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La generación del 70: flores y temblores en la poesía peruana

Poeta Enrique Sánchez Hernani de La Sagrada Familia con Enrique Verastegui del movimiento Hora Zero.

n Por E ri S H r a i

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Desde los inicios de la República, Lima fue siempre el espacio público donde convergieron los distintos poderes públicos desde donde se manejaba (o ignoraba) el país, como un teatro de marionetas, y donde debían aparecer los principales intelectuales y artistas de la nación para poder afirmar que tuvieron cierto éxito y audiencia. Hubo pocas excepciones, como el Grupo Orkopata (1926-1932, aprox.), acaudillado por el escritor Gamaliel Churata, en la andina ciudad de Puno, al extremo sureste peruano, al lado del lago Titicaca. O el Grupo Norte (1915-1930 aprox.), dirigido por los poetas Antenor Orrego y José Eulogio Garrido en la ciudad de Trujillo, en la costa norte peruana, donde hizo sus primeras armas literarias César Vallejo, antes de marchar al destierro de París.

Pero en la década de 1950 algo cambió: grandes oleadas de migrantes provincianos se abalanzaron sobre Lima, hartos de esperar que la modernidad o la prosperidad tocasen sus alejadas puertas, en lo que el sociólogo y antropólogo José Matos Mar llamó «desborde popular». Estos se apropiaron de la inhóspita

periferia de la capital y desde allí pugnaron por mejorar su estatus social y económico. Hacia mediados de la década de 1960, muchos de los hijos de aquellos migrantes ya se educaban en universidades públicas limeñas, al lado de los hijos de las élites provincianas, que enviaban a su prole a Lima con la esperanza de obtener una mejor educación.

APARICIÓN DE LA POESÍA GRUPAL

En 1968, mediante un golpe de Estado que sacó del poder al presidente centro-derechista Fernando Belaunde Terry, un grupo de militares, acaudillados por el general Juan Velasco Alvarado, se apropió del gobierno, que duró hasta 1975, cuando otro general, Francisco Morales Bermúdez, lo destituyó para quedarse hasta 1980. La de Velasco no fue una dictadura militar típica. De alguna manera estuvo influida por la creciente prédica socialista mundial, que había puesto en el poder, por ejemplo, a presidentes como el egipcio Gamal Abdel Nasser, que, sin ser un marxista ortodoxo, predicaba aires de transformación. Velasco, a su manera, hizo lo propio.

El gobierno de Velasco transformó radicalmente la sociedad peruana, echando del poder a la rancia oligarquía limeña, que había gobernado el Perú entre bambalinas durante décadas, y permitió la aparición de multitudes de trabajadores en la política (apoyando a los que le seguían y reprimiendo a los contrarios, que estaban a la izquierda de su proyecto), en una magnitud que antes solo se había visto cuando se gestó el movimiento sindical peruano en el primer cuarto del siglo xx. Estas multitudes también hicieron sentir su presencia en la cultura, influyendo de manera decisiva en los escritores y artistas con sensibilidad social.

El mundo estaba conmovido y así se sentía en el Perú. Había ocurrido la Primavera de Praga (1968), la Revolución de Mayo francesa (1968), la Masacre de Tlatelolco (1968), la Revolución Cultural china (1966), el Festival de Monterrey (1967), el Festival de Woodstock (1969), el Altamont Free Concert (1969), la Revolución Cubana cumplía diez gloriosos años, el movimiento pacifista se nutría con sus manifestaciones contra la guerra en Vietnam, entre los jóvenes reinaba el hippismo y el rock era la masiva música contracultural que encandilaba sus mentes y corazones. Las lecturas de psicoanálisis, marxismo, estructuralismo, o las teorías de Herbert Marcuse, eran pan de todos los días.

Poéticamente, en el Perú, además de toda esa eclosión, se instauró la influencia de la poesía de lengua inglesa entre los jóvenes poetas. Se leía con apremio y furor a la Generación Beat, a Ezra Pound, Robert Lowell, T.S. Eliot, Edgar Lee Masters, William Carlos Williams, pero también a los coloquialistas cubanos como Fayad Jamis, Roberto Fernández Retamar, Pablo Armando Fernández y Luís Rogelio Nogueras, a los exterioristas nicaragüenses orientados por Ernesto Cardenal y a los nadaístas colombianos, donde eran conocidos Gonzalo Arango, Jotamario Arbeláez y el todavía X-504, tiempo después Jaime Jaramillo Escobar.

