedia de crítica social, como su obra de mayor aliento. Su mayor éxito llegó a ser el apropósito ¡Calor, calor! con música de Pedro E. López.

Después de La cosecha (que ya ha sido mencionada en un párrafo anterior), Julio Baudouin escribió Las tapadas (obra a la que también se ha hecho referencia a propósito de su coautor José Carlos Mariátegui) y además El cóndor pasa y Los niños faites, aludidos en seguida La mala fama, comedia sobre la clase media limeña, Su majestad el billete, La corte del sol, Sueños de opio, Sangre bohemia.

Una lista de autores del siglo XX hasta julio de 1921 deberá incluir a José A. Ruete García (Penumbra, comedia; Los cholololos, zarzuela y Feminista, juguete); Jorge Lynch (Escuela de arte); Enrique Maravotto (citado separadamente a propósito de La selva y autor, además, de Fin de ensueño, El alma de las nieves y La vida falsa); Juan Tassara y Rodolfo Zapata (Pobre padrino); Ricardo

(1) Constituye un ejemplo digno de imitar en el Perú la excelente obra de Julio Durán Cerda Repertorio del teatro chileno, bibliografías, obras inéditas y estrenadas que, con 247 páginas, publicó el Instituto de Literatura Chilena en 1962.

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