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Asunto de jóvenes: redescubriendo a José Manuel Arango

Asunto de jóvenes: Redescubriendo a

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José Manuel Arango

ESTE TEXTO, QUE REMEMORA EL DESCUBRIMIENTO DE JOSÉ MANUEL ARANGO POR PARTE DE r UBÉN DARÍO LOTERO, HACE PARTE DE LOS CONVERSATORIOS QUE EN TORNO A LA OBRA DEL MAESTRO SE PROPUSIERON EN LAS VII JORNADAS Y DURANTE LOS CUALES SE PROYECTÓ EL DOCUMENTAL «LA HUMILDAD DEL JARDINERO, VIDA Y OBRA DE JOSÉ MANUEL ARANGO», DIRIGIDO POR CÉSAR MONTOYA, EN EL QUE PARTICIPÓ EL AUTOR DE ESTE ARTÍCULO COMO GUIONISTA Y ASISTENTE DE DIRECCIÓN.

Por Rubén Darío Lotero

[…] poeta es el que ve la vida con los ojos de la infancia. O tal vez con los de la adolescencia. José Manuel Arango

Hace más de cuarenta años, en 1974, cuando recién comenzaba mis estudios de literatura en la universidad, un grupo de amigos que nos habíamos conocido desde los años del colegio solíamos caminar los fines de semana por algunos cerros y montañas que rodean el valle de la ciudad de Medellín.

Vagos deseos nos animaban a hacerlo: el de salir del encierro, leyendo en casa; el de poder acompañar al amigo hacía días no visto; el de llegar andando hasta la cima para ver la ciudad de lejos. O el deseo de cierta aventura para divisar los paisajes al otro lado del muro.

ésta es una ciudad amurallada entre montañas; uno mira en torno, alzando la cabeza, y ve sólo

la línea azul de los montes, lejos sus picos: es el borde de una copa quebrada.

y en el fondo de la copa está la ciudad, encerrada, dura

el mar es remoto 1

Un domingo decidimos subir la montaña, que en el siglo pasado llamaban, acertadamente, Sabanalarga, y que hoy conocemos porque por allí atraviesa la carretera que lleva al pueblo de San Pedro, al occidente.

Desde nuestras casas, en el cercano valle, llegamos al corregimiento Robledo; de allí ascendimos, por unos rieles, por entre fincas de recreo, hasta Pajarito. Nos desviamos a la derecha hasta pasar por detrás del cerro tutelar del Picacho. Cruzamos extensas mangas y pequeños vallados hasta un bosque de pisquines de tierra fría. Atrás había quedado el rumor de la ciudad 2 :

Hay un lugar –en la montaña, cerca del boquerón– desde donde el estrépito de la ciudad se oye con una nitidez alucinada

Posiblemente las paredes rocosas lo allegan por un efecto de caracola para devolverlo acrecido

Suena como un trueno, como el trote de muchas pezuñas, una recua de bestias en desbandada

Bajo un árbol nos sentamos a descansar. Entonces Juan sacó de su mochila un librito cuadrado en cuya pasta unas esferas se encontraban, y abriéndolo, leyó con pausa, como quien degusta una fruta 3 :

si en mitad de la noche nos despierta un olor de incendio

y abrimos la ventana y entre los árboles hechos de dura sombra está sólo el aroma de las frutas en sazón

1

2

3 Arango, José Manuel, Poemas, Medellín, Departamento de Bibliotecas, 1983?, s.p. Arango, José Manuel, Poemas, 3ª. Edición, Ediciones Autores Antioqueños, Secretaría de Educación y Cultura de Antioquia, vol. 62, Medellín, 1991. Poema tomado de Este lugar de la noche, Colcultura, Bogotá, 1984, p. 16.

qué más sino la dolorosa alegría de que nos hayan visitado una vez los rojos querubines del fuego

Ahora, por la magia de las palabras, habitaba en la noche, una casa olorosa. Ya los libros, en especial los de poesía, eran nuestros compañeros de viaje. Mi amigo pasó unas páginas y como quien camina viendo los alrededores, nombró palabra por palabra 4 :

muchachas que viajan dormidas en los trenes nocturnos

una ciudad partida por un río y el país de tu rostro

imágenes fieles a la tierra

De nuevo volvíamos a la ciudad, pero para abandonarla en un tren nocturno. Nuestro guía cerró el libro. En su pasta leí: Este lugar de la noche. José Manuel Arango. Más tarde sabría que ésta era su obra primera y que a los 36 años la había publicado de su propio bolsillo «para poder oler los versos impresos».

Mi amigo guardó el libro en su bolso. Nos levantamos en silencio, pensativos y cruzamos el penumbroso bosque. Cuando salimos a la claridad nos encontramos con una inesperada imagen de sueño: entre suaves colinas e hileras de eucaliptos y pinos, se asentaba un vallecito de verdes pastos. Alguien exclamó maravillado: ¡El Llano de Ovejas! 

Antología de los invitados a las VII Jornadas Universitarias de Poesía «Ciudad de Bogotá»

Esta es una breve muestra de algunos de los casi cuarenta invitados que participaron en las VII Jornadas Universitarias de Poesía.

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