Libro proyectos sociales 1 (2006 2007)

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proyectos sociales de rectorĂ­a

pontificia universidad javeriana



proyectos sociales de rectorĂ­a

pontificia universidad javeriana


Datos Legales


Contenido Presentación

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Coro Infantil de la Fundación de la Santa Cruz

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Fortalecimiento de la empresa de recuperadores de residuos sólidos “La Esperanza” de Cartagena del Chairá

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Constructores de sonrisas

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Colectivo de comunicación en la localidad de Kennedy

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Fortalecimiento pedagógico y curricular de la escuela de formación política y social para jóvenes

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Integración de la atención emocional tradicional del recién nacido, su familia y el equipo profesional

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Evaluación de la amenaza por inundación en el corregimiento La Trinidad, Norte de Santander

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Escuela de animadores comunitarios en el Alto Sinú 69 7


Diagnóstico social y manejo interdisciplinario de niños con discapacidad

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Proyecto de saneamiento básico en el Resguardo Nazareth, Amazonas 85 Viveros comunitarios en Guachetá, Cundinamarca 93 Fortalecimiento de las acciones de salud pública en la provincia de Ubaté, Cundinamarca 101 Talleres de crónicas barriales 111 Patios productivos en Honda, Tolima

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Presentación Como

una nueva estrategia para favorecer la vinculación de la Comunidad Educativa con la realidad nacional, el 17 de abril del año 2006, el Padre Gerardo Remolina Vargas, S.J., Rector en ese entonces de la Pontificia Universidad Javeriana, convocó a los miembros de la Comunidad Educativa a presentar propuestas para la financiación de proyectos de Presupuesto Social. De acuerdo con los términos de la convocatoria, se debía entender por Presupuesto Social “el conjunto de acciones que la Universidad, y cada una de sus unidades, se compromete a realizar para ejercer su responsabilidad social, más allá del ejercicio ordinario de su actividad académica y que constituye un ‘plus’ en la búsqueda de la conformación y transformación de la sociedad”. El propósito fundamental de la convocatoria era fomentar el desarrollo de proyectos a través de los cuales la Universidad concretara el ejercicio de su responsabilidad social, a partir de su competencia académica, en aquellos problemas que su Misión enfatiza: • La crisis ética y la instrumentalización del ser humano. • El poco aprecio de los valores de la nacionalidad y la falta de conciencia sobre la identidad cultural. • La intolerancia y el desconocimiento de la pluralidad y la diversidad. • La discriminación social y la concentración del poder económico y político. • La inadecuación e ineficiencia de sus principales instituciones. • La deficiencia y la lentitud en el desarrollo científico y tecnológico. • La irracionalidad en el manejo del medio ambiente y de los recursos naturales. Atendiendo el llamado de la Rectoría, se presentaron cuarenta y siete propuestas, de las cuales catorce resultaron favorecidas. Todos los proyectos ganadores, de muy variada índole, se ejecutaron a cabalidad y con gran éxito en un tiempo máximo de un año (segundo semestre del 2006 y primero del 2007).

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10 Ahora, me complace presentar a la Comunidad Educativa Javeriana y al público en general, los resultados de esos catorce proyectos que, como lo podrán apreciar a lo largo de esta publicación, no sólo beneficiaron a las diversas comunidades del país a las que estaban dirigidos, sino que se constituyeron en una oportunidad más de aprendizaje y crecimiento para nuestros profesores, alumnos y directivos. Esta iniciativa social de la Universidad Javeriana, si bien comenzó con los proyectos que se describen en las siguientes páginas, continúa vigente, por lo cual, al momento del lanzamiento de este primer libro, se presenta la tercera convocatoria, la de 2008, que estamos seguros será acogida con tanto entusiasmo como las dos anteriores. Sólo me resta reiterar nuestros agradecimientos a todos los profesores, alumnos, directivos, entes externos a la Universidad y a las comunidades que nos permitieron acercarnos a su realidad, por su generoso aporte en la búsqueda de soluciones viables para la construcción de una mejor Colombia. Cordialmente, Joaquín Emilio Sánchez García S.J.

Rector


Coro Infantil de la Fundaci贸n de la Santa Cruz

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crónica De Martiis: un coro a la felicidad

San

Francisco se deja ver entre las imponentes montañas de la cordillera oriental, a pocos minutos del municipio de la Vega. A un kilómetro de allí, siempre en ascenso, se observa un lugar con pastos cuidados, cinco casas que conforman un entorno parecido a un pequeño pueblo y muchos sitios para jugar al aire libre, entre árboles y flores. Es la Fundación de la Santa Cruz. A las 12 y 30 del día sólo juegan por allí los niños más chicos, los que hacen su primaria en el Montessori, un colegio que ocupa una de las casas de la Fundación. Y son esos niños, casi veinte, los que corren al sentir la presencia del Maestro Alejandro Zuleta.

¡Alejo! ¡Alejo! Y todos los pequeños van a su encuentro. Lucho, Pedro, Martín, Luisa, Sandra, se lanzan como si fueran a atrapar una pelota de beisbol en el aire y ¡pum!, el profesor de música de la Facultad de Artes cae al césped donde inevitablemente queda inmovilizado entre abrazos y besos. El último en llegar es Cristian, un niño afrocolombiano que apenas puede correr por ser el más pequeño de todos. El también se une al encuentro. Mientras eso ocurre, los otros niños, los que estudian en un colegio de San Francisco, van por la carretera en ascenso camino a la Fundación donde ese día van a recibir sus clases de coro. Son 44 los niños desde el año y medio hasta los 18 años los que dan vida a la Fundación de la Santa Cruz. Allí llegan por varias razones, todas relacionadas con maltrato, abuso sexual, violencia, abandono; son niños que guardan

muchas tristezas dentro de su corazón a pesar de su corta edad. “Una condición de la Fundación para recibirlos es que no hayan estado en la calle, que han podido tener dificultades de adaptación, de aprendizaje, pero que no sobrepasan las posibilidades de la Fundación”, recalca Bárbara De Martiis, esposa y mano derecha del Maestro en los talleres de canto.

La magia de la música Cuando los del colegio llegan no hacen caer a Alejandro, pero sus brazos se confunden en un fraterno abrazo con su profesor, pero más aún con su amigo. Alejandro Zuleta y su esposa vieron la oportunidad de iniciar a los pequeños en un coro. Sabían que no iban a encontrar grandes voces ni conformarían un grupo que obtuviera los más grandes galardones, pero de lo que sí estaban seguros era de brindarles una actividad que los hiciera vivir momentos de enorme emotividad. “Arrancar fue muy interesante porque no se sabía por dónde empezar. Eran veinte niños y desde el punto de vista musical se parecía mucho a un desastre, pero ellos salían felices de cada sesión. Los paramos por grupos a ver quienes afinaban y quienes iban en camino y conformamos los dos grupos que aún existen: un pre coro y un coro”. Desde esa época todos los martes, Alejandro, Bárbara y sus cuatro hijos van a la Fundación a divertirse cantando y los niños los esperan con ansiedad porque en ellos no sólo encuen-

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14 tran tonos, afinaciones y canciones, además encuentran cariño, atención y abrazos. “El arte y la música tienen magia, pero el porcentaje más alto está en la parte afectiva que para ellos es importante porque son niños con grandes carencias de autoestima. El sentirse valorados y pertenecientes a algo que consideran bueno es muy importante para ellos, entonces más que cantar bien es hacer parte de un reconocimiento”. - - - - -

Alejo, ¿sí me escuchaste? Si, te escuché ¿Ya estoy cantando bien? Si, estás cantando muy bien ¿Entonces me puedo pasar para el grupo de los grandes?

Es el sueño de todos. Se esmeran por no desentonar y ser tenidos en cuenta en el coro porque además de ascender, los integrantes de este grupo viajan a presentarse en escenarios, ganan reconocimiento y lo más importante, se visten con la túnica. “Ah es que es muy bueno cuando nos ponemos las túnicas, uno se siente como importante, aunque al principio nos sentíamos como tímidos pero ya no”, señala Sandra, una de las niñas que ya ha participado en varias presentaciones, la última de ellas en Bogotá donde muchos de los asistentes no pudieron sostener las lágrimas. “Alejo sí nos afina bien y al principio nos dio muy duro porque nunca habíamos cantado así, pero después es tener muchas ganas porque desde que se inició el coro yo siempre he querido estar ahí”, complementa la adolescente.

Por un reconocimiento “Ah sido un cambio rotundo desde que Alejandro y Barbarita están haciendo los talleres, porque el cambio en ellos es radical, se ve la alegría, aunque hay niños que prefieren ir a hacer labores porque no les llama la atención,


pero la mayoría lo disfruta”, comenta Ana Moreno, administradora y una de las “tías” como llaman a las acompañantes de los internos. En la Fundación hay deberes como el aseo del lugar, pero también hay una cancha de fútbol y un parque de juegos que incluye un camión con timón y llantas, una casa de muñecas, resbaladeros, columpios y una cantidad de elementos para la distracción de los pequeños. Pero aunque la competencia es mucha, el ensayo es sagrado para ellos. Algunos de los niños quieren ser incluidos pero primero deben vencer los miedos y el mundo que dejaron atrás. “Hay niños que tienen muchas dificultades y uno ve cómo florecen porque la música logra lo que no alcanza ni la terapia. Tenemos el caso de una niña de una timidez aterradora, no podía realizar ninguna de las actividades porque nosotros trabajamos mucho con el cuerpo, con las manos, que a través de gestos distintos les ayuda a sacar la voz. Poco a poco empezó a sonreír y participar y hoy es una de las mejores”, relata Alejandro. Las “tías” señalan que con la participación en los talleres ha bajado el nivel de agresividad de algunos niños y ahora se lo pasan cantando por todas partes. Sin embargo, Alejandro y Bárbara son claros en recalcar que la música tiene que sonar bien para que sane. “Si suena mal no sana, es sumamente frustrante”, sentencian.

La vieja guitarra Primero se reúnen los pequeños, los que van a camino de la afinación y un cupo en el coro. Alejo se sienta en el piso y los niños se acomodan alrededor. Todo es un juego, los pequeños se ríen y el Maestro cambia de rostro. En la clase los niños le piden un cuento y el Maestro responde con una canción. Uno de los pequeños deja rodar una bola de cristal por el suelo y no se escucha ningún regaño. Así pasa la hora de juego y música que es acompa-

ñada por la vieja guitarra de color rojo, con la bandera de Colombia e Italia, estrellas, soles y animales de la granja Termina la sesión con ellos y salen con una sonrisa de lado a lado, especialmente Cristian que durante el taller, se rió, se sorprendió y aunque no se sabe ninguna canción entonó las últimas sílabas. Luego entraron al salón los más grandes y los pequeños afinados. Con ellos Bárbara y por supuesto Alejo con la guitarra roja. La primera noticia: “La Universidad Javeriana nos obsequió esta nueva guitarra y yo les regalo este tiple, pero no vamos a abandonar la vieja guitarrita que tanto nos ha servido”, les dijo Alejandro, mientras todos aplaudían. Después inician los ensayos. Quienes no han estado nunca en ese cuarto, un poco húmedo, con el techo bajo y con poca ventilación, sienten un corrientazo que recorre el cuerpo. Las voces de estos niños, que fuera de la Fundación nadie respetaba, ahora están entre lo angelical y lo terrenal. Pero, cuando están en el escenario lo terrenal desaparece. “Era bueno que lo conocieran, el año pasado tuvimos un conciertazo en noviembre donde todo el mundo lloró”, recuerda Alejandro. Terminados los ensayos la vida en la Fundación de la Santa Cruz no vuelve a ser la misma, si bien las actividades continúan, los niños sueñan con su próxima presentación, con el reconocimiento de una sociedad que alguna vez les negó cariño.

