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Contenido ElEDITORIALlegadopoético de Juan Manuel Roca por Rafael Del Castillo APROXIMACIONES A LA OBRA DE JUAN MANUEL ROCA Gabriel Arturo Castro Luz Helena Cordero Villamizar Luz Mary Giraldo Lauren Mendinueta Celedonio Orjuela Duarte Robinson Quintero Ossa Nelson Romero Guzmán Gonzalo Rojas Jorge Boccanera Luis García Montero Enrique Sánchez Hernani Margarito Cuéllar Edwin OfeliaAntonioMadridNazzaroPérezSepúlveda OTROS OFICIOS Vasos comunicantes Poemas de Juan Manuel Roca 2 146438171821293442 495255 24 6357 POEMAS DE JUAN MANUEL ROCA TRADUCIDOS AL ITALIANO Y AL PORTUGUÉS ÍNDICE DE AUTORES68 Zingonia Zingone Antonio Nazzaro Nuno Júdice BREVE CRONOLOGÍA 46
Para leer con Street fighting man, por Rage Against the Machine… nada, con todo y que no otorgan nada que suene de alguna manera en los bolsillos o repercuta en las iglesias). Véanse desde esta perspectiva lo que sugie ren de manera cifrada, los títulos de algunos de sus libros: Pasaporte del apátrida, Biblia de pobres, El ángel sitiado, Cantar de lejanía, Las hipótesis de nadie, Teatro de sombras con César Vallejo, Los cinco entierros de Pessoa, Lugar de apariciones, Luna de ciegos, Ciudadano de la noche o Señal de cuervos…
RAFAEL DEL CASTILLO, ULRIKA 71 EN 2022. P or definición la universalidad de un poeta se cimenta en la amplitud de su ámbito espiritual. Y en todos los tiempos existen imperativos acadé micos, económicos, cívicos y sociales que, paradójicamente, van en contra de esa amplitud. Esa acti tud espiritual debe sortear los límites de acción y de pensamiento que dichos imperativos le imponen, ya que el vuelo del pensamiento y la sensibilidad de un poeta deben visitar hasta aquellos rincones oscuros o maravillosamente luminosos entre los que se desplaza la experiencia humana, y que podrían ir desde la abyección hasta la más intensa inmersión mística. Acracia o anarquismo en aras de la asunción plena de un amor indeclinable por la condición humana, tal exigen de suyo la poesía y el arte. Desde estas perspectivas se ha venido constru yendo, a partir de su primer libro, la obra de Juan Manuel Roca. A contracorriente de las exigencias de ese bienestar que si bien nos permite ascender en todos aquellos aspectos que garantizan la felicidad ecuménica que aplaude todo conglomerado humano: el arribismo social, el éxito financiero, la estabilidad laboral, el aplauso mediático y cosmético de una vida ejemplar, no es extraño que el poeta incomode y se incomode. Se dirá que qué sentido tiene la elección de un camino tan azaroso y el mismo poeta se lo repite a sí mismo en su día a día. Y su respuesta de seguro estará soportada, repetimos, por el ejercicio indeclinable de una conciencia intranquila por la suerte y la existencia de los otros, tan cambiantes, tan distintos, a veces tan conformes, pero siempre y al fin y al cabo tan desamparados. Y así vaga por todos los caminos posibles, a sabiendas de que hasta en el pellejo del más afortunado de los hombres existen zonas donde vicios y virtudes, caídas y monstruosos insectos como los de Kafka, conviven y atormentan al ser. En este punto deja de ser un lugar común aseverar que el poeta y la poesía acompañan. Es su deber, su compromiso para con todos (aún si no prometen
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Quien quiera podría decir que, con tantas cargas y con tantos distractores frente a virtudes, me sías, gestas heroicas, prometeos o partidos, el poeta anarquista no viene a ser más que un estorbo para el anhelado y pareciera ya tan cercano consenso monolítico, lapidario e inapelable estado de cosas que venimos gestando… Mas, en contra, no es justo perder de vista el hecho incontrovertible de que en la historia del corazón humano, cuando las cosas son insostenibles y hay que arriesgar la vida por una causa justa, los anarquistas – y más los poetas – son y serán los mejores y más entregados compañeros.
Conscientes del legado de Juan Manuel Roca, numerosas voces hablan aquí de la valerosa insumisión de una poesía en la que se refrenda que, si “la incomodidad hace al poeta”, el incomodar hace a la poesía…
Rojas
JUAN MANUEL ROCA A MODO DE PRÓLOGO
Viendo que me estoy viendo, oyendo, desoyendo, me releo en la palabra de este Juan Manuel, que es de veras la palabra. Esa que dijo Hölderlin: el más peligroso de los bienes. Con ninguno me fue dada tanta proximidad, de visión y de lenguaje. Entonces qué le voy a escribir uno de esos prólogos-prolongos que sobreabundan, ¿qué le voy? Concentración y más concentración hasta llegar al tono: eso es lo que le pido, como a todos los poetas pura sangre, y eso es lo que él me da. Lo demás es fárrago y dispersión, acarreo de sílabas, desparramo. El esperma inmortal dará siempre en el blanco. Juan Manuel Roca hace diana hasta cuando respira.
Ahora hablando de las visiones del visionario, todo está hilado en urdimbre prodigiosa: las cuerdas de la erótica en trama enigmática con las temáticas, las sorpresivas, las balbuceantes, las gozosas, las críp ticas. Y es que leer a éste será un placer. Un placer, un frescor, una cruz casi animal de imaginación y de coraje. Despojos, desaliño y nada con las naderías ni las modas de la invención. Ezzsas se arrugan al menor descuido. La poesía es más que ellas y hay que tratar de merecerlas cuando a uno se la dan. Me lo vengo leyendo desde lejos, desde Memoria del agua (1973), hasta la antología bellísima Lugar de apariciones (1973-2000). Más Las hipótesis de Nadie, más esos “Poemas sin libro” preciosos y actualísimos donde resplandecen con destello: “Entre la calle Sade y la avenida Masoch”, “Los 5 entierros de Pessoa”, “Monólogo de José Asunción Silva”, que termina –este último- con un disparo muy de Juan Manuel: “la vida, esa feroz bancarrota”. Poeta mío entre los míos, lo que más celebro en él es la fiereza, esa amarra entre vida y poesía que llega a lo libérrimo, el tono, el tono, como dijo Va llejo, el epicentro de decir el Mundo. Y otra cosa: me hubiera gustado escribir muchos de sus textos. Tanta es la afinidad entre visión y lenguaje entre los dos. Por último, cada uno es su propio nadie, es espejo trizado o no que es la escritura. Todo claro: no hay nadaSomosnuevo.parte del coro de las galaxias. Llámense surrealismo, expresionismo, beat generation, no sé qué. Todo lo más dejaremos siete líneas como los griegos inmortales. A ver, tú, Juan Manuel, ¿no es suficiente? Pero escribe, hombre, escribe. No pares de escribir.Gonzalo
EL LEGADO POÉTICO DEEL LEGADO POÉTICO DE
Todavía lo tengo ante mis ojos en Medellín, ¿dónde queda Medellín? Allí nos vimos entre tanta gente, escribiendo y desescribiendo. Me ametralló a preguntas para alguna entrevista que no es alguna sino la mejor que se me ha hecho en cuanto a rigor y gracia hasta la fecha. Habré leído a tantos aprendices que no te dicen nada, que no te alumbran ni te atraen, sin oficio. No es el caso de éste, que sí sabe decir. Decir tierra, decir tiempo, decir mundo. Leo y releo estos papeles y oigo al abismo en ellos, el riesgo, ese Nadie que tanto lo estremece y tal vez lo encandila, porque si de alguien no cabe abusar desde la Odisea es de ese Nadie, desde Homero a Joyce y más acá. A caballo en su nadie ahí va y viene Juan Manuel y oigo el relincho hasta las estrellas.
Juan Manuel Roca
Diría que el oficio de este flaneur que recorre las ruinas de nuestras ciudades gastadas por la crueldad y la indiferencia, es ponerle diálogos a situaciones y seres que acarrean sacos de palabras borradas.
4 | ULRIKA 71 POR JORGE BOCCANERA C omo poeta, pero más como lector de poesía, me alegra mucho que Juan Manuel Roca reci ba este merecido reconocimiento. ¿Habrá homenajes inmerecidos? Como dijo alguno que no creía en brujas y hechiceros, “que los hay los hay”. Mejor esta frase de Luis Cardoza y Aragón: “la posteridad también se equivoca”. En este caso la distinción da en el blanco en un nombre que destaca como uno de los poetas latinoamericanos de mayor relevancia, y que ade más, echando mano a una metáfora futbolera, juega en toda la cancha, ya que como escritor se desdobla en narrador, periodista, crítico literario, maestro de talleres, charlista y antologador de textos de varia Recuerdoinvención.elprimer libro que leí suyo, País secreto, de 1987, donde pude apreciar –ya Juan Manuel había publicado siete libros, con pasos fir mes en la poesía colombiana- los rasgos que iban a funcionar como muescas reconocibles de una obra
Carta con abrazo al poeta
Alberto Rodríguez Tosca, Juan Manuel Roca y BoccaneraJorge
EL LEGADO POÉTICO
que hoy suma una treintena de títulos. Me refiero a su simbología recurrente: el viento, el sueño, el caballo, el tren, el espejo, la pintura, la música; la atmósfera de nocturnidad y una amplia galería de “nadies” –inciertos, exiliados, anómalos-, vale decir los marginados que caminan por las páginas de la mayoría de sus libros. Además de otras marcas que pude entrever en País secreto como el gesto mordaz, la contundencia de sus imágenes visuales, un diestro manejo del lenguaje que se mueve entre el coloquio y la flanja narrativa y los remates de sus textos donde el sentido se abraza con el absur do para descorrer a pleno las cortinas de lo que llamamos “realidad”.
Qué bueno que esta celebración del legado poético de Juan Manuel en el marco de las Jornadas Universitarias de Poesía, se de en medio de la re ciente apertura democrática de Colombia, tantos DE JUAN MANUEL ROCA
Espero, querido Juan Manuel, que recibas este homenaje no como un trofeo sino como un gran abrazo que te damos los muchos que apreciamos tu poesía, y tu modo de vivirla. Y que esa alegría sea, si no mayor, por lo menos semejante a la que sentiste en Argentina un cinco de setiembre –estos días se cumplen vein tinueve años- cuando llegaste a Buenos Aires por unas horas que te alcanzaron para ver en el estadio Monumental a la selección de fútbol de Colombia, derrotar nada menos que cinco a cero a la de Argentina. Recuerdo que con goleada y todo nos abrazamos como hermanos. Un brindis por todo eso y por los libros que vendrán. Portada del libro Ciudadano De La Noche, Fundación Simón y Lola Guberek, Bogotá, 1989. Juan Manuel Roca, Juan Gelman y José Ángel Leyva
ULRIKA 71 | 5 JORGE BOCCANERA años castigada por una violencia que tomaba rango de endémica al naturalizar a la muerte, la exclusión, la pobreza, la impunidad. Justamente en el poema “País secreto”, que da título al libro citado, Roca contrapone un cargamento de esperanzas, al “tren del desconsuelo”, contrapone a los lugares donde “se almacena la muerte en astilleros”, un con trabando de sueños que se desliza por terrenos de la imaginación y la libertad.
Termina su poema Juan Manuel convocando a ese “país secreto, país del nuevo viento”, escribe, que ojalá sea éste, que con algarabía asoma en esta nueva etapa de Colombia. Festejo y agradezco la obra de Juan Manuel Roca y, desde ya, su amistad, un diálogo que mantenemos hace años anudado en largas caminatas, un lejano pero entusiasta “picadito” de fútbol, mesas de billar, antros tangueros y espacios varios donde mostró sus dotes, además de poeta, de bailarín. Y por qué no decirlo, por su alma de viajero que con guiño jodedor armado con gestos casi imperceptibles, lanza llamaradas de una socarronería súbita e inimitable.
Juan Manuel Roca junto a la escultura de la Cabra, realizada por Picasso en 1950.
Son muchos los caminos que pueden conducir a las raíces humanas y literarias de la poesía. Se trata de acercarnos al lugar en el que nacen las preguntas de la vida y de conocer los recursos que tenemos para contestarlas. El reto de cada poeta consiste en encontrar su propio camino, el que más se ajuste a su voz, a la necesidad de hacerse y deshacerse, al deseo de configurar una identidad propia que dé sentido a las palabras y a las emociones. Antonio Machado, a través de Juan de Mairena, señaló uno de esos caminos: “Nunca, nada, nadie. Tres palabras terribles, sobre todo la última. (Nadie es la personificación de la nada). El hombre, sin embargo, se encara con ellas y acaba perdiéndoles el miedo… ¡Don Nadie! ¡Don José María Nadie! ¡El excelentísimo señor Don Nadie! Conviene que os habituéis – habla Mairena a sus discípulos – a pen sar en él y a imaginarlo. Como ejercicio poético no se me ocurre nada mejor”. Biografía de Nadie de Juan Manuel Roca (2016) es un libro en el que se configura su identidad poética. La voluntad de hacer una biografía nos acerca a la vida y a la realidad, dos ejes decisivos en un poeta de marcada tendencia cívica. Y el protagonismo de Don Nadie nos sitúa en una apuesta por el orden de lo improbable, la negación de los lugares comunes y la irreverencia del que quiere mirar más allá de lo otorgado por la costumbre y el poder. Lo evidente se diluye en los ojos del poeta cuando observa la realidad o cuando se observa a sí mismo. Son tantos los matices, los dobles, los desdobles, las sombras, los fantasmas y las ausencias que cualquier seguridad se diluye en la nada… Los aliados de la poesía de Juan Manuel Roca se llevan bien con la lógica de Nadie: la noche como un espacio borgiano en el que las cosas del día se diluyen y, con igual sentido, los ciegos como figuras de la nocturnidad perpetua que se ven obligados a caminar a tientas, a inventar con su luz más íntima las imágenes del mundo y a reconocer la oscuridad de su propio interior como forma de
EL LEGADO POÉTICO DE JUAN MANUEL ROCA
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La poesía de Juan Manuel (Fragmento)Roca POR LUIS GARCÍA MONTERO
Foto: RENÁN DARIO ARANGO, en Nueva York.
Llevo por la calle la luna de azogue: El cielo se refleja en el espejo Y los tejados bailan Como un cuadro de Chagall… LA RELACIÓN JUSTA ENTRE EL INDIVIDUO Y LOS OTROS DEPENDE DE UNA DINÁMICA PARECIDA AL ACUERDO ENTRE LA INTIMIDAD Y LA REALIDAD EXTERIOR QUE POSIBILITA EL EFECTO ARTÍSTICO EN LA MIRADA.
ULRIKA 71 | 7 LUIS GARCÍA MONTERO iluminación y conocimiento. También son buenos aliados los ángeles de vuelo imprevisible y los fantasmas que dejan huellas antes de poner la pisada. Unos y otros cruzan por la memoria y por los espacios que habitamos mientras regresan de cualquier capítulo de la vida o de cualquier experiencia de los libros.Lalógica de Nadie es buen cómplice, además, para perderle el respeto a los sumos sacerdotes, las estatuas de los grandes héroes oficiales – que suelen ser grandes asesinos – y los mandatos de la utilidad y del dinero. La lógica de Nadie puede incluso provocar la siempre difícil desarticulación del propio ego… En un artículo titulado “Figuras en el paisaje. Actualidad de la poesía colombiana” Juan Manuel Roca propuso llamar a su generación “poetas del inxilio”: “El inxilio sería una suerte de exilio interior, un despojo de núcleos humanos, movedizos, de familias desplazadas a las que les han usurpado sus tierras. Quienes padecen el drama del exilio interior saben que muchos de los generadores de expulsión – paramilitarismo, guerrilla, violencia estatal, delincuencia común – han sido atrapados por el negocio de la guerra, por un negocio muchas veces auspiciado por el narcotráfico y por los políticosHayvenales”.razones generacionales para una senti mentalidad marcada por el vacío, el desplazamiento y la rebeldía que sostienen el carácter de Don Nadie. Un carácter que invita a tener presente la otra orilla, el otro lado de las cosas. Rimbaud esperaba la aparición de una poética así en la esquina de la modernidad. Se trata de tomarse en serio esta declaración: Je est un Autre. Y se trata de entender la poesía como un esfuerzo de iluminación en el caos de la realidad… Esta mirada hacia la realidad hace que Nadie se identifique también con el sentido social de los explotados. “Al pobre diablo”, un poema sin libro con el que cierra su Biografía de Nadie, extiende la denuncia social que se encontraba ya de forma clara en sus primeras publicaciones, recuerda a las víctimas de la hora del terror que anunció en Señal de cuervos (1980) y convoca a una numerosa saga de amigos de Nadie en la que se agrupan los ju bilados de sí mismos, los muchachos humillados, las ovejas negras de la familia, los herejes, los que desafinan en el coro, los perseguidos y los despla zados. La miseria económica es sólo un aspecto de una explotación que, entendida de forma más amplia, afecta a los que sufren las cadenas de los himnos, las derrotas, los dogmas y la violencia. La hospitalidad de la poesía se abre, pues, a los locos del pueblo, los desobedientes y los gatos escaldados para que formen parte del pellejo de Nadie… Esta poética asume las correspondencias, los vasos comunicantes, las alianzas secretas de las cosas, la movilización del mundo abierto, las ana logías románticas, pero necesita hacerlo sin con fundir la realidad con el imperio de un yo único y cerrado. El yo es otro. El alguien es Nadie. Y en este lugar de encuentro fronterizo la mirada propia consigue mantener su libertad sin renunciar al mundo exterior gracias a la imaginación. Es importante destacar el valor de la mirada en la poética de Juan Manuel Roca. No en vano la pintura es su otra gran pasión artística. La relación justa entre el individuo y los otros depende de una dinámica parecida al acuerdo entre la intimidad y la realidad exterior que posibilita el efecto artísti co en la mirada. Los cuadros no son una naturaleza muerta, tienen vida disponible si actúa con imaginación la mirada de quien los observa para ordenar el mundo. Siempre se puede agregar más horror al horror y más belleza a la belleza. A Roca le gusta por eso Chagall:
La piedra filosofal de los libros de Roca POÉTICO DE JUAN MANUEL ROCA
EL LEGADO
UnsplashonVasconcellosdeJustenWillianFoto:
8 | ULRIKA 71 Entro nuevamente al bar de Barranco, en Lima, donde una noche de media dos de abril de 2016 ingresé con el poeta Juan Manuel Roca. Aquella vez fue la navegación triunfal de un galeón con las luces encendidas y las velas izadas que venía a romper las olas de la bohemia limeña. De ello han pasado seis años exactos, con sus noches demás, sus días de menos. Entonces íbamos por unas cervezas, o por unos vinos. Ya no lo recuerdo. Lo bebi do, así como lo vivido, a veces se olvida. Lo que siempre queda es la memoria de la poesía, imborrable tifón que limpia hasta la más terca ebriedad. En esta taberna —con su nombre premonitorio: La Noche—, han aplacado su sed patibularia la totalidad de poetas de Lima y también han echado a rodar su demencia por sobre las mesas. Miles de litros de alcohol dan fe. Aquella vez en tramos acompañados del gran Jotamario Arbeláez y del poeta español Juan Carlos Mestre. También estaba un pequeño grupo de poetas jóvenes (Diego Alonso Sánchez, José Agustín Haya de la Torre y un par más).
En La Noche poco ha cambiado. Se sigue bebiendo como si ese día se acabara el mundo y las muchachas se pasean por entre las mesas esparciendo sus fragancias en estreno. Como entonces. Al fondo, una rocola hace sonar una antigua colección de discos de acetato. Posiblemente algunas de aquellas canciones sean las mismas que oímos con Roca y los otros conjurados: sones y guaguancós cubanos, ritmos con los que el poeta se persigna y reza, aunque él, hace rato, ya alcanzó la beatitud, la de Changó, Ochún y Obatalá, porBebosupuesto.unlargo trago de pisco peruano puro y empiezo a recordar al poeta Roca, a quien conocí antes de darle la mano en agosto de 1992, durante una pausa del Festival Internacional de Poesía de BoPOR ENRIQUE SÁNCHEZ HERNANI Una crónica limeña
Álbum de la Nueva Poesía Colombiana, 1980.
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gotá, en su barrio de Teusaquillo, donde él es una especie de monumento vivo que se pasea por la calle y hace las compras de cada día. Porque la memoria se construye no solo con las circunstancias acontecidas, sino también con todo lo leído. Y a Roca ya le había pasado las páginas mucho antes. Entonces, salud, señores y señoritas. Mi noche será larga y La No che acogedora. ¿Quién tira la primera roca? Conocí a Roca y a la poesía colom biana muy joven. En esa edad todo resultaba un hallazgo y los jóvenes poetas estábamos en busca de la piedra filosofal; yo, por accidente, hallaría mi Roca filosofal. Eso ocurrió en el remoto año de 1976, cuando mi entrañable amigo, el poeta Carlos López Degregori, me mandó una antología desde Bogotá, a donde había ido a estudiar Literatura en la Universidad Javeriana. El volumen era un tomo oscuro mas no fosco, llamado ‘Diez poe tas colombianos’, selección y nota de Fernando Garavito, que lo había editado ese año. Junto a Mario Rivero, Jaime Jarami llo Escobar, María Mercedes Carranza, Raúl Henao y otros próceres de la lírica colombina, figuraba Juan Manuel Roca, a la sazón de 30 años mozos. Ese libro fue el primer cofre del tesoro colombiano. Allí, en el preámbulo, tras unas palabras algo ásperas sobre su primer li bro, Garavito advertía que su segundo libro, Luna de ciegos, con el que ganó el segundo premio del Concurso Nacional de Poesía de 1975, era “un conjunto de poemas excepcional” y “de mayor interés del que obtuvo el primer premio en ese concurso”, pues, entre otras virtudes, mostraba “una atmósfera desquiciada y delirante”. Zas, una pedrada (mejor: un rocazo) en la frente del Goliat del primer lugar, al parecer con versos de barro. Leyendo el libro de exactas 112 páginas, me di cuenta —aunque eso lo des cubriría luego— que mi historia personal de la lectura de Juan Manuel Roca iba a comenzar con un acto cuasi religioso. “Sobre esta Roca construiré mi iglesia”, me dije, y me sumé a los acólitos del Templo de la Orden de Roca. En uno de esos antiguos poemas, que sumé a mis jaculatorias personales, el poeta decía: “Hay gentes que pasan la vida / abriéndole puertas al pasado. / Reanudan el día / esgrimiendo espadas de acaso, / catafalcos de azul. / Viven de pequeños desahucios, / de tristes marejadas…”. Comenzaba mi intrusión en los predios del poeta, a tiro de piedra, es decir de Roca. Mas como uno es ninguno, según reza el dicho popular, ya por mi propia cuenta y tras las pesquisas donde seguía el rastro del sangrado de la poesía en los anaqueles de las librerías limeñas, obtu ve una segunda antología. Se trataba de Álbum de la nueva poesía colombiana (Fun darte, Venezuela, 1980), volumen trabajado por Juan Gustavo Cobo Borda. Allí cabían 37 poetas colombianos, bien apretaditos, viajando por toda América en esta nave de tinta y papel, con sus banderas líricas revolando al viento. Uno de sus tripulantes más avezados era Juan Manuel Roca.
