Cavidades de Teruel

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Centro de Estudios Espeleol贸gicos Turolenses


Cavidades de Teruel. 25 cuevas y simas de la provincia

Edición no venal Fotografía portada: la Cija de Fortanete (Fortanete) Fotografía contraportada: Sima de la Cespedosa (Linares de Mora)

Textos

© Luis Alfonso Castellano Lafuente, María Teresa Fernández Martín, Francisco Emilio García Ezpeleta, Ramón Gil Azuara, Juan Carlos Gordillo Azuara, Diego Mallén Alcón, Enric Porcel i Caro, José Royo Lasarte Fotografías (salvo indicación)

© Juan Carlos Gordillo y miembros del Espeleoclub El Farallón (ECF) Diseño y maquetación

Equipo gráfico de PRAMES Edita

Centro de Estudios Espeleológicos Turolenses (CEET) Depósito legal

Z 1787-2015 Impresión

INO Reproducciones


Índice Prólogo ........................................................................................................................................... página 7 Pinceladas sobre la Geología de la provincia de Teruel pensando en sus cuevas ... página 11 Por José Ignacio Canudo

Los murciélagos cavernícolas de la provincia de Teruel ................................................. página 23 Por Luis Lorente Villanueva y José Manuel Sánchez Sanz

01 La Cija de Fortanete (Fortanete) ..................................................................................... página 33 02 Sima de la Torre Belenguer (Mosqueruela) ................................................................. página 37 03 Sima de la Cespedosa (Linares de Mora) .................................................................... página 41 04 Sima del Sopero (Castellote) ........................................................................................... página 45 05 Hoya del Alto de la Casilla (Albarracín y Ródenas) .................................................... página 49 06 Sima El Paúl (Manzanera) ................................................................................................ página 53 07 Cueva del Recuenco (Ejulve) ........................................................................................... página 57 08 Cija de los Royos (Villarluengo) ...................................................................................... página 69 09 Sima Ogesa (Molinos) ....................................................................................................... página 75 10 Cueva del Turcacho (La Iglesuela del Cid) ................................................................... página 79 11 Sima San Víctor (Fortanete) ............................................................................................. página 85 12 Sima de Val de la Zoma (La Zoma) ................................................................................ página 89 13 Cueva Cambriles (Castellote) ........................................................................................... página 95 14 Cueva de los Huesos (Obón) ......................................................................................... página 101 15 Sima de San Pedro (Oliete) ............................................................................................. página 107 16 Cueva de la Humera (San Agustín) ............................................................................... página 115 17 Sima de Frías (Frías de Albarracín) .............................................................................. página 119 18 Sima Grande (La Ginebrosa) .......................................................................................... página 123 19 Cueva del Saúco (Mosqueruela) ................................................................................... página 127 20 Cueva de la Piedra Santa (Molinos) ............................................................................ página 131 21 Cueva de la Infernalera (Alcañiz) .................................................................................. página 137 22 Sima de Val de Otón (Huesa del Común) ................................................................... página 141 23 Sima de la Recontra (Aliaga) .......................................................................................... página 145 24 Cueva de la Mezquitilla (Cañizar del Olivar) .............................................................. página 149 25 Cueva del Tío Garroso (Alacón) .................................................................................... página 153 Glosario ...................................................................................................................................... página 159


Cueva del Recuenco (Ejulve)