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proyecto Calidad vocal entre juegos y audiciones

El

vínculo con la Fundación de la Santa Cruz fue el inicio para la conformación del pre coro y coro que inició el Maestro Alejandro Zuleta con cerca de cuarenta niños. La Junta directiva de la institución, tenía la idea de involucrar a sus niños en una actividad cultural y el Maestro buscaba dar su granito de arena en su formación. Zuleta, al lado de su esposa, Bárbara De Martiis, inició el proceso para consolidar el coro como agrupación artística y núcleo de formación musical que involucraría a los niños menores de seis años que asisten al ambiente Montessori de la misma Fundación. A todos los niños les llamó la atención participar en los talleres, pero había mucho por trabajar para llegar a la “voz cantada”, es decir, cantar suave y ligero en la altura adecuada. Para lograrlo desde un primer momento el trabajo pedagógico musical se dividió en tres áreas de desarrollo: el coral-vocal, el rítmico y el melódico-auditivo. Las jornadas fueron divididas en dos para trabajar de manera diferente con los más pequeños que integrarían el pre-coro. En el desarrollo coral vocal se busca lograr una afinación del grupo. En la Fundación, los talleristas hacen un esfuerzo grande con el pre coro para lograr la incorporación de los más pequeños en el coro infantil-juvenil, para lo cual se han enfocado en la capacitación de las “tías” o madres sustitutas, quienes participan en las clases. Las “tías”, luego de aprender con los niños, cantan de una manera adecuada durante las

ceremonias religiosas y con los modelos vocales y de repertorio a los cuales están expuestos, especialmente los más pequeños en el ambiente Montessori y en las casas. A pesar de las dificultades que conlleva dictar los talleres con los más chicos, debido a la falta de concentración y atención, es sorprendente cómo de un momento a otro resultan con un nivel de afinación, señalan Alejandro y Bárbara. Canciones, repeticiones, escuchar y cantar. Así se desarrollan las sesiones con los niños y los más grandes que poco a poco logran los avances. Un ejemplo de esta situación son dos integrantes del grupo, uno de ellos quien demuestra problemas de aprendizaje en algunas áreas y otra niña quien desde su ingreso a la Fundación recibe tratamiento por una deficiencia auditiva y de lenguaje, y sin embargo alcanzaron un buen nivel. El desarrollo rítmico permite que los niños sean capaces de leer, escribir y reconocer patrones rítmicos de pulso, primera división de pulso y multiplicación del pulso por dos, mientras que el desarrollo melódico permite que lean con bastante facilidad los patrones melódicos que utilizan todos los grados de la escala diatónica mayor, empleando signos de Curwen y corporales. Los integrantes del Coro infantil juvenil de la Fundación tienen acceso a una serie de discos compactos que permiten un desarrollo auditivo. Los que asisten al ambiente Montessori, es decir los más pequeños, tienen audiciones con música infantil que fortalece el proceso musical al brindar buenos modelos

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18 vocales y composiciones especiales para los niños. Los más grandes llevan un proceso similar pero dejado a voluntad de quienes quieran reunirse a escuchar algunos fragmentos de música clásica, de acuerdo con la enseñanza que adoptó la Fundación basada en ofrecer y dejar que el aprendizaje surja del interés de los niños y jóvenes.

que se dé a conocer el coro infantil juvenil en el que participan 21 de los niños de la Santa Cruz. Otras presentaciones en las que han representado al municipio de San Francisco, especialmente en los encuentros corales departamentales de Nocaima y Nimaima, despertaron el apoyo de las instituciones del municipio que desde hace más de veinte años es sede de la Fundación.

Presentaciones en la Universidad Javeriana y otros escenarios de Bogotá han hecho

Participantes del Proyecto Social

El

Proyecto de presupuesto Social San Francisco Javier “Coro Infantil de la Fundación de la Santa Cruz”, logró que los niños obtuvieran algunos instrumentos nuevos y garantizó las sesiones corales que los ha llevado a diferentes escenarios de Cundinamarca. Cada año llegan nuevos niños a la Fundación y el Coro pretende continuar con su labor pedagógica y terapéutica a través del juego y la música. Los participantes en el proyecto son: Alejandro Zuleta Jaramillo

Especialización en Dirección de Coros Infantiles Director Facultad de Artes Pontificia Universidad Javeriana azuleta@javeriana.edu.co

Bárbara De Martiis Maestra en Música Directora Coral

Fundación de la Santa Cruz fundsantacruz@hotmail.com www. fundsantacruz.org

Agradecimientos: Víctor y Ana Cruz Administradores


Fortalecimiento de la empresa de recuperadores de residuos sólidos “La Esperanza” de Cartagena del Chairá

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crónica Mucho más que formar una empresa

El

río Caguán se deja ver en todo su esplendor a la altura de Cartagena del Chairá, en el departamento de Caquetá. Sus aguas tranquilas como si fueran un espejo reflejan los atardeceres llenos de colores y dejan ver las figuras que en el cielo forman las nubes. Pero esas mismas aguas y en el mismo sitio, el muelle de esta población que en el año 2000 hizo parte de la zona de despeje donde se efectuaron los diálogos de paz entre el Gobierno colombiano y las Farc, reflejó la triste realidad de los pobladores de la región. En febrero de 2004, pasadas las seis de la tarde cuando la noche empieza a caer, las aguas del Caguán se empezaron a agitar. Un número no precisado de embarcaciones llegaron a unos cuantos metros del muelle. “Cuando nos avisaron salimos corriendo al muelle y era algo impresionante eran decenas de barcazas llenas de hombres mujeres y niños, eso fue dantesco, ver cómo gritaban, lloraban y las autoridades les decían que se tenían que regresar a Peñas Coloradas de donde habían partido”, recuerda Josefina Perdomo de la Corporación Mujer Misterio de Amor que da Vida, Mumidavi. Que, aunque no es una religiosa de carrera, sí lo es de corazón por lo que todos la llaman “hermana”. En la madrugada de ese mismo día, cerca de dos mil familias habían abandonado esa población del medio Caguán por el inminente enfrentamiento entre el Ejército - Policía Antinarcóticos y las Farc. “Llegamos y nos dijeron que nadie podía pasar a Cartagena, nos decían que nos devolviéramos pero sabíamos

que no podíamos, yo me vine con mis dos niñas y la señora. Tuvimos que pasar la noche en los botes, llovió mucho y a pesar de que nos mojamos todos ahí dormimos” relata Darío, uno de los desplazados de peñas Coloradas. Darío había llegado a esa zona de Caquetá hacía unos diez años, procedente del departamento de Cauca. Al igual que la inmensa mayoría de los habitantes de la vereda se había movilizado allí en busca de trabajo, pues había mucha selva por desmontar y bastante coca para sembrar. Las barcazas estaban llenas de antioqueños, risaraldenses, caldenses, caucanos, huilenses, tolimenses y sus hijos, ellos sí, nacidos en Caquetá. “Al otro día permanecían aún en las embarcaciones y un familiar vino a la casa de Mumidavi para que intermediáramos, como ya habíamos bajado por el Caguán sabíamos que se trataba de gente civil, tocó hablar con el ejército y convencerlos para que los dejaran bajar”, cuenta Josefina. En ese entonces Cartagena del Chairá tenía unos 7000 habitantes en la cabecera municipal y con la llegada de estas 2000 familias su población casi se duplicó. “Eso lo convirtió en el municipio con la mayor densidad de población en desplazamiento forzado” dice la religiosa.

Asistencia Los colegios, las discotecas, las casas amplias con algún lugar sirvieron de alojamien-

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22 to para los nuevos desplazados durante esos primeros días. Instituciones nacionales y extranjeras dieron sus aportes y se trató de atender de la mejor manera la emergencia. “Pero esa ayuda fue sólo durante los tres primeros meses, las organizaciones se fueron y luego la situación para estas familias no cambió. Sigue siendo gente desarraigada, desposeída, desintegrada en su núcleo familiar. Se quedan sin nada, sin ropa sin animales sin nada”, comenta Josefina. En cuestión de días la situación cambió completamente para los habitantes de Peñas Coloradas y lo peor es que no hay con quién contar porque aquellos que conocen y les podrían dar la mano estaban en su misma situación. “A esa vereda llegué a raspar, me pagaban bien y eso era muy bueno, en esa época no había ejército ni nada y había mucha plata”, comenta Darío. La coca movía la economía y se convirtió en un trabajo relativamente fácil y que generaba buenos dividendos a pesar de que en muchas ocasiones se vieron presionados por los operativos antinarcóticos y las fumigaciones. “Yo mantenía de finca en finca cocinando a los trabajadores. Nos ganábamos 600000 pesos mensuales y cuando había recogida de coca nos daban otro dinero como bonificación, estábamos muy bien”, recuerda Luz Elena Céspedes. Como en muchas otras regiones del país esta era una sociedad machista en la que el hombre manda y la mujer obedece. Ellas llaman a sus esposos “patrón” y él era el que decidía que se hacía con el dinero obtenido. “Uno sí atendía la casa, pero el resto se lo parrandeaba, esa es la verdad”, recuerda Darío quien señala que en este territorio se vivía bajo las reglas de las Farc. Pero la realidad a partir del desplazamiento forzado era otra. Tendrían que sobrevivir y para ello organizarse como comunidad, de


allí que las hermanas Suzanne Masingarbe Delmote y Josefina pensaran que el problema no era solamente de alimentación sino de volver a ser generadores de recursos para su auto sostenimiento. “Este pueblo no tiene fuentes de empleo, siempre ha vivido de la coca y del comercio que se daba gracias a las ganancias de la coca pero nadie los iba a emplear así que había que pensar en formar empresa”, recalca Josefina.