Los editores cubanos mostraban su admiración en la contratapa del volumen por la imaginería Juan Manuel Roca en la U. de Lima Foto: SánchezpersonalArchivoEnriqueHernani.
10 | ULRIKA 71 La mayor parte de los poemas de Roca acopiados en esta deliciosa antología eran breves, pero mostraban fulguraciones como: “Estoy tan solo, amor, que mi cuarto / sólo sube, peldaño tras peldaño, / la vieja escalera que traquea”, o, hablando de Marc Chagall: “De un hilo invisible / Pende el caballo / O la mujer que corretea por el cielo. / De una sombra secreta los tejados proyectan / Cami nos de aire / Por cuyo espacio vuelan las novias de blanca cola”. Ante esta mano firme que construía tales líneas, no quedaba sino enrocar las orillas por donde se desplazaba el río de nuestro conocimiento poético. Esto solo era el inicio. En Lima, yo y otros, íbamos conociendo al poeta y encerrándonos den tro de sus versos, a Roca y lodo. Y no quedará roca sobre roca
EL LEGADO POÉTICO DE JUAN MANUEL ROCA
En 1987 viajé a Cuba con varios propósitos, entre ellos recorrer sus librerías donde se ofrecía con generosidad mucha poesía, a diferencia de las menguadas y tacañas librerías limeñas. Cuba es fas cinante. El mar de La Habana, visto desde el hotel Habana Libre, donde me hospedé, se ve como un inmenso batido de menta donde la tarde, mientras se aviene, cae como una gran crema de mango, hasta que todo se incendia y se vuelve ocre y luego se abate la noche, que en esta parte del mundo jamás es melancólica. Es que a las 8 puntuales horas de cada noche abrían las boites, esos locales donde orquestas de sabrosísimo malabar interpretaban rumbas, guarachas, guajiras y toda la sicalíptica parafernalia de la música cubana que a Roca le gusta tanto.
Mientras paseaba por La Habana vieja, por El Vedado, por el Malecón, nunca dejé de atisbar si había librerías. Y claro que las hallaba. Solo al frente de mi hotel había una en una esquina, cuyo nombre he olvidado. Desde la ventana de mi habitación vigilaba cuando abría sus puertas y bajaba corriendo para ingresar y revisar sus anaqueles. En los doce días que estuve en la capital cubana, pude comprar unos cuarenta libros de poesía. O más. Entre esos hallazgos estaba una joya poética y, hoy, también bibliográfica. Era la nutrida antología de Roca País secreto (La Habana, 1987), editada por la Casa de las Américas, que incluía poemas de los entonces ya varios libros de Roca: ‘Memoria del agua’, ‘Luna de ciegos’, ‘Los ladrones nocturnos’, ‘Señal de cuervos’, ‘Fabulario real’, ‘País secreto’, ‘Cantos del ocio’ y ‘Umbrales’, escritos entre 1972 y 1982.
poética de Roca, diciendo: “Poeta de la imaginación y del descubrimiento verbal, Juan Manuel Roca (…) posee la virtud de atraernos de inmediato a un mundo fulgurante, a una visión en que lo primordial es la imaginación, el vigor de lo in consciente, lo surreal”. Faltaban muchos años todavía para que en el 2007 recibie ra el Premio Lezama Lima de la Casa de las Américas de Cuba. Mas, por entonces, y como lo dice en uno de sus poemas antologados, Roca estaba “Por territorios de sueño / ando buscando mi voz / La palabra limpia, la flor desconocida”. Como las diosas de la poesía siempre protegen a sus animosos acólitos, les añaden en el camino su Roca imprescindible para que cada quien construya los oratorios donde poder ofrendar sus plegarias. Así pasó con este humilde escriba. En 1992, por mediación del poeta y estudioso argentino Manuel Ruano —lamentable mente desaparecido— fui invitado, junto a los poetas Luis La Hoz y Aída Alonso, al I Festival Internacional de Poesía de Bogotá. Allí acudimos con toda la expectativa del mundo, en un larguísimo viaje por tierra desde Lima hasta Bogotá (cuyo periplo lo he contado en otro número de la revista Ulrika).
Foto: personalArchivoESHernani
Una de las peregrinaciones que habíamos reservado con unción era visitar la casa del poeta Juan Manuel Roca. Para allá fuimos. Le llevamos un grupo de libros de poetas peruanos y nos integramos a una tertulia donde se allegaban vates colombianos y de otros países. Él atendía a todos con sencillez y ofrecía tacitas de tintico o copitas de guaro, el maravilloso licor de esa tierra al que me hice aficionado. La gente entraba y salía, y Roca, desde su sillón, conversaba con todos y miraba entre sorprendido y divertido. En los días que duró el festival pude encontrarme otras veces con el poeta y fui testigo de su permanente estado de gracia. Como contertulio ejercía el poeta Omar Ortiz, que antes había entrevistado en Lima a la delegación peruana y publicado la nota en el Magazín Dominical de El Es pectador que dirigía Roca. Durante los recitales, yo espiaba con discreción al poeta, al que siempre veía en trance. Hasta que de pronto se echaba una mano al bolsillo, sacaba una libretita y empezaba a escribir. Presumo que anotaba versos que se le iban ocurriendo en el transcurso de las lecturas y que luego añadiría a su obra. Es que Roca era un poeta a tiempo completo. En esa ocasión me obsequió su maravilloso y colmado libro Luna de ciegos – Poemas escogidos 1972-1990 donde ya se veía en todo su esplendor y madurez ese estilo por el cual es admirado: lleno de imágenes imprevistas, de matrimonios entre ideas aparentemente en las antípo das, de metáforas que deslumbran y de cierres que siempre te dejan el gustillo de la sorpresa. Leer a Roca es participar en una excursión donde nadie sabe a dónde se va, pero donde todos llegan extasiados. Tirar a Roca sin esconder la mano Año de 1994. La Universidad de Lima lucía muy agitada desde principios Universidad de Lima “ 1994.Hispanoamericana”conEncuentrolapoesía
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XIV JORNADAS DE POESÍA CIUDAD DE BOGOTÁ
Roca, entre otras notabilidades del gé nero. La universidad brillaba con la palabra de los convocados. A mí me tocó presentar y moderar la mesa donde es taban Aura, Gelman, Roca y el peruano Francisco Bendezú. En julio de 2013, cuando ya éramos amigos y yo había ido varias veces a Bogotá, el poeta vino a Lima para presentar un libro suyo en la Feria Internacional del Libro de Lima, que congregaba a es trellas de la literatura y también a autores de Best Sellers. Este era Galería de espejos – Una mirada a la poesía colombiana del siglo XX (Alfaguara), un estudio suyo sin el engolamiento del fraseo académico, a veces árido y relamido, pero lleno de útil información y muy bien escrito. Para esa oportunidad, Roca tuvo la enorme gentileza de sugerir mi nombre como presen tador suyo, cosa que cumplí con mucha estima, dado que para entonces yo era un asiduo lector de la poesía colombia na. Bebimos algunos cafés para coordinar ideas, donde él siempre lució el humor in quisitorial que lo caracteriza. Sus ironías son Hastacélebres.que vino la ocasión más lu cida y jolgoriosa, me parece, y que fue su asistencia al III Festival Internacional de Poesía de Lima de abril de 2016. Allí ocurrió la anécdota con la que inicié esta crónica, donde bebimos casi sin medida y con poca clemencia, pero harto bienestar. Después de los tragos que vinieron en La Noche y se fueron con sus copas vacías y vencidas, y siempre con el poeta Jotamario Arbeláez, tuvimos otras ocasiones de divagar en la noche limeña, fértil para abrir sus enigmas a quienes deseen incorporarse a su cuerpo oscuro, pero afable y asombroso. En una de aquellas salidas, y como quien entrega un paquete misterioso, el poeta Roca sacó de su morral un bello
12 | ULRIKA 71 Portada del libro Testigos de Sombras. editora Patria Grande,2014 de junio. El aire estaba levemente elec trizado; muchos alumnos apresuraban el paso diligentemente para acomodar su moderno anfiteatro. Aunque no tenía facultad de Literatura, la universidad había organizado uno de los festivales de poesía más importantes de los últimos tiempos. Bajo el nombre “Encuen tro con la Poesía Hispanoamericana – El uso de la palabra”, reunió a 93 poetas de toda América y España, y celebró reci tales, conversatorios y encuentros entre el 7 y el 10 de junio de ese año. Inauguró el evento el peruano Emilio Adol fo Westphalen, quizá el poeta peruano vivo más importante de entonces, con todo su brillo intelectual, cuando ya no podía caminar bien, pero conservaba su carácter arisco y nervioso intacto. Al evento concurrieron poetas de la talla de Jorge Enrique Adoum, Gonzalo Rojas, Juan Gelman, Alejandro Aura, Fernando Charry Lara, Raúl Zurita, Jaime Siles, José Hierro, Roberto Juarroz y, por supuesto, Juan Manuel
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libro que me dio a las manos. Era ‘Testi mone d’ombre (Testigo de sombras, 2016)’, su antología en idioma italiano que había traducido y publicado en Rimini, Italia, el poeta y editor Emilio Coco. Allí abre el libro una ‘Poética’ suya que confirma el nivel alcanzado por su poesía, transformada en nimbos y cirros que viajan como zepelines por los cielos del mundo:
“Tras escribir en el papel la palabra coyote / Hay que vigilar que ese vocablo carnicero / No se apodere de la página, / Que no logre esconderse / Detrás de la palabra jacarandá / A esperar que pase la palabra liebre y destrozarla.” Roca and roll El subtítulo viene a colación del gran amor que el poeta siente por la música popular, que es una herencia que tiene clavada en mitad del alma como un rosal de tinturas multicolores. Y también porque su poesía ha sido cosa de nacer y rodar por el mundo en forma de libros. Así es como llegó a Lima y como ha transitado ya por varias partes del planeta donde ha sido traducido y donde han ido a parar sus libros, en medio de la atención de sus lectores. Y esta crónica no ha sido otra cosa que juntar los recuerdos míos con los libros suyos, por lo menos los que tengo guardados con pulcritud y amistad. Para finalizar este recuerdo, antes de beber mi última copa en el bar La Noche donde me encuentro, solo debo mencionar dos alegrías impresas más. La primera es una antología que él ela borara en Bogotá y que yo adquirí en la librería de la Casa Silva de Poesía hace varios años: ‘Boca que busca la boca –Antología de la poesía erótica colombiana del siglo XX’ (Taller de Edición Rocca, 2006), donde muestra su íntimo cono cimiento de la poesía colombiana y de los amorosos resuellos que han causado algunos de sus versos. El otro libro es una antología binacional de poesía colombo-peruana, donde la sección colombiana está a su cargo y la peruana bajo la responsabilidad de la poeta Jaidith Soto, colom biana residente en Lima. Allí, para mi felicidad, coincidieron nuestros nombres en un mismo volumen, cada uno en la sección de su propio país. El libro se llama En tierras del cóndor – Muestra de poesía Colombia – Perú (Taller de Edi ción Rocca, 2014). Aquí, como el papel impreso excede en su permanencia al de la propia vida y sus caprichosas células, seguro que tras que este escritor sea polvo, mas polvo enamorado, como decía el poeta cubano Pablo Armando Fernández, en este volumen seguiremos unidos Roca y yo, uno al costado del otro, como en el bar aquella vez, como en la vida siempre, quizá un poco más ambarinos que antes, pero nunca asediados por la polilla ni por el olvido. Gracias Juan Manuel, me salvaste. Portada del libro Testigo de Sombras. Traducción de Emilio Coco. Rafaelli editore, Italia, 2016.
Foto: particularArchivoJuanManuelRoca.
Juan Manuel Roca, ciudadano de la noche
POR MARGARITO CUÉLLAR En la tradición poética colombiana hay autores cuya obra me ha marcado lo suficiente como para volver a ellos cada vez que pienso en la poesía en lengua española. Entre ellos: José Asunción Silva, Luis Vidales, Porfirio Barba Jacob, León de Greiff, Jorge Zalamea, Eduardo Carranza, Aurelio Arturo, Álvaro Mutis, Fernando Charry Lara, Rogelio Echava rría, Jaime Jaramillo Escobar, Mario Ri vero, y Jotamario Arbeláez, por hablar de varias generaciones que se enlazan o se apartan, y que tienen su época dorada en la historia de la poesía colombiana de los siglos XIX y XX. Ellos serían el equivalente mexicano, al menos en el tiempo, a Manuel Acuña y Ramón López Velarde; a los poetas del grupo Contemporáneos, a los integrantes de Taller, a Jaime Sabines, Rubén Bo nifaz Nuño o a Alí Chumacero, por lo menos como referente histórico. Incluso entre algunos de ellos, se dan ciertas co rrespondencias; sucede con algunos poemas de Eduardo Carranza y de Octavio Paz, quienes además nacen en el mismo año,Los1914.años setenta son, a mi entender, una época de irrupción, de novedad, de provocación en cierta forma para la poesía colombiana. Han saltado al escenario los poetas de la Generación Perdida, nacidos en los años 40 y cuya artillería la encabezan nada menos que Juan Manuel Roca, Darío Jaramilllo Agudelo, María Marcedes Carranza, Fernando Garavito, Juan Gustavo Cobo Borda. Tarea complicada para un grupo de poetas que además ni siquiera son grupo, tienen en común haber nacido en la misma década, y quizá entre ellos hay más divergencias que coincidencias, pues en cada uno de los nombres que he señalado las poéticas varían en extremo. Complicado, porque atrás de ellos estaba una generación que se fue dando a conocer
EL LEGADO POÉTICO DE JUAN MANUEL ROCA
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diciar la oportunidad de leer a un poeta cuya obra, desde los años setenta, a golpe de martillo y de picar piedra, se consolida como una de las voces más sólidas de su país. “Roca es el poeta de Colombia”, me decía Marco Antonio Campos. Y vaya que Colombia es tierra de buenos poetas, eso ya lo digo yo. Buena época la de los años 70 para la poesía colombiana. Luna de ciegos, de Juan Manuel Roca, se publica en 1975; aunque dos años antes se arrojó con Me moria del agua. Y todavía antes, Antes, en 1973, habían empezado a circular Este Lugar de la Noche de José Manuel Aran go, Combate del Carnaval y la Cuaresma de Raúl Henao; Libro del Encantado de Giovanni Quessep, salió en 1978. Como podrán comprobarlo quienes lean Ciudadano de la noche, libro que se publicó por primera vez en 1989, y La farmacia del ángel, de 1995, reunidos pul cra y dignamente por Posdata Ediciones y la Universidad Autónoma de Nuevo León (2011) en un solo volumen, Roca es un obsesivo del lenguaje, revitaliza a la
Portada del libro La Farmacia Del Ángel, editorial Norma, 1995. como la vanguardia de la poesía colom biana a través de estruendosos manifiestos distribuidos en ciudades del interior de Colombia, como Cali y Medellín, posteriormente, según las memorias de Jotamario Arbeláez, habrían tomado y conquistado Bogotá. Salvo contados casos, parte de la obra poética de Jaime Jaramillo Escobar, quien firmaba como X-504, Jotamario Arbeláez y Armando Romero, los mani fiestos estaban muy lejos de incomodar a las buenas conciencias de la época; hablo de los turbulentos años sesenta. De todas formas los nadaistas se fueron haciendo un mito, y ese mito estaba vigente, según yo, cuando irrumpe la Generación Perdida, que en realidad no resultó tan perdida, pues hoy en día vemos que al gunos de sus bastiones, María Mercedes Carranza por ejemplo, cuya obra se consolida en un patrimonio poético que se mantiene vigente. La de Darío Jaramillo es también una obra en ascendencia y que sigue dando sus mejores frutos. Caso aparte es el de Juan Manuel Roca. Y en poesía, los casos aparte sue len dividir las aguas de los ríos: adquie ren simpatías y diferencias, en el caso de Roca no podría ser la excepción. Y no porque Roca se lo proponga así, sino porque en un país que ha pasado por todo tipo de guerras, violencia extrema, ya por parte del propio Estado hacia su gente, o bien proveniente de los paramilitares, las distintas guerrillas desde las Farc al M-19 y el ELN. El Bogotazo mismo es un parteaguas que cimbra a un país, Roca me dirá si estoy equivocado, donde los poe tas son capaces de guardar para sus colegas los rencores más absurdos, los odios más enconados, las disputas más tristes, las infamias y las calumnias más encarnizadas. ¿Por qué? No acabaríamos nunca si seguimos por esta línea. Y sería desper-
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Portada del libro Temporada de Estatuas y Biblia de pobres, publicado por el poeta Carlos López, México,Praxis,Editorial2015..
El tiempo, la patria, los fantasmas de la memoria, las tinieblas, los espejos, el miedo, personajes extraviados o iluminados como Rimbaud o Vallejo mismo, son los pobladores de una poética de lo inusual, siempre sorpresiva, que no busca sorprender pero que siempre sorprende.
Ciudadano de la noche, Roca, sobreviviente del mar de los augures, lector de lluvias, sabe, lo sabía desde entonces, que en la punta de un puñal cuelga un grito, y que “ningún puñal de sombra tan hiriente/ como la larga ausencia de tu cuerpo”.Rocaes un renovador de la poesía la tinoamericana. A lo dicho anteriormente agreguemos su ironía, que suele encender la ira de los críticos, su capacidad para
ROCA imagen dotándola de frescura, capacidad de asombro y profundidad; si fuera sólo forma con eso bastaría, pero no es así. Y en las historias, nocturnas en la mitad de este libro, mas no oscuras, provee de una luminosidad pocas veces vista, “las flores braile de remoto perfume”, tal y como lo hace sentir y ver en “Biblioteca de cie gos ”. Nos hace ver la infancia, más que como una reminiscencia o un lamento, como un cuadro en movimiento, una pantalla por la que pasa un cuadro tras otro tal y como se vivía aquel momento: de manera vertiginosa. La presencia de Nadie está en ambos libros, la magia de abrir un libro y las puertas que se manifiestan al cerrarlo.
16 | ULRIKA 71 hilar una poética de los sueños, cierto desencanto a la hora de dibujar el mapa de su país y capacidad de absorción para darle fuerza al poema mediante la puesta en marcha de fantasmas como César Vallejo, José Guadalupe Posada, a nuestro Juan Rulfo, y lo digo no solo por uno de los poemas finales de La farmacia del án gel, “Oración a nuestra señora de Coma la”, sino porque la atmósfera rulfeana parece respirar en zonas importantes de su obra literaria, quizá no sólo en su poesía.
Paralelo a sus temas a los que siempre regresa con nuevos bríos, una realidad que apabulla, un país en llamas perma nentes. Ciudadano de la noche y La farmacia del ángel no es el primer libro de Roca en México, su poesía tiene en este país un número considerable de seguidores, yo entre ellos, que desde 1999, año en que tuve contacto con su poesía, le sigo los pasos. Gocé enormemente, Biblia de pobres, libro con el que ganó el premio Casa América hace algunos años, se lo dije y lo reafirmo aquí, sin otro afán que el de reconocer en él al hermano mayor, al poeta, al amigo. Roca es de los poetas que dejan huella, no solo por la precisión de su palabra y por su riqueza metafórica, sino por la conciencia misma con que asume el ejer cicio poético. Monterrey, NL, Agosto 2022
MARGARITO CUÉLLAR
EL LEGADO POÉTICO DE JUAN MANUEL
Recuerdo una de esas veces que, estando en una mesa de lectura, en la que se esperaba la presencia del poeta Jorge Enrique Adoum, y los organizadores se mostraban un poco angustiados porque aún no lle gaba, Juan Manuel me dijo al oído: Ya llega, escucha sus pasos suenan: ¡adoum, doum, adoum, doum! Juan Manuel Roca con Antonio Cisneros.
El trayecto hasta Riobamba fue rebosante de humor y referencias literarias, Juan Manuel disparaba chistes cargados de inteligencia o hacía malabares de palabras que sorprendían por su erudición y la chispeante realidad que reflejaban. Ese humor lo invadía todo y nos mantuvo unidos durante los 5 días del encuentro.
ULRIKA 71 | 17 XIV JORNADAS DE POESÍA CIUDAD DE BOGOTÁ
Después, Roca se convirtió en nuestro poeta, cada uno de nosotros nos quedamos con sus libros y empezamos a leerlo de manera organizada y sis temática porque desde entonces, Juan Manuel fue nuestro amigo y ha llegado en innumerables veces a Quito y al Ecuador por la poesía.
POR EDWIN MADRID
E ran los años 80, del siglo pasado, cuando junto con dos amigos fuimos a recibir al poeta Juan Manuel Roca en el aeropuerto de Quito. Ninguno de nosotros había tenido noticias de este poeta, por lo que, rápidamente, nos pusimos a hacer pes quisas y así leímos, por primera vez, varios de sus poemas. El poeta Alfonso Chávez Jara, quien fue presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo del Chimborazo, solía organizar un encuentro de poesía al que invitaba a uno o dos representantes de la lírica Hispanoamericana. Juan Manuel fue el poeta internacional de ese año. A los tres que fuimos a recibirlo por encargo del ami go presidente de la Casa de la Cultura, nos fascinó leer sus poemas antes de conocerlo. Uno de nosotros también había hallado una fotografía del poe ta en una revista, (no existía internet) y con esa fotografía en la mano lo esperábamos en el arribo internacional del aeropuerto de Quito; cuando sa lió no nos quedó duda, porque estaba como en la foto, con un afro flojo y su bigote negro. Nos acer camos y le dijimos que éramos los encargados de llevarlo hasta el Encuentro de Riobamba, una ciudad de la Sierra norte del Ecuador. Juan Manuel, sin sorprenderse dijo que así lo habían informado y enfilamos marcha a la fría Riobamba, famosa porque se dice que allí Simón Bolívar escribió, Mi delirio sobre el Chimborazo, un poema de corte ro mántico sobre las luchas del libertador.
Arribo del poeta
18 | ULRIKA 71 Conozco a Juan Manuel, y me alegra ser su amigo y su lector, creo que tengo la mayoría de sus libros autografiados y he tenido la dicha de tenerlo en mi casa y tomarnos un vino. Es de esos grandes poetas hispanoamericanos que uno siente placer de leerlo y conocerlo, las dos cosas son la misma persona. Una poesía llena de imágenes que siempre nos trae noticias del mundo, una ironía y un absurdo que corre con gran imaginación por sus libros y enriquecen al lector por la construcción con un lenguaje limpio, trabajado hasta alcanzar la levedad de una visión zen de lo que nombra.
