R E V I S T A D E P O E S Í A U LRI K A 55
DECANATURA CULTURAL
ULRIKA 55 REVISTA DE POESÍA
COLECCIÓN
Colección de circulación nacional e internacional gratuita, con ciento veinte poemarios publicados en más de doce años, en ediciones de diez mil ejemplares.
CONCURSOS NACIONALES UNIVERSITARIOS 2016
DIVERSIDAD E INDIVIDUALIDAD, CIFRAS HUMANAS DE LA POESÍA ACTUAL
UN LIBRO POR CENTAVOS
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FESTIVAL INTERNACIONAL
DE POESÍA DE BOGOTÁ
DIVERSIDAD
E INDIVIDUALIDAD CIFRAS HUMANAS DE LA POESÍA ACTUAL
afiche
17 POETAS NEERLANDESES
CONVOCATORIA MARZO-ABRIL
Traducidos por Jan de Jager
cuento corto y poesía
HOMENAJE A FERNANDO LINERO Poesía y música
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CONVOCATORIA JULIO-OCTUBRE
crónica
oratoria
CONVOCATORIA OCTUBRE
www.uexternado.edu.co
0120 7669
CONVOCATORIA AGOSTO-OCTUBRE
ANTOLOGÍA DE LOS POETAS INVITADOS Jan de Jager, Luis Aguilar, Margarito Cuéllar, Héctor J. Freire, Aleyda Quevedo Rojas, Alessandra Coronel, Enrique Hernández D’Jesús, Antonio María Flórez, Álvaro Mata Guillé, María Inés Zaldívar, Luis Alonso Cruz, Jorge Carlos Ruiz De La Quintana, Neftalí Eugenia Castillo, Miguel Ángel Chávez, Víctor Gaviria, Gustavo Adolfo Garcés, Giovanny Gómez, Hernán Vargascarreño, Georgia Kaltsidou, Darío Sánchez Carballo, Guillermo Molina Morales, Eugenia Sánchez Nieto, Alejandro Vergara
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REINO DE LOS PAÍSES BAJOS. PAÍS INVITADO DE HONOR APOYAN:
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Ulrika
Revista de Poesía
Ulrika Editores Licencia Mingobierno No. 00918 ISSN 0120-7669
Director Rafael Del Castillo M. Consejo editorial
Jotamario Arbeláez, Miguel Silva, Luz Mary Giraldo, Juan Gustavo Cobo Borda, Fernando Linero Montes, Samuel Jaramillo, Robinson Quintero Ossa, Evelio José Rosero, Gustavo Adolfo Garcés, Pedro Badrán, Guillermo Martínez González, Armando Rodríguez Ballesteros, John Fitzgerald Torres, Federico Díaz-Granados, Guillermo Molina Morales, Leonardo Cano, Óscar Pinto Siabatto, Eugenia Gorriño, Rafael Del Castillo. Cuidado de la edición
Óscar Pinto Siabatto, Fundación El Aguijón.
Colaboradores
Colombia Miguel Méndez Camacho, Joaquín Mattos Omar, Armando Orozco, Eugenia Sánchez Nieto, Luz Ángela Caldas, Sara Del Castillo, Gloria Luz Gutiérrez, Maruja Vieira, Rafael Berrío, Ernesto Durán Strauch, Giovanni Gómez, Rosaura Mestizo, David Reinoso, Darío Sánchez Carballo, Claramercedes Arango. Argentina Rodolfo Alonso, Paulina Vinderman, Marcos Silber, Daniel Samoilovich, Jorge Ariel Madrazo. Brasil Affonso Romano de Santana. Costa Rica Rodolfo Dada, Oswaldo Sauma, Norberto Salinas, María Montero, Nerina Carmona. Cuba Pablo Armando Fernández, Efraín Rodríguez Santana, César López. Chile Eduardo Llanos, Jaime Quezada, Tomás Harris, Teresa Calderón. Ecuador Edwin Madrid, Iván Oñate, Iván Carvajal. España Luis Miguel Madrid, Jesús Munárriz, Jordi Virallonga, Rodolfo Häsler, Eduardo Moga, Sergio Laignelet, Juan Pablo Roa, Guillermo Molina Morales. Estados Unidos Armando Romero, Juan Carlos Galeano, Eduardo Chirinos, Mercedes Roffé, Fabián Sánchez Molina, Paola Cadena. México Marco Antonio Campos, José Ángel Leyva, Margarito Cuéllar. Perú Ricardo Silva Santisteban, Luis La Hoz, Enrique Sánchez Hernani. Uruguay Washington Benavides, Rafael Courtoisie. Venezuela Juan Calzadilla, María Antonieta Flores, Enrique Hernández D’Jesús. Dirección de arte Gustavo Del Castillo M. Diagramación Vanessa Yepes S.
Precio al público: $15.000.oo Los trabajos firmados se publican bajo la responsabilidad de sus respectivos autores, sin implicar necesariamente a la revista.
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El 24 Festival Internacional de Poesía de Bogotá es un evento apoyado por el Ministerio de Cultura - Programa Nacional de Concertación cultural.
Contenido 4 EDITORIAL 5 poesía y diversidad 5 8 9 12 14 18 traducción de poesía en lengua neerlandesa 18
Acerca de Diversidad e individualidad, cifras humanas de la poesía actual
Algunas notas sobre poesía y diversidad margarito cuéllar En la boca no: acerca del libro de Luis Aguilar, Muchachos que no besan en la boca odette alonso Poemas de Luis Aguilar
Las cinco letras del Deseo. Antología latinoamericana de poesía homoafectiva del siglo xx hernán vargascarreño Bajo la sombra jorge carlos ruiz de la quintana
17 poetas: Paul van Ostaijen, Louis Paul Boon, Hanny Michaelis, G.K. van het Reve, Lucebert, Jan Eijkelboom, Harry Mulisch, Hugo Claus, Riekus Waskowsky, Leo Ross, Rutger Kopland, R. Dobru, K. Schippers, Jules Deelder, Anna Enquist, Bart Chabot, Victor Schiferli versiones al español de jan de jager
24 poesía y música 24
Música y poesía: un tándem inseparable fernando linero
27 homenaje al poeta fernando linero montes 27 30 33 antología de los poetas invitados al xxiv festival internacional de poesía de bogotá 33
Para un poeta que firma con nombre vulgar Robinson Quintero ossa Poemas de Fernando Linero
Poemas de: Jan de Jager, Margarito Cuéllar, Héctor J. Freire, Aleyda Quevedo Rojas, Enrique Hernández D’Jesús, Alessandra Coronel, Antonio María Flórez, Álvaro Mata Guillé, María Inés Zaldívar, Guillermo Molina Morales, Luis Alonso Cruz, Jorge Carlos Ruiz De La Quintana, Neftalí Eugenia Castillo, Miguel Ángel Chávez, Víctor Gaviria, Gustavo Adolfo Garcés, Giovanny Gómez, Hernán Vargascarreño, Georgia Kaltsidou, Darío Sánchez Carballo, Eugenia Sánchez Nieto, Alejandro Vergara
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De La musa mercenaria juan carvajal franklin
Editorial
Acerca de
Diversidad e individualidad, cifras humanas de la poesía actual A una revista de poesía siempre se le pide que aluda a la sociedad que la origina y un poco más allá, se le exige inclusión e inteligencia frente a la cultura y el arte derivados de los seres que configuran un ámbito espiritual dado, definidos en un tiempo y en un aquí. Nada más pretendemos con esta muestra de ponencias y poemas que apuestan por la celebración de la diferencia y, su otra cara, la individualidad, en ese nuestro ineludible y definitorio ámbito iberoamericano. El tema central del xxiv Festival de Poesía de Bogotá es una idea que se despliega a partir de textos como «Poesía y diversidad» de Margarito Cuéllar y «Bajo la sombra» de Jorge Carlos Ruiz de la
Quintana, y desde una óptica de género con las reseñas de los libros Muchachos que no besan en la boca (Premio Gilberto Owen 2015), de Luis Aguilar, y Las cinco letras del Deseo. Antología latinoamericana de poesía homoafectiva del siglo xx (2016), compilada por Hernán Vargascarreño y Omar Ardila. La diversidad se subraya también desde las líneas «Música y poesía», con el ensayo sobre el tema escrito por Fernando Linero, y «Poesía y traducción», con la antología de 17 poetas de lengua neerlandesa preparada por Jan de Jager para esta edición. No podía faltar, por supuesto, una copiosa selección de poemas de los invitados a esta edición del Festival, iniciando con textos del homenajeado en esta ocasión: Fernando Linero Montes. Sin duda cifras humanas de los seres de estos días, la poesía se encuentra cada vez más con el ser existencial y sus diversas maneras de decir y de incidir en un mundo cada segundo más parecido a la conciencia de Dios. A qué más puede aspirar una publicación que ya es una marca latinoamericana de un siglo que ya pasó y de un otro que llega: esto, y una invitación a los viajes de todo tipo, es siempre lo que podemos imponer como necesidad ineludible de todo lo que se pretenda vivo y que respire y que se lea y que te lea.
Ulrika Busto de Antínoo. Foto: Hernán Vargascarreño
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MARGARITO CUéllar
Algunas notas sobre
poesía y diversidad
Por Margarito Cuéllar ¿De qué se habla cuando se toca el tema de diversidad e individualidad en la poesía actual? ¿De que los poetas somos una diversidad en sí por el hecho de cultivar un género literario que oscila entre la invisibilidad y la indiferencia social e institucional? ¿De la diferencia de género de quienes asumimos el destino de llevar la palabra poesía como un tatuaje en la vida? ¿La diversidad tiene que ver con el conjunto de versos que desde una individualidad emerge de la soledad más íntima hacia una colectividad también invisible? ¿Con nuestros orígenes étnicos? ¿La diversidad poética aplica a lo amorfo o lo que no es igual por los motivos que sean? En principio pienso que no necesitamos pensar igual para ir separados, sea por los caminos de la poesía o por los de la vida. Que no se necesita vestir igual para asimilar una tradición que se relaciona con el arte de hacer versos y decirlos en público. Que no se necesita actuar igual para asimilar las rupturas que la poesía ha tenido a lo largo de su historia y que nos
llevan a decir las mismas cosas mediante otro lenguaje, en otro escenario, a otros interlocutores. Que no tenemos que tener el mismo color de piel, los mismos rasgos, las mismas costumbres, vaya, mucho menos la misma edad, ni siquiera las mismas amistades para hacer de la poesía una herramienta necesaria para la transformación del ser humano. Al final de cuentas la poesía nos desprende las escamas, la cola, las garras y el hocico del animal que suele habitarnos como poetas. Para mí, el hecho de que un poeta sea hetero, gay, indígena, campesino o urbano, esté a favor del poliamor o del celibato, no lo exime del compromiso con la poesía; ya que la poesía puede ser todo, menos un ejercicio, una apuesta al olvido. Primero nos deja ella. Ha de ser porque la poesía es un ejercicio de lucidez y de transformación. Por eso quien va o viene de la mano de la poesía utiliza sus mejores armas para hacerla feliz, en esta vida, ahora. Otros la hicieron feliz o infeliz en otro momento, a nosotros nos toca hacerlo hoy.
SelfiE: Marisol Barahona
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POESÍA: DIVERSIDAD E INDIVIDUALIDAD
La palabra diversidad me remite al futbol, espero que la comparación no ofenda. Once personas, por lo regular hombres, en un lado de la cancha, están dispuestos a darlo todo, sobre todo si el contrato es jugoso, por llevar el balón hacia la red. Otros once jugadores se proponen lo mismo, casi siempre en las mismas circunstancias. Lo que sigue es un silbato y un aquelarre de patadas, rasguños, caídas, fallas de todo tipo, aciertos, gritos y un resultado que favorece a un equipo y no convence al otro. En la tribuna, hay rostros, banderines de colores, amenazas, euforia, intercambio de golpes. Termina el partido y todo sigue igual, salvo que la adrenalina subió de nivel en determinados momentos del partido y hay que prepararse para el juego siguiente. Algo parecido ocurre con la poesía, los poetas y los lectores o el público de un festival. Salvo por un detalle muy importante: nosotros estamos aquí por voluntad propia. A lo largo el tiempo que nos ha tocado vivir hemos desafiado a propios y extraños para seguir con lo que realmente nos mueve y nos conmueve: escribir poesía y exponernos al ridículo de decirla en público. Esto, sin embargo, no nos aleja mucho de los futbolistas, pero hay algo que sí: los poetas no tienen un contrato millonario, ni en euros ni en dólares ni en pesos colombianos ni en pesos de ningún tipo. Y en la tribuna no nos esperan miles de aficionados sino unos cuantos cómplices a los que no les exigimos loas sino paciencia y complicidad. Eso, más que fanáticos el poeta tiene cómplices. Y lo que lleva bajo el corazón y en 6
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la cabeza hacia el otro lado de la cancha no es un balón desinflado sino un círculo que se abre y que es conformado por una diversidad de voces que forman una patria: la de la poesía. Una patria pequeña, ciertamente, golpeada, pero que se une desde la diversidad y el desencanto para ofrecer territorios habitables. Con fronteras, a veces más imaginarias que reales, pero finalmente un lugar para vivir. Tengo mis dudas de si el árbitro en el futbol simboliza al crítico literario en la vida real, mejor dejemos ese tema para otro encuentro. ¿Fuimos una sola voz cada 21 de marzo, fecha que la Unesco destina para que la poesía sea memorable unas horas? No sé hasta qué punto es verdad y qué tanto es retórica en las políticas de la ONU, y sobre todo en las siguientes palabras: La diversidad poética nos brinda otra manera de dialogar. Nos permite descubrir que todos y cada uno de nosotros, en cualquier punto de la Tierra, compartimos los mismos interrogantes y sentimientos. Es una faceta de nuestra libertad, es nuestra humanidad. Por eso la poesía debe ocupar el lugar que le corresponde en los programas de educación de calidad. Mediante al acceso a la poética del mundo entero, los jóvenes pueden disponer de un vector más, diferente, sutil y fluido, para mejorar su conocimiento y comprensión del prójimo. El descubrimiento de un nuevo poema constituye un acto de inmersión en la lengua, pero también en la emoción y la sensibilidad del otro, por más distante que se encuentre en términos geográficos.
Para mí la poesía es ante todo cuestionamiento y duda. Sentir y decir. Contradicción y suma. Sentido y contrasentido. Caminar juntos y separados, pero unidos en lo esencial. ¿Qué es lo esencial? En determinadas circunstancias será unir nuestras
MARGARITO CUÉLLAR
voces para un objetivo común: oponerse a una arbitrariedad como lo puede ser el despojo de la tierra, la instalación de una mina, tomar la calle por los motivos que sean. En situaciones así la poesía es una respuesta inmediata, que puede lograr una respuesta inmediata, aunque por lo regular esas voces son ignoradas. Así como este hay cantidad de motivos para que la poesía se manifieste como una sola voz, como un yo que es otros, un yo marcado desde la individualidad y convocado por la tribu. Me parece que un poema como «Genealogía del árbol» del guatemalteco Melitón Pacheco nos simplifica las cosas: Yo soy en el mundo un árbol expresado Un corazón de alegría y martirio viviente Un cerebro como árbol salido del cráneo. Yo soy un árbol desenterrado Un cerebro de raíces flotantes, cuyos impulsos manejo desde adentro. Yo soy un árbol: tengo la edad del árbol, la esencia del árbol Mis raíces son tan profundas como las suyas Y sus ramas tan altas como mis manos… Mientras que para Antonio Gamoneda el poema es un objeto de arte escrito, para Borges es más una revelación que un descubrimiento. Así, cada mundo en la cabeza de quien se ejercita en la poesía es un detonante, un campo fértil, un riesgo asumido desde el optimismo más cruel o el más despiadado desencanto. La diversidad poética es asunto de muchísimas personas. Concluyo sembrando más dudas, pues el poeta es ante todo eso, un sembrador de preguntas. Las preguntas son de Diego Jesús Jiménez, las comparto en la medida que cuestiones individuales requieren a veces de respuestas o reflexión de muchos.
Federico García Lorca república al Barroco? ¿Qué hacemos con Góngora, por no citar a Rimbaud del que a veces nos alegramos que dejase de escribir tan joven? ¿Y Lorca?, ¿Y Neruda? ¿Nos alegramos de la desaparición de cuantos no compartirían nuestra escritura? Parafraseando el texto de una viñeta de prensa de El Roto, diré que no nos creamos grandes porque proyectemos largas sombras, puede que sea el efecto, sin más, de que nuestro sol está poniéndose.
Charles Bernstein dice que la poesía es todavía un escenario importante para la búsqueda social, dentro de la (re)constitución de la república y la (re)construcción del discurso. Tomemos la palabra, asumamos el compromiso desde nuestras respectivas trincheras, visiones y acciones.
Referencias Charles Bernstein, La política de la forma poética. Poesía y política pública, trad. de Néstor Cabrera, Torre de Letras, La Habana, 2006. Diego Jesús Jiménez, «Por la diversidad. Encuentros en Verines, 2004», disponible en: http://www.mecd.gob.es/
¿Quién se enfrentaría a la mística, que rompe las leyes de la Naturaleza y es capaz, en su abismo, de trasladarse a las regiones del infinito e iluminar el cielo para poder contemplarlo? ¿Qué debemos hacer con S. Juan de la Cruz? ¿Quién dejaría de considerar a Fray Luis de León porque en su «Oda a Francisco de Salinas» se aproxima a lo visionario y a lo que, con posterioridad, llamaríamos barroco? ¿Expulsamos, también, de nuestra
lectura/pdf/V04_JIMENEZ.pdf, consulta marzo de 2016. «Proclama del 21 de marzo como Día mundial de la poesía», disponible en: http://portal.unesco.org/culture/es/files/19 160/10795392993Proclamaci%F3n_en_espa%F1ol.pdf/ Proclamaci%F3n%2Ben%2Bespa%F1ol.pdf, consulta marzo de 2016. Richard W. Halperin, coord., «Leer y escribir poesía», Unesco, París, 2005. ULRIKA 55 |
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POESÍA: DIVERSIDAD E INDIVIDUALIDAD
Acerca del libro de Luis Aguilar Muchachos que no besan en la boca
En la boca no Por Odette Alonso
Cuando cae la noche sobre La Habana, el calor arranca a la gente de sus casas y la arroja al malecón. Allí parece romería: hay niños corriendo sobre el muro; vendedores ambulantes que ofrecen flores, semillas, frutas de estación; pescadores que lanzan sus hilos a riesgo de sacarle un ojo a los paseantes; acosadores que chiflan desde el arrecife para mostrarles a las muchachas sus inhiestas genitalias; uno que otro carterista o mendicante; grupos de amigos o enamorados que esperan el rayo verde, ese destello que se observa en el segundo exacto en que el sol se mete bajo la línea del horizonte y que –dicen– te cumple los deseos. Todavía dura un buen rato la claridad antes de que sólo quede la negrura del océano herida por la luz intermitente del faro del Morro.
