de las infecciones por StaphylococcuS aureuS en pediatría
Sebastián Camilo Medina Rivera1 Freddi Giovanni Soto2INTRODUCCIÓN
Desde la identificación y caracterización original de Staphylococcus aureus , hasta el desarrollo de nuevas terapias para su tratamiento y la posibilidad de desarrollar una vacuna, el camino que se ha recorrido en el conocimiento de este microorganismo y sus características ha sido largo y lleno de altibajos.
Conocido por ser un coco grampositivo, catalasa y coagulasa positivo, que puede ser desde un microorganismo colonizador de curso asintomático hasta el causante potencial de secuelas y mortalidad a través de múltiples entidades clínicas como bacteriemia, osteomielitis, neumonía necrosante y endocarditis, S. aureus es una bacteria de especial interés para el médico general y para el pediatra.
FACTORES FISIOPATOLÓGICOS GENERALES Resistencia
Una de las principales características históricas del S. aureus es la evolución de su resistencia a los antibióticos que se han usado para su
tratamiento. S. aureus logró mecanismos de resistencia contra la penicilina muy pronto en la historia, así que a principios de los años 60 era bien conocida dicha resistencia. Actualmente es muy raro encontrar S. aureus sensible a penicilina, debido a la presencia de una β -lactamasa propia, codificada en el operón blaZ de origen cromosómico y en transposones.
Como respuesta a esta resistencia a la penicilina se creó la meticilina, que por su alta toxicidad renal no siguió su curso dentro del campo clínico; sin embargo, continuó usándose como marcador de referencia en el laboratorio. De ese uso nominal aparece la definición de S. aureus resistente a la meticilina (SAMR), contraparte de S aureus sensible a la meticilina (SAMS), entendiéndose que ningún β -lactámico que previamente pudiera tener efecto antiestafilocócico tendrá efecto contra el SAMR. Esta resistencia a la meticilina está mediada por la producción de proteínas de unión a penicilina tipo 2A (PBP2a), en S. aureus con resistencia hay adquisición del gen mecA que codifica para generar sitios de unión con menor afinidad a los β -lactámicos.
A raíz del aumento progresivo de la resistencia a meticilina, la vancomicina fue el antibiótico
que recibió la carga de tratar las infecciones complicadas que requirieran efecto bactericida contra S. aureus por más de 50 años, por lo que la aparición de mecanismos de resistencia a este fármaco no se hizo esperar. A través de un plásmido de conjugación proveniente de Enterococcus spp. que contenía el gen Van A , se logró un cambio en el sitio de unión a glucopéptidos, lo que se tradujo en presencia de S. aureus resistente a vancomicina (SARV). Además, existe S. aureus con susceptibilidad intermedia a vancomicina (VISA) y poblaciones heterogéneas de S. aureus (hVISA) que, mediante un proceso de adaptación gradual, han engrosado sus paredes para dificultar el paso del glucopéptido al interior de la bacteria, estas poblaciones son más frecuentes que el VISA.
Existen adicionalmente mecanismos de resistencia a macrólidos, clindamicina y sulfas, que son antibióticos usados en menor medida para el manejo de infecciones graves por S aureus, pero que en nuestro medio cuentan con relevancia clínica.
