verano-otoño 2009
el portarró 26 boletín del parc nacional d’aigüestortes i estany de sant maurici
El Portarró Verano - otoño 2009 Colaboran en este número: Mercè Aniz Montes Jaume Comas Ballester Josep Maria Rispa Pifarré Gerard Giménez Pérez Pèir Còts e Casanha Javier Piqué Alejaldre Navidad Peguera Peguera Claudi Aventín-Boya Jordi Canut Bartra Jordi Vicente Canillas Jesús Tartera Orteu Maria Farré Domech Delia Pino García Amaya Gómez Rodríguez Fotografías, mapas y dibujos: Archivo del Parc Nacional Ricard Novell Agramunt Claudi Aventín-Boya Cos d’Agents Rurals de l’Alta Ribagorça Javier Piqué Alejaldre Navidad Peguera Peguera Jordi Prieto Mollar Pèir Còts e Casanha Juanma Morell Vidal Miguel Angel Yuste de Paz Corrección lingüística: Núria Tost i Farrús Claudi Aventín-Boya Diseño y maquetación: Aran Disseny Depósito Legal: L-1428-96 Edita:
índice 3 Presentación
4 La necrópolis deth Harò de Garòs (Naut Aran, Val d’Aran) 8 Bellas y con nombre 11 Entrevista: El molino de Senet y de Aneto: ¡una utopía hecha realidad! 16 Noticiario 20 Conozcamos el Parque - La oreja de oso - El treparriscos 22 La esencia de las palabras: Barravés’s val 27 Caminemos por el Parque - El salto de Comials 29 Publicaciones
Casa del Parque Nacional de Boí Ca de Simamet C/ de les Graieres, 2 · E 25528 Boí (Alta Ribagorça) Tel. 973 696 189 · Fax 973 696 154 Casa del Parque Nacional de Espot Prat del Guarda, 4 · E 25597 Espot (Pallars Sobirà) Tel./Fax 973 624 036 Centro de Información de Llessui Ecomuseo de los Pastores del Valle de Àssua Antiguas escuelas, s/n · E 25567 Llessui (Pallars Sobirà) Tel. 973 621 798 · Fax 973 621 803 Centro de Información de Senet La Serradora C/ del Port, 10 · E 25553 Senet (Alta Ribagorça) Tel. 973 698 232 · Fax 973 698 229
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presentación Hace 100 años, en Suecia, se declararon los primeros parques nacionales europeos, en concreto un 24 de mayo, fecha entorno de la cual celebramos últimamente el Día Europeo de los Parques. Pocos años después, el Estado español se sumó con la declaración en 1918 de dos parques nacionales pioneros en la península Ibérica: la Montaña de Covadonga y el Valle de Ordesa. En la actualidad, más de 1.600 espacios naturales protegidos se encuentran repartidos por todo este territorio, lo cual hace que cada vez más ciudadanos nos visiten para gozar de este patrimonio natural y cultural de primer orden. Una gran responsabilidad que entre todos tenemos que gestionar para hacer compatible la protección y conservación de estos hábitats con un uso público respetuoso y responsable. En este nuevo número, y van 26, nuestros artículos de fondo hablarán, por un lado, de los descubrimientos arqueológicos realizados en Garòs por el arqueólogo aranés Pere Còts y, por otro, haremos un viaje por el origen de los nombres de las flores, unas flores que empiezan a componer sinfonías de colores en nuestros paisajes. Os presentaremos una interesantísima entrevista sobre la Mola de Senet y Aneto. En el Noticiario os podréis enterar de algunas de las actividades realizadas durante los últimos seis meses así como de otras novedades sobre la red de
caminos, los trabajos de investigación y hasta, alguna curiosidad zoológica y sociológica. Si queréis profundizar en nuestros valores naturales podréis leer dos interesantes artículos de la famosa oreja de oso y del treparriscos, uno de los pájaros más bellos de los Pirineos. Pasearemos también por el valle de Barravés, de la mano y las letras de sus topónimos, sus historias, sus personas; nos acercaremos al salto de Comials, en el valle de la Bonaigua, gracias al nuevo camino abierto por el Parque cerca del refugio del Gerdar. Como siempre, las novedades bibliográficas cerrarán este número. Como ya habréis oído en los diferentes medios de comunicación, este 2009 también ha sido declarado internacionalmente como año Darwin, en conmemoración del bicentenario del nacimiento del insigne científico y naturalista inglés, y del ciento cincuenta aniversario de la publicación de su obra sobre el origen de las especies, dónde expuso sus teorías sobre la evolución y la selección natural. El Portarró, como publicación periódica hecha en los Pirineos, también quiere continuar aportando número a número, palabra a palabra, imagen a imagen, más piezas a este gran rompecabezas que es la evolución. ¡Gracias a todos y todas por acompañarnos, un verano más, en este viaje apasionante!
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la necrópolis del harò de garòs naut aran, val d’aran Garós es una población que pertenece al término municipal del Naut Aran. La necrópolis paleocristiana llamada “deth Harò”-nombre que proviene de la antigua tradición pagana consistente en quemar un tronco clavado en el suelo el día del solsticio de verano, es decir, para San Juan- está situada en una pequeña elevación en el margen derecho del río Garona. Se puede acceder al yacimiento desde la vecina población de Garós, que se encuentra a unos 150 metros por el Camin deth Calvari –Camino del Calvario–. Desde su parte más alta, a una altitud máxima sobre el nivel del mar de 1.122 m, se dominan los núcleos de Casarilh, Escunhau, Betren y Vielha, así como un área bastante extensa del valle del Garona. Se encuentra rodeada, al norte, por los huertos de los vecinos y la Sarrada d’Espiargo; al sur, por el Camin deth Calvari que motivó en su momento la excavación con urgencia ya que en la extracción de tierras para ensancharlo y bastir un acceso para los prados de la parte superior fue cuando se descubrieron las primeras tumbas al ser éstas seccionadas por la excavación; por el este está flanqueada por la población de Garós y finalmente por el lado oeste y completando la delimitación, el barranco de Cal por donde en invierno baja una de las aludes más importantes del Valle.
El yacimiento Los primeros trabajos llevados a cabo el año 1993 fueron motivados por el descubrimiento hecho por el arcipreste del Valle de Aran, el sacerdote Jusèp Maria Amielh, a finales del mes de junio, de una gran cantidad de huesos y de tres tumbas en un margen donde hubo extracción de tierras durante las obras de mejora del Camin deth Calvari. Esto pasó casualmente ya que el sacerdote seguía los trabajos de los operarios con el objetivo de encontrar la base de la última cruz de este camino, es decir, la catorceava estación de este recorrido que ha mantenido la mayoría de las estaciones del Vía Crucis, consistentes en piedras cilíndricas de mármol con una cruz gravada en el centro de todas ellas y, según la tradición popular, la última estación contemplaba la existencia de una peana de las mismas características, más una cruz de grandes dimensiones encima. Esta base, al final de la campaña, apareció en el centro de la necrópolis, a pesar de que unos desaprensivos la tumbaran y la hicieran rodar por la pendiente de la cara sur del yacimiento, hasta hacerla llegar al fondo del Garona. Las excavaciones realizadas con índole de urgencia comenzaron el día 10 de Julio y finalizaron el día 5 de Agosto. Se excavó una cala que formaba un rectángulo imperfecto de 11 x 5 metros, sin dejar ningún testigo, que ya venían marcados por los laterales norte y oeste. Se
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la necrópolis del harò de garòs naut aran, val d’aran empezó en el lugar donde habían quedado interrumpidas las obras de la excavadora y continuaron ahondando en extensión hasta llegar a un total de 47 m2. Se rebajó el espacio entre 10 y 140 cm hasta llegar al nivel natural de los márgenes, que era el que mostraba los recortes hechos en bastir las tumbas. Se pudo comprobar que la llamada necrópolis estaba vertebrada en fosas, todas ellas orientadas hacia la salida del sol. Al excavar la zona hallaron 21 sepulturas de buena factura (de las que tan sólo se abrieron 14 por falta de tiempo). Estos entierros corresponden a cronologías que pueden ser situadas entre el siglo V y la VIa centuria, según los resultados extraídos a partir del material cerámico encontrado. Esta datación es producto de la aparición de un vaso de terra sigillata clara D paleocristiana naranja (forma 15ª de Rigoir) de producción aquitana bajo una de las tumbas infantiles. Esta cerámica es una clase que se distingue por su barniz bastante degradado anaranjado y por la pasta del mismo color. La decoración es a ruedecilla y formada por una seriación de círculos de línea simple, unidos dos a dos a través de unos temas vegetales verticales; el acabado es bastante elemental y está constituido por una línea de medias lunas. El número de fosas localizadas no indicaba la densidad total de la necrópolis, ya que el aspecto general del yacimiento nos hacía pensar que las tumbas halladas tan sólo representaban una muestra del conjunto sepulcral que tuvo lugar en otro tiempo. Este cementerio, podemos asegurar, tenía una extensión bastante más grande por el lado oeste y la parte norte.
Campaña de 2008 La campaña se inició por la parte superior del yacimiento, debido a que la parte inferior quedó agotada en la primera campaña de hace ya 15 años. Se abrió una extensión de 10 x 6m, es decir 60m2. En primer lugar se rebajaron todos los niveles tanto orgánicos como los materiales arrastrados por el alud que cae del barranco de Cal que afectaba al área de actuación. Estos trabajos se efectuaron mediante una máquina retroexcavadora mixta aprovisionada de pala de limpieza y pala cargadora. Tan sólo se rebajaron entre 63 y 68 cm a máquina, ya que a partir de esta profundidad empezaron a aparecer los restos de las primeras cubiertas de las tumbas situadas en este lugar elevado. Cuando afloraron los niveles arqueológicos se paró la actuación de la acción mecánica para
poder iniciar la actuación arqueológica de forma manual. Al mismo tiempo que se rebajó el terreno, empezó a derribarse el muro de grandes piedras construido por los payeses. En total se desmontaron 11 metros. Cuando se terminó el trabajo con ayuda de la retroexcavadora, el resto se hizo de forma manual, rebajando a la parte superior del lugar entre 63 y 1,40 metros para dejar al descubierto la parte superior de todas las cubiertas de las tumbas de losas situadas en esta parte de la necrópolis, así como también una estructura construida con posterioridad donde se dejó de enterrar. Por lo tanto en la parte superior del lugar se localizó una estructura de época intermedia construida con la técnica de piedra seca hecha con barro verdoso que contenía en su extremo sur elementos reutilizados (basa de columna y piedras trabajadas). Ésta se asienta por encima de otra pared con orientación norte-sur más antigua. Ambas son posteriores a la necrópolis ya que se asientan sobre una tumba y tallan tres más. Asimismo, a medida que se desarrolló la campaña observamos, cuando iniciamos los trabajos de la parte baja del yacimiento, que esta estructura estaba asentada encima de más sepulturas, éstas ya correspondientes a la fase Paleocristiana. De esta fase del Alto Medieval hemos localizado 24 tumbas, de las cuales hemos excavado 21. Hay que decir, no obstante, que además de éstas nos han quedado marcadas en el corte de la campaña un total de 4 tumbas más, demostrándonos que la fase medieval se extiende en dirección norte, este y oeste. Frente a la extensión del yacimiento y de las prioridades marcadas por nosotros mismos en el inicio de la campaña, se ha decidido que estas tumbas queden como una reserva arqueológica, ya que el día de mañana las técnicas se habrán desarrollado más y cuando sea de interés para la comunidad científica se podrán excavar para poder extraer información de los cadáveres cosa que hoy en día es inviable debido a los costes (ADN) y al estado actual de las técnicas de laboratorio que aún no están lo suficientemente desarrolladas. Podemos diferenciar esta fase de enterramiento de la localizada hace ya 15 años ya que entre los dos estadios hemos localizado un estrato muy oscuro formado por piedras de considerable tamaño que las separa. Éste posiblemente sea producto de algún desprendimiento de piedras y tierra producido con posterioridad a la utilización de este paraje como lugar de entierro en época Paleocristiana (siglo V-VI
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la necrópolis del harò de garòs naut aran, val d’aran d.C.). Las tumbas las encontramos dentro de un corte de planta rectangular con los extremos redondeados y de orientación este-oeste. Las cistas o tumbas de losa son construidas con losas verticales que forman una caja que puede ser rectangular o trapezoidal. Éstas están cubiertas con diversas losas situadas horizontalmente encima de la caja. Para evitar filtraciones o el acceso de animales encontramos pegotes de barro verdoso sellando las fisuras entre las piedras. Además, a ambos lados de la cabeza encontramos, de forma mayoritaria, dos piedras (que suelen ser de piedra tosca o blanda) que tienen como función que no se ladee la cabeza del difunto. En cuanto al tema del ajuar, podemos decir que tan sólo hemos localizado un objeto metálico en una de las tumbas, la función del cual hoy en día se desconoce. En lo que se refiere al ritual observamos que todas las tumbas están orientadas hacia la salida del sol con el matiz que entre estos entierros y la fase más antigua o Paleocristiana encontramos una clara diferencia en el momento de efectuar el entierro. En éstos (alto medieval) una vez se ha depositado el cadáver dentro de la cista, éste es cubierto con tierra a diferencia de la fase paleocristiana donde encontramos que los cadáveres no están cubiertos con tierra a excepción de una tumba. Una vez agotada esta fase situada en la parte más elevada del lugar, conectamos con las tumbas que hacía 15 años dejamos al corte de la actuación. Éstas se omitieron delante la imposibilidad de abrirlas, ya que nos quedamos por debajo del muro que en esta campaña hemos derribado para poder trabajar en extensión en el yacimiento. Esto nos ha permitido unificar los registros arqueológicos de las dos temporadas y recoger en una misma documentación gráfica y planimétrica ambas actuaciones. En total estas tumbas situadas en el corte eran 7. Podemos decir que en una hemos localizado un elemento material bastante interesante para poder situar cronológicamente esta fase de entierros. Se ha localizado un vaso de cerámica al lado de la cabeza de la sepultura que corresponde con la cronología del localizado hace 15 años.
