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Las hormigas rojas en los bosques de pino negro

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Presentación

Presentación

Hay mucha gente que cuando pasea por el monte no ve nunca hormigas. Es comprensible, debido a su pequeño tamaño (pocos milímetros) y a sus costumbres de desplazamiento por el suelo, debajo de la vegetación o siguiendo los troncos de los árboles. No obstante, la mayoría de visitantes del Parque se sorprenden delante de los montículos de hojas de pino que hacen las hormigas rojas. Son hormigas fáciles de detectar, ya que construyen estos túmulos de hojas fácilmente visibles, justo encima de sus nidos subterráneos, y donde se concentra gran parte de la actividad de la colonia. Además, son hormigas de tamaño relativamente grande, de manera que se observan fácilmente a simple vista ¡Y hay muchas, muchísimas! Después de pasar un rato observándolas mientras pasean por encima del montículo de hojas, se puede deducir que son extraordinariamente activas, sobretodo cuando toca el sol. Estas construcciones, que podríamos comparar con los tejados de nuestras casas, están hechas con hojas de pino, ramas, tierra y otros restos vegetales. Son permanentes durante todo el año, aunque durante el invierno, cuando las hormigas no salen al exterior debido a las bajas temperaturas, estos montículos pueden ser sometidos a agresiones y accidentes que los estropean. Cuando llega la primavera y la temperatura lo permite, las hormigas dedican gran parte de su actividad a rehacer y mantener el túmulo en buen estado y, si es posible, hacerlo más grande. Cuando más grande es el montículo, más individuos pueden vivir dentro del nido. Estos montículos se construyen de manera que reciban el máximo de rayos solares a lo largo del día. Esto permite a las obreras calentarse cuando pasean por su superficie, y cuando ya han acumulado suficiente calor en su organismo, bajan a las profundidades del nido donde vive la colonia. Como ya no les toca el sol, se van enfriando, y este calor se libera en el interior del nido. Continuamente hay hormigas ya calentadas que entran en el nido para liberar calor, y otras que salen a tomar el sol; de esta manera pueden regular la temperatura interna del nido durante los meses de más actividad en el hormiguero; incluso puede suceder que dentro del nido haya una temperatura ligeramente superior a la del exterior. El objetivo de este comportamiento (en inglés llamado basking, y que podríamos traducir literalmente como “tomar el sol”) es mantener la temperatura del nido constante durante la primavera y el verano, alrededor de los 30 grados, que es la temperatura óptima para ellas. Con la llegada del otoño, las horas de sol se reducen y la temperatura comienza a descender, y con las primeras nevadas la temperatura continua bajando, paralelamente a la actividad de las hormigas, hasta que éstas ya no pueden obtener calor del exterior, de manera que el nido entra en el reposo invernal. Las hormigas rojas, típicas de ambientes forestales más o menos fríos, comprenden varias especies, de las cuales Formica lugubrises la que podemos observar en el Parque. Es conocida la importancia de este grupo de hormigas forestales en el buen estado y conservación de los bosques boreoalpinos de coníferas, ya que, entre otros efectos beneficiosos, aumentan los nutrientes y airean el suelo debajo del montículo y ejercen, de manera natural, un control biológico de las plagas del bosque. No obstante, algunas perturbaciones naturales o prácticas de aprovechamiento del bosque alteran la estabilidad de las poblaciones de estas hormigas, dificultando los efectos beneficiosos que tienen sobre el ecosistema forestal. Por esta razón, hay países de Europa donde existen leyes y planes de conservación para estas especies de invertebrados. Las hormigas rojas han sido muy estudiadas en los bosques bóreo alpinos del norte de Europa. No obstante, en el Parque como en el resto de los Pirineos catalanes, existen pocos estudios. Durante el año 2007, el CREAF realizó uno sobre las comunidades de hormigas que se establecen en bosques subalpinos de coníferas según la gestión del bosque.