Virulencia
Los factores de virulencia de S. aureus se describen en la Tabla 1
ENTIDADES CLÍNICAS
Dentro del espectro de manifestaciones de la infección por S. aureus podemos encontrar 4
Factores
MSCCRAMMS (clumping factor), proteínas de unión a fibronectina, colágeno y sialoproteínas de unión a hueso
Biofilm (biopelícula), acumulación de polisacárido, formación de pequeñas colonias (variantes)
Proteína A, cápsula serotipos 5 y 8, leucocidina Panton-Valentine (PVL), modulinas solubles en fenol, proteínas inhibidoras de la quimiotaxis, toxina-g
Proteasas, lipasas, nucleasas, hialuronidasas, fosfolipasas C, elastasas (metaloproteasas), coagulasa
Enterotoxinas, toxina del choque tóxico1(TSST-1), toxina exfoliativa A y B, toxina α-peptidoglicano, ácidos lipoteicoicos
Bacteriocinas, ACME
Unión a proteínas del hospedero, importante en infección osteoarticular, catéteres y sondas
Acumulación de polisacáridos, persistencia en dispositivos e invasión en tejido proinflamatorio
Evasión de sistema inmune, destrucción de células de defensa Aumento de destrucción de tejidos, abscesos, procesos necrosantes
Invasión, destrucción y penetración profunda de tejidos Importante en infecciones necróticas
Efecto de superantígeno, desencadenante de cascada inmunológica, activación de macrófagos y linfocitos T, daño a distancia
Inhibición de otras bacterias e inhibición de radicales libres de oxígeno
Adaptada de: Cervantes-García E, et al. Rev Latinoam Patol Clin Med Lab. 2014;61(1):28-40.
fnbB, cna, sdr, bbp
ica, hemB
Luk-PV, lukF-PV, hlg, cap5, psm-α, chp, eap
v8, hysA, hla, plc sepa, arc
Sea-q (no sef), tstH, eta, etb, hla
Conjunto de genes arc, genes opp-3, bsa
grupos de importancia clínica: enfermedades secundarias a toxinas, infecciones de piel y tejidos blandos, infecciones invasivas e infecciones asociadas al cuidado de la salud.
Enfermedades secundarias a toxinas
Se caracterizan por no estar mediadas de manera directa por el crecimiento bacteriano y la invasión de S. aureus, sino por la respuesta de nuestros tejidos a las enzimas producidas por este, aun a distancia de los focos de infección.
Síndrome de choque tóxico
Caracterizado por la presencia de fiebre, signos clínicos de choque, eritrodermia y descamación, junto con el compromiso de mínimo 3 órganos sistémicos. No requiere del aislamiento en cultivo de S. aureus; sin embargo, si se sospecha la infección primaria, es posible aislarlo hasta en un 90 % de los casos.
La principal causante de este síndrome es la toxina 1 del síndrome de choque tóxico (TSST1), una proteína termoestable sintetizada por genes cromosómicos que tiene función de superantígeno y desencadena una cascada de reacción de citocinas mediada por macrófagos y linfocitos T, que dependiendo de las concentraciones puede generar el efecto de extravasación endotelial o efecto citotóxico.
Síndrome de piel escaldada
Llamado también enfermedad de Ritter y descrita en 1878, se caracteriza por una reacción cutánea de características ampollosas y de descamación intraepidérmica, mediada principalmente por toxinas exfoliativas dentro de las que resaltan las endotelinas tipo A (ETA) y tipo B (ETB). La hidrólisis del dominio extracelular aminoterminal de la desmogleína 1 por las toxinas exfoliativas estafilocócicas da como resultado la interrupción de la adhesión y la escisión de los queratinocitos dentro del estrato granuloso, lo que conduce a la formación de ampollas.
Clínicamente está precedido por odinofagia o conjuntivitis, con una posterior aparición en las siguientes 48 horas de lesiones bullosas, flácidas y delicadas con signo de Nikolsky positivo (desprendimiento de la epidermis con el frote de la misma) y que pueden presentarse desde formas locales en sitios de flexión hasta grandes superficies de la piel. Es más frecuente en menores de 5 años, con una frecuencia aumentada durante el período neonatal, posiblemente por la inmadurez renal que puede llevar a una menor excreción de las toxinas.
Intoxicación alimentaria
Se conoce como estafiloenterotoxicosis o estafiloenterotoxemia a la ingesta de toxinas producidas por S. aureus, en la que resalta su período de incubación corto de menos de 8 horas, con manifestaciones clínicas que pueden ir desde náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea, hasta formas graves con estados de choque. Sin embargo, su curso suele ser corto, de gravedad leve a moderada, que dura aproximadamente 24 a 48 horas.
Infecciones de tejidos blandos
Es la mayor causa de infecciones con aislamiento de S. aureus registradas en nuestro medio, tiene una presentación variada que puede ir desde celulitis hasta abscesos o fascitis con procesos necróticos asociados.