Castillo de los Tres Reyes del Morro, La Habana, Cuba. 8
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Entonces, las familias toman poco a poco el camino de regreso a sus hogares y el malecón va quedando a merced de otras actividades no menos bulliciosas, pero más lúbricas. Porque como cantara Beny Moré varias décadas antes: «A media noche empieza la vida, a media noche empieza el amor». Ésa es La Habana que describe Luis Aguilar en Muchachos que no besan en la boca, libro que mereció en 2015 el premio internacional de poesía «Gilberto Owen Estrada», otorgado por la Universidad Autónoma del Estado de México y publicado a la sazón por esa casa editora. Y no es que sea la noche el imperio exclusivo de la lujuria habanera; los rituales del cazador y el cazado ocurren a cualquier hora y «las señales –cuenta Luis– llegan de
odette alonso / luis aguilar
cualquier parte»: desde el balcón de un viejo edificio hasta los vidrios de los escaparates de las tiendas. La negociación suele ser un simple cambio de miradas, un tocamiento ligero –o no tanto– del sexo por sobre el pantalón, una incitante mordida en el labio, el roce en él con la punta de la lengua… simples gestos, apenas perceptibles para los no iniciados en las lides del deseo y la pasión que en ese aliento de clandestinaje tienen su encanto. Con el ojo agudo y penetrante del extranjero, Luis Aguilar desentraña todos los dobleces del mercado de la carne –y no precisamente la de res– en La Habana de las últimas décadas. Muchachos que no besan en la boca es un diario de navegación que delinea a esos jóvenes impúdicos y brillantes, tan expertos en carencias como en ternura y seducción, y a la isla como un circo, una plaza, una orilla sin fin. O una madre que sabe cuándo el hijo anda en esos pasos y prefiere callar.
En este libro, no sin nostalgia, pretéritos los verbos, Luis Aguilar escudriña los rincones de esa realidad que a ratos pareciera fantástica y a ratos de una amarga libertad. Y a fuerza de experiencias, acaba sintiéndose uno de ellos: conoce al dedillo los mejores lugares para el sexo callejero y los nombra, los registra como un cronista de Indias: la oscuridad de los cines, los parques, las azoteas, los trenes, los pueblos de campo, las playas… y, obviamente, el malecón. Pero sobre todo los muchachos, esos «reinventores de todas las pasiones». «Como quien sabe que dios se les parece tanto», cuenta Luis, ellos se acercan al desconocido y le dicen, como a un amigo al que estuvieran esperando: «qué bueno que llegajte»; ellos «entran a cualquier cuerpo / sin cautela» y disfrutan de esos «ásperos territorios de la brevedad» porque ya «saben que amar es la verdad más incompleta / que el amor más puro nace y se derrite / en unas horas» y que «gozar es siempre un aforismo».
Poemas de Luis Aguilar
De su libro Muchachos que no besan en la boca en ellos no hay peces
ni cumple función alguna el agua y su misterio evolutivo [su nado mejor es la paciencia] no guardan asombros en los ojos aunque los habitan dioses y mitologías derrumban portentos de piedra volcánica y son expertos en carencias –propias y ajenas sus sábanas no son algas azules ni espejean sus pieles en la piazza [aquí sólo hay parques –a veces– y siempre una heladería]1
saben que la ternura es un pretexto para la seducción de perros apaleados se cree sí que estas criaturas no besan en la boca
son expertos en cualquiercosa2
saben de qué hablan los militares los mecánicos los panaderos los taxistas pasan horas acompañando a los mendigos hablando con los mudos
cualquiercosa eso 1 Las heladerías Coppelia, ubicadas en las plazas principales –tanto en La 2 Habana como enesprovincia– son lugares de gran afluencia. Las filas de hace : cualquiercosa [no«vivir» dejan espacio cubanos para comprar helado son un atractivo para el turista, que en ocasiones el proceso para la cubanía. entrepalabra] no refiere a la especificidad 2 cualquiercosa es eso 1 Las heladerías Coppelia, en las plazas principales –tanto de oficio o profesión alguna. : cualquiercosa [noubicadas dejan espacio La Habanano como en aprovincia– son lugares de gran afluencia. : lo saben todo en entrepalabra] refiere la especificidad Lasoficio filas de cubanos alguna. para comprar helado son un atractivo para el porque todo ya lo imaginaron. de o profesión en ocasiones hace el proceso «vivir» la cubanía. turista, que : lo saben todo porque todo ya lo para imaginaron. ULRIKA 55 |
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POESÍA: DIVERSIDAD E INDIVIDUALIDAD
aunque la gente piensa lo contrario suelen ser tan felices [tan (tan) felices –si ven a rabillo de ojo es porque el manual para despertar interés así sugiere] van todos los días a los parques caminan sin prisa el resto de las calles las zonas por donde nadie pasa gustan de ver a lo lejos las luces de los apartamentos y el gruñir de los barcos que a media tarde violenta la bahía quieren al mundo entero no discriminan particularmente se inclinan por los feos los obesos la mal fingida arrogancia cualquier extranjería están bien enterados saben sin falta lo que acontece en miami italia o venezuela y tratan de mantenerse al día sobre las acciones de las marcas traídas desde el yuma3 les gustan los colmillos de lacoste la violencia neoavantgarde de rabanne el rugir de un par de pumas para arañar la casta también suelen ser cultos visitan cementerios [las tumbas de famosos son un tema] tienen un directorio de anticuarios de la ciudad y paladares económicos conocen al dedillo a los libreros de plaza de armas visitan monumentos museos galerías e iglesias [sólo las de valor histórico para iniciar charlas] y cuando entran a la habitación despliegan su ritual de encantamientos para dar paso a la ternura de desnudarse como quien hace un cuento de la santa cuya tumba tiene siempre flores porque hace procrear a las estériles no besan en la boca 3 Yuma es el término con que los cubanos se refieren a cualquier extranjero como sujeto; pero también como referencia geográfica al exterior (“viene del yuma”).
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pero saben su nombre: santa amelia [y saben que la iglesia no la reconoce] luego pero antes de despeñar su espuma blanca gimen como ángeles en pijama bufan como quien sabe que dios se les parece tanto
hay bocas que besan
apretadas contra el alma que dejan siempre en un papel apresurado el número telefónico de una vecina el móvil de la cómplice nunca reciben el timbrazo que esperan –la repetición es aburrida en tan grande mercado de la carne yo lo miré una tarde reflejado en el cristal de una licorería boca con corazón al centro y semiabiertos los dientes frontales él me miró con discreción de santero y ligeramente se apretó la portañuela [saberlo todo es continuar la marcha] : con la primera escalerilla alcanzamos de seis pisos la azotea se veía el mar de aquella altura sentí que me besaba como aprisionando mis labios a sus aspiraciones [que me tragaba un poco] a tres o cuatro pasos asomaba el abismo nos fuimos hacia él e hicimos el amor mirando calle abajo bajamos al cielo y después del edificio
luis aguilar
Portada de Muchachos que no besan en la boca, de Luis Aguilar
nos despedimos con un beso final [boca de amargos visitantes que heredan el aliento de frambuesa para dibujar lejanías a la memoria] un beso final una escalera muda que garabateaba unos números no lo llamé nunca volví a verlo siempre me han dado miedo las alturas Para Fernanda Crancianinov, por mi Aurelia.
en la oscuridad de los cines
alquilan su cuerpo como alquilar habitaciones y ven sin pudor a los que se besan en las filas apartadas mientras recuestan el peso de su sexo en una dentadura fugaz que por ahora define el tubular deseo de sus bajos y el tacto adivina los altos contornos de su cuerpo
es un conjunto austero que dota de luz al movimiento su avenirse al descascarado azul de la isla flotan pero sin viento como si las esquinas de un fantasmal encanto les coronara las sienes cuando se sientan como si nada a mirar el mar o la distancia –nunca se sabe
en el resollar interrumpido por el salivar profuso el amador dice algo sólo para ocultar el desacierto que tiembla entre sus labios
pero su sensualidad es lo otro : la mano de barro que se alarga para pedir la fosforera hacer un guiño del roce de los dedos la bicicleta que los lleva por carreteras angostas como por pesados sueños ese pasear su alegría resignada cuando van con los boteros4 en autos a los que nadie ha dicho que están muertos
el otro contrae sus pupilas para que no se le salga el alma por los ojos
su sensualidad está en ese mirar con gracia la mentira de quien volvió del gozo humedecer la noche en un mulata de namá tré peso
su sensualidad es otra cosa
en ese desprenderse sin dolor de los extraños que al pasar han ido amándolos
no sus cuerpos tallados a cuchillo : no propiamente
4 Se llaman boteros los dueños de autos particulares que, clandestinamente, prestan el servicio de transporte. ULRIKA 55 |
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POESÍA: DIVERSIDAD E INDIVIDUALIDAD
Antología latinoamericana de poesía homoafectiva del siglo xx
Las
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letras del
Deseo
Por Hernán Vargascarreño
Dos poetas colombianos, Omar Ardila y Hernán Vargascarreño, se propusieron durante un año rastrear poemas en libros, revistas, blogs y páginas web, y establecer contactos por correos electrónicos y por las diferentes redes sociales virtuales, para darle cuerpo a la primera antología homoafectiva que se publica en Colombia, titulada Las cinco letras del Deseo –Antología latinoamericana de poesía homoafectiva del siglo xx– y editada en abril de 2016 en Bogotá por el sello Ediciones Exilio. Y aunque no es la primera de esta temática que se hace en el ámbito latinoamericano, sí es la más ambiciosa debido al número de autores y países seleccionados: 84 autores de 17 países (17 mujeres, 67 hombres, 53 vivos, 31 muertos y 234 poemas). Este trabajo busca que las voces aquí recogidas emerjan de su enclaustramiento y se levanten seguras, sin el temor que por tantos años les ha obligado al despojo de sus más entrañables sentimientos. Y es que aún hoy, a pesar del pregonado avance en el reconocimiento de las diversidades y de la multiculturalidad, publicar un texto literario sobre temática homoerótica no deja generar cierto escozor, como resultado del largo tiempo que la expresión del afecto homosexual se mantuvo en secreto, auspiciado esto por el pensamiento patriarcal y heterosexista, el cual ha favorecido una prolongada historia de olvido y ocultamiento. Esta antología no pretende categorizar una cierta escritura como masculina, femenina u homosexual, pues los compiladores exaltan la libertad creativa del artista y afirman que la poesía es en sí misma, independiente del género de quien la escriba. Por esta razón, 12
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como acto reivindicatorio, los poemas apelan a ciertas temáticas que se corresponden con el sentimiento homoafectivo (lésbico-gay-trans), si bien algunos de los autores compilados no se identifican directamente con ellas. Ante todo, lo que se busca es reafirmar la diversidad de expresiones afectivas que nos han acompañado, las cuales no siempre han gozado de buena aceptación social. Es importante señalar que en Latinoamérica, desde finales del siglo xix, se registran antecedentes de literatura con temática homosexual, y aunque sus narrativas fueron valientes, la tradición literaria no dejó de considerarlas como ese «sucio secreto» o «la abyección del invertido» que debía esconderse. En algunas ocasiones los autores recurrieron a un encubierto esteticismo que servía para ocultar una pasión, como es el caso de los mexicanos Carlos Pellicer, Salvador Novo y Xavier Villaurrutia, o de la chilena Gabriela Mistral, de quien aún se discute sobre la intención de sus textos. Más adelante, tras revalorarse la potencia del cuerpo, se optó por expresar de manera directa la puesta en práctica del deseo y con ella la lógica del «digo lo que amo». Podríamos decir que a partir de la década de 1970 se instaló una poética del cuerpo y la mirada pasó de la concentración en el «acto» a la reafirmación de la «identidad» sexual, es decir, del enclaustramiento al activismo, haciendo público un enunciado directo, con la fuerza y la potencia de quien no encubre nada aunque esto le resulte peligroso. También las voces lésbicas tuvieron su primera expresión directa luego de la segunda mitad del siglo xx,
hernán vargascarreño
tal como queda expresado en el poema La antología, de Susana Thénon. Es sabido que optar por la divulgación de la literatura homoerótica sigue chocando con la tradición literaria heteronormativa, lo cual produce un distanciamiento en las maneras de abordar la expresión erótica. Los compiladores de Las cinco letras del Deseo, que tienen una visión amplia y vital de lo erótico-homoerótico, la que han revalorado a lo largo de estos poemas, reconocen que en algunos de ellos la manifestación del deseo tiende a espiritualizarse o a ocultarse tras de una imagen; y, dada esa amplitud de miradas, decidieron optar por el término homoafectivo, que consideran más englobante y también más poderoso. Esta Antología latinoamericana de poesía homoafectiva del siglo xx expresa la conciencia de una rebelión, pero sin constituirse en un discurso ideológico. Se levanta contra el logocentrismo, el patriarcado y el modelo heterosexista, y quiere mostrar que los sujetos lésbico, gay, trans, son seres deseantes, sociales, y no necesariamente ubicables dentro de las nociones tradicionales de género y sexo. El interés que ha motivado a los compiladores ha sido el de mostrar el deseo de las identidades sexualmente disidentes como algo revitalizador de la existencia, de ninguna manera para propiciar el encerramiento en un gueto, pues sigue siendo tanto político como poético el afirmar las diferencias.
La antología por Susana Thénon, (Argentina, 1935-1991) ¿Tú eres la gran poietisa Susana Etcétera? mucho gusto me llamo Petrona Smith-Jones soy profesora adjunta de la Universidad de Poughkeepsie que queda un poquipsi al sur de Vancouver y estoy en la Argentina becada por la Putifar Comissión para hacer una antología de escritoras en vías de desarrollo desarrolladas y también menopáusicas aunque es cosa sabida que sea como fuere todas las que escribieron y escribirán en Argentina ya pertenecen a la generación del 60 incluso las que están en guardería e inclusísimamente las que están en geriátrico pero lo que importa profundamente de tu poesía y alrededores es esa profesión –aaah ¿cómo se dice?– profusión de íconos e índices ¿tú qué opinas del ícono? ¿lo usan todas las mujeres o es también cosa del machismo? porque tú sabes que en realidad lo que a mí me interesa es no sólo que escriban sino que sean feministas y si es posible alcohólicas y si es posible anoréxicas y si es posible violadas y si es posible lesbianas y si es posible muy muy desdichadas es una antología democrática pero por favor no me traigas ni sanas ni independientes
Portada de Las cinco letras del Deseo, antología compilada por Omar Ardila y Hernán Vargascarreño. ULRIKA 55 |
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POESÍA: DIVERSIDAD E INDIVIDUALIDAD
Bajo la sombra Por Jorge Carlos Ruiz de la Quintana
I Cuanto más sabemos de lo humano más comprensible es nuestra pertenencia a un profundo entramado vital que nos fusiona con las rocas y nos hermana con el agua. Sin embargo, el poder del hábito todavía nos traiciona. Nuestras diferencias nos han hecho creer largamente que vivíamos depositados en islas, que nuestra condición de existencia era cada una distinta no sólo por su geografía sino incluso por su ontología. El ser humano en toda su extensión histórica se ha expresado mediante huellas. Muchas de ellas son pedazos de barro o huesos secos, pero hay otras que son marcas y se comunican. Un fósil de nuestra materia orgánica es siempre apenas un dato, pero los pedazos de materia trabajada por las manos de ese fósil son otra cosa. Un poco de tinta sobre una roca sombría, una piedra labrada o las figuras que sobresalen de la arcilla cocida se presentan como testamento. Todo cuanto puede lo humano se expresa de su mejor manera mediante el arte, pues se conserva y se reaparece junto a sus huesos. Mientras todo lo demás muere, se hace polvo, vive de otra manera y muy pocas veces vuelve a ser humano; el arte parece inmortal. Discurre como si no 14
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se perteneciera a nadie, se está y trae consigo las manos de su gente que nos saludan amablemente. A pesar de esta poderosa manera de confundir a la finitud, el arte no está libre de una pesada carga de condicionantes que no sólo limitan las posibilidades del arte, sino que sobre todo limitan los verdaderos alcances de lo humano. Es desde aquí y hacia allá mismo que se decanta nuestra palabra en pos de cuestionar el statu quo del arte poética. Nos quieren convencer que en la repetición de convenciones se encuentran todas las formas. Dicen que hay escuelas pobladas solamente de maestros. Juran que los estilos son una aritmética que regurgita fronteras históricas. En consecuencia el verso debe corresponderse con unas épocas. Cuando desencajan de su nicho esos versos son considerados una corriente, y si no encajan en ningún depósito positivista los intitulan como «alternativos». Cuando ningún académico de las letras les pone nombre, aunque la gente los mira y los escucha, aparecen los antropólogos para bautizar con sofisticación y amaneramiento ese arte como «folclore». Ahora bien, en justicia ninguno de los vivos de hoy tiene la culpa. Al menos no
jorge carlos ruiz de la quintana
de las manías, mas sí de la reproducción de los prejuicios. Todo deviene de no habernos interrogado ni cuestionado sobre los orígenes y las matrices de las fuentes de donde emanan la consciencia, la percepción de la realidad y nuestro discurso para comprenderla. Esto se demuestra en el triste hecho de que cuando alguien aspira a que lo tomen en serio debe remitir todos sus argumentos a la tradición griega y la cosmovisión cristiana. Esto no afecta únicamente a la crítica literaria sino también a la producción poética. Hay que convencernos de que tristemente toda la poesía parece la misma, hay genialidades y nos admiramos con ellas, pero el patrón se repite. Lo bueno y lo malo viene cortado con la misma tela. ¿A qué se debe este embrujo?
II Antiguamente, cuando los mitos fundaban nuestros argumentos, presumíamos una serie de dotes y virtudes que nos distinguían y separaban del resto de la realidad. Nos reconocíamos hijos predilectos de las divinidades, seres creados con una misión prosecutoria de la tarea celestial. De ese modo, ser descendiente de Zeus o redimido por un dios mártir asesinado en un madero es exactamente lo mismo. En ambos casos nos hacemos contrayentes de una deuda que pagamos con el mantenimiento de nuestra fe. Así, el mito se conserva vigente y también la cosmovisión –que de ella se desprende– sigue sosteniendo las estructuras que soportan determinado modelo de sociedad. La tradición más antigua del pensamiento occidental edifica eso que llama filosofía bajo la premisa de que la razón nos desvelará la verdad, la que a su vez también debe ser comprendida e interpretada sin supersticiones. Esta apuesta consiguió separar en fueros distintos la fe y la razón. No obstante, el cristianismo lo vuelve a
juntar y se apoya en este modelo de pensamiento para darle validez a sus creencias, y al mismo tiempo defenestrar para siempre la fe en los dioses antiguos y familiares de las otras tradiciones europeas. Tal como se afirma, esto tiene lugar en la medida que un modelo de sociedad se propone perdurar en el tiempo, pero a costa de homogeneizar la realidad y desaparecer las diferencias. Todos los pueblos que hoy llamamos «las grandes civilizaciones» fueron patrocinadoras del mismo avasallamiento. Allá, aquí y en todos los rincones del mundo hubo pueblos que se abrogaron la tarea de «civilizar» a los vecinos «salvajes» para enseñarles a vivir como a bien les parece a los
cuando occidente fusiona la filosofía con la religión construye una ideología cuyo propósito subterráneo termina legitimando racionalmente la aniquilación del otro. Pretende encajar toda la realidad conocida dentro de un mismo lenguaje y epistemología. El modelo, pareciendo piadoso y hasta ecuménico con lo diferente, lo domestica. vencedores. No obstante, cuando occidente fusiona la filosofía con la religión construye una ideología cuyo propósito subterráneo termina legitimando racionalmente la aniquilación del otro. Pretende encajar toda la realidad conocida dentro de un mismo lenguaje y epistemología. El modelo, pareciendo piadoso y hasta ecuménico con lo diferente, lo domestica. Nosotros mejor que nadie lo sabemos. Esa escenografía se replica una y otra vez haciendo exactamente lo mismo. Ese es el derrotero de lo que hoy llamamos la modernidad.