Seguramente relacionado con una ofrenda alimentaria (después de los análisis pertinentes podremos averiguar si era líquida o sólida). Como llevábamos un buen ritmo de trabajo decidimos abrir por debajo del camino de acceso a las fincas situadas en la parte alta del yacimiento (de hecho gracias a las obras llevadas a cabo en éste, el año 1993 se encontró el yacimiento…) y de esta manera conectar de manera definitiva las dos campañas para así completar la planta del yacimiento Paleocristiano situado en la parte baja del lugar. Como resultado de la unificación de las dos temporadas, al finalizar la de este año podemos decir que hemos localizado 42 entierros (entre las dos actuaciones) correspondientes a la fase más antigua (siglos V-VI d.C.). Esto ha representado un gran esfuerzo, debido a que hemos abierto un espacio de 8 x 5 dándonos un ámbito de 40m2, además de los ya abiertos en la parte alta y en la zona del corte. Hablamos de esfuerzo sobretodo porque hemos tenido que rebajar este ámbito entre 60 cm y los 1,45 m., generando un volumen de tierra ingente. El afán ha sido gratificado, ya que se han localizado más entierros antiguos y en otro también se ha localizado un vaso de cerámica de las mismas características del nombrado anteriormente. Además de los entierros localizados en la campaña de 1993, se han encontrado 12 más, de los cuales por falta de tiempo material tan sólo hemos abierto 7. Asimismo podemos constatar que por debajo de éstos aún se intuyen más pero hemos decidido dejarlos como reserva arqueológica para el futuro. Con estos primeros resultados podemos avanzar algunas conclusiones iniciales, teniendo presente que aún faltan los estudios antropológicos, las dataciones por C14 y diversos análisis para efectuar. La excavación ha permitido establecer una valoración precisa de la necrópolis. Es evidente que se trata de una zona minera enmarcada en un momento clave entre la Baja Edad Antigua y Alto Medieval, que podrá ser de vital importancia para el conocimiento de la población de esta región. Uno de los principales motivos de la presencia
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la necrópolis del harò de garòs naut aran, val d’aran romana en el Valle de Aran era la necesidad de garantizar el libre tránsito por la arcaica ruta de comunicaciones, de gran interés tanto económico como militar, que unía la ciudad situada en Comenges, Lugdunum Convenarum, con la población ubicada en el Pallars Jussà d’Aeso. La eficacia de esta política se confirma con el gran desarrollo de carácter socioeconómico sufrido por esta región y que se refleja en la gran cantidad de restos de época romana, sobretodo de cronología Bajo Imperial. Sobre el terreno, las señales de esta expansión en la zona en esencia consisten en una gran densidad de elementos de condición funeraria como son los frontales de urna, las estelas y también las inscripciones. El sistema de incineración continuó y fue de un uso generalizado, subsistiendo con más exclusividad que en otros lugares del imperio. El gran número de fragmentos de frontales de urnas funerarias de mármol encontradas en el Valle de Aran, implica este rito. Vemos crecer la costumbre importada por la civilización romana de perpetuar la memoria de la personalidad del difunto con su imagen sobre el mármol funerario. La cara anterior de la caja lleva los bustos; éstos son extremadamente estilizados y a veces reducidos siendo en las fosas más rústicas groseramente esculpidos y rodeados de signos astrales. Parece ser que aproximadamente durante el transcurso del siglo III, la inhumación empieza a generalizarse y al final reemplaza la incineración en la zona de Comenges. Más tarde, cuando es la regla, los cuerpos están situados dentro de sarcófagos de mármol en forma de caja alargada, con los lados verticales o exvasados. En los pequeños cementerios de los pueblos rústicos de las regiones colindantes, los sepulcros de losa están elaborados con grandes piezas trabajadas o serradas, dispuestas variablemente según sus dimensiones. Nosotros a partir de este material cerámico aparecido en nuestra necrópolis, podemos afirmar que la fase más antigua data de finales del siglo IV o principios del V d.C. hasta el VI. Esto implica que en nuestra zona los ritos vinculados con el cristianismo (es decir la inhumación) llegaron un poco más tarde debido al emplazamiento montañoso y tal-
vez lo pudiéramos relacionar con la inestabilidad que durante este periodo se vive en las llanuras de Comenges y Coserans. Esta necrópolis podría formar parte de un pequeño núcleo de población emigrada de los alrededores de Lugdunum Convenarum y emplazada en Garós, estando por este motivo el Valle de Aran influenciado por pequeños grupos cristianos en una época bastante antigua, al contrario de otras zonas donde esta religión y forma de entender la vida llegaron bastante más tarde. La presencia de estas necrópolis simples podría constituir el indicio de la existencia de pequeñas comunidades, dedicadas a la agricultura o a la ganadería, o bien a la explotación de una economía mixta de subsistencia, que con el paso del tiempo iría dando lugar a la creación de una serie de vici o villae establecidas durante los primeros siglos. Se planteó la hipótesis que debido a la toponimia del lugar, esta necrópolis intentara cristianizar este lugar donde se efectuaban ritos de carácter pagano, como es la crema del Hàro en el día de San Juan. Más tarde vimos que además de existir fosas infantiles, el resto era compuesto por inhumaciones de gente adulta. Cuando tengamos el estudio antropológico nos permitirá confirmar que la altura de esta gente era baja, factor que nos hizo plantear al principio del trabajo una serie de dudas sobre la identidad de la población enterrada en este lugar. En el momento de datarlo, se han tenido que descartar los paralelos tipológicos, ya que todos se sitúan en un contexto histórico y arqueológico diferente. Los datos disponibles inducen a creer en la existencia de estas pequeñas necrópolis de sepulcros de losas sin asociación topográfica posible, arrancando probablemente de un momento situado en los fines del Bajo Imperio y la época de transición al mundo medieval. La presencia de pequeños vasitos de cerámica paleocristiana nos encuadra de manera bastante orientativa esta necrópolis y nos hace plantear la posibilidad de que en este lugar se hubieran hecho libaciones rituales, cosa bastante habitual en estas comunidades. Pèir Còts e Casanha * Este proyecto ha sido subvencionado por el Parque Nacional en 2008
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¡bellas y con nombre! Los nombres vulgares de las plantas fueron, y son sin duda, muy útiles para el habla cotidiana. Pero estos nombres vernáculos resultaban en ocasiones imprecisos puesto que no eran universales -eran aplicables a una sola lengua-, únicamente algunas plantas tenían nombre y para rizar el rizo, a veces el nombre de dos plantas coincidía -o una planta tenía más de un nombre-. Fue Carl Linné quién en el siglo XVIII puso fin al entuerto y sentó las bases de la nomenclatura botánica, según la cual toda especie quedaba definida de forma exclusiva mediante la combinación de dos palabras en latín: el género y el epíteto específico. Y es así como botánicos de todas las épocas han ido nombrando las plantas, removiendo entre latinajos y seleccionando, a veces muy elegantemente, palabras que en muchos casos son capaces de provocar vuelos de nuestra imaginación. Dilatemos nuestras pupilas frente a algunas de las más bellas flores del Parc Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici y reflexionemos un poco sobre sus nombres. Místicos son los nombres de algunos géneros, como es el caso de Dianthus, los claveles silvestres, quienes nos
conectan, quizás por el embriagador olor de algunas de sus especies, con la mismísima divinidad. De hecho el nombre Dianthus procede de las palabras griegas «dios» (genitivo de «zeus» -dios-) y «anthos» (“flor”). Otro género con representantes en la alta montaña del parque, Alchemilla, opta asimismo por la mística, ya que las gotitas que de forma tan sutil y artística rezuma el borde de sus hojas no fueron sino el agua celeste que los alquimistas utilizaron en la obtención de la piedra filosofal. Hay otro grupo de plantas cuyos géneros rinden homenaje a personajes mitológicos, Aquí tenemos atractivas flores de montaña incluidas en los géneros Narcissus, Adonis, Daphne o Silene, este último padre adoptivo y preceptor de Dionisos, siempre representado con vientre hinchado, similar a los cálices de algunas especies de este género. También el nombre del delicado lirio que salpica los prados estivales del parque, Iris xiphiodes hace, por un lado referencia al parecido de la flor a una espada («xiphos») y por otro, evoca la figura de la mitológica Iris, hermana de las Harpías y personificación del arco iris que anuncia el pacto entre los hombres y los dioses poniendo el broche final a la tormenta.