En ese minuto esencial, posiblemente en 1968, apareció en Lima la Generación del 70, caracterizada por la irrupción de movimientos poéticos, de poesía grupal, de revistas furibundas, de manifiestos donde se decapitaba a las anteriores generaciones, con jóvenes que desarrollaban un intenso activismo cultural y que sacaron los recitales de poesía de las bibliotecas hacia espacios donde antes no era frecuente leer públicamente, adoptando un gesto de rebeldía y una clara simpatía por las más recientes corrientes poéticas, además de claras posturas políticas de izquierda.

En el inicio se desenvolvieron, principalmente, dos grupos literarios notorios: Hora Zero (dándole un giro a libro de Ernesto Cardenal) y Estación Reunida (en memoria del poeta guerrillero peruano Javier Heraud, asesinado en 1963), aunque hubo otros, como el promovido por la revista Gleba Literaria. El primero, que amplió sus fronteras hacia los jóvenes poetas de provincias y creó una comuna entre hippie y poética en una vieja casona de Lima, sobrevivió con furor desde 1970 hasta la década de 1980, aunque aún ahora siguen dando eventuales recitales y publicando libros colectivos. El segundo, cuyas voces eran de la Universidad Mayor de San Marcos y fuertemente politizados, con simpatía por la revolución cubana, duró dos años, a partir de 1967, cuando apareció el primer

número de su revista, aunque siguen en plena acFrancisco. Allí nos reuníamos siempre; los sábados tividad poética hasta hoy de forma individual. Un llegábamos pasado mediodía y nos retirábamos muy pequeño número de poetas independientes circunde noche, tras haber hecho sumarios talleres de poedó uno u otro grupo, sin afiliarse, como José Watasía y jugado partidos de fulbito con los vecinos. nabe o Abelardo Sánchez León. De entre todos los jóvenes que asistíamos a esa

A mediados de la década de 1970, muchos de los gran escuela de la calle, los del grupo más asiduo principales poetas activistas que iniciaron la ruptu–y que juzgamos teníamos una poética e intereses ra generacional de esos años, ya habían emigrado a similares– decidimos fundar un nuevo grupo poético París y México, volviendo a recorrer la ruta paradigy publicar una revista. Es así como en junio de 1977 mática acometida por anterioapareció el primer número de res generaciones para dedicarLa Sagrada Familia, integrado se íntegramente a la escritura. por los poetas Luis Alberto Ello produjo un notorio vacío Castillo, Edgar O’Hara, Róger en Lima a nivel de grupos, Santiváñez, quien esto escribe pero la actividad poética sey el narrador Guillermo Niño guía tumultuosa e incesante. de Guzmán. La revista publiLos poetas que aparecían año có nuestro primer manifiesto a año para fundar sus propias y poemas de los congregados. revistas y decir su voz, sin queLlegamos a editar cuatro núrer formar nuevos grupos, aunmeros sucesivos, el último en que cobijados bajo una misma marzo de 1979, y muchos liestela generacional, eran mulbros, de sus integrantes y de titud. Las voces reconocidas, y amigos cercanos, además de de notoria calidad, ya no eran plaquetas y volantes de poesía menos de una docena, como política en apoyo a los paros pasó en las anteriores generasindicales de los trabajadores. ciones peruanas de poesía. SuEn gesto antiacadémico, premaban, a ojo de buen cubero, sentamos las dos primeras repor lo menos más de sesenta. Libro de Enrique Sánchez Hernani vistas en el bar que cobijaba La poesía ya no era un ejercicio presentado en Bogotá, 2017. nuestras tertulias, y que nosode élites sino, prestándonos un tros bautizamos como Melibea. término muy de la época, era Entre Estación Reunida, un ejercicio de masas. Hora Zero y La Sagrada Fa

Hacia 1974-1975, un grupo de poetas jóvenes milia, más las decenas de revistas independientes de la Universidad de San Marcos y de la Univerque aparecieron por esos años, se hallan las publisidad Católica (el otro semillero limeño de poesía), caciones que cobijaron a la Generación del 70. La aún universitarios, empezamos a juntarnos en bares crítica literaria y los estudiosos rápidamente dieron del centro de Lima, a fundar nuestra propia bohecuenta de la aparición de esta nueva promoción mia. En un momento llegamos a ser una veintena de poetas. La antología canóniga que encumbró a de jóvenes que, aún sin libros propios, ya habíasus primeros integrantes fue Estos 13 (1973), de José mos publicado en revistas y diarios. Nos animaba Miguel Oviedo, cuando la nueva generación ya hael interés por intercambiar información y lecturas bía publicado libros y manifiestos, dado recitales, y de poesía. Tras compartir los bares frecuentados por extendido por algunas provincias del país. A partir otras generaciones de poetas, buscamos uno propio, de aquí, no hubo antología o estudio serio que no también en el centro de Lima, en la Plazuela San considerase a sus integrantes.

