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Desde la niñez El influjo de la música en el desarrollo infantil
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Entorno Crianza en niños con múltiples cuidadores
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Opinan los expertos Una sana comunicación con su hijo
Crianza&Salud A ñ o 19 - n ú m e r o 4 • B o g o t á, Co l o m b i a
Para el bienestar de la familia
¿realidad o fantasía?
Así es su mundo Antonio
Juliana José
Isabella Matías
Junta Directiva Nacional 2020-2022
Rodrigo Carla
08 Recién nacidos
¿Qué nombre le pongo a mi hijo? La importancia de escoger el que sea adecuado
Alejandra
Olivia Pedro Luna
Diego
Paula Lucas Daniel
Sofía
Sara Santiago David Ana
En este artículo les damos algunos puntos valiosos para que tengan presente al momento de elegir el nombre adecuado para sus hijos.
Presidente Dra. Marcela Fama Pereira
Vicepresidente Dr. Mauricio Guerrero Román
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Secretaria Dra. Ángela Giraldo Mejía
El influjo de la música en el desarrollo infantil
Fiscal Dra. Eliana Zemanate Zúñiga
Conozca los beneficios que la música trae para el desarrollo de los niños y adolescentes, como el mejoramiento de las relaciones interpersonales y la expresión de sentimientos.
Vocales Dra. Iliana Curiel Arismendy Dr. Luis Abello Gámez Dra. Doris Toro Soto Dra. Julietha Castro Gaona Dr. Iván Villalobos Cano Dr. Blair Ortiz Giraldo Dr. Alberto Esmeral Ojeda
16 Escolares
Amigos imaginarios: ¿realidad o fantasía?
Vocal Rpte. Capítulos Dr. Jürg Niederbacher Velásquez
Más allá de lo que se pueda pensar, tener amigos imaginarios es algo normal en los niños en edad preescolar y escolar. En este artículo les daremos algunas pautas al respecto.
Presidente anterior Dr. Nicolás Ignacio Ramos Rodríguez Directora Ejecutiva Gloria Zuccardi Subdirector de Publicaciones y Programas de Educación Virtual Óscar Ruiz
Entorno
Prevención
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Coordinadora Editorial Lina María Martínez Fonseca
Opinan los expertos
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Una sana comunicación con su hijo
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A propósito de ‘Guía práctica del buen trato al niño’, sabía usted que:
Ilustraciones: ©2021 Shutterstock.com MIQUELOFF Foto portada: ©2021 Shutterstock.com
Preguntas y respuestas
Dirección arte/Diseño gráfico Almadigital SAS almadigital2010@gmail.com
El mantener una sana comunicación con su hijo es una de las destrezas más importantes que puede desarrollar como madre o padre. Es clave no solo hablar, sino también escuchar.
Es un libro publicado por la Asociación Española de Pediatría y algunas de sus filiales, donde se analiza la práctica del buen trato a la niñez en una gran variedad de ambientes donde la vida infantil acontece.
Impresión: Panamericana Formas e Impresos S.A.
Crianza & Salud es una publicación bimestral de carácter informativo y educativo, editada por la Sociedad Colombiana de Pediatría, especializada en la crianza y la salud de los niños, desde el nacimiento hasta los 18 años, dirigida a la familia y al público general, de circulación gratuita a pediatras y ginecólogos de todo el país, y por suscripción a particulares. Envíe sus cartas, colaboraciones, preguntas o materiales informativos a nuestra dirección, fax o correo electrónico. Sociedad Colombiana de Pediatría Calle 83 No. 16A-44, oficina 701, edificio Cima Bogotá D.C. Tels.: 6495352-7464706/07 Correo electrónico: publicaciones@scp.com.co
Cómo ayudar a los niños y adolescentes a manejar su estrés El estrés es una parte normal de la vida a cualquier edad. Aquí les presentamos formas saludables de sobrellevar la situación para niños y adolescentes.
Director Juan Fernando Gómez Ramírez
Fotos: ©2021 Shutterstock.com Archivo fotos SCP
Crianza en niños con múltiples cuidadores Independientemente de quién sea el cuidador, este deberá tener sensibilidad y la capacidad de estar alerta y responder de forma asertiva a las necesidades básicas del niño.
Crianza&Salud www.crianzaysalud.com.co Año 19 – número 4 · (Año 2021) ISSN 1692-150X
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Además... Editorial Cartas de los lectores Recomendados en todos los sentidos
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El cambio climático y la niñez
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Caricatura
Guía de anunciantes Infancia es vida más que una preparación para la vida
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O V E NU n ó i c a t n e una alim práctica s e t n e i d e r g Con in naturales 100% r a c ú z a n i S adicionado
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Editorial
El cambio climático y la niñez
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n concepto de los expertos, el cambio climático se define como la consecuencia del calentamiento global de la tierra. Esto es, el aumento general de la temperatura del planeta, que se produce por las emisiones tóxicas que el ser humano genera en sus actividades. Esta condición sobreviniente se traduce en una serie de fenómenos muy preocupantes, como la reducción de los glaciares, la elevación del nivel del mar con la consiguiente disminución de la tierra firme, los ciclones y las precipitaciones y sequías extremas en diferentes partes del mundo, entre otros. Una publicación reciente del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), resalta que la crisis climática se traduce en una crisis de los derechos de la infancia que deteriora su calidad de vida presente y futura al
afectar su justa aspiración a un planeta habitable, todo ello relacionado con la mayor vulnerabilidad de los niños a estas perturbaciones ambientales, explicable, entre otras razones, por su menor capacidad para soportar y sobrevivir a tormentas severas, incendios forestales y todo aquello que altere la calidad del aire. Además, la niñez padecerá también intensamente el deterioro de otros determinantes sociales de la salud, como son el agua potable, la alimentación suficiente y una vivienda segura. Concomitante con la pandemia que afrontamos por el Covid-19, ha adquirido relevancia la utilización del término Sindemia, para definir una sumatoria de epidemias que comparten factores sociales y que coexisten en tiempo y lugar interactuando entre sí, como es el caso del
cambio climático y la recesión económica sumados a la pandemia, que hacen necesaria una visión mucho más amplia para su asertivo afrontamiento que abarque la educación, el empleo, la vivienda, la alimentación y el medio ambiente, entre otros. El interés superior de los niños y adolescentes tendrá que prevalecer en las decisiones que tanto el Estado como la familia y la sociedad adopten para prevenir el catastrófico avance del cambio climático y sus devastadoras consecuencias sobre la calidad de vida y la supervivencia nuestra como especie. Compartimos plenamente la afirmación del reconocido intelectual mexicano Juan Rulfo, cuando advierte que: “Nos salvamos juntos o nos hundimos separados”, totalmente aplicable a nuestra situación actual, que reafirma la gran vulnerabilidad que tenemos como especie.
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Cartas de los lectores
Rta./ Es muy posible, apreciada Juanita, que el caso de su hijo corresponda a lo que se denomina como una “falsa inapetencia”. Una de las mayores preocupaciones de los padres con la alimentación es cuando el niño come menos. Después del primer año de edad es común que el niño reduzca la cantidad de alimentos que consume, generando angustia en los padres y, en muchas ocasiones, convirtiendo el momento de la alimentación en un “campo de batalla”.
Señores Sociedad Colombiana de Pediatría Atte. Revista Crianza & Salud Saludos cordiales. Desde hace varios años soy seguidora de esta publicación y me parece muy importante para los padres que estamos empezando en el mundo de la crianza. Tengo un hijo de un año y medio y desde hace algunos meses (cuatro más o menos) no come bien, su apetito se ha visto muy mermado y tengo casi que obligarlo a comer. ¿Qué puedo hacer?, ¿le debo dar algún complemento que le abra el apetito?
La disminución en la velocidad del crecimiento del niño durante el segundo año, en contraposición a lo acelerada que es durante los primeros meses de vida, hace que se reduzcan los requerimientos energéticos y, por consiguiente, que el niño baje el consumo de alimentos, lo cual lleva a la aparición de la “falsa inapetencia”, que consiste en una aparente merma del apetito del niño, pero con un crecimiento y desarrollo normales y con un buen estado de salud.
Agradezco mucho la orientación que puedan brindarme. Atentamente, Juanita Carranza
En estas circunstancias, a los padres y cuidadores se les recomienda disminuir su angustia y el estrés del niño. Es imprescindible evitar el uso y abuso de suplementos nutricionales que no abren el apetito y pueden aumentar el riesgo de sobrepeso y obesidad. Además, se deben mantener los horarios de las comidas, adecuar el tamaño de las porciones y evitar comidas frecuentes durante el día, para compensar la supuesta mala alimentación del niño. También se debe procurar un ambiente agradable a la hora de comer, sin reprenderlo, para que no asuma la alimentación como un castigo. *Fuente: Posada Á, Gómez JF, Ramírez H. El niño sano. 4a Ed. Editorial Médica Panamericana. 2016.