Iniciativas Josefina y Susana pensaron en generar microempresa y acudieron a la Fundación Carvajal con quienes iniciaron un proceso de capacitación para toda la población desplazada que aún permanecía en el municipio. “No era fácil porque estaban acostumbrados a la economía de la coca que era un dinero fácil, abundante y rápido. Ahora tendrían que hacer un mayor esfuerzo, sobretodo para trabajar en una economía asociativa porque inmediatamente dijeron que en asocio con el otro no. A dos de las señoras que estaban en el curso se les preguntó ¿ustedes que saben hacer? Y una dijo que arepas, la otra también, entonces se les dijo como las dos hacen arepas las juntamos y maximizamos los recursos y se les dice todas las ventajas de esta economía y una de ellas dijo: ah no yo hago las mías y que ella haga las suyas”. Terminada la capacitación surgieron varias ideas para la conformación de la empresa, pero esa decisión no fue sencilla. “Se pensó en una ladrillera, en una panelera, en una panadería y ningún mercado daba. Una noche, muy entristecidos al ver que las posibilidades de vender eran muy pocas, tres de los muchachos nos dijeron: aunque sea recojamos basura y vendemos. Para mi fue impresionante pensar en que ellos tuvieran que recoger basuras para ganarse la vida, pero les dije que probáramos”, cuenta Josefina.

Luz Elena Céspedes, una de las participantes insistió en que era mejor la panadería, pero definitivamente no tenía una venta asegurada por tanta competencia. “Por mi parte me preguntaba, ¿cómo así que la basura tiene precio?, y la hermana Josefina se trajo los profesores para que nos explicaran como era que funcionaba eso del reciclaje y nos animó”. Yerly Perdomo, quien trabajaba para el municipio, fue la primera en apoyar esta iniciativa. La especialista en residuos sólidos se paró en medio de una montaña de basura en el botadero municipal y les explicó qué era posible reciclar. “Ver esa muchacha allá, sabiendo que es una profesional me dio muchos ánimos para darle toda la fuerza a la empresa que íbamos a iniciar” recuerda Luz Elena.

Nuevas reglas Nació la Empresa Asociativa Solidaria Recuperadores de Residuos Sólidos la Esperanza de Cartagena del Chairá y con ella la ilusión de diez familias en desplazamiento forzoso. Sin embargo, las condiciones de vida y de trabajo cambiaron radicalmente. Inicialmente, el trabajo fue sin más remuneración que los alimentos y el vestido que podían proporcionar Mumidavi promovida por el Vicariato Apostólico de San Vicente del Caguán y el comercio de Cartagena del Chairá. Los hombres sintieron aún más el cambio. Las hermanas reivindicaron el valor de la mujer en la sociedad y fueron ellas las que primaron en adelante. Según las religiosas las mujeres administran mejor el dinero que ingresa a una familia y están en las mismas condiciones de los hombres. “La vida de las mujeres en el campo es dura, a mi me tocaba hacer comida para los trabajadores y eso es duro, ahora cambié del fogón a una empresa y me siento muy valorada, me respetan mucho más”, señaló Diana, otra de las integrantes de la naciente empresa.

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Tras la solicitud de Josefina en la Rectoría de la Pontificia Universidad Javeriana, la Facultad de Estudios Ambientales y Rurales entró a participar del proyecto empresarial que ya se encontraba en funcionamiento. El director de la Maestría en Gestión Ambiental, Mario Opazo, arribó a Cartagena del Chairá con el propósito de identificar las necesidades de la empresa y proponer la implementación de estrategias que mejoraran la producción. La “hermana” Josefina con la colaboración de otros impulsores de su iniciativa solicitó a la Empresa de Servicios Públicos que vincularan a los recuperadores con medio salario, no como un regalo, sino como un pago por su trabajo. “A fin de cuentas ellos hacen un trabajo que debería estar haciendo el municipio, y aceptaron”. Fueron 215000 pesos que les permitió pensar que sí se podía vivir dignamente de este trabajo. “Trabajamos 8 meses sin sueldo, yo soy madre cabeza de hogar con seis hijos, así que ese medio sueldo nos devolvió la esperanza porque así no estamos pidiendo para mantener los niños. También me dejó feliz porque no hay que estar escondiéndose o corriendo de huída de la fumigación como cuando vivíamos de la coca”, resalta Luz Elena.

La primera venta “Fue difícil pero aprendimos a escuchar a las mujeres y a aceptar sus decisiones, hay que reconocer que ellas manejan menor el dinero”, dice Darío. Después de que se iniciaron los trabajos se empezó a notar el cambio en la cara del municipio. Por un lado se veía más limpio y el botadero cada vez tenía menos basura y, por el otro, los que antes eran una carga ahora trabajaban por las calles polvorientas de Cartagena del Chairá.

Después de mucho trabajar y de tener las bodegas llenas de plástico, cartón y demás elementos reciclados durante varias semanas, empacaron las nueve toneladas de reciclaje para viajar durante cuatro horas hasta Florencia, donde ellos mismos las venderían. Sin embargo, en ese primer viaje tuvieron una prueba de fuego. Varias personas llegaron a la sede de la Empresa y les pidieron que transportaran una cantidad de cocaína camuflada entre el reciclaje. Por esto serían muy bien remunerados. Pero los recuperadores ambienta-


les se negaron y dieron aviso a la corporación Mumidavi. “Fue algo muy emocionante para nosotras darnos cuenta que estaban totalmente comprometidos con el bienestar de la Empresa y que sus vidas iban por el camino de la legalidad”, comentó Josefina. Mientras esto sucedía en Cartagena del Chairá, la hermana Susana ya en Florencia, le pedía al comprador del material reciclable que le diera unos minutos más mientras llegaba el transporte porque la hora de cierre era a las seis de la tarde y las manecillas del reloj ya habían pasado por esa hora. “Miraba en la esquina a cada momento esperando a que llegara el camión mientras entretenía al propietario, hasta que llegó. Bajaron toda la carga y felicitaron a los muchachos porque estaba muy bien clasificado, pesaron y la factura iba sumando. Yo me quedé de una sola pieza, nunca había sentido tanto respeto por la basura, vendimos dos millones de pesos”, relató la hermana Susana. La misma sorpresa que se llevó la hermana Susana, se la llevaron todos los integrantes de la empresa de Recuperadores. “La primera venta da mucha moral y con eso pagamos muchas deudas, el resto se repartió por partes iguales”, señaló Darío, Presidente de la Asociación. Los antiguos desplazados, que caminaban con los ojos mirando hacia el polvo que cubre las calles de un pueblo de calor infernal, ahora caminaban con la cabeza en alto, orgullosos de vestir el uniforme y arrastrar las carretas cada vez más llenas de plástico y cartón. “Al principio me daba mucha pena, yo me bajaba la gorra pero después estuve muy contenta porque nos respetaron desde el principio y por el contrario nos vieron como un ejemplo”, dice Luz Elena.

“Yo los empecé a ver no como los recicladores de Bogotá sino que vi unos trabajadores muy elegantes, pero entonces ya necesitábamos que se prepararan porque vimos que la escolaridad era muy baja, una gran mayoría no sabía leer y escribir. Creamos la primaria para adultos con la ayuda del vicariato y entonces si querían tener empresa, por obligación tenían que estudiar”, sentenció Josefina. Las hermanas relatan que todos iniciaron o continuaron la escuela, incluso uno de ellos se presentó como candidato al Consejo Municipal y ganó. “Ahora nos ve y nos da las gracias porque si no supiera leer y escribir no habría podido llegar a ese cargo”. Ahora, la bodega ubicada en la zona urbana mantiene abarrotada de material sin expedir ningún olor. Allí también se encuentran una máquina picadora de plástico, los elementos de seguridad industrial, el material para limpiar el material reciclado y sobre todas las cosas los sueños y esperanzas de estas familias que pasaron de ser desplazados a empresarios. “A mí me señalaban, me decían la desplazada y eso me daba el mal genio, pero ahora me llaman la Promotora Ambiental y eso me hace sentir muy orgullosa”, concluye Luz Elena mientras esboza una enorme sonrisa.

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proyecto La universidad y el resurgir de una población vulnerable

Unas

personas en desplazamiento forzoso que, luchando contra todas sus realidades de violencia, pobreza y desarraigo, entre otras vicisitudes, constituyen una empresa para rehacer sus vidas, motivan a unir esfuerzos desde la academia en pro de un proyecto. Aunque desde las universidades se llevan las ideas para la conformación de los trabajos sociales, en este caso fue la misma comunidad la que motivó el suyo. Una de sus impulsoras, Josefina Perdomo, de la Corporación Mujer Misterio de Amor que da Vida, Mumidavi, fue quien buscó la asesoría y el seguimiento para el buen funcionamiento de la naciente Empresa Asociativa Solidaria Recuperadores de Residuos Sólidos la Esperanza de Cartagena del Chairá. El Padre Gerardo Remolina S.J., rector de la Pontificia Universidad Javeriana durante la consolidación de los Proyectos de Presupuesto Social San Francisco Javier, recibió a la religiosa a quien envió a la Facultad de Estudios Ambientales y Rurales, donde recibió la asesoría del profesor Mario Opazo, director de la Maestría en Gestión Ambiental para el Desarrollo Sostenible. Las familias vinculadas al proyecto, han venido reconstruyendo sus vidas, sus familias y el tejido social de relaciones humanas y sociales sobre la base de los voceros cristianos de la responsabilidad, espíritu de trabajo y superación, honradez, respeto y justicia. En Cartagena del Chairá, la actividad comercial, después de la coca, es la que hace circu-

lar el mayor dinero, no están registrados ante la DIAN y en la Cámara de Comercio de Florencia. Por eso, el nuevo paradigma que se le ha dado a la población es no sólo el de actuar dentro de la legalidad, sino también con ética y honestidad. Son valores cristianos con impacto social y cultural que contribuyen a la creación de una nueva sociedad para la región del Caguán. El conocimiento de esta zona por parte de las religiosas de Mumidavi facilitó el acercamiento del Mario Opazo a Cartagena del Chairá, una localidad ubicada en el departamento de Caquetá a hora y media de vuelo desde Bogotá hasta Florencia, y de allí a cuatro, por vía terrestre hasta esta población que hizo parte de la zona de distensión en los diálogos entre el Gobierno y las Farc. Ya en Cartagena del Chairá se revisó y evaluó los antecedentes, desarrollo y dinámica histórica de los procesos generados por la corporación y sus gestores, con el propósito de identificar las reales necesidades de la empresa y proponer la implementación de estrategias de mejoramiento para fortalecerlos. En este aspecto fue imprescindible lograr la caracterización y valoración del tipo de desecho, naturaleza, características, cantidades, volúmenes y potencial de generación del material, así como las necesidades de capacitación de los miembros de la empresa respecto a la transformación y tratamiento de los residuos reciclables. En esta fase también se determinó el tipo de tecnologías y procesos tecnológicos para fortalecerse.

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28 Luego de las capacitaciones a las que asistieron todos los integrantes de la Empresa Asociativa Solidaria Recuperadores de Residuos Sólidos la Esperanza de Cartagena del Chairá, se planeó la visita de algunos de ellos a empresas de similares características en Cundinamarca, Santander y Boyacá con el fin de conocer los esquemas operativos, técnicos y de comercialización. Para lograr una comprensión de los valores de la basura y su aprovechamiento, el Proyecto Social planteó talleres de reciclaje, selección,

procesamiento y transformación en el embalaje, el molido de vidrio, picado de plástico y aprovechamiento de residuos orgánicos para la compostación y lombricultura. Después de las capacitaciones, los desplazados, la mayoría de ellos provenientes de Peñas Coloradas, dejaron de ser recicladores para ser promotores ambientales, cargo que llevan con orgullo por las calles de Cartagena del Chairá, una pequeña población que los adoptó sin preguntar por su pasado.

