Olivia Monterrey Invierno en estado puro
Especial San Valentín
Grandes obras en nuestros concursos de literatura e ilustración
Xian Nu Studio
Entrevista a las autoras del exitoso “Bakemono”
Número 4 Febrero 2013 Redacción Nari Edición, Diseño y Maquetación Zen Diseño y Revisión Yosik Colaboradores Dark Wizard Washu David Cabrera Corrección Kaze Portada Studio Kawaii Contacto primulastudio@hotmail.es Prímula Magazine es una revista online gratuita y se realiza sin ánimo de lucro, así que si pagas por ella no es responsabilidad nuestra. El copiright de las imágenes y obras expuestas son propiedad de sus respectivos autores mientras que el de la revista pertenece a Prímula Studio. Esta publicación está protegida por CC:
ÍNDICE 4 26 52
MANGA
4 - Entrevista: Pandapon Studio 12 - Entrevista: Xian Nu Studio 21 - ESV: Sumire
ILUSTRACIÓN
26 - Galería:Esther Perez 36 - ESV: Concurso de Ilustración 49 - Tutorial de Dibujo
WEBCÓMIC
52 - Entrevista: KawaiiDream 62 - Reseña: Badirfilay y Eager Scout 64 - CharlieART: Hurto, Timo y Robo
a a a a a a a a a
LITERATURA
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68 - Pandemonium: ~Nari a 75 - El cisne: ~Jose Manuel Palacios a 78 - Entrevista: OliviaMonterrey 83 - Reseña: Juegos de Seducción 84 - Reino de las Tres Espadas: ~Ottavia 92 - Dragon Nindenn-Ka-Yh-II: ~ David Cabrera 96 - Sorte Strega. ~Washu 110 - Entrevista: Alberto González 115 - ESV: Concurso de relatos
EVENTOS
132 - Reportaje: Chibi Japan Weekend
VARIOS
137 - Cómo Autopublicarse 138 - Sabías que... 140 - Crítica en Comic (Sans): ~Washu 142 - La Cocina de Nari
NOMBRE/ALIAS: Kamapon EDAD: 27 PROCEDENCIA: Madrid LE GUSTA: El Manga, el sushi, los dulces, la repostería, dibujar. Los pandas (guiño) y los gatetes. NO LE GUSTA: Tomar decisiones precipitadas, la inseguridad. GÉNERO ARTISTICO: Manga. TEMATICA PREFERIDA: Fantasía, aventuras... UNA VIRTUD: Cansinez...ah no que eso no es virtud. Um...llamémolos perseverancia XD UN DEFECTO: Desconfianza. HOBBIES: El cine, los videojuegos, cantar, hacer el lerdo en los karaokes. El cosplay. LIBROS FAVORITOS: Momo. MÚSICA FAVORITA: Whitesnake, Siam Shade, Dire Straits. JUEGOS FAVORITOS: Um...Phoenix Wright, Ossu Tatakae Ouendan, Professor Layton, Bayonetta. UN MANGA/COMIC: ¡Midnight Hunt.....diiiigo... XD No, Slayers. COLOR FAVORITO: Rojo. PÁGINA WEB: www.kamapon.com :3 Y por supuesto
http://www.mangamagazine.net/manga-and-comics/Midnight-Hunters/detail-page/105
ENtrevista: Pandapon studio En primer lugar me gustaría agradeceros que nos concedáis un poco de tiempo para nosotros y que nos honréis con vuestra presencia en este número especial de P*Magazine. Dinos, Helena, ¿cómo comenzasteis en el complicado mundo del manga? ¿Cuáles fueron vuestros primeros trabajos juntos? Pues la verdad, algunos dibujos de partidas de rol: yo creo que sería “el comienzo” (risas). Pero el cómic, como tal, Midnight Hunters. Yo por mi cuenta empecé cuando estaba en el cole una historia llamada Underworld. José Manuel es el guionista, pero también escribe por su cuenta ¿Qué tipo de literatura sueles cultivar? ¿Tienes ahora mismo algún trabajo en mente? Principalmente escribo aventuras para juegos de rol y escribo relatos relacionados. Sobre todo de fantasía, aunque no tengo problema con el terror, ciencia ficción, o noir. Tengo publicadas un par de aventuras (una de fantasía y otra de vikingos) con la editorial Holocubierta y actualmente tengo un par de encargos para ellos de los que no puedo comentar nada, por el momento. Vosotros dos, además de compañeros sois matrimonio. ¿Cómo se lleva eso de trabajar con tu propia pareja? A veces es un incordio, porque los problemas personales se acaban metiendo también en el trabajo (y viceversa). Pero en general yo creo que es una ventaja. Estamos bastante compenetrados, tenemos una comunicación muy fluida y podemos trabajar y revisar el trabajo casi de forma simultánea. Vuestro trabajo más conocido en el mundo del manga es Midnight Hunters. ¿Podríais hablar un poco de la obra para los que no la conocen aún? Pues Midnight Hunters es una obra de temática Steampunk basada en un mundo del siglo XIX con adelantos tecnológicos a vapor en la cual los
Midnight Hunters persiguen a seres sobrenaturales tales como vampiros, gollems, momias,... Los Hunters son 5 personajes: Klauss, un semivampiro cazador; Vicky, la piloto e ingeniero; Castor, el luchador del grupo; Pollux, su hermano gemelo y además el investigador y científico, y la misteriosa Cordelia, espónsor y hechicera. Los 5, a modo de “cazadores a sueldo” acudirán a la llamada de aquellos que los contacten y tengan problemas con todo tipo de seres paranormales... ¿A quién vas a llamar?.... ¿De dónde nació la idea de un manga como este? Midnight Hunters bebe de un montón de fuentes. Queríamos hacer algo con una estética steampunk, con detalles sobrenaturales y un equipo de protagonistas variado y fuerte. Empezamos a desvariar en una tormenta de ideas, y el resultado fue este. Todo autor tiene amor hacia alguno de los personajes ¿Cuál es el favorito de cada uno? P: Yo no puedo evitar sentir debilidad por Vicky. Me parece un personaje ingenuo y adorable. Aunque iremos viendo cómo poco a poco saca carácter.
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Siempre manejamos varios proyectos, algunos avanzan más y otros los vamos aparcando o descartando” K: CAAAAAAAAAAAAAAASTOR. Ese pelirrojazo macizo de moda... que además es un cielo y todo un partidazo *jesjes*. ¿Os resulta muy complicado compaginar la vida diaria con este trabajo tan dedicado?
P: A veces es duro venir de trabajar (en mi caso trabajo como programador) y volver a sentarme delante de un ordenador a escribir un guión cuando lo único que me apetece es alejarme de ellos. Tampoco disponemos de todo el tiempo que quisiéramos, por desgracia la vida real se come buena parte del día. Adentrándonos en el terreno personal, ¿cómo sois en un día normal? ¿Qué cosas os gustan hacer? P: Cuando llego del trabajo lo primero que hago es ponerme cómodo y despanzurrarme en el sofá con mis gatos. Cuando consigo quitármelos ►
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de encima me distraigo con una película, jugando un rato a la consola o leyendo un libro. Creo que lo qué más disfrutamos es de pasar tiempo el uno con el otro, bromeamos constantemente, hacemos tonterías… K: Yo ahora mismo (ojalá que cuando se publique esto haya cambiado la situación) estoy en paro, así que... me levanto, me quito las legañas, me lavo los dientes,... le pongo comida a los gatos,.. me rasco un poco el ombliguete y me siento a dibujar,… a eso de las 2 como,... me siento a dibujar,... a eso de las 9 o así me como algo mientras ceno,... y a las 11-12 a la cama... (se siente patética). Bueno, a veces salimos al cine (poquito, que no está la cosa como...), con los amigos,... ¿Cuál es vuestro mayor sueño? P: Así a bote pronto… Creo que vivir en Japón. K: Vivir en Japón y que me toque la loto.... Si pudierais llevaros tres cosas a una Isla desierta, ¿qué llevaríais? P: Mis gatos, Milo, Kyril y Tomo. Tomo está tan gordita que sirve además de comida de emergencia. K: Y pa dibujar, y pa dibujar... ¿En algún momento os ha ocurrido alguna situación con algún fan o seguidor en la que hayáis pensado “Tierra, Trágame”? Sí, alguna vez nos han sacado los colores. Somos humanos y cometemos errores. En el 99% de las veces la gente no lo hace con mala intención, pero hay otras que te dan ganas de estrangular. Pregunta obligada de este número: ¿Cómo concebís el amor? ¿Qué es para vosotros? Yo siempre digo que es como un jardín donde crece lo que uno planta, y en el que hay que trabajar cada día. ¿Qué es lo que más os gusta de este trabajo? ¿Y lo que menos?
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Estamos bastante compenetrados, tenemos una comunicación muy fluida y podemos trabajar y revisar el trabajo casi de forma simultánea” P: Lo que más soñar despierto, dar vida a personajes, imaginar lo imposible. Lo que menos, las envidias y malos rollos que se generan muchas veces. K: Lo que más me gusta es estar haciendo algo que adoro, que sé que mejoro poquito a poco y que no me sale mal del todo... lo malo es que a veces es bastante ingrato y que te encuentras con gente que trae mal rollo a veces, también Volviendo un poco al mundo profesional ¿Creéis que es complicado hoy en día publicar en una editorial? P: No soy un experto, pero en el contexto de la crisis actual las editoriales están trabajando de forma conservadora, publicando “a lo seguro” y arriesgando poco. Cuando eres un autor poco conocido y con poca experiencia, este escenario juega muy en tu contra. ►
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Publicar, si tienes calidad no es complicado, pero hay mucha competencia (que es bueno) y se paga muy poquito” K: Es difícil vivir de ello. Publicar, si tienes calidad no es complicado, pero hay mucha competencia (que es bueno) y se paga muy poquito. Eso sí, ahora las editoriales son más conservadoras. Pero como no he conseguido editorial que me publique, no te sé decir a ciencia cierta, tampoco. ¿Os parece que hoy en día las editoriales apoyan el iberomanga lo suficiente, o crees que aún deberían mojarse un poco más? La implicación actual no es poca, pero aún choca con una especie de rechazo de una buena parte del público. Hay que tener en cuenta que las editoriales no son ONGs, son negocios y buscan tener el mayor impacto posible. Pedirles más en este momento es complicado. Sabemos también que habéis escrito y publicado un libro de rol. ¿Podríais hablarnos de Héroes?
Espera que cojo carrerilla (risas). Bueno, Héroes es un jueguecito de rol pequeño y simple que autopublicamos el año pasado. Era una especie de reto personal, y para nuestra sorpresa ha tenido mucho éxito. Es un juego de fantasía con elfos, dragones, gatetes espadachines y todo lo que quepa en vuestra imaginación. ¿Tenéis en mente algún proyecto más aparte de continuar con Midnight Hunters? Algo hay. Siempre manejamos varios proyectos, algunos avanzan más y otros los vamos aparcando o descartando. Ahora mismo estamos con algo llamado Weapon Zero, una historia futurista. Y por último, ¿qué queréis decir a nuestros lectores? Darles las gracias por leernos, por leer Prímula Magazine e invitarles a leer nuestra serie Midnight Hunters. ¡Leed, insensatos!
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Yo siempre digo que el amor es como un jardín donde crece lo que uno planta, y en el que hay que trabajar cada día”
Muchas gracias por habernos concedido esta entrevista y dejarnos dar a conocer a más gente vuestras obras. Que sepáis que las puertas de P*Magazine siempre estarán abiertas de par en par para que nos habléis de nuevos proyectos o nos deleitéis con algún trabajo más. ¡Gracias por darnos la oportunidad de estar en estas paginillas! ¡Y por todo el apoyo! Gracias a vosotros hemos llegado más lejos de lo que esperábamos■
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NOMBRE/ALIAS: Felwyn y Pukalince EDAD: 29 y 28 respectivamente PROCEDENCIA: De un lugar de Granada, de cuyo nombre del pueblo no queremos acordarnos... LE GUSTA: ¡Muchas cosas! XD NO LE GUSTA: Unas poquitas cosas menos XD GÉNERO ARTISTICO: ¡Garabatos en viñetas! TEMÁTICA PREFERIDA: Fel: guarrerías en general - Puka: ¡yaoi! UNA VIRTUD: Fel: tener a Puka a mi vera, aunque no sea propia Puka: imagino que dibujar... (risas) UN DEFECTO: Fel: mi rencor eterno e ilimitado como me toquen los ovarios Puka: ¡tengo tantos que no se cual elegir! HOBBIES: ¡Los del señor de los anillos! ¡Viva el señor Frodo Bolsón! LIBROS FAVORITOS: La saga de Cazadores de Sombras, de Cassandra Clare. MÚSICA FAVORITA: Fel: Los grandes 40 mil millones de éxitos de las gasolineras. Menos flamenco puro y duro, me gusta casi todo. Puka: Nuestro opening de Bakemono, of course! By el DJ ChibiPepe! JUEGOS FAVORITOS: Fel: El Ico y el Shadow of the Colossus Puka: La saga Suikoden UN MANGA/COMIC: Fel: demasiados, no puedo decantarme por solo uno. Puka: ¡Bakemono! No, espera, queda muy mal...mmm...también hay muchos, no se cual escoger. COLOR FAVORITO: Fel: ¡Rosa! A ser posible, cuanto lo más fosforito se pueda. Puka: El azul. PÁGINA WEB: http://xiannustudio.blogspot.com.es/
entrevista: Xian nu studio En primer lugar me gustaría agradeceros que nos concedáis un poco de tiempo para nosotros y honrarnos con vuestra presencia en este número especial de P*Magazine. ¡A vosotros por querer contar con nosotras! Decidnos ¿Cómo comenzasteis en el complicado mundo del manga? ¿Cuáles fueron vuestros primeros trabajos juntas? La suerte de estar en el momento justo y el lugar preciso acompañó. La verdad es que no recordamos ningún caso que sea diferente, en que el autor diga algo que no sea “tuve la suerte, tuve la potra...”. Irene contactó con un agente de dibujantes gracias a que tenían sus datos de contacto de cuando ganó un concurso de dibujo ,y la avisaron de que buscaba dibujantes de estilo manga. Laura entró porque Irene necesitaba a alguien que le pudiera ayudar a llevar adelante tanto trabajo y la convenció para ello. (risas) Las primeras colaboraciones juntas fueron tanto para Yaoipress como para Humanoides Associes. Trabajáis juntas en todos los proyectos ¿Es complicado trabajar en pareja en algo como es un manga o es más rápido que hacerlo uno solo? La complicación, básicamente, es la que se tiene con cualquier trabajo que se tenga que hacer junto a otras personas: saber colaborar y adaptarse. Es más fácil, rápido y llevadero cuando se está en compañía. Pero para llegar a eso, hay que aprender a trabajar en equipo y tratar de hacer las cosas de forma que sea agradable para ambas partes. Por suerte es algo en lo que no hemos tenido dificultades insalvables. Choques, por supuesto, como todos. Pero nada que no pudiéramos superar. Vuestro trabajo más conocido aquí en España es, obviamente, Bakemono ¿Podríais hablar un poco de la obra para los que no la conocen aún? Pues Bakemono es nuestra primera obra 100% Channú (nada de guiones ajeno, ¡aleluya!). Se nos da muy mal describirla, ¡pero lo intentaremos!
Bakemono es una obra que camina entre el género shonen y shojo. Trata de la historia de Mayu Bai Fá, una chica que, aparte de vislumbrar Bakemonos (criaturas que no son visibles a ojos de cualquier humano), posee un cabello blanco que la señala como sacerdotisa de una leyenda que augura grandes males junto a la luna roja. Mayu tratará de descubrir el por qué, su pasado...y tendrá que hacerlo mientras convive con su nueva familia adoptiva, formada por el afable Evein, que la entrenará como cazadora, y su hijo Mafuyu, que es bastante apático con ella. Y aunque ella no sabe nada de nada, parece que padre e hijo sí que saben más de lo que cuentan. ¡Taráaa! Y en muy resumidas cuentas, esto es Bake. ¿De dónde nació la idea de Bakemono y toda su historia?
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Es más fácil, rápido y llevadero cuando se está en compañía”
Conservamos los conceptos originales que funcionaban y los momentos claves que hacían a la partida especial. Y de todo eso, han surgido los tres tomitos que podéis leer actualmente.
Del rol. Éramos y somos roleras desde que nos conocimos en Bachiller de Artes. Y Bakemono surgió de una partida tipo “spin-off” de una de nuestras sagas principales desarrolladas en el mundo de Changeling (juego de rol basado en la vida de las hadas dentro y fuera del mundo actual), en la parte de Oriente. Era tipo “juguemos una partida en que conocerás al hijo de la hermana de tu PJ no sé cuántos años después”. Y así, junto a un viciaco enorme que teníamos a la saga de videojuegos de terror Project Zero, ¡voilá! Nació la primera versión de Bakemono.
Bakemono es una de las obras más conocidas y seguidas del iberomanga hoy por hoy y hasta tiene un club de fans ¿Qué sensación os produce que tantísima gente siga vuestro trabajo con ese cariño?
Para hacer el manga, hicimos una gran reforma a toda la historia de la partida y la adaptamos para que pudiera ser entendible para todo el mundo.
Pues nos encanta, es genial. Porque, por si alguien aún no lo sabe, ¡los que publicamos en España no es por la riqueza, ni la fama! Sino por el gusto de poder compartir tus historias con lectores de tu misma habla y nacionalidad. ¡Creemos que no hemos tenido nunca espíritu patriótico en ninguna otra cosa! Mientras hacíamos obras para el extranjero, no dejábamos de pensar el cómo desarrollaríamos nuestra propia historia de tener la oportunidad de hacerlo. Nos preguntábamos si las historias que disfrutábamos creando, si seríamos capaces de hacer que también lo fuera para los demás. Poder comentarlo, compartir, intercambiar opiniones... así que, realmente es muy grato. No hay otra recompensa auténtica para el autor, que el público al que ha dirigido su obra, lo disfrute. Todo autor tiene amor hacia alguno de los personajes ¿Cuál es el favorito de cada una? Evein Yoshida, forever and ever! Es un papuchi adorable, emotivo, valiente (excepto si le pones un par de peras empitonás delante, ya sabéis...), luchador, sensible... no será el prota oficial, pero como si lo fuera. Porque sin él, que dio lugar a los acontecimientos, no habría historia que contar. Ya que hablamos en este número de amor ¿Cuál es la relación amorosa de Bakemono que más os ha gustado plasmar? Oh, todas nos han gustado a su manera (incluso la que no hacemos directamente, tipo Belkis por X o Shiroi por Y). Pero nos moríamos de ganas por contar la historia de Hanako y Evein. Ambos son personajes de los que casi no sabes nada, pero mientras que de Evein presupones que es primoroso, de Hanako solo se veía lo mal bicho ►
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malaje que era. Entonces, resolver la pregunta de “¿¿pero cómo se iba a enamorar Evein de un bicharraco como ese??” ,era algo que queríamos enseñar a toda costa. Y es algo que nos consta que ha gustado mucho a nuestros lectores, tanto masculinos como femeninos. ¡Y es genial saberlo! También habéis adaptado a formato cómic el conocido juego Corazón de Melón ¿Cómo ha sido esa experiencia? ¿Sinceramente...? Venga, allá vamos... ¡ha sido la mejor experiencia que hemos tenido hasta el momento trabajando para el extranjero! Se ha trabajado a buen ritmo, se nos ha dado mucho material de referencia (sin errores, ni pifiadas), si ha habido retrasos nadie ha hecho la drama queen, ni se ha intentado que nos deslomemos (más aún) para cumplir esas faltas, no ha habido absurdeces de “donde dije digo, digo Diego”... ¡Nos chapurreaban en nuestro idioma y no al revés para tratar con nosotras! Es la primera vez que nos preguntan en todos los pasos si nos parece bien el proceso, si echábamos en falta algo, nos consultaban sobre temas ajenos al dibujo, nos escribían casi a diario para saber si estábamos bien, o se disculpaban si “tardaban” en contestar (acostumbradas a meses de silencio y desconcierto en otros curros)...todas las partes ajenas a la producción del dibujo super amables, como ChinoMiko, la autora original, que ha sido super maja con nosotras... desde la trilogía de Wicked Lovely, obra de Melissa Marr, no hemos vuelto a tener ese placer de que un autor sea tan agradable con unas autoras de “obra y servicio” como nosotras....por eso, hay que decirlo. ¡Os queremos, ChinoMiko y Melissa! Y queremos a Studio Makma, a sus jefazos Edmond y Stephan, que nos han dado este gran placer de sentirnos queridas y valoradas.
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No hay otra recompensa auténtica para el autor, que el público al que ha dirigido su obra, lo disfrute.”
Puede parecer una exageración, pero que de tantos tomos realizados en el extranjero solo podamos remarcar estos pocos...por algo será. ¿Os resulta muy complicado compaginar la vida diaria con este trabajo tan dedicado? Pues no ha sido fácil, no. Sobre todo porque hemos abarcado muchísimo trabajo, lo que nos ha impedido llevar una vida normalizada y sana. En concreto, 2012 no ha sido un año fácil a ningún nivel. Y hemos pasado los días enteros durante muchos meses sin hacer otra cosa que sentarnos a la mesa a dibujar, entintar o entramar. No se lo recomendamos a nadie, no lo hemos considerado un ritmo compatible con la vida y la salud. Para este 2013 esperamos coger menos trabajo y poder hacer algo más que trabajar. Disfrutar de tiempo libre, de los amigos, etc. ¡Esperamos poder conseguirlo! Adentrándonos en el terreno personal ¿Cómo sois en un día normal? ¿Qué cosas os gustan hacer?
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Hay más oportunidades en España de sacar tu propia obra. Afuera tienes más posibilidades de trabajar como dibujante en plan mercenario, por servicio” Un bolso no-mundo. Es como el de Mary Poppins, pero le cabe más cosas, fijo. Con 3 cosas no nos bastaríamos...aunque si hubiera red eléctrica en la susodicha isla, con un alargador y 2 portatiles para poder rolear, creemos que podríamos sobrevivir. (risas) ¿En algún momento os ha ocurrido alguna situación con algún fan o seguidor en la que hayáis pensado “Tierra Trágame”?
¡Pues somos muy sencillas! Disfrutamos quedando de tapeo con los compis dibujantes para charlotear y pasarlo bien, quedar con los amigos para ir al cine, jugar a juegos de mesa... y en casita nos gusta jugar a la consola, leer (libros o cómics), y por supuestísimo ¡rolear mucho, mucho! >v<= Rolear es algo que especialmente nos desestresa y nos gusta, es nuestra manera de seguir creando historias y pasarlo bien en el proceso...además de ser muy inspirador a la hora de querer dibujar algo que no sea directamente trabajo, (risas). ¿Cuál es vuestro mayor sueño? Poder vivir ( y no sobrevivir) de lo que nos gusta, que es dibujar. Lo ideal sería creando nuestras propias historias para todo el mundo. ¡Algún día, algún día...! Si pudierais llevaros tres cosas a una Isla desierta ¿Qué llevaríais?
Ahora mismo, concreta, no... La más habitual es la de no acordarnos ni del nombre ni exactamente de qué conocemos al fan que tenemos delante...o si lo confundimos con otro. Es una putada, y lo sentimos muchísimo. Pero de un salón a otro, con el agobio del lugar y que nuestra memoria es lo más parecido a Dori de Buscando a Nemo...¡lo sentimos, perdonadnos!¡Nos pasa con todo el mundo, no solo con los fans! Pregunta obligada de este número ¿Cómo concebís vosotras el amor? ¿Qué es? L: el amor es esa cosa bonita que solo me parece autentico cuando se trata de amor a los animales, a las amistades...y los que aparecen en libros o cómics. I: El amor es una amistad con sexo (risas) ¿Qué es lo que más os gusta de este trabajo? ¿Y lo que menos? L: Lo que más me gusta es ver la obra impresa y poder conocer las opiniones de primera mano de los lectores sobre la misma. Es cuando este trabajo cobra vida real. ►
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Hay muchas cosas que no me gustan. Pero lo que más he aborrecido es que no contesten correos durante largo tiempo, y que luego te vengan con exigencias, prisas o que necesiten que des señales pronto. Me parece una falta de respeto, de responsabilidad y profesionalidad, sea de quien sea. I: Lo que más me mola es hacer los storys. Planear la historia, verlo todo casi hecho y leerla desde ahí, comprobar que todo esté bien (bajo mi punto de vista, claro) y tener el trabajo más complicado y duro ya hecho. Lo que menos son las correcciones absurdas que muchas veces me mandan hacer en los trabajos para el extranjero... Sabemos que en el Salón del Manga de Barcelona aparecieron unas fans cosplayeadas de Bakemono ¿Cómo os quedasteis al verlo? ¡Echamos de menos no tener una cámara de fotos decente y disponer de tiempo para hacerles fotos hasta quedarnos sin pilas! Muy guay, además, estaban genialmente currados y les sentaba de maravilla. ¡Nos encantó! ¡Nos hizo sentir afortunadas de tener unos fans y amigos tan apasionados! Estas son las cosas que demuestra que nuestra obra no es lo más grande, sino que lo mejor son los lectores que tenemos. Volviendo un poco al mundo profesional ¿Creéis que es complicado hoy en día publicar en una editorial aquí en España? ¿Hay más oportunidades fuera?
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El amor es esa cosa bonita que solo me parece autentico cuando se trata de amor a los animales, a las amistades...y los que aparecen en libros o cómics” Hay más oportunidades en España de sacar tu propia obra. Afuera tienes más posibilidades de trabajar como dibujante en plan mercenario, por servicio. Pero en ambos casos, y como en casi todo actualmente, das una patada a una piedra y te salen 50 dibujantes. Lo único que te dará una autentica oportunidad es que te lo curres a diario, cuanto más y mejor que el resto. A veces no se trata de que dibujes como los ángeles, sino que seas rápido como un correcaminos y aún así lo hagas bien y a ser posible, sin dar la brasa. ¿Os parece que hoy en día las editoriales apoyan el iberomanga lo suficiente o crees que aún deberían mojarse un poco más? Depende de lo que se entienda por mojarse más. Podrían pagar más, podrían publicitar más, podrían guiar más...pero las editoriales tienen muchas licencias a las que cuidar por su propio bien y que les trae mayores beneficios. Si tampoco los autores de aquí generamos lectores como para que el esfuerzo no sea en vano, no se puede exigir mucho más. ►
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Quizás hace falta dar un pelotazo fuera del país para que aquí se vuelva rentable, como ha pasado con tantas otras obras generadas en el extranjero y luego licenciadas aquí, tipo BlackSad, Arrugas, etc... por algo se dice que nadie es profeta en su propia tierra. Ahora que Bakemono ha finalizado ¿Tenéis algún proyecto más en mente o vais a tomaros un tiempo para vosotras? Proyectos en mente tenemos muchos. Pero queremos pausar el ritmo e ir más relajadas, así que, sí, tomaremos un tiempo para nosotras y no volver a sobrepasarnos. Queremos seguir realizando obras propias, antes o después caerán. Pero descansareis de Channú y sus creaciones al 100% hasta nueva orden.
Y por último ¿Qué queréis decir a nuestros lectores? Que si sois lectores, que leáis mucho. Si queréis ser escritores o dibujantes, que escribáis y dibujéis mucho más. Que para el día a día, os esforcéis mucho, porque no hay mayor recompensa que saber que lo que obtengas de bueno te lo habrás merecido. Muchas gracias por habernos concedido esta entrevista y dejarnos dar a conocer a más gente vuestras obras. Que sepáis que las puertas de P*Magazine siempre estarán abiertas de par en par para que nos habléis de nuevos proyectos o nos deleitéis con algún trabajo más. Muchas gracias por contar con nosotras. ¡Os tendremos informados de cualquier novedad!
GalerĂa: Esther Perez NOMBRE O ALIAS: Esther Perez CIUDAD DE ORIGEN: Madrid WEB: http://estherperez.daportfolio.com http://suki-manga.deviantart.com/ CONTACTO: - Email: suki200304@hotmail.com - Twitter: https://twitter.com/Suki_Manga
TRAYECTORIA: “Mi trayectoria no es muy larga... ya que siempre he dibujado practicamente para mí misma en mis ratos libres. Soy autodidacta y mi aficción al dibujo y al manga me ha llevado a intentar superarme a mi misma con cada ilustración. Aún sigo aprendiendo cosas nuevas. Hace poco tomé la iniciativa de aceptar encargos para escritores aficionados tanto nacionales, como internacionales, diseñando escenas que plasman en sus relatos o dando cuerpo a sus personajes mediante algunas ilustraciones. Recientemente he colaborado en la publicación del tomo 1 de la revista A0 ( http://a0revista.blogspot.com.es/ ) cuyo lanzamiento se llevó a cabo en el pasado Mangafest, en Sevilla los días 7 a 9 de Diciembre 2012. También tuve la oportunidad allí de que se pusieran en venta posters de mis ilustraciones, así como mi presencia para firmar varios de los tomos. También colaboro en algunas web relacionadas con el dibujo manga para aportar mi ayuda a nuevos dibujantes así como seguir aprendiendo de autores que admiro y me sirven de inspiración.”
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Especial SV: COncurso de ilustraciones El gandor del concurso ha sido elegido de entre los participantes en base al criterio del jurado formado por el staff de Primula Studio, sus colaboradores y unas invitadas muy especiales:
Nari Yosik Zen Washu David Cabrera Dawa Kamapon Laura Kjoge
TambiĂŠn quisieramos dar las gracias a Kamapon y a Laura Kjoge por haber formado parte del jurado.
Obra Ganadora Nombre/Nick: Nana.Bid TĂtulo de la obra: Mariposas. Ciudad: Lleida.
Nombre/Nick: Almudena Gallego TĂtulo de la obra: Descansando en tus brazos. Ciudad: Almeria.
Nombre/Nick: Irina Hirondelle TĂtulo de la obra: Casualidad resucitada. Ciudad: Madrid.
Nombre/Nick: Dianidas TĂtulo de la obra: Desde Kanto con amor. Ciudad: Rivas, Madrid.
Nombre/Nick: Irene Reina Ruiz TĂtulo de la obra: Esperando a cupido. Ciudad: Manresa, Barcelona.
Nombre/Nick: Andrea Obreg贸n T铆tulo de la obra: Atardecer del principio de la felicidad. Ciudad: Santander.
Nombre/Nick: Karu TĂtulo de la obra: San ValentĂn.
Nombre/Nick: MarionKibu TĂtulo de la obra: Primer San ValentĂn. Ciudad: Barcelona.
Nombre/Nick: Esther Pérez Título de la obra: Declaración. Ciudad: Madrid.
Nombre/Nick: Keintial (Marta) TĂtulo de la obra: Baile de enamorados. Ciudad: Madrid.
Nombre/Nick: Mar铆a Marig贸 T铆tulo de la obra: Amor de gato. Ciudad: Le贸n.
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Nombre/Nick: Shii Título de la obra: Felíz San Valentín. Ciudad: Madrid.
Nombre/Nick: C.a.e TĂtulo de la obra: Palabras en el aire. Ciudad: Valencia.
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Nombre/Nick: Cristina (Spainhorse) TĂtulo de la obra: El dĂa tierno de invierno Ciudad: Oviedo.