Guía de anunciantes
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02. Carnot 04. Alpina 11. Sanofi 20-21. GSK 26. Johnson & Johnson
31. Novonordisk 35. Alpina 39. PTC Therapeutics 40. Sociedad Colombiana de Pediatría
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Isabella Matías
Rodrigo Carla
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Sebastian Alejandra
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Paula Lucas Daniel
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Sara Santiago David Ana
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Así es su
mundo “La salud humana es un reflejo de la salud de la tierra”. Heráclito de Éfeso (540-480 a. C.)
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Recién nacidos ¿Qué nombre le pongo a mi hijo? La importancia de escoger el que sea adecuado
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Desde la niñez El influjo de la música en el desarrollo infantil
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Escolares Amigos imaginarios: ¿realidad o fantasía?
Así es su mundo
Recién nacidos
La importancia de escoger el que sea adecuado Por: Luis Carlos Ochoa Vásquez Pediatra puericultor - Universidad de Antioquia Profesor titular de Medicina UPB
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l tercer principio de la Declaración Universal de los Derechos del Niño dice textualmente: “El niño tiene derecho desde su nacimiento a un nombre y a una nacionalidad”. Es decir, dentro de los derechos fundamentales de los niños y adolescentes está el de tener un nombre, lo que significa, ni más ni menos, que se trata de una cualidad que, al igual que su aspecto físico y sus huellas dactilares, va a permitir su identificación por el resto de sus vidas. Por ello, a continuación, les damos algunos puntos valiosos para que tengan presente al momento de elegir el nombre adecuado para sus hijos:
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¿Por qué es tan importante el nombre para una persona?
Tener un nombre es, ante todo, una necesidad, pues es una manera práctica para identificar a alguien, para diferenciarlo de los demás, pero también es una forma de ser, de adquirir identidad, de ser individualizado, de convertirse en un sujeto, en un ciudadano, en alguien que va más allá de un simple número (registro civil, cédula, pasaporte). Pero el nombre igualmente juega una función muy importante en los procesos de socialización y comunicación, situación mucho más válida cuando de niños se trata. Cuando nos ponemos en contacto con otra persona por primera vez, lo primero que decimos al saludar es nuestro nombre, lo que genera una reciprocidad inmediata: el otro también nos dice el suyo.
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Sebastian Alejandra
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Por otro lado, cuando se llama a alguien por su nombre se logra establecer, desde el principio, un contacto personalizado y humano; es un aviso de que se tiene en cuenta al otro, lo que, a su vez, es una muy buena puerta de entrada para construir una comunicación respetuosa y bidireccional. Todos tenemos la experiencia agradable cuando nos llaman por nuestro verdadero nombre, pero también nos mortifica si nos llaman o escriben con otro nombre o con uno equivocado, situación que procedemos a corregir instantáneamente. Y hay otro factor no menos relevante en el nombre y es un rasgo que nos enseñan los niños: ellos le ponen nombre a las personas y cosas con las que tienen un vínculo afectivo y de cariño, con lo que indican que son importantes y valiosos para ellos. Los niños les dan un nombre a los abuelos (“Tata”, “Toto”, “Yeya”), pero, de igual forma, le asignan uno a su muñeca o juguete preferido. Es claro, entonces, que darle un nombre a algo o a alguien es un indicio claro de que lo nombrado nos importa, que es significativo para nosotros. Por otra parte, y desde el punto de vista del niño recién nacido, registrarlo lo más pronto posible es de un enorme valor, pues mientras esto no ocurra ese niño no existe para el Estado ni para las instituciones gubernamentales, ni de salud, y, por lo tanto, no es posible reclamar ni hacer cumplir sus derechos. Finalmente, es clave aclarar que no hay ninguna evidencia científica de que el nombre que se le impone a un niño influya, por sí solo, en su manera de ser o actuar. No por asignarle el nombre de un científico o de un deportista famoso un niño se convertirá en quien su nombre identifica.
Con frecuencia los padres de familia le ponen al hijo el nombre de algún antepasado como manera de rendirle honor a un abuelo, a la bisabuela, etc. ¿Es esto válido?
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En términos generales esto no tendría ningún problema mientras el nombre en sí mismo no sea un problema para el niño (un nombre raro que sea motivo de burlas, por ejemplo). Sin embargo, sí se puede convertir en un inconveniente serio para el niño si al asignarle ese nombre esto va acompañado de expectativas altas por parte de los padres de que él se transforme con el tiempo en esa persona, con sus dotes y cualidades. Es como decirle al niño: “Tienes que ser como tu abuelo” o “deseamos que seas como el hermano que se murió”. Es ponerle una carga pesada, algo así como un fantasma que lo acompañará a toda hora y lo que, a todas luces, es una injusticia.
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También es común que le pongan nombres de personas famosas del cine, los deportes, o nombres de líderes religiosos o políticos. ¿Es saludable esta práctica?
Recién nacidos
No hay ninguna evidencia científica de que el nombre que se le impone a un niño influya, por sí solo, en su manera de ser o actuar.
que no lo dejan ser él mismo, lo cual es de una gravedad extrema, pues es desconocerlo como sujeto, como ser único e irrepetible. Además, es necesario tener en cuenta que cuando se ponen nombres de líderes o famosos del momento, se desconoce que esos que ahora son ídolos de muchos, con el paso del tiempo podrían pasar de héroes a villanos,
Como en la pregunta anterior, con esta conducta se corre el riesgo de poner al niño en la tarea imposible de ser como alguien, de convertirse en esa persona que sus padres idealizaron, algunas veces como manera de esconder carencias afectivas o dificultades para establecer sólidas relaciones de pareja. Se trata entonces de actitudes que le quitan la identidad al niño,
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Así es su mundo
Recién nacidos
lo que se prestará para burlas, apodos y afectación en general de su autoestima. No se puede olvidar, de igual forma, que la fama de políticos, artistas y campeones de deportes es altamente efímera y no hay derecho de poner a un niño a cargar con este lastre por el resto de su vida.
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¿Quiénes deberían escoger el nombre?
Sin lugar a dudas, esta es una tarea exclusiva de los primeros responsables del hijo, esto es, los padres por supuesto. Es la pareja la que toma todas las decisiones importantes para el niño y la escogencia del nombre es, indudablemente, una de dichas determinaciones. Cuando son los padres los que deciden, el mensaje para los demás es muy claro: son los que se hacen cargo de los puntos decisivos de esta nueva vida. Por el contrario, no se recomienda que intervengan otras personas, pues se puede prestar a discordias e interpretaciones equivocadas entre las dos familias del niño.
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¿Cuál es el momento ideal para buscarle el nombre más adecuado a un hijo?
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Lo ideal es hacerlo antes del nacimiento. Lo óptimo es que al momento del parto ya todos sepan el nombre y empiecen a llamarlo por este. Si se realiza esto antes de la gestación, los padres pueden estudiar con tiempo varios nombres, tanto masculinos como femeninos, y elegir uno de cada grupo, teniendo en cuenta las pautas generales que se mencionan adelante. Si es durante la gestación y ya se conoce el sexo del niño, la propuesta es también hacer la selección, pero siempre antes del parto por lo significativo que es que desde el primer momento el niño tenga un nombre. Además, esto facilita el hacer el trámite del registro lo más pronto posible.
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Si bien es cierto que no existen fórmulas precisas ni recetas perfectas, ¿cuáles podrían ser las recomendaciones generales para una pareja que va a tener un hijo? A continuación, les damos unas pautas generales que son una buena orientación: Analicen cómo combina el nombre con los apellidos del niño de tal manera que al pronunciarlo suene bien, sea eufónico. Por el contrario, eviten la cacofonía, es decir, los sonidos que son desagradables para el oído. Si el apellido es largo lo recomendable es optar por un nombre corto y viceversa. Eviten nombres que al conjugarse con los apellidos se
presten a chistes, a la burla, especialmente en los niños (ejemplo: Concha Misas de Naranjo, Dolores de Caballero). Tengan presente el significado del nombre para evitar molestias futuras cuando se conozca este aspecto. Así, por ejemplo, Mara significa “mujer afligida”. No escojan nombres raros, sofisticados, difíciles de pronunciar o de escribir. Esto casi siempre trae problemas, dando lugar a la repetición de registros, matrículas, o inconvenientes con pasajes aéreos o documentos bancarios y comerciales cuando son de ortografía o de pronunciación engorrosas que se prestan, además, para burlas y apodos. De igual manera, estudien cómo es el nombre cuando se pronuncia en diminutivo o en forma abreviada para evitar situaciones como las anotadas en el punto anterior. Tomen en consideración que algunos nombres compuestos se reducen a uno solo en la vida diaria y que en documentos públicos deben siempre escribirse ambos, pues si no se hace puede provocar confusiones, repetición de documentos, suplantaciones, etc. A su vez, se recomienda no repetir nombres en la familia para prevenir confusiones y demoras en la comunicación o calificativos que pueden molestar (Óscar “el viejo”, Julián “el rico”, Juliana “la de mal genio”). Debe ser un nombre que permita identificar, sin ninguna duda, de que se trata de una mujer o un hombre. De nuevo, hay que recordar que las ambigüedades en este sentido pueden contribuir al desarrollo de molestias, burlas y chistes de mal gusto.