EL LEGADO POÉTICO DE JUAN MANUEL ROCA EDWIN MADRID y decir frente a todos que mi poesía era buena. Lo único que nos unía era el amor por Dino Campana y la poesía que, aunque pueda parecer poco, en realidad es Casimuchísimo.convergüenza lo busqué un día después por la Feria para entregarle mi traducción de La Noche de Campana y desde ese momento entre nosotros se ha creado una conexión que, aunque ya yo no viva en Colombia, mantenemos y renovamos. Por eso me encuentro aquí, ahora, para escribir sobre su poesía. Un día por Messenger me escribió: “Quiero que seas tú quien traduzca unos poemas míos para la revista Ulrika, porque tú vas a ser mi traductor.” Y pues aquí estoy, escribiendo ese texto y las traducciones de sus poemas. Mientras escribo intento volver a las varias veces que nos sentamos a tomar un café pasando el tiempo
Juan Manuel es uno de los poetas más leídos y queridos por mi generación en Ecuador, lo em pezamos a leer cuando no había internet, y todo fluía de mano en mano en todo tipo de impresos y fotocopias. Libros como: Luna de Ciegos (1994), Pavana con el diablo (1990), La farmacia del ángel (1995) o Biblia de pobres (1915), Biografía de Nadie (2016), no solo dan cuenta de una permanencia casi militante con la poesía, con una obra donde los géneros se bifurcan, para siempre regresar a la poesía y mostrarnos a un poeta de una obra enorme, importante e individual en el ámbito Hispano americano. Yo me alegro por estas XIV Jornadas de Poesía de Bogotá en homenaje a su obra y a su figura que, sin duda alguna, se trata de uno de los mayores poetas vivos contemporáneos de América Latina y del español.
Quito, 31 de julio del 2022 Café de versos con Juan Manuel Roca
JUAN MANUEL ES UNO DE LOS POETAS MÁS LEÍDOS Y QUERIDOS POR MI GENERACIÓN EN ECUADOR, LO EMPEZAMOS A LEER CUANDO NO HABÍA INTERNET, Y TODO FLUÍA DE MANO EN MANO EN TODO TIPO DE IMPRESOS
POR ANTONIO NAZZARO A Juan Manuel Roca lo conocí una noche en una librería donde leía unos versos de su último poemario. Fue un encuentro rápido, de po cas palabras, algo de su forma de moverse, acompañada por un pelo que parecía nunca peinado y escondido bajo un sombrero que nunca le vi quitarse y una sonrisa dulce y al mismo tiempo irónica que me fascinó. Hacía poco que vivía en Colombia y no sabía que estaba hablando con uno de los poetas más importantes del país. Aun así, compré su libro. Me sorprendió descubrir que el prólogo de mi libro de poemas publicado en Colombia fuese escri to por él y aún más, verlo presenciar la presenta ción del libro citado en la Feria del Libro de Bogotá ES DE ESOS GRANDES POETAS HISPANOAMERICANOS QUE UNO SIENTE PLACER DE LEERLO Y CONOCERLO, LAS DOS COSAS SON LA MISMA PERSONA.
Juan Manuel Roca está desde siempre en un cruce entre la filosofía, el empeño político --no de los partidos--, es un anárquico natural más que por elección, la ironía, su forma de expresar el escepticismo o mejor dicho las dudas, y la voz poética que nunca utiliza un lenguaje directo sino la imagen poética.
hablando de poesía, política, fotografía y todo lo que nos pasaba por la cabeza, mejor dicho, a mí por la cabeza, a él bajo el inmancable sombrero. Y recordando esos momentos en que ya voy pidiéndole perdón por lo que sigue. De verdad tengo la sensación de no estar a la altura de la tarea y me escondo detrás de la taza del americano que estamos tomando en Teusaquillo. No es nada fácil escribir sobre el trabajo de Juan Manuel Roca, es como escribir sobre la historia con temporánea de Colombia. Su primer poemario es de 1973 y ya en 1976 con Luna de ciegos gana el Premio Nacional de Poesía de la Universidad de Antioquia. Personaje único en la literatura colombiana, viene clasificado como perteneciente a la “Generación del desarraigo” pero quien lo conoce bien sabe que Juan no pertenece a ningún grupo, es una voz poética única y se podría decir solitaria en su forma de escri bir, aunque haya influenciado a las generaciones de escritores desde los años sesenta hasta hoy en Colombia.
Viéndolo desde Italia podemos notar en la poesía del colombiano en los comienzos, un lenguaje cerca no al hermetismo que luego se transforma hacia una mayor claridad y una reflexión filosófica. La referencia literaria y el conocimiento del padre del hermetis mo italiano, Ungaretti, se encuentra en unos de los poemas de Ciudadano de la noche, en Arenga a uno que no fue a la guerra, cuando dice: No he escrito como Ungaretti cartas de amor/en las trincheras.
JUAN MANUEL ROCA ESTÁ DESDE SIEMPRE EN UN CRUCE ENTRE LA FILOSOFÍA, EL EMPEÑO POLÍTICO --NO DE LOS PARTIDOS--, ES UN ANÁRQUICO NATURAL MÁS QUE POR ELECCIÓN, LA IRONÍA, SU FORMA DE EXPRESAR EL ESCEPTICISMO O MEJOR DICHO LAS DUDAS, Y LA VOZ POÉTICA QUE NUNCA UTILIZA UN LENGUAJE DIRECTO SINO LA IMAGEN POÉTICA. Es difícil imaginar un intelectual italiano que se pueda acercar a la figura de Juan, quizás una parte de su visión de Colombia se puede ver en unos textos de Pasolini cuando afirma: “Italia es un país circular, gatopardesco, donde todo cambia para quedarse como está. En el que todo fluye para no pasar realmente”. Aunque no hay nada que pueda acercar su escribir poesía con la del escritor italiano, más fácil es verlos juntos en su labor de periodismo y en la prosa poéti ca/civil. En común tienen algo que es más existencial, es decir, los viajes y los múltiples desplazamientos que impusieron a su infancia un sello de inestabilidad, de dudas, que se refleja en la poesía de ambos. Espero haber dicho algo que le gusta mientras ordeno otro café y le recuerdo que en el texto: “Mis contrafobias” él afirma: adoro el cine italiano que me hace pensar que no todo fue estupidez en el “sép timo arte” y que si existió la banali dad de jadoelnadaCinecitta.tambiénHollywoodexistióNodiceyseacomodasombreroempu-porelviento.
Pero si las primeras vanguardias propusieron un universo hermético, Roca, bajo la influencia de su tío, Luis Vidales, quizás el primer poeta surrealista colombiano, utiliza imágenes originales de plena es tampa surrealista en que lo cotidiano y la ensoña ción confluyen en cuadros líricos.
Ordena otro café como se escribe un verso y dice sigue. Su mirada parece preguntar a dónde quiere ir a parar.Hay un libro donde Juan se aleja de su tradicio nal lenguaje poético y es País Secreto, donde el tema
Una de las frases que marca su visión de su país y que creo que no ha cambiado en el tiempo dice más o menos: Colombia es el país de Sísifo: todos los días subimos la piedra a la cima y la vemos rodar, no hay continuidad en las cosas, todos los días volvemos a reempezar, sobre todo en la forma de enfrentar la violencia y en la cultura. Cuando se habla de Colombia su mirada cambia, se hace por un lado seria y por el otro desilusionada pero nunca vencida. Mueve los dedos sobre la mesa y se voltea hacia el horizonte andino.
Me mira con su mirada irónica mientras el bigote esconde quizás una cierta sonrisa y se levanta el cuello para abrigarse de la cotidiana brisa fría que baja desde los Andes.
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EL
poder entender la luz. Adentro el frío es más tenue. Sé que sonríe bajo el bigote mientras le digo de su acercamiento anárquico poético con Campana. La filosofía y el juego son parte de su poética o mejor dicho de su oficio de escritor, pienso en una prosa que he traducido hace unos días: El extraño caso del cuerpo, donde con sutileza e ironía enfrenta el tema del cuerpo como algo que nos detiene y aunque no nos guste, sobre todo con el avanzar de los años dice: “Una noche me lo encuentro a boca de jarro al doblar una esquina y me resulta imperioso saludarlo como a un viejo conocido. Debo aceptar que me siga a todas partes”.
Sé que es un forzamiento esta lectura, pero cómo no ver en las noches de ambos ese anhélito de libertad, donde su voz siempre desafía el ordinario vivir de los hombres. Son ciudadanos de la noche para ROCA, SE CONCEDE LA POSIBILIDAD DE LLEGAR AUN PÚBLICO MAYORITARIO, QUIERO DECIR, EN EL SENTIDO EN QUE EL POETA LOGRA COMUNICARSE GRACIAS AL HECHO DE QUE SU LENGUAJE RECUPERA SUS FUNCIONES MÁS ELEMENTALES DE CALIFICAR LA REALIDAD.
Su ironía siempre está atada a algo surreal y al mismo tiempo nos devuelve el sentido más real de la vida. Creo que es esta la esencia de Juan, el estar siempre en vilo entre la más cruel realidad y su acep tación no resignada sino como estímulo para crear nuevos mundos.
Ya es tarde, Juan se cala el sombrero y yo voy recogiendo unos apuntes que nunca tendrán un orden, nos abrazamos al despedirnos.
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Acabo de escribir, me doy cuenta de que lo que llena las hojas no tiene nada que ver con los poemas que voy a traducir, pero al mover la cortina noto que afuera están los Alpes y no los Andes, sonrío y pongo un punto final. Perdóname, Juan. central es la violencia gubernamental y civil en Co lombia y para poderla contar se imagina en un viaje desde donde puede ver a su país con más agudeza y pasa a adoptar un modo y contenidos líricos más históricos. Logra construir en País secreto un paradigma estético mayoritario de modos líricos fluctuantes que van de imágenes realistas a las metáforas de corte surrealista y expresionista, características del estilo de su poesía previa. Es como si en este libro el poeta se transformara en un amanuense de su entorno y de su pueblo. Roca, se concede la posibilidad de llegar a un público mayoritario, quiero decir, en el sentido en que el poeta logra comunicarse gracias al hecho de que su lenguaje recupera sus funciones más ele mentales de calificar la realidad.
ANTONIO NAZZARO
Sé que estoy tocando un tema álgido para Juan y con la mirada entre dolor y rabia me dice: Me duele regresar a País Secreto y ver que seguimos viviendo entre lunas de ayer, muertos y despojos. También el aire se ha hecho más frío y decidimos dejar la mesa en el patio y entrar al local. A Juan le gusta mucho Dino Campana y tie nen algo en común, aunque esta comunión no sea directa, hay imágenes del poeta colombiano que se acercan al imaginario del poeta de Marradi o quizás sea solo yo, que amando a los dos poetas intento reunirlos en las palabras: En la noche de caoba crecen los juncos. / En ella escucho la letanía de los ciegos / dice en el poema “La noche de caoba” del poemario Ciudadano de la noche y el italiano, casi para seguirlo dice en La Noche de los Cantos Órficos: “Pero las hojas de la acacia árbol querido por la noche se doblaban sin ruido como una sombra verde”.
PasoliniPaoloPier LEGADO POÉTICO DE JUAN MANUEL ROCA
Llegué a su poesía después de concluir mis estudios en Letras Españolas y de inmediato lo sentí coe táneo y contemporáneo; humano y refrescante; vital y reflexivo. A miles de kilómetros, Roca cantaba lo que en el adentro y en el afuera ocurría, acá en mi paisaje, una ciudad en el norte de México. Cercano a mí como cualquiera de mis amigos que entrába mos a la adultez en fin de siglo y, paradójicamente, cercano a quienes yo consideraba clásicos. “¿Cuán tos hombres habitan a este hombre?, me preguntaba entonces, y me sigo preguntando ahora, a propósito de Cartas a Ninguem (Seix Barral, 2020). Nadie, en portugués (Ninguem) es un personaje que, según declara el mismo Roca, lo visita desde su primer libro publicado en 1973, Memoria del agua: A este personaje que como Ulises tiene mucho de elusivo y fingidor, se le deben muchas sombras y preguntas. La literatura y la poesía han hecho un centenar de pesquisas por el escurridizo Nadie, desde Homero hasta Rulfo. Me gusta su talante por que sin decirlo me recuerda que somos un conato de Nadies, un paréntesis entre la nada de antes de nacer y la de una irremediable desaparición. Como quien dice, resulta un vade retro a la soberbia. (Roca,Nadie2020).entonces es el que fue, el que nunca será o el que dejó de haber sido. Nadie puede ser
ULRIKA 71 | 21 OFELIA PÉREZ-SEPÚLVEDA Las imposibles flores de fuego o un país llamado Juan Manuel Roca
Leerlo es revisitar una y tantas veces la infancia en La Floresta, hasta quedar, también nosotros —sus lectores— pasmados frente a una portería y amanecer justo en la tormenta, valientes polizones, en búsque da de la ballena blanca de Melville, el campo de bata lla de Rimbaud, los volcanes de Lowry, o las victorias y derrotas de un tal Lope de Aguirre. Pero aún es más, esta breve relatoría, no alcanza a circundarlo.
Juan CarlosNepomucenoPérezRulfo.
E n el territorio de la palabra, la poesía de Juan Manuel Roca es una presencia orgánica. Lo mismo exorciza la violencia de un país que anda los caminos de Comala, dispuesto a conversar con los muertos, en un franco homenaje a Juan Rulfo.
POR OFELIA PÉREZ-SEPÚLVEDA
EL LEGADO POÉTICO DE JUAN MANUEL ROCA
22 | ULRIKA 71 el conglomerado de los N.N, de los desaparecidos o de esos seres creados por la literatura que sin conocerlos nos acompañan y con quienes dialogamos a cada tanto como viejos conocidos. (Roca,Ficticios,ídem.)históricos, literarios y, supongo, personales, todos los Nadie se dan cita en este libro que tiene la fuerza del lobo, pero también la delicadeza de la paloma.¿Existe un destino?, es una de las preguntas que me asaltan mientras leo el poema “Los entierros”: Yo enterré un árbol en el patio de la infancia y la infancia me enterró la espada de madera… Una noche roja enterré una herida en el bosque , era una herida mal cosida como una mu ñeca compradaVudúenel mercado del olvido.
Portada del libro El Anarco Y La Lira, Editorial El Rey Desnudo, 2015. No me engaño, el olvido que cele bra Roca es visceral como los desaparecidos que brotan como flores en nues tros países, a la orilla de carreteras, de plazas, de escuelas, canales y moteles. Pero, de nueva cuenta, paradójicamen te, el olvido, este olvido que deconstruye el nacido en Medellín, es la balsa que nos transporta al otro lado del río. Se trata de un Caronte posmoderno, del “anarco dependiente” —como el propio Roca se autonombró en Diario de un anarco-dependiente en cuarentena— que rememora, traza y levanta los cimientos de un país que es libre y celebratorio, un ayuntamiento feliz de ánimas que vienen de todas partes y nos reivindican en nuestras incertidumbres. “Sí soy”, me digo. “Sí somos”, pensándome que no estoy sola.
En “La calle del error”, el Yo con fieso, al que yo también —como otros tantos lectores de Roca— me adhiero, es un mea culpa, sí, pero es también un bello legado de humanidad. Yo también, como otros tantos, soy ese Nadie que prefirió “cruzar por la vereda del error…” Yo también: “Allí encontré, nervioso aún, al que quiso esconder en un poema a un hombre a punto de ser fusilado, al que siempre ignora qué res ponder cuando preguntan “quién anda por Enahí”.Roca y, para el caso, en este li bro, la Tríada conformada por lo espiritual, lo literario y lo experiencial se significan en una correspondencia per fecta. “Como es arriba es abajo, como
Al mismo tiempo, el olvido, que no es lo mismo que el abismo que siempre insiste, es un silencio destruido por esas aventuras poéticas donde —ahora sí— el abismo siempre, irremediablemente, es una posibilidad y en su conquista sobresale aún más la altura.
Y sí, ciertamente, pertenecemos a este país, a la palabra que nos revela, “conato de Nadies, un paréntesis entre la nada de antes de nacer y la de una irremediable desaparición.”
Porque nosotros también —como esa otra tri bu a la cual hace referencia en el Prólogo—, al llamado de su poesía, tras atravesar zonas desiertas y penurias, nos reunimos en círculo y sobre las im posibles flores de fuego de su escritura, extendemos los brazos, para calentarnos.
Además, el humor negro que es el mayor de los hu mores para mi gusto, lo que hace es disolver la idea de estatua rígida que tenemos de los héroes y de los grandes prohombres de la historia.
es afuera es adentro”, sentencia el Kybalión. Diría, si se me permite la licencia, que el colombiano que soñó con dedicarse a la pelota y fue tumbado del caballo cuando pusieron en sus manos un libro de Vallejo, es en su poética, la representación del Hombre del Vitruvio, ya que a la manera del estu dio de las proporciones ideales del cuerpo humano que hiciera Leonardo Da Vinci en el siglo XV, la equivalencia entre los universos que convoca des de 1973 el también periodista, narrador y ensayista permite que fluyan de manera libre los diversos asuntos de nuestro tiempo. Por la misma puerta entra la realidad social del país, lo mismo que los sueños imposibles de los personajes de los cuentos, novelas, pasajes de la historia, poemas y metáforas occidentales en atmósferas que no te sueltan. Sin dejar de lado las revisitaciones sobre la Historia, como en “Paisaje de los héroes abolidos”: Convertidos en raídos transeúntes de la historia, entre cascos rotos y radiadores oxidados, quedan restos de figuras de metal esculpidas en países esfumados sin remedio. Los héroes abolidos que batallaron en las guerras del olvido llegan en carromatos a un paisaje sombrío. Hablaban de la patria como de sí mismos, ahora van destinados al salón de la infamia. Los historiadores los mencionan entre dientes como quien habla de la guillotina en casa de Robes pierre. Cuántas lecciones no caben en estos últimos versos, que no son dardos dirigidos a los Otros, sino precisas punta de lanza dirigidas a la siempre pertinaz soberbia, esa que se combate con humor y de la que Nadie puede abstenerse. El autor de Luna de Ciegos y Ciudadano de la noche ya lo detalló en una de sus entrevistas: Si no es por el humor, que es una válvula de escape que va al unísono con una preocupación ontológica por el ser y de todo lo filosófico, estaríamos perdidos. Sin el humor, adiós Cervantes, adiós Quevedo, adiós a los patafísicos franceses, adiós a Nietzsche.
Imposible precisar dónde empieza el ciudada no, dónde el periodista, el ensayista, el lector o el niño…, la metamorfosis es natural y con la misma vara que mide a los Otros, se mide a sí mismo, quien quiera que sea, en el justo momento del verso, porque este, se supone, es un libro de poesía, pero también es una alforja de cartas, un libro de aventuras, una recapitulación, una interpretación y liberación del canon, un diálogo privado que da fe, poco a poco, de por qué los lectores encontramos en Juan Manuel Roca un país que no terminamos de conocer y celebrar.
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POEMAS DE JUAN MANUEL ROCA
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Otros oficios DE LA MÚSICA LA MARQUESINA APAGADA (Un 4 de octubre de 1970) La risita de bruja de Janis Joplin resuena en un hotel de mierda bajo una luna adictiva y un largo comercio de abismos. Nacer en un pueblo tejano ajeno al blues y a las voces salvajes podría haberla señalado como estrella en un coro de cuáqueros. Un pueblo así no imprime siquiera un pase de cortesía en la leyenda. Todo muy correcto, como la muerte vestida de vendedora de seguros, como las damas del ejército de salvación sirviendo en tazones de peltre un ponche de olvidos.
Ahora se apaga su risita de bruja, su voz descarriada que encontró en el blues la fuga del viento, la partitura del relámpago. La muerte, más activista que su banda, la busca en la tierra prometida, una tierra que cambia de sitio al momento cuando ella apenas llega. Una provisión de espejismos marca sus brazos con agujas que no tejen su regreso. Es como si la embaucadora que se finge una heroína dijera entre dientes: apaguen luces, quiebren la noche.
La hermandad, las vecindades de las artes siempre me han atraído. He escrito poemas sobre música o sobre músicos, sobre cine, películas y/o cineastas, sobre pintores, escultores o esculturas. Esta es una breve muestra de poemas sobre estas artes- J.M.R.
COMUNICANTESVASOS
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POEMA CON BLUES (Oyendo a Robert Leroy Jones) elRecuerdoprimer
blues que oí en la radio. Mi padre me pidió que apagara ese quinteto de gatos maullando. Una subióarmónicalasescalas de la casa y salió por el balcón a recorrer los techos del vecindario. Jam Session dijo el locutor que se llamaba esa manera de hacer una música más pensante que pensada. 50 años después entro en un taller de mecánica de Alabama. Un grupo de hombres negros toca un blues para banjo y chatarra. Es un momento sacro como entrar a una iglesia y ser feligrés de uno mismo. El blues me descubre que guardo en mí restos de una catacumba de algún dios malherido. Como un jam session, así quisiera mis poemas.
decantoresdelossolíadondetornamesaengiraUnadelalmeundecruzaThorntonBigCuandoMamaelumbralestacasa,trenazulconduceDeltaMississippi.lunanegraelvetustomiabuelaescucharmelismaslosniñosViena.
La casa se llena de plumas de gavilán o de ángel y una rosa florece en la lainauguranydeLosyderazonesmeinvadeCuandoThornton.señoraBienvenidachimenea.encendidaacasa,ustedlaestanciatraevagasotrassombrasotroslugares.acordessuarmónicalosdesuvoznoche.
BIENVENIDA A CASA
POEMAS DE JUAN MANUEL ROCA
26 | ULRIKA 71 OYENDO A ARMSTRONGLOUIS
DE LA PINTURA
En un biombo de lino me pinté a mí mismo al momento de dibujar un caballo. Una noche después espanté con el pincel al caballo, pues no soportaba sus relinchos. Pronto borraré mi crepuscular figura del óleo, -emperador de mi cuerpoy sabrán que es de la misma materia la ausencia de un hombre o de un caballo.
¿A cuántos perteneció? ¿Todos sus dueños son fantasmas? ¿A cuántos de nosotros habrá de sobrevivir? Tócalo, antes que cante el gallo, una y más veces.
Oímos una voz ronca y latigada y unsentimospaisaje de otros días anidando en el cuarto: los cantantes de blues viajan en trenes que tiznan la pradera. En algún furgón va un racimo de voces. Esas voces que vieron linchamientos en el Sur y emboscadas en el delta nos asaltan en la penumbra del bar, en la alta noche. Que tantas cosas habiten una voz: trenes, humo. una canción que barre el viento y una mujer que espera a nadie en los andenes, es un milagro. Que su voz evoque una escenografía de años turbulentos con guaridas de tahúres y rufianes, el sonoro funeral de un trompetista, una esquina de Harlem tocada de luna o el abanicanygiraEnesbailandondecallejónlosmuchachosalsondelostranvías,unactodefe.unrecododelcuartolalunanegradeldiscooscurasalaslosrincones.
Veo en la casa de empeños un clarinete, plateado y mudo. Cualquiera puede imaginar que en un clarinete, como en los labios de una niña, habita un enjambre de canciones. Otra cosa es su historia. O fue el talismán de un turulato músico de muelle que le extraía un trozo de noche, o el señuelo para pescar muchachas solas en los parques, o la manera más ruidosa de pasar el sombrero a la salida del teatro.
TESTAMENTO DEL PINTOR CHINO Cuando el sobrio Emperador me conminó a borrar del cuadro una cascada, -el chapoteo incesante espantaba su sueñocomo buen cortesano obedecí y esfumé su torrente. Sin ocultéembargo,traseldibujo de un cerezo una rana que croa y que el anciano Emperador confunde con su agitado corazón.
