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NGOYMALAIÑ, LA JUSTICIA VENDRÁ DE NUESTRAS MANOS Por Pavel Güiñez Coordinador GAP Pueblos Originarios FA
15 días me ha tomado poder escribir algo respecto del asesinato del peñi Camilo, han sido días que parecen meses, la cantidad de información que ha sido desmentida, corregida y vuelta a decir, es tan grande que dudo que exista quien pueda rearmar el relato completo en su cabeza. Camilo, es el muerto número 15 desde el retorno a la democracia, asesinado por esa misma falsa democracia; todavía recuerdo ese 2002 en plenas movilizaciones por más comida en el liceo cuando recibimos la noticia de Alex y sus 7 días de agonía incontenible; aun me recuerdo caminando por las calles de la villa sur en Santiago un 3 de enero, 7 am, escuchando en vivo el asesinato de Matías o las cortinas de agua araucana que nos bañaban mientras la misma radio emitía la noticia que Rodrigo caía muerto... y congelado, indignado, cada muerte marcó a fuego cada día en la memoria mía, y quizás en la de tantos y tantas, son tantos los muertos que cargamos, es tanta la impunidad que la verdad, ya empieza a perder sentido gastar tiempo en cranear hilos de palabras cuando la vida es tan frágil y la voluntad tan pesada de movilizar, trenzar letras para que su danza intente seducir al lector o
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Diciembre 2018
lectora y articule un racimo de ideas fuerza que permitan movilizar la solidaridad y salir del letargo, argumentar el descontento y defenderse... y con ello defendernos. Y la verdad es que resulta inevitable preguntarse: ¿para qué y para quién escribir el hondo pesar que despierta este nuevo episodio?... como que cada muerte asesina también la vocación; que el sistema extractivo, que la economía neoliberal, que la democracia tutelada, que la actual y nueva “pacificación de la Araucanía” dirigida por un tropel de guarenes entrenados en la jungla, y recorrer con la pluma tantos atropellos legitimados a punta de fusil esperando sumar indignación y con ello adherentes que no solo se indignen sino que se movilicen… ¿que acaso no conocemos los horrores? o ¿los obviamos porque pasa “lejos”? ¿Actuamos como cuando aparece el adulto mayor en la fila del banco: haciéndonos los weones?... y pues la coprolalia aflora de tanta rabia, que perdonen las dermis delgadas de aquellos viejos que no creen que uno pueda escribir… a la manera de Redolés... Han pasado 16 días desde el asesinato de Camilo, 16 días en que se inventaron las más creativas historias de parte de quienes en nuestra sociedad debían ser los más serios y responsables, mintieron de capitán a paje para cubrir su vergüenza, mintieron más de 20 veces y hasta ahora solo una escalera ha hecho un poco de justicia en “La Moneda”, se vieron los más horribles titulares en los periódicos masivos enjuiciando a Camilo desde el día uno... y bueno, también afloró una que otra performance de apoyo, cuyo único afán pareciera ser la selfie del momento buscando “ngulumapu” en Temuco (como si Santiago fuera Texas). El león mata mirando, dicen los zapatistas, se sabe amo y señor de la selva mientras el resto de las especies reza no encontrarlo