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El hombre de la camisa negra
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el hombre de la camisa negra
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¡Trogal no está! Las fuerzas de la naturaleza que él conocía perfectamente se lo han llevado. Durro, su pueblo, respira diferente, ni mejor ni peor, diferente. Su casa está cerrada. El sonido de los copos de nieve al caer al suelo no ha sido el mismo que otros años. El agua de la primavera ha tenido un olor triste. Las hojas y las flores, que crecen con el buen tiempo, parecen no querer crecer. Los primeros rebecos que juegan en los últimos neveros lo hacen desencantados. La primavera ha sido extraña. ¡Llueve y llueve! Ha sufrido un cambio enigmático. Por eso no para de llover. La primavera añora al hombre de la camisa negra. ¡Trogal no está! Las fuerzas de la naturaleza que él conocía perfectamente se lo han llevado. El Valle de Boí, la Ribagorza, los Pirineos respiran diferente, ni mejor ni peor, diferente. El viento del Norte sopla desorientado, el fuego cruje tembloroso y el águila de las montañas vuela desorientada. El verano será extraño. Por eso, ¡lloverá y lloverá! Sufrirá un cambio enigmático. Lloverá y lloverá. El verano añorará al hombre de la camisa negra y por eso lloverá. ¡Un rayo, después el trueno…! ¡Trogal, el guerrero, ha vuelto! Las fuerzas de la naturaleza, que el conocía perfectamente, lo han llevado de nuevo a su pueblo, a su valle, a sus montañas, a su país. Su casa continúa cerrada pero el cielo vuelve a ser azul, las aguas huelen bien y las montañas lucen los mejores bosques. Trogal ha vuelto y con él, el hombre de la camisa negra. ¡Celebrémoslo entre amigos!
¡Trogal, el guerrero, ha vuelto!