Al ponerle un nombre a su hijo recuerde que, a lo sumo, será algo para toda la vida. Que más que en sus gustos y preferencias, deben pensar en el bienestar del niño y darle un nombre adecuado es algo que, ciertamente, contribuirá en su bienestar, tanto en su etapa de niño como en la del adulto en que se convertirá finalmente.
Así es su mundo
Desde la niñez
en el desarrollo infantil Por: Daniela Pérez Nova Residente de Pediatría - Universidad de Antioquia Asesor: Juan Fernando Gómez Ramírez Pediatra puericultor
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l término música proviene del griego ‘mousikē [téchnē]’, que traduce “el arte de las musas”, quienes son deidades de la mitología griega que, al momento de invocarlas, bajan a la tierra para susurrarle al humano las ideas artísticas e inspirarlo. Existen diversas definiciones para la palabra música; sin embargo, la mayoría están basadas en el arte de combinar sonidos. Al buscar un concepto con un enfoque más integral, Everett Thayer Gaston, en 1957, expresa la música como “la ciencia del arte de reunir o ejecutar combinaciones inteligibles de sonidos en forma organizada y estructurada con una gama de infinita variedad de expresión, dependiendo de la relación con diversos componentes (ritmo, melodía, volumen, tono)”. No
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obstante, hasta este momento, no se ha llegado a una definición universal de música, lo que es la manifestación de la diversidad cultural y social. Alrededor de esta se plantean cuatro aspectos fundamentales, como son: Es una construcción sociocultural producto del esfuerzo humano. Es la suma de diferentes elementos que son interpretados de manera unitaria: melodía, armonía, ritmo y timbre. Se relaciona con el movimiento, la expresión corporal, la danza, y la dirección orquestal. Tiene variados objetivos y funciones sociales, como, por ejemplo, su uso en rituales religiosos y de sanación.
El arte de la música se entiende como una disciplina social que ha sido construida a través de la historia y ha evolucionado de manera simultánea con el ser humano. Su inicio se remonta a miles de años atrás, se dice que esta surge de la mano del lenguaje como una herramienta de comunicación e interacción social. La cultura griega le da importancia a la música en la provocación mental y el bienestar físico, es por esto por lo que rituales de sanación y curación se acompañaban con cantos, danzas y música. Son múltiples los beneficios de esta en los niños y adolescentes, por ejemplo, produce un aumento de la capacidad de memoria y atención, mejora la capacidad de concentración, impacta positivamente en la autoestima y
Así es su mundo
creatividad, estimula la imaginación y la expresión corporal, así como favorece las relaciones interpersonales y la expresión de sentimientos y emociones. Los niños están en contacto con la música desde incluso antes de nacer, el feto está inmerso en una sonósfera, entendida como un ambiente sonoro complejo, donde logra discriminar los sonidos provenientes de su madre (fisiológicos, como el latido del corazón, los ruidos gastrointestinales, su voz), de aquellos externos, como la voz de su padre y la música. Durante este periodo de organogénesis se ha descrito que la música produce la activación de la corteza auditiva primitiva localizada en el lóbulo temporal izquierdo, así como de otras áreas del cerebro, como lo es la corteza frontal, parietal y subcortical, que en un futuro estarán implicadas en la atención, la función motora, la memoria y las funciones límbicas (procesamiento emocional).
durante el periodo perinatal tuvieron una mayor amplitud de los potenciales auditivos al nacer que se mantiene hasta los cuatro meses de vida. Alrededor de los cuatro meses, el niño añade consonantes a su vocabulario y logra distinguir el lenguaje de los sonidos de las canciones. A los ocho meses, el infante es capaz de expresar sus sentimientos al escuchar música, a través de los movimientos corporales como el baile, las palmas, carcajadas y son atraídos por sonidos generados por los objetos. A los dos años estamos frente a un niño que habla, logra repetir las palabras y canciones, muestra interés frente a los instrumentos musicales e inicia el sentido rítmico. Más adelante aprende canciones y logra identificar los componentes de la música, centrando su atención inicial en las palabras, después en el ritmo y, por último, en la melodía.
Desde la niñez
La música incentiva los movimientos corporales fetales, produciendo una respuesta rítmica con efectos posturales y motrices.
La música en las diferentes etapas de la niñez Por todo este proceso fisiológico, la exposición a la música durante la etapa prenatal se considera útil para la estimulación multisensorial de los bebés, pues activa vías multisensoriales intrínsecas y extrínsecas favoreciendo la maduración de circuitos neuronales. Por otro lado, la música incentiva los movimientos corporales fetales, produciendo una respuesta rítmica con efectos posturales y motrices. Aquellos niños que fueron expuestos a canciones de cuna
A esta edad, los infantes sienten atracción por aquellas canciones con letras pegajosas y repetitivas. A los tres años, entre tanto, el niño tiene un mayor control corporal, consigue seguir el ritmo con alguna parte del cuerpo, reproduce canciones y diferencia los tiempos musicales. Alrededor de los cinco años, es capaz de coordinar los movimientos en sincronía con la música, hay una mayor atención y concentración, y es capaz de crear canciones sencillas y cantar melodías cortas. En la edad escolar, por su parte, los niños tienen una identidad musical que será cada vez más profunda, denominada conocimiento musical, donde
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Así es su mundo
Desde la niñez
fomento de la identidad, les permite aislarse del entorno y descubrir el papel que esta tiene sobre su estado de ánimo, dándoles, a su vez, la posibilidad de establecer y fortalecer sus relaciones interpersonales.
Su impacto a nivel corporal
En la edad escolar, los niños tienen una mejor capacidad de manejo de su voz y logran una sincronía del ritmo corporal con lo que escuchan.
reconoce y maneja los elementos de la música de manera más profunda. Además, tienen una mejor capacidad de manejo de su voz y logran una sincronía del ritmo corporal con lo que escuchan. Como es evidente, a medida que avanza el desarrollo cognitivo y motriz del niño, hay una progresión de la capacidad musical de este, siendo la música una compañera del desarrollo infantil hasta llegar a la adolescencia, donde hay una evolución del pensamiento formal y esta se convierte en una de las actividades favoritas de los jóvenes que está implicada en el
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Para interpretar la música se requiere la integración de funciones auditivas, cognitivas, sensoriales, motoras y emocionales. La música ingresa a nuestro cuerpo a través de un complejo de ondas mecánicas que son traducidas a nivel coclear, produciendo impulsos eléctricos que van a ser transmitidos a través del nervio auditivo hacia el tallo cerebral y el mesencéfalo para ser procesados a
nivel de la corteza auditiva primaria y secundaria, y ser, de esta forma, transferida hacia distintas áreas del cerebro. Por otro lado, también se ha descubierto el papel que tiene la música a nivel biológico, por ejemplo, en el sistema inmunológico mejora la respuesta inmune tardía al incrementar los linfocitos TCD4, los linfocitos de memoria y aumentar la producción de interferón. Entre tanto, a nivel cardiovascular disminuye la frecuencia cardíaca, respiratoria y la presión arterial media; por esta razón, en los últimos años la música se ha convertido en una herramienta terapéutica en las unidades de cuidado crítico y coronario. La música, de igual forma, se relaciona estrechamente con el desarrollo infantil. A nivel psicomotor se ha determinado que permite adquirir una mayor conciencia del esquema corporal, favoreciendo el desarrollo de propiocepción, lateralidad y del equilibrio. Además, tiene un papel importante sobre el movimiento y la expresión corporal, dándole la oportunidad al niño de conocerse a sí mismo y sus capacidades corporales. Con respecto al desarrollo cognitivo, la música ordena y organiza los esquemas mentales, fomenta el entrenamiento de la memoria y del lenguaje tanto verbal como no verbal, implicado en el desarrollo y entrenamiento de la memoria e inteligencia general y musical. Se ha identificado que aquellos niños que reciben educación musical tienen un mejor desempeño académico en la mayoría de las asignaturas, principalmente en lenguaje y matemáticas. A nivel emocional, entre tanto, la música activa el sistema límbico implicado en la regulación de emociones y desarrollo socioemocional; transmite y permite la expresión de las emociones. Adicionalmente, promueve el
Así es su mundo
desarrollo de la creatividad y la originalidad, es un medio de socialización y comunicación del niño, brindándole herramientas para establecer relaciones personales y fortalecer su confianza. La música es entendida como una herramienta lúdico-pedagógica que permite el desarrollo intelectual, motriz y del lenguaje de los niños. Una de las características clave de la pedagogía en música, es que cualquier actividad del niño con esta debe reunir connotaciones propias del juego, y es ahí donde los educadores tienen un papel fundamental, pues deben proporcionar un ambiente de aprendizaje sano y tranquilo, usando como principal herramienta el juego. Cabe resaltar la importancia de la manipulación sensorial sobre todo en los primeros años de vida e incluso en la vida intrauterina, donde aquella estimulación será la base para
una educación musical asertiva. Por otra parte, el niño pequeño alcanza el aprendizaje musical a partir de la imitación, es por esto por lo que la exposición a ambientes musicales sanos con pares de su edad y maestros son el escenario ideal para el aprendizaje. En este orden de ideas, se entiende a la música como una fiel compañera del desarrollo de la humanidad, una herramienta de comunicación que ha sido perfeccionada a lo largo de la historia y un instrumento de gran utilidad en el desarrollo integral de los niños y adolescentes, donde los planos psicomotor, cognitivo y emocional se ven favorecidos. Al hablar de pedagogía, se debe destacar que cualquier actividad del niño con la música debe reunir connotaciones propias del juego y desarrollarse en un ambiente sano que le brinde las oportunidades necesarias para explorar su gran mundo.