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¡bellas y con nombre! Otro grupo de botánicos decidieron honrar la figura de personajes históricos o pseudohistóricos. Por ejemplo, el género Achillea, recuerda que, según la Iliada, los soldados del griego Aquiles usaron la milenrama, nombre con el que se conoce a la Achillea millefolium, para sanar las heridas del combate. El género Gentiana proviene de Gentio, rey de Iliria, de quién se cuenta dio a conocer las propiedades medicinales de la genciana (Gentiana lutea). Por su parte el género Carlina, y más concretamente Carlina acanthifolia, recuerda cómo Carlomagno logró evitar una epidemia entre sus tropas con el uso de esta planta. Para ello rezó a Dios y éste le envió un ángel que lanzó una flecha que fue a caer justamente sobre esta planta, para más datos, de hojas parecidas al acanto («acanthifolia»). Otras veces fueron los propios descubridores de la planta, o científicos de diversas ramas de las ciencias naturales, los galardonados con el privilegio de bautizar a los nuevos géneros. Así es como aparece un numeroso grupo de plantas bien representadas en el parque, tales como Loiseleuria (de Loiseleur-Deslongchamps, médico y botánico francés de los siglos XVIII-XIX), Vitaliana (de Vitaliano Donati, naturalista italiano del siglo XVI), Tofieldia (de Tofield, botánico inglés del siglo XVIII), Swertia (de Sweert, jardinero holandés de los siglos XVI-XVII), Sesleria (de Sesler, naturalista veneciano del siglo XVIII), Sibbaldia (de Sibbald, médico escocés de los siglos XVII-XVIII), Paradisia (de Paradisi, conde naturalista de los siglos XVIII-XIX), Hutchinsia (de Miss Hutchins, dama irlandesa entusiasta de la flora alpina del siglo XVIII), Koeleria (de Koeler, botánico alemán de los siglos XVIII-XIX), Murbeckiella (de Murbeck, botánico sueco de los siglos XIX-XX), Molinia (de Molina, jesuita chileno de los siglos XVII-XVIII), Minuartia (de Minuart, botánico catalán del siglo XVIII), Lonicera (de Lonitzer, médico y botánico alemán del siglo XVI), Listera (de Lister, médico y naturalistas inglés de los siglos XVII-XVIII)… Otro grupo de nombres de plantas se alejan de la mística, de la mitología y de los personajes históricos acercándose a un mundo más material, si bien en pequeñas dosis, como es el de las formas. De este modo una especie de elegantes flores rosadas como es Soldanella alpina nos abre los ojos sobre la innegable evidencia de que sus hojas redondeadas recuerdan a las monedas de oro («solidus» en latín) de la época romana. La no menos bella Dryas octopetala
nos revela con su epíteto específico el número de pétalos de la flor, ocho, además de subrayar el parecido de su hoja con la del roble («drys» en griego). En otros casos los nombres nos revelan un parecido de las flores con formas comunes y familiares, como en los preciosos géneros Trollius (del latín «trullius», “olla o palangana”) y Scutellaria (del latín «scutella», “escudella”, “vaso”). Unas formas astronómicas tan magníficas como las estrellas tampoco pasan desapercibidas al botánico y son una buenísima excusa para nombrar plantas con inflorescencia estrellada. ¡Y son tan bellas que en los prados o bosques parecen realmente brillar! Me refiero a especies de géneros tales como Stellaria (del latín «stella»,”estrella”) o Aster y Astrantia (del griego «aster», “estrella”). Los colores también inspiran nombres. El nombre «galanthus» quiere decir flor de leche y es que el color blanco, casi resplandeciente, de la romántica flor Galanthus nivalis sienta como un guante (blanco, por supuesto) a esta especie. También hacen referencia al color blanco, entre otros, el género de orquídeas Leuchorchis o el de margaritas Leucanthemum. Pero hay más colores en el elenco taxonómico botánico; la sugerente y curiosa Erytronium (del griego «erythros», “rojo”) quizás nos pone sobre la pista del color púrpuraceo o rosado de sus flores, cabizbajas y con los pétalos girados hacia atrás. Nigritella, una delicada orquídea que embelesa el olfato con su delicioso olor de vainilla, muestra al que quiera no mirar sino ver, el color púrpura-negruzco de la inflorescencia. En otras ocasiones y con un objetivo meramente descriptivo, los botánicos optan por implementar el género con un nombre que ponga de relieve algún aspecto morfológico distintivo. Son varios los géneros que nos señalan una posición más o menos péndula de algún órgano de la planta. Enseñoreándose de los prados, las especies de Filipendula (en latín «filum» quiere decir “hilo” y «pendula», “colgante”) explican cómo sus tubérculos están situados en el extremo de unas raíces finas como hilos. De aquellas especies que ningunean el color verde por ser parásitas su color es pálido-, destaca sobre el mantillo de pinos, abetos o hayas, un género que emergiendo entre la hojarasca con las flores inclinadas va irguiéndose hasta la vertical; se trata de Monotropa (del griego «mono», “única” y «trope», “vuelta”) cuyo nombre señala cómo sus flores están inicial-
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¡bellas y con nombre! mente giradas hacia un solo lado. También Prenanthes (del griego «prenes», “inclinado o colgante”, y «anthos», “flor”) muestra una posición péndula de las tímidas inflorescencias de esta compuesta de abetal con hoja musical -su forma de caja de violín así lo confirma-. Con sus cuatro hojas verticiladas, e insólita como pocas, Paris quadrifolia denota el aspecto uniforme («par» quiere decir en latín “igual”) de la planta. Propia de formaciones megafórbicas -aquellos circos botánicos estivales del parque nacional, en los que el porte exagerado, el follaje exuberante y el gran tamaño de las inflorescencias son las escenas exigidas en el guión para sus protagonistas- no suele faltar nunca Adenostyles (del griego «aden», “glándula” y «stylos», “columna = estilo”) cuyo nombre destaca la presencia en el estigma de unas papilas glandulosas. Uno de los pocos géneros de plantas insectívoras del parque es Pinguicola. Estas plantas embelesan a pequeños insectos con el apetitoso aspecto carnoso y brillante de sus hojas para atraparlos con sus secreciones viscosas y, acto seguido, digerirlos gracias a la acción fermentativa de algunas bacterias. Precisamente la forma «pinguis» en latín equivales a “grasoso”, su estrategia de captura. Entre aquellas plantas que en los prados de la alta montaña pirenaica gritan a los cuatro vientos que acaba de llegar la primavera, lo que los botánicos conocen con el nombre de plantas vernales, destaca el rosado género Bulbocodium, del cual entenderemos el nombre si desenterramos uno de sus bulbos: apuntemos que en latín «bulbus» quiere decir “bulbo” y el diminutivo «codion», “pelaje o lana”. En ciertos humedales del parque y garantizando un espectáculo de color podemos sorprender algún que otro corrillo de Eriophorum, un género que también se engalana con lana; y es que sus frutos están rodeados de numerosos pelos largos y blancos de modo que las espiguillas maduras parecen plumeros algodonosos. En este caso del griego «erion», “lana” y «phero», “llevar”. Y todavía podríamos citar muchos otros géneros que indican, señalan, subrayan o explican caracteres morfológicos: Biscutella («bis», “dos” y «scutella», “escudella” ya que fruto se compone de dos piezas llanas y redondeadas), Cryptograma (de griego «cryptos», “escondido” y «gramma», “letras”, puesto que posee soros lineares escondidos), Epilobium (con corola situada “sobre” -«epi» en griego- un ovario alargado en forma de “legumbre” -«lobion»), Homogyne (flores femeninas y hermafroditas con “pistilos” «gyne = mujer»- “parecidos”«homos»), Polygonatum
(su rizoma tiene “muchos” -«poly»- nudos, como si fuesen “rodillas” -«gony» en griego, Stachys («stachys» quiere decir “espiga” en griego, como su inflorescencia), Antennaria (los pelos que hay en los capítulos masculinos de esta planta están engrosados en la punta y se parecen a las “antenas”-«antenna» en latín- de algunos insectos)... Plantas y animales forman la sustancia misma de la naturaleza. Por este motivo parece lógico que algunos géneros de plantas hagan referencia a animales. La famosa y casi inexistente en el parque Leontopodium alpinum evoca la huella («podion», “pequeño pie” en griego) del león. También el género Leontodon hace referencia, en este caso, al “diente” -«odon» en griego- del rey de la selva. La huella del enigmático lobo queda retratada en el nombre del falso musgo Lycopodium (-«lycos» es “lobo” en griego), una planta enigmática y confusa como pocas. Otra huella, la de la oca -«chen», en griego- tiene su dibujo en la hoja del género de los Chenopodium. Otras veces el objetivo son las orejas como ocurre con las bonitas flores azul cielo del género Myosotis (en griego «myos», “ratón” y «otis», “oreja”). Una planta de muy fácil identificación, sobretodo si se ha experimentado con anterioridad el pinchazo múltiple al caer sobre uno de sus cojinetes, es Echinospartium horridum (del griego «echinos», “erizo” y «spartos», ginesta). Caballos, osos y hasta cerdos tienen también su rinconcito botánico: un género cuyos frutos tienen forma de herradura Hippocrepis (del giego «hippo», “caballo” y «crepis», “zapato”). Aunque ya no haya prácticamente en el parque osos que se alimenten de ella Arctostaphyllos (del griego «arctos», “oso” y «staphyle» “uva”, o finalmente Hyoscyamus (del griego «hyos», “cerdo” y «kyamos», “haba”). Acabaremos retornando a las gentes y al saber popular, el cual muchas veces explica de forma breve e inteligentísima ciertos sucesos cotidianos. Así, el género Merendera hace referencia a que estas plantas florecen en otoño, cuando el día se acorta y anochece temprano, por lo que el pastor prefería guardarse la merienda para el retorno al hogar y no llevársela, por lo tanto, en el zurrón. Como sucedía con los apelativos de los ¿salvajes? indios norteamericanos asimismo los nombres de las flores nos arrullan con su magia y nos permiten hallar un tesoro sonoro con el que apuntillar el deleite visual de su contemplación.
Javier Piqué Alejaldre Profesor de ciclos formativos de naturaleza al IES del Pont de Suert
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entrevista
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el molino de senet y de aneto: ¡una utopía hecha realidad! Desde los tiempos más remotos, el ser humano, al sedentarizarse, aprovechó racionalmente los recursos naturales originales para su supervivencia cotidiana. Mucho antes de la aparición del hombre en la Tierra, la naturaleza con su paisaje primitivo y indómito era la primera, con sus montes y bosques, manantiales y ríos, mares y costas, etc. Al mismo tiempo que la tecnología se iba desarrollando, el hombre amansó y dominó la energía salvaje de algunos elementos naturales para canalizarla y explotarla en beneficio propio. El agua necesaria e imprescindible para la vida fomentó no sólo la agricultura i la ganadería sino también la artesanía y la industria incipiente, lo que generó riqueza en una zona pirenaica del Alto Aragón y Cataluña: la cabecera de la Noguera Ribagorzana. El molino de Senet i de Aneto, vulgarmente llamado la Mola y las dos serrerías colindantes han ido sembrando a lo largo de la Noguera Ribagorzana, en la zona del Salencar de Senet, un perfil arquitectónico de tres edificios industriales, construidos con piedras, maderas y pizarras del mismo terreno, e integrados armoniosamente en el paisaje. Las tres actividades industriales funcionaron hasta finales de la primera mitad del siglo XX. En aquellos tiempos, se explotaba la naturaleza sin dañarla, al contrario, valorando con la labor humana, la creación de paisajes naturales o culturales. En esta entrevista se pretende, primero, recordar una actividad tradicional del valle de Barravés: la molienda de cereales, que antaño tuvo una gran relevancia económica y social, con un uso razonable del agua que discurría libremente por barrancos y ríos. En efecto, la fuerza del agua movió, primero, la piedra para hacer harina y luego
las sierras para cortar madera. Un recurso ofrecido gratuitamente por la naturaleza que se utilizó después, alrededor de los años veinte, discreta y en sabio equilibrio para producir los primeros kilovatios para iluminar las casas y algunas calles de los pueblos de Aneto y Senet. En una época, en que se valoraba el uso de los recursos naturales sólo con criterios de factibilidad y productividad, de técnica y economía a nivel local. Está claro entonces que a principios del siglo pasado, se utilizaron los recursos naturales como una herramienta de medida de las necesidades vitales básicas para superar la gran precariedad socioeconómica i las malas condiciones de vida en áreas de bienestar tan deseado. Para sacar del olvido y dar a conocer a las jóvenes generaciones una actividad artesanal del siglo pasado, actividad hoy en día obsoleta y abandonada por razones de crecidas de la Noguera Ribagorzana, avances tecnológicos y desidia humana, hemos entrevistado a Àngel Puyol Peguera (+ 2009), del pueblo de Aneto. Un testimonio fehaciente, de primera mano, ya que ha conocido y participado en primera persona, del funcionamiento de molienda y producción de electricidad de la Mola de Senet y de Aneto. Ángel, ¿usted ha conocido la antigua Mola de Senet? Ah!! Ya lo creo. Viví y trabajé allí durante cinco años. ¿Y qué hacía? Pues mi padre llevó y se ocupó del funcionamiento y del mantenimiento durante cinco años, pero no seguidos, un año sí, otro no. ¿Toda la familia vivía en la Mola? Allí estábamos todos. Mi padre, Manel, mi madre Isabel, mi hermano, Pepito, y mi hermana, Pilar.