Participantes del Proyecto Social

El

Proyecto de presupuesto Social San Francisco Javier “Fortalecimiento técnico y social de la Empresa Asociativa Solidaria Recuperadores de Residuos Sólidos la Esperanza de Cartagena del Chairá; de la Corporación Mujer, Misterio de Amor que da Vida a la Vida, Munidavi, promovidas por el Vicariato Apostólico”, otorgó las pautas para el manejo de los residuos sólidos que produce este municipio y que llevó a la Empresa a ser reconocida como la mejor en el ramo, en el departamento de Caquetá. Los responsables del proyecto son: Mario Omar Opazo Gutiérrez

Director Maestría en Gestión Ambiental para el Desarrollo Facultad de Estudios Ambientales y Rurales Pontificia Universidad Javeriana mopazo@javeriana.edu.co

Josefina Perdomo Rivera Directora Mumidavi Cartagena del Chairá

mujer_amor_vida@yahoo.com


Constructores de sonrisas

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crónica Una sonrisa que perdura

Joselín

Heredia, un campesino de la vereda Arrayán Alto, en el municipio de Sáchica, espera su turno en el centro de salud de esa población boyacense al lado de su esposa y su hija de seis años. Los tres salieron muy temprano de su finca, distante a una hora de camino de la zona urbana, porque todos necesitan ser atendidos por el odontólogo. “Nos vinimos caminando porque es de bajada y como somos pocos para salir de allá arriba nos toca pagar como cuarenta mil pesos de expreso para venirnos en un campero, entonces mejor caminamos. La ida si toca en un bus de línea que pasa dos veces al día”, recalca el trabajador del campo, quien además tiene secuelas de la polio en una de sus piernas. La familia Heredia, es sólo una de las veinte que permanecían a la media mañana de un día de semana en el centro de salud de esa población. Muchos de los pacientes esperaban de pie, porque las sillas se habían agotado desde hacía mucho rato; sin embargo, no se les veía agobiados, por el contrario, sus rostros se mostraban llenos de satisfacción porque la atención no les costaría ni un solo peso. “Se me aflojó un diente y no tiene arreglo, yo creo que me van a poner uno nuevo y mi hija tiene unas muelitas con caries”, reconoce Joselín, quien se dedica a cultivar cebolla cabezona, lo que hasta hace unos años era rentable pero ahora, según él, aunque sigue siendo su sustento, sólo le da para medio vivir. Por los pasillos del centro se ven pasar “doctores” muy jóvenes, con guantes y uno que otro equipo en la mano, mientras el personal local hace las listas de los asistentes y los lla-

ma para que entren en los consultorios. Esos jóvenes de delantal blanco, son estudiantes de la Universidad Javeriana que dedican parte de su tiempo libre en acompañar al Equipo Interdisciplinar de Voluntariado que trabaja en el proyecto social “Constructor de sonrisas”. Este grupo de estudiantes de diferentes Facultades, motivado por el deseo de hacer algo por el país y sus gentes menos favorecidas, se reconstituyó en 2001, luego de que fuera creado hace más de treinta años en la Facultad de Odontología. “Como se hizo hace muchos años, empezamos a salir con las unidades a atender a personas que no pueden tener acceso a la salud oral por lo costoso del tratamiento o por los desplazamientos a los sitios donde prestaban el servicio”, comenta Mónica Botía, una de las líderes del proyecto.

No sólo odontólogos A la jornada programada en Sáchica llegó una parte de los treinta y cinco estudiantes entre biólogos, psicólogos, filósofos y odontólogos que conforman el equipo, porque aunque lo que más le atrae a la comunidad es la atención en salud oral, Constructores de Sonrisas también trabaja en la salud mental y del alma. “Hacemos talleres de crecimiento personal y estamos formando líderes en la comunidad, para que en futuras ocasiones sean ellos los que nos contacten y los que multipliquen las enseñanzas que les dejamos”, señala Alexandra Villamizar, estudiante de odontología de noveno semestre y representante de los estudiantes en Constructores de Sonrisas.

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32 Laura es otra de las pacientes que espera en el Centro de Salud, y a pesar de no tener más de cuatro años, ya tiene varias caries que no la dejan vivir como cualquier otro niño. “Tenemos el Sisben, porque de no ser así no podríamos ir al médico, y menos al odontólogo porque cualquier cosita vale mucho y de verdad que no hay con qué”, dice su madre, quien también espera que le repongan dos dientes que perdió desde hace mucho tiempo. El poder ayudar a estas comunidades que no cuentan con la posibilidad económica para recibir una atención adecuada, es precisamente la motivación de los estudiantes javerianos, jóvenes que están convencidos de que hay que aportarle al país. “La problemática del país es muy grande y cuando vas a esos sitios deprimidos te das cuenta que tienen muchas necesidades, sabes que el Gobierno no las va a cubrir todas, entonces uno trata de apoyar. Si la carrera es para ayudar a la gente, entonces ¿por qué no ir a esos lugares donde realmente la comunidad te necesita?”, recalca Alexandra. Para los pacientes los estudiantes son los “doctores”, y la responsabilidad con que toman sus consultas así lo demuestra. Siempre están bajo la vigilancia de los más experimentados, y en algunos casos deben realizar los comités médicos para prestar la mejor atención. Por eso los pacientes salen agradecidos aunque un poco adoloridos por el trabajo que recibieron en sus dientes y muelas o “muelitas”, como lo llaman los profesionales de esta área. Otros jóvenes en vía de profesionalización también hacen su tarea a pesar de no ser odontólogos. Uno de ellos es el biólogo Daniel Aristizábal, quien ingresó a Constructores de Sonrisas por un amigo que lo convidó a una reunión. Allí se dio cuenta de que había mucho por dar a la gente más vulnerable y no lo pensó dos veces para entrar al equipo.


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“Mi función es mantener en perfectas condiciones el instrumental y prestar la asistencia a los odontólogos” comenta Daniel, quien no duda en admitir que algunas de las jornadas largas y extenuantes se pasan entre el servicio, las risas y los diálogos amables con la comunidad. “La gente lo ve a uno como el doctor y le cuentan cosas de sus vidas. Terminan siendo amigos, nos cogen mucho cariño”, agrega el estudiante que vivió su primera actividad en el Instituto de Niños Ciegos.

Atención que alivia el cuerpo y el alma Al principio las salidas eran cada mes, pero ante la solicitud de la comunidad actualmente se dan cada semana. Por esta razón conformaron varios grupos de trabajo para rendir académicamente y en los encuentros con los pacientes. Si bien, lo que tiene más fuerza es la parte odontológica, el Proyecto no pretende ser como una Empresa Prestadora de Salud (EPS) o un Centro de Salud al que llega la persona sin que el profesional la mire, ni sepa cómo se llama, le realizan el tratamiento y se van. “La idea, además del trabajo odontológico, es tener un contacto con la comunidad, por eso tenemos talleres de capacitación a líderes, para que generen procesos de mejoramiento en su entorno. Desarrollamos talleres de educación sexual, medio ambiente, basuras. Queremos hacer un trabajo integral. Así, lo llamativo es lo odontológico”. El apoyo de la Vicerrectoría del Medio les permite ampliar la cobertura; sin embargo, si la comunidad no se organiza y obtiene benefactores, las jornadas se dificultan. “Por lo general, nos toca trabajar con las uñas pero tenemos claro que la parte económica es lo de menos si se tiene corazón y ganas de ayudar”, expresa Alexandra.

“Encontramos zonas muy deprimidas, sin servicios, desplazados que no tienen papeles para poder acceder a un Sisben, encontramos adultos de veinticinco años sin cinco o seis piezas dentarias, niños con caries rampante que no pueden ni comer por el dolor que esto les causa, pequeños desnutridos y madres muy jóvenes”, relata Mónica Botía. De ahí la gran satisfacción de los estudiantes javerianos cuando Joselín, Laura y su mamá sonríen y le dan un apretón de manos o un abrazo, porque la misión, en parte, se ha cumplido. “Cuando tenemos reuniones de grupo y evaluamos lo hecho siempre coincidimos en afirmar que no hay nada más gratificante que ver a una comunidad que se empodera, toma decisiones para su bienestar y que sale sana y feliz”.


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proyecto Trabajo interdisciplinar por un bien común

Las

ganas y el deseo de servir, si bien son muy importantes, no bastan. Por eso el Equipo Interdisciplinar de Voluntariado “Constructores de sonrisas” participó en la convocatoria de proyectos Sociales “San Francisco Javier” con el objetivo de lograr recursos para llevar a cabo su trabajo con las comunidades más vulnerables de Bogotá y el país. Las jornadas ya planeadas requerían de logísticas que no siempre dependen de los profesionales y estudiantes de las diferentes áreas de la Javeriana que conforman el Equipo. Uno de los objetivos del grupo era el de adquirir las unidades portátiles odontológicas e instrumental quirúrgico para la intervención curativa, que permitiera lograr un considerable aumento en la cobertura y servicios de atención a los beneficiarios. Con el presupuesto del Proyecto Social de la Rectoría, el Equipo adquirió dos unidades modificadas, instrumental quirúrgico y un esterilizador tipo autoclave de seis litros de capacidad, este último para garantizar la bioseguridad en la atención clínica, atendiendo los protocolos de esterilización exigidos por el Ministerio y la Secretaría Distrital de Salud. Con la ayuda externa “Constructores de Sonrisas” adquirió dos unidades portátiles modificadas, lo que lo dejó con cuatro unidades nuevas y cuatro antiguas que desde el 2002 la Facultad de Odontología dispuso para los proyectos ejecutados por el Equipo. Ahora sí, las ganas y los deseos de aportar el grano de arena por la salud de los colombianos

más vulnerables se conjugaron con las unidades e instrumentos para viajar por el país en busca de los sitios para encontrar sonrisas. En un año fueron dieciocho jornadas de atención integral en las que se brindó el servicio de odontología, formación de líderes comunitarios, charlas educativas en promoción y prevención de la salud oral y talleres de desarrollo personal dirigido a los diferentes grupos según la edad. En algunas de las jornadas se prestó además el servicio de citología y medicina general. Así, niños y adultos de los municipios de Sáchica y Chiquinquirá en Boyacá, del Municipio de Samaná en Caldas, el Instituto de niños invidentes Juan Antonio Pardo del barrio San Cristóbal Sur de Bogotá y los comedores para niños del Barrió Cerro Norte y Santa Cecilia Alta de la capital del país, fueron algunos de los beneficiados que difícilmente olvidarán el día en que unos muchachos de la Universidad Javeriana aliviaron sus dolores o previnieron males, sin esperar más pago que una sonrisa. Y es que a decir verdad, de eso no dan todos los días, como lo reiteró la comunidad en casi todas las brigadas, y de lo que los futuros y nuevos profesionales conocen a la perfección. “Ahora es una atención muy capitalizada donde el odontólogo cobra cantidades exorbitantes por un tratamiento. De pronto es el enriquecimiento de la personal lo que los anima, pero debe ser un deber ayudar a la comunidad que muchas veces no tiene dinero para recibir una atención adecuada”, como lo recalca Alexandra Villamizar, una de las representantes de los estudiantes en el Equipo.