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Prólogo

Las cuevas, esas pequeñas aberturas que dan paso a un mundo desconocido, inquietante… son puertas que conducen al reino de la absoluta oscuridad: ¿Quién no ha sentido curiosidad por descubrir los secretos que encierran? ¿Quién, en sus correrías infantiles, no se vio tentado a desafiar al monstruo, quebrando su silencio…? Así empezaba, hace 20 años, el audiovisual titulado “El mundo subterráneo” con el cual recorrimos gran parte de la geografía de nuestra provincia con el objetivo de difundir la riqueza subterránea que atesora. Por aquel entonces pensábamos que nuestro conocimiento sobre las cavidades de Teruel era muy amplio, pero con el paso del tiempo nos dimos cuenta de que no era así, ya que cada año hemos ido descubriendo y explorando nuevas cavidades y este libro es el fruto de todas estas actividades espeleológicas. Esta publicación recoge 25 cavidades naturales significativas, seleccionadas entre las aproximadamente 400 exploradas y estudiadas por nuestro espeleo club durante todos estos años. Desde estas líneas queremos dar las gracias a todas aquellas personas que, de una u otra manera, nos han ayudado en esta labor y podemos asegurar que son muchas. Queremos hacer una mención especial a todos los exploradores que nos han precedido, que nos han servido de inspiración y referencia, y muy especialmente a Eustaquio Castellano Zapater, a Josep Subils Valls y a Jordi Carreras Pecanins. Gracias a Eustaquio Castellano, que realizó el primer catálogo de cavidades de la provincia de Teruel en la década de los sesenta del pasado siglo, pudimos conocer la ubicación de muchas de las cavidades de nuestra provincia. El prematuramente desaparecido Josep Subils fue uno de los descubridores de las mágicas Grutas de Cristal de Molinos, uno de los tesoros subterráneos más importantes de nuestra provincia, pero a él también le debemos las sucesivas “Operaciones Turolensis” también en los años sesenta del siglo XX, que aportaron nuevos datos y supusieron un importante avance en el conocimiento de las cavidades de Teruel. Jordi Carreras, por su parte, en la década de los setenta del siglo pasado centró sus exploraciones en la zona del Maestrazgo, donde él y su equipo realizaron importantes descubrimientos como la Cija de los Royos, en Villarluengo, y que presentamos en este libro. A todos ellos nuestra más sincera gratitud. Aunque hay mucho trabajo hecho, queda mucho por hacer y por conocer, y desde el espeleo club queremos continuar con esta labor que incluye tanto las cavidades naturales como las artificiales, pues no hay que olvidar la importancia minera de nuestra provincia. Sabemos de sobra que nunca llegaremos a conocer todo este legado natural, pero esperamos que generaciones futuras lo saquen a la luz y que nuestros trabajos pasados, presentes y futuros puedan servirles también de referencia como otros lo han sido para nosotros.

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La conjunción entre agua y roca es la encargada de formar la inmensa mayoría de las cavidades. Nacimiento del río Pitarque (Pitarque)

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Prólogo

Esperamos que este libro sea de interés tanto para el espeleólogo experto como para el profano en la materia, y por eso hemos evitado una terminología excesivamente técnica y hemos procurado ser lo más minuciosos posible tanto en las descripciones de los accesos como de las cavidades para facilitar las visitas. Por último, nunca está de más recordar que hay que guardar un escrupuloso respeto por este mundo subterráneo, ya que constituye un ecosistema muy frágil y vulnerable; hay un dicho que dice “no abandones nada dentro de una cavidad ni saques nada que esté dentro de ella”, que claramente indica que no debemos arrojar basuras dentro de las cavidades ni extraer ninguna de las formaciones calcáreas de su interior. Tampoco hay que olvidar la seguridad en las exploraciones, para lo que hay que ser consciente del sitio que se va a visitar, de las condiciones físicas de cada uno y del material apropiado. Deseamos que este libro sea de tu interés, que aumente tu conocimiento sobre la provincia de Teruel y que te animes a visitarla. Montalbán, noviembre de 2015 Espeleo Club el Farallón Centro de Estudios Espeleológicos Turolenses

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R铆o Ebr贸n entre Torm贸n y El Cuervo

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Introducción

Pinceladas sobre la Geología de la provincia de Teruel pensando en sus cuevas José Ignacio Canudo IUCA. Grupo Aragosaurus. Paleontología. Facultad de Ciencias. Universidad de Zaragoza