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el molino de senet y de aneto: ¡una utopía hecha realidad! ¿Dónde estaba situada esta mola? A la salida del pueblo de Senet; a la izquierda del camino que iba als Plans y al Hospital de Vielha. ¿Qué había a sus alrededores? Pues, a levante, había prados El Tou de casa de Mosenjuan, otro prado de ca de Chumbringué, otro de Lafont y de Marieta. Ah! Había también una acequia con un badívol que llevaba el agua, cuando la Mola estaba cerrada. Pero, tocando a la Mola… a su lado. Había una tierra, el Campet, cultivada por el molinero, se hacían allí, patatas, coles, remolachas... El que estaba allí de arrendador solía criar algún bicho: gallinas, cerdos, conejos... Se cultivaba un huerto que estaba allí, en la puerta de la misma Mola. Y al otro lado, hacia poniente. Nada, un salencar! Ah sí, un poco más arriba, la serradora de Senet y no lejos de allí la serradora de Casa Bernaduco de Aneto. ¿Y el edificio de La Mola, cómo era? Como una casa tradicional, un edificio de piedra de dos plantas. En la planta baja estaba la piedra de moler accionada por un rodete de madera que iba rodando y la mola funcionaba de esta forma y así se molía el trigo, el centeno, la cebada o lo que fuese. Entonces tenía un uso exclusivamente agrícola... Al principio sí, pero en el año 1925, se transformó, se puso una turbina con un transformador y dinamo para hacer luz para los dos pueblos. Una doble función... Obligado! Durante el día, se molía el trigo y por la noche se hacía luz. El sistema era tal que si molías no podías hacer electricidad y si hacías electricidad, no podía moler. ¿Por qué? El caudal del agua no daba bastante capacidad, entiendes? Y la vivienda para el molinero y su familia... ¡No estaba mal! En la planta de arriba, había un fuego de leña tradicional, la cocina colindante, una salita de estar que servía también de comedor, y las habitaciones. ¿Y el agua para hacer funcionar la Mola, de dónde venía? De la Noguera Ribagorzana. Más o menos, donde hoy en día hay la subestación de la central de Moralets, se hacía un pantano con palos y fajos de boj, lo que llamábamos la Peixera, donde se recogía agua suficiente y después por
una acequia de unos 500 metros la llevábamos hasta el molino. Un poco antes de llegar al molino, había un pequeño pozo para recoger los residuos, las hojas y después un depósito general llamado el Pou. Y cómo fulano o mengano, desempeñaban el cargo de molinero? El molino estaba administrado por una Junta de seis miembros elegidos, tres de Aneto y tres de Senet. El primero de enero, después de comer, la Junta se reunía con el molinero delante de la puerta del molino, a no ser que hiciera mal tiempo, porque en enero ya sabes, Navidad, como va la cosa! En caso de mal tiempo, se dejaba para el domingo siguiente, el día de Reyes. Y entonces... A pasar cuentas! El molinero presentaba los gastos e ingresos. No olvides que se cobraba una peseta por bombilla cada mes, lo que correspondía a una acción! ¿Y de moler? Por regla general, no se cobraba en metálico, sino con una medida: el almud, más o menos un litro, o medio almud por una carga. Claro, quien no quería que le quitaran la medida de trigo, un suponer, en mi época, pagaba un duro, por moler un saco de cereal! ¿Y como se terminaba la reunión? Con la subasta para atribuir el cargo de molinero. Se presentaba mucha gente para este trabajo? No creas. Era un trabajo muy obligado, no te podías mover y además no daba mucho negocio. No era un oficio muy concurrido. ¿Tenía algunas ventajas, no? Claro, para quien no tenía casa ni oficio seguro, era una solución momentánea, esperando tiempos mejores. Para mi padre, era un complemento para salvar unos mermados ingresos de las peonadas de albañil que hacía. ¿Era un contrato para cuántos años? Normalmente un año, pero hubo períodos, cuando no se encontraba a nadie, que igual la Junta te concedía dos o tres años. Depende. ¿En qué consistía el trabajo del molinero? Pues era doble. Primero, la molienda de cereales: se proveía de harina a los vecinos de Senet y Aneto. Había un día de la semana fijo para moler. A suponer, el jueves. Además, había casas fuertes, que a principios del invierno, se reser-
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el molino de senet y de aneto: ¡una utopía hecha realidad! vaban todo un día para moler. Ese día era dedicado exclusivamente a esa casa. ¿Y cómo era? El día concertado de antemano, por la mañana, llegaba el dueño de la casa con una carga (dos sacos) después iba a buscar otra carga y de vuelta ya se llevaba la harina a casa. A partir de 1925 con la instalación de la turbina... Oh, entonces ya se complicó el asunto. Tenías que vigilar la producción eléctrica, que no hubiera averías... Ir a menudo a limpiar la acequia, sacar las hojas y la suciedad, reparar la línea y arreglar los hilos. Cuando caía un poste tratabas de arreglarlo, si no podías, lo decías a la Junta y con la ayuda de la gente de los dos pueblos se arreglaba, claro, solo no podías. Es que en esta zona, hay mucho viento y en invierno, turberas! Esta partida de terreno siempre ha sido peligrosa, no? Verás, te explicaré dos anécdotas. Un año, creo que el 1939, un 25 de marzo, había caído unos seis palmos de nieve y mi padre, en paz descanse, estaba de molinero. Por la mañana vinieron los abuelos de Joanet, Casòs, Feixa y Bernaduco con un criado y nos dijeron “marchad de aquí, igual os entierra el alud!”. En efecto, a mediodía, bajó el alud y lo arrasó todo! Otra vez, en otoño, después de una fuerte tormenta, hubo una avenida torrencial. Yo he visto entrar agua por la puerta del Pou que decíamos y salir por la otra punta por la puerta de entrada del molino. A mi, me sacaron a hombros, yo era un crío, entonces! ¿Cómo la electricidad llegaba hasta los dos pueblos, el Molino estaba bastante lejos? Había una línea general hasta la Pena y desde allí una derivación que iba, una a Aneto y otra a Senet. ¿Usted que se ha ocupado del mantenimiento de las líneas, era un trabajo difícil? Difícil no, no se tiene que exagerar, hombre, pero era una responsabilidad y una servidumbre. Cuando la luz bajaba por la noche, tenías que levantarte para quitar las hojas de la reja del canal, por ejemplo. ¿Recuerda algunas figuras del Molinero? Yo he conocido al Comet des Cabanases de Barruera, se llamaba Tomás y su mujer, Pepeta, montó un comercio, una
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cantina a casa Ros de Baix de Senet. Fue uno de los que estuvieron bastante tiempo allí. Y también su padre Manel Claro, con Martinero de Senet, el padre de Ramón de la Martina que conoces, de joven allí aprendió de mecánico, la mecánica era su afición, lo montaba y lo desmontaba todo, el motor… Era su afición. Era en tiempo de los maquis! ¿Siempre gente del país... no? Al final, vinieron dos hermanos Manuel y Pepito del pueblo de les Esglèsies, cerca de Xerallo. Pepito, el Musiquet, tocaba el acordeón para las fiestas de la comarca! Y las serradoras vecinas, cómo funcionaban? La serradora de Senet se regía con los mismos procedimientos que la Mola y la de ca de Bernaduco de Aneto, era privada .Yo, a los que más he visto trabajar en la serradora de Senet es a Mossenjuan, Guillem y Vicent. Y a la del Bernaduco, al pobre Pedro, siempre al tajo, el pobre hombre, hasta una vez, se le helaron los pies! ¿Cualquiera podía llevar un árbol a serrar? Claro, llevabas el tronco, te hacían tablas o tablones. El serrador cobraba una tabla de cada tronco que serraba. La tabla del medio, naturalmente, era la mejor. Después, estas tablas, se iban a vender con cargas de mulas o yeguas a Vilaller o a Pont de Suert para ganar algunos cuartos. ¿Y este barrio artesanal del Salencar con las tres molas, hasta cuándo duró? Pues, hasta la construcción de la Central de Senet (19451946). Entonces, se hizo la presa, por encima de las tres molas y se quedaron sin agua. Además, la riada de octubre de 1963 se lo llevó todo, lo arrasó todo! Ahora no queda nada, todo está lleno de grabas y arenas. Y ¿cómo la gente reaccionó después de una catástrofe de tal magnitud, se intentó... Nada, nada de eso! La riada fue terrible, como una ola gigantesca, desplazó miles de metros cúbicos de runa, dejando un rastro de más de un metro de jarcia!. Sabes, no se pudo recuperar nada. La devastación fue total en la zona. Además, en aquellos años, no había medios ni capacidad para ayudar a esta desfavorecida comarca afectada.
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el molino de senet y de aneto: ¡una utopía hecha realidad! Hoy, casi nadie sabe dónde estaba la Mola y a los jóvenes no les importa un rábano! Después de 43 años y pico de su destrucción ya es hora de pasar página, ala, va, punto y parte! Al principio pues, en el Salencar de Senet, sólo había un molino harinero, mancomunado y utilizado por los dos pueblos: Senet y Aneto. A todas luces, este molino harinero aunque funcionara de maravilla no estaba inscrito, ni de propiedad ni mercantil, es como si administrativamente no existiese. Luego, el 25 de marzo de 1926 se pasó a una etapa industrial, no sin dificultades. En efecto, a la tarea tradicional de la molienda de cereales, se le añadió una turbina para producir electricidad para ambos pueblos. Para sufragar los gastos ocasionados por la inversión del capital para la compra, el transporte y la instalación de la maquinaria, se constituyó una sociedad de 106 acciones: 30 vecinos de Senet compraron 60 acciones y 20 vecinos de Aneto 46 acciones para instalar la maquinaria adecuada, para la molienda de cereales u otras materias y para la producción de la fluido eléctrico, con destino al alumbrado de sus respectivas casas i pueblos. Valero Palacín Peguera, de Casa Blasi de Senet, abanderó la propuesta de normalizar la situación administrativa y fue encargado de establecer un expediente y escritura del edificio del Molino de Senet y Aneto, situado en Senet, partida de Peguera, de una superficie de 20 metros cuadrados, lindes con tierras del mismo molino; derecha, con comunal; izquierda, vía pública y espalda, con terreno del mismo molino. La buena acogida que tuvo entre los vecinos esta iniciativa hizo que los trámites se llevaran a cabo en seguida. En efecto el 25 de marzo de 1926, en Vilaller, ante el notario de Pont de Suert, Don Virgilio Sebastián Sanz, se levantó una escritura de 15 cláusulas que reglamentaban la administración y el mantenimiento de las instalaciones de la Mola, gracias a una Junta de tres miembros de Senet y tres de Aneto. Cabe recordar que el mismo año, la escritura se presentó al Registro de la Propiedad de Tremp y la finca fue inscrita con el número 1217 N, olvidando desgraciadamen-
te inscribir y registrar el Salto. Unos veinte años después, se tuvo que superar otra peripecia. Efectivamente, a finales de la primera mitad del siglo XX, con el proyecto de la central hidroeléctrica de Senet, por parte de la ENHER, los dos pueblos afrontaron, con grandes apuros, otra fase de papeleo administrativo y de escaramuzas periciales. Al enterarse la Junta del molino, que en el Boletín Oficial se había publicado un aviso que rezaba: que si en un plazo reglamentario de seis meses todos los aprovechamientos hidráulicos situados en la cuenca de la Noguera Ribagorzana no fueran inscritos y registrados en el Registro de la Propiedad y en el Registro de Aguas, no serían considerados ni respetados. A las claras, los argumentos expuestos en el Boletín ponían en entredicho la propiedad del Molino. Entonces, la Junta compuesta por Casòs, Guillem y Mosenjuan de Senet y Bernaduco, Feixa y Puyol de Aneto, guiados por el sentido común, se reunieron, de tapadillo, para sacar pecho y contrarrestar las pretensiones de ENHER e impedirle de meter las narices en La Mola. La Junta, poco experta en asuntos de tramitaciones burocráticas, pero dispuesta a no dejarse avasallar pidió el asesoramiento de un maestro de Pont de Suert que también se dedicaba a solucionar los problemas y rompecabezas de gestoría. El maestro se dio cuenta que esta compleja cuestión no era de su competencia y dirigió el expediente a su hermano mayor, abogado en Lérida. El abogado sentenció que la única solución que el aviso del Boletín Oficial no pudiera salir a efecto y evitar así una expropiación era pedir al Presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) a Zaragoza, Fernando Fich, una prórroga y durante este período aprovechar el término para formar parte del Registro de la Propiedad de Tremp. La instancia acicalada por un abogado sagaz siguió su curso normal y al fin y al cabo, llegó a buen puerto puesto que otorgó una prórroga de un año. Con mucha diligencia la Junta acudió al notario de Pont de Suert, Antoni Seu, para realizar el acta, descuidando, en la euforia, consignar con exactitud las medidas precisas del caudal del Salto.