POEMAS DE JUAN MANUEL ROCA
EL CLARINETE
ULRIKA 71 | 27 EL MATRIMONIO DE CHAGALL
Para Samuel Vásquez Cuando el rabino los fue a unir para siempre, la novia ascendió como un copo de nieve por el aire de la sinagoga. Detrás iban Chagall, un asno rojo y un violinista portando un reloj de arena. La boda no se realizó o se realizó en la copa de un árbol, pero lo cierto es que a partir de ahí se hizo inestable la vida de los esposos Chagall: la tetera pitaba y se encaramaba en un armario. El samovar volaba por todos los rincones de /casala destilando gotas de luz, la cama matrimonial era un bajel al aire y no era raro ver al pintor trepado en un horcón con un pincel en los labios. Todas las cosas volaban: bastaba que con desgano o con fijeza las mirara Chagall.
El mundo cabe en las cuencas de una calavera. La que portaba Hamlet como lámpara votiva quizá sea una testa de segunda, comprada en el ser o no ser del cementerio. ¡Y pensar que somos –dicen las calaveras–nada más que un futuro ya cumplido! Es tiempo, despojados de cuerpo, de sonar sus guitarrones, sus trompetas resurrectas. Ahora que habito un reino de ceniza recuerdo que trabajé a un ritmo más endemoniado que la muerte. Hijo de panadero, amasé la greda en cada grabado y fue como gritar: ¡vivan los muertos, gavilla de Lázaros regresados de sus tumbas! Siempre supe que la muerte estaba más viva que nosotros, que podía ataviarse de Quijote y lancear hombres secos. Vi los esqueletos de los novios posando en el retrato. Vi la calavera de un soldado de Zapata regresando de la tumba a pelear por la tierra. Mi estancia, morgue de peones y funcionarios, de mujeres de bien y federales. Ahora que el día de muertos es todos los días evoco al hombre del sombrerón que bebía tequila y parecía cantar, al borracho en la cantina frente al cementerio gritándoles a los muertos: aquí hay danzones, estamos mejor que en sus lechos. Vi a la muerte en un baile tras los jarros de pulque, a la muerte nupcial envuelta en un zarape. Vi un ejército de esqueletos, galería de ausentes, tertulia de sombras. Siempre estuve grabando mi retrato.
POEMAS DE JUAN MANUEL ROCA MONÓLOGO DE JOSÉ GUADALUPE POSADA Para Felipe Agudelo Tenorio
fugitivoqueElaacudeporelimaginaresNonecesariomotivoelquenadiesurescate.tiempo,esungalgodesusombra,
POEMAS DE JUAN MANUEL ROCA
DE LAS ESTATUAS UNA ESTATUA AMENAZANTE
no lo alcanza.
Algunos desdichados se detienen bajo la /estatua y esperan que los dedos del santo pasen, de una vez por todas, la última hoja.
Se hunde en las arenas secas del museo. No hay quien lo salve de su herida y vacía eternidad.
EL PERRO DE GOYA Un perro sin heráldica, un simple perro casi engullido por la arena. Su mirada, su orfandad, le bastaron al losquededeparapintorhablarlostiemposguerrasontodostiempos.
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En la catedral de Segovia la estatua de San Frutos Se yergue amenazante. El santo sostiene un libro que lee sin descanso: no da muestras de avanzar en su lectura. La leyenda dice que cuando se decida a pasar la última página el mundo acabará, cesará la cuerda para moros y cristianos. Para disgusto de algunos impacientes el escultor fundió el libro en bronce, a prueba de tifones y de otoños.
El tiempo detenido en la página parece una alegoría de lo eterno.
San Frutos no da el brazo a torcer aunque el invierno cubra su mano con el guante blanco de la nieve. Segovia, donde viven los restos de San Juan de la Cruz, septiembre 29. 2008
XIV JORNADAS DE POESÍA CIUDAD DE BOGOTÁ
EL MURMULLO INCESANTE DE LA POESÍA C antar de lejanía, la Antología personal de Juan Manuel Roca, prologada por Gonzalo Rojas, con una selección de poemas de libros escritos entre 1975 y 2005, nos da la oportunidad de dete nernos en la obra poética de Roca, comprobar su evolución artística y el por qué su nombre y su oficio han crecido en importancia en el panorama hispanoamericano de las letras.
ULRIKA 71 | 29 Triptico sobre Juan Manuel Roca: una voz que habita la memoria
Muy cierto, la poesía de Juan Manuel Roca procura comunicar el origen, el asomo a la “más antigua piel” en los predios del “país de los lotófagos”, reino de la amnesia. Palabra que seduce, recomienzo, travesía colmada de porvenir, palabra auténtica, habita da y habitable, resistente a la disolución corrosiva de nuestra época. Poesía: acción que se apodera del hecho poético y se incrusta para siempre en la memoria. Es el tránsito mismo al fondo de la palabra, un movimiento que trasciende el tiempo, así su búsqueda mítica, histórica y onírica sea una obse sión misteriosa.
Leer la poesía de Roca constituye un verdadero acontecimiento, desde el legendario volumen Luna de ciegos , hasta Las hipótesis de Nadie , pasando por Los ladrones nocturnos, Señal de cuervos, País secreto, Ciudadano de la noche, Tríptico de Comala, Pavana con el diablo, Monólogos, La farmacia del GABRIEL ARTURO CASTRO ángel, Teatro de sombras con César Vallejo, y un violín para Chagall. Me refiero a ese acontecer que experimenta el espíritu y la sensibilidad del lector, cuando siente la imaginación contagiosa que dio origen a la obra, tarea, construcción, faena, donde el autor ha podido desarrollar plenamente su vocación creadora.
el mapa de Comala / Trazado por Rulfo con un tizón sobre el agua!”.
Poesía envolvente e incisiva, de exa cerbado tono, acentuada, llena de con trastes, de imágenes intrigantes, de pulsión anímica. Obra provocadora que le permite moverse en los límites de la vida y la muerte, el amor y la guerra, la sinrazón y el delirio. Poesía que impugna; no en vano la ironía es uno de sus recursos preferidos, dado que la imagen se construye con visión crítica y humor desacra lizador, un vaivén que va de la figura a la alegoría punzante, de la sensibilidad lírica a la dramática, un viaje de ida y vuelta donde la memoria y la ficción son conjugadas en la unidad de una puesta en escena.Así,la poesía de Roca diseña atmósferas y un teatro que es la metáfora de realidades escondidas o ignoradas, el lado oscuro de lo humano, del hombre uni versal que habla de la posibilidad de un exilio o la lucidez de un destierro.
Porque la poesía de Roca ha sido figura, urdimbre, hallazgo diario, juego arriesgado, apuesta contra lo previsible, una voz viva que busca rupturas deleita e irrita, exhorta, castiga, sorprende, excita, busca el choque y la conmoción de los sentidos.
30 | ULRIKA 71 El tiempo y la poesía, “la mujer que lava el agua, tan detenida como el reloj de los muertos”; “Un ábaco con cuentas de granizo/ Bajo el sol de los trópicos”; o la noche que pone “en los faroles/ Una danza de sombras y membranas”. Onirismo, imágenes de la memoria, paradojas visuales, ambigüedad mordaz, tono oculto y secreto por la perspectiva profunda, largas sombras, galerías, huecos, extraños seres, el absurdo, humor cáustico, desilusión, angustia, amor, derrota, espanto, “belleza convulsiva”, la vigilia por debajo del sueño, “un rumor de trenes por la luna de Otrabanda”, en términos del título de uno de sus poemas. Se trata de un mundo introspectivo de libres asociaciones que tiene como materia primordial los estados de ilusión y desvelo, lo creíble y lo increíble, lo lógico y lo ilógico, lo fantástico y lo familiar. La misión de esta poesía genuina es sobrecoger al lector con sus revelaciones, llevarlo a las esencias, brindar atención a la intensidad del afecto y a través de su enorme inventiva, manifestar fervor, apasionamiento, profundidad y temple.
Tal vehemencia es posible por el efecto de las formas poéticas sobre el espíritu. Todo ante los ojos del poeta es extraño y enigmático, detrás de la apariencia visible de las cosas subyace lo misterioso, lo espectral, la honda reali dad y la realidad abismal: “¡Y si la muerte fuera un cartero / re partiendo / su negra tarjeta de visita en cada casa!/ ¡Y si fuéramos el eco de un fantasma / Cuyo rostro se borrara como el dibujo / de un Niño bajo la lluvia! / ¡Y si habitáramos Portada del libro Cantar de Lejanía, Fondo de España,EconomicaCulturade2005.
EL LEGADO POÉTICO DE JUAN MANUEL ROCA
La poesía es otra forma que dispone de la muerte para darle un sentido, como Juan Manuel Roca y Juan Gelman
Desde el origen, el comienzo, la lejanía, viene el “murmullo incesante de la poesía”, su canto. La palabra vence e inaugura una inquietante proximidad: “En el principio fue la ruina, / Unos extraños, portadores de andamios y plomadas / Empezaron a roerla para volverla casa. / Es como si le pusieran muletas al aire. / Para qué ventanas, si al tumbarlas / Siguen firmes a su vocación de aire / Y tallamos escaleras con peldaños de vacío. / Es prudente cons truir la ruina antes que la casa. / Poner la pátina antes de izar la chimenea, / Hacer que el patio libere al horizonte”. Canción solar y ensalmo La poética de Juan Manuel Roca, tras la múltiple variedad de sus temas, se ha revelado como la construcción de un derro tero mítico: el drama y el pensamiento del hombre enfrentado al misterio o quizás también de cara a la muerte, “el fruto que todos llevamos dentro, en torno al cual todo gira”, de acuerdo con Rilke. Aquí la palabra es el otro comienzo, se escribe un testamento para detener la muerte en su eterno movimiento. Después de la caída, la palabra sigue erguida e indicando caminos, lo perdido se recupera y se revela. El poeta viste el vacío a través de la poe sía, apetito de vida, pulsión, inmersión, verticalidad, intensidad, acto verdadero, virtud del hombre que resucita y se manifiesta por medio de la experiencia, necesidad implacable de hacer emerger la palabra del escondrijo del mundo.
Juan Manuel Roca, un poeta que interroga y se interroga, siempre iniciando búsquedas, renovándose, detentando una voluntad de cambio, pero continuamente significando, posibilitando senti dos, siendo actual y distinto.
ULRIKA 71 | 31 GABRIEL ARTURO CASTRO
El testamento es lo que queda en pie después de la muerte, aquél que en ausen cia modela la palabra con su voz y aproxima los espacios del acá y del allá, una di mensión y medida potencial donde surge de nuevo la palabra, su cuerpo imperecedero de piedra levantada, el ondear la voz del otro, el discurso íntimo que imagina a los fantasmas y los interroga a través del diálogo, del monólogo, suma de conver saciones donde intervienen testigos, testimonios de una vida evocada con toda su vibración interior y la fuerza propia del secreto, la inteligencia y la creación que recupera el sentido humano del vagabun deo, de la errancia por el tiempo de aquellos que hoy ya son máscaras de ausentes, hitos de la magia y el drama, de las grandes y pequeñas palabras. Palabra que sondea el interior del otro espíritu, “una palabra clara como la palabra lámpara”, “un puñado de versos, monedas irreales que circulan mejor en otro mundo”, “las máscaras de las hadas del sake que ocultan su refinamiento y su dolor”.
Movimientos interiorizados por me dio de lo borroso, de lo espectral e inacabado, el reflejo distorsionado del espejo, el azar, lo inesperado, la inteligencia de una épica de las formas y al unísono una fresca espontaneidad en su decir.
Roca corrobora el devenir del poema como un excelente acto espiritual que desafía al tiempo, y se torna otro arte del tiempo, desde su ruina, su ruptura, su evocación y magia atrayente. Su legión de fantasmas, su geografía, su suerte de vampiros, los saqueadores de un país, las estrechas celdas, las cosas humildes y complejas a la vez, habitan por igual al poema y su centro poderoso, al decir, por ejemplo: “Agua o arena entre los dedos / oigo cruzar el tiempo / Fantasma que galopa en yegua blanca”.
32 | ULRIKA 71 el mismo autor lo pregunta: “¿Y si la poesía no fuera más que el ardid que retrasa la muerte?”.
La palabra vence pero deja detrás de sí una hue lla, un rastro, un impulso que sigue obrando en silencio perturbador, el lugar del nómada o del judío errante, la evocación del recuerdo de Nadie, del in somne, de Casandra muerta o Eurídice sorda; lotófagos, mujeres cronógrafas, políticos, ebrios, sonámbu los, habitantes todos del museo de los imposibles, el tiempo lento que cose el hilo de los días, Sherezada y su palabra angustiada, “un museo surreal entre ruinas de antiguos esplendores”, “un salón circular diseñado por un alumno de Dante donde los poetas leen sus versos eternamente”. Es la palabra discordante y la forma distorsionada que sobrecoge al lector con sus revelaciones, el viaje a mundos profundos, a la poesía viva y el porvenir: “La ausencia era el nombre de Dios”; “Hay flautas rotas para llamar a Eurídice, que padece de sordera”; “Seremos tachados por la tinta negra del Dador”. Intensidad y energía, seducción y hechizo, fábula de lo imposible, canción solar y ensalmo, esta poe sía viva es una laboriosa y activa fuerza de fe y saber, humor y espontaneidad, azar y milagro, persistencia afectiva, paradojas e imágenes de la memoria, inven ción y signo de embate. El paraíso recuperado La obra poética de Juan Manuel Roca confirma la existencia de la poesía a través de la imagen, la revelación y el asombro, tres instancias que se convierten en seres vivos, sustanciales, así su génesis provenga del sueño, la extraña sombra y las visiones de un mundo sobrenatural, donde es posible hallar la voz del cora zón, la autoridad del saber interior, la fuerza creadora e inspiradora de quien traduce la existencia de un mundo invisible y lo hace aparecer sobre el espacio de nuestra gravitación: una madreselva que habita la memoria, rumorosos trenes estacionados en la inconsciencia, “los furgones del correo” ( “látigos negros que parten la noche en dos tajos de silencio”), mientras “La luna, la misma luna, brillaba la coraza de los trenes”.
La imagen se hace visible, surge tras el hecho poético a la manera de un instante especial y advertido que se convierte en esa aparición (visión), en relámpago creado que deja relucir la percepción particular a partir de un todo que tenemos a la vista y al que nos dirigimos. La memoria y la expec tativa enlazan la aparición con las experiencias y los sueños más antiguos de la humanidad, y con los tanteos de las búsquedas más recientes. Allí es posible hallar a personajes tan disímiles como sor Francisca Josefa de Castillo, quien sólo temía “vivir en un vacío de Dios”; un anciano ladrón de capas llamado Gaspar de la Noche; Tiresias, el legendario adivino que hablaba la lengua de los pájaros; o George Trakl, visitando con demasiada frecuencia La Farmacia del Ángel, porque ya se había habituado alElcloroformo.poema,através de la memoria, se dirige a ordenar los objetos del mundo. La poesía de Roca es memoria que cuaja, que se vuelve visible en aquel lugar, trozo no limitado, espacio ocupado por la imagen y finalmente por el arte, considerado como un intento de traducir el fantasma en realidad, singular cruce de tiempos, vuelta a la infancia, transformación del pasado y del presente, destrucción del exilio. Se intuye en Juan Manuel Roca, en su búsqueda en la memoria, un trazado de verdades es pirituales: revela lo que estaba oculto, desafía a las sombras, a la máscara del tiempo y a la profunda raíz que se empieza a conocer. La palabra se hace expresión, el rostro pasado se interioriza, toma vida, tras la rememoración del tiempo. Pero la memoria de Roca siempre solicita su mundo es pontáneo: las imágenes aparecen tras la escogencia y el aprecio, luego se alternan gracias al azar, al enigma, al júbilo, y producirán, en el lector que MANUEL ROCA
EL LEGADO POÉTICO DE JUAN
Dentro de la concepción de la escritura de Roca hay un Eros que la arrastra, un impulso in saciable, avidez profunda que transita en medio o detrás de voces que adquieren la distancia trans formadora de un ceremonial. Nosotros comulgan do ante la imagen y el tiempo metafórico, frente a las líneas sensibles que apoyan y fecundan su poe sía, rasgos sensitivos que nos detienen y despiertan a otro sueño, sensaciones y memorias traídas a la escritura con toda su frescura original, casi táctil a la manera interior, como su breve Pintura en Fuga, otro encantado epigrama: “En el patio de la casa, / Dibujado con tiza, / El rostro de la niñez /. Empieza a llover”. La palabra de Roca, más que una aventura verbal, es nutrimento esencial, nueva mirada que entraña recientes lugares, nombrados territorios. Allí las palabras mueren para resucitar con la memoria y volver a encarnar para darle otra vez sustancia al universo, viaje y retorno de la poesía ante un “paraíso recuperado”, donde encontramos el saludo de aquella memoria, la aparición de los sueños, espectros y épocas, al lado de una con ciencia visionaria, de imaginación y apetencias de otros estados del mundo.
La mirada a la obra significa un desafío y un llamado que ahonda en las tensiones y resistencias de la comunicación inefable.
París, RenéplazaChar Foto: Ramón Chao
vislumbra, el asombro y la fascinación de quien se anima a la andanza maravillosa, al riesgo del espanto o de la admiración. O en palabras de Roca: “La memoria, engaña ojos, / Realiza un petimento, borra y agrega / Piezas a su Museo Imaginario, / Funda un collage de sombras”. Poesía que punza al lector, lo subyuga cuando la imagen es ya una explosión, un grito, un fogonazo que sirve de hecho generador, imaginería poética que sustenta diversas raíces, comienzos o antiguos inicios, considerados como influencias: -/ El estado de ilusión o la magia sugestiva a la manera de Baudelaire, donde “la imagen estalla con el esplendor repentino de la flor de áloe”; -/ La exaltación de la mirada de Rilke; -/La imagen tajante y sugestiva del expresionismo alemán, acompañada de su latigazo irónico y la hondura de pensamiento; -/ La misteriosa virtualidad del lenguaje de Vallejo, su alta tensión emotiva, su sentir íntimo, a menudo combinado con un acen to coloquial y familiar; -/ La proposición de un mundo onírico, herencia surrealista, en el que se configuran imágenes arquetípicas; -/Y el influjo de las imágenes metafóricas de bastante valor expresivo, legado de Silva, Aurelio Arturo y Charry Lara. Imaginería de una obra que se ha erigido como un arte de significación perdurable, de plena madurez, de fuerza y sobriedad al unísono. No en vano, encontramos en Roca la palabra como punto de partida, la capacidad del creador para descubrir caminos ocultos, la fascinación que crea fantasmas y el deseo permanente que convier te la vida en Vehemencialiteratura.yánimo del arte de la poesía, que en manos de Juan Manuel Roca y logrado en el paciente y cotidiano valor, consigue alcanzar aquella “mágica esfera” otorgada a la palabra, la palabra como acontecimiento fundacional, la pa labra como centinela y aliento de la obra. Allí un rumor misterioso del mundo y del trasmundo que llama desde afuera de la realidad y la ensancha tras una nueva visión que penetra en lo invisible de lo cotidiano, estableciendo una distancia en cantada que atraviesa todo poema.
ULRIKA 71 | 33 GABRIEL ARTURO CASTRO
Quisiera sacar a bailar a «la reina de la noche», pero solo puede deambular en medio de la niebla, con ese rostro que uno imagina prófugo de un deli rio. De repente descubre que tras él va corriendo su doble, entra a su casa, se alimenta de su comida, sigue todos sus movimientos, le usurpa su lugar en la cama, le adivina el pensamiento. «Algo de inquietud, de humildad y de espanto traslucían todos sus gestos; de suerte que, si es lícita la comparación, aseme jaba en aquel instante un hombre que, careciendo de ropa, se ha vestido la aje na». ¿Qué hacer para estar en paz con su doble? Permitir que le robe su nom-
34 | ULRIKA 71 Juan Manuel Roca, una conversación inagotable
LUZ HELENA CORDERO VILLAMIZAR
EL LEGADO POÉTICO DE JUAN MANUEL ROCA
U n hombre vaga como un alma en pena por los canales del viejo Petersburgo. Empleado modesto, apoca do, solitario espectador de su fracaso.
ULRIKA 71 | 35 LUZ HELENA CORDERO VILLAMIZAR
LA SOMBRA DE NADIE ACASO SE OCULTE EN LA DE ALGUIEN.
bre, que lo sustituya en la oficina, que se gane las palmaditas del jefe, que lo borre del mapa, que ignore sus cartas. Dostoievsky apellida Goliadkin a ese pobre diablo. Lo dejaremos recorriendo la Avenida Nevsky una mañana de 1846 en esa bella y agraviada ciudad. Los siameses, los dobles, ese otro que nos habita, el que sueña mien tras el otro duerme, el que nos sigue a todas partes y nos mira del otro lado del espejo. Esta dualidad presente en tantos cuentos y novelas, las de Edgar Allan Poe, Robert Louis Stevenson, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, entre otros, también ronda la poética de Juan Manuel Roca y en su voz adquiere un sello muy particular. Es necesario manifestarlo de una vez: a Roca hay alguien que lo sigue a todas partes. Roca sos pecha que quien lo espía es su cuerpo. Mi cuerpo, como en una novela negra, me persigue. Donde voy, va conmigo… Una noche me lo encuentro a boca de jarro al doblar una esquina y me resulta imperioso saludarlo como a un viejo conocido. Debo aceptar que me siga a todas partes. Su cuerpo es leal a su estatura y a sus años, carga con sus afanes y sus huesos, se encarga de llevarlo y de traerlo. Ese otro que lo gobierna, que lo habita, puede ser Nadie.
Ese Alguien llamado Juan Manuel Roca no es solo el hombre afable, de aguda sensibilidad, que siempre está ju gando con las palabras y que sabe ser áspero con quienes le disgustan. No es solo el dueño de su palabra mordaz, de la crítica permanente, ni de la belleza que nombra lo amargo y lo terrible. También son los otros que lo habitan y la presencia de su doble: Soy dos. El que quiere partir y el que se queda. A uno de los dos lo vemos cami nando por su barrio. Porque hace un tiempo largo y memorioso que pertenece a esas calles bogotanas que atra viesan Teusaquillo, entre La Soledad y El Recuerdo. Ese lugar que en sus orígenes fue construido con nostálgi co aire inglés, con sus antejardines, casas enormes de ladrillo rojo a la vista, marcos blancos, techos en punta con tejas de barro, chimeneas sin humo, mansardas con fantasmas cau tivos. Pero el barrio también tiene su doble: envejecido, desteñido, sus casas perdieron familias y degeneraron en sedes de partidos políticos, oficinas de seguros, sedes bancarias y aquellas empresas que administran el miedo. Vemos fachadas amputadas, jardines cementados, proliferación de rejas, la estética del adefesio. Por sus calles rotas deambulan el poeta y su doble como peces en el agua, En la librería El yFranciscoOlgaRocío,espantapárrafos:Jeimy,Bula,ZumaquéJuanManuelRoca
EL LEGADO POÉTICO DE JUAN MANUEL
—Pienso en amigos. Para mí la única religión que existe es la amistad y un solo dogma que se llama fidelidad. Encontrar me con un amigo fiel, un amigo de la infancia. Se llamaba Álvaro García. Nací en Medellín —nadie es perfecto—, y vivía en un barrio llamado La Floresta. Era lo que aquí llaman potreros, unas mangas llenas de pomares y nuestra profesión era robar pomas. Con él también jugamos fútbol, empezamos las primeras lecturas, solíamos caminar las calles, íbamos a los bares, a los sitios prohibidos, a un barrio extraordinario llamado Guayaquil, que era como un muelle sin mar. Me encan taría volver a ver a ese gran amigo, pero no con un carácter nostálgico. Yo odio la nostalgia. Eso de que todo tiempo pasado fue mejor, no es cierto. Todos los tiem pos pasados han sido horribles. Además, encontrarse uno un muerto y decirle qué cuenta de nuevo… Se ha dicho que los amigos son la única patria. Y Roca mora en ese terriPortada del libro El Gallo Canta Tres Veces, DomingoEditorialAtrasado
36 | ULRIKA 71 en conversación con vivos y muertos, en medio de árboles y cosechas de colibríes, al lado de perros que sacan a pasear a sus dueños, junto al solitario deportista que envejeció persiguiendo su éxito y ahora apenas puede con sus piernas. Es este el territorio de Roca y de su Nadie cuando andan y desandan el Parkway, como Goliadkin y su do ble por la Nevsky. Pueden ir rumbo a la Universidad Nacional, al encuentro de amigos, o quizá se dirigen a su más reciente guarida: el Espantapárrafos. Lo que pueda suceder allí es asunto de la imaginación.Mepregunto si el doble frecuenta los mismos amigos del poeta, o quizá tiene otros que guarda con celo. Si tiene sus preferencias o sus formas de impedir que Roca los cautive. Quizá los intrusos pasean por los aposentos como Juan por su casa. Tal vez algu nos nunca han pasado de la antesala, o apenas atisban por las ventanas y Nadie les dice que el poeta duerme o se encuentra de asueto. El teléfono repica y nunca sabré quién deja de responder mi llamada y cuál me saluda con tanto cariño. ¿A quién estoy leyendo ahora y con cuál inicio esta conversación?