Turial de Dibujo The Making of The Beauty & The Beast Primero empieza dibujando una línea arqueada sobre la cual construiremos el dibujo. Esta línea es conocida como “ritmo“. Estudia poses de modelos tumbadas sobre la playa, por ejemplo. Recuerda que lo más importante es documentarse bien. Define las formas básicas y añade una expresión de tranquilidad, poniendo los ojos cerrados de manera natural y relajada. Como guiño a San Valentín, los labios de Bella tienen forma de corazón. Termina de definir la figura y añade pelo, dejándolo caer delicadamente. No hace falta que dibujes muchas líneas para dar efecto de un pelo abundante, marca los rasgos justos del peinado, pues esto dará la sensación de una gran mata de pelo. Utiliza las fotos de referencia que necesites para ver el peinado que te guste y cómo caería. Puedes pedirle a una amiga que pose para ti o echarle un ojo a revistas de peluquería. La necesidad es la madre del ingenio. Por último, ponle algo de ropita, que nos coja frío en el castillo. La tela que resbala suavemente desde el hombro queda muy sexy y acentúa la sensación de delicadeza.
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Vamos con la Bestia. Queremos que la agarre, es suya y de nadie más, así que dale un buen achuchón de bestia. Aquí comprobarás que he marcado dos líneas que salen de la cara. Esto nos servirá para el hocico. Aquí es donde más agusto podrás sentirte. Haz a la Bestia todo lo fiera que quieras. Mira fotos de perros rabiosos para saber cómo arrugan el morro, enseñando los dientes. Exagera sus colmillos, no hace falta que abra la boca rugiendo para dar miedo y sensación de fiereza. Yo utilicé fotos de perros, y dibujos de hombres lobo e incluso de bégimos como referencia, así como añadir unos cuernos de toro. Termina de encajar la figura y ponle algo de ropa, como una capa y unas manos con garras. Recuerda que las líneas no deben ser suaves para acrecentar la sensación de brutalidad y fiereza. Por esto mismo, el pelo de la Besita, al contrario de lo que dije antes, está muy marcado y con abundantes líneas: así contrastamos la delicadeza y suavidad de Bella, con la furia y “bestiopardismo“ de la Bestia. XD Vamos con un poco de profundidad. Añade una ventana abierta con las cortinas agitadas, flotando arrastradas por el viento. Esto te dará una sensación de frío que acentuaremos más tarde con tonos azules. Una vez más, para contrastar con la calided de Bella. No podía faltar, por último, la rosa que marca la cuenta atrás que atemoriza a la Bestia, acercándole a su apocalíptico destino... Empieza a jugar con luces y sombras básicas. Aquí la luz vendrá de la parte de arriba y también de la luna que colocaremos fuera en breve. Sobre la luz no hay mucho que comentar que no hayamos visto ya. si tienes alguna duda coge cualquier objeto que tengas en casa y estudia cómo reacciona a las fuentes de luz. Dramatiza las sombras y añade también sombras arrojadas y brillos. Ten en cuenta que la Bestia proyecta sombra sobre el cuerpo de Bella, pero esta también está recibiendo una luz desde arriba, por lo tanto dicha sombra se verá más suavizada. Un detalle que queda muy bien es el degradado de luz y sombra de los materiales con “ranuras“.
Por ejemplo, el detalle de las ventanas. Con una capa de degradado vas a marcar mucho mejor dónde recibe más luz y cuándo empieza a atenuarse (incluso en algunas partes se hará prácticamente invisible). Vamos a darle color. Utiliza algunas formas de ramas, para darle un fondo ambiental tétrico y una luna para hacerlo más aterrador. Pon también reflejos en las ventanas y “brillos mágicos“ en la rosa. Recuerda que las raíces en los dientes de determinadas criaturas se ven más marrones, de acumular sarro, y el brillo que dará volumen a sus encías. No te olvides del brillo en los labios de Bella, ni de darle un poco de colorete. También añadí una capa de brillantina en la tela y los ojos de Bella. Simplemente copia la capa de color en modo disolver y juega con ella (borrando zonas y cambiando la opacidad). También puedes encender con un resplandor los ojos de la Bestia para darle un aire de perro infernal que puede quedar chulo. Por último, ambienta mejor la escena. Usa tonos fríos (azules y violáceos especialmente) para darle un aire lúgubre. No te olvides de poner luces indirectas: Una luz azulada sobre las cortinas y el borde de las figuras de primer plano las separará más del fondo.
También añadí una luz rebotada dorada sobre la parte trasera de Bella, Así le damos más calided a ella. Recuerda que en esta imagen buscamos el contraste de Bella con todo el entorno. Experimenta y juega todo lo que quieras hasta que te sientas agusto.
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NOMBRE/ALIAS: KawaiiDream EDAD: ns/nc (mi cumpleaños es el 13 de marzo, pero no me gusta decir mi edad, sorry) PROCEDENCIA: De origen gallego, actualmente resido en Baleares. LE GUSTA: Los dulces, dormir, los gatos, mi marido, el manga, el anime, ver series de tv. NO LE GUSTA: las verduras, las mentiras, el insomnio. GÉNERO ARTISTICO: Shojo Manga (creo XD). TEMATICA PREFERIDA: Romance con toques fantásticos. UNA VIRTUD: Soy buena gente (mayormente). UN DEFECTO: Soy obsesiva (demasiado). HOBBIES: Dibujar, escuchar música. LIBROS FAVORITOS: La saga Harry Potter, Wicked. MÚSICA FAVORITA: Escucho de todo, depende del humor que tenga cada día. JUEGOS FAVORITOS: L4D 1 y 2, la saga Silent Hill, KH 1 y 2. UN MANGA/COMIC: Demasiados, supongo que Fullmoon wo Sagashite me llegó mucho y Mi vida con Zenjiro Yamamoto ídem. COLOR FAVORITO: Amarillo. PÁGINA WEB: http://kawaiidream.web.fc2.com/
entrevista: kawaiidream En primer lugar, me gustaría agradecerte que nos concedas un poco de tiempo para nosotros y honrarnos con tu presencia en este número especial de P*Magazine.
al conejo a la luna para poder tenerlo cerca una vez volviera al cielo... Me pareció una historia muy conmovedora, así que pensé qué le habría pasado al conejo una vez allí y así fue surgiendo GetsuKoko
Gracias a vosotros por dejarme ser partícipe de este estupendo número especial.
Para aquellos que no conozcan la obra más allá de la reseña: ¿Podrías hablar tú misma sobre ella?
Dinos, Carlota, ¿cómo comenzaste en el complicado mundo del manga? ¿Cuál fue tu primer trabajo serio? Empecé a dibujar en este estilo ya en el instituto, cuando estudiaba el bachiller de artes, por influencia de una buena amiga que dibujaba en este estilo. Me dije a mí misma: “si ella puede, yo también” *risas*, aunque era fan del manga y el anime desde muy pequeña. Mi primer trabajo serio, que no profesional, fue para Maneki Studio, el oneshot Lunacienta para el recopilatorio Yume no Monogatari allá por el 2008. En cuanto a mi primer trabajo profesional, fue en 2009 cuando hice Meigallo de Medianoite para una editorial gallega. Aunque a día de hoy aún no ha visto la luz del día impreso, las cosas no están bien para sacar una colección como la que preveía sacar esta editorial, o eso es lo que me dicen a mí. Ahora mismo estás inmersa en tu webcómic Getsuei no Kokoro, del que ya hablamos en nuestra anterior revista. ¿Cómo nació la idea de esta historia? Aunque ahora mismo el webcómic permanece en hiatus debido a mis problemas de salud, está siempre presente en mi cabeza, estoy algo obsesionada con ella *risas*. Pues la idea de esta historia surgió de una canción gallega que dice “hay un gallego en la luna, luna” y me pregunté que más cosas podría haber en la luna y busqué historias y leyendas sobre la luna y encontré una de origen maya o azteca (tengo mala memoria) en la que se hablaba de un dios que descendió a la tierra. Una vez allí pasó el tiempo y empezó a tener hambre, se fue encontrando con diversos animales que le ofrecían cosas para comer, pero el dios los rechazaba, hasta que se cruzó con un conejo, que se ofreció él mismo para salvar la vida del dios. Esto conmovió al dios y se llevó
GetsuKoko trata de muchas pequeñas cosas que nos afectan a todos y otras cosas de corte fantástico, intenta reflejar la dualidad, la convivencia y trato entre personajes de caracteres opuesto. Como todo tiene dos caras y hay formas diferentes de enfrentarse a los problemas, Serina es la luz, se enfrenta a las desgracias con una sonrisa en su cara, intenta ver siempre el lado positivo y es algo simple en cuanto a su forma de ser, se deja llevar por las circunstancias intenta vivir la vida minuto a minuto. En contraste tenemos a Knite, la sombra, tiene mal carácter, le gusta hacer rabiar a la gente, intenta arreglar todo por su cuenta, es incapaz de confiar en los demás y a veces le da demasiadas vueltas a las cosas. Pero
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Mi mayor sueño es independizarme y poder publicar de mi mano mis cómics sin tener que depender de las editoriales” pese a todas estas diferencias hay un hilo que los une más allá de su propia voluntad y aprenden al margen de su destino, que a veces las cosas se pueden ver desde más de una perspectiva, o ese es el mensaje que intento transmitir *risas*. A veces creo que en mi cabeza tiene un trasfondo mucho más serio de lo que se puede ver desde fuera... Además de GetsuKoko, ¿tienes en mente algún otro trabajo? Demasiados, tengo demasiados, mi cabeza nunca deja de pensar en historias, tengo como 12 guiones entre historias largas y oneshots... Soy terrible, siempre estoy escribiendo nuevas historias, aunque no suelo tener tiempo para dibujarlas todas *culpabilidad*. Pero en proceso ahora mismo, tengo una historia corta para una antología y la continuación de WUaS. Todo autor tiene amor hacia alguno de los personajes. ¿Cuál es tu favorito? Yo creo que me es demasiado difícil escoger un personaje, en serio, los quiero a todos demasiado, y no solo a los míos. Tengo un grave problema: enseguida me enamoro de los personajes de los demás también *risas*. Cuando roleo con los amigos, es como que me vuelvo loca y quiero secuestrar a todos sus personajes, a veces hasta los secuestro, aunque eso sí, con permiso... ¿Crees ahora mismo que GetsuKoko tiene buena acogida entre el público de submanga? Pues la verdad siempre me siento muy insegura con este tema, GetsuKoko está disponible en varias webs de forma gratuita y tiene sus fans. No es como que arrastra a las masas, pero cada mensaje que
recibo me hace inmensamente feliz, así que intento no preocuparme mucho sobre esto, porque si no, acabo deprimiéndome un poco. ¿Tienes pensado auto-publicar esta historia y que todo aquel que desee leerla pueda tenerla en sus manos? Bueno, en el pasado Expomanga salió a la venta el primer recopilatorio que recogía el prólogo y el primer capítulo. Así que sí, mi idea es seguir sacando el resto de capítulos en recopilatorios, en dos más concretamente: uno que recogerá los capítulos 2 y 3, y otro que recogerá el cuarto y el quinto. Adentrándonos en el terreno personal, ¿cómo eres en un día normal? ¿Qué cosas te gusta hacer? Yo no tengo días normales *risas*. Ahora mismo estoy recuperándome de una operación, así que son bastante raros pero si estuviera trabajando en el webcómic un día sería tal que: Me despierto, me abrazo a mi marido (si sigue en cama, últimamente ►
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Como todo tiene dos caras y hay formas diferentes de enfrentarse a los problemas” se despierta antes que yo para trabajar en su cómic), nos levantamos, nos metemos en el estudio a trabajar hasta la hora de comer, uno sigue trabajando mientras el otro prepara la comida (hacemos turnos), comemos juntos y de vuelta al estudio a trabajar. Paramos para cenar y de vuelta al trabajo hasta que toca irse a dormir... Hay días que descansamos por las tardes para echar unas partidillas en la consola o vaguear viendo alguna película tirados en cama *risas*. Como veis, ¡¡¡una vida de casados cuasi normal!!! ¿Cuál es tu mayor sueño? Ahora mismo, mi mayor sueño es independizarme y poder publicar de mi mano mis cómics sin tener que depender de las editoriales. Controlar todo el proceso, desde el dibujo a la maquetación, impresión, encuadernación y distribución... Si pudieras llevarte tres cosas a una Isla desierta, ¿qué llevarías?
A mi marido, a nuestro gato y material de dibujo (no sé si esto último vale, además que esta semana seremos uno más en la familia, así que las tres cosas serían marido y dos gatos *risas*). ¿En algún momento te ha ocurrido alguna situación con algún fan o seguidor en la que hayas pensado “Tierra, Trágame”? Pues no, todos los encuentros que he tenido con los fans en eventos y firmando han sido geniales, son siempre muy amables conmigo y los quiero mucho a todos. Pregunta obligada de este número: ¿Cómo concibes tú el amor? ¿Qué es para ti? El amor es comprensión, es apoyo, es cariño, es un vínculo a compartir con otra persona, ya sea amor de pareja, amor de familia o amor por los amigos. ¿Qué es lo que más te gusta del trabajo como mangaka? ¿Y lo que menos? Pues me gustan muchas cosas: el poder contar historias es lo que más me gusta yo creo, y lo que menos, supongo que no tienes mucho tiempo libre y que aunque haga un calor infernal en verano te derrites entintando con la caja de luz *risas*. Volviendo un poco al mundo profesional: ¿Crees que es complicado hoy en día publicar en una editorial? No creo que sea complicado, lo que pasa es que es poco beneficioso. Tienes que dedicar muchas horas al trabajo y no llega para poder vivir de ello, es demasiado sacrificado... ¿Te parece que hoy en día las editoriales apoyan el iberomanga lo suficiente o crees que aún deberían mojarse un poco más? Ahora mismo apoyan más el producto patrio que hace unos años, pero pueden apoyarlo más. El problema no está en las editoriales, está en los lectores, que siguen viendo el producto patrio como algo de segunda clase, al menos cuanto al producto ►
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El amor es comprensión, es apoyo, es cariño, es un vínculo a compartir con otra persona, ya sea amor de pareja, amor de familia o amor por los amigos” con influencia japonés... Además en España nunca ha existido ese respeto por el cómic como lo hay en EEUU, Francia, Japón e incluso Italia...
Y por último, ¿qué quieres decir a nuestros lectores? Que muchas gracias por aguantarme hasta el final y que le deis una oportunidad al cómic español, que merece la pena. Muchas gracias por habernos concedido esta entrevista y dejarnos dar a conocer a más gente tu obra. Que sepas que las puertas de P*Magazine siempre estarán abiertas de par en par para que nos hables de nuevos proyectos o nos deleites con algún trabajo más.
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Webcómic En este número os traemos dos reseñas de dos webcómics muy recomendables. El primero pertenece a Nessa Ninona, ya conocida en nuestro país por haber publicado en Ediciones Babylon, que nos ofrece una obra muy particular. En segundo lugar, uno de los webcómics del ya renombrado Defriki que nos tiene acostumbrados a un humor muy particular desde sus primeras tiras. ¿Queréis saber más de ellos? ¡Pues no dejéis de leer!
“¿Qué harías si supieras que puedes volver a tus seres queridos a la vida? Eso es jugar a ser Dios, y puede ser peligroso. Cómic Steampunk ambientado en una tétrica Barcelona de 1899. Terror, amor, humor, realidad virtual y mariposas...” Con esta sinopsis nos adentramos en el maravilloso y tétrico mundo de Badirfilay, de la española Nessa Ninona, que nos propone una historia llena de momentos tétricos y terroríficos, divertidos e interesantes de la mano del Doctor Valdemar y su ayudante Grim, una extraña pareja que se dedica a jugar a Dios devolviendo la vida a los muertos por medio de sus conocimientos de las extrañas sustancias que existen en este mundo.
Un dibujo muy cuidado y perfectamente reconocible, con unos colores suaves que ayudan a la ambientación general del cómic y a ese aire tétrico que Ninona intenta darle. La calidad es un gran punto a su favor, aunque la historia no se queda atrás. De momento los capítulos publicados en MangaMagazine están en inglés, pero la autora asegura que muy pronto los podremos disfrutar en español. Animaos a leerla (es gratuito) e introduciros en el maravilloso y tétrico mundo de la Barcelona de finales del XIX. Aquí os dejamos su página web: http://mangamagazine.net/manga-and-comics/Badirfilay/detail-page/84 Nari
Camino de su quinto año de andadura, hoy os hablamos de Eager Scout (http://www.afrikislife. net/eagerscout/), del genial autor Defriki (A friki’s life, No hay papel). Los que seguimos habitualmente a este gran autor reconoceremos algunos de los iconos de A friki’s life en los personajes de esta historia: como el adorable elfo Carl, el gran guerrero Strongold, el diablillo Despair,… e incluso ornitovejas! Este cómic narra las aventuras de la capitana Lenna Edwards quien comanda la nave espacial Eager Scout y, junto con su tripulación y los aliados que irá haciendo en su viaje, se embarcan en la búsqueda de un tesoro tras el cual, como es evidente, andan muchos otros enemigos a los que tendrán que hacer frente.
vaya. Pero personalmente, mi criterio principal para recomendar un webcómic es que la historia enganche y los personajes se ganen un hueco en el corazón de los lectores. Creo firmemente que Eager Scout tiene todo eso, simplemente entrad a su web: http://www.afrikislife.net/eagerscout/ y descubridlo por vosotros mismos. Recordad además que Defriki es uno de los autores destacados del grupo WEE (Webcómics En Español: http://www.webcomics.es/) donde encontraréis muchas otras obras, algunas ya mencionadas en números anteriores de esta revista y otras que esperamos poder daros a conocer más adelante. ¡No dejéis de cotillear su página web! Dark Wizard
Acción, aventuras, enemigos por doquier, personajes de leyenda que tienen mucho que decir en esta trama,… Eager Scout tiene todo lo que uno espera encontrar en una buena historia de aventuras añadiendo el peculiar y enorme sentido del humor del que el autor hace gala en todas sus obras (o al menos, en todas las que esta reportera se ha leído xD). Además, el variopinto elenco de personajes añade muchísima riqueza a la trama: desde la carismática capitana Lenna Edwards, al robot psicópata TH-41 (también llamado THAI, tal como lo leeríamos en lenguaje 1337), el confabulador Nietzsche, el espía Roma Lott y un largo etc. sumados ya a los personajes conocidos de obras anteriores del autor: Carl y Strongold, heredados desde A friki’s life – Fantasy Edition, y Despair, protagonista de su propio cómic hasta que alguien decidió matar al dibujante. Con todo, los que le conocemos de obras anteriores sabemos que este autor es bastante inconsistente a la hora de llevar un ritmo de actualizaciones regular… un ritmo de actualizaciones… actualizar,
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Literatura Pandemonium Capitulo 4 - Pesadilla o realidad... La música sonaba casi a todo volumen en el interior de su Ibiza que tenía casi tantos años como ella. Era un coche antiguo, pero lo tenía tan cuidado que casi tiraba mejor que uno de los nuevos ¿Para qué iba a hacer que su madre se gastara más si con eso tenía? Le parecía una gilipollez. Aparcó, como siempre, en la calle que daba a las canchas deportivas y al pabellón de deportes, ya que solía comer allí antes de regresar a casa. Apagó la radio, sacó el CD y lo guardó en su sitio. Antes de salir se miró en el espejo un instante para ver si tenía ojeras o no. Su cabello rojo fuego parecía despeinado al llevarlo a capas y siempre despuntado, con las puntas de un llamativo color morado que le daba un aire extravagante y que combinaba a la perfección con el color de sus ojos. Las ojeras casi no se le notaban esa mañana, por lo que no ensombrecían el brillante tostado de su piel, adornado gracias a un arito de plata en la nariz. El campus esa mañana estaba tan tranquilo como siempre y los alumnos iban y venían por las calles para llegar a sus facultades o para ir al gimnasio. Dirigió sus pasos hacia el Pabellón del estudiante para buscar a uno de los chicos que había conocido por casualidad y que siempre la ayudaba con todo lo relacionado con la informática. Subió hacia la sala de ordenadores y abrió la puerta casi con desdén, esperando encontrar allí, como siempre, a Ricardo. -Richi, ha venido la reina del Nilo- canturreó alegremente, como siempre, pero se detuvo cuando vio que su compañero no estaba solo. A su lado había un chiquillo joven, calculó que de primer o segundo año de Universidad, muy alto a pesar de ello, de cabellos castaño pajizo, ojos negros y rostro amable. De hecho le vio sonreír cuando se giró hacia ella. Su porte era regio y parecía un chico sano y musculado. No pudo evitar reír al compararle inconscientemente con su amigo, un muchacho más bien escuálido, de cabello largo, negro y recogido en una coleta baja, con unas gafas con tanta graduación, que al ponérselas de broma casi le parecía entrar en un universo paralelo al que vivía normalmente. -¡Ey Almita! Pasa, pasa, no te preocupes por él, solo estaba pidiéndome un par de cosas- Alma sonrió aún más ampliamente y se acercó hacia el ordenador donde ambos muchachos estaban. -Hola, permite que me presente- dijo el castaño, tendiéndole la mano, la cual Alma enseguida estrechó con mucha suavidad. La piel del chico era muy suave y su apretón aunque firme, para nada fue exagerado -. Me llamo Marcos, Marcos Sánchez. -Yo soy Alma Llanos, pero llámame Alma. Espero que Richi no te esté liando mucho- bromeó con una sonrisa, soltando la mano del muchacho y apoyándose en la mesa. -¡Ey Alma! Que solo estaba hablándole de lo que me ha preguntado- contestó Richi mientras, según veía la pelirroja, trasteaba en el ordenador -. Oye, dime, ¿Dónde te has dejado a José?- la pregunta la pilló bastante desprevenida y dudó unos instantes, Casi sintió que estaba apunto de cambiar su irónica sonrisa por una mueca de dolor, pero hizo de tripas corazón y soltó una carcajada. -Me ha dejado por una barbie de plástico, ya sabes: más morros, más tetas hechas de silicona, menos inteligencia…- le dolía hablar del tema, no se había recuperado de la ruptura con quien fuera su pareja. Pero
¿dejar que otros se dieran cuenta? Mejor mantenerlo en su fuero interno y mostrarse como siempre. -Pues, perdonando mi mal vocabulario, ese tal José es un poco gilipollas. Si tuviera a mi lado una mujer tan bella y carismática como tú, dudo que la soltara por otra que tuviera menos encanto y menos inteligencia. -¿Me estás tirando los tejos o me lo parece?- bromeó la chica, emitiendo un suspiro tras reír. Las palabras de aquel desconocido, al menos, la habían quitado un poco de peso de encima y habían levantado su ánimo. -¡Ey, ey! Dejad de tontear y leed esto que es interesante- la voz de Richi la hizo volver en sí y rodeó la mesa para colocarse a su espalda –“Un traumático aterrizaje en el aeropuerto de barajas, procedente de Nueva York, ha acabado con herido”- comenzó a leer, con el tranquilo y monótono tono de voz que siempre tenía.
-A eso se le llama un milagro ¿eh?- dijo Marcos, a lo que Alma no dudó en asentir.
-Y que lo digas. Normalmente esos aterrizajes suelen acabar mal debido a un fallo del motor o de alguna pieza de esas de los aviones- escuchó a ambos chicos echarse a reír y ella no pudo más que torcer el gesto -. No sé de aviones, jolín. -Bah, es que eres una inculta- el moreno se había echado de nuevo a reír, pero la pelirroja reaccionó a tiempo y le asestó un capón en toda la cabeza.
-Anda, sigue leyendo, Richi, antes de que te muerda una oreja.
-¡Esa frase es mía!- exclamó como un niño chico, poniéndole incluso énfasis a la frase antes de volver a girarse hacia la pantalla para continuar leyendo –“Según declaraciones de algunos pasajeros, debido a una pequeña zona de turbulencias durante el viaje, unos cuantos pasajeros resultaron heridos a causa de la caída de algunos equipajes de mano. Varios frascos se rompieron al impactar contra el suelo y la azafata y algunos pasajeros más acabaron con cortes en las manos. De manera rutinaria se pasó a evaluar médicamente a los pacientes del viaje y a estas horas una gran parte ya han sido evacuados, quedando tan solo ingresados la azafata y algunos estudiantes más que han presentado mareos, vómitos y una subida de fiebre alta, posiblemente por la gripe que azota Estados Unidos este invierno. Se prevé darles el alta en unas 24 horas.” -Bueno, lo dicho, un susto- dijo Marcos, con una sonrisa, mientras que Alma arrugaba la naricilla, negando. -Yo estoy un poco mosqueada ¿eh? Ese avión venía de Nueva York ¿no? Después de lo que ha pasado…- bromeó, intentando ponerles a ambos nerviosos, pero lo que consiguió fue que ambos se echaran a reír.
-Anda, anda Alma, no seas agorera. Por cierto ¿Qué querías?
-¡Ah! Termina con él primero, que no tengo prisa- dijo, señalando hacia Marcos.
-No te preocupes, yo ya me iba, que tengo que volver a la facultad, lo cual quiere decir coger el cercanías e ir hasta Chamartín de nuevo- dijo, tranquilamente, mientras se ponía el abrigo con toda la parsimonia del mundo. -¿Estudias medicina?- preguntó curiosa, ya que según sabía, era la única facultad que se encontraba lejos del Campus Universitario.
-Más bien bioquímica, aunque no descarto acabar haciendo medicina, me llama mucho la atención- rió
suavemente, alzando la mano, tendiéndole un pequeño papelito a la muchacha -. Si alguna vez necesitas alguien que le meta algún virus raro a ese capullo, solo llámame- la sonrisa sincera y dulce que le dedicó, volvió a hacer que su ánimo se alzara. Era un desconocido de lo más amable y en verdad a Alma le pareció raro que no fuera médico: todos sus pacientes seguro que saldrían con una sonrisa en la cara pasara lo que pasase. -Anda, Alma, vamos al lío, que tengo curro y tu clase- la voz de Ricardo hizo que asintiera y bajara la mirada tras despedirse con la mano de marcos y guardar el papelito.
-Bien, ya sabes, entra en mi página y ahí te explico, pequeño esclavo.
Habían pasado un par de días desde que el avión había sufrido el accidente y el calendario ya marcaba el 20 de Enero. Aparte de la enfermera, habían sido ingresados unos cuantos pacientes más que presentaban síntomas parecidos desde que bajaran del avión. Desde aquel día les habían realizado análisis rutinarios, administrado antibióticos, sueros,.. y pese a que ninguno de ellos parecía tener nada extraño en su cuerpo, todos habían ido empeorando a pasos agigantados en el último día ¿Una epidemia tropical? Viniendo de Nueva York parecía algo extraño, pero con las enfermedades nunca se sabía. Lluvia acababa de entrar a su turno hacía tan solo media hora y el sol llevaba apenas una en el firmamento ¿Porqué sus turnos empezaban o muy pronto o acababan con la madrugada bien entrada? Le encantaba su trabajo y su adjunto en el Hospital era un encanto, pero odiaba no poder tener tiempo para descansar o estar con Jacky. Lo bueno, pensaba, era que casi todas sus guardias en Urgencias coincidían con las de su chica en psiquiatría. -Doctora Laguna, parece que la paciente está delirando- la voz de una de las enfermeras hizo que se levantara de su asiento en la cafetería de un salto y la siguiera con paso veloz. -Tomadle la temperatura, puede que sea delirio por fiebre- la azafata, desde que había llegado, les había traído de cabeza. Desde hacía aproximadamente doce horas sufría vómitos sanguinolentos y la fiebre no paraba de subir hasta casi rozar los 40ºC. Le habían hecho decenas de pruebas y aún no daban con el diagnóstico. -Sí, doctora- entró en la habitación de la UCI con la enfermera tras saludar al Guardia que permanecía vigilante delante de la puerta. Los medios de comunicación habían intentado ya un par de veces entrar a la habitación de la azafata y del un par de enfermos más del accidente que habían sido derivados al hospital y el jefe del mismo había tenido que tomar medidas contra ello. Sobre la cama, la azafata no paraba de revolverse intentando quitarse todos los cables, riendo escandalosamente y gritando impiedades al aire sobre Dios y el demonio, sobre la muerte. De su boca brotaba un hilo de sangre que le hacía parecer una caníbal; incluso sus dientes estaban completamente rojos. Parecía haberse vuelto loca de repente y haberse mordido la lengua en el arrebato. Entre Lluvia y la enfermera consiguieron sujetarla y administrarla un calmante que hizo que el cuerpo de la mujer, una vez más, se relajara. -¿Es la primera vez que le sucede desde que la dejé ayer?- preguntó Lluvia mientras soltaba con cuidado a la mujer, que yacía aún murmurando, pero sin revolverse de aquella violenta manera. -No, doctora, anoche tuvo un brote parecido, pero no tan violento. Le administramos también un calmante y un antitérmico, ya que la fiebre había ascendido a los 39,5ºC- lo dijo como si fuera un robot. Le pareció incluso insensible a la castaña, pero decidió pasarlo por alto. -Voy a avisar a la doctora Laurent, quizá si la ve pueda determinar si los delirios son a causa de la fiebre o es más bien algo psicológico- suspiró largamente, saliendo de allí hacia el teléfono ¿Qué le pasaba a aquella mujer? Era normal tener delirios con la fiebre muy alta, pero ¿Tantos? ¿Y de dónde demonios salía tanta sangre cada vez que vomitaba o hacía esfuerzos? No habían encontrado ninguna úlcera, ni ninguna herida interna que pudiera causarlo. Tenía que examinarle la boca en cuanto regresara por si se había herido en
la boca. Mientras esperaba a que Jacky o quien estuviera cerca cogiera el teléfono de su planta, vio un par de médicos acudir también a las habitaciones contiguas, las de los otros heridos del accidente.
-¿Sí?- al otro lado del teléfono una voz femenina contestó casi con desgana.
-Por favor, avise a la doctora Laurent de que la doctora Laguna la necesita en la UCI de Urgencias ahora mismo, que tarde lo menos posible.
-Enseguida estará allí- sin decir más la mujer colgó, lo que hizo que Lluvia suspirara largamente.