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36 Pero no todas las brigadas se pueden llevar a cabo. Un ejemplo es la planeada en el Hogar Monserrate en Sisga, Cundinamarca, donde habitan niños víctimas de la violencia y el conflicto armado, que se abortó gracias a la presencia periódica que “Constructores de Sonrisas” ha mantenido desde 2003. Allí el 90% de los menores reporta en la actualidad un estado de salud oral sano y de salud general controlado. Sin embargo, en otros sitios la historia no es tan adelantadora, como lo sucedido en el Colegio Salesiano Jesús Adolescente en el municipio vallecaucano de Buenaventura, que aunque es una comunidad marginal necesitada, la situación de orden público impidió hacer presencia en el lugar.

El

No obstante, son más los buenos recuerdos que las decepciones. “Es una satisfacción muy grande porque uno encuentra que hizo algo por la gente, además un odontólogo no debe tratar secuelas si puede prevenirlas. Ver la alegría de un niño que ya puede comer o una madre que ya puede dormir sin ningún dolor es indescriptible para nosotros”, afirma una de las estudiantes. En colectivos de la Universidad, en buses o camperos al servicio de las alcaldías, en vehículos de servicio intermunicipal o sus propios autos, los “Constructores de Sonrisas” continuarán viajando por el país en busca de las comunidades más vulnerables para robarles ese gesto en sus rostros y para darse cuenta de que, a su modo, hacen país, construyen Colombia.

Participantes del Proyecto Social

Proyecto de presupuesto Social San Francisco Javier “Mejoramiento y dotación de la infraestructura para la atención odontológica y la formación de líderes comunitarios promotores de salud y calidad de vida, adelantado por el equipo voluntario ‘Constructores de sonrisas’ en sectores empobrecidos de Colombia”, continúa su desarrollo en Bogotá y otras zonas del país gracias a los servicios voluntarios de los estudiantes y profesionales vinculados a la Universidad Javeriana. Sin embargo, este grupo busca auspicio constante para cumplir con la misión que se propusieron. Los responsables del proyecto son: Mónica Botía

Facultad de Odontología Pontificia Universidad Javeriana monicabotia@hotmail.com botiam@javeriana.edu.co

Alexandra Villamizar

Facultad de Odontología Pontificia Universidad Javeriana alevi82@hotmail.com

Correo electrónico de Constructores de Sonrisas: constructoresdesonrisaspuj@hotmail.com


Colectivo de comunicaci贸n en la localidad de Kennedy

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crónica Una red que se teje en Kennedy

Juan

Carlos Valencia y sus compañeros de la Radiocicleta venían haciendo una revista radial desde hacía ya algunos años en su barrio, Patio Bonito, en el sur de Bogotá. Su grupo inició con el proyecto transmitiendo en emisoras de tradición, sin embargo, el apoyo decayó y, con él, el espacio en el medio de comunicación. Pero no estaban dispuestos a morir, así que se reunieron los integrantes del grupo para encontrar una alternativa. Después de mucho pensar y discutir llegaron a una conclusión: montar un equipo de reproducción en una bicicleta, y así los conocieron en el barrio. La misma revista pero ahora en bici.

das las ideas comunicativas y de medios que se daban en esta comunidad. “La idea surge del profesor Roberto Sepúlveda, quien ha trabajado con la Fundación Social y con Paulinas en diferentes proyectos de comunicación en Kennedy. Se había consolidado la UPZ 82 que corresponde a Patio Bonito y la comunidad estaba organizada por Corpoges. Lo que hicimos fue unirnos todos para generar este proyecto”, resalta Maritza Ceballos, profesora asociada de la Facultad de Comunicación y Lenguaje y coordinadora del Proyecto Social de la Universidad Javeriana, la Fundación Social, Paulinas y Corpoges.

“Nos diseñamos este sistema móvil que se acercaba a nuestro presupuesto y así difundimos los programas que trataban de cultura, salud, anuncios a la comunidad. Sin embargo, la bicicleta se la robaron tres veces y como nos exigían un permiso por lo de la contaminación auditiva, lo dejamos ahí”, señala Juan Carlos.

Compartir experiencias

En el mismo sector de Bogotá, otros jóvenes habían montado la productora de televisión comunitaria CK8, y varias niñas de colegio interesadas en los problemas de violencia contra los niños que se daban en su barrio montaron un grupo que llamaron “Jóvenes K-paz”. Las colegialas hicieron un programa de radio, sin ninguna formación periodística, y generaron conciencia entre adultos y niños sobre el maltrato infantil. Tantas iniciativas periodísticas, cada una por su lado, fueron la preocupación que originó la conformación del Colectivo de Comunicación en el que pudieran ser agrupadas to-

El grupo de la Mesa Local de Derechos Humanos, el periódico Mío, la Radiocicleta, CK8 y otros colectivos ya habían recibido alguna capacitación en medios, pero ahora la meta era involucrar a una gran parte de la población de de la UPZ 82 que tuviera la intención de aprender sobre el software, la radio y la redacción periodística. “Al reunirlos y conocer sus iniciativas encontramos que el perfil de los participantes era diverso: jóvenes terminando colegio, personas mayores, las madres con sus hijos, y cada uno tenía habilidades, conocimientos y experiencias distintas que aportar al proyecto”, señala Maritza. Contar su propia historia era lo que tenían en mente las familias que llegaban por primera vez al acercarse a un producto periodístico, y era lo mismo que pensaban los que ya tenían conformado un colectivo de comunicación.

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“Y así, cada uno quería contar su historia, pero en el proceso nos dimos cuenta de que había un problema ¿quién dice que esa historia, de esa persona, representa a todas las demás de esa comunidad? Ellos tenían que entender que hacer algo público exigía tener algún interés para los demás, no era solamente mi punto de vista o mi pelea personal”, recalca la directora del Proyecto. El compromiso de los comunicadores es el de ser voceros colectivos de una comunidad, y ese fue uno de los principales puntos para la conformación de la red de comunicación que busca unir a todos los grupos en un mismo sentido, que mejore la calidad de vida de los habitantes de la Localidad. “Nos reunimos en Villeta y allí hicimos los acuerdos mínimos de qué era lo que queríamos. Ellos decían que ya sabían hacer comunicación y nos mostraron sus productos. Encontramos cosas muy buenas, con algunas deficiencias en imagen, en lenguaje, pero en general bien. Allí les propusimos hacer una red para que los productos de unos sean promocionados en otros, juntar unos medios con otros y reunir recursos”, asegura Ceballos.

Capacitación En un video de la Fundación Social sobre el sector, don Agustín Campos, líder comunitario en Kennedy, asegura que su barrio es el de las dos mentiras porque no es un patio ni es bonito. En el mismo, sentido Guillermo Niño, un líder de Corpoges, señala que llegaron del campo porque iban a hacer una urbanización cerca de un humedal en el que había patos, árboles y demás, pero que no sabían que lo iban a secar para hacer las casas. Así, cuando llegaron no quedaba nada de los patos, de los árboles y del agua, entonces esto que era muy bonito ya no lo era tanto.

Los participantes del proyecto iniciaron las capacitaciones en las salas de cómputo del Edificio Barón, en el Colegio Jaime Garzón y en el Centro Audiovisual Javeriano. Nueve profesores, de diferentes áreas de la Universidad Javeriana, dos gestores de la Fundación Social y una de Paulinas, enseñaron desde el manejo del computador, pasando por el dominio del software para la edición en radio y televisión, hasta los conceptos de comunicación y la manera de hacer periodismo. “Se tiende a pensar que las personas que acuden a esos colectivos no tienen habilidades,


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pero uno se da cuenta de que además de tenerlas, presentan una gran disposición para aprender”, señala Juan Pablo Barrera, profesor de informática. En una de sus clases tenía una señora que asistía cumplidamente con su nieto y no tenía idea de cómo utilizar el computador. “Le quedaba muy difícil, por ejemplo en Word, porque no tenía ni idea de utilizar el mouse, entonces la puse a jugar ‘Pato Loco’ que es una práctica muy buena para aprender a manejarlo, y así, mientras el nieto y los otros alumnos aprendían las técnicas del Word, ella jugaba”, recuerda Barrera. Todas las jornadas de capacitación buscaron dar un lenguaje común para la construcción de la red que permitiera difundir los productos de comunicación de cada colectivo. “Me vinculé al Proyecto de la Universidad Javeriana porque ya había participado en otras capacitaciones con Paulinas y la Fundación Social y esperaba fortalecer mi especialidad en comunicación. Este proceso fue muy importante porque nos enseñó que los medios de comunicación en una comunidad deben estar unidos para fortalecer su trabajo”, recalcó Lili Johana Zuleta, una joven que había participado en la elaboración de un periódico en su localidad y ahora tenía el interés de integrar un colectivo centrado en páginas web. “Ahora tienen un espacio donde desarrollar los proyectos de comunicación. Todos aprendieron a manejar equipos, a buscar fuentes y sobre todo a entender que no soy yo el que cuento la historia desde mi perspectiva, si no que tengo mucha gente que me aporta la información”, dice Maritza Ceballos. La red sugirió que se unieran los grupos que tenían un producto periodístico similar, como en el caso de los periódicos, y generó la iniciativa de los participantes para difundir su trabajo.

“Por problemas con las licencias de transmisión para las emisoras comunitarias nos quedamos sin dónde emitir la radio-revista, también nosotros llevamos los casetes a ciertos sitios del barrio donde se congrega gente, como en los paraderos, y se los entregamos a conductores de bus para que los pongan durante el recorrido. La gente se emociona cuando hablan de su barrio y dicen con orgullo: ¡ah Patio Bonito, yo vivo allá! Ahora con la Red hemos podido difundir nuestro trabajo”, dice Juan Carlos Valencia. Al término del proyecto las iniciativas afloraron y el entusiasmo fue diverso. Por un lado, quienes ya venían realizando productos periodísticos aprovecharon las nuevas herramientas, conceptuales y de equipos; y los que por primera vez se acercaron a los medios, vieron que con trabajo e interés la comunicación puede ser una oportunidad de ganarse la vida.