. ROCA
—Juan Manuel, un libro tuyo se titu la El gallo canta tres veces. Se me antoja seguir esta ruta, pues es un nombre cargado de significados. Según la cábala judía, esa expresión alude a la llegada del ángel de la muerte. En el Zohar (en idioma hebreo, Esplendor) se habla de Rigor, un gallo ne gro que canta tres veces y que solo es audible para el agonizante, a quien también le es dado ver y escuchar a sus muertos queridos. Al primer canto se inicia la separación entre alma y cuerpo. Pregunto: escuchado este primer canto ¿a quiénes quisieras encontrarte?
Foto: ManuelparticularArchivoJuanRoca.
torio. Casi siempre tiene a su lado los camaradas de vida, cómplices de mil y un proyectos, esos que lo acompa ñan hace ya varias décadas. Su rostro se ilumina cuando los ve llegar. Además, están los otros, los que llegan de ultramar, «el amigo muerto que vive / abriendo una ruidosa botella de vino / y que tintinea un vaso de cristal / en el mesón de la cocina», el que suelta palabras húmedas, abandonadas hace años, y tantos otros que penetran a cada rato su silencio. Lo invaden también esas legiones de poetas de todos los tiempos y lenguas. Los siempre vivos y que son su imprescindible compañía. Es momento de reiniciar el ritual, de continuar la tertulia inacabable, de saborear el primer —¿Ytrago.cuál poeta quisieras ver al escu char ese primer canto?
—…Finalmente, me gustaría encontrar una mujer: María Luisa Mejía. Una periodista muy brillante a quien amé mucho. Iba a hacer un reportaje en el Chocó sobre unas tortugas que se estaban suicidando. Salían y se despeñaban. Y la que se despeñó fue ella en una avioneta… Me gustaría que me contara un poco ese episodio de las tortugas. «Una noche, una noche toda lle na… de murmullos» vi por primera vez a Juan Manuel Roca. Fue a mediados de 1988 cuando Álvaro Marín y yo nos inscribimos en un taller de la Casa de Poesía Silva. Eran los tiempos en que las paredes y rincones de la antigua casona
—De los muchos que he conocido, me gustaría encontrarme con Antonio Cisne ros, el poeta peruano. Porque su vitalidad está a prueba de muerte. Yo creo que uno se encuentra con él y de inmediato hace un chiste. Lo que seguiría es un trago y otro y otro. Tenía esa incansable capacidad de querer a la gente. También quisiera ver a otro poeta que quise mu cho: Gonzalo Rojas. Un viejo disruptivo, valiente, transgresor. Nunca fue boca de partido, no perteneció a nada, era muy libertario. Para mí es el más grande poeta de Chile. Y encontrarme con un tío que fue poeta: Luis Vidales. El único defecto que tenía es que era estalinista. No hay tristeza en su mirada cuando trae historias de ausentes. Habla de ellos como si acabara de despedirlos en la esquina. Su recuerdo es vívido y juguetón. «Dicen que están muertos. / Irremediable y porfiadamente muertos. / Sin embargo / Me tropiezo entre los transeúntes / con el más sedentario de ellos… Otro me llama por teléfono / Y se queda suspendido en el silencio…»
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del primer taller crecieron los murmullos y casi hubo «músi ca de alas». Al entrar a la biblioteca vi al poeta Roca de perfil, oficiando, sentado ante uno de los laterales de la mesa. Desde entonces, todos los viernes de seis a ocho durante seis meses, ese lugar fue mi albergue. Allí conocí a quienes serían mis amigos por varios
años: Luis Fernando Baquero, Jaime Muñoz, Víctor López, Julio Betancourth, Ricardo Sánchez… No olvido los autores convocados en esa primera sesión: Federico García Lorca, Nazim Hikmet, Henri Michaux, Yannis Rit sos, Jacques Prevert… Menos Federico, todos desconocidos para mí. Así inició una etapa de intensa y productiva lec tura, de crítica a veces implacable. La bohemia movía pasiones y fortalecía vínculos que perduran hasta hoy. Ex periencia y aprendizajes que ninguna academia puede ofrecer. «Tomad un círculo, acariciadlo, ¡se volverá vicio so!» decía Ionesco. Y deliciosamente vicioso se volvió aquel círculo de poe tas enEsteciernes.episodio del pasado me resulta tan mío y al mismo tiempo tan ajeno, que es como si otra lo hubiera vivido. La otra que fui. Quizá aquella colegiala ávida de mundo que un día de 1978 en contró los poemas de un tal Juan Manuel Roca en un suplemento dominical, y que luego siguió buscando su nombre entre folletines y revistas, al sentir que esa palabra poética le ayudaba a desci frar algo turbio que se respiraba en el ambiente. Seguía el rastro de un nom bre antes de tener un rostro. Tal vez esa poesía le daba alas a aquella muchacha para enfrentar el país al que recién des pertaba, cargado de noticias insoportables, torturas, desapariciones, terror, el alimento diario nacional. ¿Era otro país o es el mismo que estrena cada día sus viejos tormentos y «surcos de dolores»?
—Entre voces y murmullos, conti nuemos con la cábala. Cuando el gallo canta por segunda vez, el protagonista es conducido por el ángel de la muerte ante el tribunal celestial, donde debe pasar por una columna de tres colores que sube hasta la puerta de la Justicia. LEGADO POÉTICO DE JUAN MANUEL ROCA
La bella Casa era un amable refugio y una o dos veces por semana se satura ban sus salones con un público ansioso de escuchar versos a las finas hojas, a las buenas yerbas, a las gotas amargas; cualquier verso para el hambre de los visitantes. No faltaban los canelazos y con frecuencia los recitales continuaban en corrillos en cualquier cuchitril
cercano.Lanoche
(...) NO REIVINDICA EL ANARQUISMO DE FALSOS PRACTICANTES, O DE CONSIGNAS VACÍAS. ASUME UNA POSICIÓN INSUMISA, EN ARMONÍA CON SU QUEHACER IMAGINATIVO Y CREADOR, DE SUYO LIBERTARIO. IMPOSIBLE SITUARLO EN CONTUBERNIO CON PARTIDOS O INCONDICIONAL CON EL PODER POLÍTICO.
38 | ULRIKA 71 susurraban, sus corredores y salones eran tomados por poetas consagrados y novicios, María Mercedes Carranza me recibió en ese despacho oscuro, bajo la tenue luz de una lámpara, —esa «emisaria del día en plena noche»—en medio de ese mobiliario antiguo, de anaqueles llenos de libros viejos y con esa atmós fera de otra época en la que imagina ba a José Asunción encogido de frío y melancolía. El ambiente era propicio para el embrujo poético. Después de preguntar por las razones para querer unirme a esa cofradía, María Mercedes, mirándome por encima de sus anteojos como solía, con su mesura y ese aire de maestra y matrona, palabras más, sonrisas menos, me dio la bienvenida.
EL
ULRIKA 71 | 39 LUZ HELENA CORDERO VILLAMIZAR
Por fortuna, no ha de ser la puerta del relato de Kafka y su insuperable guardián. Esta imagen me remite a algo más terreno y es el combate entre la memoria y el olvido. La literatura y todo arte luchan contra el olvido y aspiran a trascender. Juan Manuel, enfrentado al tribunal de la memoria colectiva ¿cómo quisieras ser recordado? —Hay una frase de Quevedo que habla del Narciso como alguien ahogado en el agua de su propia imaginación. Y siempre nos imaginamos mejores de lo que somos. Quisiera ser recordado como la persona que intentó traducirse a sí mismo para traducir a los demás. No escri bo poesía por una ambición ególatra, ni por autorreferenciarme. Quisiera verme como parte de una colectividad. Como alguien que intentó explorar algo de sí mismo para entender a los otros. Todo lo demás son bagatelas. No ser recordado como un sabio, ni como un prohombre. Ser recordado por dos o tres huellas y más nada.. De pocas personas puede decirse, como de Juan Manuel, que envejecen solo de apariencia. Por sus ojos se aso ma el mismo gesto de ingenio y picardía, ese aire amistoso y de constante observación que lo acompaña. Bajo su sombrero anidan imágenes, se confabulan palabras y conmociones, revolo tean gracejos, se cuecen los poemas y se asoman sus canas. El tiempo no doblega su espíritu impetuoso, ni resquebraja su obra.Noreivindica el anarquismo de falsos practicantes, o de consignas vacías. Asume una posición insumisa, en armonía con su quehacer imaginativo y creador, de suyo libertario. Imposible situarlo en contubernio con partidos o incondicional con el poder político. De voto y camarada de Nadie, «francotirador de la noche», dice ser ciudadano de un país que va sobre una bicicleta estáti ca, o que pedalea hacia atrás. Su alianza es con el indócil, no con quien maneja los hilos del poder o su urdimbre. Está con quien traba el mecanismo o enreda los hilos. Es evidente su desprecio por los lamedores de suelas, por señores y señoras de pacotilla que —así lo dice— no tienen amigos sino escalones para ascender. Es notoria su antipatía por las cortes de aplausos y genuflexiones, su re pudio a monumentos y estatuas encumbradas, su oposición al gregarismo, venga de donde viniere. No transige frente a los escritores que callan, los que se «arrebañan», «ceden al canto de sirenas del facilismo propuesto por el mercado editorial», los que «se pliegan al mejor postor —que casi siempre es el mayor impostor— o hacen de la meta del éxito su único destino». El poeta también desdibuja las fronteras entre las artes para liberarlas de los yugos académicos. Así, hace deliciosos paseos por poetas del pincel y pintores de la palabra, revela su placer por la «cromofagia», por esos cielos que estallan de amarillos y rojos, por rostros que desde el lienzo escrutan el paso del tiempo y son más vívidos que los pobres mortales que los vemos. Nos lleva ante Madame Ginoux, presa desde 1888 en una pintura de Gauguin, sentada ante una mesa, de espaldas a un billar y a fantasmas que conversan animadamente, mientras ella nos mira desde el cuadro con un aire de recelo e ironía. Es el poeta quien le da voz para que vaya describiendo la escena, contando la historia, mientras ve pasar a los mirones y a los engreídos visitantes de un museo parisino.
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—Juan Manuel, uno puede sentir a lo largo de tu obra la textura del lienzo, el aroma del óleo y la acuarela. Cito la Fábula de Picasso: «Se dice / Que por las noches / El cielo / Dormía entre sus frascos». A Vincent Van Gogh también lo apasionaba la relación de lo poético con lo pictórico. En una de las cartas le dice a Theo: «Me parece siem pre que la poesía es más terrible que la pintura, aunque la pintura sea más su cia y lo llene a uno de mugre». ¿Qué le respondes a Van Gogh?
En realidad, no lo es tanto, pues Roca suele pintar y sorprendernos con sus autorretratos y caricaturas en viñetas. En ellas se presenta en las más variadas y jocosas situaciones que acompaña de greguerías o de cortos poemas. Es otro juego, otra forma de desdoblamiento. Y es que el humor forma parte indisoluble de su irreverencia. Es también un arma contundente contra la solemnidad de la muerte.¿Yqué será de Nadie o de su doble? Continuará vagando, tal vez será el ángel que envejece en el papel. Como el retrato de Dorian en el desván, cargará con los años del poeta. Se ha hecho mundano mi ángel, me dobla en edad y es un tanto sibilino… Me conmueve saber que envejece su luz.
—Lo bueno de responderle a Van Gogh es hacerlo por la oreja que le faltaba, para que no tenga que soportar las nade rías que se le ocurren a uno. Van Gogh es un pintor poeta o un poeta pintor. Me emociona una frase de él en las cartas a Theo que es: «por las tinieblas hacia la luz». Esto es lo que hace la poesía, ilu minar. Lo mismo en la pintura en la que todo tiene movilidad. Lo que se podría agregar a Van Gogh es que la poesía que él más leyó fue la de los simbolistas y la pintura que él hacía es una pintura terrible. Solo un ejemplo es su «Ronda de los presos». Yo creo que esa frase es un homenaje que le hace a la poesía por que fue gran lector de poesía y Theo, su hermano, también lo fue. Y Gauguin era un poeta extraordinario, no solamente en la pintura sino en sus poemas. Los dos son pintores poetas. Basta ir a Goya para pensar que la poesía nunca ha logrado ese grado de confusión interior acerca de lo terrible, lo inaprehensible, lo terato lógico, lo monstruoso… Yo lo único que le agregaría a la frase es la hermandad entre la poesía y la pintura. Son herma nas siamesas. En varias ocasiones le he escuchado decir que se siente un pintor frustrado. Obra hecha al alimón Antonio SamudioJuan Manuel Roca
EL LEGADO POÉTICO DE JUAN MANUEL ROCA
Foto: Carlos Mario Lema
—¿Cuál es tu verso final?
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—“No estoy para Nadie”. Todos somos Nadie, el Nadie antes de nacer y el Nadie después de morir. El primer libro que nos regaló Roca, que aún conservo, es la segunda edición de País secreto, en formato cuadrado de media página. Allí conocí «la mujer que lava el agua», por sus versos pasea un tigre eructando misionero, se recorre «un hermoso país sin mapa». Después vendría esa sucesión de obras que aún continúa y que constituyen un cosmos poético, una «revolución estética», si guiendo a ¿CómoHölderlin.escrutarlos caprichosos desig nios de la memoria colectiva? ¿Cómo re cordar a Juan Manuel Roca? Quizá como un maestro en metáforas y analogías, un jugador e inventor del lenguaje que recrea, desnuda y confronta el momento histórico que nos correspondió vivir. Ha llegado el momento del tercer canto de Rigor, el gallo negro de la cá bala. Y con el ángel se anuncia el mo mento del veredicto, que corresponde a los lectores, los de hoy, los que vendrán, los que no han nacido. En poesía hay eterno retorno y esta nota recomienza aquella «noche toda llena de murmullos…» sin música y sin alas. Más de treinta años después, con la pasión poética, la amistad y el asombro intactos, he reunido algunos trozos de recuerdos, versos, diálogos, naderías, para construir esta semblanza. Se sabe que la memoria es siempre capri chosa, juguetona. En este caso es una ofrenda, no una añoranza. Es necesario repetirlo: Roca odia la nostalgia. La obra poética prosigue su recorrido en el tiempo, crece, potencia sus sen tidos. Entre tanto, Juan Manuel Roca y su doble, en coloquio inagotable, seguirán recorriendo las calles de Bogotá . Van en busca de «la gloria de Nadie». Bogotá, agosto de 2022 Fragmento del artículo escrito por la poeta Luz Helena Cordero para Ulrika 71. Texto completo publicado en www.poesiabogota.org
42 | ULRIKA 71 Juan Manuel Roca: un poeta armado de palabras
LUZ MARY GIRALDO
Festejemos a Nadie que nos permite presumir que somos Alguien. “Biografía de Nadie”
Foto: Luis Felipe Orozco
L eí por primera vez a Juan Manuel Roca en Memoria del agua (1973), luego en Luna de ciegos (1976) y Ladrones nocturnos (1977), y sigo leyéndolo en sus diversas selecciones y publicaciones de poesía, cuento novela y ensayo, en sus versiones sobre artistas plásticos y sus poetas, lecturas e interpretaciones de autores y personajes o culturas remo tas, y en sus antologías personales. Lo oigo leer con gravedad esos poemas que de diversa manera hablan de la existencia, de los espejos que se reproducen con sus laberintos y en los que acicala mos nuestras máscaras, en las sombras que se esconden en ellos y en las grietas donde desembarca la poesía. Sus versos me han hecho entrar en las noches, en la mirada y los juegos de los ciegos, en las ciudades problemáticas, en univer sos femeninos que se despliegan como una galería de imágenes y testamentos extendidos en la historia del arte y de la literatura. Es que su palabra es de tal vitalidad, que no solamente puede ju gar con ella sino, además, nombrar el mundo en crisis, los conflictos de la so ciedad actual, el desasosiego de nuestro tiempo y de nuestra historia, sin dejar de lado ciertos instantes que iluminan y ayudan a vivir. Hay en su poesía narración y pintura. El lector atiende a un relato, lo ve dibujado, percibe los asuntos, la luz, los colores, la sombra. Asiste al sueño, a las arengas, al sentido medieval del llama do mester, esa maestría de las palabras
Todas las noches me armo de palabras Para la blanca batalla que libro entre papeles. “Poética”
EL LEGADO POÉTICO DE JUAN MANUEL ROCA
ULRIKA 71 | 43 LUZ MARY GIRALDO que apelan a los ciegos que ven más allá de la oscuridad, como sucede en las reflexiones de Hellen Keller, una de sus autoras recomendadas, como lo he sabido por nuestros estudiantes comunes de la maestría en escrituras creativas de la Universidad Nacional de Colombia. Ese oficio de escribir apela no solo a los sentidos sino a replantearse permanen temente la escritura como noción, reflexión y pensamiento poético. En la mayoría de sus libros hay un trasfondo crítico, como en País secreto (2008), en el que incita a “despertar al país de los idiotas”, y en las dos ediciones de su antología sobre la guerra en Colombia, La casa sin sosiego. La violen cia y los poetas colombianos del siglo XX (2007, 2017), donde desde el prólogo y el testimonio colectivo elabora una suerte de historia de la violencia al incluir poemas de autores de diversas ge neraciones, y mostrar tendencias y modos de escritura que llaman la atención sobre hechos y vivencias funestas. Pero también está, como un remanso, su antología de poesía erótica colombia na, Boca que busca la boca (2006), don de fluye la vida y anticipa de manera personalísima esa selección de mujeres reales e imaginadas de diversos libros que recoge en Mulieribus (2022), en las que se dan cita el amor, el deseo de los cuerpos, lo límpido que puede traer el agua, la luz de un álbum de fotografías, la tierra prometida, los sueños de otros, las musas, las vírgenes y santas, las prostitutas, hechiceras y videntes, las transgresoras y las desobedientes.
Gracias a su “fantasmario” he conocido el mundo de los vivos y los muertos, las pinturas de su “museo imaginario” con clásicos amargos, dulces, expresivos, y siempre encuentro la pa labra que camina a ciegas por el mundo y lo crea, la palabra que puede ser el mundo y el individuo al mismo tiempo, la palabra como testamento de la creación y lo creado, la palabra de la vida y de la muerte que es arenga, monólogo y testimonio. He leído a quien fabrica los espejos y agrega “más horror al horror, más belleza a la belleza”. Lo he encontrado en la palabra hipotética de Nadie, en la que apela a la voz de los cuervos de la misma manera que oye los monólogos de los cuerpos, de las bailarinas y los reyes, de los pandilleros y de los apátridas. Lo reconozco en sus pavanas y en las lágrimas del agua. En su poesía he asistido al cantar de lejanía o a los entierros de Pessoa y a los de las Meninas, a sus diálogos con Vallejo, Rimbaud, Kafka, Alexander Platz, Goya, Velásquez y muchos otros. He encontrado poemas que narran y crean ámbitos mientras reflexionan y atienden al otro lado de la realidad y las cosas inmediatas, cuestionando y transmitiendo emociones hondas. Fábulas sobre determinadas historias y personajes legendarios. Y he visto en su mundo poético paisajes donde los cuervos graz nan, los pájaros espantan a los caballos y el sueño es ave nocturna que sobrevuela. También he reconocido en su poesía que el “país es una confusión de calles y de heridas”, que hay paisajes del olor, de ángeles, de soledad concentrada, como en ese conocidísimo y breve “Días como agujas”, en el que oímos subir “peldaño tras peldaño / la vieja escalera que traquea”, o en esa “Casa pintada” que lleva a evocar a Sísifo y al mismo tiempo el proceso creativo, en ese dibujar hasta lograr el espacio luminoso de la existen cia y al tiempo desdibujar para renovar esa manera de “quedar solo en el cuarto blanco / que ya no tiene casa”, en ese ir y venir se recomienza en
entornoMemoriaCartógrafa(Ensayoalapoesía), Fondo UniversidadEditorialEAFIT,2003 EL LEGADO POÉTICO DE JUAN MANUEL ROCA
Con la convicción de que la palabra es huidiza y evasiva, como dice en “Aprendiz de cazador”, también aprovecha la ironía lírica para trastocar lo idílico y jugar con los cuentos de hadas y muchas otras fábulas. Cómo no mencionar su “Discurso del rey en el pueblo de los ratones”, donde desde su “necrosado corazón” parodia “El flautista de Hamelin” al referirse a un país que hay que “desratizar”, limpiarlo de enemigos Empeñados en abrirle Fisuras al castillo. Y como no reconocer al crítico de sí mismo y de los poetas en “Batallas de papel”, que esa analogía entre la escritura poética y la guerra, en la que mien tras mete el dedo en la llaga afirma: Es más sencillo desminar el lenguaje, Esgrimir un lápiz como un bastón para tantearlo Y que no vuele en pedazos el poema, El cortejo de mutilados Por los comerciantes de la guerra
44 | ULRIKA 71 Una escalera de caracol que trepa Hasta un cuarto poblado de luz En sus grandes ventanales. Si su poesía ha creado lectores y seguidores que memorizan sus versos y los dicen complacidos y en silencio mientras el poeta los pronuncia en su propia y grave voz, al reconocerse “ciu dadano de la noche”, “lector de lluvias”, “pequeño faraón de su pobreza”, nómada y sobreviviente de sí mismo, también a veces lo llama la nostalgia y lo lleva decir que Hay en su vuelo Algo de fuga hacia el pasado, La intrusa nostalgia Que en idioma alemán -de Hölderlin a BrechtEs un dolor de casa.