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el molino de senet y de aneto: ¡una utopía hecha realidad! Pocos meses después, visto el fallo de la certificación notarial, la CHE para torpedear los planos de la Junta, programó una inspección de los aforos de todas las aguas, tanto de La Mola como de las dos serradoras. El asunto pintaba mal porque, en ese momento, todas las infraestructuras estaban en malas condiciones: una riada, como solía ocurrir se había llevado las presas y las acequias estaban secas. No obstante, la gente de ambos pueblos no estaban dispuestos a comulgar con ruedas de molino y por consiguiente, para que los derechos de La Mola y las dos serradoras no fueran deshechos, se determinó que todos juntos echarían una mano para recoger las vigas esparcidas por el Salencar y para rehabilitar las presas y acequias optimizando así los recursos de los aprovechamientos hidráulicos. En efecto, un fracaso el día de la inspección hubiera sido perjudicial para afrontar el futuro! Una vez hechas las obras, el conjunto hidráulico funcionaba admirablemente. Una mañana de verano, el 15 de julio, los inspectores se presentaron, tomaron las medidas de la serradora que funcionaba: 820 litros por segundo; y La Mola parada, 1.620 litros por segundo. A mediodía, los inspectores se fueron a comer a Pont de Suert; sin embargo, por la tarde, se presentaron de nuevo, porque les parecía que era una barbaridad el caudal de agua que allí había. Por lo tanto, la segunda verificación dio los mismos resultados que por la mañana y asistidos por la razón y la justi-
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cia se inscribieron en el Registro de aguas. Por fin, como durante las largas negociaciones con la prepotente E.N.H.E.R no se aceptó ni retoques ni rebajas; en aquella época, la gente no se dejaba despreciar y no cambiaba a blanco o negro por un plato de lentejas, pues se fue a la expropiación forzosa y urgente. El expediente, se formalizó, al final, con una concesión de 89.000 Kwh anuales. Al fin y al cabo, fue una solución airosa para la defensa probada de los derechos del Molino ya que las ambiciones de la empresa hidráulica quedaron sin gas. Sería ilusorio comparar las generaciones, dos épocas separadas por un siglo de distancia. La sociedad contemporánea se aleja mucho del respeto de tiempos atrás por los bienes comunes. Tomar ejemplo de aquellos antepasados que apostaron por la defensa de un Molino en beneficio a toda una comunidad, dispuestos a asumir, sin servilismo, la tarea de tirar adelante este proyecto, no sin vencer grandes obstáculos, demostrando que la unión puede representar una herramienta de desarrollo, progreso y bienestar. Para terminar, es hora de rendir un cordial homenaje a aquellos precursores pioneros que pusieron en marcha una importante infraestructura hidráulica que conllevó un cambio útil en la vida cotidiana de la gente de los pueblos de Senet i de Aneto. Navidad Peguera Peguera Casa Seyra (Aneto)
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Un invierno como es debido Todos hemos podido disfrutar por fin de un invierno normal! Y normal quiere decir como los de antes! Las primeras nevadas a finales de Octubre, principios de Noviembre; las últimas importantes en el mes de Mayo; y de momento, todos los meses de este año ha caído una u otra nevada, la última el 6 de junio pasado a partir de 2.400 metros. Por tanto, aquel dicho de “nueve meses de invierno y tres de infierno” parece que lo hemos recuperado un poco. En cualquier caso, fijaos en la fotografía que acompaña la noticia, donde se ve un agente rural en medio del Portarró con más de dos metros y medio de nieve acumulada en el mes de abril, enterrando prácticamente la señal que nos indica el camino de San Mauricio. El parque nacional, para informadores turísticos Cada dos años, el Parque organiza un curso dirigido principalmente a los informadores turísticos de las comarcas de la zona de influencia. Este año se ha hecho los días 12 y 13 de mayo. El primer día fue en la Casa del Parque de Espot, donde los asistentes recibieron información general del Parque centrada principalmente en la situación geográfica, el área de influencia socioeconómica, la estructura y funcionamiento del Parque, otros centros y puntos de información, nuevos materiales y herramientas
de difusión... Por la tarde, se hizo una salida por el sector de San Mauricio. El segundo día, la visita fue al centro de información de Senet, con el objetivo de dar a conocer este sector de servicios de nuestras comarcas para una mejor dinamización. Aquí se hizo una presentación del valle de Barravés y en especial de los itinerarios propuestos desde el centro, con una posterior visita guiada a la exposición permanente centrada en la relación entre los animales y los seres humanos. El curso finalizó con una comida de los participantes al refugio de Conangles. Ribagorzanas en el Pallars Durante el mes de junio, dentro del programa de uso público “Travessem les muntanyes”, las mujeres de la Alta Ribagorça visitaron el sector oriental del Parque, en concreto, el valle de Escrita, por Espot. La jornada comenzó con una visita guiada por la Casa del Parque; después con el servicio de taxis 4X4 subimos hasta el estany de Sant Maurici, y se hizo un itinerario hasta la ermita con los guías interpretadores del Parque. El viaje de ida se hizo por la carretera que atraviesa los collados de Viu y Perves, en la Alta Ribagorça, y la vuelta por el puerto de la Bonaigua y el Valle de Aran, disfrutando así de un viaje geográfico completo. Por fin mucha gente que había oído hablar de Sant Maurici y de los Encantats los pudo ver en directo.
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noticiario II jornadas de parques naturales de Cataluña Los días 21 y 22 de mayo, en el Parque Natural de Cap de Creus, concretamente en Cadaqués, se celebró el segundo encuentro de parques de Cataluña que se inició el año pasado en el Delta del Ebre. Más de 100 personas que trabajamos en los diferentes espacios naturales protegidos de Cataluña y en el Servicio de Parques participamos con diferentes ponencias sobre los respectivos espacios naturales y en talleres de trabajo relacionados con tareas de uso público, funcionamiento de las brigadas de mantenimiento, educación e interpretación ambiental, temas presupuestarios, etc. Las jornadas también nos permitieron conocer con profundidad los valores naturales y culturales de este parque natural marítimo y terrestre gracias al acompañamiento y guiaje que nos proporcionaron los compañeros empordaneses. Para el año que viene ya tenemos sede: el parque natural del CadíMoixeró. De la mar mediterránea a la montaña pirenaica!
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Inmigración y naturaleza El 24 de mayo, la Oficina de Atención a los extranjeros residentes en la Alta Ribagorça, con la colaboración del Aula de Formación de Adultos y la Secretaría para la Inmigración de la Generalitat de Catalunya, organizó la Primera Jornada de Conocimiento del Entorno Cultural y Natural de la Comarca. Esta iniciativa, que se inscribe dentro del Plano de la Ciudadanía y Inmigración 2009, está dirigida a los recién llegados a nuestra comarca así como a sus familias, para favorecer su integración social y cultural mediante el conocimiento del entorno. Visitamos la Casa del Parque de Boí, después hicimos un itinerario guiado por el llano d’Aigüestortes y finalmente comimos todos juntos a pesar de la lluvia primaveral. El día acabó con una visita a la iglesia románica de Sant Joan de Boí.
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noticiario Rebeco albino En el otoño pasado los agentes rurales de la Alta Ribagorça hicieron un descubrimiento sorprendente: localizaron un rebeco con unas tonalidades de pelaje muy claras. Era una hembra e iba acompañada de la cría del año de colores marronosos normales. Finalmente, un día pudieron fotografiar la sorprendente pareja, en la entrada de la ribera de San Nicolau, en el valle de Boí, con sus respectivos colores del pelaje. Verdaderamente, como dice el refrán, vale más una imagen que mil palabras! En cualquier caso, en siguientes números, os invitaremos a leer algún artículo sobre casos de albinismo en especies animales y vegetales, una anomalía genética donde hay una ausencia congénita de pigmentación centrada en los ojos, la piel y el pelo, causada por una mutación en los genes, y que también se da en los vegetales. Naturaleza incógnita!
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IV concurso de dibujo naturalista El pasado 1 de junio se llevó a cabo en la Casa del Parque de Boí el 4t Concurso de dibujo naturalista. En esta edición, dirigida a participantes escolares de 1º y 2º de ESO, se contó con la participación de 38 escuelas de todo Cataluña y parte del Estado español. El jurado, encabezado por la directora-conservadora del Parque, tuvo que examinar, evaluar y escoger entre los más de 1.200 dibujos presentados en el certamen. Finalmente el jurado, de forma unánime, decidió otorgar las siguientes distinciones: 1º premio individual: Mariposa y helecho de Marta Ponttorres de 2º ESO B de el IES Gili Gaya (Lleida). 2º premio individual ex aequo: Ciervo y parte de los Encantats de Oscar Ramos Aranda (2º A de la Escuela Mare de Deu de la Mercè) y Els Encantats de Elisenda Suárez Fernández (2º B del Colegio Maristes de Sants-
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noticiario
Les Corts). 3º premio individual ex aequo: Ardilla de Cristina Lou (2º B del Colegio Maristes de Sants-Les Corts) y Urogallo de Guillem Martínez (2º C del Colegio Maristes La Immaculada de Barcelona). La clase de 2º de ESO B de la Escuela Mare de Déu de la Mercè, de Sant Feliu de Llobregat, se alzó con el premio colectivo al conjunto de obras de mayor calidad, según la opinión del jurado. Pronto este grupo será invitado a una visita de dos días al Parque. Por otra parte, todos los otros autores finalistas, así como cada una de las escuelas participantes, recibirán un pequeño obsequio en agradecimiento y reconocimiento a su participación en el concurso. Durante los meses de verano, las obras ganadoras y una selección de las participantes se podrán ver expuestas en las casas del Parque de Boí y Espot. Nueva pantalla táctil en Vielha Desde principios de año, la Oficina de Turismo de Vielha dispone de un nuevo dispositivo de información 24 horas. Las funciones son las mismas que otros modelos existentes en oficinas de turismo de la zona de influencia del Parque pero en este caso se aprovecharon las obras de remodelación de la oficina de Vielha para instalar un formato de máquina más ligero que va adherido al lado de la puerta de entrada. Estos aparatos, y ya van una docena, son una herramienta más de información que los visitantes pueden utilizar cuando los centros de información y atención al público están ya cerrados. Información, entonces, durante las 24 horas! Nuevo lavabo en la Molina Desde esta primavera, la caseta de información y el aparcamiento de la Palanca de la Molina situada en la entrada de la ribera de San Nicolau, en el sector de Aigüestortes,
dispone de un lavabo que quiere contribuir a reducir los residuos orgánicos. Esta cabina dispone de un sistema de recogida de las aguas residuales que se vacía dos veces por semana y que son tratados posteriormente por un gestor autorizado. Este equipamiento sanitario se une a los ya existentes en la caseta de información y el aparcamiento de Prat de Pierró, y al estany de Sant Maurici. Todos juntos contribuyen a mejorar nuestra gestión medioambiental y, por tanto, a establecer criterios sostenibles con la finalidad de avanzar en la conservación y protección de los hábitats y especies del Parque. El Patronato aprueba... El 22 de Abril se celebró en Boí la última sesión de nuestro Patronato. En primer lugar se libró a los presidentes de las asociaciones de taxistas del Valle de Boí y Espot, el CD “Un viaje por el Parque”, que podrán escuchar los usuarios que escojan este servicio. En cuanto al desarrollo de la sesión cabe destacar la aprobación del Plan Estratégico, un conjunto de acciones cuyos objetivos es proteger los valores naturales al mismo tiempo que analiza, regula y planifica la presencia del Parque en el territorio como motor de desarrollo. Ayudas a la investigación La investigación es uno de los pilares básicos en la gestión de un espacio natural protegido. En la última convocatoria de 2008 del Organismo Autónomo de Parques Nacionales han sido escogidos diversos proyectos relacionados con nuestro Parque sobre el funcionamiento de los ecosistemas principales, los efectos del cambio climático en los bosques o la distribución y diversidad del desmán ibérico. Cabe mencionar que algunos de estos proyectos se realizan, de forma conjunta, en otros parques nacionales de la Red.