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proyecto Un colectivo con buena comunicación

Cincuenta

comu nicadores comunitarios pertenecientes a dieciséis organizaciones, colectivos, medios comunitarios e instituciones de la UPZ 82, cambiaron el frío capitalino por la calurosa Villeta durante dos días. Ellos aceptaron la convocatoria de la Universidad Javeriana y de la Facultad de Comunicación y Lenguaje para elaborar una propuesta colectiva en el Proyecto de Presupuesto Social “Colectivo de comunicación en el Centro Comunitario de Conectividad Global (CCCG) en la localidad de Kennedy: construcción de redes a través de la producción de medios”, que buscaba, además de dar capacitación, conformar una red que fortaleciera los medios de comunicación existentes en ese sector de Bogotá y promoviera otros nuevos. La UPZ 82 Patio Bonito, que pertenece a la localidad de Kennedy, según la Alcaldía Mayor de Bogotá, tiene 138.000 habitantes y una parte muy pequeña de ellos accede a los diferentes productos periodísticos que hacen los vecinos del barrio. La experiencia de conformar redes de comunicación en este sector de Bogotá fue un tema recurrente durante varios años y en el que inicialmente se involucraron varias instituciones. “Con el fin de mejorar los procesos de comunicación de Patio Bonito, Corpoges realiza un diagnóstico con la comunidad y se encamina a solucionar estos temas, para lo cual plantean un espacio para acceso a la tecnología y conforman el Telecentro. De otro lado, en Kennedy hay otros procesos interesantes de comunicación comunitaria y en ese sentido la Administración Distrital plantea un proyecto para el fortalecimiento de una red de comunicación local. Con la incorporación de Pau-

linas se hace una formulación de propuestas y se crea el Proyecto EnREDate, que busca conformar y fortalecer la red de comunicación”, señaló Néstor Cárdenas de Fundación Social. En la Corporación Grupo Enlace Social se reunieron cerca de 30 organizaciones sociales a través de proyectos de servicio para articular el Plan Estratégico Zonal. En el inicio de una nueva etapa en el CCCG, de construcción de redes a través de la producción de medios, se vinculó la Pontificia Universidad Javeriana. “El propósito de esta alianza fue juntar en uno solo los proyectos de desarrollo que las otras tres organizaciones habían adelantado, haciendo énfasis en la comunicación y el uso de los medios comunitarios en el marco de la conformación y fortalecimiento de redes”, señaló Maritza Ceballos. Paulinas, a través de su centro de Comunicación Social, apoyó con dos talleristas, la Fundación social con profesionales para el diseño de los talleres y la metodología, Corpoges con sus contactos y con la adecuación del Centro de Comunicación, mientras la Universidad Javeriana contó con nueve profesores para la capacitación de los participantes, además de los equipos del Centro Audiovisual Javeriano y salas de cómputo. El encuentro de Villeta permitió definir las líneas de trabajo: formación en herramientas básicas de Internet y diseño de Web, en producción de medios, y en redacción y géneros; luego, conformación de la red de comunicación con énfasis en lo virtual y con un lugar físico: el Centro de Comunicación en Corpoges; y finalmente, organización y desarrollo de procesos y medios de comunicación.

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44 Capacitación Los talleres tuvieron como principal característica los desniveles en conocimientos de los participantes, incluso en cada salón de clase se reunían varias generaciones de una misma familia. Mientras algunos ya habían recibido capacitación en el manejo de algunos programas de edición de audio y de video, otros tenían su primer contacto con el computador. “Los desniveles en formación eran muy fuertes. Era necesario el manejo del computador, porque para una red virtual estos conocimientos son básicos. Los jóvenes les llevaban una gran ventaja y los niños aprendían muy rápido, así que evaluamos sus conocimientos y tratamos de nivelarlos. Lo mismo ocurrió en televisión y otros medios”, agregó la coordinadora del proyecto. Así, en los talleres, los participantes recibieron capacitación básica en Ofimática, radio, Web

y prensa que buscó dar conceptos teóricos y prácticos sobre cada uno de estos aspectos. Ya en la localidad, para la elaboración de los productos periodísticos, el colectivo contó con los equipos donados por la Universidad Javeriana. Para la creación de la Red, se dictó un taller con el fin de obtener el conocimiento básico sobre las redes sociales, los planes de acción para conformarla y definir compromisos. Finalmente, un acuerdo con Colnodo permitió que en el portal “Avanza” se publicaran las producciones y los procesos del Proyecto. Después de un año los comunicadores comunitarios que hacían periódicos se conocieron entre ellos y con los que hacen televisión, y éstos, a su vez, con los que hacen radio. El colectivo y la Red de comunicación logró su primer objetivo: unirlos y ofrecer los equipos necesarios para el desarrollo de su trabajo de comunicación.

Participantes del Proyecto Social

El

Proyecto de presupuesto Social San Francisco Javier “Colectivo de comunicación en el Centro Comunitario de Conectividad Global (CCCG) de la localidad de Kennedy: construcción de redes a través de la producción de medios”, se desarrolló en la UPZ 82 Patio Bonito de Bogotá. Los participantes en el proyecto son: Maritza Ceballos

Facultad de Comunicación y Lenguaje Departamento de Comunicación Pontificia Universidad Javeriana maritza@javeriana.edu.co

José Miguel Pereira

Facultad de Comunicación y Lenguaje Departamento de Comunicación Pontificia Universidad Javeriana jpereira@javeriana.edu.co

Roberto Sepúlveda Moreno

Facultad de Comunicación y Lenguaje Pontificia Universidad Javeriana

Mario Morales

Facultad de Comunicación y Lenguaje Pontificia Universidad Javeriana

Juan Pablo Barrera

Webmaster Pontificia Universidad Javeriana

Rebeca Ulloa Sarmiento

Facultad de Comunicación y Lenguaje Pontificia Universidad Javeriana

Juan Carlos Arias

Facultad de Comunicación y Lenguaje Pontificia Universidad Javeriana

Néstor Cárdenas Fundación Social

Lucelly Villa

Centro de Comunicación Social Paulinas Directora

Catalina Gómez

Centro de Comunicación Social Paulinas

COLNODO

Julián Casasbuenas

Portal Avanza

http://www.avanza.org.co/


Fortalecimiento pedag贸gico y curricular de la escuela de formaci贸n pol铆tica y social para j贸venes

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crónica De la experiencia a lo pedagógico

Diversos

colectivos de jóvenes asisten a la escuela de formación política y social de la ACJ - YMCA, una organización mundial, cristiana y ecuménica, que en Colombia es reconocida como un movimiento voluntario de trabajo solidario que adelanta programas para el empoderamiento y liderazgo de la población de jóvenes en las localidades de San Cristóbal, Engativá, Santa Fe, Mártires, Candelaria, Ciudad Bolívar, Fontibón y Kennedy, todas en Bogotá.

Desde su fundación esta organización ha tenido un interés particular por los jóvenes como agentes de transformación positiva de las comunidades, y ha desarrollado experiencias en liderazgo político y social, artes, y asuntos culturales, entre otros aspectos que tienen que ver con la sociedad en la que viven. De acuerdo con esto, la Organización decidió constituir una escuela de formación política y social dirigida a la población joven para que sus integrantes potencien el liderazgo y su proyección en las comunidades. Dada la complejidad, los procesos y las tensiones que encierra la inclusión y exclusión de jóvenes en los contextos sociales en los que se encuentran inmersos, la escuela, a través de este proyecto, requería un proceso de revisión y ajustes a nivel curricular que permitieran profundizar en sus contenidos y estrategias pedagógicas orientadas al empoderamiento juvenil en escenarios de participación política. Los asesores determinaron la necesidad de profundizar en su enfoque pedagógico, orientado desde la pedagogía social y la animación

socio cultural, y desde un desarrollo curricular en el que se aclaren las posturas y herramientas pedagógicas que se recogen desde la escuela para la tarea formadora. En consecuencia, la Facultad de Educación y Teología de la Universidad Javeriana planteó el Proyecto Social “Fortalecimiento pedagógico y curricular de la escuela de formación política y social para jóvenes” encaminado a profundizar el enfoque pedagógico, al diseño curricular de tres nuevos módulos temáticos y a la capacitación de los miembros del equipo animadores-multiplicadores de la escuela de formación. En los primeros tres meses se efectuó el estudio entre los diferentes equipos profesionales y de expertos de la Javeriana para determinar las perspectivas y tendencias de la pedagogía social y animación sociocultural. Posteriormente, y durante seis meses, los encuentros se efectuaron con los multiplicadores de la ACJ para definir y documentar las categorías centrales de los módulos, así como diseñar la ruta pedagógica. En un último encuentro entre los realizadores del Proyecto Social y el equipo técnico de la ACJ se conformó el equipo de multiplicadores y jóvenes.

Productos académicos Luego de diez meses de reuniones y definiciones se diseñó un módulo que ofrece el marco de fundamentación epistemológico y pedagógico del proceso formativo que se adelanta con los jóvenes por parte de la ACJ. Para complementar la propuesta curricular

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48 de la escuela de formación juvenil se elaboraron dos módulos más. El primero de ellos denominado módulo temático: en un primer capítulo presenta el tema “Ciudadanía y acción colectiva juvenil”, busca ofrecer un conjunto de fundamentos teóricos para abordar la resignificación del sentido de política y de lo público, desde las acciones emprendidas por los colectivos de jóvenes en sus contextos comunitarios. En el segundo capítulo se desarrolla lo concerniente a la “Organización y participación juvenil”, retoma los aspectos más relevantes de la organización social en los colectivos de jóvenes, como también los elementos centrales de la participación juvenil en sus territorios. Y en un tercer capítulo se aborda el tema sobre “Fortalecimiento del proyecto de vida desde la perspectiva de la resiliencia social”, que pretende destacar los fundamentos de la resiliencia social como un elemento central para la construcción de los proyectos de vida tanto personales como colectivos de los jóvenes. El segundo módulo es el de los talleres: en éste se sistematiza el conjunto de estrategias pedagógicas y las bitácoras que desarrollaban los multiplicadores con los y las jóvenes en cada uno de los sectores de trabajo. Las pedagogías, experiencias y demás actividades que desarrollaban los multiplicadores en cada uno de los sectores de Bogotá quedaron consignadas en cuatro libros que dan sustento curricular al trabajo que que viene realizando la escuela de formación política y social.