III Todo lo que se afirma viene de la mano de un tercer ingrediente. Una ideología no es otra cosa que un mensaje y la forma en que los humanos transmitimos mensajes ULRIKA 55 |
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Pinturas de la Cueva de Lascaux, Dordoña, Francia.
es a través de la palabra. Nuestros primitivos gruñidos dieron lugar a un sistema complejo cuyo principal atributo es la comunicación. La capacidad comunicativa ha adquirido la robustez que goza porque ésta se supo adaptar a la propia diversidad humana. Esa continua peregrinación de nuestra especie y su afán por sobrevivir en todos los rincones del mundo hizo posible que el lenguaje se nutra del tiempo y del espacio. La geografía y la historicidad humana hicieron que un puñado de palabras se convirtieran en más de 5.000 idiomas. Sin embargo, ese tercer ingrediente no es la palabra, sino el texto. Se ha demostrado que nuestra capacidad de hablar y comunicarnos es parte de nuestro repertorio genético. En cambio, la capacidad de transcribir nuestras expresiones orales de comunicación sobre una superficie mediante signos y completar el proceso lingüístico de transmisión de un mensaje con otra persona es parte del ingenio creativo humano. Es así que el texto escrito no es otra cosa que una herramienta creada a partir de una necesidad. Igual que el primer martillo o la primera rueda, los signos convertidos en actos comunicativos son una evolución tecnológica. La 16
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escritura es una herramienta que nos ha permitido sortear determinados problemas. Los textos son los engranajes de esa maquinaria y en su evolución aparece la literatura, la cual se impondrá como una nueva tecnología. Inicialmente los signos sirvieron para narrar historias. Miles de cuevas conservan pequeños relatos de nuestra vida primera. Cuando los signos dieron paso a los símbolos y los símbolos sintetizaron el significado de conceptos aparecieron los primeros textos. Estos les ayudaron a los sumerios a contar mercancías y objetos, puesto que su fin era económico. Si se quería trocar 10 talegas de trigo a cambio de 4 ovejas, para dejarlo consignado en un tablilla, se requería mucho más que rayas enumerando cantidades. Poco después los mismos sumerios y los babilonios se valieron de los textos para inscribir las leyes por encima de las costumbres. Las convirtieron en una praxis que debía mantenerse en el tiempo y refrendarse en el texto. Junto a las leyes también se guardaron la memoria del pueblo y su pasado, la teología y la cultura. El Gilgamesh, la Tanak hebrea o las odas griegas atribuidas a Homero trascienden su propio arte poético y narrativo, pues están
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más allá de un estilo o forma discursiva que nos limite al plano estético. Nos remiten a un tiempo y a un espacio al que no pertenecemos, pero podemos asistir como espectadores.
IV La escritura no es un hecho universal. Algunos pueblos la desarrollaron y otros no. Como ya lo habíamos visto, no es un problema de capacidad, sino de necesidad. Entonces surge la pregunta: ¿un pueblo puede vivir, desarrollarse y construir historia sin escritura? Y la respuesta es sí. Pueblos aborígenes de todo el mundo han conservado sus memorias, leyes y tradiciones sin la necesidad de la materialidad del texto. Como se sabe, pasan de boca en boca y de generación en generación no sólo manteniendo vivo un mensaje muy antiguo, sino además actualizándolo con datos del presente cada vez que se vuelve a remembrar. Esto permite que la palabra no termine siendo canonizada y mucho menos santificada. Nuestro pasado colonial viene marcado por la impronta que nos ha dejado la escritura en las entrañas. Como toda tecnología, poseerla es siempre una ventaja
Nuestra poesía adolece de ese encierro en la materialidad del texto. Paralelamente sufrimos la desdicha de usar únicamente un idioma que no nos pertenece, lo cual [...] nos aparta del espacio y la textura que nos ha parido y de las palabras con que fueron nombradas las cosas por nuestros antepasados. El poeta Humberto Ak’abal lo expresa así: «Mi lengua nació entre los árboles y tiene sabor de tierra; la lengua de mis abuelos es mi casa». por encima de quien no la posee y como bien sabemos la conquista vino acontecer mediante el filo del metal y un libro. Todo esto nos lleva al núcleo de lo que se quiere poner de manifiesto. Tanto la realidad humana, como sus expresiones artísticas, trascienden la materialidad sobre la que se depositan. La diversidad cultural, material y física de cada pueblo tiene una herencia que también nos corresponde, en cuanto miembros de una misma familia. Por lo cual es menester comenzar a desbaratar ese relato castrante de occidente. Nuestra poesía adolece, más que cualquier otro arte, de ese encierro en la materialidad del texto. Paralelamente sufrimos la desdicha de usar únicamente un idioma que no nos pertenece, lo cual no sólo afecta el lenguaje con que se comunican las cosas, sino que nos aparta del espacio y la textura que nos ha parido y de las palabras con que fueron nombradas las cosas por nuestros antepasados. El poeta Humberto Ak’abal lo expresa así: Mi lengua nació entre los árboles y tiene sabor de tierra; la lengua de mis abuelos es mi casa. Todas las ventajas que nos ofrece la posibilidad de ser bilingües se marchitan con nuestro conformismo. Todo el universo de lo no textual se reduce a un rectángulo. Todo el alcance de las palabras queda encostrado en una cáscara que sigue repitiendo el mundo con los mismos signos y bajo la sombra de un mismo discurso.
Tablilla con escritura lineal encontrada en el palacio de Gnossus, Creta. ULRIKA 55 |
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traducción de poesía en lengua neerlandesa
Traducción de poesía en lengua neerlandesa
traducir es traicionar, reza el viejo adagio; pero sin esa bondadosa alevosía de algunos pocos, los más desconoceríamos la mirada múltiple de nuestros congéneres. en el marco de la diversidad, el xxiv festival internacional de poesía de bogotá también abordó el tema de la traducción, y como un saludo a la lengua neerlandesa presentamos aquí una muestra de poesía escrita en ese idioma por autores nacidos entre finales del siglo xix y la década de 1960. esta antología, preparada por el poeta jan de jager, incluye no solo a escritores nacidos en holanda, sino a quienes han escrito en esa lengua, como r. dobru, nacido en surinam –antigua colonia holandesa–, u otros nacidos en bélgica o la región flamenca.
versiones al español de Jan de Jager
Paul van Ostaijen (Amberes, 1896-1928) De kieviet El avefría es un ave que pone huevos caros. En países que carecen de divisas fuertes, el avefría ha dejado de poner
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jan de jager
Louis Paul Boon (Aalst, 1912Erembodegem, 1979)
Hanny Michaelis (Ámsterdam, 1922-2007)
Los jinetes de Marini
con los años
Y entonces, de pronto, con un fogonazo de relámpago y de inmediato trueno, como una bomba que te estalla en plena cara de estupor, como remachado al suelo te quedás al ver en bruselas los laburos de marini… o será marino… ¿o ambas cosas a la vez? Estás demasiado apabullado como para registrar bien el nombre. Como fuese, aquí alguien ha cometido algo que va más allá de nuestro sentir, algo que manotea más a fondo de lo que nuestro pensamiento puede hurgar, que asciende más allá de nuestros sueños: hombrecitos de bronce subidos a caballos de bronce, pequeños y poco vistosos, de cabeza redonda y como aplastada para arriba, con los brazos demasiado cortos que se abren hacia el espacio inasible a la derecha y a la izquierda... un espacio que quisieran apresar con los deditos cortos y gordos como chorizos. Apenas a penas logran con esas piernas tan cortas abarcar el caballo que montan –el caballo: el animal– no son capaces de dominar al animal y sin embargo sus manos salchichosas se extienden hacia lo inconmensurable. Observa cuán bello y puro se define este gesto: este intento de abarcar el animal que montan, y abarcar a la vez el espacio que los rodea. Bello, porque las manos no se elevan hacia el cielo que flota por encima, sino al espacio a su alrededor... y puro, porque tan solo la cabeza, redonda como bala de cañón, con ojitos como de rata, es la que eleva la mirada hacia el cielo. Los ojos de rata hacia el cielo, las manos de salchicha hacia el espacio, y por debajo el animal, con un cuello descomunal, con una cabeza monstruosa, casi no te atrevés a mirar, porque ¿no es acaso tal cual una especie de largo y desnaturalizado falo el que montan estas figuras? un falo que asoma portentoso por entremedio de esas piernitas demasiado cortas? que estira hacia adelante, larga y cruel, la monstruosa cabeza y le dedica a su presa una mueca parecida a una sonrisa de labios arremangados?
con los años hay que sacarse de encima ciertas cosas descartar por ejemplo eso de que la felicidad es una cosa plácida y plena como una primavera en Capri en vez de un súbito relámpago que te fulmina y te deja con cicatrices para atesorar por el resto de la vida
G.K. van het Reve (Ámsterdam, 1923Zulte, Bélgica, 2006) Tempo Doeloe Mi tío abuelo todavía recuerda que en sus años mozos –primero vivió en Bandung, y recién después se mudó a Buitenzorg– siempre, en la mesa del hall de cualquier hotel había un porrón de ginebra, para que los huéspedes se sirvieran a su antojo como si de agua se tratara, libre y gratuitamente. «Así eran esos tiempos. ¿Sin duda te llamará la atención?» «Sí tío» «Ay, jovencito, en aquel entonces no todo estaba tan definitivamente perdido. Los nativos sabían su lugar, no se conocían los agitadores revolucionarios. Las personas eran amables y generosas unas con otras. Todavía se practicaban la auténtica cordialidad y el amor» ULRIKA 55 |
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traducciones de poesía en lengua neerlandesa
Lucebert
(seudónimo de Lubertus Jacobus Swaanswijk; Ámsterdam, 1924Alkmaar, 1994) [bambú lluvia gorrión de torei nishigawa] hoja de bambú vuela y no vuela gota de lluvia susurra y no
Jan Eijkelboom (Slikkerveer, 1926Dordrecht, 2008) Liberación Esa vez que dijiste sí cuando viste al negro borracho levantar una corona de flores del monumento de los caídos. Cantando se puso la corona al cuello y bailoteó dando tres vueltas en redondo antes de volver a apoyarla.
gorrión se posa sin reposo
Esa vez que después de unos instantes de pasmo dijiste jubiloso para tus adentros
Desmán en el desván Homenaje a «Drift of zolder» de Karel Appel
rodeado de cargamentos de espejos de bolsillo pompas de jabón polvo de hornear corchos espumaderas paraguas tizas cuchillos autitos de juguete aspersores de jardín limpiapipas anillos de Newton bustos académicos tripas en formol pajitas de refresco le arrancas a la vida todos esos colores que se abrazan y que se despedazan
sí.
Harry Mulisch (Haarlem, 1927Ámsterdam, 2010) El idioma El idioma es un huevo. La poesía
el pollito. (Prosa: huevo frito) [N. del T: ¿La traducción un merengue? ¿Un kentucky fried chicken?]
Portada del periódico El Aguijón que en 2002 dedicó uno de sus números monográficos a Lucebert; presentación de Fernando Linero. 20
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jan de jager
Hugo Claus (Brujas, 1929Amberes, 2008) Vertalen / Traducir Hoy traduje El tango de Borges (qua propter quod bene factum est in una lingua) Mierda. Hace agua por los cuatro costados, se tambalea, esta tristeza que se baila. En castellano: una caja firme llena de música, un pedernal, un resorte tenso. En flamenco: un parche. La métrica se desmorona, cenizas de orquesta típíca. (non est possibile) Fiel a su naturaleza, ¿cómo podría ser de otra manera? en flamenco el tango grazna entre dos aguas.
Riekus Waskowsky
(Róterdam, 1932-1977) Canto 3 As we marched down… Ya no se combatía por ningún lado en esos entonces, escribe Tácito. Salvo esa guerrita contra los alemanes (año 15 d. C) que fue apenas para vengar la derrota de P. Quintilio Varo. El ejército de los vivos (a las órdenes de Germánico) vino a enterrar a los muertos –seis años después de la masacre o quizás después de seis años de masacres. La selva de Teutoburgo estaba sembrada de cadáveres –usamos topadoras para apilar seis millones de osamentas.
As we marched down… El rey Alfonso (791-842) firmó un pacto con Carlomagno y gracias al cielo descubrimos la tumba del apóstol Santiago. Contábamos ahora con un santo patrono que prestó servicios p. ej. encabezando las tropas montado en un caballo blanco. ¡Santiago y cierra España! «Les infligimos a esos perros una derrota contundente» –me parece que fue en Guadalajara, marzo del 37. As we marched down… Primero fueron Jena, Auerstadt, Friedland, Smolensk, Borodino –pero luego Austria se entrometió en el conflicto. Avanzamos con tres ejércitos: el bohemio bajo las órdenes de Schwarzenberg, el del norte bajo Bernadotte, el silesio bajo Blucher. Cerca de Leipzig (oct. 1813) derrotamos a la Grandeza de Francia. La Grandeur para el mal entendedor –la visita a la tumba en Colomby les deux Eglises cuesta hoy € 7.50. As we marched down… Por el motivo que fuera –panem et circenses, v. gr. cada tanto dadle una guerra al pueblo. El filósofo griego Parménides ya lo sabía. (aprox. 500 años antes de Cristo) Escribió: «Solo lo eterno existe». Digamos que afortunadamente.
Homenaje a Gerard Diels Un poeta borracho se abraza a la luna en el agua –hasta que sobreviene la muerte, la muerte de la luna en el agua. El poeta sigue su vida y después de miles de años sólo parece haber cambiado el gusto. Es decir: Li Tai Po tomaba vino, Dylan Thomas whisky, Gerard Diels ginebra.
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traducciones de poesía en lengua neerlandesa
Leo Ross
(Zwartsluis, 1934-2014) Sodoma El paje amado yace junto al pecho del rey, más exquisito que amor de mujer se alza en el patio el frescor de la fuente, el rabino medio dormido después del almuerzo sopesa las dulces uñas del joven apicultor el salado esfínter del marinero que el carguero cristiano arrimó a estas orillas, a los ángeles les ofrecemos galletas (ongezuurd) vivimos alucinados y tomamos café ¿somos felices o infelices?¿quién va a decirlo? pero odiamos a los de Gomorra cuya corrupción corruptela indigna a los cielos y arruina los mercados: que la ira del Señor los deje ciegos.
Rutger Kopland (Goor, 1934Glimmen, 2012)
R. Dobru
(«R doble», seudónimo de Robin Ewald Raveles; Paramaribo, 1935-1983) wan bon – één boom wan bon / un árbol someni wiwiri / tantas hojas wan bon / un árbol wan liba / un río someni kriki / tantos arroyos ala e go na wan se / todos corren hacia un mar wan ede / una cabeza someni prakseri / tantos pensamientos prakseri pe wan boen moes de / pensamientos entre los cuales uno bueno habrá wan gado / un dios someni fasi foe anbegi / tantas maneras en que lo adoramos ma wan papa / un solo padre wan sranan / un surinam someni wiwiri / tantas variedades de pelo someni skin / tantas tonalidades de piel someni tongo / tantas lenguas wan pipel / un pueblo
Lechuga tierna
K. Schippers
Yo me banco cualquier cosa, que se achicharren las chauchas, las flores moribundas, el rinconcito de las papas puedo verlo roturar sin una lágrima, para esas cosas yo, impávido.
La puntuación en el idioma y la puntuación liberada de la anécdota
Pero la lechuga tierna en septiembre, recién plantada, todavía fofita y en la tierra húmeda, eso sí que no.
Después de una coma, un punto. O punto y coma; podrían ser dos puntos: ¿o signos de pregunta? Si hace falta ¡de admiración!
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(Ámsterdam, 1936)
jan de jager
«Pongámoslo si no entre comillas» –o guiones– (quizás entre paréntesis) o mejor en bastardilla o negrita no /entre barras/ espérate, qué tal subrayado incluso podemos saltearnos una línea o leer otro poema bastante mejor
Ponte de pie, aférrate a los barrotes respira desde lo más profundo y desgárrate el corazón
Bart Chabot (La Haya, 1954) A vuelo de pájaro
Jules Deelder (Róterdam, 1944) Heelal
el mundo es una basura la gente es una basura y sobre el resto del universo también me caben mis serias dudas
Hoe verder men keek, hoe groter het leek
Victor Schiferli
Universo
(Haarlem, 1967)
Más lejos se miraba, más grande semejaba
Andrassy út
Anna Enquist (Amsterdam, 1945) Escapar En la jaula del día y de la noche, la jaula de las compras cotidianas, latas de cerveza, ascenso laboral.
Más y más dioses silentes no se dan a conocer y desaparecen en la semipenumbra. Me desplazo por bulevares desleídos con casas pálidas en ambas bandas una pedrada por la ventana en donde me paseo conmigo mientras las ambulancias doblan esquinas. No hay nada qué hacerle, también yo me vuelvo más pardo en el crepúsculo con tantas calles tantas llaves tantas casas para desaparecer.
En la jaula del álbum de fotos, en la del amor. En la jaula del arte, en la jaula del saber:
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poesía y música
Música y poesía:
un tándem inseparable
Franz Liszt (c. 1886), creador del poema sinfónico.
—Yo –dijo don Quijote– sé algún tanto del toscano, y me precio de cantar algunas estancias del Ariosto. Cervantes
En el interior más hondo del reino del sollozo y del llanto y del gemido habita tal vez el núcleo, semilla indisoluble ha de ser, de la palabra misma. María Zambrano, De la aurora
Por Fernando Linero
A riesgo de decir lo ya dicho tantas veces, voy a atreverme a esbozar algunas ideas acerca de esa esencial relación poesíamúsica. De niño para mí sólo existía la música. Todo era posible gracias a ella. La poesía aparece después, por la época en que descubro que los seres humanos tienen alma. Sin embargo, muy desde el principio he tenido bastante claro –si no con la razón, sí con la sospecha– que para el músico y para el poeta constituyen un mismo asunto. No concibo a la poesía separada de la música. Tampoco a la música separada de la poesía. 24
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En la génesis de la música está la poesía. En la génesis de la poesía está la música. La una sin la otra se tornarían una cuestión totalmente incomprensible. La intuición, la inteligencia, la sensibilidad y la experiencia siempre me han dicho (vuelve y juega) que son cuestiones que pertenecen a un mismo cuerpo. El desiderátum de la palabra poética es la música. El desiderátum de la música es la palabra poética. Es la música la que sustenta sobre el precipicio a la palabra. Es la palabra la que sostiene sobre el precipicio a la música. El idioma español, en particular, no sería tal si no fuera por la música que le sirve de fundamento. Ese espíritu que hace que el lenguaje común desemboque en la
fernando linero montes
poesía es el furor de la música. Cuando estamos delante de una persona que habla, estamos asistiendo a un fenómeno musical. Así las cosas, el lector de poesía no debe desatender el ritmo y la melodía porque termina leyendo algo inconcluso. El imperio antiguo y recóndito de la música que reanima el feudo de las afecciones se encuentra en el idioma. María Zambrano dice que sin pausas y sin silencio no hay palabras. Es lo mismo que se dice de la música. La voz en su perfil más puro es simplemente vibración. Toda la mezcla de inclinaciones vitales, el regocijo de las pasiones; todo el contento y la pena de los amores, y aún más allá los desenfrenos de la voluntad; todas las categorías del goce y del disgusto –expresiones de sombras esenciales que no alcanzamos a comprender– se encarnan en el tono del que habla. El fardo semántico de las palabras equivale a una especie de armonía que las conduce. La voz humana distingue la seducción de los armónicos naturales que aletean en el ambiente. En el griego antiguo no existe una palabra que signifique música –como hoy en día la entendemos–, como tampoco para la poesía existe un término independiente, ambas comparten la expresión mousikē (arte de la musas), que además implica a la danza; es decir que para el observador griego de la antigüedad la palabra, por sí sola, era capaz de comunicar la danza y la música. Esa unión puebla las fantasías históricas de todas las épocas del hombre. La humanidad no hubiera podido crecer si no existiera la música (¿o la poesía?) porque es ella la que le ha permitido aguzar su sensibilidad. La poesía (¿o la música?) es la fiesta pero también el duelo. Es la felicidad pero también la desventura. En ella caben los distintos modos de sentir del ser. En todos los pueblos la música surgió atada a la lírica, y mucho tiempo antes de que se concibiera una música absoluta desarrolló en esa alianza sus primeros
avances. La palabra lírica proviene precisamente de la lira, instrumento usado por los poetas de la antigua Roma para acompañarse. Es la contemporaneidad la que ha creado una distancia entre poesía y música. Frente a esto Rousseau dice: «De hecho la civilización ha llevado a un progresivo alejamiento del lenguaje musical respecto al lenguaje verbal…». El estado musical es común a todos los artistas. Es igual a lo que otros llaman inspiración, es decir, el cuerpo movido por la pasión. Schiller, al referir su dinámica de trabajo, expresó: «El sentimiento carece en mí, al principio, de un objeto determinado y claro; éste no se forma hasta más tarde. Precede un cierto estado de ánimo musical, y a éste sigue después en mí la idea poética».