Desde la niñez
La manipulación sensorial, sobre todo en los primeros años de vida e incluso en la vida intrauterina, será la base para una educación musical asertiva.
Lecturas recomendadas Rojas, J. M. O. Efecto ansiolítico de la musicoterapia: aspectos neurobiológicos y cognoscitivos del procesamiento musical. Revista colombiana de psiquiatría, 2011; 40(4), 748-759. Miranda, M. C., Hazard, S. O., Miranda, P. V. La música como una herramienta terapéutica en medicina. Revista chilena de neuro-psiquiatría, 2017; 55(4), 266-277. Liliana Díaz, M., Morales Bopp, R., Díaz Gamba, W. La música como recurso pedagógico en la edad preescolar. Infancias Imágenes, 2014; 13(1), 102-108.
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Así es su mundo
Escolares
¿realidad o fantasía? Por: Lina María Martínez Fonseca Coordinadora editorial de la revista Crianza & Salud y Darío Botero Cadavid Pediatra puericultor Miembro del Comité de Crianza & Salud (SCP) Grupo de Puericultura - Regional Bogotá Con la colaboración de: Roberto Chaskel Psiquiatra infantil - Profesor de la Universidad de los Andes
“Lo esencial es invisible a los ojos”. Antoine de Saint-Exupéry (El principito)
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ás allá de lo que se pueda pensar, tener amigos imaginarios (AI) es algo normal en los niños en edad preescolar y escolar. Muchas teorías de la niñez media, propuestas por Sigmund Freud y Jean Piaget, le dan a este fenómeno un carácter negativo, al sugerir que los niños los crean como un medio para compensar una infancia infeliz o solitaria. De igual forma, los niños con AI solían considerarse como problemáticos y que esto, en sí, no era saludable. Sin embargo, cuanto más se ha estudiado sobre el tema, se
ha logrado descubrir que es algo esperable, pues se considera como un elemento del desarrollo normal evolutivo de los niños, como así lo manifiesta el psiquiatra infantil Roberto Chaskel. Suelen presentarse entre los tres y cuatro años de edad, aunque pueden tener la posibilidad de permanecer hasta los siete, pero no existe una duración estipulada que determine en qué momento exacto vayan a desaparecer completamente de sus vidas, “simplemente, por lo general, cuando los niños ya entran al colegio normalmente irán abandonando esos ami-
Así es su mundo
gos imaginarios, pues ya empezarán a relacionarse más con sus pares”, indica el Dr. Chaskel, y destaca que “es importante que esto no se contemple como patológico, pues irá desapareciendo después del cuarto año en la mayoría de los pequeños”. Tener un amigo imaginario implica relacionarse con un personaje que no tiene carácter real y es invisible. “Se trata de un reconocimiento que el niño acepta y comparte, con una peculiaridad mágica y esencial, y es el hecho de que no es visible para ninguna otra persona, sino solo para él. Si bien esta imagen parece muy real, el niño admite que se trata de una fantasía”, así lo precisa el pediatra puericultor Darío Botero Cadavid. De hecho, el Dr. Botero así lo describe desde su vivencia personal: “Robinson, después de leer Robinson Crusoe, pensaba cuando era niño que por la soledad de su historia era perfecto para ser mi ‘amigo imaginario’. Robin, como le decía en nuestras conversaciones, fue un simpático personaje que, por un largo tiempo, me acompañó a leer, a jugar, y a hablar de mi mundo y su mundo, pero, invariablemente, acontece lo mismo, que al cabo de un tiempo los amigos reales aparecen en el transcurrir de la vida y Robin acabó por desvanecerse volviendo a vivir entre las nubes donde sueña con encontrar un amigo que lo
necesite de nuevo; eso sí, con una ventaja para mí: que cuando lo requiero nuevamente siempre está atento para acompañarme. Hoy, volviendo a esta reflexión, les aseguro que sus aportes fueron para mí ¡muy valiosos!”. Seguramente con esa magia y gran imaginación con la que surgió Robin, así mismo aparecerán a diario diferentes amigos imaginarios, compañeros de juegos de muchos niños y que han sido inspiración, incluso, de distintos caracteres animados infantiles como, por ejemplo, Winnie Pooh. Un oso tierno e ingenuo creado gracias a la imaginación del pequeño Christopher Robin, quien se embarca en diversas y múltiples aventuras junto a él y sus otros amigos.
Escolares
El juego simbólico que representa un AI —destaca Botero— ha favorecido el desarrollo de las destrezas en áreas cognitivas, lingüísticas, emocionales y sociales. Algunas investigaciones han mostrado que el niño que crea una fantasía con su amigo podría tener una mayor capacidad para comprender las emociones y las creencias de los demás; en la interacción social su capacidad de empatía se desarrollaría de una mejor forma. Adicionalmente, se ha encontrado un considerable potencial para desarrollar el lenguaje interior y la posibilidad de establecer unas mejores capacidades narrativas, presentando sustanciales recursos internos para tolerar y resolver conflictos afectivos, pudiendo poner en juego la creatividad y lo lúdico a su servicio.
Tener un amigo imaginario implica relacionarse con un personaje que no tiene carácter real y es invisible.
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Así es su mundo
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“Aunque el juego social es común a muchas especies, los seres humanos son únicos en su capacidad de extraer algunos de sus beneficios a través de la imaginación. Por ejemplo, en el juego con AI, los niños a menudo practican habilidades que podrían ser útiles para el funcionamiento social, relacional y emocional de adaptación posterior”, así lo indica Tracy R. Gleason, psicóloga del desarrollo y profesora de Psicología en Wellesley College (Massachusetts, EE. UU.), en su estudio El significado psicológico del juego con compañeros imaginarios en la primera infancia. De hecho, como lo aclara la experta, “los compañeros de juego imaginarios también pueden facilitar el desarrollo de la competencia social, particularmente con respecto a la regulación de las emociones y la adquisición de habilidades interpersonales útiles en la edad adulta, como la cooperación y la toma de perspectiva”. Algo que corrobora el Dr. Botero, quien indica que “incluso un estudio mostró que los adultos que tuvieron amigos imaginarios en la infancia desarrollaron más empatía en la edad adulta”. Además de confirmar, a través de su descripción, que aun, hoy en día, su amigo
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imaginario de la infancia reaparece, en alguna forma, para acompañarlo si lo necesita. Y esto es soportado igualmente por Marjorie Taylor, profesora del Departamento de Psicología de la Universidad de Oregon (EE. UU.), quien ha investigado sobre la creación infantil de compañeros imaginarios e identidades fingidas y el papel que juegan estas fantasías en el desarrollo emocional y cognitivo de los niños. Al respecto, expresa que: “Sorprendentemente, los amigos invisibles no desaparecen necesariamente cuando termina la infancia. Un análisis que examinó algunos diarios de adolescentes concluyó que los que son socialmente competentes y creativos tenían más probabilidades de crear un amigo imaginario y que este tipo de amigo no sustituía las relaciones con personas reales. Inclusive, los escritores de ficción para adultos a menudo hablan de que sus personajes cobran vida propia, lo que puede ser un proceso análogo al de los amigos invisibles de los niños”.