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flora la oreja de oso: una relíquia agarrada a la roca A pesar de que el granito es la roca mayoritaria del Parque hay algunos rincones donde podemos encontrar rocas calcáreas. Este pequeño detalle es de gran importancia para algunas especies de flora que dependen de la presencia de calcio para poder vivir. Tal es el caso de la edelweis o de la oreja de oso, qué es la especie que os presentaremos en este artículo. Uno de los hábitats más exigentes para los vegetales son los ambientes rupícolas: el de las plantas especializadas en fijarse en las grietas y rellanos que existen en las rocas y paredes. Estos ambientes se caracterizan por la falta de suelo y agua. A diferencia del granito, las rocas calcáreas son más solubles por efecto del agua, de manera que forman suelos más ricos en sales minerales, que finalmente serán los nutrientes que permitirán la vida vegetal. Esta relativa “riqueza” de sales minerales también es apreciable en los ambientes más rocosos y provoca que la flora rupícola de las paredes calcáreas sea más variada que en las moles graníticas del Parque, que ofrecen un aspecto más desnudo, si exceptuamos los líquenes que colonizan su superficie (que ya aparecieron en el Portarró 18). Una vez que una especie ha conseguido adaptarse a las condiciones tan duras que imperan en el medio rocoso veremos que no es tan malo como aparenta y hay también algunas ventajas. En primer lugar, su situación las protege de ataques externos y les da práctica invulnerabilidad frente a los grandes herbívoros, excepto alguna cabra osada. Por otro lado una roca presenta unas condiciones ambientales muy constantes y estables: Efectivamente, los ecosistemas rupícolas son bastante independientes de las condiciones climáticas más generales y se pueden encontrar las mismas especies en un gradiente de altitudes elevado. Del mismo modo son poco sensibles a los cambios climáticos. Por mucho que el tiempo cambie, ellas seguirán viviendo en una pared calentada por el sol, aunque debajo haya un lago, una playa llena de turistas o por allí discurra un glaciar. Se puede comprobar que existe un elevado número de endemismos antiguos en la flora rupícola. Muchos “paleoendemismos” de la Península Ibérica aparecieron por aquí mucho antes que nosotros y han soportado períodos de
clima extremadamente frío y otros de clima tropical, pero han sobrevivido hasta nuestros días. La familia de las Gesneriáceas consta de unas 3.000 especies y prácticamente todas pertenecen a países con clima tropical. En Europa meridional hay cuatro o cinco especies con áreas de distribución reducidas que se pueden considerar reliquias preglaciales. El género Ramonda tiene 3 especies: una en los Pirineos y montañas catalanas y otras dos endémicas de la península de los Balcanes. El nombre de la Ramonda myconi rinde homenaje a dos grandes botánicos, nacidos en ambos lados de los Pirineos: Louis Ramond de Carbonnières (1755-1827) fue uno de los primeros exploradores de los Pirineos y experto en alta montaña. Francesc Micó (1528-1592), fue un médico y botánico catalán, de Vic, y quien la descubrió para la ciencia. Ocupó una cátedra en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona desde donde mantenía contactos con un colega francés, Jacques Daléchamps. Éste a finales del siglo XVI publicó su obra más conocida: “Historia generalis plantarum” donde había 25 especies que le había enviado Micó, entre ellas la ”auricula ursi myconii”. La oreja de oso vive en grietas y pequeños rellanos sobre rocas calcáreas, en lugares protegidos del sol que conserven una cierta humedad. Se la puede encontrar en el centro de los Pirineos pero también en paredes de los Prepirineos, en Montserrat o en las montañas de Sant Llorenç de Munt. Todas las hojas salen de la base y son arrugadas, con el reverso densamente peludo, con unos pelos largos de color marrón que al mismo Micó le recordaría el aspecto de una oreja de oso, toda peluda. En el centro de la roseta de hojas aparecen los pedúnculos que llevan las flores, con cinco pétalos de color violeta más o menos oscuro, donde destacan vivamente los estambres de color amarillo, que atraen a los insectos polinizadores. Una adaptación a la vida sin agua de la oreja de oso, y también de algunos musgos, es la capacidad que tienen las hojas de secarse y permanecer prácticamente sin ninguna actividad durante mucho tiempo. En el momento de las lluvias, las hojas se rehidratan rápidamente y reanudan sus funciones sin problemas aparentes. Gerard Giménez Pérez
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conozcamos el parque
fauna el treparriscos El treparriscos (Tichodroma muraria) es una de las especies más características y significativas del medio alpino, un ave preciosa que siempre sorprenderá al observador. Su coloración atípica, el tipo de vuelo, el comportamiento inquieto y a la vez confiado, así como toda una serie de circunstancias harán inolvidable su observación. Además se trata de una especie escasa y rara en nuestra casa, restringida durante la época reproductora en los Pirineos y ciertos sectores de los Pre-Pirineos orientales, con una población evaluada en Cataluña de tan sólo un máximo de 100 parejas reproductoras. Sin embargo durante el invierno puede ser observado en otras zonas, de hecho, en cualquier área, debido a los grandes movimientos que realizan en función de los condicionantes climáticos. Aunque los mejores lugares de hibernación se encuentran en áreas de los Pre-Pirineos. Su alimentación se basa en invertebrados los cuales son buscados en las grietas de las rocas, pedriscales, ventisqueros y canchales.
Hasta la fecha se tenía una información ciertamente escasa de su distribución y abundancia en el Parque Nacional y era presente en 5 de las cuadrículas de 10x10 del Atlas de las Aves, con reproducción comprobada en tan sólo 2 de ellas. Fruto de esta falta de datos y durante el pasado año de 2008 se realizó un seguimiento en nuestro espacio a cargo del experimentado ornitólogo Job Roig. Por primera vez se establecieron densidades de ciertos núcleos reproductores así como la obtención de su estatus poblacional y de datos fenológicos reproductores con el control sistemático de hasta cinco nidos localizados en el citado estudio. Sin ninguna duda, Aigüestortes y Estany de Sant Maurici es el principal espacio de Cataluña para esta rara especie. Horas de ahora, por tanto, sabemos un poquito más del llamado moixó o ocell de la neu, o pardal papallona en la Alta Ribagorza así como audèth des malhs o picaparèt en el Valle de Aran, hecho que demuestra su importancia en el patrimonio cultural y natural pirenaico. Jordi Canut Bartra
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la esencia de las palabras barravés’s val Era Val de Barravés éi ua arribèra des Pirinèus centraus, plaçada ena versant sud. Ei eth conquèst dera nauta Noguera Ribagorçana. Es termières d’aguesta val seguissen es crestes des montanhés que la entornege. D’aguesti tucs es mès destacadi son: ath nòrd, manant era val, Eth Tuc deth Cap deth Pòrt deVielha; a cogant, eth Tuc de Molières, Russell e Ballibierna, toti de mès de tres mil metres de nautada; e entath costat d’autant es el Besiberri Nòrd, Sud e Coma lo Forno, que despassen també aquera nautada. Era termièra nòrd coincidís, ronques, damb er èish axial pirinenc e es vals der Ésera e d’Aran. Tar est limite damb era Valh de Boí, e tar oest damb era Valh de Castanesa. ¿Pero dónde estamos? ¿Qué les pasa a nuestras cuerdas vocales o a nuestros pabellones auditivos? ¿Qué lengua, dialecto o habla estamos utilizando? Pues, ni más ni menos que una variante del dialecto gascón de la lengua occitana, el aranés, lengua oficial del Parque, y hablado aún por alrededor de tres mil personas en los Pirineos, en ¡los dichosos Pirineos! ¿Por qué lo hacemos? Porque nuestro viaje por la geografía pirenaica nos lleva hoy al Valle de Barravés, un territorio de montañas donde conviven, entre sus poco más de mil habitantes, tres lenguas diferentes: el catalán o ribagorzano, el omnipresente castellano y el aranés. Pero comencemos a desnudar con delicadeza y admiración ¡este extraordinario paciente políglota! Los orígenes de Barravés están relacionados con el monasterio de Sant Andreu Arravensis en el siglo X, momento en el que se nombra y es escrito este topónimo por primera vez, en un documento que habla de la consagración de la iglesia de Sant Andreu por el obispo ribagorzano Ató. Los monasterios eran en aquel momento verdaderos centros culturales y artísticos, eso sí, los territorios que los envolvían parecían estar sumergidos aún en la Edad de Piedra. Los monasterios eran refugios de riquezas envidiadas -por usurpación o por donación- de los mortales de la época que pretendían ganarse un buen rinconci-
to en el deseado cielo. Pero, como decía el poeta, si nada es mezquino, ¿dónde diantre están los restos de estos famosos monasterios? Sant Andreu de Barravés, uno de ellos, es ¡todo un misterio! Un misterio que parece haber desaparecido, como fuese, entre las casas de los paisanos más avispados de los últimos siglos. Investiguemos un poco por los caminos de la historia a ver hasta donde nos conducen! Algunos sitúan el monasterio en la confluencia de la Noguera Ribagorzana con el Valle de la Valira de Castanesa, donde se alzaba la aldea desaparecida de Miravet, que da nombre a una de las montañas más emblemáticas de la zona. Otros creen que casa de Arro –uno de los posibles orígenes del topónimo Barravés, en el término municipal de Montanuy– se construyó con los restos de sus piedras y columnas. Los historiadores dicen, no obstante, que casa y monasterio fueron contemporáneos durante unos siglos, lo que quita credibilidad a la hipótesis. Otros osados lo sitúan en el pueblo de Senet, menos conocido como Senet de Barravés, donde hoy en día se levanta la iglesia románica de Santa Cecília; o en el santuario de Riupedrós o Reperós donde, según las gentes de Vilaller, havia un convento. ¡Pues no! Montsant, el otro Montsant, el pequeño puerto que debemos de hacer, a pie, a caballo o en coche, antes de llegar a Vilaller viniendo desde el Pont de Suert, sería otra posible ubicación pero parece poco probable, por más que salga en la cartografía un terreno llamado el templo de Barravés, donde hoy en día está ubicado un hotel y restaurante. ¡Pero ya estamos más cerca! El lugar donde se ubicaba el monasterio de Sant Andreu parece coincidir con la ubicación actual del cementerio nuevo de Vilaller. Ya en el año 1932, durante los trabajos de la carretera, aparecieron restos del monasterio y de su cementerio, y haciendo las fosas del nuevo, hallaron restos humanos del antiguo. ¡Cementerio sobre cementerio! Por lo tanto, bajo el Montsant, cerca de la Noguera, mirando al sur-oeste, en el terreno llamado, como no podría ser
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la esencia de las palabras barravés’s val de otra manera… Sant Andreu, es donde se habría construido este cenobio ribagorzano que, junto a los de Alaón, Obarra y Lavaix, fueron pioneros en la gestión política y económica de estos valles de indudable riqueza. De nuevo, los topónimos actuales nos acercan al descubrimiento de nuestros patrimonios más heroicos y antiguos. Esto y aquello empezaba a ocurrir allá en el año 920 cuando un hecho importante tuvo lugar en la historia política de los Pirineos. ¿Cuál? El Pallars y la Ribagorza se separan. ¿Cuando? A la muerte de Ramon I, contemporáneo del famoso Guifré el Pilós. ¿El por qué? Vete a saber, puede que por guerras fraticidas entre hermanos de sangre. El primer condado, el pallarés, será cogobernado por Isarn y Llop, y el segundo, el ribagorzano, por Miró y Bernat Unifred. Mientras tanto en Roma gobernaba un Papa católico y romano, llamado Esteve VII que, la verdad, no nos compete en esta historia medieval que nos ocupa. Y es que en aquellos tiempos de reformas gregorianas, Roma y el Santo Padre aún respiraban y conspiraban muy lejos de los Pirineos, ¡pese a que condado y obispado –de Ribagorza– fueran regidos por el mismo linaje! Y Barravés, ¿que debe significar? El Vallis Arravensis o Arravense, por el que fluye el río Nuceriolam –Noguera–, tiene diferentes hipótesis de interpretación. Una podría significar el valle angosto, estrecho, salvaje, que descubrimos más allá del estrecho de Vinyal, en dirección norte; otra derivaría de la propia evolución del topónimo Arravensis del monasterio de Sant Andreu. La historia del porqué de muchos topónimos nos enseña que éstos nacen a partir de una localización muy concreta que, más adelante, se puede aplicar para bautizar a una zona geográfica muy extensa. El ejemplo del topónimo Ribagorza –la antigua Ripacurtiae– que parece ser que nace alrededor del monasterio de Obarra, es un buen ejemplo que ha acabado hermanando a casi tres mil kilómetros cuadrados de territorio pirenaico. ¿Dónde empieza? ¿Dónde acaba? Barravés originariamente limitaba, al norte, con el Salto de Senet, donde empezaba la Vall de Supersallent –o de las grandes cascadas– y