las hormigas rojas en los bosques de pino negro

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Concretamente, este estudio se llevó a cabo en bosques de pino negro del valle del río Escrita (dentro del Parque Nacional) y del valle de Àneu (en la zona periférica de protección). Se compararon bosques maduros, donde hace más de 40 años que no se realizan intervenciones, y bosques donde se hacen aprovechamientos, ya sea como pastos o para extracción de madera. Los tres tipos de bosque corresponden a ambientes bien diferentes: Los bosques utilizados para pastos, principalmente vacas y caballos, son bosques donde se ha favorecido el crecimiento de la hierba y donde los árboles se encuentran bastante alejados entre ellos. Son bosques abiertos ya que permiten la entrada de suficiente luz a la superficie del bosque. Tienen pocos árboles pero abundantes arbustos y sobretodo mucha hierba. Por contra, en los bosques utilizados para la extracción de madera se ha potenciado el crecimiento de los árboles, y por tanto, se han realizado trabajos de desbroce o tala para mejorar la calidad de la madera. Son bosques con muchos árboles y de tamaño similar, de aspecto muy regular, que dificultan la llegada de la luz del sol a la superficie del suelo y, en consecuencia crecen pocos arbustos y hierbas. Por eso los llamamos bosques cerrados. Finalmente, los bosques maduros, fruto de la gestión de conservación del Parque, presentan muchos árboles de especies y edades diferentes, gran cantidad de árboles y ramas muertas en descomposición, bastantes arbustos y poca hierba. Dentro del conjunto se encuentran claros que permiten la entrada de la luz en zonas pequeñas, dando lugar a un ambiente muy heterogéneo, irregular, con microambientes diversos. Todos estos elementos, no demasiado comunes en la mayoría de bosques, son fruto de las dinámicas naturales de crecimiento, senescencia, muerte y descomposición de la madera, propias de los bosques no alterados por el hombre. El resultado más sorprendente del estudio fue que de las 92.210 hormigas identificadas, ¡más del 99% eran de la misma especie! concretamente Formica lugubris, hecho que demuestra la gran dominancia de las hormigas rojas en estos bosques. El resto de individuos correspondía a otras 10 especies, es decir que solamente se encontraron 11 especies de hormigas. No es extraño encontrar tan pocas especies en estos ambientes tan fríos, habida cuenta de la preferencia de las hormigas por los ambientes más cálidos, hecho que provoca que el número de especies disminuya gradualmente desde lugares más calurosos a ambientes más fríos. La diferencia más destacada entre los tres tipos de bosque la encontramos en el número de hormigas, siendo mucho más elevado en los bosques explotados, tanto para pastos como para madera. En estos dos ambientes, donde hay más hormigas, la gran mayoría (alrededor del 99%) son de la especie F. Lugubris. Por contra, se encuentran muy pocos ejemplares de otras especies. Esta desproporción numérica entre los bosques intervenidos y los maduros podría ser causada por la escasez de arbustos en el sotobosque de los primeros, que facilita encontrar un sitio con luz suficiente para construir el nido; precisamente las condiciones que favorecen la existencia de muchos nidos de Formica lugubris y, por tanto, muchos más individuos. Un dato que confirma esta hipótesis es el número de montículos encontrados en cada tipo de bosque que corresponde a 202 en los usados para pasto, 129 en los bosques con explotación de madera y tan solo 1 en los maduros. En consecuencia, la abundancia de F. lugubris condiciona las especies de hormigas que podemos encontrar en la zona y sus abundancias relativas. Pero, ¿Cómo se puede explicar este efecto competitivo tan fuerte de una sola especie sobre las otras especies de la comunidad? Hay que considerar a Formica lugubriscomo una especie muy territorial que domina claramente ante otras especies. Se trata de una hormiga carnívora, depredadora y agresiva que ataca animales vivos con sus mandíbulas, y que se atreve hasta con animales más grandes que ellas; También transporta pequeños animales muertos hasta el nido para