Los factores de riesgo asociados a la recurrencia de estas infecciones están ligados a la colonización, condiciones individuales de la piel (eczema, dermatitis), contacto directo con lesiones activas de pacientes con infecciones de este tipo y condiciones médicas de base.
Clásicamente, se ha descrito que la primera línea de tratamiento es la incisión y drenaje de las lesiones en la piel que sean susceptibles; sin embargo, en los últimos años el uso de antibiótico sistémico de manera conjunta al drenaje ha disminuido la recurrencia.
El tratamiento en general va a estar determinado por la gravedad de la infección y la epidemiología local, mientras que la duración del tratamiento sigue siendo tema de debate; aunque cada vez se proponen esquemas más cortos en la mayoría de enfermedades, cursos tan cortos como 3 días podrían resultar en mayores recurrencias de la infección a un mes.
Infecciones invasivas
En este grupo tenemos las entidades que vemos con mayor frecuencia en el ámbito hospitalario, se caracterizan por presentar manifestaciones clínicas moderadas a graves, con alto riesgo de complicación y morbimortalidad.
Neumonía
Luego de la ampliación de la vacunación para Haemophilus influenzae y Streptococcus pneumoniae, S. aureus se ha convertido en una etiología con mayor relevancia en neumonía adquirida en la comunidad (NAC). Ya sea por sus factores de virulencia intrínsecos o por estar fuera del cubrimiento de los regímenes antibióticos de primera línea para neumonía adquirida en la comunidad, la infección pulmonar por S. aureus se ha caracterizado por una progresión rápida, que puede resultar en un curso clínico complicado con mayores tiempos de estancia hospitalaria, mayor requerimiento de ingreso a la unidad de cuidados intensivos pediátricos (UCIP) y mayor necesidad de ventilación mecánica o intervenciones quirúrgicas y aumento de la mortalidad.
A diferencia de la presentación clásica de la NAC, en la neumonía por S. aureus es muy frecuente encontrar complicaciones como derrame pleural, focos de necrosis, cavitaciones o empiema y son justamente estos hallazgos los que deben hacernos sospechar de manera temprana la presencia de este microorganismo para iniciar cubrimiento antibiótico adecuado sin suspender cubrimiento para neumococo
o H. influenzae (que también puede generar cursos de enfermedad complicada en algunos de sus serotipos más frecuentes).
La sobreinfección por S. aureus después de neumonías virales tampoco es infrecuente y genera un aumento de hasta 8 veces el riesgo relativo de mortalidad en niños previamente sanos, como bien se evidenció en la epidemia de influenza H1N1 en 2009. Es por esto que, a pesar de tener un primer reporte de infección viral, ante un cuadro clínico atípico o presencia de complicaciones, es necesario iniciar el cubrimiento antibiótico previa toma de hemocultivos y cultivos de aquellos sitios susceptibles de drenaje o manejo quirúrgico, y se sabe que hasta un 26 % puede cursar con bacteriemia y un 52 % puede tener crecimiento del S. aureus en derrames y empiemas.
Infecciones de sistema nervioso central
La infección por S. aureus al nivel del sistema nervioso central (SNC) no suele ser frecuente y, de suceder, está asociada a procedimientos quirúrgicos, siembras a distancia por bacteriemia o compromiso por extensión de focos parameníngeos. La presencia de dispositivos en el SNC como derivaciones ventriculoperitoneales aparece hasta en un 70 % de estas infecciones, seguida por meningitis hemorrágicas hasta en un 13 % y un 10 % manifestada como abscesos epidurales de localización espinal.
Debe sospecharse en pacientes con fiebre y alteraciones neurológicas (cefalea, alteración del estado de consciencia, emesis), dolor cervical o de espalda y compromisos medulares. En el caso de sospecha de infección en dispositivos intracraneales, la disfunción de los mismos y la presencia de signos inflamatorios en el trayecto o los puntos de entrada de los dispositivos pueden ser orientadoras.