por el sur, prácticamente hasta la altura en la que la Noguera de Tor vierte las aguas sobre su madre, la Ribagorzana. A finales del siglo XI, con una serie de donaciones a nuestro querido monasterio, se añade la parte norte de la cuenca que faltaba, desde el Salto hasta el puerto de Vielha; otros valles vecinos, como el de de Denuy, e incluso los términos de Castilló de Tor, Llesp y Cóll, el antiguo pagus Lespetano. En esta centuria el monasterio pasa de abadía a priorato y del siglo XIV al XIX se transformará en baronía eclesiástica de los prelados ilerdenses. En la cartografía del siglo XVIII encontramos el topónimo, no sólo como valle, sino como lugar situado en la parte alta de la ribera, hacia el nord-este, cerca del núcleo de Vilaller, a caballo de sus dos regiones naturales, Aragón y Cataluña, o sirviendo como término administrativo o político. ¿Cómo es el valle? ¡Es y fue un valle glaciar! Sí, gélido y glacial, lleno de morrenas y tills, de estrías y de rocas aborregadas, con un perfil longitudinal escalonado y otro transversal en forma de U –de Uzbekistán– que nos esconde numerosas sorpresas geológicas. Antiguos lagos, hoy sedimentados por los materiales de la historia más reciente, como los de las cubetas de Bono y quizás la de Vilaller; valles colgados espectacularmente como los de Llauset, Salenques, Molières –cuna de la Noguera Ribagorzana–, Conangles o la poética Besiberri; un territorio de cascadas verticales que se descuelgan, descaradamente, de estos valles que ocupan tanto las umbrías como las solanas. Desprendimientos, depósitos, corrimientos y otros movimientos del terreno que tienen su máxima expresión visual y estética en la Esbornada de Senet, que con su hermana la Esbomegada de Erill, en el Valle de Boí, son testigos geológicos de la inestabilidad de todo cuanto nos rodea, incluidas las laderas de nuestras montañas, como mínimo, ¡durante los últimos seis mil años! ¡Barravés es por lo tanto un valle de desniveles estratosféricos! El viaje de los tres mil a los mil metros de altitud puede durar pocos segundos, minutos u horas, dependiendo del medio de locomoción que utilicemos. Existe ade-
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la esencia de las palabras barravés’s val más, una relación íntima entre el marco geológico y las vías de comunicación. Sino, ¿quién puede explicar, en pocas palabras, la ubicación del Hospital de Vielha, todavía hoy próximo a la boca sur del flamante nuevo túnel? ¡Hagamos un poco de historia! Este hospital pirenaico, también conocido por los araneses como el Espitau de Sant Nicolau des Pontelhs, fue fundado por Alfonso II en el año 1192, para ser utilizado como refugio por los comerciantes, los cazadores, los viajeros y los pioneros del alpinismo como Gourdon, Russell, Packe, o sencillamente para aquellos aventureros anónimos que cruzaban la montaña por necesidad desde el Valle de Aran o desde la Ribagorza. Dos reyes más, Pere el Catòlic y Jaume el Conqueridor, concedieron al Espitau protección real. Éste último pasó por él en 1265 para hacer su visita real a Aran. Hasta la época de Carlos I estos privilegios quedaron confirmados, la propiedad y la administración quedaron en manos de la villa y cónsules de Vielha, tal y como lo reflejan los libros de actas, con arrendamiento cada cuatro años. Todo el mundo que llegaba a este hospicio –o a los de Benasque, Gistaín, Parzán o Bujaruelo– tenía derecho a agua, sal y vinagre; un asiento cerca del fuego y una cama en el caso de que estuviera enfermo. Aún hoy es refugio de montaña, junto con el de Conangles, siendo ambos nidos acogedores de los nuevos arrieros del siglo XXI. ¡Atentos, no obstante, por favor! ¡Barravés es el puerto de montaña de los silencios! ¡Vielha es el puerto del miedo! De los silencios y los miedos necesarios para protegernos de los aludes. Así lo describen diversos personajes históricos como el abogado, político y geógrafo Pascual Madoz, donde en su gran Diccionario de 1845, habla de los esfuerzos y las obligaciones de los arrendatarios del hospital aranés para abrir el camino de nieve, en los confines del valle, subiendo hasta cincuenta bueyes hacia el puerto de Vielha. El geógrafo Josep Iglésies también explicaba, hace ya un puñado de décadas, las penas que vivió Juli Soler i Santaló, guía por antonomasia del valle de Aran, cuando quería atravesar a pié este gran collado:
“Era un 16 de Noviembre de 1902, ¡hace ciento siete años! Una pareja de recién casados del Valle de Boí marchaba para Francia. La fuerte nevada los detiene en el Hospital. Tres días después, el diecinueve, con un tiempo incierto, intentan atravesar el puerto. ¡Seis meses después encuentran sus cuerpos helados pero perfectamente conservados en las últimas nieves de una larga primavera!”. El puerto de Vielha o de Barravés –depende desde donde se mire, desde Senet o desde Vielha, desde la Ribagorza o desde el Aran, desde España o desde el Midi francés– nos esconde y nos esconderá siempre un territorio de conflictos. ¡Conflictos entre los mercaderes araneses y los pueblos de Barravés! Conflictos que se intentaban solventar y evitar gracias a los tratos económicos entre los diversos valles pirenaicos llamados tratados de paz; tractats de pau en catalán, faceries en aragonés o patzeries en occitano, ya conocidos desde ¡mil años atrás! Incluso cuando eran pactos locales los solucionaban con las llamadas concordias, que han dado lugar a magníficas tesis universitarias de estos acuerdos comunales. Saqueos de mercaderías y de pastos; robos de animales cargados de vino de Aragón y de especias; secuestros macabros con suculentos rescates que podían acabar con bandoleros y ladrones practicando el asesinato más cruel. Por cierto, ¿habéis pensado alguna vez por qué el pico de la Contesa, vigilante gentil de Besiberri, se llama así? Don Camilo José Cela nos habla, a mediados de los años sesenta, en su libro Viaje al Pirineo de Lérida de esta cima que él bautiza como de “la Condesa” debido a que la asocia con una condesa ribagorzana. Con toda la modestia del mundo nos gustaría hoy llevarle la contraria a todo un Nobel de Literatura –repose entre libros en paz– en lo que compete a este tema: el pico de “la Condesa” no hace referencia a ninguna condesa sino a una disputa que probablemente se estableció, de nuevo, entre araneses y barraveses –como ya sucede en el siglo XIV por la disputa vecinal del Espitau– por el control de unos valiosos pastos que, por aquello de los ejidos o emprius, vete a saber a quien perte-
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necían. De nuevo los nombres viejos de la geografía nos aportan más información de la que, muchas veces, nos pensamos y, por lo tanto, su protección y buena conservación pueden ser claves para interpretar algunos momentos claves de nuestra historia. Es el caso del Santet –el Santo– o Pèira Chispau, mojón que delimita en la boca sur del túnel real, al lado del refugio reformado de Conangles y de la cabecera de la Ribagorzana, las tierras catalanas de las occitanas, la Ribagorza oriental de la occidental, el Valle de Barravés del aranés. ¡Y aún hay más! Gracias a la memoria adjunta de uno de sus numerosos mapas de Aragón, el cartógrafo portugués del siglo XVII, J.B. Labanha, nos da el origen toponímico de la Pèira Chispau: era el término episcopal de los antiguos obispados de Lleida y Comenges, es decir, la piedra Bisbal o Bisbau, en occitano aranés. Y no hemos hablado de la historia legendaria de este hito, hoy marcado con una cruz y las barras aragonesas, que nace de la contienda entre un vecino de Senet y uno de Vielha –Cenet y Vetula antiguos–, para ver quien llegaba más lejos en su carrera por conquistar nuevas tierras; quizás fue la primera carros de fuego de la historia. ¡Barravés, Barravés, Barravés! ¡Cuantas historias! ¿Y qué sabemos de las famosas minas de Cierco? Pues que hace catorce siglos o casi mil quinientos años, junto con otras de los valles vecinos, fueron responsables de una de las etapas contaminantes más perjudiciales de la comarca, como se ha podido constatar a partir del análisis de los sedimen-
tos de ciertos lagos pirenaicos, como el Redon, donde se han encontrado concentraciones elevadas de plomo en sus limos ¿Sabías que 60 cm de sedimentos nos pueden explicar 10.000 años de historia natural de éste lugar? ¡La madre ciencia es fantástica y las personas que la practican, aún más! ¡Pero volvamos de nuevo a la mina! ¿Qué esconde este punto de mineralización tan generoso? Esconde minerales como la calcita, la baritina, la escalerita o la conocida galera argentífera, de la que se extrae plata y plomo, ambos metales muy apreciados por las civilizaciones humanas. ¿Dónde? Entre los cabalgamientos de Bono y Estet, por debajo del tozal de Posa y entre tres filones diferentes: el del Rei, el de l’Obaga y el de la Solana. ¿Cómo se explotaba? Por el sistema de galerías a diferentes niveles separadas entre ellas unos 30 metros. ¿Durante cuánto tiempo? Existen evidencias que desde tiempos de los romanos y hasta la época medieval ya se hicieron aprovechamientos. La explotación más intensa de esta geología económica se produce entre los años 1940 y 1983 llevada a cabo por una de las dos grandes empresas, hijas del famoso ingeniero leridano Victoriano Muñoz: la MIPSA (Minera Industrial Pirenaica). La recuperación de este patrimonio minero es hoy en día una prioridad para la comarca ribagorzana, debido a sus altos valores biológicos, culturales e históricos. Las minas de Cierco deben dar un nuevo paso geológico en su historia, donde las galerías, los filones y los afloramientos se conviertan en centro de atracción turística y científica,
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potenciando a su vez la tremenda didáctica que se esconde dentro de sus olvidadas bocas. A la explotación minera le sucedió la producción de energía de la mano de ENHER (Empresa Nacional Hidroeléctrica del Ribagorzana), la segunda hija de Victoriano Muñoz, con aprovechamientos coetáneos como la mina alrededor de Senet y Bono, y años más tarde, con el gran salto reversible de Moralets y Baserca, topónimo pirenaico este último que significa “corral para el ganado situado fuera del pueblo”, y que cuando las aguas del embalse descienden su nivel podemos aún descubrir en la ladera umbría. Unas aguas que son empujadas por la energía nuclear sobrante, a través de tuberías subterráneas, hasta la presa de Llauset, un prodigio de la arquitectura industrial, que esconde las vergüenzas del hormigón entre los paisajes alpinos del vecino parque natural de Posets-Maladeta. Salenques, tallades, pedresbllanques, botornassos, anglios, riuenos, estanysfers! ¡Hablemos ahora de literatura, de libros, de poesía; hablemos de Mosén Antón Navarro? Hijo de una humilde ama de casa y de un buen zapatero de Vielha, nació hace ya ciento cuarenta y dos años, en casa Gessa de Vilaller, y fue asesinado, por hordas enloquecidas, en Barcelona, las vísperas de Navidad, de hace setenta y tres. Sin duda alguna, es el poeta pirenaico y romántico que, como maestro de la ternura, más nos emocionará mientras leemos sus versos y sus prosas. Prosas que evocan el amor incuestionable que tenía por la naturaleza cotidiana que forjó su infancia y su adolescencia. ¡Leed como escribía! Aquellos…”pels camins sense camí”; “al peu d’eixes muntanyes alteroses, graons de l’infinit”; “que bé hi estic tot sol, en esta altura”; “al peu d’una fageda muntanyana”; “negres abims em volten on té son jaç la fera”; “amb les falles aflamades davallen dels alts turons”; “sempre nova i sempre vella, el bosc té una mera-
vella”; “quan les pomeres floriran entre les aigües lluminoses”; “mon goig suprem es somniar i viure d’aqueixos mons en l’embriagant follia”; “Ella vindrà! No sé per quin camí ni en quin moment dels dies de la vida”. Para finalizar, solamente tres deseos: el tercero, “Si em donessin a escollir una hora…”; el segundo, “Per fora, austera i bruna; per dins, fulgent i altiva”; y el primero, “Si la llengua ens engrillonen, fem que parlin nostres mans”. Carpe diem sublime. La armonía poética de Mosén Antón Navarro es la armonía geográfica del Valle de Barravés y de los Pirineos. Selvas sagradas, desiertos de soledades, árboles gigantes, ojos de haya, neveros de hierbas, orgías de lobos, osos y otras fieras. Fuentes encantadas, noches serenas de estrellas desconocidas, fallas eternas, pastores y ganaderos de caminos por descubrir. Tan sólo 69 años de vida fueron muy injustos para la vida de uno de los intelectuales más geniales del Principado. Todos somos hijos –con perdón– de Mosén Antón Navarro. Porque querríamos ser capaces de entender, con la mente clara y el rostro sereno, su poesía; querríamos ser cristales de la blancura de sus nieves y badajos del dring de los cencerros del vaquero de su pueblo. Recemos, como haría él, por el Valle de Barravés, por este territorio eterno de pastores y arrieros, de peregrinos revolucionarios y de maquis, de contrabandistas ilustrados o de viajeros enamorados. ¡Recemos para que esté presente en el recuerdo de las personas de estos tiempos y de los venideros! ¡Barravés, a pesar de todo, ha sido, es y será un poema difícil de escribir pero fácil de entender, como siempre!