-¡Doctora Laguna, rápido, ha entrado en parada!- la enfermera la hizo volver en sí tan de repente que sintió el corazón salírsele casi por la boca. Corrió rápidamente hacia la habitación y comenzó el masaje de reanimación cardiopulmonar mientras el monitor pitaba de manera estridente. La enfermera se había encargado de la mascarilla para administrarle aire. -Mierda, está en asistolia- gruñó mientras la enfermera acercaba el aparato de reanimación con rapidez hacia ella -. ¡Ponle un miligramo de adrenalina, rápido!- la enfermera, pese a parecer calmada, hacía todo lo que se le ordenaba con una rapidez casi pasmosa. El cuerpo de la azafata no parecía reaccionar en absoluto. -¿Qué ocurre, Lluvia?- Jacky había llegado antes de lo que esperaba, pero por desgracia no era ya necesaria su presencia. -Ahora te explico, por favor, continua el masaje mientras preparo el…- iba a terminar la frase cuando la enfermera negó, mirando el monitor –Joder, ya no sirve de nada- resopló largamente -. Hora de la muerte, las 9:05. -Lo siento, Lluvia- sintió la mano de su pareja sobre su hombro y suspiró largamente. Sobre la cama yacía el cuerpo inerte de la mujer, apunto de ser intubada y con la boca aún ensangrentada ¿Qué diablos la había matado de aquella manera tan horrible? Suspiro largamente mientras veía cómo el cuerpo iba quedando cubierto por la sábana blanca de la cama. Ahora era cosa de los forenses adivinar qué la había matado. No supo muy bien qué ocurrió en aquellos segundos, pero cuando quiso darse cuenta, el cuerpo de la azafata se había incorporado de golpe, había agarrado a la enfermera y se había lanzado a desgarrar su cuello con los dientes. La sangre chorreaba sobre la cama y había saltado hacia los aparatos de alrededor. La escena era tan espantosa que las dos mujeres no pudieron hacer más que gritar de terror ¿Qué coño era eso? ¿Una broma? No… una broma jamás sería tan macabra. Aquel cuerpo, supuestamente muerto, estaba dándose un banquete con la yugular de la enfermera, que se convulsionaba luchando por mantenerse con vida. -Doctora ¿Qué…?- el guardia había entrado como un misil, pero había tenido casi la misma reacción que las dos mujeres. Lluvia le vio paralizado unos instantes ante la terrible escena. Pero, a diferencia de ellas, reaccionó con rapidez y se apresuró a separarlas -¡Alto en nombre de la policía! ¡Suelte a esa mujer, vamos!consiguió apartar a aquella bestia sedienta de sangre de su víctima, aunque un poco tarde, porque el cuerpo de la enfermera cayó al suelo, formando un profuso charco de sangre –Si no se mueve no le pasará nada- la azafata, ahora completamente cubierta de sangre y sin expresión alguna en el rostro, fijó su atención en el guardia, que se acercaba, esposas en mano, hacia el lecho de la mujer. Lluvia agarró la mano de Jacky para evitar desmayarse del pánico. No entendía qué pasaba, la escena le parecía repulsiva y aquel hombre estaba arriesgándose por atrapar… ¿Para atrapar qué? ¿Qué era eso? ¿Un muerto viviente? ¡Sonaba a película de terror! Sin embargo…
No pudo terminar su hilo de pensamientos, pues nuevamente aquella bestia se abalanzó sobre el policía y mordió su hombro, desgarrando primeramente su ropa, la cual escupió, y luego su piel. Lluvia volvió a gritar de terror y pronto sintió un tirón que la empujó contra la pared. -¡Jacky! ¡No te acerques!- la pelirroja se había adelantado bajo la asustada mirada de su pareja. Pero lo que hizo no fue precisamente lo que creía que iba a hacer. La vio quitarle la pistola al policía de su funda con una rapidez increíble y apuntar a aquel ser. -¡Deja de joder de una vez!- gritó mientras disparaba una ráfaga de tres disparos. Uno dio sobre el monitor, que comenzó a echar chispas; el segundo alcanzó la almohada de la cama, antes blanca y ahora roja por la sangre derramada. El tercero, por suerte, le dio de lleno en la frente a la azafata, que cayó al suelo simultáneamente con el policía, que tenía parte del hombro desgarrado. El tiempo se detuvo unos instantes y observó aquella carnicería. Dos muertos… dos muertos y un herido y aún no tenía ninguna explicación. Su mente se había bloqueado y el terror había paralizado su cuerpo completamente. Si no fuera por Jacky, quizá en ese instante las dos estarían corriendo la misma suerte. -No me jodas- susurró Jacky, que había dado un par de pasos hacia atrás. En este caso no fue la azafata, sino la enfermera la que se levantó como movida por hilos ¡Pero si estaba muerta! -¡Corre, Jacky!- la cogió de la mano libre y tiró de ella hacia fuera de la habitación, cerrando la puerta de golpe antes de que aquel ser pudiera alcanzarlas. Estaba llorando de pánico y no se había dado cuenta. Apretó la mano de su chica con fuerza, tanta que hasta pensó que la podría hacer daño sin querer. Pero no tenían mucho tiempo para estar quietas, si esas cosas salían… Dos disparos. Dos disparos sonaron en las cercanías también y un cuerpo calló, con la cabeza volada, un par de puertas a la izquierda. Los sesos se entremezclaron con la masa de sangre y líquido encefalorraquídeo que brotaba de aquel enorme agujero, manchando el suelo y parte de la pared del pasillo. Un policía salió del cuarto con la mano en el brazo contrario, donde parecía que también le habían mordido. Las miró desde allí y frunció ligeramente el ceño. -¡Corran, doctoras! ¡Hay que evacuar el edificio ahora mismo!- Lluvia estuvo apunto de recriminarle ¿evacuarlo porqué? ¿Qué estaba pasando? Pero Jacky tiró de ella y la hizo correr hacia las escaleras de bajada a la UCI.
-¿Qué era eso Jacky? ¿Qué pasa?
-No quieras saber lo que pienso, porque creo que me tomarás por loca- dijo nerviosamente. Ambas estaban temblando y aterrorizadas, querían salir de allí lo antes posible, pero ¿Y sus compañeros? ¿Les daría tiempo a salir? -¡¡Lluvia!!- la voz de su adjunto hizo que perdiera la concentración en la carrera y se tropezara, golpeándose el hombro contra la pared. Ambas mujeres se detuvieron y se giraron hacia la voz que las había llamado. Allí, de pie, estaba Jesús, un hombre de unos 35 años, de cabellos negros y ojos como el mar. Era un hombre atractivo y siempre sonriente, pero en ese instante la expresión entre seriedad y terror hizo que Lluvia se sintiera aún más perturbada –Menos mal que estáis las dos bien- suspiró largamente -. Van a evacuar el Hospital, así que salid corriendo de aquí. -¿Qué está pasando, Jesús? ¡¿Qué demonios pasa?!- el terror la estaba haciendo gritar más de la cuenta y de sus ojos no paraban de brotar lágrimas ¿desde cuando era tan niña? ¡Nunca había temido las películas de terror! Se había burlado de todas y cada una de las tontas protagonistas que acababan siempre matando al asesino o al monstruo horrible por un golpe de buena suerte.
-No lo sé, es algo hasta ahora desconocido para mí y creo que para todos los médicos del hospital. Por favor, salid ahora mismo de aquí y poneos a salvo, lejos. Hemos avisado también para que evacuen la Universidad, así que no vayáis hacia allí. Ya llevamos, en cinco minutos, varios muertos y un montón de heridos; no hay explicación y todo está descontrolado. Salid antes de que la gente entre en pánico. -¿Tú qué harás?- preguntó, tragando saliva y apretando la mano de su amada, la cual le devolvió el apretón con el mismo amor de siempre. -Saldré en cuanto haya avisado a unos cuantos más- le tendió una pistola, sonriendo de medio lado -. Tengo otra, se las quité a un par de policías muertos. Suena macabro, pero era eso o dejar que me mataran a mí también. Ahora fuera- en cuanto hubo quitado la pistola de su mano, su adjunto salió corriendo nuevamente hacia la zona más conflictiva, desapareciendo tras un recodo del pasillo. Ambas mujeres corrieron escaleras abajo mientras la gente comenzaba a agolparse intentando entrar en los ascensores. Jacky, por suerte, conocía bien la mente humana y sabía qué tendería a hacer la mayoría, lo cual les dejaba una buena ventaja. Se oían gritos, llantos, disparos… ¡Aquello era una locura! Bajaron a la carrera, casi tropezándose, pero en silencio para evitar ponerse más nerviosas. En un recodo, Jacky casi se chocó con un muchacho que subía tranquilamente hacia un piso superior, quedando ambos con una cara bastante ridícula teniendo en cuenta la situación. -Vaya, disculpad, no miraba por donde iba- sonrió el muchacho, un chiquillo joven, pero muy alto, bastante atractivo según pudo apreciar durante unos segundos de lucidez, -¡No subas!- gritó Jacky al muchacho y, antes de darse cuenta Lluvia de lo que estaba pasando, la pelirroja les arrastraba a los dos hacia la puerta de salida del hospital. -D-disculpe, doctora, pero yo venía a ver a un compañero y…- el chico, al parecer, estaba un poco perdido en aquella situación. No le extrañaba, dos médicos casi le arrollan y uno de ellos le había arrastrado literalmente a la salida sin dar explicación ninguna. -Hay un brote infeccioso en el hospital de zombies, o yo qué sé qué cosa. No es broma, aunque te lo parezca- la voz de la pelirroja sonó firme una vez se encontraron al aire libre. Aún así, no les había soltado y continuaba andando con rapidez, alejándose hacia la salida del complejo hospital mientras los primeros evacuados comenzaban a correr despavoridos-. Todos los evacuados, sobre todo aquellos que han visto lo que está sucediendo, correrán hacia la Iglesia de Nuestra señora de Begoña, hacia la Capilla del hospital e incluso hacia la Universidad aunque la hayan mandado evacuar. Pensarán que si se encierran en clases o en espacios grandes, sea lo que sea lo que pase, no les pillará. Los que sean más listos o piensen que la cosa no es para tanto, cogerán los coches o llamarán a algún taxi en las cercanías y se marcharán a casa. -¿Y nosotros qué haremos?- preguntó por fin. Llevaba tiempo casi sin poder hablar, y cuando lo hacía solo le salían gritos de pánico. -Los tres nos iremos a la estación de cercanías antes de que se llene, cogeremos el primer tren que nos pueda dejar cerca de casa y allí ya veremos.
-Pero… a ver, doctoras, yo no soy quien para irme con ustedes- dijo el muchacho.
-¿Vives solo?
-No, con mi padre, pero está de viaje de negocios, así que ahora mismo podría decirse que sí.
-Pues eso no es seguro, así que te vendrás con nosotras, que te cuidaremos mucho, seremos muy amorosas y no dejaremos que esas cosas te muerdan la cabeza- Jacky había adoptado, por lo que pudo ver, el papel de “padre” en aquella curiosa familia que se había montado de repente. Pensaba que el pobre muchacho las estaría tomando por locas, pero sin embargo las seguía sin oponer resistencia alguna. Por un momento la escena había resultado cómica, sobre todo por la manera de tratar a aquel muchacho. -. Por cierto, yo soy Jacqueline, pero me puedes llamar Jacky. Ella es Lluvia. -Yo soy Marcos, encantado- pese a la situación, la sonrisa del chico había sido amable, dulce y tranquilizadora. -Encantada… Bien, creo que será mejor que permanezcamos juntos hasta que estemos lejos y sepamos qué ha pasado de verdad- apretó la mano contra el bolsillo de su bata, donde reposaba la pistola que su adjunto le había dado. Esperaba realmente no tener que intentar utilizarla en ningún momento, aunque después de lo visto, ya nada parecía seguro. Nari
El cisne Los gritos y jadeos de la mujer apenas le llegaban, ahogados por los sonidos de la matanza cercana. Ocultos entre los juncos, iluminados tenuemente por el resplandor de las llamas que se filtraba a través de la humareda, el joven monje se arrodilló con la frente perlada de sudor para asistir el parto. Sacudió la cabeza tratando de concentrarse en la tarea inmediata de traer al mundo al niño ignorando la destrucción que le rodeaba. Los soldados habían llegado en tromba al pequeño pueblo, saliendo practicamente de la nada, exterminando sistematicamente todo hombre mujer y niño que se cruzase en su camino, incendiando las casas, matando al ganado y envenando los pozos. No se trataba de un pequeño grupo de bandidos buscando comida y mujeres, era una acción de castigo disciplinada llevaba a cabo por mercenarios crueles y sanguinarios, destinada a erradicar toda vida en aquel pueblo.
-¡Me duele! - Gritó la mujer apretando fuertemente los puños.
-¡Ya viene! ¡Sigue respirando! ¡Vamos, empuja!
El monje pensó en el extraño destino que le había llevado a donde estaba. Mientras huía, si, huía porque siempre había sido un cobarde, había encontrado a una mujer embarazada que había roto aguas, debido posiblemente al miedo y trauma del ataque. Su primer instinto fue abandonarla, correr y salvar su propia vida, pero aquellos ojos azules, aquella mirada de súplica...
-Salva a mi hijo. - Le había dicho ella. No pudo dejarla.
Su huída se había detenido a unos centenares de metros del pueblo, en la espesura del cañaveral junto al río, cuando ella no pudo seguir caminando.
-Ya viene, veo la cabeza...
-¿Has hecho esto antes? - Preguntó ella entre jadeos.
-No... con personas... -respondió con voz quebrada. - Pero he ayudado a parir a varias cabras... - Aquello no había sonado tan tranquilizador como él había pensado, pero ella sonrió ligeramente antes de apretar los dientes en una mueca de dolor. Se inclinó, y con manos temblorosas ayudó a venir al mundo a una nueva vida. El bebé, de piel pálida y suave, nació en perfecto estado, lloró durante unos segundos mientras el monje se desprendía de su capa para envolverlo. Después quedó en silencio, mirando todo con los ojos bien abiertos, mirando el mundo por primera vez. -Mi hijo... ¿Qué es? ¿Puedo cogerlo?- Preguntó la madre tendiendo las manos hacia el pequeño bulto que acunaba en sus brazos. -Tienes... una niña... muy hermosa... por la Gran Madre, es la cosa más hermosa que he visto... -dijo llorando de alivio y emoción.
La entregó a su madre y con sus propios dientes, ya que no disponía de herramienta alguna, cortó el cordón umbilical. Algo no iba bien, la madre seguía perdiendo mucha sangre. Mientras trataba de taponar el sangriento flujo escuchó los improperios de los mercenarios y los ladridos de sus perros. Rastreadores, pronto los encontrarían y los matarían como a los demás. El pánico se apoderó de él y quedó paralizado, temblando de horror ante la inminente muerte a manos de aquellos crueles hombres. -Hermano... hermano... -llamó su atención la mujer tirando de su manga.- Llévatela... sálvala... salva a mi hija... por favor. Sin apenas fuerzas, la mujer le ofreció el pequeño bulto que contenía a la niña. Sus ojos se cruzaron un momento, aquellos ojos azules que suplicaban, no por su propia vida, sino por la del pequeño ser indefenso que dormitaba envuelto en la áspera capa, ajeno a la inminente muerte de su madre. Un fuego se encendió en su pecho y tomó a la niña en brazos.
-No la cojerán... Te lo juro.
Sin mirar atrás, el monje corrió a través de los juncos y las cañas, adentrándose más en las frías aguas del río, tratando de despistar a sus enemigos. Corrió con todas sus fuerzas, llorando, sin volver la vista en ningún momento. A lo lejos quedaron los tristes llantos de la mujer hasta que un último grito de dolor los silenció por completo. Sus pulmones estaban a punto de estallar y las piernas le pesaban como losas, pero continuó su marcha a lo largo del río, tras él, cada vez más cerca, los rastreadores lanzaban gritos espeluznantes. A pesar de que sólo habían pasado un par de horas, sentía que llevaba días corriendo, con el corazón a punto de salírsele del pecho por el terror. El bebé lloraba en sus brazos, delatando su posición en todo momento. No podía escapar, desesperado, buscó un escondite. Su mirada se posó en un enorme tronco parcialmente sumergido y atrapado por la espesa vegetación del río. Se zambulló y allí, con el agua al cuello, sosteniendo a la pequeña para que pudisese respirar, se ocultó. Se ocultó y rezó como nunca antes había rezado y, por primera vez en su corta vida, sus oraciones fueron sinceras. No pidió nada para él, no suplicó a la Gran Madre que el Prior no fuese tan severo, ni que le dispensasen de los trabajos pesados... esta vez suplicó por la vida de la pequeña. -Madre misericordiosa, salva a esta pequeña... Toma mi vida, mi alma, haz de mi lo que desees... pero muestra tu gracia ¡Sálvala! Los espigados juncos se abrieron de golpe y una patrulla apareció vadeando el río. Sus rostros enloquecidos por la carnicería, las armaduras sucias de barro y sangre y las hachas y espadas de aspecto siniestro desenvainadas cubiertas de cuajarones sanguinolentos y restos de carne. El más grande se detuvo, haciendo un gesto inequívoco a los demás para que se dispersasen. Era el fin, había roto su promesa a la madre de la pequeña, la única sincera que había hecho en su vida. Pensó en el horrible final que le esperaba a la niña y decidió sumergirla y acabar con su vida él mismo. Al menos no la cogerían viva. La miró por última vez. Extrañamente había dejado de llorar y sonreía como sólo puede hacerlo un niño. En ese momento, el grito de uno de los mercenarios le devolvió a la realidad giró la cabeza y quedó asombrado. Remontando el río llegó un hermoso cisne blanco como la nieve. Era tan blanco que parecía reflejar los tenues rayos de luna en su plumaje, brillando con un fulgor evanescente que lo hacía parecer etéreo, apenas un fantasma. Los soldados quedaron paralizados, encantados por la grandeza y majestuosidad del animal, incapaces de mover un sólo músculo. El ave extendió las alas y un centelleo surgió de ellas, aquel brillo cegador fue como mirar al sol, y obligó al monjd a apartar la vista. Pasaron unos segundos tensos y de pronto el líder de los mercenarios cambió su expresión por una de absoluto terror, lanzó un grito terrible y huyó entre las cañas a grandes zancadas seguido de cerca por el resto de la patrulla.
Tiritando de frío, aún bajo el tronco, el monje observó toda la escena preguntándose si era real o parte de un sueño. El cisne nadó lentamente hasta donde se ocultaban y se detuvo frente a ellos. Durante unos instantes pareció mirar fijamente al hombre y entonces, alargando el hermoso y niveo cuello, rozó con su pico la frente de la niña. Tras eso, el hermoso cisne se alejó nadando por donde había venido y desapareció en un meandro del río. Salió de su escondite y se arrastró como pudo hasta terreno seco. Durante aquel instante que había mirado fijamente los ojos del cisne había tenído una epifanía, como si la voluntad de un ser superior hubiese hablado directamente en su mente. No había escuchado palabras, había sentido pensamientos y emociones que claramente provenían de una voluntad ajena a él. La Madre había escuchado su plegaría y había aceptado su petición. Su vida, por la de la niña. Acunó a la pequeña y por primera vez, la llamó por su nombre. -Vareena, “Cisne”. Yo te criaré como a mi propia hija, hasta el día que Ella regrese para reclamarte y mostrarte tu destino.
Se arrodilló y con la humildad de un hombre nuevo, de un devoto creyente, rezó. Jose Manuel Palacios
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Pedro Berciano Falagán Tlf: 91 5749710 E-mail: bcpgrafic@yahoo.es
NOMBRE / ALIAS: Olivia Monterrey EDAD: 29 PROCEDENCIA: Fuentealbilla (Albacete). LE GUSTA: Los gatos, la música, los videojuegos, escribir, dibujar, los cómics, reír. NO LE GUSTA: La hipocresía, las mentiras, los políticos y las cucarachas. GÉNERO ARTISTICO: Escritora e ilustradora. TEMATICA PREFERIDA: Misterio y acción. UNA VIRTUD: Soy feliz tal cual soy. UN DEFECTO: La sinceridad en dosis excesivas. HOBBIES: El cine, las series, jugar a videojuegos, escuchar música. LIBROS FAVORITOS: Hojas de dedalera, El guardián de los secretos, Draculesti, Susurro de besos... MÚSICA FAVORITA: Cualquier cosa que suene bien, desde música clásica al heavy metal, pasando por rock and roll, jazz, melódico, punk. JUEGOS FAVORITOS: Assassin’s Creed, Prototype, Deus Ex. UN MANGA/COMIC: Infected Instinct de Laura Kjoge. COLOR FAVORITO: El blanco. PÁGINA WEB: http://oliviamonterrey.wix.com/oliviamonterrey
Entrevista: Olivia monterrey En primer lugar muchísimas gracias por brindarnos la oportunidad de presentar tu trabajo en cada número aquí en Prímula Studio y, sobretodo, de poder conocer un poco más a fondo a una escritora como tú. Dinos, ¿hace cuántos años que te dedicas a escribir? Muchas gracias a vosotros por poneros en contacto conmigo e interesaros por mi trabajo. Es un placer. Escribo desde la adolescencia pero eran historias no planeadas, es decir, que agarraba una libreta y un bolígrafo y me ponía a escribir lo primero que se me pasaba por la cabeza. Cuando las leo ahora me dan incluso ataques de risa de lo ridículo que era todo y de lo malísimas que eran. Me alegro de haber evolucionado tanto a nivel artístico como personal, y ser capaz de realizar un trabajo con el que me siento satisfecha en cuanto a creación literaria se refiere. Ya llevas muchos años escribiendo tus propias historias. ¿Cómo llegaste a plantearte enviar Invierno a una editorial? ¿Era la primera vez que lo intentabas? Envié “Invierno” a cuatro editoriales, de las cuales me respondieron dos cuando apenas había pasado un mes; y ambas respuestas resultaron afirmativas, por lo que tuve que elegir, decantándome finalmente por Ediciones Babylon. Me considero muy afortunada, porque en efecto era la primera vez que lo intentaba y no tuve que esperar mucho ni recibir varias negativas hasta conseguirlo (lo cual no quiere decir que en mis próximos trabajos no encuentre obstáculos para obtener mi propósito; no hay que confiarse ni dormirse en los laureles, sino perseverar y seguir haciéndolo lo mejor posible). Al principio no tenía intención de enviarla a ningún sitio porque pensaba que eso de publicar era algo muy complicado, lo veía como un imposible. Pero una noche de tormenta de verano, en la orilla de la playa, mi amiga María me convenció para que apostara por ella. Así que le hice caso. Si no hubiera sido por mi amiga, seguramente ahora el manuscrito estaría guardado en un cajón.
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Empecé a escribirla como mero entretenimiento para mí y mis amigos. Escribía para mí y para ellos, para pasar el rato simplemente.” ¿En qué sueles inspirarte a la hora de escribir? Sobre todo en cuentos y leyendas. Y también en la mitología. Es lo que más me inspira y lo que más me atrae. Desde bien pequeña he leído siempre cuentos. De hecho, tengo grandes colecciones de cuentos de todo el mundo y también libros sobre seres sobrenaturales y mitológicos. ¿Qué autores son los que más han influido en tu estilo literario y qué obras crees que han marcado tu gusto por la escritura? La autora que me dio el empujón para decidirme a escribir seriamente fue Sue Ellen Welfonder. Comencé imitándola para practicar, pero luego con el tiempo y conforme iba leyendo a otros autores (como Katherine Neville u Oscar Wilde, entre otros muchos) y a través del ejercicio de la escritura, fui encontrando poco a poco mi propio estilo, el cual todavía sigue en pleno desarrollo. Invierno ya lleva publicada un tiempo en Ediciones Babylon ¿Podrías hablarnos un poco de cómo la concebiste? Empecé a escribirla como mero entretenimiento para mí y mis amigos. Escribía para mí y para ellos, para pasar el rato simplemente. Hacía mucho tiempo que quería escribir algo que pudiese emocionar a otras personas y al ver las reacciones que despertaba la historia conforme ellos la leían, me animaba a seguir escribiéndola. ¿Cuáles han sido tus principales inspiraciones a la hora de concebir una obra como esta?
Mis principales inspiraciones han sido los cuentos populares y la mitología. Y también la música, algunas melodías me han ayudado mucho a escribir alguna que otra escena. Para aquellos que aún no conocen Invierno, ¿nos contarías un poco la historia? “Invierno” está planteado como un cuento de hadas oscuro con algún tinte terrorífico. Comienza como suelen empezar los cuentos que leía de niña: el padre de la protagonista muere, dejándola a manos de su malvada madrastra. Aunque el escenario dista bastante del de las narraciones populares, ya que los primeros capítulos de “Invierno” se desarrollan en un prostíbulo, el cual es regentado por Elizabeth, la madrastra, y donde Kira, la protagonista, es obligada a prostituirse. De su primera noche como prostituta la salva quien menos se lo espera: Vartan, el amante de Elizabeth, a quien Kira odia con toda su alma. Después, él la llevará al castillo del señor que gobierna aquellas tierras y es ahí cuando Kira se ve envuelta en una serie de acontecimientos y donde conocerá a los habitantes del castillo, los cuales guardan más de un secreto. Es una historia que habla sobre las apariencias, sobre cómo puede llegar a engañarnos alguien a quien creíamos conocer. Habla de la naturaleza humana, del sufrimiento que puede provocar ser un auténtico monstruo, o el hecho de que alguien ajeno a nosotros nos haga creer que lo somos cuando no es cierto. Además de escribir Invierno, ¿qué más historias o proyectos tienes? Tengo varias novelas de diferentes temáticas entre manos, aunque las tengo paradas por temas universitarios (me quedan cinco asignaturas para licenciarme y me he centrado a tope en la carrera). También estoy guionizando varios cómics, pero de momento no puedo hablar de ellos porque están en proceso de producción. Ahora conozcamos un poquito más a Olivia. ¿Cómo es un día normal en tu vida? ¿Qué te suele gustar hacer?
Me levanto por la mañana, estudio hasta la hora de comer, descanso un poco mirando internet, leyendo o viendo alguna serie, estudio hasta la hora de cenar, y hasta la hora de dormir juego a RP con mis amigas, me meto en redes sociales, respondo mensajes y mails, etc. Mi vida es poco interesante ahora mismo, la universidad me ha convertido en una ameba. Si tuvieras que llevarte tres cosas a una isla desierta ¿Qué cosas serían? A mi gato, a Kaoru Okino y a Laura Kjoge. Sí, son cosas. ¿Escribes para vivir o vives para escribir? Vivo para escribir. ¿Has pasado por alguna situación en la que hayas pensado “Tierra, trágame”? ¿Podrías contárnosla? Pues por muchas, porque soy una metepatas. En la presentación de “El círculo perfecto” de Moruena Estríngana, conocí a Arlette Geneve (finalista Premio Planeta 2008). Yo aún no había publicado, era nueva en este mundillo, no conocía a nadie. Pues cometí la patosidad de preguntarle a Arlette si escribía, para comprar algo suyo y que me lo firmase. Quise que la tierra se me tragase cuando me enteré de quién era, pero por suerte Arlette es majísima y desde ese día nos hemos visto en más ocasiones, e incluso me invitó a la presentación de su última novela “Mudaÿÿan”, que ha ganado el premio Terciopelo de este año. Menos mal que no se lo tomó a mal. Cuando nos vemos lo recordamos como anécdota (risas). ►
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Si escribes con el corazón, eso es lo que reflejas en tus letras y es eso lo que les llega a los lectores”
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Para mí el amor es una actitud, un modo de vivir la vida y de hacer las cosas” Pregunta obligada de este número: ¿Cómo concibes tú el amor? ¿Qué es para ti? Para mí el amor no se limita solo a “ay, madre mía, cómo me gusta este mozo”. No es solo algo romántico y que se viva entre dos personas. Para mí el amor es una actitud, un modo de vivir la vida y de hacer las cosas: dar un abrazo a un amigo, sonreír porque te han dicho algo que te ha gustado, el modo en que peinas a tu hermana pequeña, traerle a tu madre una bolsa de palomitas al volver del cine porque sabes que le encantan, llevar a tu hermana a ver la última película de Crepúsculo… Todas estas acciones son cotidianas y bien simples, pero son mucho más que eso si las haces con cariño y amor. Si das amor, es amor lo que recibes, no importa en qué connotación, contexto o significante. No sé si me he explicado. ¿Qué consideras que es esencial en un escritor?
Transmitir. Eso es lo primordial. No es necesario que su prosa sea perfecta. Da igual lo impecable que sea un texto si este no transmite nada. Si escribes con el corazón, eso es lo que reflejas en tus letras y es eso lo que les llega a los lectores. Os aseguro que se nota. Y ya por último, ¿qué le dirías a todos aquellos que desean sacar adelante sus obras? Que no se rindan nunca, les digan lo que les digan. Por muchos muros que quieran ponerles, que los tiren abajo sin contemplaciones. Quien te dice que no vas a cumplir tu sueño es porque él no fue capaz de cumplir el suyo. Los seres humanos tendemos a reflejar en los demás nuestros propios defectos y fracasos, y ese es un error que hay que evitar cometer en la medida de lo posible. Cree en ti aunque todos estén en tu contra, y demuestra lo que realmente vales. Nadie tiene derecho a decirte lo contrario. Muchísimas gracias por habernos concedido esta entrevista. Que sepas que siempre tendrás un rinconcito en nuestra revista para lo que quieras y que esperamos ver pronto una nueva obra tuya disponible para disfrutar de ella. Gracias a vosotros. Estamos en contacto■
Reseña: Juegos de seducción, de nut ¡Hola, amantes de la literatura! Estamos en un especial de San Valentín y no podíamos reseñar algo que no tuviera que ver con el amor y el romanticismo, con la seducción y el erotismo, así que hoy os traemos la reseña de la primera parte de unos libros que creemos que a más de uno os pueden interesar: Juegos de Seducción 1, de Nut, una novela de género homoerótico que nos os dejará indiferentes. SINOPSIS: Karel Berenson es un publicista de La Gran Manzana. Serio, profesional, con un futuro prometedor y una vida satisfactoria junto a su novia. Noel Lean es un modelo de moda en Estados Unidos. Atractivo, carismático, un seductor empedernido deseado por hombres y mujeres. Ambos, perfectos desconocidos, tienen un encuentro fortuito que se convertirá en el punto de partida de una difícil relación sentimental, de la que Karel intentará huir una y otra vez por el terror que le inspira enamorarse, pero en la que finalmente caerá, subyugado por la pasión de Noel. Será entonces cuando comience realmente la lucha de ambos por afianzar sus incipientes sentimientos... Juegos de Seducción no pasa desapercibido; es un libro que provoca, en todos los que lo leen, algún tipo de sentimiento: una novela que invita a seguir y seguir. Es una historia donde los protagonistas se enfrentan a sus sentimientos, eligen entre mantener las apariencias o dejarse guiar por quienes son. La historia comienza cuando tras un largo día de trabajo en la empresa, Karel, que había quedado con su novia en el mismo edificio donde trabaja, se sube al ascensor para ir a su encuentro y pasar con ella una noche como otra cualquiera dentro de la rutina de su relación. Pero antes de llegar a la planta donde su novia lo espera, un hombre al que reconoce como Noel Lean, uno de los modelos más importantes del momento, entra en el ascensor en un lamentable estado de embriaguez. Karel, contratariado, lucha mentalmente con la idea de preguntarle o no si necesita de su ayuda. Cuando por fin se decide a socorrer al modelo, éste lo confunde con alguien y sin previo aviso se lanza contra él con la idea de estrangularlo ante un espantado Karel, que pese a su sorpresa, consigue defenderse y quitárselo de encima. Pero el modelo cambia de actitud y en lugar de ahogarlo lo estrecha contra sí y lo besa, dejando tan perplejo a Karel que es incapaz de mover ni un músculo de su cuerpo. Es entonces cuando se abren las puertas del ascensor y este último se percata del horror de la mirada de su novia. Desde aquí, se desencadena toda una historia exquisitamente elaborada.
Sentimientos encontrados, literatura fácil de leer, muy bien trabajada y con una ambientación exquisita y muy bien cuidada. Si sois fans del género de romance homoerótico no podéis perder la oportunidad de tener los dos tomos entre vuestras manos, porque vais a enamoraros de la historia y sus personajes. Muy recomendable.
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El Reino de las Tres Espadas Capitulo 4 CANTO II. LA PROFECÍA DE LAS TRES ESPADAS. III Lucius Artorius Castus no podía dormir. Por ello, se había internado unos metros dentro del inquietante bosque de Kielder para rezar. Rezaba a Dios todopoderoso para salir victorioso del duelo del amanecer. Sobre todo, para que no se cumpliese la profecía de las tres espadas. Un vaticinio que conocían Lancelot y Lamorak. El resto permanecía ignorante de lo que iba a suceder realmente a la llegada del alba. Salvo Tristán, quién Arturo no dudaba que no intuyese lo que podría ocurrir. Un reino gobernado bajo el poder de 3 espadas. ¡Cuidado con el Roble, que atrae el golpe! La primera espada caerá bajo el poder de la segunda. Evitar la muerte lleva demasiado tiempo, y demasiado cuidado, cuando, al final de todo, la Muerte coge a todos desprevenidos La segunda espada morirá con la primera y matará al gavilán. Yo soy el capitán de mi alma, dueño de mi destino La tercera espada será dueña del mundo y el mundo le recordará hasta el final de los tiempos. La profecía había salido de los labios de la Druida Negra, Morgana, también conocida con el nombre de la Dama del Kielder. — ¡Señor! Apiádate de mi alma, tómala y condúcela hacia ti llegada la hora… — Susurraba, de rodillas y con las palmas de ambas manos aferradas y clavadas en su sudorosa frente. Arturo sabía que al amanecer las tres espadas estarían presentes en aquel lugar. Una de ellas era la suya, Kaledfwlch, y la otra era Fflur, la espada de Merlín. Kaledfwlch causaba estragos y pánico entre los vivos. La espada sin dueño la habían llamado, cuando Artorius se había llamado Arturo el bretón y tenía edad de quince años. Esa espada, Kaledfwlch, era la espada que daba a su dueño acceso a la jefatura sobre todas las tribus bretonas: brigantes, Coritanis, Icenis, Trinobantes, Ordovices, Cornoviis, Catuvellaunis, Dobunis, Silures, Arrebates, Durotriges, Donmoniis, Regnis y Cantiis. Eso significaba que gracias a Kaledfwlch, se convertía en el líder de los bretones, de todos los bretones. Su anterior dueño había sido su propia madre: Garwen. Tras su muerte y la de todos sus hermanos mayores y pequeños de Arturo, sin contar con la de su adorada hermana Flavia, él había quedado como el legítimo heredero. El amo de Fflur era el temido Merlín. Nadie lo había visto en batalla y, sin embargo, todos sabían que Merlín era el responsable de las constantes revueltas pictas contra Roma.