La toma de muestras de líquido cefalorraquídeo e imágenes (resonancia magnética nuclear
[RMN] contrastada, de elección) debe ser prioritaria y el inicio de antibiótico debe considerar una adecuada penetración al SNC, así como el retiro de los dispositivos involucrados y el drenaje de colecciones susceptibles para lograr el éxito terapéutico.
Infecciones musculoesqueléticas
La clínica de las infecciones musculoesqueléticas va desde el compromiso muscular en las piomiositis hasta las infecciones osteoarticulares, que son secundarias en su mayoría a siembras hematógenas, por lo que las manifestaciones pueden ir desde síntomas locales hasta compromiso sistémico grave.
El compromiso muscular suele estar localizado en su mayoría hacia la región pélvica y los músculos de extremidades inferiores. Por su parte, las infecciones osteomusculares son frecuentes en huesos largos de miembros inferiores, seguidas de los huesos largos de los miembros superiores, en una alta relación con el flujo sanguíneo aumentado en las epífisis y placas de crecimiento de los mismos. Tienen alta posibilidad de complicación y secuelas con presencia de colecciones subperiósticas y trombosis venosas sépticas y no sépticas que por drenaje anatómico pueden terminar en émbolos sépticos pulmonares.
Deben sospecharse en aquellos pacientes que presenten fiebre, signos inflamatorios locales, dolor localizado desproporcionado respecto al estímulo, limitación de los arcos de movimiento, alteración para la marcha y pérdida de la fuerza. El diagnóstico parte de la clínica, pero la proteína C-reactiva (PCR) será de importancia no solo para el diagnóstico sino también para el seguimiento una vez iniciado el tratamiento. Dada la frecuencia de siembra hematológica, la toma de hemocultivos es fundamental para orientar el tratamiento antibiótico dirigido final. La RMN contrastada será la imagen de elección y de gran ayuda tanto para el diagnóstico como
para la evaluación del compromiso total de la infección y la planeación del abordaje quirúrgico, que junto al inicio temprano de antibiótico (especialmente en pacientes con compromiso grave y rápido deterioro) son pilares del tratamiento. El manejo quirúrgico (drenaje por punción, desbridamiento y curetaje) permite ampliar la posibilidad de aislamiento microbiológico y orientación de tratamiento dirigido.
El tratamiento antibiótico empírico debe escogerse según la susceptibilidad local para S. aureus y el estado clínico del paciente, y debe ajustarse según los aislamientos obtenidos en muestras quirúrgicas y hemocultivos. La duración de la terapia intravenosa, el cambio a vía oral y la duración final de tratamiento han sido tema de amplia discusión, y se han propuesto desde 7 días de tratamiento parenteral con cambio a oral (una vez se logre una disminución significativa de los reactantes de fase aguda y mejoría clínica evidente sin requerimiento de nuevas intervenciones), hasta completar cursos de entre 3 y 4 semanas en ausencia de complicaciones. Sin embargo, la personalización del tratamiento y el seguimiento ambulatorio son vitales en este tipo de patología.
Bacteriemia
S. aureus es una causa frecuente de infecciones del torrente sanguíneo, con un alto grado de morbimortalidad asociada. Puede ser causa y consecuencia de infecciones a distancia en distintos sistemas, que resultan en otras infecciones invasoras o de piel y tejidos blandos. Sin embargo, la aparición de infecciones del torrente sin un origen claro puede oscilar entre el 5 % y el 30 %, y se asocia con mayor mortalidad.
Dentro de los factores de riesgo descritos para este tipo de infección se encuentran la colonización, la presencia de dispositivos endovasculares, inmunodeficiencias (primarias y secundarias), prematuridad y enfermedad
cardíaca congénita. La presencia de fiebre sin foco evidente con compromiso sistémico y de marcadores inflamatorios elevados con o sin choque, especialmente en aquellos pacientes con los factores de riesgo mencionados, deben aumentar el índice de sospecha. Se han descrito como factores de riesgo para bacteriemia prolongada la presencia de SAMR, infecciones musculoesqueléticas, infección endovascular y retraso en el control del foco primario de infección.