Cómo no estremecerse también con ese paisaje que es Biblia de pobres. Bi blia pauperum (2009), premio Casa de América en España y reconocido entre los mejores libros del 2010, que convoca a los mendigos con sus heridas propias y las ajenas y entreteje la historia al desta car la prolongación en el presente de las miserias del pasado, señalando la religión y la pobreza, las hogueras, las pesa dumbres de la humanidad, los verdugos y las víctimas, las sombras, los ángeles y los menesterosos.Sonmuchos los análisis y reseñas que se han publicado sobre la obra de Juan Manuel Roca, en los que se le in cluye en la Generación sin nombre y Portada
El juego entre coyote y liebre se asocia a los peligros que pueden evitarse mediante “los conjuros del lenguaje”; se trata de la palabra que se escribe y ante la que hay que estar alerta, como sucede con el fuego y el aire, el coyote y la liebre que, como opuestos y analogías de la palabra poética, sugieren el peligro de ser el uno consumido por el otro. Y lo dice con palabras juguetonas y musicales como jacarandá, que invita a la luz y al color, de la misma manera que incita a “trazar la palabra cerilla” y dar voces de alarma para alejar el coyote y “prender la palabra hoguera”, a la que éste teme.
Tras escribir en el papel la palabra coyote Hay que vigilar que ese vocablo carnicero No se apodere de la página, Que no logre esconderse Detrás de la palabra jacarandá A esperar a que pase la palabra liebre y destrozarla.
en su antología Feligrés del sueño (2017), es ampliamente sugestiva al llamar la atención sobre los peligros de la misma escritura:
La imagen viva en su arte poética, recuerda la voz del picapedrero cuando convoca a los viejos maestros del lenguaje que: aconsejan trazar la palabra cerilla, enrastrillarlalapalabra piedra y prender la palabra hoguera. Todo es paisaje y acción en el escenario de la vida decantada con la palabra poética. Lo corrobora su ensayo “La poesía es una casa donde ocurren paisajes”, incluido en Cartógrafa memoria (2003), en el que afirma que “la poesía es el entrecomillado de la realidad, un territorio que entrega dudas o preguntas que hacen trastabillar las verdades inmutables, como ocurre de análoga manera con la filosofía, y es porque, qué duda cabe, la poesía es otra forma de pensar”. Nada más cierto. No hay tema que deje al lado en su poesía. Salta a la vista su compromiso de nombrar con maestría la muerte, la historia, el horror, la violencia, el arte, la música, en fin, la existencia misma, mediante esa permanente reflexión con el lenguaje y la palabra que transforma en fiesta, con los espejos que como las puertas llevan al otro lado y multiplican el día y la noche, con las estatuas que congelan la condición humana. Todo es cielo e infierno, mundo y país, terruño. Fantasma y secreto. Festejo ese mundo articulado por un yo poético que puede ser ángel, bufón, demiurgo. Celebro al autor de esa poesía reunida de 1973 a 2014 en Silabario del camino (2017), que cada día crece y muestra su manera de caminar por cada una de las letras, como se camina por la vida. Festejo al poeta “armado de palabras” muchas veces premiado, al colega, a ese Nadie que sabe que es Alguien aplau dido por sus lectores y que deja huella en nuestra lengua. Me congratulo con ese “Nómada de sí mismo” que “Arrastra papeles en la calle solitaria”.
ULRIKA 71 | 45 LUZ MARY GIRALDO se le analiza académicamente o desde el placer de la lectura de sus poemas y ensayos. Y aunque algunos lo filian al surrealismo y heredero de Rim baud y Baudelaire, cercano a Henry Michaux y René Char, sus lectores reconocen en él esa manera de jugar con las palabras, de crear neolo gismos, tergiversaciones y expresiones burlescas, de hacer asociaciones libres y generar nuevos y agudos significados sobre situaciones y contextos. Es que estamos ante alguien que sabe jugar con las palabras y llenarlas de sentido y de música sin dejar de ser reflexivo y crítico. Estamos ante un juguetón del lenguaje que con sus ocurrencias trastoca los vocablos. Decir “rocabulario” es reco nocer esa voz que desde su concepción personal apela a esa noción de la palabra como casa y la poesía como hogar donde ocurren los hechos, las emociones, los paisajes. Como el músico o el pintor, su jugar con las palabras no solo denota esa capacidad de acomodarlas y desacomodarlas sino de darles siempre nuevo sentido, de dotarlas de otras significaciones, otros sonidos y colores, del placer que implica saberlas objeto de composición o descomposición.Su“Poética”incluida
Podría decirse, incluso, que su obra ha ejercido in fluencia en las últimas generaciones de poetas en Colombia y otros países de lengua española. Para mí como poeta colombiana radicada en Portugal, es una honra haber participado junto a Júdice en la traducción y edición de la primera antología de Juan Manuel Roca que se publicó en Portugal.
EL LEGADO POÉTICO DE JUAN MANUEL ROCA
Titulé la antología de Roca con el nombre de un poema homónimo del autor: Los cinco entierros de Pes soa (Glaciar, Lisboa, 2014). Y lo hice sabiendo que en 2001 había aparecido en España una antología del poeta con el mismo título, bajo el cuidado edi torial de los escritores Rosa Lentini y Ricardo Cano
Aprender
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La poesía de Juan Manuel Roca en Portugal
LAUREN MENDINUETA a hablar es equivalente a traducir. El poeta no es un mero transcriptor de la realidad sino un traductor, su tarea es similar a la del niño y la niña que quieren poner en palabras aquello que descubren por primera vez en el mundo. Los pequeños preguntan cómo se llama esto o lo otro, la madre o el adulto, le responden. El poeta hace las mismas preguntas, las respuestas se las da la poesía. Mucho se ha especulado sobre la imposibilidad de traducir poesía; sin embargo, gran parte de la gran poesía que conocemos, la conocemos gracias a las traducciones. Un autor de la altura del poeta portugués Nuno Júdice logra darnos la sensación de que la poesía de Juan Manuel Roca en portugués es tan perfecta como su poesía en castellano. La traducción es, de alguna manera, la construcción de un mundo nuevo que recrea sorprendentemente otro original, y aunque se trata de una recreación no deja de ser un original en sí mismo. Traducir es difícil, pero no imposible. Que sea Nuno Júdice el traductor en Portugal de Juan Manuel Roca es una feliz confluencia de circunstancias. Se trata de dos poetas contemporáneos entre sí y de dos modelos poéticos en los que hay más de un punto de encuentro, especialmente en lo que se refiere al concepto del tiempo y a la reflexión sobre la propia poesía y sus me canismos secretos. Dos poetas que desde dos lenguas hermanas comparten dos visiones semejantes, pero al mismo tiempo originales de la poesía. Dos poetas que ejercen una enorme influencia en sus países de origen y másLaallá.relación de Júdice con la literatura colombiana no es reciente. Gracias a los festivales literarios en los que participa, y a la publicación de la antología Defensa de lo sublime (Taller de Ediciones Roca, Bogotá, 2013) —libro que yo misma traduje y cuyo prólogo escribió Juan Manuel Roca—, la poesía de Júdice es bien conocida en Colombia.
Portada de Defensa de lo sublime, Taller de edición Rocca, 2013. Nuno Júdice, Antología poética. Trad. MendinuetaLauren
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Gaviria. Con el tiempo pude confirmar que fue una decisión acertada, porque el título llamó la atención de los lectores lu sos y, muy especialmente, de los medios de comunicación social que hicieron sendas reseñas del libro en televisión, radio y prensa. Incluso, durante varios meses la antología de Roca ocupó un lugar de des taque en las vitrinas de las librerías más importantes de Portugal. El título resultó atractivo, porque la sola alusión a Fernan do Pessoa, en el libro de nuestro poeta más importante, reflejaba también la fascinación que durante décadas ha ejercido sobre los poetas colombianos el más universal de los poetas portugueses. Recordemos que Álvaro Mutis fue uno de los primeros promotores de la obra de Pessoa en Colombia como en el resto de América Latina. Pessoa, que en portugués significa literalmente persona, es una multitud de personas y al mismo tiempo es nadie. Y al nombrarse nadie y al usar esa máscara, Pessoa terminó por representar toda una literatura, una lengua, una sociedad. Un autor con las características de pluralidad y universalidad de Pessoa no podía menos que fascinar a un poeta plural y universal como Juan Manuel Roca. La poesía de Juan Manuel Roca es una de las más importantes en la historia de la literatura colombiana. Para el poeta mexicano Marco Antonio Campos, “la lírica de Juan Manuel Roca, irrepetible y única, no se parece a ninguna obra colombiana anterior, o mejor; no se parece a nadie”. Todas las sociedades construyen lo que se conoce como “una imagen del mundo”. Esa imagen que refleja lo extranjero, y que al mismo tiempo es su retrato, nace de las profundidades del alma inconsciente de las sociedades. El poeta dice con palabras lo que dice con acciones esa alma colectiva a la que pertenece. Para revelar grandes verdades el poeta miente. La literatura es la contradicción perfecta. Es tiempo, pero al negar la fugacidad contradice el tiempo. Es máscara que refleja un rostro verdadero. Es un espejo que no refleja nada, pero que muestra con sorprendente fidelidad el universo. Habla del individuo y, al hablar de seres individuales, acaba por referirse a todos. Y al referirse a todos habla siempre de nadie. Para Juan Manuel Roca, nadie es el personaje eterno de la literatura. Dice el señor Nabokov que la literatura no nació cuando un niño de un valle del Neandertal llegó gritando: ¡Un lobo! ¡Un lobo!, y tras de él, cuatro pa tas al aire, un lobo gris blandía su len gua Dice,chasqueante.mejor, que la literatura nació cuando un niño de un valle del Neandertal llegó gritando: ¡Un lobo! ¡Un lobo!, y tras de él nadie venía. Desde entonces, nadie es un eterno personaje, un fantasma en los valles del poema.ParaRoca nadie es el personaje que permite el uso más libre de la imaginación.
48 | ULRIKA 71 Nadie es alguien que fue o que será pero que no es, y esa identidad fantasmal ofrece al poeta tema y píe para buena parte de su obra. Esta fascinación por la imposibilidad de lo posible es la esencia de la poesía de nuestro poeta. Navokov añade en su Curso de lite ratura europea una idea más a la reflexión sobre esta posible fundación de la literatura: “la literatura nació el día en que un chico llegó gritando “el lobo, el lobo”, sin que le persiguiera ningún lobo. El que el pobre chi co acabara siendo devorado por un animal de verdad por haber mentido tantas veces es un mero accidente. Entre el lobo de la espesura y el lobo de la historia increíble hay un centelleante término medio. Ese término medio, ese prisma, es el arte de la literatura.” La poesía de Roca habita ese término medio en el que el trabajo y el placer, la imaginación y la realidad, se conjugan para crear su singular poética. La literatura es — como afirma Octavio Paz— tiempo, pero no tiempo lineal y conse cutivo, sino más bien, tiempo desvendado, el enigma del mundo convertido en enigmática transparencia. La idea del tiempo fascinó desde siempre a Roca. Y es otro de los temas principales de su poesía. Para Juan Manuel Roca, el arte y su belleza son casi proporcionales al horror o a la dureza de la vida. Por esta razón, su poesía surge como una resistencia espiritual, y es apenas natural, porque si el ser humano viviera absolutamente satisfecho y tranquilo, no cantaría. El deseo de cantar es una manera de exorcizar todos los males que nos atormentan y que no son pocos en Colombia, concluye el poeta. Su poesía es el canto de esos males, y para cantarlos el poeta asume la máscara de nadie.
EL LEGADO
Al contrario de lo que se podría pensar, la re lación de Colombia con la lengua portuguesa no se da a través de los poetas brasileños sino a través de los portugueses. Los grandes poetas brasileños tienen una influencia muy discreta en la poesía hispanoamericana. Drumond de Andrade, Murilo Mendez, Cabral de Melo Neto o Miereles, apenas son conocidos y leídos en el ámbito de la lengua española en América. Del mismo modo, son pocos los autores hispanoamericanos que consiguieron traspasar la barrera de la lengua portuguesa en Bra sil. Esto se debe en parte a la escasez de traducciones. Las nuevas tecnologías, y los espacios virtuales reforzados por la necesidad de comunicación du rante la pandemia, hicieron del Internet un nuevo lugar de encuentro entre los poetas americanos de lengua española y portuguesa, como quedó de manifiesto en la primer versión virtual del Festival Internacional de Poesía de Bogotá (año 2020) y en las Jornadas de Poesía Ciudad de Bogotá, que tanto en 2020 como en 2021 se realizaron de manera vir tual, siendo la edición número XIII de las Jornadas dedicada al legado poético de Fernando Pessoa y cuya memoria ha que dado impresa en la revista Ulrika N°69. No obstante, la influencia de poetas portugueses como Fernando Pessoa, Eugenio de Andrade y Nuno Júdice continúa siendo muy superior en Colombia a la de cualquie ra de sus pares brasileños. Los festivales de poesía y la creación de nuevas colecciones publicadas en Colombia y Portugal que incluyen poetas traduci dos han contribuido a estrechar vínculos. Soy testigo de la manera en que la poesía de Juan Manuel Roca ha hechizado a los lectores y lectoras de Portugal por su original insumisión. Su nombre es ya un referente de la poesía Latinoame ricana en tierras lusitanas. La suya es una poesía que por su particular manera de reflejar el mundo crea una fascinación entre sus lectores. El remedio contra la incómoda tranquilidad del espíritu se llama ironía, y la poesía de Roca está empapada en ella. La poesía de Juan Manuel Roca canta fuerte y claro y tiene quien la escuche con oído atento en Portugal.
LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS, Y LOS ESPACIOS VIRTUALES REFORZADOS POR LA NECESIDAD DE COMUNICACIÓN DURANTE LA PANDEMIA, HICIERON DEL INTERNET UN NUEVO LUGAR DE ENCUENTRO ENTRE LOS POETAS AMERICANOS DE LENGUA ESPAÑOLA Y PORTUGUESA POÉTICO DE JUAN MANUEL ROCA
ULRIKA 71 | 49 CELEDONIO ORJUELA DUARTE 5 Miradas, 1 poeta: ROCA Y LA PIEL DE LA NOCHE
Novalis
1. APUNTES SOBRE SU OBRA La obra de Juan Manuel Roca es una de las más leídas en Colombia. Su verso discurre algunas veces por predios metafísicos, asunto que le viene de los románticos y luego del simbolismo alentado por Baudelaire y por el ruso Alexan der Blok, poetas que irrumpen luego en las vanguardias del siglo XX y en lo que va del presente siglo. He estado cerca de la aparición de unos cuantos libros del poeta Juan Ma nuel Roca. Mi cercanía con sus poemas viene desde Ciudadano de la noche, en su primera edición. Colección Literaria 34. Fundación Simón y Lola Guberek. Bogotá,Una1989.mañana de 1989 recibí de sus manos un ejemplar, justo en el momento en que saliendo de la Casa de Poesía Silva me invitó a que visitáramos en el hotel Continental a nadie menos que a Estanislao Zuleta (1935-1990) que por ese entonces era una figura que desplegaba todo su pensamiento en conferencias que dictaba en universidades, en sindi catos y otros centros de formación humanística. Algunas tenían que ver con el marxismo y su despliegue, otras con algunos lineamientos a un modelo si se quiere utópico que tenía de la educación, también con el sicoanálisis que ostentaba la fuerza de las investigaciones en el alma del comportamiento humano, y con novelistas como Karl Kraus, Elías Canetti, Robert Musil y su extensa no vela El hombre sin atributos. Junto a ellos la figura de Freud, que de alguna manera influía en esos grandes novelistas, y en vastas investigaciones científicas y humanas. Estanislao Zuleta también hablaba de Cervantes, de Thomas Mann, en fin, de esa progresión del pensamiento que ocupaba la entelequia colombiana.
Pero yo me vuelvo hacia la noche sagrada, la inefable, la misteriosa noche …Alabada sea la reina del universo, la alta anunciadora de mundos sagrados, la guardiana del amor celeste.
CELEDONIO ORJUELA DUARTE
Y Juan Manuel Roca respira poesía de día y de noche, unas veces lo pueblan instancias metafísicas como en este libro otras el dolor de un “país sin amigos”.
Considero que Juan Manuel Roca es de los pocos poetas colombianos que hacen verdadera poesía política. En el caso del vecindario estarían Juan Gelman o más allá el turco Nazim Hikmet, como lo señalara el crítico argentino Cesar Fer nández Moreno en su ensayo. ¿Poetizar o politizar? Roca también se acerca a las injusticias del hombre de ahora, sin per der el valor estético del lenguaje, como lo enaltece el mismo Fernández Moreno. Otras veces es anarquista. La poesía es un cuerpo esquivo que no necesita es-
2. EL ANARCO Y LA LIRA Juan Manuel Roca se ha mantenido lejos de hacer del conocimiento un uten silio del poder, todo lo contrario, el poeta nada en otras aguas que han llevado a cier tos creadores a la marginalidad y en otros casos al exilio, incluso al suicidio. Esa idea de mostrar a ciertos escritores como mansas palomas en un aparente purismo político. Roca muestra otras estéticas en un abanico de importantes escritores que abrazaron las ideas anarquistas, tema al que se han dedicado las nuevas generacio nes inmersas en distintos campos en los que se agrupan comprometidas con causas como los animalistas, los ambientalis tas. Todas estas luchas que les son propias a las nuevas generaciones de un planeta en vilo. Estas preocupaciones las encon tramos en El diccionario anarquista de emergencia, libro escrito a cuatro manos con el titiritero Iván Darío Álvarez. Aquí el lenguaje y la vocación anarquista se registra en su verdadera transparencia. Este diccionario lo visitan escritores y artistas insurrectos como Kafka, Camus y un buen puñado de poetas anarquistas que registra en su libro antológico El anarco y la lira. Como todo diccionario, se ojea, se retrotrae una palabra que ocupa su verda dero lugar en el diccionario. También es autor de “Manténgase lejos de los tibios”, un libro collage donde ondea el pensamiento libertario. Cabe precisar que, en Colombia, al contrario de lo que ocurre en Argentina, en México o en otros paíJuan Manuel Roca en el cementerio de Montjuic, Barcelona, visitando tumba de Durruti y otros anarquistas.
EL LEGADO POÉTICO DE JUAN MANUEL ROCA
50 | ULRIKA 71 conderse en aguas turbias para parecer profundo, entonces el verso del poeta se vuelve libertario y discurre en ese uni verso de sobradas negaciones. Él mismo hace parte del santoral anarquista, es de los pocos pensadores insumisos de Co lombia, ya que la tradición de escritores colombianos es más cercana a los postulados conservadores, sin que por ello de jen de ser importantes plumas como la de Rafael Gutiérrez Girardot , alguien que sin embargo participó en la formación de un fugaz movimiento político de tendencia derechista llamado Revolución Nacio nal y de sectas políticas falangistas, en el cual figuró como dirigente al lado del ensayista y traductor Hernando Valencia Goelkel, y del poeta Eduardo Cote Lamus, y el posterior integrante del Opus Dei, José Galat, propietario de la llamada Universidad La Gran Colombia. El más reciente ejemplo sería el es critor y director del archivo nacional, Enrique Serrano, un amanuense del presidente Duque o el de William Ospina, un escritor de mediana audiencia en Colombia que llena los espacios de las ciu dades de provincia como figura de las le tras al lado de políticos de parroquia. Su retórica de la “Franja Amarilla” obnubiló a cierto sector estudiantil y otras teorías y crónicas usurpadas que traen sus novelas “históricas”. La especialización académica de estos escritores redunda en el ascenso burocrático y el hacer ficciones que no incomoden el establecimiento.
ULRIKA 71 | 51 CELEDONIO ORJUELA DUARTE ses latinoamericanos, el anarquismo fue, si mucho, un asunto más bien episódico y satanizado.
3.VISITA A UN RESABIADO PENSADOR
Antes de llegar al Hotel Continental, le pregun té al poeta por qué Zuleta vivía en un hotel, un lugar que siempre es un sitio de paso. Te voy a responder con palabras del propio Estanislao: “Es mejor mal hotel que buen hogar”, me respondió Roca. Lo esperamos en el hall. Mientras bajaba de su habitación venía con media botella de aguardiente a las once de la mañana. No podía creer que una figura tan mítica, rompiera esa solemnidad que le profesa ba al poeta y al filósofo, por decirlo de alguna manera, esa desacralización de estos dos seres que para mí siguen siendo tan cercanos, uno con sus libros que se vinieron transcribiendo con el tiempo porque Zuleta era un hombre de la oralidad o, como dice el presi dente Petro, “un hombre de la palabra dicha”. A las preguntas de Juan Manuel, Estanislao se extendía en asociaciones que las copas ayudaban a encontrar. Y yo ahí, en medio de estos seres alados como salidos del sueño o de las imágenes de Ciudadano de la noche. En Estanislao brotaba su pensamiento como un rio caudaloso que arrasa todo lo que encuentra en el camino. Era el pulso que le tenía a las ideologías, al pensamiento, al arte en su dimensión universal.
En Ciudadano de la noche, desde lo telúrico via jamos a lo estelar a través de la noche: “Algo nos dice que una voz recorre las praderas del cosmos y se desliza como la noche en el cristal de una escotilla”.
4. CIUDADANO DE LA NOCHE El romanticismo como creador de la estética moderna es quizá el mayor manantial de la poesía contemporánea, poetas que retomaron los grandes mitos, el inconsciente, la noche, el sueño, con sus múltiples variaciones que los vanguardistas bucea ban en las nieblas interiores. El sueño que exploraron los románticos y las vanguardias, ese estado del ser en el que el inconsciente y la vigilia parecieran encontrarse ante el mundo en una reunión de estados rayanos en la locura, cuyas figuras son apenas los sobrevivientes. El alma romántica es un alma “enferma”, es decir, perdida en el orden metafísico que interrumpen “El día y las polillas”.
De lo anterior da cuenta este poema de Roca: La noche de caoba En la noche de caoba crecen los juncos. En ella escucho la letanía de los ciegos Como si un árbol de letra fuera sacudido Por sus toscos bordones. ¿Qué diablos se celebra en la montaña? Los árboles fogoneados por el rayo Semejan una lenta caravana de camellos. ¿Pero qué diablos se celebra en la montaña?
El venado que gira lento sobre el fuego O una boda donde la novia lleva un ramo de papiro. Me visita el sueño en la noche de caoba: En las afueras del silencio, en sus barriadas, Antiguos hombres de borsalino y de polaina Juegan con naipes marcados por la muerte. La noche oscurece la roja flor del corazón. Con la poeta Eugenia Sánchez Nieto
5. PRESENCIA DE LA IMAGEN COMO ENTRETELA En la sumersión de las formas el poeta rastrea la verdad, eso que está un poco más allá del lenguaje metafórico. Por algo Lezama Lima a la verdadera imagen la llama sobrenaturaleza. En esa dimensión no me canso de repetir la frase de Pascal que fue una revelación para mí; “como la verdadera naturaleza se ha perdido, todo puede ser naturaleza”.
52 | ULRIKA 71 Juan Manuel Roca.