Es en el verso libre donde se evidencia con claridad la función que tiene la música dentro de los mecanismos más íntimos del poema. El verso libre reviste de música el sentido de las palabras, más allá de los términos de la lucidez; pone en evidencia las melodías que palpitan en el corazón mismo del lenguaje. Es en el verso libre donde se evidencia con claridad la función que tiene la música dentro de los mecanismos más íntimos del poema. El verso libre reviste de música el sentido de las palabras, más allá de los términos de la lucidez; pone en evidencia las melodías que palpitan en el corazón mismo del lenguaje. No obstante, no es algo que concurra fuera de la coherencia. Un poema no sólo está hecho de palabras bellas. Los poetas pensamos en cómo queremos que suene algo, tanto como pensamos en lo que queremos decir. El origen de muchos de mis versos se da en principio siguiendo el rastro de un ritmo, de una atmósfera sonora no identificada que simplemente intuyo y que más tarde se llena de ULRIKA 55 |
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poesía y música
Linero Son: ensamble musical con Fernando Linero al piano, Daniel Linero en el saxo y Germán Chavarriaga en la batería. Café Restaurante Casa de Citas.
contenidos conceptuales: algo parecido a lo expresado por Schiller. La poesía persiste porque origina el enigmático y siempre voluble goce de ser al mismo tiempo una declaración y una melodía. No hay que olvidar que la música y la poesía cohabitan en ese espacio contiguo de la canción. Nietzsche, aludiendo a la ópera, decía que la música nunca puede ser un medio al servicio del texto, pensaba distinto que en el siglo xv cuando la preocupación de la música era resaltar el mensaje del texto. A su vez, Arnold Schönberg nos dice: «…en toda música compuesta sobre poesía, la exactitud en la reproducción de los acontecimientos es tan lejana a la valoración artística como lo es el parecido que tenga un cuadro con el modelo». Borges pensaba que la poesía superaba a la música porque la incluía. Este pensamiento ya lo había expresado el músico renacentista Gioseffo Zarlino. Por otro lado Polidoro, teórico de la misma época, opinaba que la poesía no era más que una de las partes de la música. Como podemos advertir, históricamente nos encontramos con una variedad 26
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de criterios. Esa alianza se ha declarado desde siempre como una confluencia de argumentaciones de la historia, de la cosmología, de la pedagogía, de la política… • La música y la poesía, artes viciosas, artes meretrices, parceras de la bebida y de la conjetura; de la seducción, de la contemplación; del esmero erótico y de los encantos dulcísimos e indefinidos que embalsaman la vida. Artes hermanas que nos hacen menos desamparados porque su finalidad es la de estremecer los afectos. Solo quisiera insistir en algo que considero pertinente traer a colación: el poeta modula igual que el pájaro, por una urgencia recóndita, y callará si frente a él se detiene el escucha inoficioso. Canta su dejo para sí mismo por una resolución intestina, sin ocuparse de los componentes de su discurso, sin inquietarse porque éste resulte confuso para un ajeno cualquiera que no entone con él. Con esto sólo quiero subrayar mi fe en el poder de la música, mi fe en el poder de la palabra.
robinson quintero ossa
Homenaje al poeta Fernando Linero Montes
Para un poeta que firma con nombre vulgar prólogo de robinson quintero ossa para la plaquette «homenaje al poeta fernando linero», titulada acaso por el canto (corpoulrika-instituto caro y cuervo, 2016).
Fernando Linero Montes. FOTO: Milcíades arévalo
Por Robinson Quintero Ossa
Querido Fernando, amigo y colega de letras, los poetas de la revista Ulrika me han pedido que escriba unas pocas notas sobre tus poemas para el cuaderno que el xxiv Festival Internacional de Poesía de Bogotá, junto al Instituto Caro y Cuervo, publica para entregarte homenaje, y yo acepté con bastante agrado el privilegio, pues muchos de tus textos (lo sabes) me han procurado sugerencias y belleza, suficientes para citar algunos de ellos de memoria, para distinguir entre las voces de nuestros contemporáneos sus asuntos y registros; acepté a
pesar de que las consideraciones a poetas, seamos francos (los dos estamos avisados), parecen más bien protocolos organizados por las contadas amistades (somos una invención de los amigos, decía Héctor Rojas Herazo), porque la verdad es que vivimos en un mundo en el que poco importamos, en que la poesía sólo interesa a unos cuantos, un mundo en que nuestra razón de vivir, como lo insinúas en uno de tus poemas, no es la más ventajosa, no es la más brillante, pues somos algo así como santos sin milagros. Brindo en poesía por tu homenaje y deseo ULRIKA 55 |
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homenaje al poeta
De izquierda a derecha los poetas Robinson Quintero Ossa, Elkin Restrepo, Álvaro Rodríguez Torres, Giovanni Quessep, Fernando Linero y Margarito Cuéllar. Foto: Casa de Poesía Silva
al mismo tiempo que no te pese la carga de sentir que no lo mereces, de que atraerás controversias y envidias ocultas, de que recibes no un puñado de afecto vivo sino una cortesía póstuma e importuna, y, para rematar (sin ánimo de hacer de aguafiestas), de que estás obligado a escribir en el futuro una obra de igual o superior calidad a la agasajada, pero en todo caso nunca inferior. Pero sé que tú estás sereno en este elogio, pues nunca pareces haber alentado la idea de recibir festejos por lo que escribes (como lo manifiestas en una de tus artes poéticas, cuando dices hoy no me preocupa el destino de estos versos/ con los que me traiciono/ y firmo con un nombre vulgar) y comprendes que los buenos poemas tienen la ventura de ganar la admiración de los lectores por fuera de nuestras actuaciones, ya que ellos van por el mundo a ver qué pasa, autónomos de destino, nacidos de la libertad de la imaginación para la libertad de la interpretación, y siendo así los mejores lectores cuentan con legítimo asentimiento para hacer con ellos lo que bien quieran, desdeñarlos, admirarlos y hasta rendirles elogio, pues como también anotas, todo lo que hacemos, / lo que sufrimos / lo que gozamos / deja un eco, / una música a lo lejos. Pienso ahora que tal vez este homenaje tenga importancia en la medida que permite a tus versos, los que componen esta antología, ser consultados por nuevos lectores, de modo que lo hecho, sufrido y gozado, deje el eco de su música aún más resonante; tiene importancia porque izar en bandera tu obra convida a repasarla, a discernir en los 28
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motivos que la animan, a valorar con más justicia su composición, y vale la pena, además, porque es bueno que viejos y nuevos lectores, entonados por tu acento menor, aprecien las pequeñas sabidurías que te ha revelado la morosa contemplación de los hechos cotidianos (de cosas triviales está hecha el alma del hombre, cantan tus versos), el relato de las minucias ordinarias que te asombran mirando por una ventana, sentado a una mesa de café, caminando en medio de la lluvia, vislumbrando el agua transparente, respirando al lado de tu perro (¿por qué no puede estar aquí, citado en el homenaje a su poeta, tu perro?); sabidurías nacidas de tus preocupaciones por el misterio del tiempo, ese oscuro hermano de la vida –como lo llamas–, que vuelve todo irrisorio, por los placenteros recuerdos de la infancia, cuando el mundo era fácil, apenas un simple latido, por el amor y el erotismo, por la devoción a Lele, tu mujer, tranquilidad de tus intranquilidades (sus manos blancas mis ojos, dices de ella); presentimientos descubiertos en tu inquietud por la muerte, esa otra hermana oscura, y por los muertos (tu padre, el viejo contabilista; tu hermano, asesinado en la larga matanza de nuestro país, y el amigo poeta de nuestra juventud, Julio Daniel Chaparro, puesto de rodillas y ultimado con un tiro en la nuca –la poesía puesta en sumisión y acribillada, Fernando–); nociones provocadas por la misma poesía que te escribe y reescribe, que te lee y relee, que se revela en pequeños momentos, en pequeños sucesos en apariencia secundarios, como esos dibujos que vamos
robinson quintero ossa
dejando en la margen de los cuadernos que no son asunto del verso, pero abundados de sentido. Nos atañe a los dos, y a los amigos con quienes crecimos literariamente, una época que Charles Simic definió de poetas menores, pues somos una minoría casi secreta y el entorno histórico que nos rodea, que nos lee, descree de nuestra originalidad, iluminación y alcance («nuestra fama no irá más allá de nuestra familia y quizás uno o dos buenos amigos reunidos alrededor de una jarra de buen vino»); no somos personajes públicos, somos panaderos de poemas, iguales en dignidad al hornero de pan, lo nuestro es tan importante como lo del panadero que tiene el sagrado compromiso de elaborar el primer alimento del día y tenemos, junto al fabriquero de pan, la responsabilidad de poner en nuestro oficio el misterio y el compromiso de nutrir, aunque no multipliquemos la hogaza. Tú, más que nadie, eres cuerdo de que nuestra escasa sabiduría no proviene de revelaciones divinas y asombrosas sino más bien de nuestras dudas, reservas y desconfianzas, de que esta vocación sin prestigio está hecha de nuestra persistente incertidumbre, de nuestra irremediable confusión; he vivido 39 años de mi vida / sin saber si he dicho lo que debía, escribe tu poema cumpleañero, avisado de que la vida es incontable y a veces inentendible, de que trae acentos de alegría y certeza y anuncios de impurezas (el hastío, la angustia, el desgano, la infelicidad, las estrecheces, los adioses), avisado, cuando te habla, de la perplejidad que producen estas cosas, que te vuelven crítico hasta la amargura, casi escéptico, aunque también solidario y contendiente. Gracia de la poesía que te asiste, aún con su pesadumbre, aún con su incrédula lucidez, como te asiste la música cuando tu armónica pide la palabra entre el caer de las hojas de agosto, cuando Daniel, tu hijo, entona La risa del saxo, cuando oyes el canto de los pífanos de la risa de tu hija, cuando escribes tus Lecciones de fagot y cantas tu Sonata del sonámbulo, cuando hablas con El bolero en sus propias palabras (El poeta canta dos veces, te dije alguna vez, y tu piano respondió con hermosas melodías a mi sugerencia); gracia de la poesía que nos hace poetas por algo y no para algo, porque lo realmente importante del elogio a una obra es lo que antecede a este, nuestro trabajo en el encierro de taller, la búsqueda a veces errática y otras afortunada de la afinación de la voz, el tanteo, las contramarchas, los tartamudeos de nuestra indagación, nuestra
Frente al paso del tiempo todo se vuelve mínimo y risible, incluso el más significativo realce, pues sabemos que la vida y la poesía son así, presencias, recuerdos y olvidos, contraseñas que no garantizan la salvación de la casa, asuntos que no se pueden negociar; los días no son más que un ensayo de otros días, filosofas [fernando], y al final, por más que adulen los homenajes, como lo sugieres, el poeta y el poema están solos, a pesar de que se tengan el uno al otro. experiencia en tachaduras, tarea anónima, silabeada en las más recónditas reservas, apenas admirada como esas labores sencillas, concretas, definidas, esas que después de realizadas dan tranquilidad y contento hasta el otro día. Frente al paso del tiempo, querido amigo y colega, todo se vuelve mínimo y risible, incluso el más significativo realce, pues sabemos que la vida y la poesía son así, presencias, recuerdos y olvidos, contraseñas que no garantizan la salvación de la casa, asuntos que no se pueden negociar; los días no son más que un ensayo de otros días, filosofas, y al final, por más que adulen los homenajes, como lo sugieres, el poeta y el poema están solos, a pesar de que se tengan el uno al otro. Salud, pues, tres veces salud por tu poesía que es vida de primera mano, tintero de la infancia, mapa de la ciudad, aspaviento de la casa, insignia de la amistad, signo vivo de consciencia, verso de lo adverso.
Evelio Rosero presenta la antología La risa del saxo (y otros poemas) de Fernando Linero, editada por la Universidad Externado en 2014. ULRIKA 55 |
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homenaje al poeta
Poemas de Fernando Linero [Santa Marta, Colombia, 1957] Acaso por el canto De súbito respira uno mejor.
Jorge Gaitán Durán
Amanece uno de pronto como una gaviota que se abre plena y el corazón es una ínsula llena de tambores. No por la ascendencia a márgenes que están más allá de nuestro silencio, acaso por el canto. Y es gusto bajo el cielo la mujer mirándonos desde la hierba, el sol crece lúcido en su piel. Amanece uno de pronto con la frescura del oboe, en la ciudad alta y fría. Acaso por el canto subo al aleteo de palomas ahora que olvido la quietud de mis recientes muertos.
Creencia Se necesita de una alta creencia para seguir por el camino de las horas con un sol negro que se abate implacable. ¿Cómo llenar algo hasta los bordes cuando al arbitrio de las moscas la muerte ebria danza y el frío expulsa las brasas del hogar y desaparecen los hechizos las altas hierbas colmadas de inocencia? Se necesita de una alta creencia para llenar algo hasta los bordes. Acaso el zumbido de un insecto en el escaso vuelo de lo cotidiano.
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A la vida se entra solo La palma que está en el patio nació sola, creció sola. Nicolás Guillén
A la vida se entra solo. Algunos con una camisa. Otros con un racimo pero solos. Bostezando o preñado de luz cada cual con su tristeza. Se entra sin saber qué se quiere, qué se busca, qué piezas encajan en el juego: acaso los destellos del infortunio. O el recuerdo de una ciudad triste. O la imagen de una madre que espanta el calor y las moscas del sueño de su hijo. Breves de memoria y de olvido como los niños que ahora repintan la rayuela. Como el padre dormido. Como el amigo que no volveremos a ver. Cada cual con su tristeza. Se entra y es ya un lugar del sueño. Algunos con el corazón atiborrado de palabras. Otros portando una copa amarga. Algunos en el mes de los ahogados. Otros cuando las primicias del ciruelo. Cada cual con su propia confusión. Todos con la misma soledad. A Augusto César Sandino
Apuntes para una autobiografía Nací en Santa Marta el 4 de octubre de 1957. Tengo mujer, dos hijos que veo crecer y un perro. No estoy atado a nada en particular. De los 510.101.000 kilómetros cuadrados que tiene la tierra de extensión
fernando linero montes
ni un solo metro es mío. Mi única preocupación es acaso la de amar verdaderamente. Acaso la de arder con aquello que amo. Creo en el diálogo con la luz, el diálogo con la tierra, para exaltación de los sentidos. Desde los 15 años escribo poesía. Creo que ella cura de cierto desencanto de cierta melancolía, permite así sea fugazmente recuperar cosas perdidas. Ayuda a comprender en algo el sentido de lo humano. Me gustan el mar, los libros, la marihuana, las bebidas fuertes. Me gusta recordar a los amigos. Me gustan la música, la noche, los caminos. He cruzado los dedos y respirado hondo. He compartido con el ocaso la gloria de no ser nada. A mis cuarenta años en esta lucha por llegar yo no sé adonde nunca he sentido envidia de nadie. Sólo el aire sabe del final de la ruta. En lo profundo de mí guardo la esperanza de que la muerte no sea más que un espejismo.
Sólo he pretendido Sólo he pretendido amar las cosas tal y como son. A través de la noche he tenido la ventura de observar el cielo, desde el abismo que entre hombre y hombre existe. Comprendo lo ilusorio que encierra la infinita variedad de cosas que vemos en el mundo. Sé que todo no es más que un accidente: la tarde entregada a los perros y los vagabundos el árbol de los pulmones alentando estas frases, el infierno que arrastro. Sólo he pretendido amar las cosas tal y como son con las poco vistosas armas que me da la paciencia.
Poética ¿Para qué sirve el poema ahora que la casa está sola y la pócima del verano es más amarga? ¿Para hablar del egoísmo, de la torpeza? ¿Para agradecer del favor del hermano, del amigo? ¿Ahora que el paso ardiente de las tres de la tarde se apoya en el saliente de la ventana para qué te sirve? ¿Cómo ayudar con el poema a esa pobre mujer que con dificultad arrastra el duro fardo de la vida? Al final de la tarde cuando el corazón se pierde en las dunas de lo incierto ¿para qué sirve? ¿ cómo te salva?
Lección de fagot 4 Hay días que muestran el revés de la nota. No aptos para la luz del canto. Sin embargo, problemáticos –como un fagot en la familia– obligan a cantar para que las cosas permanezcan. Es preciso entonces tartamudear, afinar el dolor, invocar ese beso que dura, que defiende del vacío.
Lección de fagot 5 Desde hace treinta años ensayo infructuosamente la misma melodía.
Lección de fagot 7 Durante meses el verso madura. Secreto avanza hacia el fondo de los actos. El pro y el contra pesan entonces en el pequeño cerebro. Avanza hacia eso que está detrás y casi nadie advierte, hacia tanta parte callada.
Las manos de mi mujer Tocan todo: las seis de la mañana, las tinieblas y el contento. Revolotean sobre mi pobre sentido de realidad. Tocan todo: la duda y la sed. Sus manos blancas, mis ojos. ULRIKA 55 |
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homenaje al poeta
El panadero y yo Lo mío es tan importante como lo del panadero que tiene el sagrado compromiso de elaborar el primer alimento del día. Lo que yo produzco es tan real tan nutricio como un pan. Lo del panadero es tan importante como lo mío. Hacer un pan no es menos misterioso que hacer un poema. Cada día tiene para su pan de cada día una fórmula distinta que el panadero debe descubrir en el color del alba. Lo mío es tan importante como lo del panadero, tan nutricio, tan real.
Poeta menor Mi razón de vivir no es la más ventajosa, no es la más brillante. La canción es mi presente. Soy algo así como un santo sin milagros.
No importa si frágil como la verdad, si como la línea del Ecuador inasible. Al mediodía o en la inmensidad de la sombra tu canto debe ser el mismo corazón, rotundo e inevitable. Canta como si el tiempo fuese sencillamente algo que se puede traspasar igual que el aire, como si fuese inofensivo igual que un pan. No interesa si tu canto es rudo, desafinado o estentóreo. Canta para los especuladores de la desgracia humana, para los que creen que tienen posesión de un pedazo de la tierra. Está claro que ningún hombre es libre, por eso canta para que las lentas, interminables y vacías horas se deslicen inadvertidas. Canta, que a las furias siguen las furias, a las dificultades las dificultades, los días a los días, los años a los años. Aún con la certeza de que nunca has dado en el blanco sobre el ocaso sin valor del mundo se escuchará tu canto.