El uso de vancomicina con β -lactámico (oxacilina) asociado se propone como primera línea para manejo empírico, se busca un efecto bactericida con buena penetración a diferentes tejidos y adecuada biodisponibilidad. El tratamiento debe ser ajustado tan pronto se disponga del aislamiento y se conozca la susceptibilidad antimicrobiana. En cuanto a la duración, se propone de 7 a 14 días de tratamiento endovenoso en pacientes sin complicaciones, mientras que en el paciente con curso complicado y tendencia al deterioro se propone el seguimiento con hemocultivos hasta lograr 1 muestra sin crecimiento.
Endocarditis e infección endovascular
Es una entidad no muy frecuente en pediatría; sin embargo, la presencia de S. aureus en endocarditis puede ir hasta un 32 % y la mortalidad por este microorganismo puede ascender hasta un 66 %. La sospecha clínica en pediatría puede ser más compleja, al no ser tan frecuente la aparición de los signos clínicos clásicos descritos en adultos como ruidos cardiacos anómalos en la auscultación, insuficiencia cardiaca congestiva y fenómenos embólicos; mientras que síntomas como mialgias, fiebre persistente, astenia, adinamia y pérdida de peso pueden ser más característicos de la entidad en la población pediátrica.
Ante la sospecha clínica, la obtención de hemocultivos (3 sets) de 3 punciones diferentes aumenta la probabilidad de aislamiento microbiológico y la realización de ecocardiograma transtorácico (ETT) puede ser suficiente para lograr hallazgos compatibles con la entidad, sin que un ETT normal descarte la infección.
El retiro inmediato de posibles focos de infección persistente como los catéteres venosos centrales (CVC) es vital para un adecuado tratamiento, que a su vez dependerá de distintos factores como el fenotipo de resistencia, la presencia de dispositivos endovasculares y la presencia de complicaciones, y es de elección para el tratamiento el uso de fármacos con efecto bactericida y la asociación a gentamicina y rifampicina para infecciones en presencia de material protésico cardíaco.
Infecciones asociadas al cuidado de la salud
La colonización en pacientes hospitalizados aumenta en la medida que aumenta la duración de la estancia hospitalaria, así como con los dispositivos invasivos que tenga el paciente, especialmente aquellos de tipo vascular o de vía aérea. De esta forma, hay 3 entidades clínicas altamente asociadas a S. aureus: infección asociada a catéter, infección asociada al ventilador e infecciones de sitio operatorio, que por su baja frecuencia y manejo característico no serán tema de revisión del presente artículo.
TRATAMIENTO
El tratamiento antibiótico de las infecciones antiestafilocócicas según la localización, así como las dosis y consideraciones especiales para cada uno de ellos, se describen en las Tablas 2 y 3.
Tratamiento
Entidad Tratamiento Duración de terapia
Neumonía complicada
Manejo empírico Ceftriaxona +
- Paciente estable: clindamicina
- Paciente inestable: vancomicina Aislamiento final:
- SAMS: oxacilina
- SAMR: vancomicina o linezolida
- Ceftarolina como opción en monoterapia (cubrimiento para SAMR). Revisar indicaciones con infectología.
- 7 a 21 días según la condición clínica y no requerimiento de nuevas intervenciones
- SAMS (7-14 días)
- SAMR (14 días mínimo)
- Tratamiento IV total
Consideraciones especiales
Se hace cubrimiento empírico para microorganismos frecuentes incluido S. aureus. Se ajusta el tratamiento con aislamiento.
Se realiza el drenaje de empiema o manejo quirúrgico de tejido necrótico.
Sin uso de daptomicina por inactivación por surfactante.