Introducción Teruel es un territorio único para el geólogo como profesional y para el amante de la naturaleza interesado en la Geología. En un pequeño espacio geográfico se encuentra todo lo necesario para aprender lo más básico de la Geología en el campo. Cientos de geólogos formados en la Universidad de Zaragoza conocen sus secretos al haber realizado muchas de sus prácticas de campo en esta provincia. Además de los geólogos aragoneses, muchos otros estudiantes de universidades nacionales y extranjeras han desarrollado sus prácticas de campo en esta aula abierta a la Geología. Tampoco hay que olvidarse de iniciativas que durante años han acercado esta ciencia fuera de los estudios oficiales; se pueden citar los Cursos de Geología Práctica de la Universidad de Verano de la Universidad de Zaragoza, el Parque Geológico de Aliaga, así como numerosos cursos que organizan para empresas petroleras o de mera divulgación geológica. Las razones para la existencia de esta escuela abierta de campo en la provincia son varias. La primera es la calidad de sus afloramientos. El clima árido dificulta la formación de suelos que tapen el sustrato rocoso; si a esto unimos la fuerte erosión, tenemos unas condiciones perfectas para la observación de las rocas. La segunda razón es geológica. En la provincia de Teruel y en el sur de Zaragoza afloran rocas sedimentarias que representan a la mayor parte del registro geológico. Se acumularon en medios sedimentarios distintos, antiguos mares, ríos y lagos que nos informan de cómo ha cambiado el paisaje, el clima y la vida en los últimos 500 millones de años en esta parte del mundo que hoy conocemos como Teruel. Muchas de estas rocas contienen fósiles, bien conocidos por los aficionados a la Paleontología, en un magnífico estado de conservación. Las rocas turolenses han sufrido escasos procesos de metamorfismo, procesos que se producen cuando las rocas quedan enterradas a gran profundidad y son alteradas por la presión y la temperatura. Estos procesos destruyen los fósiles y alteran la composición original de las rocas formando las denominadas rocas metamórficas. En la provincia de Teruel son raras estas rocas metamórficas y es una de las razones de su riqueza paleontológica. La mayor parte de la geografía de la provincia Teruel presenta algunos elementos característicos que son resultado de la litología de sus rocas y de su particular historia geológica, como veremos más adelante. Unos de los que llaman la atención son las extensas altiplanicies situadas sobre los mil metros. Las sierras de Gúdar, Albarracín o Javalambre, que pueden llegar a los dos mil metros, se elevan sobre ellas. Las zonas más deprimidas están ocupadas por los principales ríos, como el Jiloca, el Turia o el Mijares, y sus afluentes, que erosionan todo el conjunto. La parte más septentrional de la provincia presenta una geografía completamente distinta al estar modelada sobre el valle del Ebro y sus afluentes, como el Matarraña, el Guadalope y el Martín.

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Mina Nueva Virginia (Lanzuela)

La mayor parte de la provincia de Teruel se localiza en la cordillera Ibérica, una de las grandes unidades geológicas de la península Ibérica. La única excepción es la parte norte donde aflora la depresión terciaria del Ebro. En Teruel se encuentran representados todos los periodos geológicos, con excepción del Precámbrico, que se encuentra al sur de Zaragoza. Las rocas más antiguas pertenecientes al Paleozoico (era Primaria) suelen aparecer como pequeños afloramientos cubiertos lateralmente por rocas más modernas. Generalmente se encuentran en el interior de grandes estructuras geológicas como anticlinales o en relación con fracturas que los han hecho aflorar. La litología más habitual son pizarras y cuarcitas (areniscas bien cementadas) fuertemente plegadas y deformadas, como sucede en el Carbonífero de Montalbán. El desarrollo de calizas es escaso, y las cavidades que se forman en ellas suelen tener poco desarrollo. Hay algunas excepciones como las mineralizaciones de Sierra Menera, formadas por la carstificación de una roca caliza paleozoica y la acu-