Arte poética Hoy no me preocupa el verso perfecto. Hoy quiero escribir simplemente como quien oficia un rito para alejar un maleficio. Hoy no me preocupa la gramática. A estas alturas cuando ya uno es de ninguna parte todas esas cosas poco importan. No es la voluntad la que escribe sino la frustración. Hoy no me preocupa el destino de estos versos con los que me traiciono y firmo con un nombre vulgar.
Palabras para Lele En ese espacio en el que frente al tiempo todo se vuelve irrisorio, ya te confundes con mi amor por las cosas y eres presencia y eres recuerdo y a veces olvido. Contemplando la espuma que queda cuando la marea de la vida empieza a retirarse, ya nos hacemos silencio y horizonte, abrazados a la noche y sus tatuajes; ya no nos lastiman las viejas desesperanzas, nos sabemos solos, solos, a pesar de que nos tenemos el uno al otro.
Este verso Hay que cantar Para Robinson Quintero Ossa
Aún con la certeza de que nunca has dado en el blanco, canta. Por encima de la imbécil desilusión se escuchará tu canto.
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Es el azar quien hasta este verso me ha traído. Este verso que deja caer la nostalgia de repente. La verdad yo quería escribir otra cosa.
antología
Antología de poetas Invitados al XXIV Festival Internacional de Poesía de Bogotá ADEmás de fernando linero y luis aguilar, de quienes se hayan poemas en páginas precedentes, un nutrido grupo de poetas del exterior y del país se congregaron en torno a la diversidad y la individualidad. esta amplia –aunque incompleta– antología es una invitación a leer y a conocer cada una de sus voces y propuestas.
Jan de Jager [Holanda]
Santo remedio: dos cucharadas de su propia medicina
Los otros olores son de los cueros y de los cuerpos, de tierra mojada y de madreselvas y de todo lo verde.
—A todos estos negadores del Holocausto, habría que llevarlos a Auschwitz. —¿Para que vean las cámaras de gas y los hornos de cremación? —No, para asfixiarlos y cremarlos. —¿Pero eso no sería rebajarse al nivel de los nazis y sus negadores? —Puede ser, pero después sencillamente negaríamos todo. —Brillante.
La hija de dos años atiza las brasas con un palito, sacándoles chispas; el hijo recién nacido toma la teta, adormilado. La mujer dice “undr” que quiere decir maravilla. Eso.
El origen de la poesía
Las vueltas de la vida
El hombre enciende el fuego a la entrada de la caverna. Por entre las nubes del oeste se despide el sol del anochecer, se difunde el aroma de la carne asada. Unas pocas gotas de lluvia atraviesan verticales los rayos de luz rojiza que, horizontales, atraviesan el humo.
Como es harto sabido el hombre tiene un lado femenino. No sabés qué macana mi parte femenina de verte tan divina se me ha vuelto locamente lesbiana.
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XXIV festival internacional de poesía de bogotá
Synchronicitijd
To his coy mistress Nuevas variaciones sobre otro tema clásico
sí, ta bien todo encuentro casual es una cita ahora, ¿encontrarnos como nosotros nos encontramos? Hay gente que se pasa años Ensayando esas Casualidades, pero nunca
Horacio Odas I, V a la manera de Anthony Hecht ¿Cuál será el guachito cabeza hueca que, derecho del coiffeur unisex y bañado en Russian Leather, se demora contigo estos últimos días del verano, Pirra, en tu pisito de Maple? ¿Para quién te calzás algo sencillo de –pongamoslé– Gucci? Sí que entró como un caballo en las saladas latitudes de tu mar de lágrimas ¿verdad cariño? Pobre otario, por más encandilado que esté con el aura dorada que tus cabellos pescan del fondo de un frasco de Koleston, ya descubrirá cómo los vientos cambian, que la calma es chicha y pronto, varado, carenando en la rompiente, sin timón y con el mástil a media asta, empantanado hasta el carajo en la caprichosa marea de tu antojo, naufragará igual que yo alguna vez naufragué al aventurarme en tus profundidades, Piraña. PD. La ropa ya se me secó pero siempre le prendo una vela celeste a Yemanjá
Por el pasillo central de un pabellón del loquero más grande y arruinado De la ciudad, se pasea todas las mañanas una vieja fea. Ida y vuelta por El pasillo, una vieja cachuza y loca, el poco pelo, pajizo; torcida para un Costado, paso a pasito viene y va, torva, ida, desdentada, mucho más fea Que una bruja fea. Esa mujer –y me lo dijo su propio médico psiquiatra– Fue alguna vez la primera Reina de la Belleza del país. Yo la he visto Pasearse mecánicamente, títere fabricado con calabazas y plumeros, ida Y vuelta, ida y vuelta, todas las mañanas, toda la mañana. Babeándose, Las manos en posición de cargar y acariciar un gato inexistente, ya lleva Marcado un surco en las baldosas centenarias del piso de ese pasillo Su pasarela, su triste parodia espantosa de un desfile de modas pasadas Y tú tan joven qué esperas para amarme
Biromes y servilletas Anoche en Sal e Brasa discurrimos con Ítalo que el gesto internacional de pedir la cuenta garabateando en el aire con una lapicera imaginaria bien podría significar:
La sémiologie dans un mot Poeta desesperado en pleno rapto de inspiración reclamando urgente una birome. (el mozo acude presuroso) (el poema es este) 34
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antología
Margarito Cuéllar
[San Luis Potosí, México, 1956] Últimos acontecimientos en torno a la alegría
Musas de interés social
Le dijimos a la alegría espera un rato y fuimos por ambulatorios y parques buscando el tono de la palabra doler. Entramos, mi corazón y yo, a un submarino con luces de cobalto y apareció en el monitor algo parecido a las extremidades de un cangrejo. Até el molusco a un árbol volví a la brisa caliente de tu cuerpo y dije: la vida tiene tela para cortar. Alguien prometió una bufanda ¿qué tiene que ver el cuello con los pies? y tejió desde la noche hiriente a los últimos cantos. Yo paseaba al cangrejo por los parques hasta que anclamos en una cama de cristal y madre, que pasó por las mismas no para de llover.
Pasa un grupo de casas de interés social: Fraccionamiento Las Musas y firmo un cheque en blanco.
Rayo de luz o quebradizo junco Arrojo al aire la última moneda. Las primeras gotas del sol –rayos de luz o quebradizos juncos. Reciclo aquellos días con alfileres. Con la tormenta sube la marea.
Jardines del eterno retorno Excepto el hígado –desertor solitario o traidor a la patria– los otros artefactos lucen bien. Corazón, páncreas, ilusiones, entonados como un verso de Emily Dikinson. No me vean así si luzco pálido como madera de laúd, clara de huevo o juventud pasada por agua es que el amor se llama espejo giratorio.
Mientras le brotan alas a mi escorpión azul el sol degrada el hielo de las hojas. La lluvia nada tiene que decir hoy.
El cirujano de John Keats Abro las ventanas de su pecho, cruzo corredores verdes y arranco de un instrumento –el corazón, parece– acordes, ritmos agitados, cartas por escribir. Lo hago con suavidad para que no despierte y me sorprenda, impostor cuchillo en mano diseccionando el aire prematuro de la vida. Corto despacio. Busco indicios de amor en sus tejidos, pigmentos inmortales en la corteza de sus penas. Abro una puerta, me detengo en la flama de un astro encendido en sus entrañas, avanzo hacia el fulgor de un planeta que da vueltas y vueltas. Hay un camino de flores y algunos lagos. En su sangre diminutas criaturas vivientes con el gen que da sentido a la belleza. Pasillos estrechos y puentes de cristal, puertas que comunican una pieza con otra. El día se gasta y es hora de volver bisturí en alto, al punto de partida. Entre ramas secas, como un bicho que desconoce el poder de sus alas encontré este poema.
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XXIV festival internacional de poesía de bogotá
Héctor J. Freire
[Buenos Aires, Argentina, 1953] Obstinación por el reposo Pero la Belleza se muestra y no se dice. Roland Barthes
La cortina de árboles que el invierno desnuda crea en el encuadre una identidad más «rigurosa» que «natural»: sutil camafeo óptico que no está presente en lo que la mirada construye, sino en lo que ésta rechaza. Sin embargo, esa masa vegetal desea lo que representa: cierta austeridad neutral que hace de la simple y fina imagen el signo de un paisaje más complejo. Sin duda, el prado, los árboles y los animales no suman más que una pequeña parte de mi deseo, dicen ese tiempo difícil: el presente como una memoria confusa. Sin obligación de exactitud esa fotografía en su obstinación por el reposo me ensancha, me exagera.
Tentación de realismo Auguste Renoir repitió a lo largo de su vida «Que pintaba con el pene», Sin embargo, cuando murió lo único Que encontraron entre sus piernas, Fue un viejo pincel de pelo de marta. Tal vez, ese objeto, que no cabe en su impuro contenido, Sea el indicio de su porfiada inocencia, El esquema de un salto más allá de su propio descenso Como una variante luminosa y vertical, o sólo Un instante sin pasado ni futuro. 36
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Trivial a las pupilas, voluble a la piel De la tela pintada, «ascendente hacia las altas hierbas». Ese viejo pincel también es la promesa de su reverso Y la negación de su posibilidad: tentación de realismo. Renoir, hombre de oficio, sabía que lo que pudo haber sido: «es como si fuera». Que un hueso es una flor, Y que en la naturaleza la diferencia hace a la armonía. Todavía fascina en sus manos temblorosas, el ademán del pincel atribuido a la luz que entra por la ventana. Sin huellas su memoria desnuda un cuadro en la pared Que puede o podía imaginar en aquel «almuerzo de los remeros». Y en la invisible calma de un día cualquiera Recordar otro más «sagrado» y menos banal. Ahora, inquieta la imagen de la «joven con sombrero de paja», se refleja en los vidrios de la ventana y finge no existir. —«Es necesario que la pintura mate a la idea»– Pero esa belleza se basta a sí misma sin necesidad: el cuerpo muerto de Renoir en completa soledad es un cuadro «tallado» en su propio cuerpo, junto al pincel como pregunta escrita entre sus inmóviles dedos. —«¿Por qué necesitamos respuestas Si todo lo que haré ya está hecho?» Duerme el pintor en su corazón de follajes Disciplinados por el color del otoño, Y nadie abraza ya su sueño. Sólo aquel viejo pincel de pelo de marta Entre sus piernas, acuna su cabeza enterrada En las manos que lo piensan, ante los ojos de sus familiares Que mudos se devuelven las miradas, indiferentes.
antología
Aleyda Quevedo Rojas [Quito, Ecuador, 1972] Edith Piaf La mujer convierte su voz en agua Suficiente para salvarnos a todas del fuego.
No se sabrá que en ese instante ya no estoy porque solo Vaughan explota sobre un destino que no fue el dique que jamás se romperá.
Fin de mi suerte Trampa Me desbordo adentro De mi piel al infinito de mí
Mi útero reposa en la bandeja de cirugía. Se vuelve ceniza en los basureros hospitalarios. No tengo por qué mantener compromiso con el misterio. No adivino más la suerte. He quemado el tarot.
Caigo en el centro más escondido Yo misma internándome en mí en los canales del corazón villano trampa donde un viento rojo sopla fuerte hacia la condena.
Jazz La voz de Sara Vaughan frágil y feroz punza mi corazón y quedo sin equilibrio natural Cuando resuena su música siento tu abrazo en la inmensidad fugaz
Una certeza Me deslizo entre camas metálicas y tanques de oxígeno Estoy helada en el fondo marino de este hospicio Ya mis deudos aceptan que las cenizas regresarán a las montañas de dónde salí cuando las piedras se movieron por la fe de mis padres.
Rezo Sembraremos de nuevo árboles de capulí Resucita aún cantan los colibríes de cola larga tu canción de medio día.
Suspira mi cuerpo
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Enrique Hernández D’Jesús [Mérida, Venezuela, 1947] Y regreso a mi condición A Francisco Pérez Perdomo
Es la época donde los árboles comienzan a volar donde los días y los pájaros se detienen y las gotas de lluvia levantan el aroma Es cuando recibo la señal y al gato lo veo comer mariposas Emprendo vuelo y levanto las alas y me encuentro en el aire y regreso al tiempo olvidado Bajo el disfraz de una jaula y ahora de viento me arropo en los impulsos de una existente y melancólica manera de volar y es cuando decido abrir las puertas perdidas de la memoria Alegre descubierto podría sentir cuando abandono las costumbres Elegido Adquiero los acordes de la casa de la propia música La tristeza es un árbol de aves y regreso a mi condición He sido deshonesto en la amistad tramposo pícaro y lleno de sorpresas para cautivar a las mujeres y en mis manos los pensamientos también sus corazones La menor oportunidad la he aprovechado burlándome del sentimiento He sido gordo cuando quiero flaco en los amaneceres cómplice de toda vagabundería amorosa Me he reído vilmente y he preparado los mejores desórdenes
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He tenido hijos accidentales uno tan parecido a una telenovela con padre extraño y sin embargo roba mis sueños El menor tan loco como yo y ya hasta mentiras dice He sido terco y egoísta he traficado con el alma buscando en sus ojos el mundo buscando la manera más fácil de vivir He sentido el ruido provocando el ruido Descubierto en las noches Me quito la ropa para que me vean desnudo He hablado de los sueños Soy más cruel todavía He ofendido Hablo mal de mis mejores amigos He conocido otros países por mis trucos engaños y falsas promesas Le he vendido el alma al diablo Mi ángel de la guarda no sabe qué hacer conmigo Menos sé qué hacer con mis pensamientos Soy el cocinero el que lava los platos el que lo hace todo El que sabe más de la vida de la melancolía y de la risa también soy huérfano pordiosero y rico tan rico que me asemejo a los amaneceres a las lluvias y a esta soledad Y así es el tiempo
antología
Alessandra Coronel [Carora, Venezuela, 1992] De su libro En los incendios (2015) Vino de otro tiempo, descendió como el mar delgado, fuego de tierra: era tarde. Separados íbamos y veníamos en los incendios lo solo era lo vivo De todos los mares los ojos sin fondo mudos, se hunden, como un nombre. Pájaro terrestre caballo de sombra imaginaria Ascendíamos por nosotros al desierto. Alguien dijo que cierta luz podía quebrarnos la mirada Pero de vez en cuando me gusta escuchar que algo se rompe
Estamos mezclados al gran mal de la tierra Juan Sánchez Peláez
el discurso de la llama nos regresa y nos consume Si existe la certeza: deviene el desamparo Hay que aprender a rezar al gran mal de la tierra a eso que otros, antes que tú, llamaron memoria.
Qué lejos queda mi cuerpo de mí Qué pena siente el polvo en la luz expuesto como una herida Vendrá uno y dirá: esto es verdad, o fue, o ha sido.
Aprendo lo terrible en el corazón del otro
Y tomará con sus manos la tierra de la que fuimos nadie para que no nos quede trasparencia.
Por extraño que parezca los ríos también acaban
Se puede morir sin llegar a lo posible
No se tiene nada
pero la piel se hace dócil como una noche en la tierra.
Si existe la duda de la profundidad:
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Antonio María Flórez [Bajadoz, España, 1959] Paraíso
Cintura de agua
Un día de estos cuando el tiempo no pase sobre el tiempo Un año de estos cuando el tiempo no sea tiempo Un siglo de estos cuando la nieve no sea invierno ni el amor la primavera entonces podré decir que el Paraíso fue una hermosa ilusión en la mente de Dios.
Cintura de agua, crepúsculo de arena, algunas barcas dormitan la luz de los pescadores ausentes que beben en el puerto su sueño de mujeres y licor; entre ellos tú, abstraído en la nada, no alcanzas a escucharme. Después tu memoria caerá en un charco y dirás que Ítaca es un lejano puerto al que nunca se puede llegar.
Lamo Desplazados del paraíso, 9 A GM
Y llevan en sus alforjas algunas pocas pertenencias; habitan en el día oscuros rincones de caballerizas y galpones malolientes y en las noches recorren sudorosos caminos marginales de niebla entre susurros y plegarias. Al alba, siempre al alba, buscan riachuelos, pequeñas fuentes de agua, donde sacian su sed y se lavan la angustia de sus pieles rotas. A veces los peces tocan sus cuerpos desnudos y se anegan de amor e inciertas promesas. Se aman, se seguirán amando, buscando el mar o las ciudades, así el miedo los obligue a seguir andando con las alforjas ya vacías pero los sueños intactos.
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Lamo tu nuca en silencio mientras el mar refresca tu piel ardiente. El horizonte es azul pero muy lejano. En el albero de la playa, perros y resplandores. En mi memoria tus ojos miraban a lo alto, no sé si a los míos o al sueño que anhelabas de embates y espadas. Era invierno, no eras libre, pero danzabas en la arena, y soñabas.
antología
Álvaro Mata Guillé [Costa Rica, 1965] De su libro Sobre los fragmentos 5 En nuestros días (días alejados del estupor de los campos del hedor calcinado de hueso en los hornos de hueso del ahogo y el miedo de gas y dientes de polvo en el lodo, en las grietas del ahogo, del terror de los ojos en los dientes en la hendedura negra del ojo, en los dientes, de rezos aplastados en las vigas, en las manchas del cuerpo y el cuerpo que mancha el color destiñendo los ladrillos los trazos los vagones el rostro hundido en las columnas, de sal negra en la nieve negra del fango, del sopor en la ausencia, en los huecos que perforan la carne de hueso en las piedras, del susurro en los huecos de las urnas, en las cámaras, en el silencio que vulnera el sopor muerto del silencio asimilado en el tiempo, violando el mutismo sosegado en la costumbre, en el tiempo en el túmulo los tablones los insectos), el otro –lluvia que encubre la niebla humedeciendo el cuerpo, el rozar de la boca– desaparece como un espejismo en la avidez del prisma, como una fosa perdida en la oscuridad del brillo, como un espectro que persigue al moho en el fulgor del
moho, reflejo de una alucinación sin pétalos, ni fulgor. Se han ido los pájaros y la mirada se ausenta en la ceniza, en la bruma en la tiniebla, en el llanto al lado del riachuelo próximo al cerco, que atrapa el susurro que baja de las ramas en las nubes en la brisa, poseído por un brillor de abolorio muerto; esplendor gris de lo que ocurre, acumula rostros como celdas de una colmena, pudre lo luminoso, la soledad en la ausencia, en el miedo, en el vacío que cobija la sonrisa en la sombra, encubriendo las arrugas de pus en los ojos, en los dedos en la pus, en el espejo, piel enmohecida de herrumbre en los huesos, en el umbrío de ceniza en la oscuridad, en los resquicios de los sepulcros como ópalos oscuros. La lluvia oscurece la poza estancada en la imagen de piedra, las piedras del riachuelo, los pétalos de piedra, en el adobe, en los vanos, en los tablones, los dedos en la tierra desprendidos de los brazos, sangre coagulada en la ceniza, en los hornos, en los agujeros que carcomen de negro los ojos, los dientes, los insectos.
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XXIV festival internacional de poesía de bogotá
María Inés Zaldívar [Santiago de Chile, 1953] Ley de gravedad Solitaria en su caudal Caliente y fría Húmeda y ardiente Salada y olorosa Serpenteante y sin tropiezo es la huella que deja en su camino esa lágrima que recorre tu cara antes de caer al vacío
La bailarina Con arpa y con guitarra celebraste mi subida al escenario con bombos y platillos me incorporaste a tu elenco con pitos y trompetas alabaste mis encantos entre risas y apretones me decías otra, otra pero, ¿por qué si ya se fueron los turistas debo permanecer con el disfraz toda la noche?
