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Comentario final
José Nicholls Vallejo
Llevamos a José Nicholls Vallejo, locutor y director de La Voz de Las Américas. Era el «Papá de los Campesinos»; así lo llamaban. Todo el mundo en todo el departamento de Antioquia escuchaba La Voz de Las Américas. Todos los campesinos. Entonces, como él mismo anunciaba. A él lo invitaban y él iba a las veredas y llevaba un botiquín bien surtido para cada escuelita; porque él iba a las escuelas y el mismo hacia la difusión por La Voz de Las Américas, en Medellín. Lo escuchaba todo el campesinado. Entonces, lo empezó anunciar: La llegada a la Vereda La Samaria en El Carmen de Viboral, él mismo en la emisora. Entonces, imagínense ustedes, eso iba a hacer el sábado el 25 de mayo del 74. Entonces, se nos llenó la vereda porque fueron todos los campesinos de todo el pueblo, de todas las otras veredas. Eso fue una cosa que se nos convirtió casi que en un problema de orden público (F. Martínez, comunicación personal, 09 de octubre de 2019). Entonar las canciones propias y las aprendidas desde otros autores toca los corazones de los escuchas, porque cuentan historias que encuentran eco en los relatos de los demás, resuenan en los huesos de los bailadores y el resto de la comunidad. Estas músicas son la base rítmica y estética de las músicas modernas que llaman música popular y que a final de cuentas se distribuye discográficamente y que amenizan fondas de los cascos urbanos en los centros municipales y regionales. Así que, su importancia trasciende la vereda, de la misma forma como lo hacen las celebraciones religiosas y qué decir de las bases y saberes nutricionales de toda región que llega a las mesas de toda la nación.
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Ilustración: María José Silva
Comentario final
Entre los pobladores de las veredas consideradas en este estudio se observa una desvinculación gradual del modo de vida campesino y de sus costumbres. El desarrollo de carreteras y demás formas de comunicación, aportaron a la ampliación de las relaciones sociales entre pobladores de diferentes localidades, especialmente con el área urbana del municipio derivando en una apertura tanto social como cultural, que ha posibilitado el acceso a diferentes servicios y bienes de consumo.
En la mayoría de los casos, es evidente el contraste del entorno rural actual y la forma de vida campesina hace un par de décadas. La ausencia del aprovechamiento de la tierra para la producción de bienes de subsistencia deja en claro la diferencia con los años en que a un campesino del sector no le faltaba la siembra de comida, la vaca para la producción de leche, las gallinas y demás elementos del campo. La eliminación o sustitución de los cultivos de alimentos trajo consigo un gran nivel de dependencia del mercado y la pérdida de lo que actualmente podríamos enmarcar dentro de la categoría de soberanía alimentaria; aunque, eso sí, valga reconocer que hoy las posibilidades de acceso a todos estos productos, son mayores y con menos dificultades.
La relación con el medio ambiente, su entorno más inmediato, se ha visto afectada por el cambio en la estructura del trabajo; es notable el desarrollo de nuevas habilidades y la capacidad de adaptación a diversas actividades productivas relacionadas con el sector floricultor, la ganadería (aunque en