Materiales plegados del Carbonífero de Montalbán

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Introducción

mulación del residuo de mineral de hierro que tenía esta roca carbonatada en las cavidades. Lo que suele ser frecuente en las rocas paleozoicas son las mineralizaciones que han sido aprovechadas en labores de minería produciendo galerías en algún caso de gran desarrollo, actualmente abandonadas. Las rocas del Mesozoico (era Secundaria) son posiblemente las que tienen una mayor extensión en la provincia de Teruel. Sus extensos afloramientos se encuentran en las dos grandes unidades en que se divide el sistema Ibérico: la rama castellana y la rama aragonesa. Estas dos unidades geográficas y geológicas se pueden reconocer en el relieve al formar grandes alturas. Las dos ramas están separadas por depresiones que discurren paralelas, estando rellenas de sedimentos del Terciario. La depresión de mayor entidad es la de Calatayud-Teruel, ya que une estas dos localidades de una manera más o menos continua. La separación entre las dos ramas se va difuminando hacía el este de la provincia (Maestrazgo), de manera que las rocas del Mesozoico enlazan con la cordillera Costero Catalana hacia el noreste. Los materiales terciarios de la cuenca del Ebro son los que hacen de frontera hacia el norte de la rama aragonesa. El Mesozoico es el intervalo temporal que tiene una mayor abundancia de rocas calizas, desarrollando en algunos casos espesores enormes. Precisamente en los sedimentos del Jurásico y del Cretácico es donde se encuentran la mayor parte de las cuevas, dolinas y simas de la provincia de Teruel. Las rocas terciarias que rellenan las depresiones suelen ser arcillas, conglomerados y yesos. En conglomerados y yesos se pueden llegar a formar cuevas, que en general son de poco desarrollo en Teruel, pero de las que hay algún ejemplo significativo.

Aljezar o mina de yeso en el río Alfambra, cavidad artificial (Escorihuela)

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Mapa geológico de Teruel Datos: Gobierno de Aragón. SITAR

Cuarcitas

Arcillas mixtas

Yesos y sales

Calizas

Areniscas

Yesos mixtos

Calizas mixtas

Areniscas mixtas

Zonas endorreicas y semiendo-

Cuarcitas mixtas

Coluviones, cantos, arenas y arcillas

rreicas. Arcillas y limolitas

Dolomías

Conglomerados

Pizarras

Dolomías mixtas

Conglomerados mixtos

Pizarras mixtas

Glacis. Cantos, arenas y arcillas

Conos de deyección y abanicos. Cantos, arenas y arcillas

Rocas volcánicas

Margas

Indiferenciado, cantos, arenas y arcillas. Limolitas y conglomerados

Granitos y granodioritas

Margas mixtas

Morrenas

Aluviales y fondos de valle.