Josepmaria Rispa Pifarré y Claudi Aventin-Boya *Nota: Los autores agradecen las correcciones y los consejos del historiador de Vilaller, Joan Ramon Piqué, siempre fiel a Barravés
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caminemos por el parque
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el salto de comials, aguas verticales! Quizá para algunos de nuestros lectores este título no les evocará ningún lugar conocido; pero si hablamos de la cascada de Gerber seguramente habrá otros que ya localizarán este lugar con más facilidad. Sabíais que hay un sendero que permite acercarnos sin grandes dificultades desde la carretera del puerto de la Bonaigua? Podríamos confirmarlo, sin miedo a equivocarnos, que esta cascada es el salto de agua más espectacular del Parque Nacional, ya que salva el desnivel de más de un centenar de metros que existe entre el valle de Gerber y el de la Bonaigua, de una forma casi vertical. Hace más de 50.000 años, estos valles estaban ocupados por grandes glaciares. El de la Bonaigua era el más importante ya que recibía aportaciones “extra” del vecino valle de Ruda, a través del puerto de la Bonaigua. Este hecho provocó que la erosión del fondo del valle producida por este glaciar fuese mucho más importante que la de Gerber. Esta desigual intensidad en el trabajo erosivo del hielo provocó una diferencia entre los niveles de base de los dos valles, que el río de Gerber salva con un espectacular salto de agua. El itinerario que os proponemos es un paseo muy tranquilo desde el aparcamiento que se encuentra en la antigua carretera del puerto de la Bonaigua, muy cerca del refugio del Gerdar, hasta el mismo pie de esta cascada. El recorrido que haréis, coincide con un pequeño tramo de la gran ruta circular llamada “Camins vius”, que con más de 160 kilómetros de recorrido, da la vuelta al Parque pasando por los caminos tradicionales que unen diferentes pueblos de su alrededor. Si decidís venir desde el Pallars, tendréis que seguir la carretera C-28 en dirección a Vielha. Dejaréis a vuestra derecha el cruce que va al pueblo de Sorpe, y un poco más hacia delante, abandonaréis la ruta principal para coger un desvío a vuestra izquierda, indicado con una señal que dice “Bosque del Gerdar”. En seguida pasaréis por al lado del refugio del mismo nombre y a unos 100 metros encontraréis un aparcamiento donde podréis dejar vuestro vehículo. Si venís desde el valle de Aran, podéis coger un desvío situado en vuestra derecha y que entra en el bosque del Gerdar una vez pasado el refugio de la Mare de Déu de les Ares. Os recomendamos que tanto si entráis por un lado como por el otro dejéis vuestro vehículo en el aparcamiento del Gerdar, ya que se encuentra bien acondicionado y además encontraréis un plafón con información sobre todos los itinerarios que podéis hacer por esta zona. El camino empieza justo a la izquierda del refugio y se adentra en el bosque del Gerdar de Sorpe subiendo suavemente entre grandes abetos (Abies alba). Es un lugar muy húmedo, donde la luz a duras penas llega al suelo a causa del ramaje que le cierra el paso y donde los musgos son casi la única nota de verde que encontraréis a vuestros pies. En breves minutos, entraréis en un lugar mucho más luminoso, donde el bosque deja paso a un primer claro con un pequeño río que cruzaréis por una sencilla palanca de madera. El camino se abre paso entre avellanos (Corylus avellana), pequeños abedules (Betula pendula) y saúcos (Sambucus racemosa), hasta un segundo claro mucho más grande que el primero y que os permitirá contemplar sin obstáculos las empinadas vertientes del Pui de la Bonaigua (2.777m). Estos dos claros en el bosque son consecuencia directa de los
efectos destructivos de los aludes que se desencadenan en las palas del Pui en inviernos de nieves abundantes. La última vez que el alud bajó con fuerza, el invierno 2006/2007, fue como un fuerte vendaval producido por la caída espontánea de la nieve al pie de las paredes del Pui, lo que provocó la gran rotura de árboles que todavía hoy se puede observar. La gran mayoría, quedaron cortados a unos 4 o 5 metros de altura; y algunos todavía se mantienen en pie y sin copa, como si de pronto, una gran sierra mecánica sostenida por un leñador gigante los hubiera cortado. Ahora, los abedules y los avellanos son los primeros colonizadores de esta inmensa cicatriz que quiere volver a su estado original de bosque... hasta que caiga el siguiente alud! Pronto llegaréis a otro gran claro, y una vez cruzada la antigua carretera del Puerto, vale la pena hacer una parada para girar la vista hacia el lugar de donde venís. Desde este punto, llamado el pla de la Dinada* (un nombre muy expresivo!) podréis observar el abetal de la Mata de València d‘Àneu, prima hermana del bosque del Gerdar de Sorpe, del cual sólo se encuentra separada por el río de Cabanes. Este es también un lugar muy frecuentado por diferentes especies de fauna como el corzo (Capreolus capreolus), la ardilla (Sciurus vulgaris) o el omnipresente jabalí (Sus scrofa), llamado tossino fer por la gente del Pallars. El camino vuelve a adentrarse en el bosque y baja rápidamente hasta encontrarse nuevamente con la carretera, donde encontraréis una señal que os indica la dirección que hay que tomar. Durante un rato caminaréis a la vera del río de la Bonaigua; es un río de vida breve, ya que en unos quilómetros más abajo, a la altura de Esterri d’Àneu, cede generosamente sus aguas a otro de mucho más grande, la Noguera Pallaresa, que constituye la verdadera columna vertebral del Pallars Sobirà. Ahora la ruta asciende en dirección oeste y pasa por al lado de una cabaña de pastores rodeada de antiguos corrales y rediles del ganado construidos con muros de piedra seca. Aquí vale la pena hacer otra pequeña parada para observar el otro lado del valle. De entrada os sorprenderá la relativa escasez de vegetación respecto la vertiente umbría en la que os encontrais. En estas solanas la sequedad ambiental es más intensa y las plantas deben adaptarse a condiciones más exigentes y extremas. Además, también existen algunas avalanchas que bajan con cierta frecuencia, hecho que queda confirmado por la presencia de elementos artificiales de retención de nieve que podréis ver bajo la cima del Cap de Comials. Pronto cruzaréis unos pequeños barrancos gracias a un par de pasarelas de madera y entraréis en un bosquecito en el que se mezclan abedules y algunos abetos y pinos negros (Pinus uncinata) con un sotobosque donde abundan rododendros (Rhododendron ferrugineum), llamados bardenals por la gente de la zona. A partir de este punto ya escucharéis claramente el rugir del agua de la cascada que os indica que se acerca el final de la ruta. Después de una fuerte pero corta subida por unas escaleras de piedra, llegaréis a una plataforma de madera desde donde podréis admirar esta auténtica maravilla de la naturaleza! Una buena recompensa para un pequeño esfuerzo! Jaume Comas Ballester * Dinada (catalán)= Comida
LAGO DE GERBER
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Duración:1h 15 min desde el aparcamiento del Gerdar (ida). Desnivel: 180 metros. Dificultad: baja, en verano. Fijaros en: los efectos que causan las avalanchas que bajan del pui de la Bonaigua sobre la vegetación; los prados de pasto del puerto de la Bonaigua que comparten los pueblos de Sorpe, Son, Esterri d’Àneu y València d’Àneu desde tiempos immemoriales (Mancomunidad de los cuatro pueblos)
PUERTO DE LA BONAIGUA VIELHA
LAGO PEQUEÑO DE GERBER
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RR
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DE
GE
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SALTO DE COMIALS
CABAÑA DE SORPE
RIO
DE
LA B
ONA
IGU
A
BOSQUE DE GERDAR DE SORPE
caminemos por el parque
REFUGIO DEL GERDAR
RIO DE CABANYES
A VALÈNCIA D’ÀNEU Y ESTERRI D’ÀNEU
PICO MIRADOR FUENTE REFUGIO o CABAÑA PARADA DE TAXIS CASETA DE INFORMACIÓN POBLACIÓN PASO PÁRKING FUNICULAR ITINERARIO PISTA FORESTAL CURSO DE AGUA CARRETERA ERMITA
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publicaciones por el Pirineo: 25 itinerarios desde Ordesa aRaquetas Sant Maurici TÍTULO:
EDICIÓN: Desnivel, 2008. FORMATO: 163 p.; 19 cm.
Para que podáis ir preparando las salidas con raquetas de nieve del próximo invierno, os presentamos esta guía con itinerarios por los Pirineos que van de parque nacional a parque nacional: la línea que va de Ordesa, pasa por la Maladeta y llega a Sant Maurici. Nieve, pasisajes impresionantes i grandes excursiones están garantizadas. La guía nos presenta salidas de diferentes dificultades y duración en la zona que concentra las cimas más altas del Pirineo. En el caso del Parque Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici podemos encontrar desde la sencilla y clásica Prat de Pierró-Estany de Sant Maurici a la larga vuelta al Circo de Colomèrs. Se acompaña cada itinerario con los waypoints para GPS, para poder hacer los recorridos con mayor seguridad. Para los que nunca hayan hecho salidas con raquetas, la guía ofrece un prólogo con la presentación básica de este útil cada vez más presente en las salidas invernales.
TÍTULO: Pirineos: 20 trekkings EDICIÓN: Desnivel, 2008. FORMATO: 207 p.; 32 cm.
Cada vez aumentan las rutas de más de un día que se pueden realizar en nuestras tierras pirenaicas. Tras la célebre Carros de Foc, son muchos los itinerarios que han surgido a continuación, de forma que se recuperan antiguos caminos de montaña, se dinamizan los pueblos de paso y distribuyen a todos los aficionados de forma que la carga de visitantes no quede reducida a unos pocos sitios. Esta obra nos presenta 20 itinerarios para aquellos que quieren cargar la mochila a la espalda y recorrer las montañas unos días, lejos del ruido de las grandes poblaciones. Una vez más, las rutas de montaña demuestran que los Pirineos no entienden de fronteras administrativas y hacen pasar al viajero de una ladera a otra con la única preocupación de disfrutar del paisaje. De la Serra de l’Albera hasta los bosques de Irati (Navarra), encontramos recorridos que destacan por la belleza de sus paisajes. A peu pels camins del cançoner: cançons del Pallars Sobirà TÍTULO:
EDICIÓN: Fundació Privada Artur Blasco, 2008. FORMATO: 328 p.; 24 cm.
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El patrimonio de un país no es sólo material: son sus personas las que conforman sus activos más importantes. En el Pirineo, uno de los patrimonios más enraizados pero cada vez más desconocidos son las canciones populares. En un más que exhaustivo trabajo de investigación y recuperación de la memoria, la Fundación Artur Blasco ha editado el sexto volumen de este cancionero, dando fe de la cantidad de material patrimonial que guardan las personas transmisoras de esta tradición oral. Esta vez nos centramos en el Pallars Sobirà, recogiendo 185 canciones de todos los rincones de la comarca. Cada canción incluye la letra transcrita directamente de los intérpretes así como una trascripción en partitura de las tonalidades para aquellos que se atrevan no sólo a leerlas sino también a interpretarlas y seguir conservando estas melodías patrimoniales.
30publicaciones boletín del parc nacional d’aigüestortes i estany de sant maurici
TÍTULO: Estanys del Pirineu català i andorrà EDICIÓN: Desnivel, 2008. FORMATO: 201 p.; 19 cm.
Se sabe que la mayor concentración de estanys del Pirineo se enmarca en el Parque Nacional, pero... ¿y el resto de los Pirineos catalanes? Esta guía pretende dar una respuesta. El efecto de los glaciares en los Pirineos ha dejado esta huella tan característica a los Pirineos catalanes y a la parte andorrana, salpicando de estanys toda su extensión. Los amantes de los paisajes con estanys tienen donde escoger en los más de 50 itinerarios de esta guía: algunos son grandes, otros pequeños, redondos, alargados o irregulares. Recorridos de dificultad y duración variada pero que siempre compensan el esfuerzo con la belleza de sus aguas al final del camino. Cada itinerario incluye la descripción de la ruta con sus accesos, tiempos estimados y una clasificación de belleza del estany. Para los que aún quieran más, se ofrece una pequeña nota en cada itinerario con alternativas al recorrido, subiendo a cimas de montañas cercanas y disfrutar de mejores vistas aún de los estanys.
TÍTULO: Lo padrí James EDICIÓN: Associació cultural Cambuleta, 2009. FORMATO: 36 p.; 22 cm.
¿Cómo presentar la lengua pallaresa a los pequeños de forma entretenida? Nada mejor que una buena historia. Lo padrí James nos traslada a la vida de un piloto inglés que por azares de la guerra civil española queda cautivo en la prisión de Sort y por los ojos verdes de una doncella queda cautivo para siempre del Pallars. Con sus aventuras aprenderemos un poco más del habla y vocabulario pallarès de una forma muy gráfica, gracias a los dibujos de Mónica Bada que acompañan al texto. El libro incluye al final un glosario y un vocabulario con la terminología usada y su significado para hacer más entendedora la lectura a los que no estan acostumbrados a éste habla.
el portarrรณ
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