Parte político
mirables: ¡Voluntarios, / por la vida, por los buenos, matad / a la muerte, matad a los malos! / ¡Hacedlo por la libertad de todos! Igual pasa si leo los más entusiastas poemas de Vladimir Maikovski, enérgicos, vi brantes: La dialéctica, / nosotros / no la estudiábamos por Hegel. / Con estruendo de combate, / entraba ella en nuestros versos, / cuando bajo las balas / bufan de nosotros los burgueses / como nosotros / antes huíamos de ellos. Cabe también citar aquí los versos tabernarios de Roque Dalton, su “Despecho”: País mío no existes / Solo eres una mala silueta mía /, una palabra que le creí al enemigo.
Tengo especial admiración por los textos del poeta húngaro Attila Jószef: Me capturan y me cuelgan / y en tierra santa me entierran. / Y una hierba en que viaja la muerte / sobre mi corazón crece y crece; por la irreverencia de Edward Estlin Cummings, cuando dejó dicho que un político es un culo / con el que todos se sientan / salvo un hombre. En este breviario de citas no puedo olvidar a los epigra mistas antiguos, griegos y latinos, que pusieron en sus invectivas certeras y lúcidas denuncias en las
EL LEGADO POÉTICO DE JUAN MANUEL ROCA
POR ROBINSON QUINTERO OSSA Casi siempre antepongo mis reservas cuando se habla de un poema político. Me muerde la sospecha de que es un texto político y no un poema. O que lo político se vale de los versos para un propósito distinto al de crear poesía; suele pa sar. Anticipo un leccionario de ideas, supuestos lógicos, lugares comunes, sonidos trajinados, y no el provecho del lúcido y profundo asombro. No pocos son los que afirman que lo que se da en llamar poesía política, con el paso del tiempo y los cambios vertiginosos, es efímera, un muestrario ar queológico en el retiro de un estante que no es el de la más apreciable inspiración. Sin embargo, es imposible negar que hay inmejorables poemas de aliento político y social que son, más allá de rotulaciones, buena poesía, auténtica poesía. Si pienso en España aparta de mí este cáliz, ese libro que César Vallejo escribió sin la preme ditación de escribir lo que hoy se cuenta como poesía política, compruebo que hay escrituras adJuan Manuel Roca, Robinson Quintero y Guillermo GonzálezMartínez
Puestos en tinta estos ejemplos, los que descreen de la validez de la poesía política deben entender que en sus mejores escrituras no hay políticos que hacen poesía sino poetas que hacen política.
ROBINSON QUINTERO OSSA que el mayor arte consistía en que lo publicado, su sorna, no fuera entendida por el censor y sí por la suspicacia del pueblo. También confieso admiración por los versos de los poetas colombianos que dieron claridades desde la palabra en primera línea, sentando po sición crítica e irrenunciable contra el poder corrupto, contra los acumuladores y concentradores de dinero, los opresores y los violentos, sin ceder su lira al discurso de la tribuna. Rafael Pombo, cuando sobre la catadura de nuestros congresis tas decimonónicos denunciaba: Nadie hace nada, excepto su negocio, / y al abrir la sesión, si no hay achaque, / responder a la lista de prohombres. // Y los diez meses de pillaje y ocio / se van, para volver pronto al ataque, / y esto es congreso, y patria, y leyes, y hombres. Uno se pregunta, en el país de hoy: los versos de Pombo, ¿no siguen en primera línea? Viene a mi memoria la voz breve pero diciente de José Manuel Arango: Ah y es de nuevo la maña na / tibia y azul / El que está señalado / [en la lista hay una cruz después de su nombre] / liviano todavía / va por las calles. / Trae la calavera llena de sueños.
Y el canto de María Mercedes Carranza, las moscas que zumban después de la matanza: El río es dulce aquí/ en Dabeiba / y lleva rosas rojas / esparcidas en el agua/ Es la sangre que toma otros caminos.
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A esta nombradía en línea de vanguardia quiero sumar el nombre de Juan Manuel Roca. Su voz canta en sus más notables poemas lúcida, asombrada, incisiva; surge sin sobreactuaciones para figurar una realidad ya sobreactuada, resol viendo con fortuna la dificultad de unir contenido y estilo. Si leemos País secreto (1987), por ejemplo, no se escucha en sus poemas la estridencia como tampoco el gimotear que desluce corrientemente el texto que se arriesga en el mensaje político, y su plástica en la página muestra las buenas maneras de su estilista. Como en Vallejo, Jószef, Hikmet y Maiakovski, o en Arango y la Carranza, en sus más intensos poemas habla la palabra que se cuida de ataduras formales y sujeciones ideológicas impuestas. Roca, me atrevo a decir, más que un hombre de carnet y bandera, es un anarquista con explosivo verbal. Roca surge en la literatura colombiana con la generación de los años setenta del siglo pasado, que ridiculiza a la rancia burguesía, sus conven ciones, que cuestiona los leccionarios políticos y éticos tradicionales, la versión de la historia oficial y, claro está, la poesía de los satisfechos y despistados, esa que no mira el territorio de la pesadilla. Entre los poetas de su generación es quizás es el que más destaca en dejar en palabras su preocupación colectiva, su mandamiento histórico. Leí sus primeras críticas políticas desde el poema por las épocas del régimen penal de seguridad de Turbay Ayala –que normalizaba y oprimía la protesta social y enfilaba armerías contra los grupos subversivos– en Señal de cuervos (1979): La noticia se propaga por ensalmo: / La señal de los cuervos / anuncia la nueva hora del terror / Los cuerpos otra vez bajando por el río […] Alguien suelta sus pájaros oscuros / desde las secretas cámaras del palacio. Su voz quería ser la del verdadero voluntario de la vida, como pidió Vallejo. Después puse ojos en el ya citado País secreto, en poemas que en muchas ocasiones vi manuscritos en paredes y murales, en afiches de tabernas y cantinas, o copiados en revistas y antologías de poesía de la época. Su palabra incisiva llegaba a la llaga, señalaba el deterioro. Roca logró en su momento que aquello que se contó para él mismo, movido por el país que le tocó en mala suerte, se contara para otros. Muchos de esos lectores vimos en sus poemas nuestra realidad, nos vimos a nosotros mismos: Me pregunta usted dulce señora / qué veo en estos días a este lado del mar / Me habitan las calles de este país / para usted desconocido, / estas ca lles donde pasear es hacer / un largo viaje por la llaga. Otra carta, esta puesta en el buzón del viento, también era citada y recitada, como hoy, por aquellos días: Sin saber para quién, / Escribo esta carta puesta en el buzón del viento, / desde una nación donde alguien proscribe el sueño, / donde gotea el tiempo como lluvia envilecida / y la risa es conde-
ROBINSON
QUINTERO OSSAXIV JORNADAS DE POESÍA CIUDAD DE BOGOTÁ
54 | ULRIKA 71 nada por traición a los espejos. Esa nación donde se proscribía el sueño era la Colombia que no se quería ver, la del conflicto armado, la de los aparatos opresores del Estado, la del desplazamiento y el despojo, escindida por las desigualdades, corrupta e indolente, tan deteriorada y descompuesta que el poeta, con su habitual sátira, advertía que en ella estaban mejor habitadas las cárceles que los salones del baile. La poesía de Roca, cada una de las publicaciones de sus títulos, ha ocurrido a la par de los más oscuros acontecimientos de nuestra última historia, a la par con sus distintos estatutos de seguridad, con sus diferentes guerras, con su idéntica infamia. Tal vez por eso se adelantó a decir: Porque esta generación, provisoria y desgarrada como un vien to, / se ha venido formando / en el duro aprendizaje / de soñar entre los muertos / yo la escucho. Esa escucha, su inspiración a versos, quizá excitada por una realidad desmedida e insultante, por las mis mas exploraciones audaces del lenguaje, de pronto no cumplió en algunos de sus lances iniciales con lo que él mismo advirtió, que en el momento de su escritura hubiera hecho impronta “más la mano que borra que la que escribe” (La casa sin sosiego. Prólogo). Sin embargo, lo mejor de su imaginación y oficio ha sabido expresar las violencias sin que relacione un escabroso sumario y sin que su palabra quede en un efímero panfleto. El poder transformador de la poesía, según el poeta, “está en lo que queda por fuera de lo ya visto, en lo que suscita la duda”. El acierto de esa búsqueda ha llevado su palabra avisada y rebelde a la creación de textos en los que la crítica políti ca y la claridad poética no riñen. Impresiona, por ejemplo, la lectura de un poema que es tan alegó rico como explícito: “La estatua de bronce”. En este, después de considerar los pormenores de la construcción del monumento erigido en honor a un presidente de nuestra vanagloriada república, se pregunta: ¿Quién podría ser el jinete de bronce / sobre el imponente y brioso caballo?; poema que, como en la antigua poesía de los epigramistas griegos y latinos, cumple con el arte de que el censor (o su ubérrimo jinete) no se dé en principio por enterado de su sorna y señalamiento. Como dejé dicho, Roca es un anarquista con explosivo ver bal, y del más Sobrecogendetonante.laspalabras del Padre Francisco de Roux en su informe de la Comisión de la Ver dad sobre las violencias en Colombia entre 1985 y 2018: “Una multitud de más de 10 millones de personas ha sido afectada de diversas formas por [la] guerra […] Nos duele ver que todo esto se conocía en Colombia, lo sabía el mundo, lo vimos en tele visión y lo oímos en la radio, pero lo dejamos pa sar durante cincuenta años como si esta barbarie no fuera con nosotros”. Esas violencias no pasaron por alto en la obra de Juan Manuel Roca y están reflejadas en ella como imágenes que provienen de un espejo deforme y terrible. Sus poemas hacen parte de esa inconforme retentiva que contradice la versión amañada de nuestra historia, la versión de los vencedores, y son también un llamado a la construcción de un provenir menos odioso y frustrante, con viento nuevo. Es su parte político.
País Secreto Lo convoco, en la soledad que despliega azules alas lo convoco, país secreto donde no cruza el tren del desconsuelo ni se almacena la muerte en astilleros, donde no se otorgan plenos poderes a los muertos ni se escucha la falsa canción del satisfecho.
Ese contrabando de sueños es legítimo y necesario en un país donde los días que uno tras otro son la vida son también los días que uno tras otro son la muerte.
Lo convoco, país secreto, país del nuevo viento: un contrabando de sueños cruza todas las noches sus fronteras.
XIV JORNADAS DE POESÍA CIUDAD DE BOGOTÁ
POR NELSON ROMERO GUZMÁN
Fotografía:
cuando la lucidez es la herida más cercana al sol
ULRIKA 71 | 55 El poeta Juan Manuel Roca,
Aesta fecha, el poeta Juan Manuel Roca sobrepasa los 50 años dedicados al oficio de escribir poesía, desde su primer libro Memoria del agua (1973) hasta el último, Mulieribus (2022). En ese intermedio, sus obras ocupan un largo anaquel, aguardando para los lectores que se suman cada vez más atraídos por la lucidez de su palabra poética.
A la par, una vida también dedicada a pensar la poesía con el aporte de varios títulos de ensayo, así como a conversarla y compartirla amenamente con el público lector en conferencias, festivales, recintos académicos o talleres que ha dirigido y dirige hasta hoy en su librería Espantapárrafos. Por otra parte, su legado en el campo del periodismo cultural, hizo un aporte sin precedentes desde las páginas del Magazín Dominical del diario El Espectador, poniendo en diálogo conjunto a la mejor poesía y en general a la literatura colombiana, hispanoamericana y de todos los continentes. A estas actividades se suma la de editor de poesía en diferentes periodos de su vida. Sin lugar a dudas, Juan Manuel le ha abier to brechas importantes a la literatura colombiana con su incansable y lúcida obra. El resultado es el acuerdo general de críticos y lectores, al considerar lo como uno de los poetas y escritores más destacados de la segunda mitad del siglo XX y lo corrido hastaLahoy.imagen que me he forjado de Roca en los años de compartir sus libros y su amistad, es la de un poeta sin solemnidades, que ama la vida callejera y el claroscuro de la taberna; que en sus poemas equilibra con prodigio imaginación y rea lidad, crítica irónica y sarcasmo que hace pensar. Por sus poemas se cuela el humor hermano de la inteligencia, además del trasfondo de atmósferas fantasmales para hacernos ver y sentir aquello que el velo de la realidad oculta, a veces por pesada y hueca. A estas facultades se suma el arte de la conversación amena, que no deja perder su fluidez con tintes de crítica y humor espontáneos. Nun ca es el poeta que profesa el vicio de hablar de sí mismo, porque odia las banalidades del poeta en sociedad. La generación de quienes nacimos en la década de los sesentas, debemos mucho a esta poesía que, como quien la hace, es andariega, insumisa, nutrida del cruce de variadas tradiciones líricas, nada cortesana, permitiendo que la leamos Rafael Espinoza
Por la poesía de Roca desfila una serie de eventos, sustancias, personajes y hechos: el tiempo, la infancia, los sue ños, la locura, la noche, el alba, el agua, la guerra y demás conflictos históricos, pero también el cine y la literatura, personajes como funámbulos, bailarines y cantantes, escritores y hombres del co mún; en sus poemas no deja de pregunPortada del nuevo libro de Juan Manuel Roca que reúne algunos de sus poemas dedicados a mujeres. Mulieribus (2022, Sílaba Editores).
56 | ULRIKA 71 con asombro y agradecimiento; ade más, sus palabras nos ayudan a pensar, alejándonos de la sumisión y más bien invitándonos sentir la necesidad de ser incómodos, como una respuesta ética ante el mundo. Más que el lirismo de la metáfora o el prodigio de la imagen, es el trasfondo del poema en Roca lo que sugiere el drama del hombre en todas sus circunstancias en que se expresa, sean cuando escribe sobre poder, la crí tica poética a los trasuntos religiosos, como también el erotismo, el exilio o sus bellos poemas sobre artistas y obras de arte. tarse por la poesía misma. Son muchos y variados los asuntos y motivos de esta obra, que hacen de Roca a un poeta siempre abierto, porque su poesía es mundo permeado por el lenguaje, pero al acceso de todos los lectores. A veces leo sus poemas como una especie de fantasmario. Nadie como él ha leído y recreado mejor a Colombia, en lo que concierne a nuestra realidad con todas sus tragedias, que expresa metafóricamente a la manera de “un reino en un paraje de ciegos”, en el que somos gobernados por sombras “en el entresueño de los bárbaros”. País habitado por extraños personajes como el Rey de Burlas y el vendedor de humo. Así, en el poema “Dictado por los muertos”, incluido en su libro No es prudente recibir caballos de madera de parte de un griego (2014), un muerto hace el inventario de escombros de un país que “se hundió en la niebla para siempre”. La revista Ulrika, de larga trayectoria en la poesía colombiana, rinde este merecido reconocimiento a la obra de Juan Manuel Roca. Como tengo la complacencia de su amistad y mi pro funda admiración por lo que representa ser humano y talento como poeta, desde estas páginas quiero agradecerle por sus libros y su conversación que me han iluminado. La amistad y el agra decimiento son hermanos de la iluminación por obra de la escritura y de la palabra. Tal vez por eso a Roca le gusta repetir esa frase de René Char: “La lucidez es la herida más cercana al sol”.
NELSON ROMERO GUZMÁNXIV JORNADAS DE POESÍA CIUDAD DE BOGOTÁ
humanista colmado de principios vitales, conversación inteligente, irónica y humorística, lúdica, punzante, misteriosa, implacable, sutil, laberíntica yMenciónauténtica.aparte merece su participación en el mejor y más influyente publicación cultural en la Historia del país: el Magazín Dominical de El Es pectador. En la segunda etapa de esta memorable revista-suplemento, Roca fue el coordinador editorial de un medio que aglutinó un conjunto de exce lentes colaboradores: ilustradores, filósofos, poetas, comentaristas, ensayistas, educadores, intelectua les, agostosemonacional.todocióndeunaronrealizadores,rosoyconartistas,humanistas,quienes,suscreacioneseltrabajorigu-delequipodehiciedelMagazínpublicaciónampliaaceptaydifusiónenelterritorioElúltinúmero,847,publicóel8dede1999.
POR GABRIEL ARTURO CASTRO
Nace en diciembre de 1946; crece bajo el influ jo de su padre, el periodista y diplomático, Juan Roca Lemus y de su tío materno Luis Vidales, el gran poeta vanguardista, quien publica en 1926 su detonante libro Suenan timbres, en un país que “aún dormía un largo bostezo virreinal”. En aquella época Picasso inicia su producción de cerámica y F. Bacon presenta Pintura, una de sus obras magistrales; se exhibe Roma, ciudad abierta, de Rossellini; Sartre da a conocer El existencialis mo es un humanismo; José Lezama Lima culmina su novela Paradiso; Miguel Ángel Asturias, El señor nuestraterminantetán,JorgeelllóañosRocadotePerónyLara,Fernandopresidente;CharryNocturnosotrossueños.seconvier-enjefedeEstadeArgentina.tendríadoscuandoesta“elBogotazo”,asesinatodeEliécerGai-unhechode-paraHistoria.
Desde El Espantapárrafos Libros, su rincón de encuentro, taller de creación, edición de textos y presentación de los mismos, sigue con su acto de fe, ejercicio espiritual e intelectual que le demanda la literatura. Clara Vidales, madre del poeta
ULRIKA 71 | 57 Breve cronología de Juan Manuel Roca
XIV JORNADAS DE POESÍA CIUDAD DE BOGOTÁ
Anarquista declarado, escéptico por convic ción profunda, nunca ha hecho parte de algún grupo instalado en el poder. Por fortuna no ha permitido lo encasillen en guetos, ni lo encarcelen en las circunstancias de su época. Su independencia de gran poeta ha aportado una lectura critica del arte y la sociedad, constituyéndose como un individuo creador esencial en la Cultura de Colombia, uno de los pocos corazones de van guardia que aun resisten, un alma alerta que cree en el dialogo y en el canto conjunto. Roca es un Luego vinieron otros esfuerzos editoriales de gran talente, como La Sangrada Escritura, el periódico de babel, cuyo editorial del primer número señalaba que era un intento por ligar literatura y periodis mo, en un país donde las artes viven en el inxilio. El periódico llegó hasta el número 5, mayo de 2002.
58 | ULRIKA 71 Ha sido animador de numerosos Festivales de poesía alrededor del mundo. Uno de ellos, quizás el más cercano a sus afectos, es el Festival Inter nacional de Medellín, convocado por la Fundación Prometeo, dirigida por Fernando Rendón, encuentro realizado desde 1991.
GABRIEL ARTURO CASTROXIV JORNADAS DE POESÍA CIUDAD DE BOGOTÁ
Inútil el esfuerzo de quienes trataron de vincularlo con la Generación Desencantada o Genera ción sin Nombre, dado que su interacción con el lenguaje de los medios masivos y la cotidianidad es poca; además posee un tono más emotivo que in telectual; y tercero; su centro es la imagen poética, enraizada en la tradición latinoamericana que representan César Vallejo y Juan Rulfo. Es también cultor de la poesía surgida en el Romanticismo y expresionismo alemán, léase Novalis, Trakl, que luego explorarían los surrealistas franceses, enca bezados por Bretón, Lautréamont y Rimbaud. En relación con la poesía colombiana, reconoce la influencia de José Asunción Silva, Aurelio Arturo, Luis Vidales, Carlos Obregón, Héctor Rojas Herazo y Fernando Charry Lara. Siguiendo las palabras de Guillermo Martínez González, Roca habla al corazón y a la inteligen cia de los hombres. Su poesía convoca a la suble vación, a la denuncia, pero también a la resonancia de las experiencias esenciales y los motivos de la lírica de todos los tiempos”. Pasó su infancia entre México y Paris. Adolescencia en Medellín, lugar donde cursó sus estu dios secundarios, antes de dedicarse por completo a la lectura, al arte y la literatura. Al interior de las décadas de los 40, 50, 60 y 70, a puertas de la publicación de su primer libro Memoria del agua (1973), el ámbito de pensamiento, de literatura e historia, fue marcado por la aparición de ciertos acontecimientos, vitales para la construcción de su obra, eventos fundacionales, los cuales, junto a su obra personal, contribuirán a cimentar un espigado lenguaje, un alto dominio del oficio y una Escritura que trasciende toda Hispanoamé rica. He aquí una apretada síntesis de las voces, eventos, escuelas, autores, sucesos, que han com partido un horizonte de tiempo con su extensa y profunda creación: Las armas milagrosas, de Aime Cesaire. Hojas de Hipnos, de René Char. Defunciones y nacimientos, de Dylan Thomas. La Peste, de Camus. La poética de la ensoña ción, de Bachelard. Narciso ciego, de Thiago de Mello. Violencia, pintura de Alejandro Obregón. Morada al sur, de Aurelio Arturo. Sin embargo, pintura de Roberto Matta Pedro Páramo, de Juan Rulfo. Cantos pisanos, de Ezra Pound. El túnel, de Sábato. El ladrón de bicicletas, de Vittorio de Sica. Sol rojo, de Marc Chagall. El ser y el tiempo, de Heidegger. For mación del Berliner ensamble, de Brecht. Esperando a Godot, de Samuel Beckett. La strada, de Fellini. Agresión de las formas contra el ángel, de Héctor Rojas Herazo. Golpe militar en Ar gentina y exilio de Perón. El Gramma llega a Cuba. Muere el dictador Somoza. El arte de amar, de Eric Fromm. El séptimo sello, de Berg man. Gran pintura, de Tápies. La revolución cubana. El tambor de hojalata, de Gunter Grass. Obras de René Magritte. Matanza de Sharpeville, en Sudáfrica. Hijo de hombre, de Augusto Roa Bastos. Construcción del muro de Berlín. El coronel no tiene quien le escriba, de García Márquez. La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes. El siglo de las luces, de Alejo Carpentier. El án gel exterminador, de Buñuel. El evangelio según San Mateo, de Pasolini. Rayuela, de Cortázar. Aromas cazadores, de René Char. A sangre fría, de Truman Capote. Matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas de México. Asesinato de M.L. King. Festival musical de Woods tock. Aguirre o la ira de Dios, de Herzog. El último tango en Paris, de Bertolucci. Yo el supre mo, de Augusto Roa Bastos. El libro de arena, de Borges. El cine épico y poético de A. Kurosawa. Estado de sitio permanente en Colombia restric ción de las libertades públicas.
¿Entonces, en qué lugar podemos ubicar la producción de Roca en el panorama histórico de la literatura colombiana?
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Claudia Arcila, Marisol Caro, junto J.M. Roca en el Magazín Dominical Juan Manuel Roca y Héctor Rojas Herazo
Juan Manuel Roca en España con sus amigas. Charry, Contreras, Roca, Maffla, Echavarría, Jaramillo Giovanni Quessep y Juan Manuel Roca
J.M. Roca gana el Premio nacional. de poesía Eduardo Cote Lamus, 1975, con su libro Luna de ciegos. Se funda el teatro de títeres La Libélula Dorada, una metáfora viva del arte contemporáneo. Andréi Tarkovski realizó el Espejo, su más celebre obra. Los ladrones nocturnos, 1977 Poesía, de Efraín Huerta. Terra Nostra, de Carlos Fuentes. Claro de bosque, de Maria Zambrano. La lengua absuelta, de Elias Canetti Cartas desde el sueño, 1978 El rodaballo, de Gunter Grass. El arca de Noé, de Vinicius de Moraes. El viento, de M. Chirino. Oh smog, de Juan Calzadilla Mester de caballería, 1979. Señal de cuervos, 1979. Apocalipsis Now, de Ford Coppola. La historia interminable, de Michael Ende. Palabras para Julia y otras canciones, de J.A Goytisolo. Transtierro, de Gonzalo Rojas. El muro, de Pink Floyd. Roca obtiene el Premio nacional Universidad de Antioquia. Los parientes de Ester, de Luis Fayad. Fabulario real, 1980 Muerte accidental de un anarquista, de Dario Fo. La filosofía del futuro, de Eugenio Trías. Culmina su historia de periodismo independiente la Revista Alternativa. Antología poética, 1983 Mujer y pájaro, escultura de cemento recubierta de cerámica, de Joan Miró. País secreto, 1987 El legendario Taller de Poesía orientado por Roca en la Casa de Poesía Silva fue un ejemplo de alta creación durante sus 14 años de labor. Se acentúan las contradicciones entre el desarrollo económico latinoamericano y el endeudamiento externo. El poeta, obra de Fernando Botero, óleo sobre lienzo.