Mas, Arturo temía la tercera espada. La temía porque no sabía cómo era ni quien era su dueño. Lo que más preocupaba era que su dueña fuera la propia Morgana. Según el augurio de Morgana, La Druida Negra: la primera espada caería bajo el poder de la segunda. La segunda espada moriría con la primera y matarían al gavilán —¿quién era el gavilán?, se preguntaba así mismo—. La tercera espada será dueña del mundo y el mundo le recordará hasta el final de los tiempos. Semejante predicción le turbaba la mente. No es que no confiase en sus dos soldados, sino que desconfiaba de la identidad de la tercera espada y de la identidad del “gavilán”• Si había que tomarlo al pie de la letra, había tres posibilidades: La primera era que él —Arturo, hijo de Uther y Garwen Castus— fuese la primera espada. Eso significaría que caería en poder de los influjos de Merlín —reconocido Druida y famoso por sus poderes que nublan la mente—. Por tanto, Merlín le mataría junto a la segunda espada y al gavilán. Como Gavilán solo se le ocurría el águila de Tristán, Galván. Muertos los dos, Merlín y Arturo, la tercera se alzaría con el dominio de Britania. La segunda era que la segunda espada fuese la de Merlín y el final sería el mismo que la primera posibilidad. La tercera posibilidad, y la que más le desconcertaba, era que él fuera la tercera espada. Si fuese así, uno de los que iban a estar presente en el duelo —Morgana, estaba convencido— tenía otra espada que era o la primera o la segunda. Algo imposible porque, por lo que sabía, en Britania sólo había dos espadas, la de los bretones y la de los pictos. ¿De dónde procedía la tercera? Arturo “El Bretón”, como se le conoció en su infancia —cristiano como su padre, hijo de padre romano y madre bretona, Dux Bellorum de Britania—, tenía miedo por vez primera en muchos años. Desde los quince años no había vuelto a sentirlo. Tanto miedo como el día que su madre, su padre y su hermana murieron a manos de los pictos. El mismo día en que la guerra entre los pictos y Roma comenzó, aunque — él lo sabía— la guerra era entre Merlín y Arturo por el territorio de Britania. El mismo día en que Kaledfwlch fue izada de la tumba en que estaba clavada. Fue en una hora sombría, como la de ahora. Fue en la misma noche en que los hombres de Merlín arrasaron su aldea y quemaron vivos a sus padres y a su única hermana, Flavia. Muchos creen que Kaledfwlch fue empuñada por odio. No… Fue por amor a su hermana, su pequeña hermana Flavia. Kaledfwlch fue empuñada y alzada por vez primera en cincuenta años por el último de su linaje para salvar de las llamas a Flavia Castus, su hermana de cinco años. La dulce niña de ojos bicolor, la sonriente cría que estaba destinada a ser la última Druida no contaminada por Roma. La chiquilla que todos los días le despertaba para ver el amanecer de su Britania y le hacía reír. Flavia… su pequeña Flavia… Arturo se miró la muñeca izquierda, ya que no llevaba puestas las cubiertas. En vertical, de arriba abajo y en letras negras, se podía leer Kaledfwlch. Su madre, Garwen, se los tatuó a Flavia y a él, para que siempre recordasen quienes eran en realidad. Lo había hecho dos días antes de aquella noche fatídica que cambió su vida, determinó su carácter y decidió su propio destino.
Arturo lloró. Lloró como un niño perdido en la inmensidad del bosque y bajo el influjo de la sarcástica sonrisa de la Luna. IV El aullido de un lobo en la lejanía despertó a Dagonet. Abrió sus ojos y sus cicatrices faciales se estiraron. Miró sus manos. El hacha seguía en su sitio. Se destapó e hizo recuento. Frente a él estaba Tristán, de espalda y lavándose las manos en la heladora corriente del Tynes, con su inseparable Galván en su hombro. A sus pies y un poco alejado, Lancelot estaba sentado con la pierna izquierda cruzada, bajo la otra que servía de apoyo para su brazo derecho. Tenía la mirada perdida en el suelo y las facciones congeladas. Le llamó la atención que sólo una de sus espadas sobresaliese de su espalda. Lamorak se encontraba de pie, con la vista fija en el promontorio a donde iba a estar en poco tiempo. No paraba de acariciar los muñones de sus dos dedos perdidos. Dagonet se levantó y miró a su espalda. Gawain estaba dormido aún, muy cerca de los caballos. Ese era un Silure, por lo que despreciaba el poder del agua durante la noche. Esto hizo gruñir al Brigante. En ese instante, apareció Artorius procedente del bosque, con su gesto imperturbable en el transcurso de los años. Esa expresión dura y violenta de su rostro y el dolor e ira de sus ojos azul mar, imposible de adivinar en qué pensaba o qué haría a continuación.
Dagonet hizo un asentimiento, en silencio, que no recibió respuestas por parte de su Dux.
Arturo se acercó, perfectamente armado, hasta donde se encontraban Lancelot y Lamorak, sin molestarse en despertar a Gawain. Parecía un general romano y no un bretón metido a romano. — Se acerca la hora. Será mejor que tomemos posiciones. —La voz de Arturo sonó violenta. Lamorak lanzó una risilla irritante, chocó los puños de sus manos y se encaminó al roble donde los caballos estaban amarrados.
Lancelot dio la impresión de no haber escuchado a su jefe. Siguió mirando al suelo. — Kai… — Artorius lo llamó chascando los dedos.
Tristán le echó una rápida vista, confundido. Todavía tenía la necesidad de pedir a su Dux cambiar el puesto. Era por la espada. No soportaba la idea de tener que cargarla él para el resto de su vida. Su hermano menor pareció responder a la segunda llamada y se aseguró que Tristán no abriese la boca. Tenía el presentimiento de que algo iba a salir mal. Se puso en pie rápidamente y asintió a Arturo. Éste lo interpretó como un gesto de estar listo porque enseguida se dirigió donde Lamorak. Lancelot se acercó a su hermano, quien no le devolvió la cabeza ni la palabra. Seguía limpiándose las manos en el agua del Tynes. Tal y como lo veía, podría pasar por uno de los que podrían matarlo en el duelo que se iba a librar. Parecía un picto o un bárbaro, como dirían los romanos. No era capaz de reconocer, al menos físicamente, al sármata que era. No al sármata que siempre le había ganado en tiro al arco, no al sármata que había corrido por las montañas de su padre. La vida no es eterna. Sí, era cierto. Que hay que disfrutar de cada hora presente en este mundo, también era cierto. Lo que no era cierto era que cada uno escogía la forma de morir. No, eso no era cierto. Él no había pedido estar ahí. Ni había pedido ser raptado y reclutado en las filas del enemigo, para ser trasladado al confín del mundo. Sólo esperaba que Tristán tuviera la suficiente templanza para no irse detrás de él llegada la hora.
El menor de los hermanos Kai, posó su palma extendida sobre la cabeza de Tristán. Se mordió el la-
bio, indeciso, para decirle las últimas palabras en vida. Levantó despacio la palma y se encontró con Galván gritándole. Bajó la cabeza y su palma se posó en su corazón. Arturo contempló la escena un tanto sorprendido por el ritual de los sármatas. Daba la impresión de que Lancelot comprendía a donde partía. Lo peor era que el otro también lo sabía, sin haberle dicho ni una palabra. Cuando llegó Lancelot, los tres partieron en silencio y despacio, a los lomos de sus caballos blancos, hacia la vaguada norte del Tyne. V Desde el promontorio la vista era espectacular. Al este los dominios de la gigantesca vaguada del norte del Tyne y los dominios de la Dama Blanca. Al Norte el frondoso Bosque del Kielder, tierras de pictos y Morgana. Al Oeste, más abajo, el vado. Ahí estaban Dagonet, Gawain y Tristán con su águila, dispuestos para cualquier imprevisto. Se les podía ver perfectamente, montados en sus caballos, alejados. Al sur, más bosque del Kielder y mucho más allá… el Muro de Adriano, Lime que marcaba la frontera entre los bretones sometidos por Roma y los salvajes pictos. Lancelot era quien estaba mirando a sus compañeros, a su izquierda. A su derecha, y entre los dos “viejos” soldados, Arturo permanecía atento al frente, al bosque. El alba estaba al llegar y pronto haría su aparición la Druida Negra. Luego estaba Lamorak, que se encontraba más cerca del precipicio. El precipicio era, más bien, una gran cascada, en el que el río caía hacia las tierras bajo el poder de la Dama Blanca. La mañana estaba fresca y la niebla parecía resistirse a salir de su letargo nocturno. Otro lobo aulló y estremeció a Lancelot. — ¿Por qué has dejado la otra espada? La voz grave y seria de Arturo dejó perplejo al joven sármata. Lamorak les observó en silencio y volviéndose a frotar los muñones, como si fuese lo único que sabía hacer bien. — Una vieja promesa a nuestro fallecido padre. — Fue lo único que consiguió decir, tras mucho pensárselo. Arturo lo miró un instante, no muy convencido de sus palabras. Sin embargo, no dudaba de su sinceridad. Ya lo había comprobado. Lancelot no hablaba mucho, aunque lo hacía —con diferencia— mucho más que su hermano mayor. Y en momentos como éste, el menor de los Kai no solía bromear. — ¿Qué pasa con la tercera espada? El Dux regresó a Lamorak. Ahí lo tenía con esa sonrisa irritante y sus dientes partidos. Tenía ante sí al último del primer destacamento sármata enviado a Britania hacía más de quince años. Lamorak ya era un hombre cuando Artorius Castus entró en el ejército romano. Había salvado la vida a todos sus compañeros, más veces de las que podían recordar. — No lo sé, Lamorak. No lo sé… — Arturo dejó la frase sin acabar, para volver a concentrar su atención a la densa niebla formada ante ellos. A Lamorak no pareció importarle la respuesta y siguió a lo suyo, mostrando sus dientes rotos, y riéndose con ganas, como un viejo loco que está acostumbrado a jugar con la muerte. Lancelot le observó y acabó riéndose, mientras Arturo escuchaba sin perder de vista el objetivo, ya que no entendía el idioma de ambos sármatas. — ¿Crees que veremos Sarmatia? Cuando lleguemos al paraíso, quiero decir. —Dijo en sármata. — ¡Por Sujatowist y Perún que sí! — Lamorak estalló en una sonora carcajada— Y sino, ya sabes lo que hay que hacer, ¿verdad? — Se volvió a Lancelot.
— Por supuesto, Lamorak. ¡Luchar a muerte! — Bajo su aparente risa inocente, se ocultaba la histeria. — ¡Silencio! — Les interrumpió Arturo en latín.
Los dos sármatas callaron siguiendo las órdenes de su jefe. Ante ellos una figura encogida, cheposa, y cubierta con una capa con capucha negra, hizo su aparición. Ninguno de los tres pudo evitar sentir un escalofrío ante semejante espectro. Morgana del Kielder, la Druida Negra, la Dama del Kielder, entre otros nombres, aparecía justo cuando los primeros rayos de la mañana consiguieron atravesar la densa niebla. Se apoyaba con un bastón de roble, pintado de negro como sus ropas, y su caminar era torpe. Odiaba tener que utilizar un apoyo, porque eso significaba una pérdida visible de su poder. Era mayor, tan mayor que ya no recordaba en época nació… ¡Si es que nació alguna vez! Los primeros recuerdos de su existencia se remontaban a sus antiguos dominios de la Isla de Mon. La Isla de Mon había sido el lugar sagrado por excelencia del mundo celta de las tierras de — ahora llamada Britania— Pritania y de Éire. Todos los hombres y mujeres que habitaban en la isla de Mon, o también llamada la isla de Morgana, eran druidas o aprendices de la religión druídica. Era el último lugar sagrado del mundo conocido y el primero en formar a los verdaderos druidas. Todas las artes eran enseñadas: desde la medicina hasta el arte de la guerra. Luego, cuando ya se accedía al rango de druida — no antes de los cuarenta años, aunque siempre los había aventajados— cada uno se especializaba en el arte en que Morgana consideraba que era el suyo. Pero Mon había desaparecido hacía doscientos años, gracias a los bárbaros romanos. Por tanto, el lugar sagrado había sido destruido, como se estaba destruyendo la fé entre sus gentes. Los romanos habían conseguido arrastrar a los bretones a su ridícula religión —¡con un solo Dios!— y dejar a un lado el poder sagrado de las mujeres. Menos mal que Merlín, el último gran Druida junto a la inexperta Dama Blanca, todavía se mantenía al frente de los pictos y estaba a punto de convencer a los Scots de las tierras del norte. Su liderazgo y personalidad había unido al perdido mundo de sus antepasados e iba a ganar la guerra. Sin embargo, antes de eso, el bretón debía morir. — Bienvenido a la noche de los tiempos, Arturo, hijo de Uther y Garwen. — Pronunció con voz cascada y en un latín poco preciso. El arrugado y cuarteado rostro de Morgana del Kielder estaba a la vista de los tres soldados. — ¿Ya habéis escapado del infierno? — Arturo tuvo que controlar a su caballo, que se reculó para atrás. Una sonrisa insidiosa hizo su aparición, mostrando una boca desdentada. Su capa negra cubría todo el cuerpo de la anciana druida, apenas dejando ver su rostro y sus manos. — No. — Miró primero a Lamorak y luego a Lancelot.— Busco la tercera espada y al gavilán. Y veo ausencias. —Soltó una risilla nerviosa. Arturo estuvo a punto de gritar y echar a correr. Aún así, y esto nunca lo supo muy bien, logró mantener la compostura. — No será por mi culpa, Morgana. La vieja alzó el dedo índice y dijo no con él, sin abandonar la molesta sonrisa de su cara. — Solo veo a Oisin, hijo de Finn, y a Niamn esperándole en el Otro Mundo. —Hizo una pausa, sin dejar de mirar a Lamorak, con una fijación que llegó a asustar al viejo sármata.— Y veo a la primera espada.
— Sus casi inexistentes ojos regresaron a Arturo, aunque lanzó una furtiva ojeada a Lancelot, para volver a Arturo.— ¿Estáis preparados? El Dux Bellorum de Britania no hizo gesto alguno ante la pregunta de la Druida Negra. Casi no la recordaba, no como había sido cuando le soltó la maldita profecía, un mes después de la muerte de su hermana. Finalmente asintió. — Jeje… Esperad aquí. Voy a por la segunda. Sin apenas dar tiempo a contestar o dar súplica alguna, la Druida desapareció de su vista con una agilidad insuperable. — Por mi familia, por Sarmatia y por los muertos en guerra contra los pictos, Artorius. Moriré contigo y por ti. — Lancelot soltó las palabras con una ira inusitada y la otra espada, la que sobresalía al lado izquierdo de su cuello, fue empuñada. — Por Geraint, Garet y Kay. Por mis muertos y por mis dedos perdidos. —Lamorak besó sus muñones, sacó su arco sármata y la primera de las flechas envenenadas de su carcaj. Arturo no les dijo nada. ¿Qué les iba a decir? ¿Qué les había llevado a las puertas del mismo del Infierno? ¿Qué iba a morir y ellos iban a cometer la torpeza de seguirle al reino de Dios? Con la misma facilidad con que había desaparecido, Morgana regresó con Merlín y dos de sus hombres, armados con flechas y a pie. La imagen de Merlín no sorprendió a los tres hombres montados a caballo. Su cuerpo estaba pintado de un color gris oscuro y las pieles de oso lo cubrían desde los pies hasta la cintura. Otra capa, también de oso y en color marrón, le servía para resguardarse del frío matinal.
Sus pelos eran grises y le caían hasta los hombros.
Los otros dos hombres, mucho más bajos que Merlín, iban tapados desde la cintura a los pies y sus brazos descubiertos estaban en tensión, esperando una orden para disparar las flechas. Morgana avanzó hasta la mitad entre ambos bandos y se retiró justo al borde del precipicio, la pequeña catarata que trasladaba el río Tynes del Kielder —dominio de Morgana— hasta el Tynes del norte, tierras de la Dama Blanca. Después su cuello giró con un movimiento rechinante a ambos bandos, para concentrar su atención en su bastón de roble negro, retorcido y desgastado. — ¡Comienza la asamblea! — Graznó la vieja Druida. Lamorak y Lancelot se desconcertaron al ver que las flechas de los pictos acompañantes fueron lanzadas al cielo. Lamorak no pudo evitar soltar un grito y disparar su flecha, que mató al picto a la derecha de Merlín. El picto lanzó otro grito de dolor y cayó al suelo, de espalda. El otro recuperó otra flecha y apuntó a Arturo. Merlín presenciaba el repentino ataque de pánico de los sármatas sin inmutarse, quienes no conocían el ritual. — Después de tan hermosa presentación, por parte de sus hombres, Arturo. Creo que debería bajar de su caballo y acercarse a hablar, en presencia de Morgana… —La voz, en bretón, de Merlín sonó enérgica y hueca. Arturo vaciló. No podía garantizar su seguridad bajándose del caballo y menos la de los dos hombres a los que había condenado. La vieja había dicho que su espada era la primera por lo que… — No lo hagas. — Lamorak casi se lo suplicó. — Tengo que hacerlo. —No se molestó en volverse porque ya estaba desmontando.
Lamorak, el viejo y gruñón Lamorak, curtido en más batallas que el hombre que iba a morir junto a Merlín, lanzó una rápida ojeada al más joven de los sármatas. Éste seguía empuñando su otra espada sin perder de vista al único picto armado que quedaba en pie. Finalmente asintió con la cabeza, para sí. Si iban a morir, desde luego, no iba a ser sin un derramamiento de sangre. — Como sabéis Arturo, hijo de Uther y Garwen, la única condición que se os impone para acabar con esta guerra es que Kaledfwlch sea destruida. Si lo hacéis, se os perdonará la vida. — Merlín tenía prisa por terminar, así que iba hablando según se acercaba a la vieja. — Creo que dejé bien claras mis respuestas en nuestra última asamblea. — Arturo avanzaba despacio, sin mostrar arma alguna. Lancelot se mordió el labio inferior, preso de los nervios. Aquella situación no le gustaba nada y no estaba transcurriendo según lo planeado. Le había puesto nervioso la Druida negra, en cuanto nombró la primera espada. Según lo iba diciendo le había mirado, estaba seguro. Eso significaba que nadie iba a volver en realidad. La vieja les había engañado a todos. El menor de los kai se bajó del caballo y caminó tras su Dux. Lamorak no se alteró. Siguió apuntando con su arco al picto, mientras Lancelot vigilaba los gestos de su entorno con su otra espada en alto. La Druida Negra sonrió abiertamente, mostrando las oscuras encías sin dientes, y aferrándose con sus dos manos al bastón. Todo iba a la perfección. Si Arturo se acercaba lo suficiente, el estúpido chaval que le había seguido caería al abismo. Sí, al abismo. El otro estúpido montado a caballo podría llegar a tener tiempo para matar al tonto picto que quedaba. ¡Sí! Y la tercera espada sería suya. ¡Sí! ¡¡¡Y la profecía se cumpliría!!! Un reino gobernado bajo el poder de 3 espadas. ¡Cuidado con el Roble, que atrae el golpe! La primera espada caerá bajo el poder de la segunda. Evitar la muerte lleva demasiado tiempo, y demasiado cuidado, cuando, al final de todo, la Muerte coge a todos desprevenidos La segunda espada morirá con la primera y matará al gavilán. Yo soy el capitán de mi alma, dueño de mi destino La tercera espada será dueña del mundo y el mundo le recordará hasta el final de los tiempos. Y el mundo la recordaría hasta el final de los tiempos… Eso sería el gran final y jodería a los condenados cristianos. Una druida sería la más recordada y no ese estúpido Dios único al que todos los sus compatriotas memos se había inclinado a adorar. ¡¡Qué insolencia!! El chaval se acercaba… ¡Sí! paso a paso, con una espada en alto, pero no la primera… ¡Listo! ¡El chaval había sido el más listo de todos! — ¡Matadlos! ¡Matadlos a todos! — Volvió a gritar, presa de la ira. El grito de Morgana no lo entendieron ni Arturo, ni Lamorak ni Lancelot, aunque los dejó lo suficientemente paralizados como para no asimilar lo que se iba a desatar. Para los otros hombres de Arturo, quienes esperaban impacientes en el vado del Iddle, el grito la Druida fue un punzante graznido de dolor y saña, carente de humanidad alguna. Un grito que estremeció sus corazones y asustó al mismísimo Galván.
Lamorak soltó la flecha y ésta no tuvo compasión alguna con su objetivo. A continuación, Lamorak recibió el impacto de once flechas: dos en la cabeza y nueve en el tórax. Lancelot no supo reaccionar por unos instantes hasta que escuchó el sonido silbante de decenas de flechas, impactando donde estaban los caballos y Lamorak. Sus ojos marrones se dirigieron a la niebla y se dio cuenta de la encerrona. — ¡¡Artorius!! Preso del pánico, echó a correr donde su Dux, sin escuchar la mordaz risilla histérica de la Druida Negra. Arturo, al escuchar su nombre, extrajo a Kaledfwlch de su escondite y la hoja brilló con la poca claridad que la niebla permitía. Merlín tampoco pudo reaccionar al escuchar las órdenes de Morgana. La miró, perplejo y aturdido — sobre todo al escuchar la sincronización de las flechas—, como si le preguntase a través de sus ojos qué estaba pasando. No entendía nada y menos la reacción de Morgana. — No puede ser… — Balbuceó Merlín. El sonido cortante de una espada atravesando el aire lo obligó a centrarse en Arturo. Su instinto fue más rápido que su mente y Fflur fue empuñada. Sin embargo, un bastón fue utilizado con mayor agilidad que las dos legendarias espadas. El mango redondo y negro del bastón de Morgana, golpeó la cara de Merlín con una violencia inusitada. Arturo no tuvo tiempo de desviar la espada y se clavó en el palo del bastón de Morgana, partiéndolo en dos. — ¡¡Noooooo!!
Lancelot llegó a tiempo.
Empujó a Arturo al suelo y levantó la segunda de sus dos espadas con la mano izquierda, dispuesto a partir en dos a la Druida Negra. Llegó a tiempo para recibir de lleno el impacto cortante del bastón en el hombro derecho y sentir cómo éste le penetraba en sus carnes… Para luego tener una sensación de caer al vacío, dejando el promontorio, resbalando al abismo, mientras su mente se perdía en las fronteras del infierno. Ottavia
Dragon Nindenn-Ka-Yh II CAPÍTULO 2: El ataque a Dragon Force El nuevo día empezaba a deslizar los rayos de sol a través de las desgastadas y mugrientas cortinas haciendo que un brillo molesto bañase el rostro cansado de Kirah. El ceño del draconiano se frunció para ser escondido después por su mano, que continuó deslizando bordeando su cara. Inspiró apretando los labios, como tratando de bostezar sin hacer ruido y, a continuación, se incorporó y se sentó a un lado de la cama, aún sin abrir los ojos. Apoyó los codos en las rodillas y la cabeza en las manos. Finalmente dejó escapar un ligero bostezo y abrió lentamente los ojos. Lo que vio le trajo de vuelta a la cruda realidad: cuatro paredes desconchadas y manchadas con infinidad de elementos de los que Kirah prefería no saber nada, unas cortinas que podrían llegar a ser casi transparentes junto a su cama y varios bichitos correteando por el suelo. El draconiano se levantó para quitar la improvisada trampa que había construido con un cubo que la habitación usaba a modo de escupidera, y que conservaba todo su contenido, y un pequeño cordel atado a la puerta. Después recogió su arma y volvió a sentarse sobre la cama para quedarse mirando a Pow, que estaba en la cama de al lado dormido como un tronco, boca abajo y con las sábanas revueltas. «¿Cómo puede dormir así?», se preguntaba Kirah con cara de asco. Pow abrió lentamente los ojos con cara de estar aún dormido y se dio media vuelta. —Odio cuando te quedas mirándome; siempre me despiertas. Kirah se levantó y se colgó la espada a la espalda. —No sé cómo puedes ser capaz de dormir de ese modo. Pow se esforzó para que su respuesta se entendiese y no fuese un confuso balbuceo. —¿Será que no has dormido en sitios peores? —Pero no medio desnudo. Aún dudo que la armadura que llevo bajo la túnica sea capaz de resistir la corrosión de las babas de estas cucarachas mutantes. Pow respondió lanzando la almohada a la cara de Kirah. Este se quedó con expresión de resignación según iba cayendo la almohada hacia abajo, la cual parecía querer resistirse a las leyes gravitatorias. Tras varios minutos de discusión sobre el desayuno, Kirah y su discípulo llegaron a Dragon Force por medio de los trenes relámpago. Los agentes estaban atareados aquella mañana y los instructores de las diferentes técnicas de combate habían salido al patio interior para dar sus clases al aire libre en aquel bello día. Kirah miró por una de las ventanas para buscar con la vista lo que más le reconfortaría en esa mañana. Sheevela estaba instruyendo a algunos jóvenes aprendices en las técnicas de Gada- Reyh-Zan y magia básica. La chica se percató de quién estaba al otro lado y terminó la clase lo antes que pudo. Después salió corriendo hacia el pasillo para abrazar a Kirah y darle un cariñoso beso.
Pow sonrió al ver aquella escena.
—Calma, Milady. Os lo traigo de una pieza. Sheevela acarició la mejilla de Kirah y lo miró a los ojos. —No has dado señales de vida en todo el día. Me tenías preocupada. ¿Estás bien? —Lo siento. Estuve a punto de sentirme como aquel día...
Sheevela le abrazó con más fuerza.
—No vuelvas a hacerme eso, Kirah. ¡Nunca! Jamás vuelvas a hacerlo. Kirah le devolvió el abrazo y después trató de limpiar las lágrimas que se acumulaban en los ojos de su amada a la par que se esforzaba por no derramarlas él también.
Pow interrumpió la escena de la manera más suave que pudo.
—Kirah, voy al calabozo a ver si los pollos que pillamos ayer han cantado algo.
Kirah asintió, sin soltar a Sheevela.
—Enseguida te alcanzo.
Pow siguió su camino y Sheevela soltó a Kirah para secarse ella misma las lágrimas.
—No quiero pasar otra vez por lo mismo, Kirah. No puedes llevar esta carga tú solo. Me gustaría que me dejaras ayudarte. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida y me gustaría hacerte feliz.
Kirah acarició con el dedo pulgar los labios de Sheevela.
—Ya soy feliz. Desde que me diste aquel beso. Tú me enseñaste que la vida es algo más que la oscuridad y la guerra. Me siento feliz por poder compartir mi vida contigo. El draconiano cerró los ojos y abrazó a Sheevela mientras le acariciaba la espalda. La chica abrazó a su amado también y sonrió.
—Te quiero. —Yo también.
Los dos amantes se besaron con cariño y ternura.
—¿Sabes lo que te hace falta? —preguntó Sheevela. —¿Qué? —inquirió Kirah con una sonrisa pícara. —Un buen masaje —respondió la chica, emulando la sonrisa de Kirah.
La sonrisa del draconiano se hizo más amplia.
—Un masaje estaría bien.
Ambos se besaron de nuevo.
—Con aceites aromáticos —continuó la chica mientras jugueteaba con un par de dedos sobre el hombro de Kirah. —Pero tendrá que ser luego. He de ir a comprobar una información urgente ahora mismo —añadió Sheevela.
Kirah suspiró.
—Está bien. Yo iré a ayudar a Pow con el interrogatorio. Le diré a Wada que te acompañe. Sheevela le dio un golpecito en el pecho a Kirah.
—No te preocupes, mi guarnición servirá. Reserva a tus caballeros para cuando haya trabajos más
difíciles. El draconiano sonrió y movió la cabeza en señal de resignación. Sheevela volvió a besarle y se despidieron deseándose suerte mutuamente. Kirah llegaba al pasillo de los calabozos justo en el momento en el que Powsalía de sala de interrogatorios. Iba con el ceño fruncido y malhumorado, pero al ver a su maestro trató de disimularlo.
—Hombre, maestro. ¿Ya estás aquí? ¡Qué rápido!
Kirah le dirigió una sonrisa penetrante pero cariñosa.
—Al final te la vas a ganar.
Rápidamente su expresión cambió a una más seria.
—¿Han dicho algo?
En ese momento el comandante de Dragon Force se acercó a ellos para responder a su pregunta.
—No, no han dicho nada coherente. Además, el tiopentato de sodio no funciona con el neerah, que es el que tiene la información jugosa. Kirah frunció el ceño y se cruzó de brazos. —¿Y no hay nada más que podamos hacer?
El comandante se quedó algo dubitativo antes de responder.
—Bueno, hay... Eh... Un tipo. En el sector A-34. Dice que es alquimista. Las habladurías cuentan que puede preparar un brebaje de la verdad infalible. —¿Habéis hablado ya con él? —preguntó Kirah. Pow negó con la cabeza. El draconiano puso las manos en la cintura. —¿Por qué no?
El comandante le explicó su postura.
—Verá, Lord Kirah. Aquí las cosas son diferentes. Esos métodos ya no se usan, probablemente sea sólo un viejo loco. No quiero perder tiempo y esfuerzo en algo que seguramente sea sólo un cuento.
Kirah se ofreció voluntario para tal fin.
—Entonces iré yo a hablar con él. No tardaré. Ya sé que en Gaia no le dais mucha importancia, pero si ese hombre conoce la alquimia puede sernos útil. —¿Por qué crees eso, maestro? —preguntó Pow. —La alquimia es el nivel más antiguo de hechicería. Algunos elfos de mi planeta aún la usan. Si es cierto que ese tipo sabe usarla, estoy seguro de que nos resultará útil. Iré a hablar con él.
Sheevela llegó corriendo muy agitada por el pasillo, interrumpiendo la conversación.
—¡¡Sky-Heaven va a bombardear la base!!
Todos los allí presentes reflejaron el terror en su rostro.
—¡¡¿Cuándo?!! —preguntó el comandante.
Sheevela apoyó las manos sobre las rodillas para tratar de recuperar el aliento.
—¡Ahora mismo! Se están preparando desde el centro de operaciones del sector A-2. Mis soldados ya están avisando al resto de la base.
Kirah se preocupó.
—¿Creéis que usarán el nuevo tipo de bomba experimental que estaban investigando?
Pow negó con la cabeza.
—No lo sé, pero no me extrañaría nada. Querrán asegurarse de que funciona antes de usarla en las ruinas.
El comandante tocó a Kirah en el hombro.