Vanitorio a Gonzalo Millán
En el vanitorio de la suite matrimonial lavé tu pantera diente por diente con la escobilla de uñas y un poco de champú 42
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Te peinas mirando fijo al espejo lentamente sin decir agua va y mientras te acicalas a tus espaldas un reflejo límpido y brillante devuelve la imagen de un gato recién lamido por la gracia
Naranjas en la noche Suenan hueco contra el suelo las naranjas del naranjo al caer en la noche sobre la terracita para la hora del té. Desde la cama tibia el golpe estremece a la familia como la paletada de tierra con una que otra piedra golpeando el cajón del último enterrado Son naranjas de medianoche, esas que sangran al amanecer
Canto xxiii, Ítaca El encuentro no depende del oráculo de la fuerza del brazo y de la claridad de la mente ni de la casta sordera ante los cantos tentadores o de los territorios conquistados Dependerá del cupo en la aerolínea para tomar un boleto de regreso a casa
antología
Guillermo Molina Morales [Zaragoza, España, 1983] Todos al suelo!
Crisis / Oportunidad
Esto es un poema!
Es muy fácil decir: no ha sido mi culpa Más difícil sería: Pablito puso un clavito Y el más difícil todavía: ¿Qué clavito clavó Pablito?
Y esto es una pipa y esto una pepita y esto una sandía Y esto Macedonia y la guerra y esto son las ganas De amar a los banqueros (Los banqueros son unos señores muy malos Pero son humanos al fin y al cabo Te comerán)
¿Es culpa de las palabras O del empresario que explota a Pablo Gutiérrez Gómez? ¿Qué fue antes: el capitalismo O la madre que lo parió?
También podemos morder con furia una almohada O morirnos a gritos siguiendo un elefante O podemos darles con un canto En sus dientes de princesa
Yo no sé qué clavito clavó el amigo Pablo Pero sé bien que si clavamos tanto Y la suciedad se va en un bang
Lo digo porque a lo mejor vienen luego y te dicen Esto es una hipoteca El mundo es una suma de factores
Todos nosotros
(Los banqueros van al cielo en Business Class) Lo digo porque a lo mejor vienen luego y te dicen Esto es una democracia El menos malo de los mundos posibles (Los banqueros ven la tierra desde Google Earth) Porque a lo mejor sucede Que podemos cambiar el mundo Que somos tantos que al final podemos cambiar el mundo
Ya no recuerdo lo que éramos antes de ser olvidados Posiblemente nos lo van a decir mañana La ciencia avanza a pasos de gigante Posiblemente nos harán más jóvenes mañana Mañana es un buen día para seguir esperando Posiblemente nos queda todavía mucho tiempo Y en mucho tiempo es posible que descubran Qué es lo que seremos después de mañana Posiblemente ya no se acuerdan de que existimos Nos hicieron muy pequeños para mañana Por la mañana iremos a buscar un empleo Es posible que no existamos mañana
Y esto es lo imposible y esto no es y oh la la Y oh my god y esto es el coco Y duérmete ya Una democracia es una democracia es una democracia es
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XXIV festival internacional de poesía de bogotá
Luis Alonso Cruz [Lima, Perú, 1981] Tiergartenstrasse-4
Y se piensa en un fondo negro Mientras se pierde en su alba placenta.
Abro puertas, hago cálculos siento la dicha de saber todo, todo lo que deseo. Reconozco inscripciones cosas que se me ocultan la danza de los desposeídos y de los sacrificados. No hay cosa que no se pueda ver, animales pequeños, o espíritus de grandes seres. Todo da vuelta en un ritual páginas olvidadas donde existen grandes verdades: Nada me es extraño La mano, el torso, los ojos, piernas, Juventud bullente en las llamas de rituales para transformar plomo en piedras filosofales ¿en provecho de quién? Vivo en la división de la alegría un metal negro entre la piel de cada poema pero aún no dejo de apretar los dientes, esperar un momento de piedad, quizás es mucho pedir que la vida no sea un paralelo o tierra endeble donde todos mis castillos se hundan.
Hiper
Espacio
La geometría del momento, Es el tiempo en que la corneja se fija en el árbol
La luz es una parábola, Multiplica los panes y guarda El secreto del tiempo y su volumen. Viajar en planos es lo más parecido Al saber de Paracelso o al mismo saber del silencio. ¿Qué poder tienes Riemann entre los dedos? El poder de la figura entre la puerta.
Himno aéreo Dije esta mañana: «¿cómo perdimos Verdun?, ¿cómo nos abandonó Von Molke?» En tanto en la mesa había cadáveres de los niños que jugaron alrededor. Nunca los quise ver, pero sus cabellos se quedaron entre mis dedos. La mesa ya no está sucia más, pero extraño ese sonido de metal en sus juegos
X^2*Y^2-X*Y^2-Y^3=0
(identificación de una madriguera) Dentro del mundo una criatura escribe en el plano. Su cabeza sueña que la catedral está hecha por uñas y alientos. Los muertos miran y revisan los libros de los tiempos. La criatura preserva la memoria de las bóvedas, Llama en rituales a las hipérbolas, Sacude los espíritus en cada elipse. Muy atrás, el asesino comienza su canción.
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antología
Jorge Carlos Ruiz De La Quintana [La Paz, Bolivia, 1979] Relato lítico
Antrópica
La piedra bruñe la piedra ellas aprendieron a caminar con el agua todas marchan batiendo sus bordes con un lecho duro y quieto otras piedras apretadas por el tiempo siendo suelo demuestran en que consiste el arte del camino conocen la palabra de los ríos, escuchan sus aguas porque son las piedras las dueñas de sus gemidos con cada golpe, en cada latido, el himno es distinto
Confitada y risueña, con desdoblada ternura miraba Indescifrable en todas sus direcciones Resolvió allanar un bosque inmenso para que la encontrara Infinito y mudo desnudaba mis pasos sin hacer ruido Curtía el cuerpo del universo palpando sus hojas Inesperada, cataclísmica y atómica, se volvía una avalancha Todo evaporado, ya no cabía en el aire denso de mi piel Condensada, cada gota se arrojaba a las raíces de la tierra Allí adentro mojabas la oscuridad curva Poniendo de pie tus árboles para encerrarnos en ellos.
Cerca de las cordilleras el sonido es bruto Ck’ockoj ck’oooj ck’ockoj ck’oooj En las riveras de los valles la música parece llovida ch’sihihihich’sihihihihihihich’sihihihihihihi Cuando el agua ha alcanzado la selvática llanura es una víbora muda En el exacto momento en que las piedras deshechas ya no golpean es otro mundo el que se escucha El curso vertical entre las montañas y el mar es idéntico al de las aguas trepando el cielo La antigüedad de la tierra no tiene tamaño pero sí conocemos la longitud de sus cicatrices cada corte, cada fractura ha sido zurcida con la erupción de rocas molidas Qué aterradora evidencia, responsable es el fuego de cada pizca de agua, de toda partícula de greda Grueso rugido de las cumbres Palpitación temible del mar tú y yo siempre seremos nada
Espiritrompa Los puntos de la noche retruenan en mi oído la hidráulica sanguínea se desborda esta sabana de mi pecho una planicie hervida Trémulo y filudo me desmenuzo como el vidrio me tropiezo todo el tiempo con tu mirada a tientas recorro el interior de pequeños soles Osada y gentil curvatura de los besos maniática caída la del descenso por tus cabellos pálida mariposa tirana de la ternura Con gigantes hilos columpias la madrugada así despierto inmóvil dentro de tu boca envuelto en tu lengua vuelvo al loco sueño Camino de peregrino por el tacto de tus huellas escondo en cada vórtice una leyenda el relato de todas ellas es el embrujo de la flecha
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Neftalí Eugenia Castillo [República Dominicana, 1979] Declaración de bienes Dicen que soy pobre porque ando suelto y casi desnudo. No cargo en mi mochila roja más que versos y Evangelio. Tengo también un amigo poeta que escribe su evangelio borracho y se enfada con Dios. Un perro ciego que le ladra a las estrellas fugaces y un camino bermejo que me conduce al cielo. Un llanto antiguo y una mirada risueña, una mano acompasada, extendida y apretada, una bocanada de revolución y de esperanza …y nada más.
Ernesto Mi padre fue un progenitor exitoso Acogió sin mesura el mandato divino: «creced y multiplicaos». No tuvo fortuna alguna ni carro, ni finca, ni ganado. No codició los bienes de nadie y pese a su vocación de Don Juan nunca conquistó la mujer del prójimo (aunque tal vez la deseó). Mi padre sólo tuvo una gran descendencia una prole que rodaba por toda la geografía de un pedazo de isla. 46
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Yo tengo tantos hermanos que no los puedo contar. Sonaba esa canción en la radio como un fragmento de mi autobiografía. Tengo tantos hermanos que no conozco hijos de mi padre hermanos de mis hermanos pero yo no los conozco. Mi padre sólo tuvo una gran descendencia y una inmensa nada que siempre le embargó. Cantaba borracho por las calles con los ojos húmedos como un caballo y me llamaba y me llamaba y me llamaba y mi nombre repetido en el rotundo silencio de la madrugada sonaba a música sin pentagrama. Yo tenía ocho años y dormía con mi madre abandonaba la cama de un salto y salía a su encuentro porque en su estado dionisiaco yo siempre era su hijo predilecto. A su partida Me dejó el Eugenia de mi abuela «no te dejo más que mi apellido» decía y tampoco era su apellido sino el de mi abuela. Nada de nada me dejó mi padre porque un bohemio no tiene nada y sin embargo llevo su rostro su sangre en mi sangre y el rastro de sus andanzas como un aguijón en mis zapatos.
antología
Miguel Ángel Chávez [Ciudad Juárez, México, 1962] Amor ciego del norte Desde que las tarántulas abandonaron los solares y las divinas garzas no hacen el amor en el Río Bravo. Desde que las mariposas habitan en la red y la revolución de antaño duerme en la cama principal. Desde que se fueron los centauros y dejaron desolada esta tierra de habitantes perdidos, estás al lado mío amor ciego del norte.
Esta historia se escribe sin palabras Fue una sorpresa saber que la vida no termina en tu cuerpo 300 kilómetros de carretera hablaron de la soledad el amor pudo venirse abajo como pez desmayado por un sueño el vino esperaba la tragedia y adelantó su pasito de muerte abrimos la puerta justo cuando nadie llamaba cuando las caras de siempre expresaban nada cada día y descubrimos que los barcos zarpan porque se hartan de tanta tierra ahora nuestra historia
se escribe sin palabras perdimos la guerra y aún combatimos amorosamente solos en el frente de ataque.
La guerra Desde el décimo dedo de sus pies y hasta el último pelo de su cráneo la besaré sin prisa como quien juega al ajedrez con un novato. Estaré con ella consumiendo las uvas en la cama, suavemente le morderé los parpados y besaré sus senos con cautela, mis labios recorrerán sus piernas mientras los noticieros anunciarán la guerra.
El cuerpo El cuerpo de la mujer está compuesto por 75% de agua y un 100 por ciento de tentaciones.
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Víctor Gaviria
[Medellín, Colombia, 1955] Crónica de los escritores menores Hay muchos tipos de escritores menores. Hay algunos que escriben muy de vez en cuando, títulos títulos difíciles que les exige horas de trabajo, y luego tres o cuatro líneas que continuarán al día siguiente. Estos tienen casa, sin darse cuenta han hecho carrera, han tomado por compromisos familiares otra profesión, secundaria, en la que, a decir verdad, están a gusto y orgullosos. Como esperan las largas vacaciones de los años venideros para escribir, son escritores menores que no han fracasado todavía. Hay otros que tampoco fracasan porque no tienen medida ni comparación, no tienen orgullo, y sí un humor extraño que les hace reír a solas. Pasan a máquina sus libros, los empastan por cuenta propia, un único ejemplar que prestan sin recelo a los apenas conocidos, un ejemplar que alguien terminará por extraviar. Escriben por temporadas febriles, ideas religiosas, proféticas, que les hace desaparecer de pronto como si se fueran de viaje. Son nerviosos, visitan cada ciertas lunas el pabellón de salud mental, regresan entusiastas, un poco avergonzados, haciendo planes para sembrar en la finca de algún pariente una o dos cuadras que rápido están enmalezadas, arrasadas por los gorgojos que han venido no se sabe de dónde. Y de nuevo escriben las ideas de antes, ideas de resurrecciones y apariciones,
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de luces y fuerzas insanas que no los salvarán. Pero hay otros que han dejado desde temprano estudio y trabajo, y tienen por adorno su única ventana iluminada que madura o empalidece como la falsa luz de un lago. Han olvidado asuntos tan sencillos como hacer de comer o arreglar su lámpara de mesa. A través de la ventana ven los viejos árboles de la escuela, docenas de árboles que florecen cada cual a su modo, y ven la sombra blanca de la lechuza sobrevolar su reino de altos muros y calles. Pero alguna que otra noche, cada dos o tres años, muy tarde timbra tristemente el teléfono para anunciar que alguien está enfermo o ha nacido, y ellos reciben la noticia sin pestañear, cálidos, sobresaltados, como perfectos mensajeros.
Comprensión De noche tarde al volver a la pequeña finca en donde vivo por calles torcidas y líquidas el columpio del cielo pasando raudo hasta muy alto y las lámparas humeando rocío el celador se ha asustado conmigo y por poco dispara En mi casa tengo lo mío que no vale mucho Más valen los árboles de la manga y lo que está al otro lado de la valla y nadie cuida Como si escuchara de un padre una verdad inconfundible preocupado he llamado al hombre frío y le he hablado que mi casa no vale la vida de nadie y ni él ni yo podemos tocar lo que está hecho
antología
Gustavo Adolfo Garcés [Medellín, Colombia, 1957] Madrugada Otra vez en la esquina el hombre que habla solo no sabemos a dónde mira su zozobra ni qué tanto enfría el viento su cuerpo sin abrigo no hay una barca que lo saque del fragor ni una silla en que su vida pierda peso está solo capeando el temporal
pasó por alto muchas opiniones nadie creería que fue un ser atormentado cauteloso con su devoción
El burro Bajo el sol de marzo junto al mar el burro agoniza no sabemos si la muerte lo apremia
Águila
hay pájaros y nubes y mujeres con cestos repletos de legumbres
En la luz roja del atardecer
tal vez un ángel lo espera
anda y desanda el cielo
se le acercan las lagartijas y la sombra del pino
Devoción El hallazgo lo hizo lento
está próximo a entrar por el espejo y a que le crezcan alas
fue casi amable
giran los buitres
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Giovanny Gómez [Bogotá, Colombia, 1979] Arenas tal vez para Diana, mi amore
Sumergidos nuestros pies queriendo que un cuerpo pegado al otro fuera mejor que una rémora en la piel de un tiburón pensaba para mí si luego de las olas pudiéramos llegar caminando hasta la otra orilla Mis pisadas sólo trastabillaban ante constelaciones de erizos como soles negros entre algas que regresaban a mi piel como cabellos verdes desprendidos de la misma serpiente Un cuerpo torpe entre el mar un alma más torpe ante la vida allí donde la luz del sol reflejaba el azul oscuro de la marejada Dónde soñar con esta noche con las boronas de pan serpenteando entre las bocas de los peces? Tú y yo nos besábamos a tientas de saber que lo duradero aprieta con su lengua de sal los hierros en el viento empaña los vidrios que nos ocultan y nos va desmoronando San Andrés Islas, septiembre de 2013
El sol de la noche Sentir que el corazón intenta hablar a las cosas escuchar de tantos sueños que son viejos silencios porque nada puede irse sin buscar alguna orilla El destino que vuelve inútiles las maldiciones Nos alcanza
Rue Laviolette Los árboles arrastran graznidos al desprender sus hojas secas Alguien sabe de su carrera de voces 50
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atravesando esta calle sin dirección de nadie Cree olvidar al cerrar los ojos y el sol que seca la carne viva del árbol seca también sus raíces pero las palabras no se van conmigo ni se vuelven pájaros
Nuestro nombre Cada noticia de mi vida un lápiz con la punta rota escribiendo a nadie Sueño entrar por una puerta y que pudiera encontrarla y otra vez su recuerdo se exaspera conmigo… No es la única noche que me quedo dormido diciendo a mi oscuridad también estas cosas Hablo de resistir los vientos las soledades
Dedos Cada día cuento los dedos que me faltan una peste hace sudar las manos hasta arrancármelos Los años pasan cabellos escapan por el grifo pero sólo la noche toca las cicatrices en mi cara una pregunta más palabras lejos de mí
Lo invisible Y sus palabras se deshicieron como papel mojado en el charco de los días Cuando alguien las mira bajo la quebrada luz del agua su indiferencia también vuelve en el rostro viejo de nuestros cuerpos
antología
Hernán Vargascarreño [Zapatoca, Colombia, 1960] Honda Envidias la libertad del pájaro que pasa y por un momento quisieras transmutar tu figura tus miserias tus ilusiones en ese frágil destello de la tarde, olvidando que el pájaro cumple con sus inagotables oficios: provisiones migraciones nidadas y están además sus constantes peligros: la simple honda de un chicuelo, por ejemplo. Envidias la libertad del pájaro que por un momento arroba tu esencia. Mira un poco más alto: ¿Ves cómo la gran honda que es el Universo nos apunta desde siempre?
Lección de historia La historia tal vez dirá un día que yo, el Emperador Adriano, no pudo gobernar en su corazón: ese reino donde campeó el amor a sus anchas, inmisericorde, bajo el doloroso nombre de Antínoo.
Solo ese territorio tan íntimo, tan engañoso y diminuto, tan cruel en su vastedad, logra doblegar solitario –desarmado y desnudo– aquel supuesto y débil poder que en vano ostenta la vanidad de los hombres.
Último fuego El último fuego de la noche se está extinguiendo: es la muerte que llega. Acógela, poeta, así como hiciste tuyas las miradas y la voz que por momentos te hicieron feliz, o los cuerpos en que te deleitaste en la Belleza. Llévate el implacable recuerdo, el sabor del beso que diste sagradamente, el dolor de los que no pudiste recibir y solo en sueños se te revelaron. Levanta el alma y entra glorioso al reino donde acaba la tristeza, allí donde el rostro amado será tu eterna memoria. Goza íntegro ese precioso instante justo antes de entregar tu espíritu a los dioses. Nada te despertará. Nunca más.
Y no habrá error al afirmarse tal hecho.
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Georgia Kaltsidou
[Tesalónica, Macedonia, Grecia, 1961] Artífices Se han reunido los artífices de fama para crear el mundo que nos alimentará con bellotas como los compañeros de Ulises convertidos en puercos que nos dará prestadas almas facilitándonos en dosis módicas la compra de nuestra muerte que nos entregará generosamente múltiples ideales usados para ayudarnos a profundizar en nuestra somnolencia que reducirá nuestra angustia informándonos a diario sobre el estado de nuestra fe que fortalecida en la Bolsa saldrá a buscar más fieles El modelo se diseñará sobre patrones de subyugación que espantará al más feroz de los piratas A cambio nosotros dejaremos de luchar en nombre de la libertad y defenderemos la paz con consignas poderosas invocadas solamente
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en recintos cerrados de meditación Teniendo siempre en mente el bienestar de los humanos los artífices del Mundo Nuevo nos permitirán ser libres para obedecer a los poderosos haciendo de nosotros ilustres hampones en pos de supervivencia Y con el afán de instalar la escurridiza Justicia en el Mundo Nuevo sus benefactores nos dejarán leyes al vaivén de convenciones para reunir alrededor de la hoguera a los ilusos defensores de la vida
antología
Darío Sánchez Carballo [Bogotá, Colombia, 1975] Matrona
De los que se van
De su belleza y su fuerza ambas reprimidas se conserva la manera de abrirse paso de fundar lo infundable en el almuerzo de corregir el cómo encender el hogar en una chimenea el fuego para incinerar sus muertos.