CRONOLOGÍA
Juan Manuel Roca e hija, Bogotá 2016
60 | ULRIKA 71 Ciudadano de la noche, 1989 Tríptico de Comala, 1989 José Asunción Silva, de Fernando Charry Lara. El bar de la calle luna, teatro, del excelente ensayista y dramaturgo Samuel Vásquez, Premio Nacional de Literatura Dramática. Chile regresa a la democracia después de 16 años de dictadura. Luna de ciegos, 1990 Pavana con el diablo, 1990 Del lunario circense, 1990 El laberinto, de Manuel Mujica Laínez. La liebre en la luna, de Germán Espinosa. Exposición de sus fantasmas, Galería Luis Pérez, de Darío Villegas. Noventa años de El principito, de Antoine de Saint-Exupéry. Monólogos, 1994 Cuaderno de Sarajevo, de Juan Goytisolo. Una vida violenta, de Pier Paolo Pasolini. La isla, de Aldous Huxley. Museo de encuentros, 1995 La farmacia del ángel, 1995 Viejo, de Adriano González León. La lentitud, de Milan Kundera. El lenguaje y las instituciones filosóficas, de Jacques Derrida. Tambor en la sombra, antología de la poesía colombiana, de Henry Luque Muñoz. Tertulia de ausentes, 1998 El Quijote, obra de teatro de La Candelaria Víctor Laignelet Sourdís, ganador del premio Luis Caballero, Ministerio de Cultura. Lugar de apariciones, 2000 Premio Nacional de Cuento Universidad de Antioquia. Centenario de nacimiento de Federico Fellini. Los cinco entierros de Pessoa, 2001 Las plagas secretas y otros cuentos, 2001 Prosa, seis ensayos, de Odisseas, Elytis (reedición UNAM)
Gabriel Jaime Franco, Olga Naranjo, J.M. Roca, Gloria Herazo, Catalina Rey, Samuel Vásquez, Santiago Mutis, Jineth Ardila
Samuel Vásquez, Olga Naranjo, Catalina Rey, J.M. Roca, Jineth Ardila, Santiago Mutis, Gabriel Jaime Franco Juan Manuel Roca, Fernando Cruz Kronfly
Luis García Montero, Eduardo Lizalde, J.M. Roca, Marco Antonio Campos
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José Luis Cuevas, Juan Manuel Roca
CRONOLOGÍA
Juan Manuel Roca y Álvaro Mutis
Juan Manuel Roca, Germán Espinoza
Un violín para Chagall, 2003 Esa maldita costumbre de morir, 2003 Rogelio Salmona gana el prestigioso Premio Alvar Aalto, otorgado por la Asociación Finlandesa de Arquitectos (SAFA). Muere Juan Antonio Roda, virtuoso artista plástico, grabador nacido en España, radicado en Colombia desde 1955. Fallece Enrique Buenaventura, dramaturgo y director del Teatro Experimental de Cali. Las hipótesis de Nadie, 2005 Cantar de lejanía, 2005 Recobrar el sentido, de Tomas Segovia. Para Roberto Bolaño, entevistas, de Jorge Herralde. El terrorismo de Estado y los Estados Unidos, por Frederick F. Gareau. El ángel sitiado y otros poemas, 2006. Rocabulario, 2006 El grupo argentino Les Luthiers repone su gran obra Mastropiero. Muere el famoso cantante de soul James Brown. Mister Pip, de Lloyd Jones. La casa sin sosiego, 2007 Premio Casa de las Américas, Premio de Poesía José Lezama Lima, por Cantar de lejanía. Antología personal. Juan Gelman el 29 de noviembre gana el Premio Cervantes. Borges, un escritor en las orillas, de Beatriz Sarlo.
Patricia Durán, Juan Manuel Roca
Arenga del que sueña, 2002 Teatro de sombras con César Vallejo, 2002 Fallece el gran escritor y amigo Héctor Rojas Herazo. Antonio Samudio publica una serie de collages, Taller Arte Dos Gráfico y Quinta Galería, titulada: Cuadros de una exposición que no se hizo. Germán Espinosa publica su novela Los Ojos del Basilisco. Aparece en las librerías La elegía de las voces, de Mario Rivero. Felices los normales. Poemas escogidos, 1994-1999, de Roberto Fernández Retamar. Jorge Bocannera publica La pasión de los poetas.
62 | ULRIKA 71 Testamentos, 2008 Diccionario anarquista de emergencia, 2008 Muere uno de los más importantes arquitectos de Colombia: Rogelio Salmona. La narrativa de Augusto Monterroso, de Francisca Nogueraul. Construcciones sobre la masculinidad, de Elena Garro. Biblia de Pobres, 2009 Edgar Negret, el Gobierno Nacional de Colombia, en el marco del nonagésimo aniversario de su nacimiento y de los 25 años de creación de su Casa Museo en Popayán (Cauca), le otorgó la Gran Orden Ministerio de Cultura. Antonio Cisneros, Premio de Poetas del Mundo Latino Víctor Sandoval, Aguascalientes (México). Quino, participó con un original de Mafalda en Bicentenario: 200 años de Humor Gráfico, Museo Eduardo Sívori de Buenos Aires. Tres caras de la luna, 2013 Genaro Manoblanca, 2013 Satura, ensayos, de Jaime Alberto Vélez. Conferencia de Jean-Marie Gustave Le Clézio, Feria del libro de Bogotá. El beso de la Gioconda, 2015 Los diarios de Emilio Renzi, por Ricardo Piglia. Ida Vitale, Premio Reina Sofia de poesía Iberoamericana. Silabario del camino, 2016 A lomo de mula, de Alfredo Molano Bravo. Examen de mi padre, de Jorge Volpi. El ruido del tiempo, de Julián Barnes. Patria, de Fernando Aramburu. La carne, de Rosa Montero. Mulieribus, 2022 100 años del natalicio de José Saramago 50 años de El Padrino, basada en la novela de Mario Puzo 400 años del natalicio del dramaturgo Moliére. Variaciones sobre un tema dado, de Ana Blandiana. Mariposas amarillas y los señores dictadores, de Michi Strausfeld.
Juan Manuel Roca, María Mercedes Carranza y Mario Rivero Rafael Del Castillo y Juan Manuel Roca
CRONOLOGÍA
Juan Manuel Roca y Gabriel García Márquez Juan Calzadilla, Juan Manuel Roca Kike Lalinde, Juan Manuel Roca y Billy Echeverry
SELECCIÓN DE TRADUCCIONES DE POEMAS DE JUAN MANUEL ROCA
Preparativi Di Viaggio Una lettera a Hans Brünner Se dovesse decidere di venire al mio paese non si scoraggi né dia ascolto a quelli che le consigliano di non parlare con gli sconosciuti: lo sconosciuto è lei. Non ne tenga conto ed esca la sera senza avvertire il suo angelo custode. Può uscire di notte senza avvisare il suo angelo custode. Non ascolti chi brandisce la Bibbia e lancia una manciata di perbenedizioniilviaggio, faccia finta di essere Ulisse e si tappi le orecchie con la musica. Non è vero che qui le porte d’emergenza servono per entrare pur mancando una via d’uscita. Pensandoci bene, forse è meglio che non venga. Potrà morire in pace, di noia e di vecchiaia in un parco silenzioso di un cantone della Svizzera.
SELECCIÓN DE TRADUCCIONES DE POEMAS DE JUAN MANUEL ROCA AL ITALIANO Y AL PORTUGUÉS
Preparativos Para El Viaje Una carta a Hans Brünner Si venirdecideami país no se desaliente ni haga caso a quienes le recomiendan no hablar con desconocidos: el desconocido es usted. Haga caso omiso y salga de noche sin avisarle a su ángel de la guarda. Puede salir de noche sin antes prevenir a su ángel de la guarda. No oiga al blandebiblias que le da un puñado de parabendicioneselviaje,fínjase Ulises y tapone de música sus oídos. No es cierto que acá las puertas de emergencia sirvan para entrar aunque no tengan salida. Viéndolo bien, quizá sea mejor que no venga. Podrá morir en paz, de vejez y aburrimiento en un parque silencioso de algún cantón de Suiza. La Calle Del Error A la hermandad patafísica. Entre la calle de las certezas y la avenida de la soberbia, preferí cruzar por la vereda del error. Allí encontré viejos amigos queEncontrédesconocidos.alhombrecreíaposible La Strada Dell’errore Alla fratellanza patafisica. Tra la strada delle certezze e il viale della superbia, ho scelto di percorrere il sentiero dell’errore. Lì ho incontrato vecchi amici sconosciuti. Ho conosciuto l’uomo che credeva possibile
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Allí encontré, nervioso aún, al que quiso esconder en un poema a un hombre a punto de ser fusilado, al que siempre ignora qué responder cuando preguntan “quién anda por ahí”, al ladrón de imposibles, al que quiso ser jinete de sí mismo y se dio a galopar en su locura, al que quiso colorear las vocales y besar la lejanía, al ciego que no declaraba en las aduanas los paisajes que llevaba en su tacto y solo quería escribir un libro hecho de olores y sabores, al que nunca acertó con el arco y jamás dio en el clavo de lo cierto. Entre la calle de las certezas y la avenida de la soberbia, preferí cruzar por la vereda del error. Allí me encontré viejos amigos que solo leían en los libros el colofón de las erratas. En todos ellos hay más verdades que en los hechos comprobados de nuestra estúpida historia.
64 | ULRIKA 71 inventare uno specchio di ghiaccio per le ragazze del deserto, quello che voleva camminare su tre sponde del fiume, quello che ha pensato di fabbricare la moneta a tre facce, quello che credeva indelebile il suo nome scritto sull’acqua, l’uomo che voleva lasciare il suo corpo a casa per andarsene a passeggio senza la sua presenza ingombrante. Ho preferito il vicolo di chi si sbaglia al salone delle certezze. Ho inseguito le parole confuse di uno che dipinse un tunnel su un muro della prigione per aiutare gli amici a scappare, di quello che sbagliò i calcoli nella costruzione di una bicicletta a vento, del pittore fallito che voleva assaporare col vino il pane dipinto sulla credenza. Tra la strada delle certezze e il viale della superbia, ho scelto di percorrere il sentiero dell’errore. Lì ho trovato, ancora tremante, quello che voleva nascondere in una poesia un uomo che stava per essere fucilato, quello che non sa mai cosa rispondere quando domandano “chi va là”, il ladro dell’impossibile, quello che voleva essere il fantino di sé stesso e si mise a galoppare la sua follia, quello che voleva dipingere le vocali e baciare la lontananza, il cieco che non dichiarava alla dogana i paesaggi che trasportava nel suo tatto con l’unico desiderio di scrivere un libro fatto di odori e sapori, quello che non ci ha mai preso con l’arco e non ha colpito mai nel segno della verità. Tra la strada delle certezze e il viale della superbia, ho scelto di percorrere il sentiero dell’errore. Lì ho incontrato vecchi amici che solo leggevano nei libri l’elenco dei refusi. In tutti loro c’è più verità che nei fatti accertati della nostra stupida storia.
ZINGONIA ZINGONE
inventar un espejo de hielo Para las muchachas del desierto, al que quiso caminar en tres orillas del río, al que pensó en fabricar la moneda de tres caras, al que creyó indeleble su nombre escrito en el agua, al hombre que quiso dejar su cuerpo en casa para irse de paseo sin su estorbosa presencia. Preferí la callejuela de los equivocados que el salón de las certezas. Perseguí las confusas palabras de uno que pintó un túnel en un muro de la cárcel para ayudar a escapar a sus amigos, al que tuvo errores de cálculo en la fabricación de una bicicleta de viento, al pintor fracasado que quería saborear con vino el pan pintado en la alacena. Entre la calle de las certezas y la avenida de la soberbia, preferí cruzar por la vereda del error.
ROCA - ANTONIO NAZZARO
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DE JUAN
ANTONIO NAZZARO L’alcova L’alcova governa il paradiso della casa. Senza chiedermi la parola d’ordine mi apre con un sesamo un paese sconosciuto. L’alcova presiede il discreto eroismo delle Distesacose.al centro di una blindata solitudine, appare bella come i capelli arruffati di una donna che non ricorre alla scaltrezza dello specchio. Dormo con lei come un viaggiatore. Dai miei viaggi le porto il fiore della mia stanchezza. porteQuantein successione devo attraversare per arrivare al suo capezzale e spogliarla! Alcuni neledellaPuntoeL’alcovacomecheunLediripetutaL’alcovanellacomeIoedicredonomalatichesoffrealtefebbrirestaprostrata.micituffochientraterrapromessa.assisteallamiaabitudineresuscitareognimattina.facompagniadivanodipellevivesedutounreucciodanese.èlaculladeisognifidanzatestregate.dipartenzafessuranataledelviaggiosonnosenzaritorno.
La cama La cama gobierna el paraíso de la casa. Sin pedirme el santo y seña me abre un sésamo a un país desconocido. La cama preside el discreto heroísmo de las Destendidacosas.en el centro de una blindada soledad, resulta bella como el desgreño de una mujer que no acude a la argucia del espejo. Duermo con ella como un expedicionario. De mis viajes le traigo la flor de mi cansancio. alydePuntoyLacomoqueunLaderepetidaLaencomoYoydecreenAlgunosaparadebopuertas¡Cuántassucesivasatravesarllegarsutendidoydesnudarla!enfermerosquepadecealtasfiebrespermanecepostrada.mezambulloenellaquienentralatierraprometida.camaasisteamicostumbreresucitarcadamañana.acompañasillóndecuerovivesentadounreyezuelodanés.camaescunadesueñosnoviasembrujadas.departidalagrietanataldelviajesueñosinregreso.
SELECCIÓN DE TRADUCCIONES DE POEMAS MANUEL
Gli adulti lo capiscono e tra tiepide carezze decidono di rinchiuderli in recinti di madreperla. Li ho visti irrompere nella veglia funebre della nonna, rumorosi e ansanti dietro cerchi di ghiaccio e cavalli di legno.
66 | ULRIKA 71 I bambini dell’anarchia
ANTONIO NAZZARO
Poesia del tempo Un bambino si libera dalla mano di suo padre. Entra per la porta girevole di un hotel e dopo il giro, ritorna in strada, è un anziano.
I bambini sono anarchici che fuggono dalla fortezza scolare quando suona la campanella.
I bambini sono anarchici senza proclami o manifesti, creatori di paesi e amici immaginari. Se guarda bene, maestro, prima di Artaud e altri impazienti hanno cancellato i limiti tra il sogno e la veglia. Se guarda bene, prefetto, prima di Carrol hanno visitato l’altro lato dello specchio. Se guarda bene, architetto, i bambini anarchici dipingono una scala, e vi salgono a balzi e una volta in cima cancellano uno dietro l’altro gli scalini. Se guada bene, stalliere, sono cavalierisfrenatisenza cavallo. Los niños de Acracia Los niños son anarquistas que huyen del presidio escolar cuando suena la campana. Los adultos lo advierten y entre tibias caricias deciden enjaularlos en corrales de nácar. Los he visto irrumpir en el velorio de la abuela, ruidosos y acezantes tras aros de hielo y caballos de madera. Los niños son anarquistas sin proclamas ni manifiestos, fundadores de pueblos y amigos imaginarios. Si se fija bien, maestro, antes que Artaud y otros jinetessonSilosborranysubenpintanlosSiotroellosantesSientreborraronimpacienteslinderoselsueñoylavigilia.sefijabien,prefecto,queCarrollvisitaronladodelespejo.sefijabien,alarife,niñosanarquistasunaescalera,porellaatropezonesunavezarribaunotrasotropeldaños.sefijabien,palafrenero,desbocadossincaballo.
Poema del tiempo Un niño se suelta de la mano de su padre. Entra por la puerta giratoria de un hotel y tras el giro, al volver a la calle, es un anciano.
Não conheço dois seres Que odeiem tanto a memória: O dia e as traças. O dia porque passa esporeado pelas horas do homem. E as traças, porque entram na casa E mordiscam o tempo dos livros. Viram-se em minha casa traças cheias de Kafka, E outras lânguidas e tristes Como se tivessem jantado com Vallejo. Embora a teimosia do homem Seja pior que a teimosia das traças: Pelos livros comidos e pelo pólen de letras Que vão deixando nas esquecidas prateleiras, O homem imprime a sua memória E é como se a noite do planeta Fosse uma imensa linotipia. A noite cai. E com ela uma estrela na memória.
Estaciones
El hombre que señaló el pájaro en su vuelo ya no existe. Ni su tosca mano tomando la empuñadura del revólver. Ni el pájaro cayendo en espiral entre hierbales. El beso. El encuentro de las bocas en el último peldaño, Ni siquiera la escalera de caracol Subiendo como volutas de madera hasta el balcón. Ni el balcón donde soñabas bajo el traje de lino. No existe la mujer Que paladeaba escamoteadas ciruelas Ni la ira del jinete en su caballo tras de ella Ni el caballo como un viento encerrado en su pelaje. Llegado el momento, tocados por los dedos del vacío, ¿Cuál la diferencia con lo que nunca ha sido?
Para Fayad Jamís Bogotá, 26 de junho de 1988
Para Fayad Jamís Bogotá, 26 de junio de 1988 JÚDICE
Estrella en la memoria La noche cae. y cae con ella una estrella en la memoria. El día está hecho para la desmemoria, pero la noche, la susurrante noche, abre su párpado al recuerdo. No conozco dos seres que odien tanto la memoria: el día y las polillas. el día porque pasa espoleado por las horas del hombre. y las polillas, porque entran en la casa y mordisquean el tiempo de los libros. Se han visto en mi casa polillas llenas de Kafka, y otras lánguidas y tristes como si hubieran cenado con Vallejo. Aunque la terquedad del hombre es peor que la terquedad de las polillas: por los libros comidos y el polen de letras que ellas van dejando en los olvidados anaqueles, el hombre imprime su memoria y es como si la noche del planeta fuera una inmensa linotipia. La noche cae. Y con ella una estrella en la memoria.
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POEMAS DE JUAN MANUEL ROCA TRADUCIDOS AL PORTUGUÉS
Estações O homem que visou o pássaro no seu voo já não existe. Nem a sua tosca mão segurando o punho do revólver. Nem o pássaro caindo em espiral entre as ervas. O beijo. O encontro das bocas no seu último degrau, Nem sequer a escada de caracol Subindo como volutas de madeira até à varanda, Nem a varanda onde sonhavas sob o traje de linho. Não existe a mulher Que saboreava furtadas cerejas Nem a ira do ginete no seu cavalo atrás dela Nem o cavalo como um vento encerrado na sua pelagem. Chegado o momento, tocados pelos dedos do vazio, Qual a diferença com o que nunca foi? Estrela na memória A noite cai. E cai com ela uma estrela na memória. O dia está feito para a desmemória, Mas a noite, a sussurrante noite, Abre as suas pálpebras à recordação.
NUNO
JOSÉ ÁNGEL LEYVA (Durango, México, 1958) Poeta, narra dor, ensayista, editor y promotor cultural. Director de La Otra, revista de poesía, Artes visuales y otras letras.
LAUREN MENDINUETA (Barranquilla, Colombia, 1977) Poeta, ensayista y traductora. Con más de once libros de poesía editados en Colombia, México, España, Italia y Portugal.
ROBINSON QUINTERO OSSA (Caramanta, Colombia, 1959) Poeta y ensayista. Licenciado en Comunicación Social y Periodismo por la Universidad Externado de Colombia.
OFELIA PÉREZ SEPÚLVEDA (Nuevo León, México, 1970) Escritora, investigadora y productora multidisciplinaria. Se ha desempeñado en la administración cultural, la docencia y el periodismo en prensa y radio.
NELSON ROMERO GUZMÁN (Tolima, Colombia, 1962) Poeta, ensayista, profesor de la Universidad del Tolima, inte grante del Grupo de Investigación en Literatura. Editor.
ZINGONIA ZINGONE Londra, Italia, 1971) Licenciada en eco nomía, poeta, narradora y traductora que escribe en es pañol, italiano, francés e inglés. Sus títulos más recientes en español...
LUIS GARCÍA MONTERO (Granada, España, 1958) Poeta y crítico literario español, ensayista, catedrático de Litera tura Española en la Universidad de Granada. Director del Instituto Cervantes.
EDWIN MADRID (Quito, Ecuador, 1961) Poeta, ensayista y editor. Premio Casa de América de Poesía Americana, España, 2004.
ANTONIO NAZZARO (Turín, Italia, 1963) Periodista, poeta, traductor, video artista y mediador cultural. Fundador y coordinador del Centro Cultural Tina Modotti.
JORGE BOCCANERA (Buenos Aires, Argentina, 1952) Poeta, crítico, periodista. Fue secretario de redacción en revistas culturales. Coordinó la “Cátedra de Poesía Latinoamericana” de la U. Nacional de San Martín.
MARGARITO CUÉLLAR (Potosí, México, 1956) Poeta, narrador, periodista y editor. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y maestro en Artes.
NUNO JÚDICE (Mexilhoeira Grande, Portugal, 1949) Es au tor de una extensa obra poética traducida y publicada en distintos idiomas.
GONZALO ROJAS (Chile, 1916-2011) Considerado como uno de los poetas más influyentes e innovadores. Estudió Derecho y Literatura en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile.
GABRIEL ARTURO CASTRO (Bogotá, Colombia, 1962) Poeta. Antropólogo social de la Universidad Nacional; escritor, ensayista, comentarista de libros y tallerista de Escrituras Creativas.
LUZ HELENA CORDERO VILLAMIZAR (Bucaramanga, Colombia, 1961) Es poeta y narradora. Poemas suyos se han traduci do al inglés, al portugués y al alemán.
LUZ MARY GIRALDO (Ibagué, Colombia, 1950). Poeta, ensa yista, antóloga y profesora universitaria. Homenajeada por el Festival Internacional de Poesía de Bogotá, 2020.
CELEDONIO ORJUELA DUARTE (Líbano, Colombia, 1956) Estu dió literatura en la Universidad Pedagógica Nacional. Poeta, ensayista y narrador, colaborador de revistas literarias.
ENRIQUE SÁNCHEZ HERNANI (Lima, Perú, 1953) Sociólogo, poeta, escritor y periodista. Estudió Sociología y Litera tura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
68 | ULRIKA 71 Índice de autores
El Establo de Pegaso
RELOJ DE ARENA Casa de Citas en sus 30 años