—Lord Kirah, por favor, id allí y tratad de detener el ataque. Yo me encargaré de preparar la defensa de la base. —No se preocupe. Lo lograremos Kirah, Sheevela y Pow fueron raudos al garaje para coger un slizer, que conduciría Sheevela hasta llegar al sector A-2. David Cabrera
Sorte Strega CAPÍTULO 2 Para que negarlo, creía que la chica duraría menos, realmente ni tan siquiera pensaba que sería capaz de escapar la primera vez, pero hoy, una vez más, me asombro de ver la rapidez con la que se mueve y sobretodo, que no bajara la guardia ni un sólo día. Los últimos cinco meses han sido tranquilos, parecía que había logrado un trabajo más o menos estable y poco llamativo, quizás debiera haber elegido algo que no fuera de cara al público, pero con su trasfondo... ¿Qué baza más que su belleza iba a poder usar como primera carta de presentación? Camarera no está mal y más si tenemos en cuenta que ha procurado siempre que nunca fueran en locales nocturnos, donde bien sé que le hubieran ofrecido más dinero por servir copas y atraer a más clientes. No, es lista, o al menos precavida y nunca está fuera de casa cuando el sol se pone. Aún así hay cosas que me llaman la atención, lo perceptiva que a veces se muestra para algunas cosas y lo poco que es para otras... Me hacía gracia, ella no se daba cuenta realmente de lo que causaba en los varones de su especie, no eran sólo miradas... estuviera a la distancia que estuviera de ella, vigilándola, me llegaba ese olor a lujuria y a testosterona que desprendían los que se fijaban en ella, como un resorte automático que se incrementaba a cada segundo hasta que era un olor pesado y nauseabundo, al menos para mi agudizado olfato. Pero supiera o no que algo a su alrededor se tornaba viciado nunca bajaba la guardia, siempre miraba si alguien andaba tras de ella, trataba de no tener nunca un itinerario rutinario para nada de lo que hacía, aunque fueran paradójicamente puras rutinas, y sabía que bajo su cama guardaba una maleta con las cosas básicas para salir corriendo si hacía falta. Pero que eso fuera normal en ella no es que fuera realmente normal. Era una gatita con muchas sorpresas, en todos estos meses siguiéndola y vigilándola me había quedado más que claro. Por eso, cuando noté que esos ghouls empezaban a aparecer por la zona, primero de una manera errática, casual, y luego incrementándose más de lo normal, lo supe, había llegado la hora de que saliera de allí o la encontrarían, y no podía permitirlo, no ahora que por fin la había encontrado y la había sacado de su prisión. Hacer esa llamada no fue un trago de mi gusto, a nadie le gusta dar malas noticias, pero no quedaba otra opción, así que cuando ella, como de costumbre, actuó con rapidez y diligencia me sentí algo más aliviado. Iría a Venecia. Lo había averiguado en mi seguimiento en estos últimos meses que había pasado en Roma, y pondría algo de tierra de por medio del territorio de Cresscenza, esa arpía muerta con delirios de poder tan peligrosa que sólo decir su nombre en voz alta hacía palidecer a más de uno, incluso de mi especie, los cuales la reacción que solemos tener ante esos chupasangres es más bien visceral, ganas de arrancarles sus cabezas más que temer por nuestras vidas. Pero Cresscenza no era una chupasangre cualquiera, era una muy vieja y poderosa, y para colmo estaba “emparejada” con otro vampiro antiguo, lo que los hacía doblemente poderosos, y con todo el tiempo a su favor, el número de sus vástagos y ghoules era realmente peligroso. Venecia era una buena opción sin duda... Y, con suerte, mis contactos en Suiza estarían preparados para tener abierta una ruta de escape hacia el norte, hacia nuestro territorio y la alejaríamos de aquel peligro inminente de una vez por todas. Pero todo aquello eran sólo dádivas y deseos, y sólo a ella le salía bien desear, el resto teníamos que trabajar nuestra propia suerte, y en mis largos años yo había aprendido que no hay nada mejor que no dejar nada al azar. Por eso había decidido tomármelo con calma, o con toda la que aquella situación de perseguidor y perseguido nos permitiera, y dejar que ella poco a poco entendiera que no podía estar sola en este mundo que la deseaba a ella y a sus poderes y que tenía, por su bien, que venir a mí.
Que por fin activara el móvil, saltando en el dispositivo que le había colocado sin que ella lo supiera para avisarme cuando estaba disponible, no me pilló de improvisto, de hecho yo estaba fuera del hostal, resguardado en la oscuridad de un callejón, donde ella había entrado y conseguido habitación, justamente la que un cliente había dejado vacía al no hacer el chek in por la noche, la mía. ¿Suerte? No voy a negar que la chica tiene suerte o pueda hacer cosas raras con esta, pero a veces la suerte no es suficiente, y menos a pocos días del Carnaval más famoso del mundo, así que decidí echarle una mano yo mismo. Aunque claro, los ancianos de mi tribu dirían que yo estuviera allí como su protector era parte de la suerte que ella misma había invocado para sí, incluyendo así todas las precauciones y acciones que pudiera tomar. Creértelo o no era cosa tuya, pero en un mundo como este, en donde hay mucho más de lo que aparenta, mis años de perro viejo me habían enseñado a, al menos, no dejar un quizás en el aire. Podía ver su silueta reflejada en la cortina que tapaba la ventana, tras ese olor a mostaza que intentaba ocultar el suyo propio, era una chica que aprendía rápido, quizás por eso, este aparatoso trabajo de guardaespadas, que siempre me había molestado tanto que me encomendasen, en esta ocasión... no me molestaba tanto. La figura de sombra parecían tan pequeña y frágil que a veces me hacía dudar de la fuerza interior que la empujaba a seguir adelante sin descanso. No podía sentir lástima por ella, no era justo después de cómo se estaba comportando, estando sola o creyéndolo estar en todo esto, así que la llamé sin más demora. “¿D... Diga?” Desde la oscuridad del callejón en donde observaba su ventana reprimí una sonrisa, por qué siempre ponía esa voz entre temerosa y ansiosa si pensaba contestar. ¿Sabía ella acaso que esa sesibilidad y fragilidad más que ahuyentar a cualquiera la hacía más apetecible? Seguro que el Lobo estaba pensando aquello cuando vio la primera vez a Caperucita Roja, dulce, tierna y con ese alo de inocencia que te hace tener ganas de arrancarselo a mordiscos... quizás mordiscos no fuera la palabra o la acción adecuada que se me cruzaba en la mente para ella... “¿Cómo estás caperucita?”
Le pregunté con algo de sorna para ver de qué humor estaba. Ella me contestó con un desafío: “El lobo no me ha comido, así que supongo que se ha tenido que conformar con la carne vieja de la abuelita.”
No pude evitar reírme, si uno podía bromear hasta en esas circunstancias es que sin duda se merecía todo mi respeto, aún siendo un engorro tener que hacer de niñera. “¿Y no debería darte pena eso?” La piqué un poco, no podía verla, pero sabía cómo reaccionaría, tenía grabada en mi cabeza todas y cada una de sus reacciones, había aprendido a conocerlas en todos los meses de vigilancia. Primero, esa inocencia que anidaba en ella aún después de todo lo que había vivido y sufrido, un tesoro de incalculable valor que, ni aún habiéndola estado observando todo este tiempo entendía, respondería sin darse cuenta de mi burla. “¿Por?” “Porque por tu culpa se han comido a la dulce abuelita”
Y ahora sabía lo siguiente que haría: frunciría el ceño, arrugaría esa pequeña nariz y se enfadaría. “¡Era ella o yo! ¡Y yo me tengo más aprecio!”
No pude evitar de nuevo reirme, me podía imaginar perfectamente la indignación en su pálido rostro a la vez que la confusión y el enfado por ser el blanco de mis burlas. “Esta bien, está bien...” “De todas formas.- me cortó, era una gatita con mucho carácter.- si tuviera que depender de un cazador que sólo actúa por teléfono, lo llevaría claro si tuvieras que servirme para matar al lobo?”
Sonreí, lo que más hacía gracia de esta metáfora era... “Es que quizás yo sea el lobo y no el cazador”
Aunque en realidad era las dos cosas a la vez, al menos para ella. No dudaría en cortar las cabezas de los chupópteros que se acercaran a ella pero... decir que yo era mucho más que un animal tampoco era cierto del todo... Los segundos pasaron y me di cuenta que algo iba mal, respiré hondo y olí desde el otro lado de la calle su temor, pero no había nadie cerca que pudiera hacerle daño... Menos yo, claro... “¿Caperucita?... ¿Estás bien?” “Estás con ellos... ¿verdad?” Dijo de pronto. No me lo podía creer, había llegado a pensar que nunca me haría esa pregunta, sabía lo complicado que era, sabía el miedo que tenía al imaginar que podría ser parte de uno de esos macabros planes de Cresscenza, sabía perfectamente que cada día dudaba de mí o mejor dicho, de la voz que conocía... pero nunca pensé que lo soltaría así. O quizás fue eso mismo lo que hizo que fuera posible, esa brusquedad que había lanzado al aire las dudas que se enraizaban en lo más profundo de su mente. Al final sólo pude reirme, pero no me reía de ella, me reía de ese ataque de valor y que, por fin, las cosas cambiarían entre nosotros... Había estado observándola, vigilándola mucho tiempo... y era hora de cambiar las cercanías... “¿Yo?.- reí.- ¿Estás loca? -aunque en realidad era la actitud más coherente que había tenido al hablar conmigo en mucho tiempo.- Me repugna sólo de pensar en que yo fuera uno de esos chupasangres.- y dejé bien patente dicha repugnancia en mi tono de voz.-¿Por qué te habría enconces ayudado a escapar de ellos tres veces ya?” “No lo sé, dímelo tu. Nunca me has dicho por qué me ayudas.” Aquella sin duda era la noche, la que podría cambiarlo todo, y yo llevaba mucho tiempo esperando aquello, así que no dudé en aprovechar aquella fisura en sus miedos. “Nunca me lo has preguntado.” Respondí con sinceridad, aunque también era cierto que si lo hubiera preguntado antes no le hubiera respondido, porque hasta aquella noche no estaba preparada, suerte la nuestra. “¿Me estás diciendo que si te hubiera preguntado tú me lo hubieras dicho sin más? Si te pregunto por qué lo haces, quien eres, dónde estás, cómo es que sabes tanto de mí. ¡¿Eso es lo que me quieres decir?!” De verdad que me entraron ganas de reírme de nuevo al oír su tono desafiante y encolerizado pero no era el momento, aunque pudiera imaginarme su rostro con claridad meridiana y pudiera casi adivinar los temblores de ira en su pequeño cuerpo. “Si” Tardó tiempo en comprender la sinceridad de mis palabras, así que no me extrañó que de nuevo me lo preguntara. “¿Qué has dicho?” “Que si, te responderé a todas tus preguntas, estaba esperando que estuvieras preparada para ello.” Y ella no podía saber cuánto había esperado por este momento, más que todo el tiempo que ella había estado en fuga, incluso más que su cautiverio, había esperado para poder estar con ella y responder más que a todas sus preguntas lo que ahora me parecía una eternidad cruel. “En... ¿En serio? ¿No te estás quedando conmigo?”
Ese alo entre la inocencia y el temor de nuevo, tan adorable que me entraban ganas de hacerla sufrir un poco más. “En serio. Si es lo que quieres.” Pero hoy no lo haría, hoy era el día del cambio. “Quiero”
Respondió ella sin pensárselo, y para mi esas palabras resonaron como campanas en mi cabeza.
“En persona... No es una trampa.- la tranquilicé.- si hubiera querido cazarte, caperucita, pude haberlo hecho desde hace mucho tiempo.- como en las veces que me había colado en su apartamento mientras dormía, indefensa, frágil y... - y si fuera uno e ellos, para empezar nunca te hubiera ayudado a salir de allí.” “De acuerdo.- respondió al fin.- ¿Cómo lo hacemos?” Eso era a lo que me refería, justamente esas cosas son las que hacían tan deseable a Caperucita ante el lobo, sobretodo porque ni tan siquiera ella sabía el poder de atracción que ejercía sobre él. “Quédate en Venecia hasta los Carnavales, y el día que comiencen las fiestas sal a la calle vestida de época. Yo te encontraré.”
Pues podría seguir tu olor hasta a kilómetros de distancia, un olor a rosas... a rosas frescas...
Cuatro días podía ser muy poco tiempo o una eternidad. En mi caso, era una maldita eternidad, por supuesto, era como el destino, en vez de estar a mi favor me atormentara. Aunque no debía decir eso muy alto, después de todo este había hecho posible que pudiera prorrogar mi estancia en el hotel los días necesarios, al parecer el huésped que no apareció iría a quedarse hasta Carnavales, algo que me facilitó mucho las cosas. El primer día aún estaba algo asustada, así que decidí no salir del hotel más que para comprar algo para comer. Me dediqué a ver la televisión y a recordar con cierta acritud el tiempo que pasé encerrada, en donde esta misma era la única ventana al mundo exterior que tenía. No había apenas dormido nada desde aquella conversación telefónica, entre los nervios y el miedo a soñar de nuevo, así que estaba muy cansada lo que facilitó que, al final, callera dormida en la noche temprana de aquel día. El segundo día, tras más de doce horas de sueño reparador y sobretodo, en blanco, sin soñar o al menos acordarme, me sentí con más energía y ánimo y decidí salir a la calle a explorar la bella Venecia. Cuando miraba el mundo a través de la pantalla del televisor me encantaban los programas de viajes y de cultura, recuerdo que la primera vez que vi Venecia me quedé asombrada de su belleza y sobrecogida por ese aire romántico y antiguo que tenía. Y ahora estaba allí, debería dejar mis miedos a un lado y aprovechar que aún era libre, pues no sabía que podría pasar mañana. Abrí mi maleta y observé la poca ropa que había traído, la mayoría era negra, una costumbre adquirida en todos los años viviendo con aquellos vampiros que gustaban de los colores oscuros. A veces deseaba poder cambiar y comprarme una camiseta amarilla, rosa o naranja pero luego me imaginaba con ella puesta y me espantaba a mí misma. Con mi piel tan pálida que parecía repeler al sol y mis cabellos tan oscuros destacaría demasiado, y no para bien, y yo nunca quería destacar. Al final suspiré mientras sacaba unos vaqueros pitillo oscuros y un cuello alto burdeos de lana. Con unas botas de cuero negro hasta la rodilla y mi gabardina negra, sería mi vestimenta para salir. Los colores oscuros en realidad tienen una ventaja importante entre la multitud, ayuda a desaparecer en esta y a camuflarte, no como los colores claros, así que, como no sabía lo que podía encontrarme allá fuera, era la mejor opción, me consolé pensando aquello. Recogí mi pelo lleno de tirabuzones en una cola alta y dejé dos mechones rizados a los lados de mi cara, saqué mis enormes gafas de sol al más puro estilo Audry Hepburn de mi bolso y revisé que llevaba el espray anti persona en él. A los vampiros eso no le haría nada, pero de día sólo habían ghouls y ellos seguían siendo humanos, por muy esclavos que fueran de los vampiros que les daban de beber su sangre y que incrementaban de manera portentosa sus capacidades físicas. El espray de pimienta siempre funcionaba con ellos, como lo haría conmigo, o incluso más, porque al tener sus sentidos maximizados el daño que recibían era mayor. Estaba lista para salir a explorar la ciudad. Venecia superó mis expectativas con creces, sus pequeñas y detalladas calles y callejuelas, lo bien indicado que estaban todas las direcciones que te permitía con facilidad moverte libremente con ella, las tiendas llenas de máscaras, las iglesias con sus pandorados, la plaza San Marco y el Duomo... Nunca había visto tanta belleza junta, y eso que había vivido por cinco meses en Roma. Sin embargo aquel lugar despedía para mí una
sensación especial, electrizante, mágica... una sensación que empezaba bajo mi piel y que me cosquilleaba hasta el cuello. No sabía si era la emoción de por fin estar en la ciudad por la que tanto había soñado en mi cautiverio o simplemente... que había algo más. La tarde estaba llegando a su fin, y el cielo comenzaba a pintar su celeste de rojo anaranjado, una señal inequívoca para mí de que el reinado del sol terminaba y se teñía de la sangre que los huéspedes del mundo nocturno dejaban. Aunque sabía que tenía que levantarme, pagar la cuenta del café e irme, me resultaba más duro que ninguna otra vez, pues cuántas veces una podía estar sentada en una de las terrazas de una de las múltiples cafeterías de la plaza San Marco, con la música de un cuarteto de cuerda tras de mí tocando una melodía de Chopin, mi autor clásico preferido, contemplando la belleza de los matices resplandecientes del pandorado de la fachada de la Catedral que se tornaban anaranjados con la puesta de sol. Pensar en toda aquella belleza al final fue el resorte que necesité para pagar el expresso y levantarme, porque si lo hacía podría volver mañana, pero si no lo hacía quién sabía si tendría la mala suerte de toparme con quien no debía... Mientras me alejaba de allí maldije en mi interior no haberme dado cuenta en todos aquellos años que parte de mi cautiverio era no dejar que aprendiera a usar mis habilidades correctamente conmigo misma, sólo había cumplido órdenes y ni tan siquiera tenía muy claro cómo había logrado satisfacer sus múltiples deseos. Sin más demora volví al hotel, pero, en el camino, en una de las callejuelas me topé de frente con una máscara... una máscara rosa claro con forma de gato, en una tienda repleta de estas. La máscara felina me miraba directamente, como si supiera de mí y de mi vida, de mis miedos y de mis ambiciones. Aquellos huecos oscuros parecían atraerme hacia ellos con tanta intensidad que noté que me mareaba y tuve que apoyarme en el cristal de la tienda para no caerme. Y justo en aquel momento... Nunca sabía cuándo vendrías las visiones del futuro, ni tampoco cómo controlarlas pero aquella sensación era bien reconocible. Mareos, la cabeza abombada, lo oía todo lejano mientras el mundo se iba despintando a mi alrededor y tejiéndose de nuevo, literalmente, era como si viviera en un cuadro al que han echado aguarrás encima y se disolvieran los colores y como si ante su caída miles de hebras de colores salieran de la nada, de todos lados y de ninguno a la vez y dibujaran un nuevo lugar y una nueva realidad. En aquella nueva realidad era de noche, el cielo estaba estrellado de manera tan hermosa que ni las cientos de góndolas con sus candelabros podían competir contra aquella visión. Mis manos enguantadas en rojo hasta los codos, estaban apoyadas en un balcón de mármol blanco. Miré mi vestido, era del color de la sangre, rojo tan vívido que me producía hasta repelús con unos bordados de rosas en negro muy peculiares e intrincados. Unos pasos se oyeron tras de mí, alguien se acercaba, pero no sentí miedo, no... Todo lo contrario, bajo mi piel nacía un quemazón y un nerviosismo que trataban de sacar mi corazón por la boca. Algo en mi interior me gritaba “Es él” “¡Es él!” con el nervio de un niño que va a abrir sus regalos de cumpleaños. Tomé valor y me dispuse a darme la vuelta y entonces... “Señorita ¿se encuentra bien?” Dijo una voz acompañada por el tacto de alguien que me cogía del brazo. Pestañeé con fuerza tras mis gafas y di un respingo ante aquel contacto físico y me di la vuelta, muy alerta y con una de mis manos yendo hacia el bolso, hacia el espray de pimienta. Mi búsqueda quedó detenida al ver a un hombre de unos cuarenta años, acompañado de su mujer, muy rubios los dos, de piel blanca algo enrojecida por el sol que me miraban los dos con preocupación. En mi mente busqué la respuesta correcta para ellos, porque obviamente no era “estaba teniendo visiones del futuro, pero gracias por preguntar” aunque en realidad cierta rabia en mi interior me hacían querer añadir “Y por cierto, gracias por joderme poder ver por fin la cara de mi “cazador”. Pero cómo iba a decir eso... Sobre todo por lo de ser borde con personas que habían demostrado interés por mi salud. “Gracias, no ha sido nada, un leve mareo...”
Respondí en inglés, creía acordarme que me habían hablado en aquel idioma. El matrimonio pareció más aliviado y se ofreció a llevarme hasta mi hotel pero les rechacé amablemente alegando que estaba ya casi en la siguiente esquina, aunque no fuera cierto. Mientras estos se marchaban despacio, y no muy seguros de si debían dejarme ahí, me alegré de haberme tomado en serio la educación que me habían dado mis captores, hubiera sido todo un espectáculo hacerles entender algo en italiano a unos turistas que tenían pinta de americanos. En mis años de cautiverio Cresscenza y Pietro habían puesto mucha atención en que aprendiera y estudiara no sólo al nivel de los que serían mis congéneres de raza sino todavía más, debido a que muchas veces, para comprender el simbolismo de mis sueños y estar atenta a cada detalle que luego podría ser vital, era importante no ser una iletrada, aunque estaba segura que si hubiera sido plausible para ellos usar mis poderes sin enseñarme nada, lo hubieran hecho. Así pues, mis conocimientos eran muchos y muy variados, pero sobretodo mucho de antropología, sociología, simbolismo, historia, geografía... Incluso había aprendido varios idiomas, debido a que muchas veces tenía que poner mis habilidades en juego con vidas de personas que no eran italianas, así que podía hablar el inglés, francés, alemán y español con fluidez. Había tenido tiempo de sobra encerrada en aquel palacio subterráneo, en aquella habitación asfixiante. Tras aquel incidente miré de nuevo hacia el escaparate tratando de seguir la visión por donde la dejé, pero, tras varios minutos mirándola como una tonta, abandoné la idea... estaba claro que había perdido la oportunidad de verle la cara... Sin embargo, antes de irme me fijé en algo en lo que no había caído hasta aquel momento. Tras la máscara de gato que me cautivaba... había un traje rojo sangre increíblemente hermoso con bordados de rosas en negro... Había encontrado mi traje, y este me llevaría hasta mi cazador... Al día siguiente tenía mucho que hacer, tenía un traje que comprar y una fiesta a la que asistir, por lo que había deducido del sueño, pues yo estaba en balcón de lo que seguramente sería una de las múltiples fiestas privadas que había en Carnavales en Venecia. Pero... ¿A qué fiesta? ¿Y cómo ir si ni tan siquiera estaba invitada a ninguna? Eran dos buenas preguntas, pero tenía más o menos claro que el Destino me estaba empujando hacia una dirección y que, por ahora, sería mejor flotar con la corriente y ver hacia dónde me llevaba. Así que lo mejor sería hacer las cosas poco a poco, primero el traje, y luego la fiesta. Al volver al hotel ayer tarde memoricé dónde estaba la tienda así que no tuve problemas en volverla a encontrar. Toda la noche anterior había estado mentalizándome que necesitaría suerte para poder comprar aquel vestido con pinta de ser muy muy caro, así que necesitaba algo de mis habilidades porque mi cartilla del banco se iba vaciando a ritmos agigantados con la estancia en aquel hotel en temporada alta. Debía pensar en alguna salida razonable para apoyar la suerte que quería establecer en mi destino pero no se me ocurría nada plausible. Pensando en aquello no me di cuenta que al cruzar aquella esquina había alguien dándome la espalda con la que choqué de pronto, haciendo que no sólo yo perdiera el equilibrio y me cayera hacia atrás sino que este dio también un traspies que podría haberlo mandado al suelo, hacia delante, si no hubiera sido porque él tuvo más reflejos que yo. Mientras que yo caí de culo por la fuera del choque, ya que iba andando muy rápido mientras estaba enfrascada en mis pensamientos, el chico con el que choqué usó su agilidad para no perder y dejar caer una enorme cámara que parecía muy cara. “Lo siento!” Dije mientras entrecerraba los ojos y sentía que el dolor en mi trasero se extendía en olas por todo este. Arg! Que daño... El chico, que vestía de una manera muy trendy, con vaqueros despintados y rotos y una camisa de cuadros por fuera, tenía un aspecto bohemio con su perilla fina y recortada y sus enormes gafa pastas negras que tan de moda se habían puesto aquel año, me tendió la mano mientras dejaba reposar su cámara en su pecho, ayudada esta de la correa y me contestaba. “No, perdona, la culpa ha sido mía, estamos en medio de la vía, bloqueándola y...”
Mientras me ayudaba a levantarme yo miré tras de él, no estaba sólo sino que había un elenco de personas con él, al menos unas seis entre las cuales vi a una modelo que me resultó muy familiar. ¿Aquella no era esa joven promesa de las pasarelas? No me había dado cuenta de seguir con mis cavilaciones cuando tuve esa sensación tan apremiante como cuando te miran directamente. Dejé la visión de los que rodeaban a la nueva musa y un set improvisado de fotografía y me fijé en el joven, me miraba muy fijamente. Lo primero que me dieron ganas de decirle es “¿ le pasa algo a mi cara?” pero claro, estaba eso de la educación y de no destacar entre la multitud ni montar un numerito... pero qué forma de mirarme, por favor, ni cuando me miraban los vampiros más jóvenes pensando que podían hincarme el diente me habían mirado de esa manera. Así que al final lo solté: “¿Le pasa algo a mi cara?” “No.- respondió muy deprisa este al parecer percatándose de su falta de educación.- Perdón, es que sois... realmente hermosa.”
¿Yo? Esa era buena. “¿Perdón?”
Me salió sólo decir, “Me preguntaba si no serías modelo.” ¿Yo? Casi me rio, y eso se debió de notar, al menos por el tic en mis labios. “No.” “¿Y nunca has pensado serlo?”
Casi me atropella con la pregunta. Pues mira, si no tuviera a los dos vampiros más obsesos de toda Italia tras de mí... ¿Quién sabe?! Pero obviamente ahora no! “Ahhhhm.... ¿no?” Casi le pregunté yo a él. Este se quitó las gafas en un gesto de sorpresa y meneó la cabeza como si juzgara un desastre de concurso delante de sus ojos. “¿Cómo es eso posible? Tus facciones son...” Ya veía por dónde iba, y no tenía tiempo para eso, en el poco tiempo que había vivido con los de mi especie había aprendido varias cosas, una, es que no tenían ni idea de lo que era la verdadera belleza (¿yo? Ja! Eso es que no había visto a Cresscenza) y otra era que los italianos eran realmente unos mujeriegos que usaban una y otra vez la misma retahila para atraer a los demás. “Mira, lo siento, siento mucho lo de casi romperle su cámara, y todo esto... pero, de verdad, tengo prisa.” Traté de irme, pero este me tocó en el brazo, no me lo cogió, pero con aquel toque me detuvo para hablarme. “En serio, no me puedes decir que no, he encontrado a mi musa, no termino con este reportaje, no consigo inspiración ¡nada me parece perfecto con este ambiente! Pero tu... tu has sido como una aparición! ¡Tienes que dejarme hacerte aunque sea una prueba!”
¿Qué le pasaba a este tio? “N... no es que yo...” “¡No será mucho tiempo!”
Me cortó con impetu. “Ya pero es que...”
“Te pagaremos bien! Es para una revista muy conocida!”
Si, claro, lo que yo andaba buscando, que cuando Cresscenza abriera sus revistas de moda, pues era una adicta a esta, una verdadera fashion victim que se gastaba cientos de miles de euros al mes en moda (menos mal que llevaba siglos teniendo ingresos...), viera mi cara enfrete suya, riéndome de ella sin realmente hacerlo. Seguro que eso le hacía pensar que tenía que ser menos cruel conmigo... Si, seguro. “De verdad que no.” Dije por fin, y moví mi brazo para zafarme de este, dando un par de pasos para adelante. La cara del bohemio fotógrafo de moda no tuvo desperdicio, pero a mi ni me daba pena ni tenía tiempo para aquello. Sin embargo, y en un último intento, dio un par de pasos tras de mí y me tendió algo. “Toma, esta es mi tarjeta, te anoto dónde nos alojamos... -dijo mientras escribía algo en el reverso de la tarjeta.- Piensatelo, de acuerdo sería perfecto si...” Yo tomé la tarjeta nada más que teminó de escribir con una media sonrisa forzada y asintí. Ni me importaba lo siguiente que tenía que decirme, pero si así me dejaba tranquila pues... Que si, que sí, que le aceptaba la tarjeta y me lo “pensaría”. O eso traté de mostrar en mi rostro. El fotógtafo no quedó del todo convencido con mi expresión pero no tuvo más remedio que dejarme marchar. Unos minutos más tarde, y pensando en aquello llegé a la tienda en donde había visto “mi” traje en el escaparate. Se podría decir que los últimos pasos hasta la tienda casi los hice en brincos al pensar de pronto que me pondría un traje tan bonito (aún no sabía cómo pero mi visión me había mostrado que lo llevaría). Pero, cuál fue mi sorpresa cuando, nada más ponerme delante del expositor comprobar que... ¡¡No estaba!! ¡¡Pero eso no podía ser!! Pensé cuando casi entro en la tienda de un salto y me avalancé sobre el lugar en donde tendría que estar. Calma, calma! Pensaba para mi, debe de estar colocado en otro lugar, es sólo eso, las tiendas cambian las prendas de lugar con mucha frecuencia. “¿Puedo ayudarla en algo, jovencita?” Me sobresaltó de pronto aquella pregunta de una mujer tras de mi. Me di la vuelta y vi a una anciana que podría llegar a los 70 años perfectamente, con un aspecto pulcro y elegante, hasta con un aire de belleza de época. “Si... esto... no sé... -comencé a decir confusa. ¡No podían haberse llevado mi vestido! ¿o si?.- Verá... ayer vi aquí un vestido rojo con rosas negras bordados no sé si usted sabrá de cuál hablo y...” “Ah! Ese! -me dijo al instante.- Tiene usted buen ojo, señorita, pero, desgraciadamente, si lo desea para comprarlo o alquilarlo para los Carnavales, tengo que decirle que se lo han llevado.” “Pero... ¿Cómo? Quiero decir! ¿Quién?” La reacción tan visceral sin duda la pilló por sorpresa y me sonrió como si entendiera algo, aunque yo estaba muy segura que cualquier explicación que le diera en su mente no sería remotamente parecido a la verdad. Mientras que ella pensaría en los posibles sospechosos, que eran desde que me había enamorado del traje, que el chico por el que estaba loca le gustara o me lo había pedido en concreto, por ser la cenicienta de alguna vida llena de conflictos juvelines aquella noche... Nada. Nada de lo que pudiera pensar se podía acercar al motivo real “Que mi don de ver el futuro me había señalado que tenía que llevarlo para poderme encontrar con el hombre misterioso que me había ayudado a escapar de la prisión que habían fabricado para mi dos de los vampiros más poderoso de Italia.” Si, seguro que eso era lo primero que se le ocurría a cualquiera... “Ha sido un chico joven y su equipo- comenzó a decir la anciana pensativa- una… compañía… creo que trabajaban para el mundo de la moda o algo así, estaban hablando de un reportaje fotográfico en la noche en uno de los palazos de la ciudad…” No me lo podía creer, busqué a toda prisa la tarjeta en el bolsillo de mi gabardina y la saqué leyendo el nombre en voz alta.
“¿Andrew… McArthur?”
La mujer miró un segundo al techo, como si tratara de acordarse y al final asintió. “Si, si, ese mismo.”