Artritis séptica
Manejo empírico:
- Paciente estable: clindamicina
- Paciente inestable: vancomicina + oxacilina
- SAMS: oxacilina o cefazolina IV o
- Cefalosporina de 1° oral
- SAMR: vancomicina, clindamicina o TMP-SMX
Osteomielitis Manejo empírico:
- Paciente estable: clindamicina
- Paciente inestable: vancomicina + oxacilina
- SAMR: vancomicina
- SAMS: oxacilina o cefazolina IV
- Cefalosporina de 1° oral
- SAMR: vancomicina, clindamicina o TMP-SMX
SNC Manejo empírico:
- Vancomicina (sospecha de empiema o infección de DVP)
- SAMS: oxacilina
- SAMR: vancomicina o linezolida (revisar indicaciones con infectología)
- Mínimo 21 días
- Cambio a oral según el drenaje quirúrgico, disminución de PCR y estabilidad clínica
Búsqueda activa de bacteriemia asociada y complicaciones. Con adecuada evolución clínica, hacer cambio a terapia oral sin retraso.
Opciones orales dependen de disponibilidad y tolerancia. Seguimiento ambulatorio estricto con reactantes de fase aguda y condición clínica.
- Mínimo 28 días
- Cambio a oral según el drenaje quirúrgico, disminución de PCR y estabilidad clínica
Búsqueda activa de bacteriemia asociada y complicaciones. Con adecuada evolución clínica, hacer cambio a terapia oral sin retraso.
Opciones orales dependen de disponibilidad y tolerancia. Seguimiento ambulatorio estricto con reactantes de fase aguda y condición clínica.
Absceso cerebral o empiema subdural (4-6 semanas IV) con adecuado drenaje, disminución de PCR y mejoría clínica
En los casos de infección de DVP, el tratamiento debe realizarse IV completo por 10 días y toma de nuevo cultivo (sin complicación) o 21 días y toma de nuevo cultivo (hidrocefalia multicompartimental, ventriculitis, peritonitis complicada). Siempre se debe hacer retiro del sistema, externalización de la derivación y continuar el tratamiento IV hasta 10 días después de lograr cultivos de LCR negativos. Internalización del sistema después de 3 cultivos de LCR negativos.
Bacteriemia
Manejo empírico:
- Oxacilina + vancomicina
- SAMS: oxacilina
- SAMR: vancomicina
- SAMS: 7-14 días
- SAMR: 14 días si los cultivos de control son negativos
- Tratamiento IV completo
Consideraciones especiales
Búsqueda activa de focos metastásicos (osteoarticular, endocarditis, neumonía, catéter central).
ETT si hay clínica de endocarditis, fiebre por más de 72 horas. Evaluar el uso de terapia combinada para reducir toxinas (clindamicina/ linezolida).
Endocarditis
Manejo empírico:
- Oxacilina + vancomicina
- SAMS: oxacilina/cefazolina
- SAMR: vancomicina/ daptomicina (revisar indicaciones con infectología)
- SAMS: 6 semanas
- SAMR: 4-6 semanas
- Tratamiento IV completo
Si hay material endoprotésico, adicionar rifampicina por 6 semanas y gentamicina por las primeras 2 semanas.
Monitorización cercana de eventos adversos.
Celulitis, impétigo, absceso
Manejo empírico:
- Según gravedad
- SAMS: oxacilina-cefalosporina de 1° generación
- SAMR: clindamicina o Vancomicina IV
- Clindamicina o TMP-SMX
Fascitis Manejo empírico:
- Vancomicina
- SAMS: oxacilina
- SAMR: vancomicina o linezolida (revisar indicaciones con infectología)
- 7 a 10 días
- Cambio a oral si hay disminución de PCR y estabilidad clínica
Tratamiento inicial IV si el paciente presenta respuesta inflamatoria, compromiso extenso o compromiso facial.
Evaluar la posibilidad de manejo oral temprano. Si hay recurrencia, evaluar descolonización.
14-21 días dependiendo del requerimiento de manejo quirúrgico y la evolución clínica
Evaluar la coinfección con gramnegativos y realizar el cubrimiento según epidemiologia local y factores de riesgo para Pseudomonas spp.
DVP: derivación ventrículo-peritoneal; ECOTT: ecocardiograma transtorácico; IV: intravenoso; LCR: líquido cefalorraquídeo; PCR: proteína C-reactiva; SAMR: S. aureus resistente a la meticilina; SAMS: S. aureus sensible a la meticilina; TMP-SMX: trimetoprima-sulfametoxazol.