Luego viene esa sensación de dejarlo todo como cuando obtienes lo innecesario en las compras inútiles de las tradiciones así el dejarlo todo pero al revés.
De aquella belleza y esa fuerza por siempre reprimidas de allí venimos.
Vergüenza ajena Este es el poema que habla sobre un tipo a quien le regalaron una luna en un amanecer posibles versos para incluir en una antología de poemas sobre lunas aunque podrían ser incluidos en la recurrente antología de poemas sobre amigos. En todo caso tienen el peso necesario para conformar el coro de dianas o de cofrades. Porque: ¿Quién no ha querido obsequiar en otras noches astros esféricos o incompletos? ¿O aparecer incluido en alguna antología? Al final alguien tendrá que asumir el engaño mientras las curvas siguen girando. Hablando de conceptos ociosos se llenan de porquería los satélites. No sé qué daría más vergüenza ajena, si el poema, la antología nuestras lunas putrefactas. En tierra seguimos atados a la gravedad y sus formas.
Allí quedó la tapicería que ibas a arreglar el fin de semana la foto y su marco esperando un poco de limpieza junto a las camas que nunca se movieron. Partieron todos tú detrás con la maleta sucia las horas nunca te alcanzaron para limpiarla para hacer arquitectura tus objetos. En las rezagadas sustancias cae sobre ti, el peso del mueble gastado otra vez usado para decir memoria ¡qué hacemos! hasta las palabras reclaman un poco de atención antes del desuso sin haberlas siquiera usado.
Desayunos De pronto al amanecer hay bruma de mar encegueciendo a los ojos aunque no es esa luz marina la que inunda el pensamiento más allá del muro de niebla oceánica ha de habitar todo lo que en verdad incendia. Pero lo que arde está más cerca quema entre las manos la misma piel. Detrás de las penumbras empieza cada uno a pulsarse el día difícil negar la sangre que hierve a la mañana entre las piernas. Los más chicos sólo piensan en comer. ULRIKA 55 |
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Eugenia Sánchez Nieto [Bogotá, Colombia, 1953] Poemas de su libro digital Lo inasible Caballo alado En un caballo alado van dos que se aman lejos bien lejos cerca al sol la multitud impaciente desea darles alcance es imposible, sólo un caballo alado para aquellos que se aman. Un violín mientras ellos se reconocen el reloj suspendido no marca el tiempo la inmensidad quieta, sólo un violín mientras ellos sin memoria se traspasan.
Trampas Desde una ventana observo cómo se adentran cómo se traspasan él habla a su oído, ella infinitamente gozosa con una expresión de extravío murmura: ven, ven conmigo, lo oculto me jalona. Desde una ventana observo cómo se entrecruzan una oleada de calor y uno ha desaparecido pero no... allí siguen jadeantes... y son hermosos. Desde mi ventana les envidio ella sonríe y hace una seña me mira como mirándose a un espejo dudo en bajar me siento invadiendo espacios que no son míos. Recorro el lecho me atraen como un imán y no hago nada por evitarlo él dice dulcemente, ¿Cuándo nos dejarás libres? ella besando mis ojos afirma esta prisión también duele no queremos estar más en tu memoria. 54
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Profundo Llega la noche, duerme bajo la lámpara encendida abre la puerta al sueño donde se ve a sí misma no hay descanso, el miedo tiene su presencia a falta de amor los días de la semana son un encuentro con aquellos que la han amado viaja incansable por diversas pieles no hay descanso, el miedo tiene su presencia. Todo es normal, sus amantes se aceptan mutuamente los días de la semana son pocos para calmar el fuego que lleva dentro en una noche ritual un cura le dijo: al nacer alguien que no ha encontrado descanso tomó tu cuerpo toma esta medalla poco a poco dormirás en paz aquella grita en la noche, la queman en la hoguera.
Lo inasible Aún siento el frío de aquella noche en la puerta del beso la noche nos cubría con su manto de seducción y miedo tus fuertes manos recorrían aquél cuerpo palpitante extasiados traspasaban sus pieles las tenebrosas calles perdían fuerza no había más la noche presenciaba fascinada aquella entrega en la puerta del beso el amor tenía su lugar.
antología
Alejandro Vergara [Colombia]
Poemas de su libro Rapsodias para la pérdida de memoria Las mentiras de la National Geographic Abeja El bosque nunca existió Toda tu vida has estado buscando azúcar En la alacena
Oda a los zapatos Ellos se parecen a la pobreza de todos los hombres Qué más secretamente fiel que su silencio Que el relámpago de sus arrugas
Anacoreta El sol es un Diente de león Fragmentos que estallan en un vuelo de fachadas sobre canarios Las algas hacen la corte a almendros submarinos Humaredas Soy un Diente de león En un prado En una esquina cualquiera Cornos en la oscuridad Que los asientos de los parques brillen Que bailen las luces peregrinas en el lago Que un niño sueñe que es Diente de león Los montículos que ruedan Los zapatos de los niños
Hay gente que trae ruido en los zapatos Los árboles huyen Su voz escapa de los dientes como piedras
Quién sabe si en el estanque revuelto de su vida Hace tiempo les hayan pescado el alma Y la tenga un gringo barbón en su cabaña como trofeo Como en un accidente trágico Cierro los ojos para no ver su sonrisa cuando saludan Cuántas palomas de ciudad en su plaza rota Un perchero sin ramas Hay gente que trae comida en sus bolsillos En las manos, en los ojos De ellos es el reino del estómago contento Del «Dios le pague» Inmortal Del extranjero
Agua que suena El trémolo que describen las sombras de las hojas Aparece con el sol tras las aceras La miseria ocultó su miseria bajo las fachadas Por un momento Qué bien valsea la loca de la esquina Hay siempre un balón para los niños de Don Bosco Dios se parece a su carrera de segundos en el patio sin hoy ni mañana A las zanjas de una mano que se abre Dan ganas de bailar la Danza del sable calle arriba Repartiendo copas destiladas a quien pasa Al mejor estilo del bunde, de Condoto, de sus ébanos festivos Hay sonidos en el aire bajo el agua Agua que suena
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varia
De
La musa mercenaria Por Juan Carvajal Franklin
Arión en el delfín, acuarela de Matthäus Kern, 1841.
En tiempos de Ulises la performance de un cantor épico, con su acompañamiento de cítara, coro mudo de danzantes, exhibición del arte de la memoria, gesticulación e improvisación, se premiaba dignamente con un buen trozo de lomo de cerdo cubierto de abundante grasa (Odisea viii, 475) y la emocionada admiración del auditorio; el humeante trofeo pagaba así los estipendios al poeta por haber sumado al esplendor de la cena de los grandes el venerable auspicio de su danza parlante. Todo ello era muy solemne y maravillaba al pueblo que agolpado en la explanada del ágora seguía con extraordinaria intensidad el múltiple espectáculo, los hechos de los héroes, el canto henchido con las cítaras, los olores exquisitos de las viandas, las volteretas ágiles de los bailarines. Las palabras del cantor ejercían su potente magia sobre la muchedumbre, la que aun
sin comprender cabalmente la divina jerga reconocía en ella y en la pantomima del coro el vasto legado de la tradición mítica. El amor a la Ilíada, causa de pobreza La ira de Aquiles también para mí fue motivo de funesta miseria: soy profesor de letras. ¡Ojalá con los Dánaos me hundiera la ira famosa antes de que me mate del magisterio el hambre fiera! Para que otra vez raptara Agamenón a Briseida y a Helena su Paris, yo me he hecho mendigo. Paladas de Alejandría, Antología Palatina, ix, 169.
Iletrado en una cultura totalmente iletrada, el intermediario de las Musas ejercía la función de guía social y adoctrinador político y recibía de sus patronos una retribución y una posición de privilegio. El carácter eminentemente oral de la cultura y la vida tenía en el cantor su memoriosa biblioteca anterior al libro, compuesta por el enorme repertorio mítico abierto a infinitas variantes y recreaciones en un complejo sistema del recuerdo.
Arión de Lesbos A propósito del elevado monto de los honorarios de un poeta de la Grecia antigua, 56
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de la musa mercenaria
posterior al emblemático manjar ya referido, vale recordar el famoso episodio de Arión de Lesbos, poeta cortesano del tirano Periandro de Corinto (siglo vii a.C.). Tras recibir permiso para participar en un festival poético en Sicilia, obtuvo allí tantos premios de valor que los marineros de vuelta a casa decidieron lanzarlo al mar, debido a sus riquezas. Desde proa Arión soltó su último canto, que si bien no logró conmover a sus salteadores, consiguió con él ser remolcado a tierra por unos delfines amantes de la poesía; un delfín insistió en acompañarlo hasta la corte, pero murió al poco tiempo a consecuencia de un opulento estilo de vida. Desde Terpandro, Solón o Safo (siglos vii-vi a.C.) hasta Anacreonte, Empédocles o Simónides de Ceos (siglos vi-v a.C.), la lista de poetas en posiciones de prestigio y muy bien remunerados se dilata; baste señalar la fama de riqueza que precedía la figura de Simónides (poeta ávido de lucro) en la corte del tirano Pisístrates. Las altas cifras devengadas de la confección y alocución de obras a medida, sin embargo, disminuyeron promediando el siglo v en favor de los sofistas. La nueva moda de las técnicas de persuasión oral y el descrédito de las antiguas tradiciones míticas, abogó por los últimos. En Las Nubes (423 a.C.), el gran comediógrafo Aristófanes lanza un violento ataque cómico contra la vacuidad del saber de aquellos profesionales del intelecto y sus medios de subsistencia: en el recinto del Pensadero, Sócrates y los suyos «enseñan a triunfar en cualquier pleito, sea justo o injusto, a quien pague por ello». En otro lugar, refiriéndose a sus venerandas musas, Socratito comenta que «el hecho es que de su mano comen muchísimos sofistas: adivinos de Turios, filósofos, charlatanes de la ciencia médica, melenudos holgazanes (jóvenes aristócratas). Por no hablar de los moduladores de ditirambos, aéreos embaucadores,
hombres ociosos tan sólo ocupados en no hacer nada y que ellas alimentan porque componen cantos en su honor». Sea como fuere, el éxito mercantil alcanzado por las útiles enseñanzas permitió al maestro de retórica Gorgias de Leontinos (483-385 a.C.), erigirse en Delfos su propia estatua en oro macizo.
«Jóvenes cantando», dibujo anónimo, Barcelona, siglo xvii.
Deberéis buscar cuanto antes un empleo para vuestra musa en relación con su capacidad y sus talentos, como lechera cocinera o criada para todo; quiero decir que debéis alquilar vuestra pluma a un partido que os dé salarios y protección. Jonathan Swift, Carta aviso a un joven poeta.
El orden de los libros Ahora bien, desde finales del siglo v la escritura y la lectura habían ido perdiendo su rareza y poco a poco la cultura del libro calaba en el círculo de los preocupados pensadores, no sólo como instrumento subsidiario de la memoria, sino en general del quehacer intelectual. Discursos orales y performances poéticas fueron transcritas para su distribución entre los interesados ULRIKA 55 |
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Poseidón, Dioniso y Afrodita, grabado de Gayley, 1893.
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y para la captación de nuevos discípulos, sin considerar por esto el libro un gran vehículo de transmisión del saber, no exento de gran prejuicio. En el mercado de Atenas, más allá de la vendedora de aceites aromáticos, justo después del mostrador de la bisutería, el tenderete del librero –intermediario del intermediario de la Musa– exponía su promiscua mercancía. Ningún autor habría querido ir tan lejos en la difusión del conocimiento, pero arribados a esta parte, de poco servirían las escépticas valoraciones (Sócrates, Antístenes, Platón) a despecho de un saber de segunda mano al alcance de quien pudiera interpretarlo por su cuenta. En tiempos de Alejandro de Macedonia el comercio de libros y la proliferación de bibliotecas privadas ya era moneda corriente. Además del librero, el editor, dispuesto a arriesgar su dinero en copias de un escrito aún no vendido, se erigía en intermediario del intermediario del intermediario de la Musa… y esto sin contar al esclavo copista. La Alejandría de los Ptolomeos (s. iii a.C.) concibió su santuario a las diosas del saber como gran centro de investigaciones con hasta 700.000 volúmenes; allí se fatigaban toda clase de catalogadores, compendiadores, comentaristas y demás
filólogos alimentados a costa del Estado. El cargo de bibliotecario –filólogo mayor– llegó entonces a ser de lo más codiciado y espiritual en el mundo antiguo. Los hay que han logrado sucumbir de hambre, mal arrimados a una musa pobre, acaso por permanecer fieles a su independencia, negándose a alquilar su pluma. Contradicciones aparte, siempre queda la hábil virtud del pulpo, esgrimida desde la vieja Grecia que toma el color de la roca a la cual se adhiere, sin perder su integridad. En boca del adivino Anfiaro, Píndaro pone estos versos adecuados: «Adapta, hijo, la mente a la piel / de la rocosa bestia marina... consiente de buen grado con los presentes / pero en la ocasión muda el pensamiento». De Píndaro de Tebas a Swift, a Nietzsche, síguese echando mano de la ambigua regla. —¿El libertador de la verdad, tú? –Así escarnecían ellos– ¡No! ¡Sólo un poeta! Un animal, astuto, de rapiña, furtivo, que debe mentir, que a sabiendas y a propósito debe mentir, que busca presa, lleno de colores enmascarado, que se hace a sí mismo máscara, que es para sí mismo presa, eso ¿el libertador de la verdad? ¡Sólo payaso! ¡Sólo poeta! Sólo hablando lo múltiple y disculpándose desde las máscaras del payaso, ascendiendo por mentirosos puentes de palabras, sobre arcoiris de mentiras, entre falsos cielos deslizándose y oteando ¡Sólo payaso! ¡Sólo poeta!». Friedrich Nietzsche, Ditirambos de Dioniso. Así habló Zaratustra IV.
reseñas
RESEÑAS TEMPUS Hernán Vargascarreño Ediciones Exilio, Bogotá-Zapatoca-Santa Marta, 2014, 102 pp.
[...] Tempus es sin duda un libro importante dentro del actual contexto de la poesía colombiana, una obra en principio destinada a lectores de una finísima sensibilidad, atentos al pulso de una palabra exigente y no obstante pródiga en sensibilidad, tan rica en connotaciones simbólicas como clara y armoniosa en su dicción y estructura. Más allá del asunto temático, cabe señalar el equilibrio justo de los textos, su sabia disposición, la discreta musicalidad presente en cada verso y la sinceridad de la voz que, sostenida desde el silencio y el recurso de la contención, sabe llegar a lo esencial y expresarlo sin retoricismo. La voz que en estos textos se manifiesta, la que corresponde al poeta y las de Adriano y Antínoo, aunque se duele del tiempo, de la fugacidad del mundo y la dicha perdida, no cae nunca en altisonancias huecas, ni en la amargura, la queja o el exceso sentimental. Por el contrario, es una voz decantada por la conciencia del ser tanto en su esplendor como en su decadencia, una voz madura en el dolor, estoica y serena que da el tono definitivo. [...] Ante todo uno celebra la eficacia del poema para revivir en el alma del lector las emociones y visiones de un mundo, de una época ya extintos, recreados en su intimidad, en su belleza y grandeza mediante el uso de un lenguaje siempre sobrio pero intenso, desnudo y certero. La índole de los personajes que evocan estos poemas impone esa altura expresiva, ese tono de alto nivel incluso por momentos sentencioso, si bien
lejos de toda solemnidad. Desde el comienzo asistimos a un diálogo en tono menor, cercano a la confidencia, a la confesión, entre estos dos amantes heridos de lucidez, terriblemente conscientes de su destino [...]. Los pormenores de esta historia pertenecen a la literatura, pero es en la poesía donde alcanzan su verdadera dimensión, su más puro significado. La poesía presta su voz intemporal para que de nuevo resuenen en nosotros, nos habiten y conmuevan estas presencias del pasado, aunadas a la voz misma del poeta que interpreta y abre para nosotros una vía de encuentro, de acercamiento, de intimidad con ellas, de complicidad, de sueño compartido [...] Tempus nos sitúa de inmediato dentro de esa atmósfera de fugacidad, pero también de hondura y contemplación que impone el asunto, atmósfera intensa donde tiene lugar el drama silencioso del amor llevado al límite de lo sagrado entre mortales. Adriano, pese a ser «dueño del mundo», sabe más que nadie que como cualquier hombre del común también la suya será una vida borrada por el tiempo, ante lo cual incluso el sacrificio de Antínoo, ofrendando su vida a los hados para preservar la de Adriano, sólo aumentará la desgracia, el absurdo mismo. Esta expectación continua del tiempo, esta conciencia de la muerte presente cada día, cada hora, cada instante, permite sin embargo para ambos, en el trasunto de su diálogo, de sus evocaciones, el triunfo de la poesía, de la belleza como respuesta inapelable: [...] Bajo el poder de la poesía que recobra la voz de lo perdido, este libro reclama entre las cosas de nuestra propia existencia un lugar cercano, donde también sepamos tasar en su día la verdad de lo que fuimos, lo que a nuestra vez supimos arrebatarle al tiempo, como el emperador: El Tiempo ha logrado doblegar / este cuerpo enfermo y envejecido. / Batalló siempre mi alma entre / los más exquisitos placeres; / gloriosas esencias me prodigó el amor, / encuentros con la más absoluta Belleza. / […] / Por alcanzar la belleza pude resistirlo todo / […]. [p. 95] Pedro Arturo Estrada Apartes de la reseña «Tempus, triunfo de la belleza».
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RESEÑAS
SOY MI CUERPO Alyda Quevedo Rojas 2a ed. Libresa, Quito, 2016.
Escribir acerca del cuerpo, escribir sobre la alternancia enfermedadsalud, sobre las instancias del cuerpo, sobre el dolor y el goce, es escribir un cuerpo, es hacer nacer un cuerpo, sacarlo del silencio y darlo a luz en el discurso. Ese es uno de los muchos logros de Aleyda Quevedo en Soy mi cuerpo. Cuando se cambia la preposición y se dice «escribir sobre el cuerpo» la anfibología enriquece el aserto: se escribe sobre el cuerpo para escribir desde el cuerpo, para hacerlo real, tangible, para patentizarlo en su misterio. El más profundo, el más auténtico body art no toma como escenario el cuerpo. Al contrario. El dibujo, el color, el diseño, se transforman en «escenarios», en soportes que resaltan la forma única, irrepetible, de un cuerpo. Entendido de ese modo el body art, pictórico o escritural, resignifica el cuerpo, le otorga lugar, lo pone en su sitio. [...] El discurso poético de Aleyda Quevedo desculpabiliza el cuerpo, se adueña del cuerpo, de sus palpitaciones y discontinuidades que se denominan con el nombre genérico (y a veces engañoso) de «enfermedad», hace retornar el cuerpo a la unidad primigenia: no se «tiene», se «es» un cuerpo. Hay reminiscencias del poeta inglés John Donne que aquí son emplazadas, pero desde dentro, desde el cuerpo como identidad.
