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Las ficticias elecciones de 1950. “La bajada al llano” y el triunfo anunciado de Odría.

Militar y político nacido en Lima, Ernesto Montagne Markholz

(1885 – 1954) fue cabeza de la Liga Nacional Democrática que lanzó su candidatura en las elecciones de 1959, enfrentándose a Odría. El Jurado Nacional de Elecciones, intimidado por el entorno presidencial, rechazó su inscripción.

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la Escuela Superior de Guerra y con estudios de especialización en el extranjero, Martín propuso la creación del Colegio Militar Leoncio Prado y fue su primer director (febrero de 1944). Tuvo a su cargo el Ministerio de Guerra durante un año en el gobierno de Bustamante y Rivero. Fue luego adscrito al Consejo Superior del Ejército (febrero de 1948), en cuyo seno promovió la dación de la Ley Orgánica del Ejército que consideró –como ya se dijo– la creación del CAEM. Después de su pase al retiro, por imperio de la ley, permaneció como asesor académico de dicho Centro. Aparte de estos servicios tan destacados, durante 32 años regentó una cátedra en la Universidad Nacional de Ingeniería. Fue profesor de la Academia Diplomática y, como miembro de número, perteneció a la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales del Perú. Durante su fructífero quehacer institucional, el CAEM ha contado siempre con un selecto plantel docente civil, entre los que podemos mencionar en orden cronológico de 1951 a 1971: Walter Leiblinger, Alberto Llosa Sotomayor, Wilfredo Pflucker, Ramón Remolina, Óscar Derteano, Alejandro Miró Quesada Garland, Alberto Arca Parró, Juan Ignacio Elguera, Emilio Castañón Pasquel, Tulio D’Andrea, Atilio González, Guillermo Vegas León, Teófilo Ibarra Samanez, Virgilio Roel Pineda, Miguel Ángel Rodríguez Rivas, Juan M. Bákula Patiño, Jorge Bravo Bresani, Armando Bueno Ortiz, Raúl Ferrero Rebagliati, Jorge Guillermo Llosa, César Valega, Leopoldo Chiappo, etcétera. Casi todos ellos vinculados a las aulas universitarias, al campo profesional o a la actividad empresarial e industrial. Finalmente, hay que señalar que uno de los enunciados del CAEM que más hondo ha calado en sus centenares de participantes es aquel que dice: “Las ideas se exponen y no se imponen”, así como aquella admonición que un director del Centro hiciera a sus alumnos: “No tengáis miedo a discrepar, lo importante es fundamentar la discrepancia y ese será el inmenso valor de vuestra colaboración”. Bajo esta convicción principista, no es difícil comprender el importante papel que el CAEM jugó en el proceso político iniciado con la Junta Militar de Gobierno de 1962-1963 y retomado e impulsado más tarde, en 1968, por el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada. Así, un historiador estadounidense atribuyó al CAEM el haber actuado como “Poder Legislativo” de la expresada Junta; un periodista brasileño identificó al CAEM con la Escuela Superior de Guerra del Brasil, y consideró que el CAEM capturó el poder en el Perú en 1968 como los “sobornistas” lo tomaron en el Brasil cuatro años antes; una revista norteamericana afirmó que al CAEM asisten “prácticamente todos los oficiales que estudian populismo, teoría marxista, planificación social y desarrollo económico”; otro llamó al CAEM el “laboratorio del golpe de Estado que derrocó al presidente Belaunde en 1968” (citado por Villanueva).

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LAs fiCTiCiAs ELECCioNEs dE 1959, “LA BAJAdA AL LLANo” y EL TriuNfo ANuNCiAdo dE odrÍA.- La pri-

mera etapa del régimen odriista (a través de la Junta de Gobierno) duró dos años. En ese lapso se gobernó sin parlamento, y la Junta asumió la facultad de legislar mediante decretos leyes. En 1950 se llamó a elecciones generales con el claro designio de legitimar el mandato de Odría, quien renunció a la conducción de la Junta para postular su candidatura a la Presidencia de la República, desde el llano (solo permaneció alejado del poder durante 58 días y no por el término de seis meses que prescribía la Constitución). En consecuencia, el general Zenón Noriega, ministro de Guerra y hombre de confianza del autócrata, asumió el mando de la Junta Militar. Ante una situación tan insólita como esta, diversas fuerzas organizaron la Liga Nacional Democrática y auspiciaron la candidatura del general Ernesto Montagne Markholz; pero el Jurado Nacional de Elecciones (obedeciendo designios de Palacio de Gobierno) rechazó su inscripción el 11 de junio, bajo artificiosos y fútiles pretextos. Por lo tanto, las elecciones se efectuaron sin garantía de ninguna clase y con una sola candidatura, pues el general Montagne, a quien apoyaba el APRA, en un vano intento de oponer la candidatura de otro militar para derrotar al dictador,

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