Parecía que el Destino no me cerraba todas las puertas. Sonreí en mi interior, tenía que ser más creyente, al menos acerca de mis propias cualidades. “Muchas gracias, señora, me ha ayudado mucho.” Al respirar aliviada la señora me despidió con una media sonrisa en los labios, parecía contenta que estuviera aliviada. Ese tipo de reacciones para mí eran del todo alienígenas, pensé mientras me marchaba de la tienda. ¿Sentirse bien por alguien que no sea uno mismo? Sin duda esa no era la forma de ser de las sanguijuelas, y quizás por eso nunca consiguieron que yo bajara la guardia ante ellos. No, por mucho que lo intentaron no pudieron borrar el hecho de lo que me hicieron por lo que al final dejaron de fingir que era su invitada para que la realidad, el secuestro, fuera lo único que existiera. Pero eso ya era agua pasada, o es lo que intentaba, en aquel momento tenía que concentrarme, tenía un fotógrafo que encontrar, un vestido que llevar y una fiesta a la que asistir. No, por mucho que me dijera una y otra vez que “la cámara me adoraba” yo no estaba nada segura de eso y sin embargo “Andy”, o como el fotógrafo quería que le llamaran, no dejaba de repetírmelo mientras me flasheaba una y otra vez. Cuando fui al hotel a buscarlo, dejando algo de tiempo desde nuestro primer encuentro después de todo me había comportado bastante seca con él y ahora no quería parecer desesperada o loca por ponerme aquel vestido, se había vuelto como loco. No paró de decirme que “no me arrepentiría” y que “en poco tiempo iba a ser de las grandes”. No sabía si esa locura transitoria o amor desmesurado era sólo una visión mía de este o realmente lo decía en serio, pero lo cierto es que no tenía pensado un trabajo tan “de cara al público” no mientras toda la comunidad vampírica italiana me siguiera los pasos. Aún así “Andy” ni pareció enterarse ni seguramente quiso, sólo me colocó casi al instante justamente aquel traje (mi traje) delante de mis narices y me dijo que por fin, con los fuegos artificiales de media noche y el comenzar de los Carnavales podría terminar su trabajo allí, conmigo, en el palazo en donde se finalizaría el reportaje y convenientemente esto daría pie a una pequeña fiesta privada seguramente llena de personajes del mundo de la moda. Así pues, allí estaba yo, posando, algo que nunca había hecho, en medio de un salón de ensueño, lujoso y lleno de una ornamentación preciosa. “¡Peeeerrrrrfecto!” Dijo una vez más mientras el chasquido de la cámara anunció una foto más de las miles que debía haberme hecho desde que comenzamos la sesión de fotos. “¿Si esa ha sido perfecta, como todas las otras, por qué sigues haciendo más?” No pude evitar decir al final, haciendo que Andy levantara la vista de la cámara y me sonriera divertido. “Porque que esa sea perfecta no implica que no pueda haber más de ellas… en otras perspectivas y posiciones.” Yo había empezado a pensar que aquella era la forma de Andy de vengarse por haberle dado una negativa tan rotunda (e irreal) al principio, pero no lo tenía claro, quizás la malpensada era yo. Bufé mientras fruncía el ceño y me dejé caer, como peso muerto sobre un diván dorado y azul en el que debía seguir posando y me recosté en este mientras miraba hacia una ventana abierta a mi derecha, escrutando el cielo que se tenía de rojo. No me gustaba nada aquello, iba a ser la primera vez en un año, desde que me escapé que iba a estar tras el atardecer fuera y empezaba a sentirme más que preocupada, indispuesta…
El “Clack” de la cámara me avisó una vez más que Andy seguía a lo suyo, aunque yo aquella vez no
sabía ni qué había hecho para pensar que estaba posando. Me había repetido desde que empezamos que para mí “posar era como respirar” “que tenía un aire elegante que no me hacía falta forzarme en absoluto” pero para mí todo aquello era simplemente absurdo. Los minutos pasaron, y me giré hacia él cuando vi que por primera vez desde que empezamos no decía “perfecto” y le vi mirando la foto muy seriamente. “La tenemos” Dijo de manera tan susurrada que pareció como si le hablara a la cámara. Yo no supe si alegrarme de por fin terminar con todo aquello o hacer caso a una punzada que recorrió todo mi cuerpo, una tan fuerte que pareció una gran oleada de dolor amortiguado que comenzó desde mi cabeza y terminó en la punta de mis dedos. ¿Algo no iba bien? Miré instintivamente a la ventana, el rojo se difuminaba en naranja y este a su vez lentamente se oscurecía. Todo va a salir bien. Me repetí varias veces a mi misma mientras observaba con temor contenido el cielo. Está a punto de aparecer y nos iremos, lejos, donde sea, en él puedo confiar. O eso deseaba creer, era lo único que me mantenía cuerda… la promesa de libertad de una voz sin rostro. Sentado sobre el tejado de una casa que daba a la tienda en donde ella ayer se había parado largo rato a mirar al escaparate medité sobre el plan que debíamos seguir. Había estado haciendo varias llamadas y varias averiguaciones y las cosas estaban empeorando mucho más rápido de lo que había creído, nos estaban cercando y teníamos que salir de su círculo de influencias antes que no hubiera marcha atrás. Sin duda, que la bruja se escapara creó primero una gran conmoción en el nido de los chupopteros, seguido de una semi incredulidad que casi pareció divertirles, como si no se esperaran aquel ataque de valentía o estupidez y hubieran asumido que en un día, a lo sumo dos, volvería a ser suya. Pero eso no había sido así, y un año tras su desaparición la ira de Cresscenza era inconmensurable, tanto que sabía que había puesto a todos sus efectivos en esto ya. Y ahora, aunque nunca habían podido relacionarlo a él ni a nadie con ella, sabía que ellos intuían su presencia, o al menos la de una tercera persona. Esa era la parte que le tocaba a Pietro, mucho más calmado y meditabundo que su amante inmortal, y ya hacía semanas que notaba que los ghouls no sólo buscaban a la chica, sino a él, aunque no sabían realmente qué buscar pero estaba claro que buscaban a quien la mantenía a salvo. El problema estribaba en que su raza gustaba de vivir más al norte, hubo un tiempo en el que ellos también poblaban Italia, pero guerras antiguas con los chupasangres habían hecho que al final aquel territorio no les interesara. Demasiados problemas para un lugar que no les ofrecía todo lo que ellos deseaban o necesitaban. Países como Alemania, Inglaterra, Irlanda, Canadá, Nueva Zelanda,… sin embargo eran todo lo contrario. Y por ello mismo ahora tenían ese pequeño problema, el llegar a un área segura. Lo había estado meditando mucho, y la mejor opción era viajar de día hacia el norte, hacia Suiza. Suiza, para los miembros de las viejas tradiciones, era también un territorio neutral, un lugar de paz perenne en donde intercambiar información, buscar contactos, guardar reliquias, buscar compradores en el mercado negro… en general toda actividad legal o ilegal no sólo humana se daba allí. Pero había un problema, los que custodiaban la neutralidad de aquel lugar era “El Cónclave” y aquellos viejos decrépitos hacía muchos siglos que le habían demostrado que no se merecían ni su respeto ni mucho menos su confianza. Por culpa de aquellas viejas glorias que un día fueron humanos las brujas estaban casi extintas, para ellos estas eran no sólo un estorbo, sino un problema de envidia insano y traicionero que empezó mucho tiempo atrás. Deberían pasar inadvertidos allí también, aunque podría usar su libertad para hablar con sus hermanos y preparar una vía más segura hasta la tribu. Pero eso era aventurar pasos fructíferos en falso, y no gustaba de tales cosas. Las cosas de una en una. Se dijo a sí mismo cuando vio como la bruja entraba en la tienda, la
seguiría con discreción aún y en mitad de los carnavales sería su primer contacto. Se levantó del tejado y se dispuso a seguirla a cierta distancia cuando esta salió muy apresurada, por precaución solamente, pues no necesitaba saber qué ropa había comprado o cual se pondría, podía seguirla perfectamente, algo de ella le llamaba con una atracción complicada de explicar, como si fuera el propio embrujo de la luna llena sobre su raza y especialmente sobre él. Instintivamente se llevó la mano al pecho, bajo la camisa pendía un colgante que ahora le quemaba como si fuera hierro al rojo vivo. No quería pensar en el significado de aquello, quería seguir desterrándolo a un lugar oculto y oscuro de su conciencia como había hecho hasta aquel momento, pero cada día que estaba cerca de ella se le hacía más imposible. ¿Qué pasaría cuando por fin estuvieran uno al lado del otro? ¿Cómo controlaría aquella otra bestia que anidaba en él? Y lo que es peor… ¿Debía asumir el destino del que los ancianos hablaban para él o debía creer que todo aquello no era más que otra de las mentiras de su existencia? No, no podía ser cierto. Toda aquella profecía era un sin sentido, en toda aquella misión sólo había una cosa cierta, y esa era la lealtad, lealtad hacia su tribu y lealtad hacia Eleanora, no era más que eso, él siempre cumplía sus promesas. O me había quedado semi-inconsciente o no entendía cómo demonios había aparecido tanta gente en tan poco tiempo, sin duda había quién tenía muchas ganas de fiesta y de Carnaval, pues apenas en el tiempo de irme a arreglar un poco el cabello y sacar de mi bolso la única cosa que pude comprar de la tienda antes de salir disparada a busca a Andy, la máscara de gato rosada que propició la visión del traje, el palazo estaba lleno de personajes vestidos con preciosos trajes de época que se paseaban charlando distendidamente mientras degustaban los apetitosos canapés que un catering muy eficiente había preparado. Aunque la belleza de un baile de máscaras veneciano al más puro estilo renacentista era más que evidente y sobrecogedor, para mí era desconcertante y me producía repelús, pues ver todas aquellas personas enmascaradas alrededor mío no me causaba sensación de seguridad en absoluto. Con una copa de vino en la mano, que había paseado casi toda la noche para así poder negar las ofertas de más bebida, investigué el palazo buscando el balcón de mi visión. La media noche se iba acercando y algo en mi interior me apremiaba a salir de allí cuanto antes, así que cuando paseando por la primera planta y vi aquella enorme cristalera abierta que daba al mármol blanco de un amplio balcón lo supe. Era allí. Estaba tan emocionada y asustada, que no pude evitar estar varios minutos, en el marco de la puerta mientras observaba el cielo oscuro de Venecia cubiertos por múltiples flores de colores de los fuegos artificiales, mientras la música retumbaba más que en mi cabeza al fondo de la sala, lo hacía en mi corazón, sintiendo en aquel momento todo el peso del verdadero significado de mi libertad. Tragué saliva despacio, le di un gran buche al vino de una añada vieja y cara como quien bebía garrafón para coger valor, dejé la copa a un lado y anduve hacia dentro, en aquel primer paso tan difícil, hasta que envalentonada recorrí la distancia hasta la barandilla de mármol. Mi corazón latía tan fuerte que parecía sentir los explotidos de este como si de los fuegos artificiales se tratara, con los oídos embotados y mis sentidos entumecidos, con un enorme mareo que trataba de hacerme caer, me apoyé en la baranda con toda la fuerza que pude recabar de mi cuerpo. No sabía si era el nervio o algo peor, porque jamás me había sentido de aquella manera, como si algo tratara de salir de mi a través de mi boca, ascendiendo desde más allá de mis entrañas. Aquel sonido lejano de música del palazo se iba difuminando lentamente en mi conciencia como si borrara de mi oído cualquier sonido, el mareo que me había acompañado desde que anocheció se incrementó mientras miraba mis manos, apoyadas con fuerza en la baranda. Los guantes rojos sangre relucían sobre el mármol blanco en una escena que de pronto me resultó más que familiar. Un sonido. Un crujido. No, unos pasos, de pronto me alertó que algo estaba acercándoseme. “Es él” repitió una vez más mi mente, o quizás de-
bería decir que “por primera vez” lo hizo, pues lo que yo había visto no era más que aquel retazo de momento que ahora estaba viviendo. El nerviosismo casi me hace temblar desde lo pies y tambalearme, pero me dije que había llegado hasta aquel momento sin hacerlo y no iba a ser aquella mi presentación. Lentamente me di la vuelta, apoyando el peso de mi cuerpo en la barandilla para que no corriera el riesgo de que el nervio me venciera. A apenas cinco metros mía había un hombre, había avanzado hasta aquel momento, pero se había quedado detenido en aquella distancia, casi como si pudiera leer mi nerviosismo y esperara alguna señal. Su presencia me sobrecogió, sin duda iba a necesitar al menos un par de segundos para asimilar aquella figura que fácilmente pasaría del metro noventa y que perfectamente podría pesar cien quilos, pero de puro músculo, pues su cuerpo se intuía a la perfección torneado y muy fuerte, aún enfundado en aquel traje que representaba un capitán de navío de época, con los dorados galones, el azul marino aterciopelado y la camisa blanca impoluta. Su rostro estaba cubierto con una máscara que ocultaba la mitad superior de su rostro, con forma de lobo plateado que aullaba hacia una pequeña luna que estaba en la esquina izquierda de la máscara; aún así podía ver unos ojos negros penetrantes que parecían sostenerme ellos solos y un mentón cuadrado y muy varonil que enmarcaba unos labios gruesos que parecían tener una divertida sonrisa sarcástica. Mentiría si no dijera que no sentí un cierto sofoco, no me esperaba algo así, en realidad no sabía que debía esperarme, pero sin duda no esperaba algo así. Había visto innumerables vampiros, de todas clases, pero incluso los más grandes y fuertes no podían competir con aquel hombre, no sólo en pura potencia física sino en el aura de autoridad y seguridad que emitía, casi podía sentir como mi cuerpo se relajaba instintivamente ante alguien así, como si mi cuerpo pensara que por fin podía descansar, que había encontrado en quien confiar. Algo que este suponía mucho más rápido de lo que mi cabeza hacía, pero para mi cuerpo debió de ser más que suficiente, pues me tembló una rodilla y mi cuerpo hizo el amago de desfallecer como si todo el cansancio, la tensión y el temor de un año se desatara en aquel momento. No había aferrado mis brazos a la baranda cuando este, en dos enormes zancadas, llegó hasta mi lado y me aprisionó con su cuerpo contra esta, impidiendo que cayera. Una corriente de electricidad me recorrió saliendo hacia mi boca en un sordo quejido que retuve como pude en mis labios. “Eh… gatita…- dijo su voz susurrada, si, su voz, aquella que conocía a la perfección, en mi oído, cuando este, sin cambiar aquella posición estando contra mí, bajó sus labios hasta mi oído.- Guarda fuerzas… esto acaba de empezar…” Eso era complicado, el atenderle, decía, por el mareo que sentía, mi cuerpo estaba pegada al de él y podía notar perfectamente la dureza de todo su cuerpo contra mí, de todos los músculos que no veía, desde sus brazos, su pecho, su abdomen… pero que estaban ahí, de eso no cabía la menor duda, duro como una roca… Apenas había encontrado la concentración para contestarle cuando noté cómo sus músculos se contraían y se endurecían aún más si es que eso era posible, pegándose incluso un poco más a mí. Inconscientemente mis manos fueron a su pecho, por una parte, en un intento intintivo de separarlo, como si intuyera peligro, por otra, una atracción magnética que no entendía ni controlaba y que estaba llenando mi cabeza por segundos de imágenes que jamás habría pensado. Y, de pronto… ¡Arg! Una enorme punzada me dio en la sien, tan fuerte que creí que perdía el conocimiento, tan entumecedora que por un segundo dejé de notar mis manos y pies y no caí realmente al suelo porque aquel hombre me sostenía con su cuerpo y ahora con sus manos, las cuales no sabían cuándo habían llegado a mi cintura y espalda. Sus labios de pronto estaban peligrosamente cerca de la cuerva de mi cuello con mis hombros a escasos centímetros que hacían arder mi piel e incluso con aquel turbador pensamiento en mi cabeza no podía dejar de lado el sentimiento principal que me atenazaba. Terror. Había sido la llamada de peligro más fuerte que mi cuerpo había notado en años… De pronto la posibilidad de que todo aquello realmente fuera una trampa urdida por Cresscenza se hizo tan fuerte que sólo quite patalear y tratar, como podía, de revolverme y de alejarme. En vano, ante el primer
envite aquel enorme hombre me apretó más contra sí haciendo que al final sus labios tocaran mi piel y mi rostro se escondiera en su enorme y fuerte pecho mientras susurraba. “Shhhh! Gatita… silencio…”
No me había quejado, no me había revuelto cuando añadió: “Hay uno de ellos mirando hacia acá… Si te ve… tendremos problemas… así que sé una chica buena y…”
Si que se me heló la sangre entonces. ¿Uno de ellos? ¿Aquí? Oh! Claro! Cómo había sido tan estúpida! Cresscenza no era la única fanática de la moda muerta hace miles de años, demasiados de ellos tenían demasiado dinero amasado en siglos como para no estar alguno de ellos en un lugar así en Carnavales. De hecho… la terrible idea se me cruzó por la cabeza… seguro que no era sólo uno… Una fiesta así de masa, llena de personas y alcohol era el coto de caza perfecto para ellos. Oh cielos… cómo no había pensando en todo aquello, había dejado que el árbol nublara la visión del bosque, y ahora, por esa estupidez no sabía lo que iba a pasarnos a los dos. Porque lo que estaba claro es que, fuera quien fuera aquel hombre no teníamos los dos nada que hacer, por mucha fuerza física que tuviera, no se le podía hacer frente a uno de ellos, ni tan siquiera a uno de nueva generación. Pensando en todo aquello noté las manos de mi cómplice de pronto subiendo peligrosamente una por mi espalda mientras la otra se deslizaba por una de mis piernas. “¿Qué haces’” Le susurré pegada mi cara aún a su pecho para bloquear cualquier visión de mí. “Ser dos amantes cualquiera en una noche de carnaval en Venecia… Sígueme el juego y se marchará… no te ha visto…” Levanté mi mirada hacia su rostro, estaba muy cerca del mío. Sus ojos negros como pozos de oscuridad no se apartaban de los míos, sosteniendo con ellos sus palabras. “No he dejado que te pasara nada hasta ahora… ¿recuerdas? Hoy no será distinto.” Me dijo muy despacio mientras una de sus manos en mi espalda me empujaba lentamente hacia él, hacia los labios que me hablaban. “¿Qué?” No pude pensar más, cuando me quise dar cuenta estaba sobre él y él sobre mí. Primero, mis labios temblaban con el propio miedo de que aquel ser viera a través de la carne y de la ropa y me sintiera, si es que aquello era posible, pero aquel pensamiento quedó detenido en mi mente segundos más tarde cuando realmente fui consciente de aquel beso. Al principio fue suave, como si notara que el miedo y la parálisis habitaban en mí, pero como el amante experto y sibarita que sólo desea y recibe lo mejor, su beso se volvió apremiante, posesivo en poco tiempo, desviando cualquier atención que pudiera tener en este, sobretodo, cuando su lengua entró en mi boca como un torbellino de sensaciones y pasiones que desencadenó un sentimiento febril que calentó de pronto todo mi cuerpo como nunca lo había sentido, mientras sus manos se deslizaban por mi cuerpo, una sosteniéndome y la otra explorando mis propias curvas. De pronto, una necesidad enfervorecida de atracción, lujuria y pasión como nunca había sentido ni tan siquiera sabido de su existencia en mí restalló como el sonido de un látigo en mi cuerpo, haciendo que mis manos volaran solas hacia su cuello y mi cuerpo se acercara aún más si cabía, estrujándome contra él a la vez que entre beso y beso saliera de mi garganta un leve gemido, como el ronroneo de un gato que me sorprendió y ruborizó, pero que a la vez aumentaba a cada sonido la velocidad y la ferocidad con la que “mi cazador” me besaba y tocaba. Sus manos, de pronto, bajaron las dos hacia mis caderas y recorrieron mi cintura hacia mi trasero/culo, apretándolo de pronto con un ansia que, verdadero o falso me hizo abrir los ojos de pronto en una bocanada de aire que salió como un gemido, haciendo que me encontrara de frente con sus ojos de nuevo. “Ya… no hay peligro.”
Dijo de pronto.
“¿Qué?”
Me sentía tan mareada y febril como ninguna visión me había provocado, tanto que tardé varios segundos en saber de qué me hablaba. Al ver cruzar justamente esa idea por mi cabeza, o al menos al ver que me ubicaba segundos más tarde este sonrió de una manera socarrona que me resultó familiar, era como si supiera que más de una vez, mientras estaba al otro lado del teléfono, en algún momento de una de nuestras conversaciones yo le había provocado esa sonrisa. Verla de pronto fue íntimo, familiar y muy especial. Tanto que de nuevo me hizo olvidar de qué trataba todo aquello. “Deberíamos irnos ya, antes que se pueda complicar aún más la cosa.” Asentí despacio mientras veía como se separaba un paso de mí, de pronto, el viento que corría en el balcón y que hasta hace unos minutos me parecía muy agradable me pareció gélido en comparación con lo que acababa de pasar. Mi cazador me tendió la mano en señal para que le siguiera y así lo hice, con cierta cautela. “Oye…- comencé a decir de pronto mientras los dos andábamos despacio y aún con cierta cautela hacia la salida del balcón.- No se aún cómo te llamas.”
Este me miró de reojo con aquella sonrisa socarrona que parecía un gesto habitual en él y me respondió: “Hace un segundo parecía importarte más el hacha del cazador que su identidad, caperucita.”
El sonrojo me subió a las mejillas en el tiempo de un disparo, como si lo hubieran hecho con una máquina de colorete y no pude evitar lanzarle un guantazo hacia su enorme (y ahora sabía que cálido) pecho. “¡Pero serás! ¡Tú mismo dijiste que debíamos…”
No hube terminado cuando este soltó una enorme risotada. “Tranquila, Caperucita, tranquila, era una broma. Mi nombre es León… León Bianco.” Washu
NOMBRE/ALIAS: Alberto González / albertovk EDAD: 29 PROCEDENCIA: Madrid LE GUSTA: Cada paso dado a erradicar la pobreza. Casi nada hoy en día, por lo tanto. NO LE GUSTA: Repetir las cosas. GÉNERO ARTÍSTICO: Escritor. TEMÁTICA PREFERIDA: Ciencia ficción / contemporánea. UNA VIRTUD: Puedes confiar en mí si te doy mi palabra. UN DEFECTO: Ansiedad. HOBBIES: Leer. Escuchar una buena conversación. Y leer. Bueno, leer también. LIBROS FAVORITOS: La lluvia amarilla, La Tierra Silenciada, Zig-Zag y El Señor de los Anillos. MÚSICA FAVORITA: Power metal melódico cantado en castellano. JUEGOS FAVORITOS: Terranigma, ISS, Super Mario Land y Heavy Rain. UN MANGA/COMIC: He leído poco. Quizás Death Note. COLOR FAVORITO: Rojo PÁGINA WEB: www.albertoalez.blogspot.com
ENtrevista: Alberto González En primer lugar muchísimas gracias por brindarnos la oportunidad de presentar tu novela aquí en Prímula Studio y, sobretodo, de poder conocer un poco más a fondo a un escritor como tú. ¿Gracias? Es para mí un honor. Que alguien se interese en mi obra, hable conmigo y prepare unas preguntas es todo un orgullo. Gracias a vosotros. Mil gracias. Dinos ¿Hace cuántos años que te dedicas a escribir? Si tomamos la palabra dedicación como “ganar dinero”, la primera vez que lo hice con un escrito fue con unos cuentos que escribí a los 21 años. Poco antes de esa fecha ya tenía claro que me gustaba y que me suponía un reto que no podía dejar pasar. Ya llevas muchos años escribiendo tus propias historias, incluso has ganado premios de literatura ¿Cómo te sentiste ya en aquel entonces? Ni idea, no recuerdo. Tengo una memoria horrible. Recuerdo ponerme nervioso cuando me dijeron por primera vez eso de que has ganado, pero luego al recoger los premios estaba bastante tranquilo. ¿En qué sueles inspirarte a la hora de escribir? Según. Las ideas que hicieron surgir mis novelas vinieron de repente. Una tras ver un barrio vacío, sin construir. Otra con una idea simple: “te levantas y eres otra persona”. Mis relatos han venido, casi todos, debido a cursos de escritura o a las bases de algún concurso literario. ¿Qué autores son los que más han influido en tu estilo literario y qué obras crees que han marcado tu gusto por la escritura? Si hablamos de “El amargo despertar” mis influencias son claras: Julio Llamazares (y su obra La lluvia amarilla —nostálgica, bella y triste hasta decir basta—) y Steward, con La Tierra Permanece.
Ahora, me encantaría, algún día, escribir con la magia que nos regala Haruki Murakami. Ahora mismo acabas de publicar en la editorial Nowevolution El amargo despertar, ¿Podrías hablarnos a grandes rasgos de ella y de cómo la concebiste? El amargo despertar narra las desventuras de Jorge, su protagonista. Tras una mala noticia, se levanta en un barrio desconocido y no hay nadie. Todo el mundo ha desaparecido. La novela está escrita de manera circular (cosa de la que estoy muy orgulloso) y creo que he logrado una historia emocionante. Seca y dura, pero muy emocionante, llena de sentimientos y cercanía. La historia transcurre en Madrid ¿Por qué elegiste precisamente esta ciudad y no otra para el transcurso de la historia? Porque la conozco y porque adoro mi ciudad. Eso sí, la historia —la mitad de ella— trascurre en Vallecas. ¿Qué decir de mi barrio? No os lo imagináis… ¡Quitaros los prejuicios! ¿Cuáles han sido tus principales inspiraciones a la hora de concebir una obra como esta? La soledad y la nostalgia, dos emociones extremas que me abruman y me atrapan casi constantemente. En El amargo despertar son sentimientos profundamente positivos, que hacen sacar de los personajes lo mejor de sí mismos. Aquí discrepo con la mayoría de mi gente, que son bastante menos románticos que yo.
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Te puedo decir muchas cosas, una con poco estilo sería trabajo, muchísimo trabajo. Otra puede ser más clásica: ilusión.”
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Nada ni nadie va a hacer nada por ti. El mercado está más que saturado, por lo que tienes que sobresalir con eso: trabajo” ¿Qué ha supuesto para ti poder ver, por fin, tu novela publicada por una editorial? Te puedo decir muchas cosas, una con poco estilo sería trabajo, muchísimo trabajo. Otra puede ser más clásica: ilusión. Por otra parte, adoro el mundo literario: autores, convenciones, discusiones y la lectura. Para mí es un orgullo pertenecer a él. Eso sí, a veces aparecen momentos no tan agradables. Me aparto de ellos lo más rápido que puedo. Ahora que has publicado El amargo despertar ¿Tienes más proyectos en mente?
mis amigos (tengo decenas de muy buenos amigos) y mi familia, sin la cual no sería. ¿El resto? Leer. Lo adoro, aunque cada vez soporto menos los libros voluminosos, necesito cambiar de mundo cada pocas páginas. Si tuvieras que llevarte tres cosas a una isla desierta ¿Qué cosas serían? Primero iría con mi chica, sino prefiero hundirme. Si voy con ella llevaría un libro electrónico con centenares de novelas, un supermercado (para poder comer toda mi vida sin preocuparme de la caza) y una farmacia. Soy bastante práctico. ¿Escribes para vivir o vives para escribir? Ojalá escribiera para vivir, no veo mal alguno en ello. Por ahora es una distracción más, una algo alocada.
Mi segundo proyecto literario está acabado, falta su corrección. Ha sido un camino duro: he intentado jugar con el lenguaje, mezclando historias, ritmos y puntos de vista narrativos (primera, segunda y tercera persona). Creo que la historia es buena (habla de los sueños y la manipulación), pero esta vez he intentado esforzarme más en la forma. Aunque es cierto que El amargo Despertar fui muy cuidadoso también con ella: me aparté de los recursos fáciles, de las terceras personas o narradores omniscientes. En mi tercera novela (que está ya iniciada en mi cabeza desde hace meses) quiero disfrutar. Creo que me lo merezco. Ojo, que el Amargo Despertar es entretenido y fluido, todas estas cosas son tonterías de escritores.
¿Has pasado por alguna situación en la que hayas pensado “Tierra trágame”? ¿Podrías contárnosla?
Ahora conozcamos un poquito más a Alberto ¿Cómo es un día normal en tu vida? ¿Qué te suele gustar hacer?
La constancia. Lo malo es que sé que muchos colegas no son constantes en absoluto y siguen haciendo pequeñas obras maestras. Me enroco, pues.
Soy maestro de primaria (también ejerzo en Vallecas). Mi vida gira alrededor de ese dato, principalmente. Eso sí, trabajo para vivir. Escribo todos los días, sin excepción, antes de ir a trabajar (después no tengo fuerzas, es imposible). El resto del tiempo lo guardo para mi mujer (se merece todo),
Y ya por último ¿Qué le dirías a todos aquellos que desean sacar adelante sus obras?
Recuerdo una ahora mismo. Aparte de maestro he sido monitor y coordinador de tiempo libre y en un campamento un amigo y yo (ya de monitores) decidimos dar un buen paseo en la hora de descanso. Se nos unieron varios niños y ese camino luego se convirtió en uno algo peligroso entre montañas. Pronto descubrí que fue una enorme negligencia. Al bajar, bueno, os podéis imaginar… ¿Qué consideras que es esencial en un escritor?
Trabajo, mucho trabajo. Nada ni nadie va a hacer nada por ti. El mercado está más que saturado, por lo que tienes que sobresalir con eso: trabajo. ►
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La novela está escrita de manera circular [...] y creo que he logrado una historia emocionante” No es nada romántica la realidad, por desgracia. Al menos queda gente como Nowevolution. Larga Vida. Muchísimas gracias por habernos concedido esta entrevista. Que sepas que siempre tendrás un rinconcito en nuestra revista para lo que
quieras y que esperamos que algún día podamos ver más obras tuyas en formato físico. Para mí es increíble que con un par de emails hayáis sido capaces de publicar una nota sobre la novela y, sobre todo, preparar una entrevista tan interesante como esta. Y sin conoceros de nada. Me alegra muchísimo. Estaremos en contacto. ¡Gracias! Lectores: ¿habéis visto ya el booktrailer? ¿Os habéis leído por encima las primeras páginas de esta pequeña gran historia que circulan por la red? ¡Animaros!
Especial SV: COncurso de relatos CÓMO CONOCÍ A VUESTRA MADRE Los niños ya estaban acostados en la enorme cama adoselada que presidía la fría habitación. Vince miraba a su padre curiosamente, con sus grandes ojos claros fijos en los de él, mientras que la pequeña Alex jugaba con los lazos de sus trenzas. Ambos niños eran idénticos físicamente, y de hecho el uno podría hacerse pasar por el otro a esa temprana edad de 7 años de no ser por la diferencia del largo del cabello. En un sillón de madera, al lado de la cama, permanecía sentado un hombre joven, recién pasado de la treintena, de largos cabellos castaños y rostro bonachón. Sonrió a los dos pequeños, dejando ver a través de sus carnosos labios dos afiladísimos colmillos. Alzó la pierna derecha para cruzarla sobre la izquierda, acomodándose en su asiento antes de coger aire, lentamente. -¿Qué cuento vas a contarnos hoy, papá?- la dulce voz de la pequeña hizo que su sonrisa fuera aún más amplia. Cada noche, cuando él se levantaba, les contaba alguna historia, alguna anécdota divertida, pero aquella noche quería contarles algo mucho más personal e importante.