proyecto Sustento pedagógico para la experiencia con jóvenes

Constanza

Mancipe, Jaime Neuta y Ricardo Rincón trabajan desde hace ya un tiempo con comunidades integradas por colectivos de jóvenes en diferentes sectores de Bogotá. Ellos hacen parte, al igual que otros animadores o agentes educativos, de la Escuela de Formación Sociopolítica para jóvenes de la Asociación Cristiana de Jóvenes, ACJ YMCA en Bogotá. Ellos siguen unos parámetros que les da la Asociación Cristina; sin embargo, cada uno a partir de su experiencia se las arregla a su manera para llegar a las y los jóvenes y motivarlos a continuar un proceso de participación en sus comunidades. A pesar de que los jóvenes son muy apáticos a las organizaciones políticas tradicionales, la ACJ ha ganado espacio en las comunidades del sur de Bogotá donde trabajan, y cientos de jóvenes se han vinculado a sus actividades, las cuales buscan potenciar sus habilidades y darles elementos para entrar a hacer parte de las decisiones de la ciudad y del país. “Los jóvenes con los que trabajamos son personas que buscan algún tipo de liderazgo y para ello buscamos diferentes metodologías. Trabajé en el Proyecto Nova en el que se implementó buena parte de la Escuela de Formación Sociopolítica para que ellos buscaran y encontraran espacios de participación y conocieran sus derechos”, comenta Ricardo Rincón. Las estrategias para llegar a ellos son muy diversas y casi surgen de la iniciativa de cada

uno de los dinamizadores, quienes tomaban decisiones de acuerdo con sus percepciones de grupo, el seguimiento por parte de la ACJ y las sesiones para compartir experiencias. “Yo no entro hablando de política, si empiezo por ahí los espanto de una, busco lo que le interesa a los muchachos y empiezo a trabajar desde allí”, relata Ricardo Rincón. Por su parte, Juan Carlos Rubiano señala que son las y los jóvenes en su fortalecimiento grupal los que detectan sus necesidades comunitarias y las abordan para luego buscar las posibles soluciones con proyectos. “Ellos negocian el espacio y de qué manera involucrarse en una comunidad y yo les hago un acompañamiento”. Jaime Neuta también tiene su estrategia propia. Intenta cambiarles la visión negativa de política y les insiste que es a partir de la cotidianidad, lo que hace con sus amigos en sus barrios, como se accede a ella, pues es un ejercicio de participación. A pesar de ser diversa la manera de orientar a las jóvenes todos los capacitadores saben hacia dónde van, cuál es la “política” que los rige en la ACJ. “La dinámica está centrada en talleres con los jóvenes, pero era una cosa muy empírica. Con esta forma de trabajo nos va muy bien y logramos que ellos participen, se involucren en las dinámicas comunitarias, pero no teníamos un proceso que diera cuenta de la parte teórico-conceptual. A pesar de que hacemos un trabajo juntos, cada uno lo hace de una manera y le pone su sello”, dice Constanza Mancipe.

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50 Y esta fue su mayor preocupación, los capacitadores empezaron a preguntarse ¿cuál era la fundamentación epistemológica y pedagógica en la Escuela de Formación?, y si los multiplicadores son muy rotativos y se van ¿cómo se va a sostener una metodología de lo construido si no está escrita? “La tradición oral permite continuar con lo que aprendió de su compañero y así de boca en boca, pero nuestra organización ha evolucionado mucho al igual que las dinámicas, y eso hace que se genere otro tipo de perspectiva con el trabajo”, señaló Ángela Arévalo, una de las capacitadoras. Esa preocupación permitió el acompañamiento de los docentes investigadores de la Pontificia Universidad Javeriana. De esta manera se acordaron dos elementos de trabajo con la ACJ: el primero, orientado a construir un marco de fundamentación epistemológica y pedagógica como resultado de una serie de seminarios y grupos de estudio entre las instituciones. El segundo, destinado a elaborar módulos teóricos y un material de talleres sobre Ciudadanía, y acción de colectividad juvenil, organización y participación juvenil, Proyecto de vida y Resiliencia social para complementar las temáticas que ellos estaba desarrollado. “De esta manera aportábamos y nutríamos la propuesta curricular de carácter no formal, sistematizamos todas las guías, los talleres y ejercicios que venían haciendo, se hizo un inventario de las bitácoras y se analizó cuáles eran pertinentes”, relata Ricardo Delgado, coordinador del Proyecto en el que también participaron Javier Panqueva y María Stella Rodríguez Arenas.

Trabajo conjunto Asesores javerianos y capacitadores de la ACJ conformaron un grupo de estudio para tra-


bajar una bibliografía en torno a la Pedagogía Social y a la Educación Popular para buscar un marco de fundamentación al trabajo que se realizaba con los jóvenes. “Recogimos lo que la ACJ había hecho, porque ellos tienen una visión, una filosofía, una orientación de su trabajo, entonces teníamos que tratar de dialogar esa experiencia desarrollada con los marcos teóricos que nosotros estábamos proponiendo. Elaborábamos una estructura temática, la presentamos al equipo técnico a medida que se iba construyendo y recogíamos las recomendaciones de ellos nos hacían”, comenta Delgado. Las reuniones permitieron una discusión sobre las metodologías, los objetivos y los resultados obtenidos en cada una de las formas de trabajo de campo, que al final de cada jornada se convirtieron en fuentes de reflexión. “Fue una experiencia muy interesante investigar por qué funcionan los grupos de esta manera, cómo se complementa el ser humano, se proyecta en su grupo y después en lo comunitario. Se nos obligó a recurrir a los libros para entender a los jóvenes, en esa medida fue exhaustiva la investigación”, señaló Ángela Arévalo. Los investigadores sostienen que muchas de estas ONG tienden a tener una actitud muy paternalista y asistencialista, por esta razón el aporte de la Universidad Javeriana fue el de hacer entender que la formación política y la ciudadana no puede limitarse a un trabajo aislado y solitario de los chicos, sino que tiene que ser un trabajo por procesos colectivos. Ahí radica el potencial de los jóvenes, sentencian. “Que los jóvenes aprendan algo sobre política, sobre constitución, democracia, tiene que generar procesos organizativos dentro de los grupos de jóvenes, de tal manera que ellos generen unos liderazgos más colectivos”, dicen los participantes en el proyecto.

Al finalizar las jornadas quedaron construidos los tres módulos plasmados en igual número de cartillas. Fundamentos epistemológicos y pedagógicos; el módulo temático sobre “Fortalecimiento del proyecto de vida desde la perspectiva de la resiliencia social”, “Ciudadanía y acción colectiva juvenil”, “Organización y participación juvenil” y, finalmente, el módulo de talleres. “Ahí quedaron plasmadas todas nuestras experiencias, ahora nos queda socializarlo, que todos lo conozcamos y lo pongamos en práctica, porque por donde se mire es un trabajo que nos sirve a todos, a la ACJ, a los jóvenes y a todos los que quieran conocer nuestra experiencia y llevarla a sus comunidades”, concluyó Constanza Mancipe.

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Participantes del Proyecto Social

“F

ortalecimiento pedagógico y curricular de la escuela de formación política y social para los y las jóvenes”. El Proyecto Social adelantado por profesionales de las facultades de Educación y Teología involucró a la ACJ- YMCA, organización que desarrolla actividades en diferentes localidades de Bogotá con la escuela de formación política y social para los y las jóvenes. El equipo de trabajo de la Pontificia Universidad Javeriana Ricardo Delgado Salazar Coordinador del Equipo Facultad de Educación Departamento de Formación Pontificia Universidad Javeriana Rdelgado@javeriana.edu.co

Javier Panqueva

Ricardo Rincón Rincón ACJ - YMCA ricardorincon2008@gmail.com

Deiber Herrera

ACJ - YMCA deiberherrera@gmail.com

Facultad de Educación Departamento de Formación Pontificia Universidad Javeriana javier.panqueva@javeriana.edu.co

Juan Carlos Rubiano Reyes

María Stella Rodríguez Arenas

ACJ - YMCA jeneris@msn.com

Facultad de Teología Pontificia Universidad Javeriana msrodri@javeriana.edu.co

Ana María Matallana

Estudiante Licenciatura en Pedagogía Infantil Facultad de Educación Pontificia Universidad Javeriana

Ana María Castelblanco Estudiante Licenciatura en Pedagogía Infantil Facultad de Educación Pontificia Universidad Javeriana

Equipo de la ACJ - YMCA Constanza Mancipe ACJ - YMCA conymancipe@yahoo.es

ACJ - YMCA yohanancarolus@hotmail.com

Jaime Neuta Ríos

Ángela Arévalo Durán ACJ - YMCA clubesfontibonacj@yahoo.es

Ana María Donatto Hernández ACJ - YMCA amdonatto@gmail.com

Enlace de ayuda al lector: http://www.javeriana.edu.co/Facultades/Educacion/Inicio.html


Integraci贸n de la atenci贸n emocional tradicional del reci茅n nacido, su familia y el equipo profesional

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crónica 24 horas de amor a recién nacidos y sus padres

“Bebé

recibe la lechita que esa es mía, si la asimilas y tu organismo no la devuelve nos podemos ir rápido para la casita”. Esas palabras salieron con la dulzura que sólo puede tener una madre para con su hijo, mientras sus manos acarician todo su cuerpecito que desde el momento de su nacimiento no conoce otra cuna que la incubadora de la Unidad de Recién Nacidos (URN) del Hospital San Ignacio. En la boca del bebé se ve salir una sonda, y sus pies, de no más de tres centímetros, asoman desnudos detrás del cristal, mientras la mirada de su madre no se aparta ni un instante de él. Son dos semanas en las que María Isabel Delgado, permanece desde las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde al lado de Miguel Angel. “Si fuera por mi me pasaría todo el tiempo acá pero tengo otra hija y a mi esposo”, dijo. Esta madre, como otras que acuden a diario a la URN, puede permanecer al lado de su bebé durante las 24 horas para brindar el apoyo psicológico y materno que cada uno de los recién nacidos necesita, a diferencia de la forma tradicional de atención que permite la presencia de las madres sólo por algunas horas.

madre y la familia a un horario Rígido. En el caso del HUSI el horario se asignaba de 11:00 a 11:30 de la mañana, de 4:00 a 4:30 de la tarde y de 8:00 a 8:30 de la noche y se consideraba que este tiempo limitado era suficiente, sin tener en cuenta la necesidad emocional del pequeño y sus progenitores. “El bebé necesita la voz de la madre, su olor, sus palabras, las necesita para poder integrarse y la madre a su vez necesita el olor de su bebé, su mirada y sus sonidos para conectarse y esto no se cumple sino están juntos”, señala Hilda Botero, psicóloga psicoanalista especializada en la relación madre bebé y quien hace parte del proyecto. La jefe de la URN, la neonatóloga Gloria Cecilia Ruiz, indicó que se pensó en la necesidad de ver como integrar la familia porque el nacimiento de un niño tiene muchas expectativas y al nacer un bebé con algún tipo de problemas había que reaccionar de manera diferente porque se tenía un horario restringido de visitas que se reflejaba en una información cerrada a la familia.

Trabajo integrado

En el Hospital San Ignacio, HUSI, en promedio se atienden 300 partos al mes de los cuales del 10 al 15 por ciento requieren hospitalización, ya sea porque los embarazos no llegan a término, las madres son niñas o adolescentes y otras causas de índole genética.

Este cambio en pro de los bebés y las familias no sólo se basó en ampliar el horario a las 24 horas de permanencia de las madres al lado de sus hijos y el acondicionamiento de la sala de recién nacidos, también incluyó una labor de asesoría psicológica a las familias y al personal médico.