Su origen y sus formas De acuerdo con el Dr. Botero, los AI surgen de manera inconsciente: “No se ha podido establecer un origen concreto sobre el porqué algunos niños pueden tener esta fantasía (según los estudios, del 15-30% relatan tener AI). No obstante, su aparición se ha relacionado con una creatividad elevada y alta sensibilidad, y con una mayor
capacidad para ser más sociables, menos tímidos y tener más empatía cuando juegan con otros chicos”. Para Gleason, el fenómeno de los amigos imaginarios no ha recibido mucha atención en la literatura psicológica y no se comprende bien, razón por la cual, continúa en la idea de seguir proporcionando una descripción definitiva de aquellos amigos ficticios. Como, por ejemplo, descubriendo la variedad de formas en las que se presentan, lo cual es un testimonio del gran poder que tiene la imaginación. En su investigación, reseñada en Psychology Today, Gleason y sus colegas citan algunos ejemplos de AI: • Club de fans de Star Friends y Heart: son grupos de amigos humanos en edad preescolar con los que un niño cumplió años, asistieron a una feria y hablaron un idioma llamado “hobotchi”. • Rebaño de vacas: un niño tenía como AI vacas de muchos colores y diferentes tamaños que frecuentemente alimentaba o les cambiaba los pañales como bebés. Fueron descubiertas cuando el padre del niño pisó una accidentalmente. • Tal vez: es un “humano de género variado” a quien el niño llamaba de forma rutinaria gritando desde la puerta principal de la casa de la familia. Como muestran estas descripciones, los amigos invisibles pueden ser
Así es su mundo
humanos, animales o criaturas fantásticas, y pueden aparecer solos o en grupos. De igual forma, Gleason, en un artículo en Science Friday, identifica dos tipos:
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El primer tipo son los compañeros imaginarios invisibles. Pueden ser personas, animales, monstruos, criaturas míticas, espíritus, fantasmas, etc. “Una vez conocí a un niño cuyo amigo invisible era su sombra, no su sombra real, sino un compañero basado en la idea de una sombra, porque tenía vida propia (algo así como un Peter Pan)”.
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El segundo son los llamados objetos personificados. Es decir, como su nombre lo indica, son aquellos que los niños animan y personifican. “Suelen ser muñecos o animales de peluche, pero, en realidad, podrían incluir cualquier objeto, como trenes de juguete, mantas, figuras de acción”.
¿Cómo deben responder los padres ante esos AI? El Dr. Botero sugiere que “como padres entender que un AI está dentro de las posibilidades del desarrollo de nuestro niño es importante para mejorar nuestro proceso de acompañamiento; pero, evidentemente, esto no significa que debamos servirle al AI de nuestro hijo su propio tazón de sopa, o un plato con un desayuno para la silla vacía. Es preferible establecer algunos límites sobre lo que los padres están dispuestos a hacer”. Y agrega: “Acompañar este periodo tan particular debe sintonizarnos con el momento que vive nuestro
hijo en lugar de intentar convencerlo de que su AI no es real; simplemente debemos expresarle que no lo vemos. Es imprescindible aceptar al amigo imaginario, pero no darle demasiada importancia. Sería maravilloso leerle un libro al respecto”. Además, al intentar conocer más sobre su compañero ficticio cuando lo mencione puede ser algo realmente útil, ya que nos ofrecerá la posibilidad de descubrir elementos diferentes sobre su mundo interior, como sus deseos, intereses y temores, entre otros aspectos. Por su parte, el Dr. Chaskel argumenta que, en ese sentido, “entre el tercer y cuarto año de vida los padres pueden consentir la existencia de su amigo imaginario, pero después del cuarto año es importante que le digan al niño: ‘no tienes un amigo imaginario’, o ‘no hay nadie aquí’, e involucrarse en la manera de ‘quitar’ ese AI de la vida de su hijo”.
¿Deberías preocuparte de que tu hijo tenga un AI? Si bien esto puede tener aspectos positivos, también es fundamental que los padres estén atentos a ciertas actitudes frente a este personaje que pueden llegar a considerarse de preocupación. Si el comportamiento del niño es anormal la presencia del AI podría acarrear problemas: • Si le impide conciliar el sueño. • Si el niño no se relaciona con los otros miembros de la familia, del colegio, del barrio, etc.
Escolares
• Si pone freno a la realización de sus actividades cotidianas. • Si se torna especialmente retraído o agresivo, con lo cual, es mejor consultar con su pediatra de cabecera. Al respecto, el Dr. Chaskel indica que si su amigo imaginario continúa después del cuarto año de vida es clave que el niño reciba una consulta de psicología o psiquiatría para asesorar a los padres como acompañamiento sobre qué hacer para que ese AI vaya desapareciendo poco a poco, ya que se considera que, a partir de esa edad, podría afectarlo en su desarrollo social normal, si no cuenta con la flexibilidad para hallar nuevos amigos.
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Entorno
Crianza en niños con múltiples cuidadores
Por: Yenifer Franco Galvis Residente de Pediatría - Universidad de Antioquia Asesores: Ana Cecilia Correa Hernández y Gustavo Ariza Marriaga Docentes del Departamento de Pediatría y Puericultura de la Universidad de Antioquia “Cada niño necesita al menos un adulto que esté loco de manera irracional por él o ella”. Urie Bronfenbrenner
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ste tema adquiere cada día mayor relevancia debido a que la familia va sufriendo cambios constantes en sus roles y conformación, lo que aumenta la necesidad de cuidadores múltiples para los niños en todo el mundo. Independientemente de quién sea el cuidador, este deberá tener sensibilidad y la capacidad de estar alerta
y responder de forma asertiva a las necesidades básicas del niño, con un acompañamiento inteligente y afectuoso, mediante un comportamiento sensible en el cuidado, resultado de una relación de cooperación coordinada y recíproca en lo emocional y comportamental, que dependerá del tipo de crianza.
Tipos de crianza El Grupo de Puericultura Humberto Ramírez Gómez de la Universidad de Antioquia siempre ha enfatizado en el logro y respeto de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, y ha profundizado en establecer las diferencias de cómo se ha venido haciendo a través de la historia (adultocentrismo). Por ello, en este artículo se va a retomar la propuesta del Grupo sobre la crianza humanizada y humanizante.
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Entorno
El adultocentrismo implica una relación asimétrica de poder entre los adultos y los niños, y se centra en la idea de que las personas adultas son superiores a estos últimos, con lo cual, no les reconocen el ser sujetos de derechos, de autonomía y participación. Dentro de este tipo de crianza se identifican dos subtipos: primero, el adultocentrismo represivo, basado en el control absoluto del niño para el moldeamiento de su conducta, teniendo como fin niños y adolescentes sumisos y obedientes. Y, segundo, el adultocentrismo permisivo, en donde se colman a los niños de objetos, teniendo como resultado que tengan dificultad para aceptar la frustración y una necesidad de gratificación inmediata. La crianza humanizada y humanizante constituye un estilo de vida, centrado en la creación de vínculos empáticos que acompañen la crianza de los niños para satisfacer sus necesidades y defender sus derechos. Considera a los niños gestores de su propio desarrollo con cuidadores como modelos dignos de imitar, teniendo en cuenta la participación del niño para la toma de decisiones en la crianza, en busca de su interés superior.
Los adultos cuidadores Son quienes forman parte del proceso de crianza y con los que los niños, de acuerdo con su etapa de desarrollo, interactúan de manera cotidiana. Se consideran cuidadores a todos aquellos adultos familiares o no que apoyan su cuidado. Algunos de ellos son: • Los abuelos, la mayoría de las veces, son los primeros en entrar en escena en la crianza del nuevo miembro de la familia. Independientemente de la edad, los abuelos pueden asumir su función y convertirse en adultos significativos. Las abuelas se vinculan desde el comienzo de la vida de los nietos llegando incluso a impactar en la supervivencia de estos. • Los hermanos mayores son ayudantes típicos en la crianza de sus hermanos menores, con un rol de protector que otorga el título de
“hermano mayor”; sin embargo, ha llevado en muchas ocasiones a cargas injustificadas de responsabilidad y a la parentalización, convirtiéndose así en pequeños padres, lo que interfiere con las relaciones entre hermanos, que brindan un espacio para la adquisición, desarrollo y mantenimiento de habilidades sociales, vínculo que constituye la base de las relaciones con los pares en otros contextos sociales (interacción social). • Los padrastros y madrastras aparecen en una estructura familiar en la que, al menos, uno de los miembros de la familia aporta algún hijo fruto de una relación previa, y estas familias tienen características particulares en sus relaciones y dinámicas. Desempeñar este rol implica grandes retos, para lo que se requiere una serie de cualidades donde priman la paciencia, perseverancia y amor para lograr la confianza y aceptación de los nuevos hijos. • Los tíos, que pueden ser los hermanos o hermanas del padre o de la madre o los tíos abuelos, entre otros, pueden cumplir diferentes roles en la crianza y su intervención dependerá de la relación cercana que exista con los padres del niño. • La nana o niñera requiere de habilidades de educar e inculcar valores a los niños en la ausencia física y temporal de los padres, por lo cual, esta labor debería desempeñarla una persona con conocimientos en pedagogía, puericultura, nutrición, salud y primeros auxilios, para todos los posibles escenarios que se puedan presentar. • El personal de las instituciones educativas que, de forma directa o indirecta, participa en la formación del niño, tiene como función la de acompañar y promover el desarrollo integral
Los hermanos mayores son ayudantes típicos en la crianza de sus hermanos menores, con un rol de protector que otorga el título de “hermano mayor”.
de este, guiándolo en los procesos de aprendizaje para que pueda relacionarse de una forma adecuada consigo mismo, con los demás y con el entorno.
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Entorno
La influencia de múltiples cuidadores genera en el niño confusión acerca de quién es la figura representativa que lleva la responsabilidad de la crianza.