-Chicos, hoy os voy a contar cómo conocí a vuestra madre. ***
En aquellos años una terrible guerra había estallado en Emuy. El país se había visto envuelto en una guerra que había enfrentado a todas las razas entre sí. El veneno de los Elfos Oscuros había logrado enfrentar incluso a los ocho demonios guardianes de los elementos. La cosa cada día era peor, el Gobierno se había disuelto y habían tenido que tomar las riendas de los ejércitos los antiguos consejeros de las Islas. Yo, que por aquella época era un apuesto hombretón de 22 años que prácticamente acababa de entrar en la herrería del ejército de la Ciudadela del Dragón, no tenía ni idea de que aquel trabajo cambiaría mi vida para siempre. La noche había caído; recuerdo que la primavera ya había entrado, por lo que el ambiente era templado gracias al viento que venía del Bosque de Erynio. Nos habían dicho aquella mañana que una partida liderada por el Consejero de Imay iba a pasar unas noches en nuestro campamento de camino al Bosque de Falathiel para buscar refuerzos. No le di mucha importancia entonces ya que rara vez salía de la herrería si no era para comer o descansar. Estaba terminando de recoger todo cuando una voz de fuera captó mi atención. -¿Dónde está el Capitán de este Campamento?- la voz sonó firme y autoritaria, pero sin embargo era dulce, delicada y armónica: una voz femenina. No podía evitarlo, las faldas, me perdían. Dejé las cosas tal y como estaban y me asomé por la puerta. Allí de pie, en medio del campamento y con un montón de soldados a su espalda, estaba la mujer más hermosa que había visto en mi vida. Era alta, bastante para una mujer normal, de sinuosas y remarcadas curvas (Niños, no voy a mentiros, vuestra madre está buena), sus cabellos negros como el ébano iban recogidos gracias a una sencilla diadema. Vestía unos pantalones oscuros que se metían, a la altura de los gemelos, bajo unas botas de piel. Una blusa blanca cubría el resto de su cuerpo. Tenía una pose regia y parecía seria. -Vamos, guapa, menos humitos. Tú vente conmigo y deja a tu Capitán ha…- al idiota de Dan no le dio tiempo a terminar su frase. Aquella mujer lo redujo con apenas un par de movimientos, dejándolo tendido en el suelo y posando su bota sobre su espalda. -Yo soy la Capitana de esta partida. Muestra respeto o esto no será nada comparado con el castigo que pediré contra un soldado tan incapaz- tragué saliva. No solo era hermosa, tenía carácter. Y mucho.
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-Disculpele, Capitana, lleva muchos meses en el campamento y ver a una mujer como usted le descontrola- Zuthell, nuestro Capitán, salió al encuentro de aquella belleza. Era un hombre joven, tan solo me sacaba cinco años, pero había demostrado con creces que estaba capacitado para ese puesto. El cabrón era apuesto, no creáis que no, con ese aire de macho alfa, castaño, con una perilla bien cuidada y el pelo largo recogido en una coleta. Pensé que aquella mujer caería a sus pies. Pero qué equivocado estaba -. Por favor, seguidme hasta mi tienda y hablemos allí. Sus hombres pueden acomodarse en las tiendas cuando gusten, hemos levantado las que nos quedaban, así que espero que sean suficientes. Se había ido con él, niños. Imaginad mi cara de paleto: para una vez que veía un bellezón así y el Capitán lanzaba su caña antes que yo. Recuerdo que aquella noche soñé con ella, con el Capitán,… una auténtica pesadilla. Cuando me levanté la luna aún estaba en lo alto del cielo, brillando e iluminando las copas de los árboles que rodeaban en campamento. Pero no fue aquello lo que llamó mi atención, claro que no. Sentada en un tronco, cerca de mi tienda, estaba vuestra madre. Lucía un sencillo camisón, aunque en ella parecía el vestido más elegante. Bajo la cortísima falda del mismo asomaba un largo rabo negro que acababa en punta: era una súcubo. En ese momento comprendí el porqué de su belleza. Sin embargo había algo raro en ella: en vez de estar con los hombres del campamento como habría sido lo normal, estaba sola mirando el cielo. Me armé de valor y me acerqué hacia ella. -Disculpe… ¿Se encuentra bien?- estaba temblando. Nunca me había pasado ¡Pero si conquistaba a cualquiera que se me antojaba! Pero ella era diferente, no es que fuera abrumadoramente hermosa, sino que algo en ella la hacía verse poderosa y a la par delicada, dulce y a la vez terrible. Giró el rostro cuando me oyó y sus ojos terminaron de enamorarme ¿Cómo podía existir una criatura tan bella en ese mundo de guerras? En ese momento fui consciente de que ella no era para mi. Y, sin embargo, me sonrió.
-Me gusta observar la luna. Por favor, trátame de tú…
-¡Adrian!- me salió un gallo tan evidente que la hizo reír -Mi nombre es Adrian, mi señora- contesté intentando parecer algo más normal. Pero ella seguía riendo, una risa suave y cantarina. -Soy Shesla. Por favor, siéntate- asentí ¿Cómo negarle algo? Tomé asiento a su lado y me miré las manos. Estaba sudando, temblando de nervios. No sabía qué decir, qué preguntar,… Notaba su mirada sobre mí y aquello me ponía aún más nervioso ¡Parecía tonto! -¿Llevas mucho tiempo en el Campamento? -Lo cierto es que no, apenas unas semanas- me relajó que ella comenzara a hablar, incluso me dio fuerzas para seguir la conversación ¿Qué iba a perder? No iba a hacerme algo peor que al imbécil de Dan -¿Tú llevas mucho tiempo siendo Capitana? -Desde que comenzó todo. Parte de los consejeros estaban en contra del Consejero de mi Isla y en ese momento yo era representante, así que me uní a él para evitar que los miembros de allí fueran masacrados. Nos tienen por criaturas oscuras y malignas solo porque en Imay moramos seres como yo- sentí la punta de su cola rozar mi espalda y me estremecí. Volví a escuchar su risa y eso hizo que yo también riera. Estuvimos hablando toda la noche hasta que el sol despuntó por encima de las montañas. Reímos tanto que en un par de ocasiones vuestra madre, del ataque, cayó del tronco al suelo y pataleó como una niña pequeña. Terminó de enamorarme con su risa, y creo que ella se enamoró de mis meteduras de pata… O de lo guapo que soy, que también podría ser. Estuvo en el campamento cerca de dos semanas. Todas las noches nos escapábamos a aquel tronco a hablar, a reír y a conocernos un poco mejor. Cada momento con ella era mágico, me habló de su Isla, a la que yo jamás había ido, y de la gente de su raza; me habló del demonio que moraba en las montañas y de lo bonachón que era pese a que al verle impresionaba bastante por su forma. Yo le hablé de mi pueblo, de mi pequeña
familia y de mis aspiraciones. Pero esas noches pasaron tan rápido que cuando nos quisimos dar cuenta era la última. A mis dos compañeros de tienda les tocaba esa noche guardia, así que estaba solo. No sabía qué hacer, si salir en su búsqueda o quedarme allí, sentado en el camastro. Pensé que si partía a la mañana siguiente necesitaría descansar, pero por otro lado que si salía a buscarme y no estaba pensaría que la había dejado plantada. En aquel dilema estaba cuando la tela de la entrada se abrió para dejar paso a aquel portento de mujer. La luz de la lámpara de aceite la iluminó coloreando su camisón con un tono amarillento, proyectando su sombra contra la tela de la tienda. La había visto ya muchas veces con aquella ropa pero jamás me había detenido a observarla: sus largas piernas al descubierto, tersas; la turgencia de sus pechos, los cuales sobresalían por el escote del camisón; su sedosa melena negra que caía hasta rozar su cadera con las puntas, ondeando con cada paso que daba.
-Shesla…
-Menos mal que no has salido aún- su voz sonó más aterciopelada de lo normal, más dulce. Su mirada destilaba no solo ternura, sino un deje sensual que había comenzado a elevar mi temperatura. Sentía mi corazón latir cada vez más rápido, más fuerte, golpeando mis sienes. Tenía la boca completamente seca y apenas era capaz de articular palabra. Era como si estuviera bajo un hechizo, su hechizo. Se acercó hasta mí y se sentó a horcajadas sobre mis piernas. Nunca había sentido su piel, ni su calor, y ahora la tenía tan cerca que podía sentir su aliento sobre mis labios.
-Ehm… S-Shesla…
-No sé si volveremos a vernos- posó dos dedos sobre mis labios para silenciarme mientras hablaba. Sus azules ojos no se apartaban de los míos y aquello me puso aún más nervioso. Sabía que ella podía sentirlo -. Estamos en medio de una guerra y quién sabe si estas noches no serán las últimas de mi larga vida. Durante todos estos años los hombres con los que me había cruzado tan solo querían estar conmigo por lo evidente, no les interesaba lo que tenía que decir ni me contaban nada acerca de sus vidas. Pero contigo todo ha sido distinto, Adrian… me has escuchado, me has hecho reír mucho y me has contado cosas de ti sin buscar nada más. No soy como las demás súcubos, y aunque me guste compartir mis noches con hombres como ellas, busco algo más que eso.
-Yo no sabía que eso te molestara.
-Soy ante todo una mujer, y ellos me hacían sentir como un objeto- sus manos se posaron en mis mejillas y las acariciaron suavemente; su calor era como un bálsamo para mis nervios: aunque mi corazón latía cada vez más y más rápido, había empezado a resobrar la seguridad de siempre en aquellas situaciones. Posé mis manos por primera vez en sus muslos y los acaricié; jamás había tocado una piel tan deliciosa -. Adrian, te prometo que si salgo viva de esta, vendré a buscarte. -No, Shesla- negué firmemente. Pareció sorprendida, e incluso por un momento ligeramente dolida, pero alcé la mano para agarrar su nuca con suavidad a la par que le dedicaba una sonrisa tranquilizadora; quería darle la misma seguridad que sentía yo en aquel momento -. Cuando todo acabe seré yo el que vaya a buscarte a ti, porque es lo que un hombre debe hacer por una mujer- la acerqué hacia mí, sentí su pecho contra el mío y besé sus delicados labios. En mis 22 años jamás había sentido un beso de aquella manera… la amaba y quería pasar el resto de mi vida a su lado. *** Se quedó en silencio unos instantes mientras sus dos hijos le miraban fijamente, atentos a todos los detalles de aquella historia. Adrian sonrió ligeramente y tomó aire antes de continuar.
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-Aquel fue el primer beso que nos dimos. Aunque bueno, eso no fue lo único que pasó, luego… ya sabéis- rió sonoramente, reclinándose hacia delante -. Si viérais las pedazo de te…- una mano fue a golpear con fuerza directamente su nuca, haciendo que perdiera el equilibrio en la silla por un instante -¡Au! -¡¿Pero cómo se te ocurre decirles esas cosas a los niños?!- Shesla había entrado en la habitación sin que él se diera cuenta y había estado escuchando toda la historia. -¿Qué iba a decir papá?- preguntó Vincent, reclinándose hacia delante curioso. Shesla suspiró y se acercó a tapar a sus dos hijos con cuidado, besando la frente de cada uno maternalmente. -Pedazo de telas que uso para mis vestidos, hijos. Algún día os haré unos trajes bonitos con ellas- sonrió. Quería a su marido más que a nadie, pero sabía que en ocasiones era un poco bocazas y no sabía dónde debía parar. -Mamá… ¿Papá y tú os queréis mucho?- esta vez fue la pequeña Alex la que preguntó aquello. Shesla sonrió y se acercó a su marido, el cual la recibió rodeándola con los brazos suavemente. Se miraron a los ojos, como aquella primera vez, y sonrieron.
-Claro que sí, cariño… tu padre y yo nos queremos tanto que viviremos juntos eternamente. Nari
Tras deleitaros con este divertido y apasionante relato preparado por nuestra redactora pasamos a mostrar a continuación el ganador, elegido por el staff de Primula Studio y sus colaboradores, y los demás participantes del concurso.El jurado:
Nari Yosik Zen David Cabrera Dawa
En un rincón del alma
ALGUNOS AÑOS ANTES
Él sabía que su vida se iba apagando poco a poco, lo notaba dentro de él. Esa palpitación extraña que parece gritar dentro, muy dentro, de nuestros propios oídos que algo falla y no va bien.
No le faltaba razón.
Aquella misma noche se desplomó en el suelo como un peso muerto y cuando despertó al día siguiente entubado y con la mirada aguada de sus padres, obtuvo su sentencia antes de que ellos pudieran asimilarla y decírsela con sus propias voces.
Hace cinco años le diagnosticaron leucemia.
Desde hace cinco años, lo único que no se había extinguido era el ahínco con el que se aferraba a este mundo, rompiendo cualquier informe médico sentenciándolo y cualquier estadística posible que lo condenara a tan corta edad a ver a Caronte en meses próximos. Y ahora, oficialmente, ya estaba curado. Todavía eran visibles algunos rasgos del tratamiento con quimioterapia pero que el pelo le creciera más lento era la última de sus preocupaciones en ese momento. 2012 Ahora, Javi; nuestro superviviente, tiene 20 años. Ha sabido lo que es aprovechar al máximo cada segundo y atesorarlo como si de pepitas de oro se tratasen. Ahora, que no necesitaba de más medios de subsistir que el del aire... se había hecho voluntario del hospital en el que él mismo había pasado tantas horas, tantos días... tanto que había veces que le parecieron siglos. Ahora, sus sonrisas tenían motivos más que suficientes para iluminar cualquier estancia, y es que desde que se encontraba ayudando en la sección de oncología en el área de menores, parecía haber vuelto totalmente a revivir. Aunque todos los esfuerzos por disuadirle de aquella idea entre sus padres, médicos e incluso enfermeras que habían tratado con él fueran en vano; nada le había servido para acallar su voz de la conciencia que le decía que su vida continuaba y no podía estar parado ajeno a todo lo que él mismo había tenido que vivir. Le habían advertido por activa y por pasiva que no era un buen sitio para él. Que ahora a lo que tenía que dedicarse es a ver salir el sol cada mañana y dar las gracias por ello, tenía que relajarse, estar tranquilo y disfrutar un poco más. Pero Javi no podía ser así... no podía hacerlo. Él daba las gracias al cielo, mandando hacía arriba un cachito de su corazón en cada oración de agradecimiento por estar vivo, cuando otros no habían aguantando ni siquiera la cuarta parte que él había soportado y como si de un ritual se tratara, automáticamente cada vez que se metía en la cama, miraba al techo y cada noche en silencio daba las gracias por seguir viviendo. Pero tenía claro que iba a aprovechar su paso por este mundo contribuyendo lo mejor que pudiera a hacerle aquel trayecto tan duro por el que muchos tenían que pasar, más ameno. Personas que como él e incluso más pequeños han tenido que vivir en esas condiciones y luchando cada día porque la llama de su interior, no se apague. Y allí empezó sin que nadie pudiera convencerle de lo contrario; como voluntario varias horas a la semana. 6 MESES DESPUÉS
La vio aparecer de repente torciendo la esquina del pasillo. Sabía de antemano que era una nueva pa-
ciente... demasiada experiencia se dijo al mismo tiempo... volvió a mirarla, sus ojos volvieron a cruzarse y se le olvidó al instante este pensamiento. Entonces, tuvo la certeza de que tenía un miedo atroz a algo y no era a la muerte precisamente. Había algo que le hacía sentir más temor aún, cuando miraba a los ojos de aquella muchacha, y notaba como se encogía su corazón como si lo estuvieran apretujando con una mano, su estómago se revolvía y al se le quedaba carita de bobo durante un buen rato. Sí, estaba enamorado. Y sí, le tenía miedo al amor más que a la propia muerte. Pero ni siquiera se daba el privilegio de admitirse a sí mismo ninguna de las dos cosas.
¿Y si resurge el enemigo? ¿y si vuelve con más fuerza? ¿y si le digo algo y me marcho?
Cada día todas y cada una de esas preguntas machacaban su mente cuando la miraban unidas al ¿se lo digo? ¿no se lo digo? Ella me ha enseñado a que hay que tirar hacia adelante y quién no arriesga no gana. Y cada día se marcaba el propósito de decírselo... pero se le olvidaba al mirar sus ojos. Cuando la hacía reír, veía sus pequeños hoyuelos en aquellos mofletes sonrosados gracias a la calefacción, su cabello que poco a poco se iba debilitando y las muevas y burlas que la hacían sonreír detrás de aquel panel de plástico que le hacían poner cada vez que recibía una dosis del tratamiento. El mundo se paraba y comprendía que vivir era estar junto a ella. Y que cada vez que intentaba enamorarla haciéndola sonreír se enamoraba mucho más él de ella. LUCÍA Había dejado de mirarse al espejo hacia unos meses, unida a la inseguridad que le daba su cuerpo por no estar precisamente delgada y sujeta a los cánones de belleza que marcaban la moda ahora también pensaba que era un monstruo al ver su cuero cabelludo algunos claros de más. Pero no, no se daba vencida tan fácilmente, aquella guerra la ganaría ella le costara lo que le costara, batalla a batalla y no se rendiría por nada del mundo. Tenía que vivir. Lo malo es que la vida se le escapaba por los ojos cada vez que veía al final de aquel pasillo al chico de ojos verdes. Desde el primer momento que le sonrió, su corazón empezó a latir más fuerte a cada latido como si quisiera que él lo oyera a toda costa... quién le iba a decir a ella que una semana después, era una de las muy pocas personas que había permanecido a su lado, a pesar de todas aquellas que le hicieran promesas de permanecer junto a ella se hubieran ido distanciando y marchando. Lo sentía en su fuero interno, sin necesidad alguna de un espejo postrado ante su rostro que le devolviera el reflejo de su cara, con una sonrisa de tonta dibujada en los labios cada vez que escuchaba su voz ¿y si se lo digo? 14 DE FEBRERO Sabía que muchos demostraban su amor en este día más que en ningún otro, él siempre había dicho que el amor, no necesitaba de fiestas, ni días rojos en el calendario, pero se marcó ésta fecha límite al ver cómo pasaron los meses, sin que saliera de su boca todo aquello que gritaba su alma cada vez que se encontraba con la de Lucía por cualquier rincón de alguna habitación o pasillo. La noche anterior se metió en la sala de manualidades donde los niños pasaban algunas horas con profesionales que intentaban por todos los medios que no crecieran tan rápido como su enfermedad pretende hacerlos crecer. Le hizo una rosa con papel de seda y la perfumó. Silvia, era la enfermera encargada de revisar el turno de aquella noche y Javi dio gracias al cielo. Ya la conocía de sus meses y meses en aquel pasillo y era un completo encanto de mujer.
La convención. Después de algunas cuantas súplicas, de hacerle muecas tiernas, de apretujarle los carrillos y unas cuantas carantoñas más para que no se enfadara del todo con él... finalmente la enfermera, cedió. – ¡Me vas a meter en un lío! ¡ Estás como una cabra! - Javi ya no le prestaba atención, le dio un beso apretujándole con una mano el otro moflete – anda y tira, deja de hacer el bobo y ya puedes correr o nos acabaran matando a los dos.
Salió disparado dejándola con las últimas frases en la boca y medio resonando por el pasillo en silencio.
Silvia sonrió al verle correr de esa manera pasillo arriba. Por fin le veía vivir. Desde que le conocía por fin le había visto sonreír de verdad iluminando incluso la mirada. Ellos más que ningún otro mortal en la tierra sabían cuán valioso era cada instante, cada segundo y cada momento vivido que cuentan de forma indispensable para alimentar el alma. Javi llegó a la habitación con el corazón encogido, cuando llegó a la última cama, la vio; mirando para la ventana como estaba total y plácidamente dormida... se enamoró más aún. LA CARTA A Lucía aquella mañana no le importaba ni el efecto del medicamento en su cuerpo, ni siquiera fue testigo de las reacciones de este, sólo resonaban en su cabeza una y otra vez las palabras de Javi escritas en aquella nota junto a la rosa. Se notaba que las había tenido que escribir deprisa, de hecho utilizo su propio bolígrafo y uno de los folios que había en su cajón. No le importaba, el mensaje es lo que cuenta únicamente. Sonreía como no recordaba haberlo hecho en su vida y por un instante la muerte con su guadaña dejó de estar presente en las mismas estancias que ella estaba, ya no le tenía miedo. “Sé que no te gustabas desde antes de que toda esta pesadilla se instalara en tú vida. Sé que ahora y cada vez te quieres menos, pero te daría aunque fuera una milésima de segundo mis ojos, mi corazón y mi alma para que te vieras a través de ellos y sintieras, como yo siento. No dudo que no te haría falta más que ese tiempo para comprender porque te quiero tanto, desde el momento que apareciste asustado y con la palabra “ Vida” escrita en el brillo de tus ojos, hasta ahora. Hasta ayer noche que te vi dormida y abrazada a la almohada... en ese instante supe que no sólo Te Quiero... si no que además te estoy amando y he podido vencer a la muerte, pero no al miedo de enfrentarme a tus ojos azules” Le vio aparecer por la sala donde recibía la quimioterapia, le sonrió, y se puso en pie ante el asombro de los presentes, Javi rojo como un tomate se acercó a ella lo más rápidamente que pudo. Lucía rodeó con sus brazos el cuello de Javi y le besó.
– Mmm medicina... la echaba de menos.
Lucía soltó una sonora carcajada y le dio un pequeño manotazo en el antebrazo y soltó por lo bajini un leve “idiota”. Javi tenía una nueva canción favorita grabada en su recuerdo para cuando no pudiera conciliar el sueño en aquellas noches en las que aún aparecían las pesadillas: La risa de Lucía. SÓLO TRES MESES Ahora se encontraba en el cementerio... como todos los veinte de cada mes. Había prometido no abandonarla incluso cuando se fuera. Sabía de ante mano que lo de Lucía era mucho más fuerte que lo que él había pasado, pero la lucha que llevaba la chica le hizo saber que aquella madrugada cuando su corazón dejó de latir... no había ganado el cáncer la batalla... ahora era mucho más fuerte mirándole con desdén desde las estrellas, allí sí que no podría tocarla.
Reposó rosas blancas y rojas, sus favoritas en el jarrón pegado a la lápida, y volvió a recordar como aquella noche entre sus brazos, dejó de existir el amor de su vida y de entre sus labios delicados que aprisionaban dulcemente los suyos y dejó de escapar el último de sus suspiros, como si su alma quisiera decirle a la suya en un susurro que ahora estarían juntos de otra forma. Javi no lloró, a ella no le hubiera gustado. Comprendió desde aquella madrugada su “estaré siempre a tú lado” porque desde el mismo momento que sus pupilas se dilataron la sintió cada uno de sus días apretándole bien fuerte las manos y cuando creía que se desvanecía, oía la dulce voz de Lucía, recordándole que el único miedo que debía temer era el horror que suponía no intentarlo nunca y olvidarse de vivir. Volvió a repasar el nombre y apellidos de su pequeña chica, de su campeona, y agradeció toda la vida, agradeció a Silvia haberle dejado correr pasillo arriba como si la vida le fuera en ello, y no se arrepentiría mientras viviera haberla conocido, ni haberle dicho lo que sentía. Agradeció que a pesar de ser menor que él mismo, le hubiera enseñado tanto en tan poco tiempo; el amor no se busca, se encuentra donde menos te lo espera, el amor es algo tan mágico que sólo el que lo siente de verdad sabe que es algo que se regala de forma mutua, sin esperar nada a cambio y es mucho más que darse besos y arrumacos. El amor es aquello que es capaz de sentirse con el alma, esa que nunca muere y traspasa firmamentos, es capaz de recordar a los que ya no están aquí porque sabe que de esa forma no mueren del todo. El amor es aquello que se siente sin querer y sin tener ni un motivo ni razón, sólo tienen que comunicarse los dos corazones implicados, las dos almas que habitaban en dos cuerpos diferentes, son capaces de saber qué se siente con sólo mirar los ojos de su compañero. El amor son esas dos almas conectadas por un hilo invisible que saben que incluso en la eternidad, volverán a esperarse y encontrarse de nuevo para poder volver a estar juntos.
Le dio un beso a la lápida y el grosor de sus labios pareció acariciar los suyos.
– Te Quiero... Lucía. Dawa RELATO GANADOR
La bruja y el caballero Érase una vez, en un reino muy lejano, una historia de heroísmo y amor verdadero. Un reino donde los príncipes besaban a los sapos en busca de sus deseadas princesas. Donde las doncellas podían ser despiadadas, y las brujas, buenas y hermosas. Es en ese reino donde tiene lugar nuestro curioso cuento. Lucius, un torpe y escuálido caballero estaba ante dos señales. En una se leía, ‘Bosque de las Sombras’, en la otra, ‘Valle encantado’. -¿Y ahora? ¿Hacia dónde debería ir?- se preguntó a si mismo rascándose la cabeza- ¿Tú que dices, pequeño Sessillee, mi fiel corcel? –miró hacia su caballo, delgado y de color blanco moteado, que se encontraba tras él. Éste relinchó.- Muy bien pues, iremos al ‘Valle Encantado’, parece más…alentador. –sonrió. El camino era claro y parecía tranquilo. Tardaron día y medio en llegar al valle. Oyeron un extraño gruñido. Se escondieron detrás de unas grandes rocas. Había un gran dragón púrpura, de ojos verdes, pero…. ¿veían bien sus ojos? Llevaba una correa en el cuello, y parecía un preso. Se encontraba en el suelo, triste y abatido. Lucius miró alrededor, detrás del dragón vio una pequeña casa, y había una chica, apoyada en una ventana. Llevaba una corona, debía de ser una princesa. ¡Una rehén!, una oportunidad para demostrar su valía y ser un héroe. Pero, pensó Lucius, ¿y la cadena que portaba el dragón?
Lucius rodeó el dragón, y se acercó a la casa. Sessillee iba tras él, intentando no tropezarse y caer.
Estaban ya cerca de la ventana, la joven entró a la casa. Ellos se pusieron bajo el marco de madera y escucharon algo que les dejó atónitos. -Bien bien bien… Elissa, muerta, Katherin, muerta, mmm, Evanne, oooh muerta – se escuchó una risavaya, parece que sólo queda una. Y después de su muerte, yo seré la doncella más bella de todo el reino. – se escucharon pasos. La joven salió y se acercó al dragón.
Lucius y Sessillee no se movieron, desde donde estaban no les podían ver.
-Bien bestia, ahora te toca ir a por la bruja Eleanor, está al pie de la montaña, muy cerca de aquí –el dragón se estremeció- tranquilo, será tu último encargo. –Se dio la vuelta y empezó a soltarlo. Lucius se quedó paralizado. ¿Eleanor? No podía ser. La conocía. Se criaron juntos en un pequeño pueblo de los alrededores. Él siempre estuvo enamorado de ella, pero, ¿Cómo no estarlo? Era muy buena y bella, ya desde niña. Tenía el cabello negro y ojos violetas. Aunque esto último indicaba que era una hechicera, él no pudo evitar entregarle su corazón. Fueron buenos amigos hasta que ella debió marcharse a la ciudad para poder instruirse como bruja. Lucius quedó destrozado con su perdida. Debía salvarla, no podía dejar que muriera. -Vaya, ¿Qué tenemos aquí? –dijo una voz con maldad que hizo que Lucius saliera de sus pensamientos. -Pen….pensaba que era una princesa en apuros y que necesitabais ayuda, pero por lo visto, no es el caso –dijo poniéndose a la defensiva. -¿Ayuda? Ah, otro estúpido caballero con anhelos de gloria… como veis, esta princesa no necesita su ayuda gentil caballero –su voz era burlona- pero puede que tú si la necesitéis – rio con malicia- parece que ella no será el próximo encargo de mi bestia, ¡serás tú! –Soltó al dragón- Bestia, mátalos, a los dos, y después a Eleanor, ¡te lo ordeno!
El dragón fue a por Lucius y Sessillee.
-¡Vamos Sessillee, hacia la montaña! ¡Tenemos que encontrar a Eleanor! –se montó sobre su caballo y Sessillee empezó a correr. El dragón les seguía de cerca, lanzando fuego de vez en cuando. Sessillee lo esquivó todo el rato, poseído por sus ganas de supervivencia y de salvar a su amigo, corrió como nunca lo había hecho. Parecía que lo habían perdido de vista. Sessillee fue algo más lento, ya estaban cerca de la montaña. Lucius bajó. -Bien hecho, ahora descansa un poco. –le señalo un pequeño arrollo para que se refrescara. Sessillee le dio un cariñoso cabezazo y fue hacia el agua.
Lucius pudo ver una silueta familiar. Examinaba unas hojas de un árbol. Estaba tan bella como siempre.
-No has cambiado nada –dijo tratando de sorprenderla, pero ella ni se inmutó. -Ni tú, sigues espiándome a ver que estoy tramando, después de tanto tiempo. –le miró.
Lucius sintió que le daba un vuelco el corazón. Pensaba que después del tiempo transcurrido ya la había olvidado, pero no era así. -¿Qué haces aquí? Estás muy lejos del pueblo y… -miró su vestimenta.- vaya, eres un caballero –sonrió- enhorabuena, recuerdo que siempre jugabas con un palo como si fuera una espada. – Lucius se ruborizó un poco. Eleanor miró al caballo- ¿Es Sessillee? Madre mía, como ha crecido – digo acercándose a él- Pero que guapo estás –le acarició la cabeza. Sessillee parecía encantado -Tienes buena memoria –la vio sonreír de nuevo, sintió otro vuelco en el estómago, el corazón le iba más rápido- pero vengo por algo importante, y es que…
Hubo un fuerte ruido. Era el dragón, estaba muy cerca y había roto varios árboles.
-¿Pero qué demonios? -Te lo contaré por el camino –le dijo él y la cogió del brazo - ¡Sessillee! ¡Tenemos que irnos!
El dragón les cortó el paso. Lucius puso a Eleanor tras él y levantó las manos. Sessillee temblaba a su lado.
-Vale, ya… ya nos has encontrado, pero….no tienes por qué hacerlo –el dragón les miró extrañado- si no nos matas, entre todos, podemos acabar con la princesa, y tú, amigo, serás libre de nuevo –hizo un gran rugido, Lucius titubeó- ¡confía en nosotros! ¡Te ayudaremos! ¡Además, no tienes nada que perder, si no podemos con ella, nos puedes matar en su presencia! –Lucius estaba desesperado.
El dragón paró en seco. Parecía que le gustaba la idea, y les hizo una pequeña reverencia de aprobación.
Los dos se subieron a Sessillee rápidamente y siguieron al dragón. Lucius le explicó a Eleanor todo sobre la princesa.
-Conseguiremos acabar con ella, no te preocupes – le dijo Eleanor y puso su mano sobre la de Lucius.
Él se ruborizo de nuevo. -¿Has aprendido mucho estudiando magia? –Le preguntó Lucius con curiosidad.- A pasado mucho tiempo. -Cinco años desde que me fui -le miró- sí, he aprendido mucho, pero no se nos permite hacer magia hasta dominarla perfectamente. ¿Y tú? Todo un caballero, es impresionante. -Ah ehhh sí, si lo es– contestó Lucius avergonzado, ciertamente, era la primera vez que hacia una misión de verdad. Llegaron al sendero donde se encontraba la princesa. El dragón separó en seco. Lucius y Eleanor bajaron, y Sessillee se puso tras ellos. -¿Esto qué quiere decir? ¡Bestia inmunda! –le espetó al dragón, éste dio unos pasos hacia atrás. -Quiere decir, que ya no le hará el trabajo sucio, ¡y que ya es hora de que pague por lo que ha hecho! –esta vez, la voz de Lucius no titubeó en ningún momento. -¿Crees que puede vencerme? Chico, eres muy ingenuo –levantó una espada- me han enseñado a luchar desde que estaba en la cuna. Se abalanzó sobre Lucius y empezaron una pelea de espadas. La princesa era demasiado buena, e iba ganando terreno. Lucius cayó al suelo, estaba mal herido, ella se puso delante de él, con la espada en alto, preparada para darle el golpe final. Pero algo la paralizó. Parecía que no se podía mover, y de repente estalló en mil pedazos de cristal.
Eleanor estaba detrás de Lucius.