Terrazas. Gravas, arenas y arcillas

Gravas, arenas y arcillas

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Introducción

La lucha entre el mar y el continente. El Mesozoico El Mesozoico está muy bien representado en la provincia de Teruel. Los afloramientos son extensos, especialmente los del Jurásico y del Cretácico, que son en los que se encuentra desarrollada la carstificación, por lo que nos vamos a centrar en ellos. En el este-suroeste se encuentra la sierra de Albarracín, estructurada por varios macizos paleozoicos rodeados por materiales triásicos y con una gran extensión de materiales jurásicos que constituyen la mayor parte de la sierra. Así, la famosa localidad de Albarracín está enclavada en rocas de esta edad. En el extremo suroeste de esta sierra afloran materiales carbonatados del Cretácico Superior. Al norte-noroeste de los afloramientos paleozoicos de la sierra de Cucalón y de Montalbán hay importantes afloramientos jurásicos. También los podemos encontrar en la sierra Palomera, de Gúdar y Javalambre, situadas al este y al sur de la depresión de Alfambra-Teruel. Los materiales cretácicos son también extensos, localizándose fundamentalmente en el área de Alacón-Oliete-Calanda, en las altas tierras de la región de Gallocanta, en el extremo suroccidental de la sierra de Albarracín-Montes Universales, en toda la extensa área oriental de los términos de Escucha-Utrillas-Aliaga y en el Maestrazgo turolense. Esta abundancia y calidad de afloramientos ha hecho que se hayan realizado numerosas investigaciones en el Mesozoico turolense en estos últimos 150 años, sobre todo en Paleontología y Estratigrafía. El Jurásico es un intervalo temporal que dura aproximadamente entre 200 y 145 millones de años. Las rocas jurásicas de la provincia de Teruel son en su mayoría carbonatos que afloran en potentes formaciones de calizas masivas y calizas estratificadas con niveles de marga (carbonatos mezclados con arcillas). Estas formaciones son bien conocidas por su extraordinaria riqueza en fósiles de invertebrados. Estos fósiles nos dan mucha información de donde se formaron estas rocas. El origen de estas formaciones jurásicas carbonatadas hay que buscarlo en ambientes marinos de plataformas tropicales someras. Estas plataformas tendrían pendientes muy suaves y ocuparían la mayor parte de lo que es hoy la cordillera Ibérica. Para imaginarnos el paisaje turolense en el Jurásico habría que abstraerse a alguna costa tropical como las actuales del Caribe. Ese mar tropical de poca profundidad y lleno de vida es lo que favoreció la formación de las calizas. La riqueza y variedad de fósiles nos está indicando la gran cantidad de vida que había en estas plataformas jurásicas. La consecuencia es la gran cantidad de producción de carbonatos; no hay que olvidar que los carbonatos se forman por la actividad vital de algunos organismos. Durante más de 50 millones de años estas condiciones se mantuvieron, por lo que las rocas jurásicas tienen una gran continuidad y potencia. Muchos millones de años más tarde estas calizas formadas en el Jurásico fueron las que se carstificaron para formar las cuevas, como luego veremos. Por citar algún ejemplo, la cueva de los Huesos de Obón o la sima de San Pedro en Oliete están desarrolladas en rocas jurásicas. La península Ibérica en particular y Europa en general no formaban parte de un continente en el Jurásico. Las zonas emergidas eran una serie de islas rodeadas por este mar tropical que hemos comentado. En el caso de la cordillera Ibérica podríamos reconstruir la paleogeografía como un surco que se abría al mar abierto hacía el este, donde se encontraba el océano Tetis. El Mediterráneo se formó muchos millones de años más tarde, cuando se cerró toda la parte que conocemos como Próximo Oriente, aislando y formando el mar Mediterráneo tal y como lo conocemos en la actualidad.

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Panorámica de mina a cielo abierto de carbón

Al final del Jurásico, hace 150 millones de años, las condiciones en esta parte del mundo cambiaron. Una gran regresión (retirada del mar) produjo que en la provincia de Teruel se comenzaran a depositar sedimentos costeros y continentales. Donde había mar durante el Jurásico pasó a ser una costa. Como curiosidad, en estas rocas del final del Jurásico es donde se han encontrado dinosaurios turolenses tan conocidos como el Galvesaurus en Galve o el Turiasaurus en Riodeva. Estas condiciones costeras se mantuvieron durante todo el Cretácico Inferior, hasta hace unos 100 millones de años. Las rocas de esta edad tienen una litología muy variable: arcillas, carbones, areniscas y calizas se alternan a lo largo de este período. La mayoría de las explotaciones de arcillas y carbones de la provincia de Teruel vienen precisamente del Cretácico Inferior. Las calizas suelen tener poco desarrollo, y las cuevas que se forman tienen poca extensión. Varios intervalos del Cretácico Inferior (Barremiense y Albiense) son muy ricos en fósiles continentales, en donde los dinosaurios son los reyes. La mayoría de los descubrimientos de los últimos años de Teruel provienen de rocas de estos intervalos temporales. Al comienzo del Cretácico Superior, hace unos 95 millones de años, la situación volvió a cambiar de manera significativa. Teruel quedó otra vez cubierto por una invasión marina que cubrió por completo todo el área. Se trataba de un mar abierto y relativamente profundo en donde se depositaron los sedimentos en un medio de plataforma. Las calizas en el Cretácico Superior tienen un gran desarrollo en el Maestrazgo y en la Sierra de Albarracín. Por citar algunos ejemplos, los órganos de Montoro en Villarluengo o las famosas grutas de Cristal en Molinos están desarrolladas en estas calizas del Cretácico Superior.