La aparición de otros cuidadores está influenciada por diversos factores, uno de los más importantes es la necesidad que tienen los padres de que alguien más los acompañe en la crianza, debido a que, actualmente, es común que ambos padres salgan a cumplir con obligaciones laborales, lo que limita el tiempo disponible para
el cuidado de sus hijos. Otro factor es el quiebre del grupo familiar con situaciones como el divorcio, enfermedad o muerte de alguno de los padres, así como problemas de alcoholismo o drogadicción, privación de la libertad, violencia intrafamiliar, negligencia, abandono o el elevado número de embarazos adolescentes.
Consecuencias de la influencia de otros actores en la crianza Existen consecuencias buenas y malas en la intervención de otros cuidadores en la crianza. Entre las buenas está que la ayuda en el proceso de crianza que se brinda a los padres, les permite a estos poder desempeñarse en otros ambientes distintos al hogar, como el laboral y el social. Es sabido que muchas veces dedicarse de forma exclusiva a la crianza implica el abandono laboral de uno de los padres que, por motivos de roles sociales, recae casi siempre en la madre. Otro beneficio de los múltiples cuidadores es que existan muchas más personas interesadas en velar por el bienestar de los niños y ofrecerles afecto y cuidado. Sin embargo, existen otras consecuencias que son negativas e interfieren en el proceso de crianza, como son las siguientes:
El no desarrollo del vínculo o apego: El apego es, según John Bowlby, una conducta que involucra un vínculo afectivo persistente a través del tiempo, con una persona
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específica. En la infancia, el apego influye en la estructuración y desarrollo de la personalidad, que se va a consolidar con los años mediante la influencia del ambiente. Un apego adecuado es la base de la regulación emocional, la comunicación, la autoestima y la conducta. Un quiebre en el desarrollo de este se manifestará en la deficiencia de diversas competencias sociales, cognitivas y mentales del niño, siendo la base del inicio de muchos casos de psicopatología en etapas posteriores de la vida.
Jerarquía, roles y autoridad: El concepto de autoridad se sustenta en la capacidad que demuestra una persona en ejercerla y debe cumplir con algunas características como: • Ser asertiva al aplicarse de forma positiva orientada hacia el desarrollo de una personalidad sana. • Debe comprender que los niños y adolescentes son sujetos de derechos. • Debe ser libre y sin interrupciones comprendiendo a los niños según el nivel de desarrollo cognitivo en el que se encuentran, y requiere de una comunicación efectiva y bidireccional para ser ejercida. La influencia de múltiples cuidadores genera en el niño un ambiente confuso y de incomprensión en cuanto a quién es la figura representativa que lleva la responsabilidad sobre la crianza, y esto puede ser debido a que todos van a querer intervenir, o nadie lo hará de forma comprometida; esto, además, puede generar confusión de los padres en su función como cuidadores principales, y ambigüedad en los roles y límites e incluso los puede llevar a reducir su nivel de compromiso en la crianza de los hijos.
Entorno
Recomendaciones Los niños requieren de cuidado emocional y si este no es brindado por los padres se necesita entonces que la calidad del cuidado de otros actores sea adecuada, esto con el fin de potenciar el crecimiento de
los niños, especialmente en el plano cognitivo, pues, de lo contrario, si esta calidad del cuidado es inapropiada, sucederá lo opuesto; es así que como puericultores se tiene la responsabilidad de acompa-
ñar a los padres y familiares en el proceso de la crianza, por ello, se plantean las siguientes recomendaciones, desde la pediatría y la puericultura, para la crianza con múltiples cuidadores: Se debe tener presente que el liderazgo en el ejercicio de esta les pertenece a los padres. Los demás cuidadores ejercen una actividad indirecta y complementaria.
Orientar a las familias para establecer acuerdos entre padres y otros cuidadores acerca de todo lo relacionado con la crianza.
Guiar a las familias y educadores en el tema del respeto a los niños y adolescentes, mediante el reconocimiento de sus tiempos, espacios y juegos como herramientas fundamentales para el desarrollo infantil.
Compartir estrategias de crianza a padres y cuidadores con un enfoque de acompañamiento basado en el afecto.
Orientar a los padres para hablar con sus hijos con claridad y autoridad basada en el ejemplo.
Guiar a los padres y cuidadores en el ejercicio de una disciplina positiva para educar con amor y evitar el autoritarismo, la permisividad y la sobreexigencia.
Finalmente, es importante resaltar que el proceso de la crianza requiere un compromiso de los adultos significativos que se debe fundamentar en el amor y el buen trato, teniendo en cuenta los derechos de los sujetos de crianza, con el objeto de que los niños lleguen a ser felices y sanos en todos los aspectos de su vida.
Lecturas recomendadas • Posada-Díaz Á, Gómez JF, Ramírez H. La crianza humanizada y humanizante. Boletín del Grupo de Puericultura de la Universidad de Antioquia. 2019. • Soto G, Camacho J, Pedraza C, Melo C. La magia de los tíos. Revista Crianza & Salud Año 17 – Número 1. Sociedad Colombiana de Pediatría. 2019. • Domínguez C, González D, et al. Parentalización en familias monoparentales. Ciencias Psicológicas. Vol. 13 N° 2. Págs. 346-355. 2019. • Escallón C, Medina AM. La abuelidad en el contexto de la crianza. Boletín La Crianza Humanizada. Año XXII, número 176. 2018.
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Prevención
Cómo ayudar a los niños y adolescentes
a manejar su estrés Por: Academia Americana de Psicología (APA, por su sigla en inglés)
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l estrés es una parte normal de la vida a cualquier edad. A continuación, presentamos formas saludables de sobrellevar la situación para niños y adolescentes. A corto plazo, el estrés puede empujar a un niño a practicar para su recital de piano o inspirar a un adolescente a estudiar cuando prefiere salir con amigos. Pero el estrés crónico es diferente. Si no se controla, el estrés a largo plazo puede contribuir a una larga lista de problemas de salud física y mental. El estrés prolongado puede causar presión arterial alta, debilitar el sistema inmunológico y contribuir a enfermedades como la obesidad y las enfermedades cardíacas. También puede provocar problemas de salud mental, como ansiedad y depresión, que son trastornos que se están volviendo más comunes en la
juventud. En un estudio de 2018, los investigadores analizaron datos de la Encuesta Nacional de Salud Mental y encontraron que las tasas de ansiedad y depresión habían aumentado en niños de 6 a 17 años, del 5,4% en 2003 al 8,4% en 2011/12. El estrés en los jóvenes no siempre se parece al estrés en los adultos. Pero, al igual que los adultos, los niños y los adolescentes pueden encontrar formas saludables de afrontar la situación. Juntos, los jóvenes y sus padres pueden aprender a detectar los
signos de estrés excesivo y, con las herramientas adecuadas, a manejarlo.
Fuentes de estrés en los niños pequeños Para los niños pequeños, la tensión en el hogar es una fuente común de estrés. Los niños pueden estar preocupados por la discordia familiar o el divorcio, por ejemplo. Los grandes cambios en la vida, como un nuevo padrastro o un nuevo hogar, también pueden ser difíciles para un niño. Eso es cierto incluso cuando los cambios son felices, como la llegada de un nuevo hermano. La escuela es otra fuente frecuente de preocupación para los niños. Los niños pequeños pueden estar estresados por hacer amigos, lidiar con los acosadores o llevarse bien con sus maestros. También pueden estar ansiosos por los exámenes y las calificaciones.
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Prevención
Fuentes de estrés en adolescentes
Los jóvenes de 15 a 21 años (generación Z) informan un estrés significativo en torno a temas sociales en las noticias.
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A medida que los niños crecen, sus fuentes de estrés se expanden. Los adolescentes son más propensos que los niños pequeños a sentirse estresados por eventos o situaciones fuera del hogar. Pero, al igual que para los niños más pequeños, la escuela sigue siendo uno de los principales factores estresantes. Una encuesta de 2013, realizada por la APA, encontró que el estrés era extremadamente común entre los adolescentes: el 83% de los adolescentes encuestados dijo que la escuela era una fuente de estrés significativa o algo significativa. Pero los académicos no son lo único que preocupa a los jóvenes de hoy. Una encuesta de la APA de 2018 encontró que los jóvenes de 15 a 21 años (generación Z) informan un estrés significativo en torno a temas sociales en las noticias, incluida la violencia con armas de fuego y los tiroteos escolares, el aumento de las tasas de suicidio, el cambio climático, el trato a los inmigrantes y el acoso sexual. Los compañeros pueden ayudar a amortiguar el estrés, pero
también pueden ser su fuente. Las relaciones sociales son especialmente importantes en la adolescencia. A muchos adolescentes les preocupa encajar en sus primeras relaciones románticas y la presión de grupo en torno al consumo de sustancias y el sexo.