-¿Pero qué…? –Lucius giró la cabeza y la miró extrañado. -Soy bruja, ¿recuerdas? Como ya te dije, no se nos permite hacer magia hasta estar preparados pero…con ella pensé que debía hacer una excepción. No creo que pase nada, pero mejor no contarlo –sonrió-¿estás bien? -Si, esto se curara pronto –intentó levantarse, Eleanor le ayudó.-Ya todo a terminado.- la miró con ternura. -Eso parece –Eleanor le ayudaba a mantenerse en pie. -¿Y ahora qué? –preguntó con tristeza. No quería volver a despedirse de ella. -Bueno, hay algo que tenía ganas de hacer desde hace mucho y que debería haber hecho antes de marcharme del pueblo. Miró a Lucius, le abrazó y le besó apasionadamente. El tiempo pareció detenerse en ese momento. Lucius sentía como si volara. Casi pierde el equilibrio, pero ella le abrazó con más fuerza. Un cálido calor recorrió todo su cuerpo. Notaron un fuerte viento detrás, el dragón se había marchado. Rieron. Sessillee se les acercó y les dio a los dos un cabezazo cariñoso. La bruja y el caballero se casaron. Tuvieron varios hijos, y Sessillee siempre estuvo a su lado. Nada más se supo del dragón, se rumoreaba que estaba muy feliz en su humilde morada. Y todos vivieron felices y comieron guiso con codornices. Rain Cross
Y los sueños sueños son Alberto no abrió los ojos hasta que el profesor anunció que, finalmente, podían darle la vuelta a la hoja de control. Atrás suyo, varios de sus compañeros maldecían por lo bajo o se daban suerte mutuamente ante el temible y difícil examen. Pero él no. Tranquilo y calmado. Ignorando las angustias y nervios de sus amigos, Alberto comenzó a escribir en la hoja de papel, tiñendo de azul y negro las pálidas hojas, dando lo mejor de sí mismo en el parcial. Aunque ayer estaba tirándose de los pelos, ya no estaba nervioso. Una vocecita imaginaria le daba ánimos y confianza, le apoyaba desde lo más profundo de su mente y le animaba a confiar en él mismo. Lástima que no supiese quien le dedicaba esas palabras… En una habitación irreal, de paredes hexagonales y, miles y diversas puertas, en los confines de nuestros sueños, una criatura flotaba en el aire, arrojando peluches y muñecas cada vez que sus ánimos decaían y los nervios podían con ella. Cada cierto tiempo alzaba la vista al inmenso reloj que coronaba la variopinta sala y cuyas agujas no iban tan rápido como esperaba.
-Hoy se acostará temprano…Ha de hacerlo-Susurraba el ser con desesperación y anhelo.
La criatura que flota con nerviosismo, sin dejar de mirar el segundero, es un extracto de sueños, una aparición irreal cuya misión consiste en velar por el descanso de los mortales y evitar la aparición de las pesadillas.
Pero en ese pequeño extracto late desde hace tiempo un corazón ilusorio por un amor mortal.
Todas las noches la criatura lleva el subconsciente de Alberto a esa habitación encantada. Él habla con ella, le cuenta sus temores y angustias y, con una sonrisa, ella le escucha y aconseja, aliviándole de sus miedos. Hoy era San Valentín y Alberto le había confesado que sabía que nadie le iba a regalar nada. Y aunque con sus amigos fingía que esa fiesta le traía sin cuidado, en la sinceridad del sueño había sido capaz de asumir que una parte de él sí se ilusionaría con la perspectiva de recibir algo. Finalmente, una de las puertas de la sala se abrió y la figura transparente y espectral del chico entró. Al principio se mostró desorientado y confuso, pero poco a poco fue reconociendo la figura familiar de la criatura que le esperaba con una sonrisa. -¿Qué tal el examen?- Le preguntó el ser, tendiéndole su mano para llevarlo consigo al sueño que le tenía preparado. -Bien, ¿pero cómo…?
Alberto calló cuando la figura ilusoria y fantasmagórica de la chica le besó.
-Silencio…-Le imploró ella, arrastrándolo consigo a la irrealidad-Solo has de saber que te quiero y estaré siempre a tu lado. Una simple frase que supo aliviar ese corazón humano y defraudado. Una sonrisa capaz de calmar las inquietudes de un adolescente. Y unas palabras para llenar de confianza cualquier autoestima herida. La criatura rio, nerviosa, mientras los contornos de la sala desaparecían y las fantasías imaginarias de los sueños tomaban forma y consistencia.
Puede que durante el día él estuviese alejado de ella, pero por la noche,Alberto y su corazón, eran solo suyos.
Lástima que los sueños, sueños son, y a la mañana siguiente él la olvidaría.
Pero no a sus palabras. Celia Añó
Clases de Piano Ese día amaneció nublado en Cuéllar como todas y cada una de las mañanas de las dos semanas que María llevaba viviendo allí. Había vuelto a su pueblo natal a cuidar de Pedro, su padre, que se encontraba convaleciente después de haber recibido un disparo en un muslo. Él era policía local en el pueblo segoviano que le había visto crecer y aunque solía ser un trabajo tranquilo unos delincuentes habían intentado atracar la tienda de deportes y al querer detenerles había recibido una descarga completa de revolver. María daba gracias al cielo porque sólo le hubiese alcanzado una de las balas, ya que podían haberlo matado. Como buena hija se trasladó desde Barcelona, donde vivía con su madre y el actual marido de esta, hasta Cuéllar para echar una mano a su cabezota padre, que juraba y perjuraba por teléfono que no le hacía falta. Pero María sabía que no era así. Descontando que nunca había sido muy buen cocinero y que sobrevivía a base de fritos y comida basura, su dormitorio se encontraba en el segundo piso y le costaría un triunfo subir hasta él. Además, estaba el tema de la casa. Sin alguien que limpiara e hiciera la colada en menos de una semana su padre parecería un mendigo. Por todo ello viajó hasta su antiguo hogar y se instaló sin mayores problemas. Sólo llevó consigo algo de ropa, un par de libros y su viejo ordenador portátil. A los tres días se dio cuenta de que el ordenador era prácticamente inservible debido a la mala conexión a internet, que iba y venía, y los libros se los había releído tantas veces que se los sabía de memoria. Sin nada mejor que hacer se apuntó a unas clases de refuerzo de piano que se anunciaban en pequeños carteles diseminados por el pueblo, después de que Pedro diera el visto bueno por supuesto. Pedro estaba obsesionado con la seguridad de su hija, y controlaba todo lo que podía de su vida. El vivir en otro estado no ayudaba mucho, pero ahora que estaba en Cuéllar junto a él intentaba saber dónde iba y con quién. Aún así no había puesto problema alguno con lo de las clases de piano. Según él el profesor era el hijo menor del abogado Julio Arranz, dueño de uno de los mejores despachos de la provincia. Tras dar una barrida a toda la casa y dejar la comida medio preparada María se dirigió hacia la dirección que su padre la había indicado. Había sido él el encargado de hablar con Julio sobre las clases y este le había dado una respuesta afirmativa al día siguiente. Por ello la joven no conocía al que sería su profesor, ni siquiera había oído su voz. Llamó suavemente a la puerta de la enorme mansión que correspondía a las señas indicadas por su padre, preguntándose si se estaría equivocando. Antes de que pudiera arrepentirse y darse la vuelta un hombre joven, más o menos de su misma edad, se encontraba ante ella. –¿En qué puedo ayudarte? –preguntó dulcemente mirándola de arriba abajo, recorriendo su anatomía y dándose cuenta de lo hermosa que era esa desconocida que tenía delante. –Soy María Gómez –dijo la muchacha con voz estrangulada intentando contener el nerviosismo que se había apoderado de ella al contemplar a aquel hermoso joven–. Y busco a David Arranz. –Yo soy David –respondió él sonriendo y ofreciéndola la mano–, tu profesor –prosiguió cuando sus pieles entraron en contacto–. Pero pasa, no quedes en la puerta.
María siguió a David hacia el interior de la casa pensando en su maldita suerte. Su profesor de piano era una escultura griega andante, un perfecto Adonis, y ella quedaría en ridículo en cuanto volviera a abrir la boca. Porque no sabía que tenía que la dejaba sin palabras, ni siquiera su cerebro había funcionado correctamente cuando él la había mirado con sus brillantes ojos esmeralda. David guió a María hasta la salita del piano, situada en el primer piso de la casa de sus padres. Por el camino pensó en la suerte que había tenido al encontrarse con semejante belleza. Porque no hacía ni un minuto que la había conocido y no podía sacársela de la cabeza. En el mismo momento de haber tocado su piel quiso atraerla a sus brazos y besar suavemente sus labios. Pero se contuvo. No se conocían y probablemente ella no le correspondía. Al fin y al cabo ¿quién se enamora a primera vista? Al llegar a la salita donde se encontraba el piano ninguno supo muy bien qué hacer, pero David tomó valor de donde pudo y comenzó a hacer pequeñas preguntas a María para relajar el ambiente. –Que mal educado soy –rompió el hielo invitándola a sentarse en la banca del piano–. ¿Quieres algo de beber? ¿De comer? –No gracias –respondió ella sonrojándose–. Estoy bien… El silencio les invadió unos segundos, lo que tardó David en sentarse junto a ella y pasar suavemente sus dedos por la extensión del teclado.
–Y bien ¿Qué tipo de experiencia tienes?
Como ambos estaban pensando en lanzarse en brazos del otro y David se dio cuenta de la posible ambigüedad de su pregunta enseguida se apresuró a añadir:
–Con el piano, quiero decir. ¿Has tocado alguna vez?
María se sonrojó furiosamente de nuevo. Ni ella misma sabía si por el doble sentido y las ganas que tenía de besar los labios tan masculinos de su profesor o porque jamás había tocado un piano.
–La verdad es que no –dijo avergonzada–. Sería mi primera vez…
David jadeó de la impresión. María lo tomó como una mala señal, nadie en su sano juicio se apuntaría a clases de refuerzo de piano sin antes conocer siquiera la disposición de las teclas. Pero David no se lo tomó a mal, al contrario. El poderla enseñar desde cero significarían más horas al lado de esa diosa de pelo y ojos del color del chocolate fundido. El jadeo había salido involuntariamente de sus labios al pensar en el doble sentido de la frase. De nuevo sus pensamientos se volvían sucios y su mirada se dirigía a su espectacular figura. María nunca había sido una chica exuberante de esas que llamaban la atención a primera vista. Pero sí tenía sus encantos, era una chica con todas las letras y eso a David le volvía loco. –No pasa nada. Podemos empezar de cero… –contestó suavemente si dejar de mirar su oscuros ojos chocolate. María asintió y David comenzó a explicarla la disposición de las escalas en el teclado y cómo debía de posicionar los dedos en cada una de las teclas. María agradeció mentalmente el haber dado clases de solfeo cuando era pequeña, si no en ese momento estaría completamente perdida y más avergonzada aún.
Tras explicarla brevemente el funcionamiento de las escalas sobre el teclado María intentó tocar una canción muy sencilla, sin incluir todavía los acordes. El resultado no fue del todo favorable, si bien tampoco fue un completo desastre. David, sin embargo, estaba contento con ello ya que María había asimilado sus indicaciones rápida y eficazmente. –Está muy bien –animó cuando a la cuarta vez de intentarlo la salió la melodía completa sin fallo alguno–. Ahora intentarás otra y si consigues dominar el teclado mañana empezaremos con los acordes. María se sonrojó y le sonrió asintiendo. Enseguida dos pensamientos se agolparon en su cabeza mientras David buscaba otra melodía sencilla: “mañana volvería a verle” y “mañana empezarían con los acordes”. Lo primero la hacía más ilusión de la que alguna vez había experimentado. No sabía porqué pero ese hombre la atraía más allá de cualquier pensamiento racional. Y tenerlo tan cerca no ayudaba nada a mantener su cordura y concentración. El problema estaba en lo que él había dicho: “mañana empezaremos con los acordes”. Ella era un poco torpe, no solía compenetrarse muy bien. Y el mover las dos manos a la vez de forma diferente podría resultar un pequeño problema. Mientras, David rebuscaba entre sus cuadernos una melodía básica que pudiera servirles en ese momento. Al poco tiempo la encontró, pero cuando se volvió hacia María se quedó sin palabras. Estaba con la vista en el teclado, pensando silenciosamente mientras se mordía su labio inferior. Sus instintos más básicos se despertaron y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no estrecharla entre sus brazos y besarla.
–Esta servirá –dijo con voz grave sacando a María de sus pensamientos.
Al día siguiente y a la misma hora María se dirigía de nuevo hacia la casa de David. Estaba nerviosa, había pasado más de una hora escogiendo la ropa que se pondría, optando finalmente por unos pantalones ajustados y una blusa azul cielo que resaltaba sus pequeñas curvas. Tocó suavemente el timbre y enseguida se abrió la puerta. Allí estaba David tan hermoso como recordaba, invitándola a pasar con su sonrisa medio torcida que hacía que perdiera el hilo de sus pensamientos. Juntos se dirigieron hacia la salita de música y la clase empezó sin contratiempo alguno. David la explicaba lentamente y con paciencia los diferentes acordes y la manera más fácil de recordarlos, y María intentaba concentrarse. Pero era difícil para ella teniendo a su lado a un hombre tan apuesto, y cada vez que lo pensaba sus mejillas se coloreaban fuertemente. David, por su parte, admiraba ese sonrojo espontáneo y no cesaba de preguntarse qué pasaría por su cabeza. Así pasaron los días y pronto habían pasado tres semanas. María tocaba bastante bien el piano y las partituras que escogía David eran cada vez más complicadas. Esa mañana el joven se decidió a dar el siguiente paso. Los últimos días había pasado entre sonrisas, miradas veladas y suaves roces realizados con la clara intención de seducirse mutuamente. Y ese día David la abriría su corazón. Estuvo nervioso toda la mañana y María lo notó, pero no quiso entrometerse en sus asuntos. Al acabar la clase David se armó de valor y se volvió sonriente hacia su María acompañante. –María. Quería… Bueno, invitarte a tomar algo esta tarde… –dijo con un nudo en el estómago debido al nerviosismo.
–¿Tomar algo? –preguntó ella confundida. Nunca se había imaginado que David la diría algo así. –Esto… –contestó pasándose la mano por el pelo repetidas veces– sólo si tú quieres… –Sí claro. Sí quiero –respondió enseguida y al momento se sonrojó pensando en lo desesperada que había sonado. –Entonces tenemos una cita –dijo él sonriente. Llegaron las ocho de la tarde y David pasó a recoger a María. Había estado toda la tarde pensando en dónde llevarla, y ella en qué ponerse. Finalmente David optó por un restaurante italiano y María por una falda vaquera hasta las rodillas y una blusa blanca. La cena transcurrió entre bromas y anécdotas. David de vez en cuando rozaba la mano de María y esta se sonrojaba, y entonces él la acariciaba suavemente la mejilla, el brazo… Tras llevar a María a su casa la acompañó hasta la puerta y antes de que entrara la cogió suavemente por el brazo.
–He disfrutado mucho esta noche –comenzó suavemente. –Yo también –afirmó ella. –Pero aún queda algo…
Y acercándose lentamente a María posó sus labios sobre los de ella comenzando un primer beso que sellaba su primera cita haciéndola prácticamente perfecta. Laura Frías
Reportaje: chibi Japan Los pasados días 9 y 10 de Febrero tuvo lugar en el Palacio de Convenciones de la Casa de Campo el Chibi Japan Weekend Madrid especial Cosplay, un evento dedicado, en un principio, a esta sana afición del cosplay. Colas interminables para adquirir las entradas al evento se podían ver desde primera hora de la mañana, cientos de jóvenes que deseaban acceder al pabellón para comprar y ver las actividades que se llevarían a cabo dentro. Decepción fue lo que se notó entre los asistentes cuando se vio que el aforo estaba excesivamente controlado y que a eso de las 4.30 de la tarde las taquillas decidieron cerrar completamente la venta de entradas hasta el día siguiente. Dentro, por primera vez, se podía andar bastante bien entre los espacios de los stands, aunque se notaba la ausencia de algunos de ellos, reduciéndose el número bastante en cuanto a eventos anteriores. Por suerte aún quedaban los valientes que con el dinero de su bolsillo pagan su pequeño stand o su mesa para exponer y vender sus creaciones. Allí pudimos ver a Pandapon Studio, que además de vender straps, marca páginas, su tomo de Midnight Hunters,… Kamapon, la dibujante, realizaba chibis para todos aquellos que quisieran uno. A su lado dos preciosos puestos de llaveros, pendientes, colgantes,… con HamaBeads por parte de Edeiel y de creaciones de fimo por parte de Bunnies in the sky. Todas las mesas estaban plagadas de artesanos que querían su pequeño rinconcito para poder mostrar y vender lo que sus manos creaban. Tampoco faltó Rikku Hanari (a la que esperamos tener algún día en Prímula) con sus poster y dibujos en otra de las mesas.
Tampoco faltaron aquellos creadores que decidieron lanzarse a la marea de gente a promocionar su obra, como es el caso del grupo que promocionaba Project Leo, una novela escrita y producida por Dan Hunter. Un concurso muy jugoso rondó durante todo el Japan Weekend, donde buscaban la foto más original con la Zara de carne y hueso que iba con ellos. Además regalaban el primer capítulo de esta original y oscura novela de la que hablaremos en el blog de manera más extensa.
También tuvimos el gusto de volver a ver, una vez más al pie del cañón, a Studio Kat, Studio Warg, Ruleta Rusa y a ElectroCereal en su stand. Presentaron allí su primer cómic del año, #ChapanWeekend, un cómic repleto de humor ácido que nos narra a modo de historietas todas aquellas pequeñas cosas que no vemos (o sí) de la #ChapanWeekend. Por el precio de 1€ nos regalan un rato de risas. Esperamos que haya más (y que podamos robarles unos minutos a todos para que nos hablen de todo lo que hacen).
En cuanto al especial cosplay, más bien fue un sobrenombre para la Japan más que un hecho (en mi humilde opinión). Un cartel fotográfico reusado, unas cuantas fotografías de los cosplayer más conocidos y tres muestras de trajes fue el único pequeño rincón dedicado a este entretenimiento tan sano y creativo. En cuanto al concurso de Cosplay de la Yamato Cosplay Cup, donde debería elegirse al representante español para este año, de diez participantes tan solo se acabaron presentando dos: Shinjiel y Wilbur, quien finalmente se alzó ganadora del concurso y que volará a Brasil para representarnos en la Yamato Cosplay Cup. El jurado, formado por Sae, Lirin y el invitado especial, Alessandro Stante (guapísimos los tres, como siempre) no tuvieron muchas dificultades en la deliberación debido a la escasísima participación final.
Hasta aquí un resumen de todo lo que vimos en nuestro paso por el Chibi Japan Weekend de Febrero. Veremos qué nos deparan próximos eventos.
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Desarrollo del concurso de la Yamato con los dos Ăşnicos participantes y los presentadores
Imagenes del concierto de las 29Q, que ademas poseĂan un stand en el evento.
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He aqui la ganadora y, por consiguiente, quien nos representara en Brasil en la Yamato Cosplay Cup
Fotos de los preciosos trajes expuestos en el rinc贸n especial de cosplay.
Cómo autopublicarse EL ISBN Un Número más estamos aquí para ir hablando poco a poco de todo lo necesario para que uno mismo pueda autopublicar sus obras (tanto cómic como literatura de cualquier tipo). Hoy hablaremos de ese número del que muchos hemos oído hablar y que hay aún gente que no termina de conocer bien: el ISBN. Una vez tenemos nuestra obra registrada, empezaremos con todo el proceso para poder sacar en formato físico nuestro trabajo. El ISBN es recomendable, aunque no obligatorio. Pero ¿Qué es exactamente el ISBN? Pues el International Standard Book Number es un identificador para libros de uso comercial. Gracias a este número la obra quedará registrada en la base de datos del Ministerio y cualquiera podrá acceder a su información. En el caso de publicaciones periódicas (como revistas, periódicos,…) se utiliza el denominado ISSN cuya finalidad es exactamente la misma. El número de ISBN hay que pedirlo antes de enviar la obra a imprimir para poder introducirlo en la impresión de la portada. La Agencia del ISBN ha subido un documento de ayuda para su obtención donde explica paso a paso todo el procedimiento para la obtención del número y el registro de la obra en su base de datos. Aquí os dejamos todos los datos acerca de la Agencia y la dirección del documento de ayuda.
Agencia Española del ISBN Calle Santiago Rusiñol, 8 – planta 0 28040 Madrid Correo electrónico: agencia@agenciaisbn.es Teléfono: 902 105 389 Página web: http://agenciaisbn.es http://agenciaisbn.es/web/archivos/Compra%20de%20un%20ISBN%20de%20Autor_Tutorial.pdf
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Sabías que... Aunque se suele pensar que el día de SanValentín surgió hace pocos años y de mano de los Grandes Almacenes, en realidad la tradición y la historia de este día vienen de la época Romana. San Valentín era un sacerdote que ejercía en Roma alrededor del siglo III durante el mandato del emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras. San Valentín consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador celebrando en secreto matrimonios para jóvenes enamorados (de ahí se ha popularizado que San Valentín sea el patrón de los enamorados). El emperador Claudio se enteró y, como San Valentín gozaba de un gran prestigio en Roma, lo llamó a Palacio. Acabó dando la orden de encarcelarlo al oficial Asterius. Este, queriendo ridiculizarle le retó a que devolviese la vista a una hija suya, llamada Julia, que nació ciega. Valentín aceptó y en nombre del Señor, según cuenta la historia, le devolvió la vista. Este hecho convulsionó a Asterius y su familia, quienes se convirtieron al cristianismo. De todas formas, Valentín siguió preso y el débil emperador Claudio finalmente ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de febrero del año 270. La joven Julia, agradecida al santo, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. De ahí que el almendro sea símbolo de amor y amistad duraderos y que este día se considere como el día de los enamorados.
Como curiosidad: En Japón, además del festival de Tanabata, el Día de San Valentín se celebra desde febrero de 1958, impulsado inicialmente por la compañía de chocolates Morozoff. Como particularidad, se destaca el hecho de que son las mujeres quienes regalan chocolate a los hombres, ya sean sus familiares, amigos o compañeros de trabajo. En este último caso, el obsequio se vuelve casi una obligación, pues deben regalar chocolate a todos sus colegas. Para el hombre que la mujer ama verdaderamente se regala el honmei choco (chocolate favorito). Como una especie de compensación, inventado por los pasteleros en 1980, los hombres devuelven el favor un mes después, el 14 de marzo, celebración conocida como White Day (‘día blanco’), en el que se suelen regalar obsequios de color blanco como chocolate blanco, malvaviscos o incluso ropa interior.
Imagen: Merry Christmas 2004 By auroreblackcat www.auroreblackcat.net
Crítica en comic (sans) Vértigo Bienvenidos, queridos lectores de Prímula, a esta columna crítica acerca del mundo del cómic en general, cómic sin excepción; de oriente a occidente. En mi anterior artículo señalé el camino que está siguiendo el manga hacia un lugar sórdido y peligroso, y terminé exponiendo mi intención de retirarme a la línea americana de cómics; más en concreto, a la línea de DC Vértigo. Pues bien, en este artículo denuncio que mi vçia de escape está siendo bombardeada por las últimas noticias que nos llegan de Estados Unidos. Pero para que entendáis antes de qué hablo, cuál es mi desesperación al temer por la vida de esta línea y el final tan plausible y poco deseado que tiene, primero deberé hacer una pequeña introducción para quellos que no sepan qué es Vértigo ni qué significa. La industria norteamericana posee dos grandes titanes: Marvel, con todos los superhéroes creados por Stan Lee (y mucho más) y DC, con sus famosa tríada “Batman, Superman y WonderWoman” (entre otros). La línea Vértigo, de DC, comenzó sus andanzas en 1993 de la mano de Karen Berger, licenciada en Literatura Inglesa de la Universidad de Brooklyn que entró en DC Comics en 1979 como asistente de editor y que fue ascendiendo gracias a su talento y su visión personal del submundo de los cómics. Karen quería llevar a cabo una línea más madura para un público más sofisticado y adulto que pudiera soportart dosis de crueldad, brutalidad, problemas contados sin tabúes, sexualidad más explícita y una serie de dilemas morales basados en los grises del ser humano y de todo el cosmos, que se alejaba mucho de la estética más juvenil y de superhéroes de la línea general de actuación de DC. Deseaba mostrar al público algo nuevo, evolucionado y reenganchar a los lectores de cómics que habían ido creciendo y olvidando su gusto por estos al madurar alejados de ellos, pues la realidad y la ficción eran totalmente opuestas. Todo ello se solidificó en una
idea muy clara después de conocer a nuevos autores con sensibilidades diferentes y asombrosas como Neil Gaiman. Así pues, con un nuevo proyecto en mente y mucho valor, Karen Berger consigió un hueco en DC para su nueva línea, Vértigo, la cual recogería títulos como The Sandman, La Cosa del Pantano, Hellblazer, Predicador o Fábulas entre otros. Series fuera de lo común donde no existían buenos y malos, donde no todo era bien y mal, donde los límites de la moral y la ética se difuminaban con facilidad y donde los conflictos cotidianos se entremezclaban con tal soltura con lo épico que enganchó a un gran público que cayó rendido ante esta nueva etapa del cómic americano y esta nueva visión. Pero todo relato tiene un punto de inflexión donde el héroe puede terminar su vida con gran éxito o fracaso... Y precisamente en ese momento nos encontramos. Karen Berger ha dejado la línea Vértigo de DC acosada por la nueva forma de pensar de la compañía. Los superhéroes venden; es lo único que ven tras las arrasadoras películas que ha habido en pan-
talla, no sólo de DC sino también de Marvel, y si algo sabe la industria americana es de aprovechar cada oportunidad y exprimilar lo máximo (algo que no siempre es bueno). Sin embargo... ¿Quién dice que no venda lo que nos ofrece Vértigo? Bien es cierto que en la actualidad los títulos de calidadson pocos en comparación a la etapa primigenia y dorada de la línea, y sin embargo, yo me pregunto: ¿Hay que sacrificar una línea única en pos del dinero? Y lo que es más importante, todos aquellos que somos lectores de cómics habituales desde hace ya décadas sabemos que las crisis y los boom son cíclicos. El boom de los superhéroes ha vuelto a empezar, pero seamos realistas, sólo durará unos pocos años más. Y sin embargo, el destruir la línea Vértigo acabará para siempre con la posibilida de ese “algo más”, de esa evolución que con posterioridad buscamos todos los lectores de cómics, cuando pasamos la etapa “pura“ de superhéroes. Destruir Vértigo es dejar marchar a un público que tarde o temprano buscará algo diferente, algo que lo llene como el bien y el mal puro y duro no lo hace. Un público que se cansará de todas las vuelts a empezar de los cómics, de todas las versiones y mundos paralelos tan descarados que sólo buscan tener contento al lector y que siga comprando, sin proponer una sola línea oficial de la saga, lo cual podría suponer incomodidad a los lectores por los avances del guión. ¿Por qué perder lectores o por qué ser fiel a una historia cuando puedes crear cientos de multiversos con todas las posibilidades para tener contentos a todos y así nunca perder dinero?..... ¿En serio? Y todo esto... ¿a cambio de qué? ¿De unos años más de dinero rápido y seguro? Me veo horrorizada por un futuro en el cual no habría una línea editorial que sea abanderada del cambio, de lo nuevo, de aquello por lo que nadie apostería, de lo extraño, de lo único,... En un mundo donde cad vez más, se busca clonar éxitos vanales
que al final se perderán en el tiempo. Porque no importa cuántas veces vuelva a empezar Superman, su calidad jamás será la de The Sandman, y porque tampoco importa el cariño que le tenga a Batman, sus historias jamás templarán tanto el carácter y el talento de los autores como una saga majestuosa en la Cosa del Pantano (¿os habéis parado a pensar lo complicado que es innovar cuando el personaje sobre el que vais a narrar una historia nunca sale de un pantano y encima han pasado decenas de guinostas que han hecho que viva toda clase de cosas??). La línea Vértigo tiene su encanto en lo complicado que es trabajar con ella, en lo difícil que es mostrar algo nuevo y descarado cuando creías que ya lo habías visto todo, en la complejidad de grandes obras basadas en el misticismo y la religión tanto propias como universales, en hacer del terror un género que nunca se olvide... La partida de Karen Berger es, por mucho que quieran ocultarlo los ejecutivos de DC, el fin de una era y por mucho que traten no podrán llenarla con sólo con luz y oscuridad. No podrán llenarla con la vuelta de John Constantine a una absurda “Liga de la Justicia Oscura”, sin respetar cómo el personaje evolucionó desde que salió de la línea general de DC en busca de su propia perversa y real personalidad en Vértigo, y sin duda no será lo mismo con cualquier otro título que no siga los ideales de madurez, sofisticación y ese espíritu sensible y oscuro que Karen buscaba. Así pues, para mi desgracia, aquí estoy viendo cómo en occidente y oriente los grandes pilares del cómic caen por culpa del dinero, la política, de lo que sea,... ya sólo me queda esperar a que como dije al principio, las crisis y los boom terminen sus respectivos ciclos y en el futuro, ya sea Vértigo u otra línea la que tome el relevo, resurja de sus cenizas para mostrarnos un mundo evolucionado que sólo ver el mundo en dos colores no nos puede mostrar. Washu
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La cocina de Nari Hoy en La Cocina de Nari os traemos una receta que muy dulce, una preciosa alternativa a los típicos bombones. Los cupcakes son muy sencillos de hacer y quedan muy vistosos; además la buttercream podréis hacerla de muchos sabores diferentes y decorarla como más os guste. Recordad que para ello debéis tener los moldes de papel para madalenas que podréis encontrar en cualquier supermercado. Las medidas de la butter cream son proporcionales a la mitad de madalenas que os saldrán porque vamos a hacer de dos sabores. Si queréis hacer solo de uno, duplicar estas medidas. INGREDIENTES PARA LAS MADALENAS -100ml de aceite -200gr de azúcar blanco o moreno (al gusto) -3 huevos -200 gr de harina -1 cucharada de levadura -120 ml de leche entera INGREDIENTES PARA LA BUTTER CREAM -125gr de mantequilla -200gr de azúcar glass -3 cucharadas de nesquik de fresa o 3 cucharadas de chocolate en polvo -60 ml de leche entera PROCESO En un recipiente mezclamos los tres huevos con la leche y batimos bien hasta que se mezclen. Después poco a poco vamos añadiendo la harina y batiendo para que la masa se vaya formando. Se irá espesando, pero no os preocupéis porque es normal. Cuando hayamos echado toda la harina vertemos el azúcar que hará que la masa sea menos espesa y se pueda batir mucho mejor. A continuación vertemos el vasito de aceite y lo mezclamos con el resto de la masa. Tened mucho cuidado y batid bien porque muchas veces el aceite se queda por los rebordes o en la superficie en pequeñas gotas y eso, después, se nota demasiado en las madalenas.
Por último añadimos la cucharadita de levadura. Es importante hacerlo porque la levadura ayudará a que el bizcocho crezca bien. Una vez todo batido echamos la masa en los recipientes para madalenas que tengamos, más o menos hasta llenas alrededor de tres cuartos de su capacidad. Calentamos el horno a 180º y, una vez hecho, metemos la bandeja con los cupcakes 20 minutos. Mientras tanto hacemos la butter cream. Mezclamos en el recipiente la mantequilla (que habremos sacado de la nevera un tiempo antes para que no esté fría) con el azúcar glass. Tened paciencia porque batir la mantequilla es bastante trabajoso. Una vez hecho añadimos las tres cucharadas de nesquik de fresa o el chocolate en polvo y vamos añadiendo poco a poco leche. No echéis toda de golpe, sino id haciéndolo poco a poco hasta que coja la textura que deseéis (que no sea muy líquido o no se mantendrá). Una vez los cupcakes estén fuera y se hayan enfríado, con una manga pastelera (a ser posible con una boquilla de decoración, yo no tenía y por eso quedó así) vamos decorando circularmente las madalenas. Después añadimos la decoración deseada (en este caso corazones de azúcar) y voilá, tenemos un postre muy vistoso y muy rico para cualquier ocasión.
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