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Los precios
En algunas zonas como la de Arequipa, después de la guerra con Chile, por ejemplo, las grandes casas comerciales vinculadas al tráfico de la lana para la exportación de ella realizaron préstamos a los hacendados de la región andina meridional como estímulo para lo concerniente a la recolección de dicho producto por los campesinos. Inclusive, a veces, algunos recibieron dinero en depósito. Y no faltaron casos en que funcionó el sistema del trueque cuando arroz, azúcar, aguardiente y a veces coca fueron entregados a cambio de lana. En la década de 1910, sociedades agrícolas formadas en Camaná y Majes habilitaron monetariamente a los pequeños productores para el fomento del algodón; y surgió, además, la injerencia de los grandes comerciantes arequipeños para dominar económicamente a medianos propietarios y también a industriales emergentes. “Los grandes comerciantes arequipeños especularon, procedieron como instituciones de crédito, llegaron a constituir el sector más importante de la alta clase en la región” (Alberto Flores Galindo, Orlando Plaza y Teresa Oré: “Oligarquía y capital comercial en el sur peruano, 18701930” en Debates en Sociología, N° 3, octubre de 1978).
El patrón de oro otorgó a la libra peruana una solvencia tal que llegó a tener premio sobre la libra esterlina. La paridad con el dólar fue de USS 4,86 por 1 Lp., o sea de USS 0,486 por 1 sol. El saneamiento de la moneda en los primeros catorce años del siglo XX estuvo facilitado por la prudencia seguida durante corto tiempo con el Presupuesto y la eliminación de la deuda exterior (1897-1914) ha hecho que muchos olviden la situación de privilegio que dentro de este campo, tuvo el Perú en comparación con otras Repúblicas americanas, así como la salud hace olvidar los males vividos en las enfermedades. El régimen de los cheques circulares estuvo acompañado por el obsesionante afán de no volver al billete fiscal que a tan patético fin llegó en 1887. Defendida la moneda, surgió la paradoja de un tipo de cambio de 5 dólares por libra peruana al terminar la Guerra Mundial en 1918 (máximo de US$ 5,65 y promedio de US$ 5,27). La baja del cambio fue notable en 1921 y llegó al antes increíble valor de US$ 3,83 por libra peruana. Volvió a aparecer este fenómeno anómalo en 1925 pero solo se convirtió en una mal endémico y progresivo a partir de 1930 con vastas consecuencias políticas, económicas y sociales. El cambio máximo, mínimo y medio sobre Nueva York entre 1931 y 1933, años de profunda crisis, fue el siguiente:
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1931 1932 1933 Máx. S/. por dólar Mín. Medio
3,74 00 3,36 00 3,58 00
6,25 03 3,59 85 4,68 71
6,30 00 4,28 78 5,30 68
Entre tanto, se había esparcido una gran abundancia de dinero, así como también un proceso rápido de expansión y crecimiento del Estado en mayor proporción que los del país.
lOS preciOS.- Sobre esta importante materia existe elaborado un material demasiado escaso. No se han hecho estudios monográficos.
Cabe distinguir, dentro del período de 1895 a 1933, tres grandes ciclos separados por la Primera Guerra Mundial (1914) y el comienzo de la Depresión (1929) que, en su curva, reflejan, en general, las grandes corrientes de la coyuntura internacional. Al comienzo de aquel período hay la continuación de un signo descendente cuyo punto de partida estuvo, sin duda ubicado antes de la guerra con Chile, hacia 1872 para acentuarse con la invasión, las contiendas externas y civiles y el empobrecimiento generaL. Ya en 1898 comienzan a escucharse voces que claman contra la carestía en el costo de la vida, sobre todo en relación con la carne, el arroz, el trigo, las menestras y la sal. Existe al respecto el informe de una comisión de la Cámara de Comercio de Lima expedido el 25 de abril de 1898. Similares prOTeSTa algOdOnera
en agosto de 1914, los empresarios algodoneros canevaro, Solar y palacios (en la imagen) se dirigieron hasta el congreso de la república, para protestar por un proyecto que quería gravar el algodón con un impuesto. a inicios del siglo XX, muchos agricultores dedicados a la producción del algodón se enriquecieron enormemente y llegaron a convertirse en rentistas que alquilaban sus tierras para que las explotaran pequeños agricultores.