Reconoce los signos del estrés Los signos del estrés en la juventud pueden manifestarse de varias formas: • Irritabilidad e ira: los niños no siempre tienen las palabras para describir cómo se sienten y, a veces, la tensión se convierte en un estado de mal humor. Los niños y adolescentes estresados pueden ser más irritables o discutidores de lo normal. • Cambios en el comportamiento: un niño pequeño que solía ser un gran oyente de repente se está portando mal. Un adolescente que alguna vez estuvo activo ahora no quiere salir de casa. Los cambios repentinos pueden ser una señal de que los niveles de estrés son altos. • Dificultad para dormir: un niño o adolescente puede quejarse de sentirse cansado todo el tiempo, dormir más de lo habitual o tener problemas para conciliar el sueño por la noche. Descuidar las responsabilidades: si un adolescente de repente deja caer la pelota en la tarea, olvida sus obligaciones o comienza a
Prevención
posponer las cosas más de lo habitual, el estrés podría ser un factor. • Cambios en la alimentación: comer demasiado o muy poco pueden ser reacciones al estrés. • Enfermarse con más frecuencia: el estrés a menudo se manifiesta como síntomas físicos. Los niños que sienten estrés a menudo informan dolores de cabeza o de estómago y pueden hacer viajes frecuentes a la enfermería de la escuela.
Manejo del estrés para niños y adolescentes Enfrentar los factores estresantes es una realidad, tanto para niños como para adultos. Estas estrategias pueden ayudar a controlar el estrés: • Dormir bien. El sueño es fundamental para el bienestar físico y emocional. Los expertos recomiendan de nueve a 12 horas de sueño por noche para niños de 6 a 12 años. Los adolescentes necesitan de ocho a 10 horas por noche. El sueño debe ser una prioridad para controlar el estrés. Para protegerse
los ojos cerrados, limite el uso de la pantalla por la noche y evite guardar dispositivos digitales en el dormitorio. • Ejercicio. La actividad física es un alivio del estrés esencial para personas de todas las edades. El Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos recomienda al menos 60 minutos diarios de actividad para niños de 6 a 17 años. • Hablarlo. Hablar sobre situaciones estresantes con un adulto de confianza puede ayudar a los niños y adolescentes a poner las cosas en perspectiva y encontrar soluciones. • Tómese un tiempo para divertirse y relajarse. Al igual que los adultos, los niños y los adolescentes necesitan tiempo para hacer lo que les brinda alegría, ya sea un tiempo no estructurado para jugar con ladrillos de construcción o horas ininterrumpidas para practicar música o arte. Además, mientras que algunos niños prosperan saltando de una actividad a otra, otros
necesitan más tiempo de inactividad. Encuentre un equilibrio saludable entre sus actividades favoritas y su tiempo libre. • Sal afuera. Pasar tiempo en la naturaleza es una forma eficaz de aliviar el estrés y mejorar el bienestar general. Los investigadores han descubierto que las personas que viven en áreas con más espacios verdes tienen menos depresión, ansiedad y estrés. • Escribe sobre eso. Las investigaciones han descubierto que expresarse por escrito puede ayudar a reducir la angustia mental y mejorar el bienestar. Algunas investigaciones han descubierto, por ejemplo, que escribir sobre sentimientos positivos, como las cosas por las que está agradecido u orgulloso, puede aliviar los síntomas de ansiedad y depresión. • Aprenda la atención plena. En un estudio de un programa de entrenamiento de atención plena de cinco semanas para jóvenes de 13 a 18 años, los investigadores encontraron que los adolescentes que aprendieron la atención plena experimentaron significativamente menos angustia mental que los adolescentes que no lo hicieron.
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Prevención
Cómo pueden ayudar los padres Los padres y otros cuidadores tienen un papel importante que desempeñar al adoptar sus propios hábitos saludables y ayudar a los niños y adolescentes a encontrar estrategias para controlar el estrés. Algunas formas en las que los padres pueden actuar son: • Modele un afrontamiento saludable. Los cuidadores pueden hablar con los niños sobre cómo han pensado y cómo se han enfrentado a sus propias situaciones estresantes.
• Deje que los niños resuelvan problemas. Es natural querer solucionar los problemas de su hijo. Pero cuando los padres se apresuran a resolver cada pequeño problema, sus hijos no tienen la oportunidad de aprender habilidades saludables para afrontar situaciones difíciles. Deje que sus hijos intenten resolver sus problemas de bajo riesgo por sí mismos y ganarán la confianza de que pueden lidiar con los factores estresantes y los contratiempos. • Promover la alfabetización mediática. Los niños de hoy pasan mucho tiempo en línea, donde pueden encontrarse con contenido cuestionable, acoso cibernético o las presiones de los compañeros de las redes sociales. Los padres pueden ayudar enseñando a sus hijos a ser consumidores digitales inteligentes y limitando el tiempo frente a la pantalla. • Combatir el pensamiento negativo. “Soy terrible en matemáticas”, “odio mi cabello”, “nunca haré el equipo. ¿Por qué probar?”. Los niños y adolescentes pueden caer fácilmente en la trampa del pensamiento negativo. Sin embargo, cuando los niños usen el diálogo interno negativo, no se limite a estar en desacuerdo. Pídales que piensen realmente si lo que dicen es cierto o recuérdeles las ocasiones en las que trabajaron duro y mejoraron. Aprender a enmarcar las cosas de manera positiva les ayudará a desarrollar resiliencia al estrés.
Cómo pueden ayudar los psicólogos • Los psicólogos son expertos en ayudar a las personas a controlar el estrés y a establecer hábitos de salud mental positivos.
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Opinan los expertos
E
l mantener una sana comunicación con su hijo es una de las destrezas más importantes y gratificantes que puede desarrollar como madre o padre. Además, hará que los aspectos complicados de la crianza (como la disciplina) sean más fáciles y efectivos. La comunicación es una avenida de dos vías, lo que significa que no solo es clave hablarle al niño, sino también escucharlo. Al hablarle de una manera serena y cariñosa, le hará saber lo que espera de él y le suministrará la información que necesita. Igualmente, le indicará que al pedirle que se calme y se controle, usted practica lo que predica. Al escuchar a su hijo podrá enterarse
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de muchas cosas. Podrá, por ejemplo, conocer su opinión sobre un tema, cómo están sus relaciones sociales, qué problemas puede tener y si está captando el mensaje que usted trata de comunicarle. Una buena comunicación es necesaria para que usted pueda ser un buen educador de su hijo y enterarse de todo lo que está pasando en su vida.
¿Por qué es valiosa una sana comunicación? Esta es importante porque le ayuda a su hijo a: • Sentirse querido y cuidado. • Sentirse seguro y respaldado cuando tiene preocupaciones.
• Aprender a expresar lo que siente y necesita de modo directo. • Aprender a manejar sus sentimientos adecuadamente para no actuar de forma impulsiva. • Hablarle abiertamente. • Aprender a escucharlo a usted. Por otro lado, una sana comunicación también le ayudará a usted a: • Sentirse más unido a su hijo. • Conocer las necesidades de su hijo. • Saber que cuenta con herramientas poderosas para ayudarlo a desarrollarse y crecer. • Manejar sus propias frustraciones y tensiones frente al niño.
Opinan los expertos
¿Cuáles son las bases de una sana comunicación? He aquí algunos aspectos importantes para edificar una sana comunicación: • Esté disponible. Reserve un tiempo de su ocupado día para detenerse a hablar con su hijo. Incluso una charla de 10 minutos diarios, sin distracciones, puede ayudar mucho en la formación de buenos hábitos de comunicación. Apague la televisión o el radio. Dedique toda su atención al niño. Siéntese y mírelo mientras habla. Esos pocos minutos al día pueden ser de gran valor. • Sepa escucharlo. Esto lo hará sentirse amado y valorado. Pídale sus opiniones. Si cree que no ha interpretado bien lo que le ha dicho, repita lo que oyó para cerciorarse de que entiende lo que el niño trata de expresarle. Saber escuchar no significa tener que estar de acuerdo con lo que el niño dice. El compartir sus pensamientos con usted le ayudará al niño a calmarse, lo que, a su vez, le permitirá escucharlo a usted más tarde. • Muestre empatía. Esto implica tener en cuenta los sentimientos del niño y hacerle saber que usted lo entiende. Si su hijo está triste o molesto, una pequeña caricia o abrazo puede hacerle saber que usted entiende esos sentimientos de tristeza o desazón. No le indique lo que está pensando o sintiendo. Deje que él mismo exprese lo que siente. Y procure no restarle importancia a esos sentimientos con comentarios como: “Qué tontería sentir eso” o “cuando crezcas lo vas a entender”. Los sentimientos del niño son reales y deben respetarse. • Dé un buen ejemplo. Recuerde: los niños aprenden mediante el ejemplo. Emplee palabras y tonos de voz que quiere que su hijo use. Procure que su tono de voz y lo que dice envíen el mismo mensaje. Por ejemplo, si se ríe a la vez que dice: “No, no hagas eso”, le
enviará un mensaje confuso. Dele instrucciones claras. Una vez que haya expresado su mensaje, no siga repitiendo las cosas. Si emplea palabras para describir sus sentimientos, le enseñará a su hijo a hacer lo mismo. Cuando los padres usan palabras tales como: “Cuando no me obedeces me pongo triste”, en lugar de gritar o insultar al niño, este aprende a hacer lo mismo.