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Introducción

Órganos de Montoro (Villarluengo)

La Orogenia Alpina Uno de los aspectos fascinantes de los primeros encuentros con la Geología es encontrar conchas marinas en lo alto de una montaña, como en la sierra de Albarracín. Invertebrados marinos, como moluscos bivalvos, son fáciles de encontrar a más de mil metros de altura en muchas partes de Teruel. Los procesos geológicos que han permitido elevar esas inmensas capas de rocas desde lo que antes era un mar han sido colosales. Como hemos visto hasta ahora, gran parte de las rocas del Mesozoico se han formado en el mar o en la costa, en lugares bien diferentes de donde se encuentra en la actualidad la provincia de Teruel. Los procesos implicados en el plegamiento de las rocas los estudia la Tectónica. Esta disciplina geológica investiga el cómo, el porqué y el momento en que se han producido estos procesos. Vamos a explicar la tectónica que ha producido la formación de la mayor parte del paisaje tal y como lo conocemos en Teruel, incluyendo la elevación de las rocas mesozoicas. La mayor parte de la provincia de Teruel se encuentra en un área que sufrió al final del Mesozoico un cambio geográfico fundamental. Se pasó de unos ambientes de depósitos marinos o costeros, como hemos visto anteriormente, a unas condiciones totalmente emergidas (continentales) en el Terciario. Desde el final del Mesozoico hasta la actualidad ya no volvió el mar a ocupar esta parte de Aragón. El levantamiento y plegamiento fue el resultado de unos movimientos tectónicos generales conocidos como la Orogenia Alpina.

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Durante esta orogenia se formaron cadenas montañosas tan importantes como los Alpes, el Himalaya o los Pirineos. En Teruel también afectó a sus rocas, aunque el plegamiento fue de menor desarrollo que en las grandes cadenas y por eso sólo se formaron elevaciones de poco más de 2.000 metros de altura. En la península Ibérica y en el resto del Mediterráneo el plegamiento alpino fue consecuencia del choque de las grandes placas tectónicas conocidas como la africana y la europea, que vienen a coincidir con estos dos continentes. Esta compresión produjo el levantamiento y plegamiento de todas las cordilleras del sur de Europa y el norte de África. Entre estas zonas plegadas se desarrollaron áreas deprimidas, como la cuenca del Ebro o la cuenca de Calatayud-Teruel, que se iban llenando de la erosión de los relieves que se formaban por el levantamiento de las cordilleras durante el Terciario. La mayoría de los sedimentos terciarios formados en este momento son conglomerados, areniscas y arcillas. El proceso compresivo se mantuvo hasta el comienzo del Mioceno, hace unos 20 millones de años, en el que las condiciones tectónicas cambiaron en la cordillera Ibérica. La compresión de la Orogenia Alpina pasó a la distensión, cuya expresión es la aparición de fosas tectónicas en los últimos millones de años en la provincia de Teruel. Estas fosas se han ido rellenando con sedimentos resultado de la erosión de las zonas más elevadas, como veremos a continuación.