También el poeta argentino Alberto Girri, en su libro La enfermedad, la salud, había retomado hace ya cierto tiempo ciertas categorizaciones medioevales de Donne pero las revisaba y revisitaba desde el concepto de alternancia, lo que inevitablemente remitía en el lector a una dialéctica (no necesariamente hegeliana) del cuerpo. De modo análogo al que emplea la ensayista norteamericana Susan Sontag para desestructurar ciertas falacias epigonales o concomitantes de la concepción paulista occidental y cristiana del cuerpo en su libro La enfermedad y sus metáforas, Aleyda Quevedo, con un discurso poético transparente, preciso, justo, se «acerca» al cuerpo desde dentro. Esta poesía funda una identidad, rescata al cuerpo del discurso alienante y lo pone en el centro de un decir literario que es reconocimiento del dolor pero sin enunciación elegíaca, puesto que es también, y esencialmente, celebración y goce. Si el cuerpo humano en general fue tradicionalmente el lugar del estigma, el cuerpo femenino fue durante siglos la apoteosis del anatema, la fulguración absoluta del mal vuelto sustancia humana. Aleyda deconstruye ese planteo mediante el argumento poético, mediante la afirmación y el reconocimiento. Saca al cuerpo de la oscuridad discursiva y lo ubica en medio de un proceso identitario íntimo pero universal, compartible, abierto: «Soy mi cuerpo». Vale decir: somos cuerpo. A comienzos de la primera centuria del tercer milenio, Aleyda inaugura entonces una alteridad bizarra (en su doble acepción de rara y brava, valiente) que se transforma en mismidad, que dice el cuerpo desde sí. El cuerpo dice, el cuerpo, al decir, al reconocerse como identidad, como unidad, funda una instancia del discurso que sublima ese estado inestable de la enfermedad. No hay arte sin cuerpo. El cuerpo hace posible otro modo de conocimiento a través de la poesía, inaugura una fecunda erótica del sentido que revoca el horror e instaura la posibilidad patente, tangible, de belleza. Rafael Courtoisie Fragmento del prólogo de la 1a ed. de Soy mi cuerpo.
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RESEÑAS
RAPSODIAS PARA LA PÉRDIDA DE MEMORIA Alejandro Vergara Ulrika Editores, Bogotá, 2016, 64 pp.
Todo libro de poemas es una bitácora de viaje. Bien que el viajero haya alcanzado puerto seguro o no, las vicisitudes que el mundo le ha impuesto zurcen cada línea de sus poemas, las inclemencias de los elementos resuenan como trasfondo de cada sílaba, los arribos y las despedidas en cada estación apuntalan el ritmo íntimo de sus silencios. De antemano, el viajero sabe bien que en su travesía, los instantes de sosiego crepitarán en el fuego de las preguntas por la nueva jornada, sabe bien que el reposo le será ajeno. La vocación del viajero supone también una condena: nada es el pasado, o todo lo es, y la esperanza es una manera de estar presente. No obstante, un drama secreto acecha tras cada uno de sus pasos, tras cada impulso por avanzar: la desmemoria. De tal manera que cada una de sus palabras sostiene un combate feraz contra el olvido. En estas Rapsodias para la pérdida de memoria, con el tono épico propio de nuestros días, el viajero canta ese combate y su bitácora es una evidencia de su heroicidad mundana. Al comienzo se percibe apenas un susurro en el oído, la interlocución serena de quien sin resquemores dialoga consigo mismo al cobijo de la penumbra, un timbre que de a poco asciende en la estridencia hasta tornarse en el grito que, en medio del tráfago vocinglero, alguien demanda desde la otra acera; entonces el estallido es súbito, incluso irreverente, y es, de cierto modo, una advertencia de peligro. La cronología de las jornadas es, a nuestros ojos, arbitraria. Cada poema supone una fecha que se inscribe al tenor del calendario sensible del viajero. Reconocemos sin embargo que, en las anotaciones iniciales, la observación es paciente, se diría que las
primeras jornadas aún le confieren la prudencia de ánimo que se experimenta en la morada que todavía se divisa a las espaldas. Pero las preguntas asordinadas presagian pronto la aventura. Luego, sueltas las amarras, el horizonte desdibujándose en la distancia, las palabras del viajero adquieren una entonación confesional. Comprende al cabo de escucharse a sí mismo que el viaje es una forma de hallar lo que se ha perdido, que el camino es, en cualquier caso, un retorno, una voluntad de reconocimiento. Entonces, como frente a un espejo, el viajero se dice: «He preguntado tantas veces por mi casa». Entiende en ese instante que la bitácora es solo un intento de respuesta, o que el viaje, en sí mismo, es a un tiempo la pregunta y la respuesta. Ahora entiende, como en el poema de Kavafis, «qué significa Ítaca», y comprende que el encuentro con los lestrigones y demás monstruosidades también vale la pena. Por eso, las anotaciones últimas avanzan sobre un sedimento de nostalgia. Toda memoria, todo recuerdo, irremediablemente se esfuma, y extracta el vacío. La nostalgia es la sensación del miembro ausente del cuerpo, la conciencia de lo perdido que es inútil, la elección de quien escucha en el pasado la melodía que ahora resuena en su pecho y que sin embargo no sirve de nada. Esa zozobra que crece. En este libro, el viajero, asumido rapsoda, entona con la voz de un hombre común, una voz engatillada de coraje, su combate contra la amnesia que impone el tiempo, enuncia la dilución de sí mismo con sílabas que anhela perennes. O lo que es lo mismo decir, con la exigencia de quien desea dar cuenta clara de su itinerario, estas rapsodias de Alejandro Vergara cantan la heroicidad humana cuya sentencia reza: Todo hombre es un héroe que lucha contra su propio olvido. John Fitzgerald Torres Prólogo de Rapsodias para la pérdida de memoria
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Índice de autores Luis Aguilar
Jan de Jager
(Tamaulipas, México, 1969)
(Holanda-Argentina)
Poeta, traductor y profesor de artes y letras. Algunos libros: Decoración de interiores (2010), Gatos de ninguna parte (2013), Muchachos que no besan en la boca (2015), No quimio (2015), Travestiario (2015), Diario de Yony Paz (2016).
Poeta, narrador, dramaturgo y traductor. En poesía ha publicado: Trío (1997), Juego de copias (2002), Casa de cambio, vols. I, II y III (2004-2007) y Let u maar niet op de Rommel (2010, poesía en neerlandés). En 2017 aparecerá su nueva traducción íntegra de los Cantos de Ezra Pound.
Odette Alonso (Santiago de Cuba, 1964)
Neftalí Eugenia Castillo
Poetisa y narradora. Entre sus libros: Palabra del que vuelve (1996), Insomnios en la noche del espejo (1999), Escombros del alma (2011), Víspera del fuego (2011).
(República Dominicana, 1979)
Juan Carvajal Franklin Cronista. Ha publicado Pájaros de Cúcuta y De La musa mercenaria & Co. (Zaragoza, 2006), de donde se extrae el texto publicado en esta edición de Ulrika.
Alessandra Coronel (Carora, Venezuela, 1992)
Poeta y editora. Autora de: Entre tunas (2009) y En los incendios (2015). Se le incluyó en las antologías: Niños poetas de Carora (2003) y Rosa Caribe (2013).
(Lima, Perú, 1981)
Poeta y narrador. Ha publicado Tetrameron (coautor, 2003), Lumen, trilogía del espíritu (2007), Radio futura (2008), Osario de criaturas perplejas (2014) y La música del hielo (2015).
Margarito Cuéllar Poeta, narrador y periodista. Dirige la revista Armas y Letras en la Universidad Autónoma de Nuevo León. Su libro más reciente es Cantos para el único brazo de Blaise Cendrars. Otros libros: Cuaderno para celebrar (2000), Plegaria de los ciegos caminantes (2000) y Las edades felices (2014).
Miguel Ángel Chávez Poeta, periodista y promotor cultural. Algunos libros: Obra reunida poesía 1985-2009 (2011), Poemas completos de libros inconclusos (2009), Los ángeles también van de cacería (2006), Vhala blues para saxofones (1989), Este lugar sin sur (1987).
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Poeta y narrador. Algunas de sus obras: Antes del regreso (1996), Desplazados del paraíso (Premio Nacional de Poesía «Ciudad de Bogotá», 2003), Bajo tus pies la ciudad (2012), En las fronteras del miedo (2013) y Mirando al poniente (2016).
Héctor J. Freire Poeta, ensayista, docente y crítico. Ha publicado: Quipus (1981), Des-Nudos (1984), Voces en el sueño de la piedra (1991), Poética del tiempo (1997), Motivos en color de perecer (2003) y Satori, poemas sobre pinturas y películas (2010).
Gustavo Adolfo Garcés Poeta, docente y abogado. Ha publicado: Libro de poemas (1987), Breves días (1992), Pequeño reino (1998), Espacios en blanco (2000), Libreta de apuntes (2006), Breves días (antología, 2010), Hasta el fin de los números (2012) y Una palabra cada día (2015).
Víctor Gaviria (Medellín, Colombia, 1955)
(Ciudad Juárez, 1962)
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(Badajoz, España, 1959)
(Medellín, Colombia, 1957)
(San Luis Potosí, México, 1956)
Revista de Poesía
Antonio María Flórez
(Buenos Aires, Argentina, 1953)
Luis Alonso Cruz
Ulrika
Poeta, sacerdote jesuita y comunicador. Hizo parte de la antologías Ríos paralelos: 7 poetas latinoamericanos contemporáneos y El rayo que no cesa (2013). Autor del poemario Aunque se nublen tus ojos (inédito).
Director de cine, guionista, narrador y poeta. Obra poética: Con los que viajo, sueño (1978), La luna y la ducha fría (1979), El pulso del cartógrafo (1986), Lo que digo se refleja en el agua (1987), El rey de los espantos (1992), Los días del olvidadizo (1998) y La mañana del tiempo (2003).
¿Preguntas, sugerencias, reclamos?
publicaciones@poesiabogota.org
AUTORES
Giovanny Gómez
Robinson Quintero Ossa
(Bogotá, Colombia, 1979)
(Caramanta, Colombia, 1959)
Poeta y gestor cultural. Director y fundador de la revista Luna de Locos y del Festival Internacional de Poesía de Pereira. Ha publicado: Casa de humo (2006, 2012) y Lo invisible (2014).
Poeta, cantante y ensayista. Libros de poemas: De viaje (1994), Hay que cantar (1998), La poesía es un viaje (2004) y El poeta es quien más tiene que hacer al levantarse (2008). Otras obras: Libro de los enemigos (2013), 13 entrevistas a 13 poemas colombianos (2008, 2014), El país imaginado: 37 poetas responden (2012) y La máquina de cantar (2015).
Enrique Hernández D’Jesús (Mérida, Venezuela, 1947).
Poeta, fotógrafo, editor y activista cultural. Entre sus libros: Muerto de risa (poemas, 1968), Mi abuelo primaveral y sudoroso (poemas, 1974), Así sea uno de aquí (poemas, 1976), Mi sagrada familia (poemas, 1978), Recurso del huésped (poemas, 1988), La difícil claridad (poemas, 1999), Vestuario (poemas, 2006), Nuevo vestuario (poemas, 2011), entre otros.
Jorge Carlos Ruiz de la Quintana
Georgia Kaltsidou
Darío sánchez carballo
(Tesalónica, Macedonia, Grecia, 1961)
(Bogotá, Colombia, 1975)
Poeta, novelista y ensayista. Enseña desde hace tres décadas en Bogotá. Ha publicado Destellos – Λαμπυρίσματα (bilingüe, 2012) y La vida sería una bella alternativa (2014).
Poeta, arquitecto, docente. Libros publicados: 49 habitaciones (2009) y Retrovisor (2015). Fue fundador y codirector del periódico de poesía El Aguijón y actualmenre dirige la revista de poesía y arquitectura Cúpula.
Fernando Linero Montes
(La Paz, Bolivia, 1979)
Poeta, narrador, ensayista y articulista. Su poesía se halla, entre otros, en la antología Ríos paralelos. 7 poetas latinoamericanos contemporáneos (2013). Está en vísperas de publicar su ópera prima Estados naturales (2016).
(Santa Marta, Colombia, 1957)
Eugenia Sánchez Nieto
Poeta y músico. Ha publicado: Sonata del sonámbulo (1980), La risa del saxo (1985), Guijarros (1990), Aparte de amor (1993), Palabras para el hombre (1998), Lecciones de fagot (2004), Experto en tachaduras (2010), Cuaderno de insectos y otros poemas (2011) y La risa del saxo y otros poemas (2014).
(Bogotá, Colombia, 1953)
Álvaro Mata Guillé
Hernán Vargascarreño
(Costa Rica, 1965)
(Zapatoca, Colombia, 1960)
Director de teatro-danza, ensayista, dramaturgo y poeta. Dirige la revista Hoja en blanco y el sello Aire en el Agua Editores. Libros: Intemperies (junto a Norberto Salinas y Marta Royo, 2005) y Escenas de una tarde (2004/2005).
Poeta, traductor y editor. Dirige la revista Exilio. Libros: País íntimo (2007), Piedra a piedra (2010), El viaje (2012), Tempus (2014), Montuno (2016). Ha publicado traducciones de Edgar Lee Masters, Emily Dickinson y Fernando Pessoa.
Guillermo Molina Morales
Alejandro Vergara
(Zaragoza, España, 1983)
(Colombiano)
Poeta y docente. Trabaja como docente e investigador en varias universidades de Bogotá. Ha publicado: Estado de emergencia (Hiperión, 2013) y Epilírica (Hiperión, 2008).
Poeta, músico y bailarín. Su poesía aparece en Ríos Paralelos, 7 Poetas Latinoamericanos Contemporáneos (2013) y en su ópera prima Rapsodias para la pérdida de memoria (2016).
Aleyda Quevedo Rojas
María Inés Zaldívar
(Quito, Ecuador 1972)
(Santiago de Chile, 1953)
Poeta, periodista y gestora cultural. Libros: Cambio en los climas del corazón (1989), La actitud del fuego (1994), Algunas rosas verdes (1996), Espacio vacío (2001, 2009), Soy mi cuerpo (2006, 2016), Dos encendidos (2008, 2010), La otra, la misma de Dios (2011), Jardín de dagas (2014, 2016).
Poeta, ensayista y docente. Autora de los ensayos Reiterándome, o la elevación frente a la negación (1994) y La mirada erótica (1998), y de los poemarios: Artes y oficios (1996), Ojos que no ven (2001), Naranjas de medianoche (2006), Década (2009), Luna en Capricornio (2010) y Bruma (2012).
Poeta y filósofa. Ha publicado: Que venga el tiempo que nos prenda (1985), Con la venia de los heliotropos (1990), Las puertas de lo invisible (1993), Visibles ademanes (2004), Dominios cruzados (2010) y Visibles ademanes. Antología (2013).
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ultura
Área
Gestión cultural que constituye identidad tomasina
Objetivo del proyecto: Promover el compromiso articulado en la comunidad tomasina entre estudiantes, docentes, administrativos, directivos, padres de familia, egresados y comunidad en general, en procesos de formación, representación institucional, promoción de iniciativas y disfrute de eventos con un alto sentido ético, cultural, social e intelectual, orientados hacia el fortalecimiento y la construcción colectiva de la identidad universitaria. PROGRAMAS Formación artística y cultural El programa busca brindar formación complementaria al trabajo académico mediante talleres en diferentes áreas artísticas como danza, música, expresión oral, artes escénicas, audiovisuales y otros. Igualmente procura beneficiar e incentivar a los estudiantes que por sus cualidades artísticas, académicas y compromiso con la institución, acompañen la gestión cultural al interior de la misma; así como por su participación en grupos representativos. Ejes de formación y grupos representativos • Teatro: grupo de teatro, narración oral, ejercicios escénicos de apoyo al aula, técnicas para hablar en público y escritura creativa. • Música: técnica vocal, coro, ensamble blues, rock y jazz, piano, acordeón, percusión y guitarra. • Danza: folclórica colombiana, urbana, salsa, bachata, árabe, tango y ritmos del mundo. • Artes plásticas y audiovisuales: exposiciones, fotografía y talleres especiales.
GESTIÓN, DIVULGACIÓN E INSERCIÓN EN LA VIDA UNIVERSITARIA Línea de acción para generar diálogo permanente con la comunidad universitaria mediante su participación en actividades como presentaciones, conciertos, apoyo a eventos, representación de la Universidad con grupos artísticos, charlas, exposiciones y otras que puedan beneficiar la promoción del arte y la cultura como elementos de transformación social e intervención de espacios para enriquecer la noción del bienestar. Acciones de diálogo con la sociedad Presentaciones musicales y conciertos, franjas académicas (diplomados), ciclo de exposiciones, charlas y conversatorios, karaoke, encuentros y festivales, espacio de cuentería y comedia, café literario, apreciación cinematográfica, celebraciones especiales, fechas conmemorativas y días institucionales. PROYECTOS CULTURALES Componente de inclusión que se propone incentivar espacios para que los miembros de la comunidad tomasina propongan sus ideas, proyectos, eventos y actividades, a fin de crear nuevos escenarios de vida cultural universitaria. Tu proyecto como línea de acompañamiento a iniciativas • Apoyo a conciertos y acciones estudiantiles. • Apoyo a propuestas docentes, grupos de investigación e iniciativas desde unidades académicas. • Cine Club “Kinépolis” Edificio El Aquinate.
PRIMER CLAUSTRO UNIVERSITARIO DE COLOMBIA DEPARTAMENTO DE PROMOCIÓN Y BIENESTAR UNIVERSITARIO
UNA ESCUELA COMO LA SOÑASTE
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R E V I S T A D E P O E S Í A U LRI K A 55
DECANATURA CULTURAL
ULRIKA 55 REVISTA DE POESÍA
COLECCIÓN
Colección de circulación nacional e internacional gratuita, con ciento veinte poemarios publicados en más de doce años, en ediciones de diez mil ejemplares.
CONCURSOS NACIONALES UNIVERSITARIOS 2016
DIVERSIDAD E INDIVIDUALIDAD, CIFRAS HUMANAS DE LA POESÍA ACTUAL
UN LIBRO POR CENTAVOS
24
FESTIVAL INTERNACIONAL
DE POESÍA DE BOGOTÁ
DIVERSIDAD
E INDIVIDUALIDAD CIFRAS HUMANAS DE LA POESÍA ACTUAL
afiche
17 POETAS NEERLANDESES
CONVOCATORIA MARZO-ABRIL
Traducidos por Jan de Jager
cuento corto y poesía
HOMENAJE A FERNANDO LINERO Poesía y música
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CONVOCATORIA JULIO-OCTUBRE
crónica
oratoria
CONVOCATORIA OCTUBRE
www.uexternado.edu.co
0120 7669
CONVOCATORIA AGOSTO-OCTUBRE
ANTOLOGÍA DE LOS POETAS INVITADOS Jan de Jager, Luis Aguilar, Margarito Cuéllar, Héctor J. Freire, Aleyda Quevedo Rojas, Alessandra Coronel, Enrique Hernández D’Jesús, Antonio María Flórez, Álvaro Mata Guillé, María Inés Zaldívar, Luis Alonso Cruz, Jorge Carlos Ruiz De La Quintana, Neftalí Eugenia Castillo, Miguel Ángel Chávez, Víctor Gaviria, Gustavo Adolfo Garcés, Giovanny Gómez, Hernán Vargascarreño, Georgia Kaltsidou, Darío Sánchez Carballo, Guillermo Molina Morales, Eugenia Sánchez Nieto, Alejandro Vergara