Adaptado de: Kalu IC, et al. Infect Dis Clin North Am. 2022;36(1):73-100; McMullan BJ, et al. Pediatrics. 2020;146(3):e20200134; McMullan BJ, et al. Lancet Infect Dis. 2016;16(8):e139-52; Avedissian SN, et al. Expert Rev Anti Infect Ther. 2021;19(9):1107-116.
Tabla
Antibiótico Dosis Consideraciones
Oxacilina 200 mg/kg/día IV cada 4 horas Dosis altas: elevación de transaminasas
Cefazolina 150 mg/kg/día IV cada 6-8 horas Toxicidad renal
Vancomicina 60 mg/kg/día IV cada 6 horas Concentración: 15-20 mg/L
AUC/MIC 400 mg/h/L
Nefrotoxicidad
Clindamicina 40 mg/kg/día IV o VO cada 6 horas Colitis pseudomembranosa
Linezolida 30 mg/kg/día IV o VO cada 8 horas Freno medular después de 2 semanas de uso, neuritis óptica.
Uso en neumonía complicada e infecciones del SNC por buena penetración a tejidos, uso en fascitis por inhibición de toxinas.
Daptomicina 8-10 mg/kg/día IV cada 24 horas Niños > 1 año: rabdomiólisis. Uso en endocarditis por SAMR cuando no se logra el control de la bacteriemia con vancomicina. No usar en neumonía por inhibición con el surfactante pulmonar.
Ceftarolina 8-12 mg/kg/dosis IV cada 8 horas Niños > 2 meses. Uso en monoterapia para neumonía complicada.
TMP/SMX 10 mg/kg/día VO cada 12 horas Tratamiento IPTB e IOA por SAMR.
Rifampicina 15 mg/kg/día VO cada 24 horas Uso en biofilm o elementos protésicos.
AUC: área bajo la curva; IOA: infección osteoarticular; IPTB: infección de piel y tejidos blandos; IV: intravenoso; MIC: concentración mínima inhibitoria; VO: vía oral.
Adaptada de: Avedissian SN, et al. Expert Rev Anti Infect Ther. 2021;19(9):1107-116.
LECTURAS RECOMENDADAS
3. Matsumoto K, Oda K, Shoji K, Hanai Y, Takahashi Y, Fujii S, et al. Clinical Practice Guidelines for Therapeutic Drug Monitoring of Vancomycin in the Framework of Model-Informed Precision Dosing: A Consensus Review by the Japanese Society of Chemotherapy and the Japanese Society of Therapeutic Drug Monitoring. Pharmaceutics. 2022;14(3):489. doi: 10.3390/ pharmaceutics14030489.
Novel Therapeutic Strategies. Front Immunol. 2021;12:705360. doi: 10.3389/fimmu.2021.705360.
4. Rybak MJ, Le J, Lodise TP, Levine DP, Bradley JS, Liu C, et al. Executive Summary: Therapeutic Monitoring of Vancomycin for Serious Methicillin-Resistant
Manejo de las infecciones por StaphylococcuS aureuS en pediatría
Staphylococcus aureus Infections: A Revised Consensus Guideline and Review of the American Society of Health-System Pharmacists, the Infectious Diseases Society of America, the Pediatric Infectious Diseases Society, and the Society of Infectious Diseases Pharmacists. Pharmacotherapy. 2020;40(4):363-367. doi: 10.1002/phar.2376.
5. Sharma R, Hammerschlag MR. Treatment of MethicillinResistant Staphylococcus aureus (MRSA) Infections in
Children: a Reappraisal of Vancomycin. Curr Infect Dis Rep. 2019;21(10):37. doi: 10.1007/s11908-019-0695-4.
6. Sharma R, Francois D, Hammerschlag MR. New Antimicrobial Agents for the Treatment of Staphylococcal Infections in Children. Pediatr Clin North Am. 2017;64(6):1369-387. doi: 10.1016/j.pcl.2017.08.005.