El final del Terciario y el Cuaternario El paisaje turolense tal y como lo vemos en la actualidad es el resultado de la evolución tectónica y la evolución geomorfológica de los últimos millones de años. La primera ha modelado las grandes estructuras, como son las altas sierras de Albarracín y Gúdar, y las grandes depresiones, que son enormes fosas tectónicas. La segunda ha modelado estas grandes es- Pliegue de Alcaine tructuras para formar el paisaje actual. La variedad de relieves y de pluviometrías de Teruel se ha traducido en una gran variedad de morfologías y de modelados, desde el periglaciar al semidesértico. Todo ello se puede reconocer en Teruel. Sin embargo, vamos a fijarnos únicamente en alguno de los elementos que directamente afectan al modelado y que puede estar más en relación con la formación de morfologías cársticas. Uno de los elementos más impresionantes del paisaje turolense son las superficies de erosión, en algunos puntos maravillosamente bien conservadas, como en el Parque Geológico de Aliaga, donde se ven los pliegues cortados de manera perfecta por un gigantesco e inexistente cuchillo. ¿Cómo se pudo producir esta singular erosión? Hay una superficie de erosión especialmente significativa por su gran extensión: se trata de la superficie de erosión fundamental de la cordillera Ibérica, que se produjo al final del Terciario. Las zonas más elevadas

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Introducción

Superficie de erosión fundamental en el Parque Geológico de Aliaga

estaban afectadas por una rápida erosión y los materiales desprendidos de esta erosión iban rellenando las depresiones del paisaje. El resultado final era un aplanamiento del relieve en forma de superficie plana de muchos kilómetros de desarrollo. Nos tenemos que imaginar una enorme planicie situada a poco más de mil metros de altura como resultado de cientos de miles de años de este proceso. Un paisaje muy diferente al actual con las sierras y los profundos valles. A final del Plioceno, hace unos tres millones de años, se produjeron importantes movimientos verticales en la cordillera Ibérica que fracturaron e independizaron a la superficie de erosión fundamental. Sabemos que fueron posteriores porque afectan a la superficie de erosión. A partir de estas fracturas se formaron elevaciones, unas en forma de domo como las sierras de Gúdar y Javalambre y otras más alargadas como la sierra de Albarracín. El gran desarrollo de las superficies de erosión facilitó el proceso de carstificación de las calizas al final del Terciario. La razón es que un territorio aplanado dificulta que se forme un sistema fluvial de manera persistente, favoreciendo la disolución de las calizas. La disolución fue intensa desde los momentos finales en los que se estaba modelando la superficie de erosión fundamental, que sería al final del Mioceno. En este momento tenemos que fijar el comienzo de la formación de los grandes campos de dolinas que afectan sobre todo a los depósitos calizos del Mesozoico, especialmente del Jurásico. Esta carstificación también afecta a las calizas terciarias, pero al tener un menor desarrollo no se suelen producir grandes estructuras de disolución. Ejemplos de estos campos de dolinas, algunas de gran tamaño, se pueden encontrar en la sierra de Albarracín, en las áreas de Pozondón y Villar del Cobo, además de en las partes más altas de la Sierra de Javalambre. La morfología más abundante son las dolinas en embudo, pero también hay ejemplos espectaculares de dolinas aisladas en forma de pozo, como la sima de San Pedro, en Oliete.

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Cueva de la Mezquitilla

Cueva de la Mezquitilla

Cueva de la Mezquitilla

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CAVIDADES DE TERUEL 25 CUEVAS Y SIMAS DE LA PROVINCIA

La práctica de la Espeleología conlleva el descubrimiento de verdaderas catedrales pétreas. Cada año cientos de espeleólogos de cualquier parte del globo sacan a la luz nuevas cavidades que vienen a enriquecer este apasionante deporte-ciencia. Sin la labor del espeleólogo muchos de los yacimientos arqueológicos o paleontológicos nunca hubieran salido de su letargo, incluso muchas de las cuevas hoy en día abiertas al gran publico serían unas completas desconocidas y no serían el importante aporte económico que suponen para las localidades en donde se encuentran. La provincia de Teruel, que es una gran desconocida para gran parte de la población, con espectaculares parajes y paisajes por descubrir, encierra en su interior todo un apasionante mundo que se da a conocer en este libro. Aunque se ha realizado mucho trabajo de exploración e investigación, aún queda mucho por hacer: la última frontera se encuentra bajo tierra.

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