Claves para una sana comunicación Lo que se debe hacer: • Dele al niño instrucciones claras y apropiadas a su edad, tales como: “Cuando vayamos a la tienda, espero que tengas buenos modales y que no te alejes de mí”. Cerciórese de que su hijo entiende lo que usted dijo. A veces los niños no entienden bien el significado de ciertas palabras que escuchan y usan. • Elogie a su hijo siempre que pueda. • Comuníquele serenamente lo que usted siente. • Sea veraz. • Escuche con atención lo que él le dice. • Aproveche los ratos en los que charla con él como una herramienta de enseñanza. No desaproveche la oportunidad de mostrarle lo que es una sana comunicación. • Sea un buen ejemplo. Practique lo que predica. • Cuando esté disgustado con él, hágale saber que lo que le desagrada es su comportamiento, no él como persona.
Lo que NO se debe hacer: • Dar instrucciones amplias y generales, tales como: “¡Más te vale que te portes bien!”. • Insultarlo o culparlo. En lugar de decirle: “Qué malo eres”, dígale: “No me gusta la forma en que te comportas”. • Gritarle o amenazarlo. • Mentirle o decirle verdades a medias. • Usar el silencio para expresar sentimientos fuertes. Los silencios largos asustan y confunden a los niños.
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Opinan los expertos
Sea cual sea la edad del niño, este necesita que usted le explique de modo sereno y calmado (con palabras que entienda bien) lo que usted espera de él.
ese modo, usted no actuará guiado por la rabia o frustración.
• Busque ayuda profesional si siente que ha perdido el control.
Manteniendo la calma
Palabras de elogio
Hay ocasiones en que todo padre siente que pierde la paciencia; sin embargo, es importante hallar la forma de ayudar a su hijo a comportarse sin lastimar sus sentimientos. Si se siente estresado, estas son algunas sugerencias para que se calme antes de intentar hablar con su hijo: • Respire profundo y lento varias veces. • Espere cinco minutos antes de empezar a hablar con el niño. • Trate de buscar una palabra que identifique lo que está sintiendo (tal como “disgusto”). Repítala para sus adentros y cerciórese de que es apropiada para su hijo. • Comparta sus sentimientos de frustración con su cónyuge o un amigo o amiga. • No guarde rencores. Refiérase solo al presente.
Una sonrisa y una frase corta pueden transmitir una valiosa información. A continuación, unas cuantas frases que pueden ser muy provechosas: • ¡Excelente! • ¡Bien hecho! • ¡Magnífico! • ¡Me haces muy feliz! • Eres muy responsable. • Te felicito. • ¡Estás volviéndote grande! • Me gusta cómo compartes tus cosas. • ¡Maravilloso! • Lo pudiste hacer solito. • Me gusta cómo solucionaste eso. • ¡Sabes escuchar muy bien! • ¡Eres importante para mí! • ¡Te quiero mucho! • ¡Bravo!
Disciplinar no es castigar Parte del trabajo de los padres es disciplinar a los hijos. La disciplina no es un castigo, es, en realidad, una forma de comunicación. Representa enseñarles a los niños lo que es una conducta apropiada y lo que es una inapropiada. ¿Cómo se puede cambiar la conducta de un niño? El mejor modo es mediante una sana comunicación. Enséñele a su hijo qué es una conducta positiva y elógielo cuando se porte como usted quiere. Concéntrese en las cosas que hace bien y así tenderá a hacer menos cosas que a usted no le gusta que haga. Sea cual sea la edad del niño, este necesita que usted le explique de modo sereno y calmado (con palabras que entienda bien) lo que usted espera de él y cuáles serán las consecuencias si actúa inapropiadamente (por ejemplo, retirarle un privilegio). Entonces, si el niño se porta mal, cumpla con las consecuencias que ya ha comentado. De
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No deberá usarse la información contenida en esta publicación a manera de sustitución del cuidado médico y consejo de su pediatra. Podría haber variaciones en el tratamiento, las cuales el especialista podría recomendar con base en los hechos y circunstancias individuales.
Preguntas y respuestas
A propósito de
‘Guía práctica del buen trato al niño’, sabía usted que: Por: Juan Fernando Gómez Ramírez Pediatra puericultor
E
s un libro publicado por la Asociación Española de Pediatría (AEP), algunas de sus filiales y fundaciones asociadas, bajo la coordinación de Jesús García Pérez y Venancio Martínez Suárez, donde se analiza la práctica del buen trato a la niñez en una gran variedad de ambientes donde la vida infantil acontece, que van desde el ámbito familiar, escolar, sanitario y centros de acogida, entre otros. A continuación, compartiremos con nuestros lectores algunos de los conceptos que consideramos más relevantes de esta interesante obra: • La protección de la infancia es una exigencia moral que caracteriza a las sociedades avanzadas y debe acompañarse de una auténtica cultura del buen trato, que haga posible que se vean satisfechas las necesidades para el óptimo desarrollo infantil y la posterior integración a la vida adulta de una manera sana, constructiva y feliz. • Para hablar de buen trato en las relaciones adulto-niño no es suficiente la ausencia de acciones o situaciones de maltrato, sino también desarrollar una manera de ser y actuar basada en el profundo respeto hacia la dignidad de los otros, que se expresa en el contacto, cercanía y cariño que promueven un sentimiento de respeto y valoración. El buen trato implica reconocer a quien tenemos al frente como un ser legítimo, un semejante. • La instauración del buen trato no es un resultado espontáneo, sino
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que requiere de una intención colectiva para incorporarlo. El punto de partida consiste en responder adecuadamente a las necesidades infantiles de cuidado, protección, educación, respeto, empatía y apego. Esta conducta no requiere actos heroicos, sino que se va construyendo en lo cotidiano a través de múltiples pequeños gestos de cuidado, consideración y afecto.
• Por último, en el reconocimiento del buen trato como una responsabilidad colectiva, cuando logremos que un niño se sienta querido, seguro y valorado tal y como es, conseguiremos que este cuente con estrategias para afrontar a lo largo de su discurrir vital las situaciones difíciles relacionadas con su vida diaria, su desarrollo y sus eventuales problemas de salud.
• Para el logro de lo anterior, los padres deben conocer y comprender las características evolutivas y de comportamiento de sus hijos a una determinada edad, para ajustar así sus expectativas sobre lo que pueden esperar de ellos: sus logros, limitaciones y las responsabilidades que ellos pueden asumir en cada momento.
*Fuente: García P. Jesús y Venancio Martínez Suárez. Guía práctica del buen trato al niño. IMC ed. 2012. Madrid.
• Se requiere por parte de los padres y demás cuidadores en su relación con los niños, el empleo de un tono amable, pero firme, respetuoso, no violento, no ofensivo ni culpabilizador, lo que constituye la esencia de la llamada “comunicación asertiva”. • En lo referente al buen trato en las instituciones educativas, se debe enseñar a convivir, porque la convivencia no viene programada en los genes, sino que hay que aprenderla y construirla en la interacción diaria con las demás personas.
Recomendados en todos los sentidos
I nfancia es vida
más que una preparación para la vida
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Cuando nosotros los adultos pensamos en los niños, hay una simple verdad que ignoramos: la infancia no es una preparación para la vida, la infancia es vida. Los niños están constantemente confrontados con la insistente pregunta: ¿Qué vas a ser de mayor? Valiente sería el niño que, mirando al adulto a la cara, dijera: “Yo no voy a ser nada, yo ya soy”. Los adultos nos sorprenderíamos ante una respuesta tan “insolente” porque hemos olvidado, si es que alguna vez lo supimos, que un niño es un miembro y participante activo de la sociedad desde el momento de su nacimiento. La infancia no es una etapa en la que se moldea a un ser humano que luego va a vivir la vida, los niños son seres humanos que están viviendo la vida. Ningún pequeño perderá el entusiasmo y la alegría de vivir, a menos de que estos les sean negados por adultos convencidos de que la infancia es un periodo de preparación”.
Thomas Ripaldi
Ilustraciones: karlos F. BaKKA R.
Reflexiones “Lo importante no es mantenerse vivo, sino mantenerse humano”.
George Orwell
“Nos salvamos juntos o nos hundimos separados”.
Juan Rulfo
“Entre tecnificar a la humanidad o humanizar la tecnología, prefiero lo segundo”.
José Antonio Marina
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Nuestra misión es encontrar niños con Distrofia Muscular de Duchenne. Una enfermedad poco frecuente que afecta a niños varones entre los 3 y 5 años, debilitando sus músculos. Si un niño está: Caminando en puntas de pies Tiene dificultad para subir escaleras Con pantorrillas muy anchas O se cae mucho
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