RASGOS DE LA GENERACIÓN DEL 70 un mismo poema alusiones cultas y populares, así Una notable promoción de poetas, de plena vigencia como el interés por la política explícita. Hubo otras hoy, fueron parte de esta generación. De Estación influencias entre los independientes que enriquecieReunida provienen los hermanos José y Patrick Roron el panorama, pero la visión sobre el rol de la sas, Óscar Málaga, Elqui Burgos y Tulio Mora. De poesía, su utilidad social, era un patrimonio comHora Zero: Jorge Pimentel, Enrique Verástegui, Carpartido. Nunca antes en el Perú hubo tal cantidad men Ollé, Juan Ramírez Ruiz, Manuel Morales, Eloy de poetas y con un nivel tan apreciable. Jáuregui, Yulino Dávila, Jorge Nájar, José Cerna, La Sagrada Familia añadió a estos rasgos el Bernardo Álvarez, Elías Durand, César Gamarra, trato desenfadado del erotismo y un compromiso Sergio Castillo, entre otros. De La Sagrada Familia, político claro, pero antagónico a la poesía social de además de los nombrados, provienen Dalmacia Ruiz los años 50, que había sido influida por el realismo Rosas, Carlos López Degregori, socialista impuesto por la Unión Luís Rebaza, Juan Luís Dammert Soviética. El trato de la vida y Óscar Malca (aunque su prefamiliar y cotidiana, llevados a sencia en el grupo fue breve). niveles de historia, y el humor,

Los independientes son nufueron otras constantes, sobre merosos y solo señalaremos a todo en la poesía de O’Hara. algunos: José Watanabe, AbePero quizá el rasgo más visilardo Sánchez León, Manuel ble de esta poética generacional Cillóniz, Luís La Hoz, Armando fue poner a la calle como el nuevo Arteaga, Óscar Aragón, Cesásujeto poético. La poesía dejaba reo Martínez, César Toro Monaquí su renuencia a tratar el tema, talvo, Enriqueta Beleván, María que antes se consideraba parte de Emilia Cornejo, Marcela Rola prosa. Los poemas se llenaron bles, Rosina Valcárcel, José Mode referencias a calles, plazas, parrales Saravia, Omar Aramayo, Mario Montalbetti, Juan Carlos Róger Santiváñez, Sagrada Familia poeta de La ques y lugares urbanos propios de Lima y otras ciudades del país y Lázaro, Ricardo González Vigil el extranjero, dándole un entorno (a la postre uno de los estudiosos reconocible. Así mismo, la poesía y críticos literarios más importantes del Perú), Nicodel 70 acogió canciones y grupos musicales con nomlás Yerovi, entre otros. bre y apellido, era frecuente mencionar películas o

Con matices y algunas preocupaciones distinpersonajes cercanos en el tiempo, hubo alusiones a tas, aunque no antagónicas, la Generación del 70 hechos de historia reciente, sin preocuparse mucho instauró un lenguaje generacional donde incorposi estas menciones iban a conservar su fuerza evocaró todas sus lecturas matrices. De los Cantares de tiva en las décadas siguientes. Pero el contexto del Pound tomó el versículo, la cadencia a la manera poema, en los grandes poemas de la época, salvó del de himnos, la intensa reflexión sobre la cultura de olvido personas o circunstancias que quizá se hubienuestro tiempo, haciendo paralelos con ciertos mosen perdido de no figurar en los poemas. delos clásicos contemporáneos, y una gran preocuMuy a tono con la época, la ideología socialista pación por la filosofía y literatura de otros países. recorrió los poemas de aquella generación, refle