servir de alimento a toda la colonia. Para conseguir comida, las obreras rastrean grandes zonas siguiendo las pistas de olor que han dejado previamente otras hormigas del mismo nido. Así, se dibuja una extensa red de caminos alrededor de los montículos por donde se mueven habitualmente y donde los intrusos son capturados o expulsados. Estas pistas discurren por el suelo y por los árboles, donde las hormigas encuentran gran parte de su alimento, ya sea animales para depredar o bien la melaza que obtienen de los pulgones. Las hormigas cuidan a estos áfidos defendiéndolos de posibles depredadores utilizando, si es necesario, su potente ácido fórmico. De igual modo defienden su nido de los intrusos. Estas hormigas, defienden activamente el territorio por donde se mueven y también el alimento que en él se encuentra. Cuando el número de hormigas de un nido crece mucho, un grupo de obreras y de reinas se van hacia afuera para construir un nuevo montículo y ampliar así el territorio de caza. Pero como mantienen un vínculo familiar con el nido original de donde partieron, las obreras pueden utilizar indistintamente cualquiera de los nidos. Esta organización con diversos nidos se conoce como supercolonia, y pueden llegar a ser muy grandes en extensión y en número de obreras y de reinas: En Suiza se encontró una de las mayores supercolonias de F. lugubris, qué estaba formada por 1200 hormigueros y ocupaba una extensión de 70 hectáreas! Estas supercolonias formadas por varios nidos y muchas reinas dan lugar a una ocupación intensa del territorio. Esto, y la agresividad de los individuos, dificultan el uso del espacio por otras especies menos dominantes que solamente podrán ocupar el lugar y los recursos no utilizados por la especie dominante. Por tanto, cuando más individuos haya de la especie dominante, menos encontraremos de las otras especies. Además, la mayoría de especies que coexisten con éstas otras tan dominantes son de comportamiento tímido, subordinadas, de manera que en ningún momento representan un peligro para la hegemonía de la especie dominante. ¿Y qué pasa en los bosques maduros del interior del Parque donde hay más arbustos? El estudio del CREAF muestra como los bosques maduros presentan una comunidad de hormigas diferente de los bosques con aprovechamiento. Estos bosques, caracterizados por la abundancia de árboles, arbustos y madera muerta, presentan menos lugares favorables para el establecimiento de túmulos de hojas y, por tanto, el número de nidos y, en consecuencia, de individuos es más reducido. Aunque en el estudio solo se ha encontrado un nido de F. lugubrisen los bosques maduros, esta especie continúa siendo la más abundante, la que presenta mayor número de individuos. A pesar de todo, no ocupa la mayor parte del territorio, y deja espacio libre a otras especies. La que se encuentra más repartida por el territorio es Formica lemani. Aunque pertenece al mismo género de hormigas que F. lugubris, esta especie no forma parte del grupo de las hormigas rojas y, por tanto, tiene un comportamiento diferente. Aunque también es una hormiga depredadora de insectos y otros invertebrados y que expulsa ácido fórmico por el abdomen, no es territorial como F. lugubris y solo defiende activamente su nido. Estos son mucho más discretos, sin construir montículos, frecuentemente los ubican debajo de las piedras, rocas planas o troncos caídos. Sus colonias no son tan numerosas, aunque pueden tener más de una reina. Esto hace que, lejos de ser una hormiga dominante, sea una especie subordinada, que no desplaza a otras especies. En consecuencia, sin la dominancia de F. lugubris ni de otra especie similar, en los bosques maduros encontramos un número mayor de especies de hormigas y un aumento de la diversidad en la comunidad de estos insectos. Estos resultados son parecidos a los obtenidos en estudios realizados en el norte de Europa, donde F. lugubrises más abundante en los bosques jóvenes o fragmentados que en los maduros. Ahora bien, a diferencia de lo que pasa en los Pirineos, en los bosques maduros del norte hay otra especie de hormiga roja que domina claramente en la comunidad y que comporta que el número de especies en el bosque maduro sea inferior que en los más jóvenes. Pero conviene puntualizar que los bosques maduros del norte de Europa son bosques donde no se ha intervenido desde hace más de cien años y que las especies dominantes de allá no se han encontrado en el Parque. Quizás las comunidades de hormigas de los bosques maduros del Parque están todavía cambiando a medida que el bosque se va haciendo cada vez más maduro.

Olga Boet Escarceller i Xavi Arnan Viadiu, Centre de Recerca i Aplicacions Forestals (CREAF)

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