De la poesía beat tomó su preocupación por la jando las convicciones de la época, pero no solo música y la cultura pop, el uso del lenguaje callejepor un interés testimonial sino porque, entonces, ro, la jerga, el humor y la irreverencia. De la poesía ciertas ideas eran aún una quimera y cabían en el cubana y nicaragüense se prestó la fluidez coloquial, horizonte de los ideales. El derrumbe de los países el conversacionalismo, las posibilidades de unir en socialistas del este de Europa y el fin de la Unión

Soviética cortaron, como en muchas otras disciun tanto vehemente, suelo tomarme de manera plinas, la mención a esos sueños, trasegados malaintensa las cosas que me entusiasman. Por eso mi mente por los burócratas y los nuevos dictadores. poesía se ha llenado cada vez más con las alusiones ¿Qué llevó al principal núcleo de aquella genea la música, por ejemplo, pues soy un melómano. ración a organizarse en colectivos que buscaban una Quizá también se ha colado en mis textos cierta poética grupal y poetizar colectivamente? Fue el contristeza; los desencantos reales quitan la fe y la estexto social y político de la época, donde las multiperanza, y cada vez me resulta más difícil cargar tudes y una nueva era irrumpieron en busca de su con el optimismo. propio destino, donde los jóvenes se descubrieron a Creo también que ahora mi poesía ha dado más sí mismos como una colectividad distinta a las que espacio a la reflexión, mediata e inmediata, aunque habían trascurrido en las generaciones anteriores. no estoy seguro de si la poesía tiene alguna función social práctica. A veces, por asustar a los reporteLA VOZ PERSONAL ros, suelo confesar en mis entrevistas que la poesía Tras el fin de las utopías y el término de los gruno sirve para nada. Pero miento deliberadamente. pos del 70, la mayoría de poetas de aquellos años A mí me sirve para vivir. Jamás he considerado que persistimos en la escritura, pero quedamos impregla poesía sirva para hacer una carrera académica o nados de los sueños e influencias de aquella época. personal. Es mi infierno y mi cielo personal, el alIncluso los mismos poetas de Hora Zero, que hasta tercado constante con la vida, el ajuste de cuentas hoy se reclaman un colectivo, tomaron sus rumbos con lo que hice y lo que dejé de hacer, la autocrípersonales y pasaron a ser responsables individuatica a mis pequeñas depravaciones, la leve ilusión les de lo que escribían y publicaban. de que algo podrá cambiar y que yo habré de ver. Literariamente, he acumulado mis pre«A , por asustar a los reporteros suelo ferencias poéticas hasta casi hacer estallar a mi biblioteca. Curiosamente, no reniefesar q la poesía sirve para nada . Pero go de los poetas que me gustaron siempre. miento deliberadamente . A sirve para vivir ». Pero siempre estoy a la expectativa de hallar un nuevo poeta que me guste, que me asombre, del cual pueda aprender algo y

Personalmente, creo que represento la poética de me sienta feliz releyéndolo. Porque la poesía es el esa generación, pero con los cambios propios que el acto de la relectura, solo que esta se incrementa y tiempo quita y otorga. Entre lo que quitó se halla la se hace cada vez más grande. A pesar de mi edad, alusión explícita a la política; me parece ahora que la no soy de los que creen que no hay nada nuevo por poesía no es el vehículo pertinente para ello, aunque leer y admirar. Me niego a esto. Siempre busco y en lo personal conserve la ideología, pero con matisiempre encuentro. ces distintos. Otra cosa que quizá haya desaparecido Finalmente, aunque ahora escribo con igual es el ímpetu que daba tener 20 o 30 años, y ver que pasión poesía y prosa (sobre todo crónicas), creo la vida era todavía una larga carretera por recorrer. que la luz de la poesía conduce mi destino. Algo En este punto, quizá haya aparecido en mi poesía hay allí, bien al fondo, que brilla e ilumina las cocierto desencanto y cinismo frente a lo que la masas con las que me tropiezo. Tengo una forma disyoría considera como verdades inamovibles, pues el tinta de ver el mundo, y cuando los demás miran tiempo me ha hecho cuestionar muchas de las cosas la apariencia de algo que sucede, yo estoy viendo que antes se veían como inmutables. el comienzo y el fin de un poema nuevo. Es una

Entre las cosas que se han añadido, presumo manía de la cual no tengo cómo escapar.  que están las nuevas lecturas y pasiones que he ido acumulando con el tiempo. Al ser una persona Lima, 4 de abril de 2017

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