Por lo general la Unidades de Recién Nacidos han limitado el contacto del bebé con la

“Antes, recibía el turno, tomaba los signos y empezaba el trabajo con el bebé. Se tomaban

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56 las muestras de laboratorio y se cambiaba el pañal, la posición del bebé. Ese era el trabajo, estábamos solas con el bebé, no se le hablaba, eran el paciente y la enfermera muda”, comentó Sandra Patricia Grosso, enfermera jefe de la unidad. La visión de su trabajo cambió radicalmente en el personal encargado de atender las salas de los recién nacidos. Si bien, con sólo observar estas pequeñas creaturas el alma se enternece, a la hora de cumplir con la labor encomendada se tomaba de cierta manera como eso: trabajo. Pero en la actualidad, tras las charlas con los especialistas, un día de labores se tornó muy diferente. “Ahora le relatamos al bebé cada uno de los procedimientos que le hacemos, las madres ayudan a cambiar los pañales y conversan con ellos de lo que les hacemos, ellas se integran en la labor de nosotras. Nos dimos cuenta que esos bebés irritables, que lloraban todo el tiempo se han vuelto bebés calmados y pasivos”, relata Sandra Patricia. Las enfermeras comprendieron que al bebé hay que pedirle permiso para hacerle los exámenes y disculparse cuando los procedimientos son dolorosos. “A los bebés los reconocemos ya no como el bebé de la cama 253 sino como Nicolás con la mamá Juana y su papá Pepe, todos finalmente somos una familia” concluye la enfermera jefe. Al lado de las incubadoras están los padres. Ellos ya conocen la rutina y la cumplen con rigor. Antes de entrar a la sala donde están sus hijos se han despojado de relojes, anillos y cualquier otro elemento, se ponen la bata verde para prevenir algún tipo de contaminación y se cargan de amor para sus hijos. Karen Darley y Shahepeare Díaz llevan tres meses visitando la URN, allí permanece su


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hija Alejandra quien todavía tendrá que pasar un tiempo allí. Le hablan, consienten y alimentan. “Como hay otro hijo en la familia, ella pasa las noches en la casa y yo me quedo acá al lado de Alejandra. Así será hasta que podamos salir de acá cuándo ella supere su enfermedad”, dijo Shahepeare mientras le da el tetero. A pesar de la dificultad por la que pasan los padres reconocen la labor de las enfermeras y al mismo tiempo ellas comprenden las necesidades de padres y bebés. En este proceso todos ganan, por esta razón tanto la jefatura de la Unidad de Recién Nacidos, como la directora del área psicológica, trabajan para que el proyecto tenga la continuidad necesaria y la presencia de una psicoanalista para seguir aportando a una sociedad basada en las sólidas relaciones familiares. Mientras tanto el personal médico trabaja en equipo con la Facultad de Psicología, de donde llegan practicantes que mantienen vigente el vínculo entre los padres, los niños y ellos.

Manejo del duelo Otro de los aspectos que la psicóloga Hilda Botero ha impulsado en este proceso es el del manejo del duelo en las familias que pierden sus bebés. “Es muy importante que las madres y los padres de los pequeños puedan estar cerca del bebé en estos momentos tan difíciles. Nosotros los acercamos para que ellos puedan vivir este momento y más adelante lo puedan superar”, recalca. Cuando el bebé fallece ya sea en el parto o en una de las incubadoras de la URN se conmina a la mamá para que esté a solas con su hijo, si lo desea lo carga y lo viste para darle su último adiós.

“Este es un momento muy importante para la familia porque se debe generar ese espacio en que se pueda aceptar la realidad. Es muy necesario tener un sitio en el que los padres puedan estar a solas, puedan llorar y compartir entre ellos ese momento tan difícil que les pone la vida”, dice Botero. Los familiares cuyos pequeños permanecen en las incubadoras también necesitan el mismo apoyo, una palabra amiga en el momento indicado, una respuesta oportuna a una inquietud constante, en sí una voz de esperanza. “La hermanita de Miguel Ángel que tiene seis años y medio ha venido dos veces y me dice que ya, que le quitemos esos tubitos y que lo llevemos para la casa porque ya está grande, que ella lo quiere tener cerca todos los días para jugar con él. Aunque trato de no separarme de él y sé que aún me faltan muchos días aquí en el San Ignacio, pero esa es también mi ilusión”, concluyó María Isabel.


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proyecto Estrategias para la atención emocional del bebé y su familia

El

Proyecto Social “Integración de la atención emocional tradicional del recién nacido, su familia y el equipo profesional”, busca integrar la atención emocional a la atención tradicional del recién nacido, su familia y el equipo profesional, en la Unidad de Recién Nacidos del Hospital San Ignacio. Al mismo tiempo intenta generar un nuevo espíritu con la recepción y comprensión de los estados emocionales en momentos críticos, actuando como organizador de núcleos familiares más sólidos alrededor del recién nacido, gestando una vida en familia y en comunidad con climas afectivos que conduzcan al crecimiento y la creatividad. En la metodología de trabajo en estas salas se consideraba la presencia permanente de las madres como un aspecto que interfería en el desempeño médico y de enfermería. Sin embargo, esta situación generó una preocupación constante en el equipo de trabajo por la situación social y emocional de los bebés y sus familias.

Dentro de las alianzas entre facultades de la Universidad Javeriana, la Especialización en Psicoterapia de Orientación Psicoanalítica, analizó con los estudiantes una práctica de Observación de Bebés en la URN. Esto permitió el encuentro con los profesionales de esta unidad en el que se hicieron evidentes las problemáticas en este aspecto. Para el logro de los dos objetivos el Proyecto Social desarrolló cuatro estrategias. La primera de ellas basada en la capacitación y formación del equipo médico y paramédi-

co de la Unidad de Recién Nacidos, URN, en atención emocional en la que un experto en desarrollo psíquico da capacitación al personal acerca de temas sobre la vida emocional del prematuro y su madre. En esta fase la metodología empleada en el proyecto se basó en Talleres-Conversatorios para cada uno de los cuatro turnos en la URN. La segunda estrategia se centra en la atención emocional al equipo médico y paramédico de la URN que buscó ofrecer el continente emocional que necesita cada uno de sus integrantes, para que a su vez puedan contener las necesidades emocionales de los pacientes y su familia. La metodología empleada en esta estrategia se fundamentó en la denominada “Grupo Operativo y de Trabajo” en la cual se revisaron los impactos emocionales de la función realizada en la URN de los sucesos que requieren elaboración y análisis por parte del personal de salud para un cuidado responsable de sus emociones y un mejor desempeño de su tarea. La tercera se encamina a la reestructuración del equipo profesional de la URN y la adecuación de los servicios que en primera instancia dio lugar a la retirada de la puerta de entrada a esta sección del hospital, el aviso con restricción de horarios de visita y de lactancia. Se prescindió de los folletos instructivos a padres por no ajustarse a los cambios implementados con el Proyecto y la ampliación durante las 24 horas del horario de visita de las madres y padres de los bebés, así como la distribución del

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60 personal médico dispuesto a recibir las visitas de los padres en el día y la noche. Como metodología se realizó el acompañamiento al equipo de reestructuración para el logro de la aplicación del nuevo modelo de trabajo de la sala. La cuarta estrategia tiene como objeto el trabajo emocional dirigido a la relación madrebebé, al padre y la familia en el que se ofrece un espacio de contención afectiva y comprensión de la experiencia inmediata vivida por la

familia, para que pueda extenderse a su cotidianidad una vez el recién nacido salga de la hospitalización. La metodología empleada fue denominada “Grupo operativo con madres, padres y familias” con la que se recogieron las vivencias emocionales de los protagonistas de las experiencias de prematurez y permanencia en la URN para facilitar que se asimilen las angustias, los temores y las ansiedades que afloran en situaciones críticas.

Participantes del Proyecto Social

El

Proyecto de presupuesto Social San Francisco Javier “Integración de la atención emocional tradicional del recién nacido, su familia y el equipo profesional”, nace de la iniciativa de la Especialización en Psicoterapia de Orientación Psicoanalítica, en cabeza de la doctora Hilda Botero. Los responsables del proyecto son: Dra. Gloria Cecilia Ruíz Montoya Pediatra Neonatóloga Docente Pontificia Universidad Javeriana Jefe de la Unidad de Recién Nacidos Hospital Universitario San Ignacio gloria.ruiz@javeriana.edu.co

Dra. Hilda Botero Cadavid Psicóloga Psicoanalista Docente Facultad de Psicología Pontificia Universidad Javeriana hildabotero@hotmail.com

Dr. Carlos Alberto Campos

Pediatra Docente Pontificia Universidad Javeriana Hospital Universitario San Ignacio #######@javeriana.edu.co

Dra. Patricia Vélez Vergara Coordinadora Proyecto Social Unidad de Recién Nacidos Hospital Universitario San Ignacio #######@javeriana.edu.co

Vto. Bo. Dr. Gabriel Lago Barney Director Departamento de Pediatría Pontificia Universidad Javeriana #######@javeriana.edu.co

Vto. Bo. Dr. Iván Solarte Rodríguez Decano académico Facultad de Medicina Pontificia Universidad Javeriana solarte@javeriana.edu.co

Información relacionada www.husi.org.co http/med.javeriana.edu.co/pediatría/inicio.htm


Evaluaci贸n de la amenaza por inundaci贸n en el corregimiento La Trinidad, Norte de Santander

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crónica La Trinidad: un proyecto en la “otra Colombia”

“En

un momento estábamos durmiendo y como a eso de las 12 de la noche la gente empezó a gritar que se desbordó la quebrada y sí, el agua nos daba por la rodilla, y en la escuela llegaba a la altura de la cenefa”, recuerda Hermes García, estudiante de la Maestría en Hidráulica de la Facultad de Ingeniería. Este profesional de la Universidad Javeriana se encontraba realizando un trabajo en la corregimiento de La Trinidad, municipio de Convención, Norte de Santander, donde hay una fuerte presencia de grupos armados ilegales, y en el cual, prácticamente, la presencia del Estado es nula. Las ochenta casas que componen la población están ubicadas entre las quebradas El Tigre y Las Pitas, que en determinada época del año sufren crecientes súbitas que afectan el 50 por ciento de las familias.

rrientes de agua y las tecnologías hidrológicas, también llevó a reflexionar sobre las condiciones para ingresar al corregimiento. Lo que en otras partes del país sería una experiencia más, en La Trinidad era un reto.

Medidas “En esto de agua de cuencas y ríos hay que ir al campo, no se puede trabajar desde la oficina así se tengan mapas o imágenes satelitales, por lo que era indispensable ir al sitio”, comenta Nelson. Según la metodología de trabajo era necesario hacer dos visitas para el reconocimiento del terreno y la aplicación de tecnologías.

El sentido de pertenencia por la región, el conocimiento de las grandes dificultades por las que pasan sus habitantes, hizo que Hermes pensara en proponer a la Universidad un trabajo con esta comunidad a través de los proyectos de presupuesto social “San Francisco Javier”. El director de la maestría, Nelson Obregón, vio en esta propuesta la oportunidad de cumplir con el proyecto educativo que va de la mano con la proyección social, y de vincular a los estudiantes con la práctica y el servicio a la comunidad.

Para llegar a La Trinidad son cuatro horas de Cúcuta a Ocaña, luego media hora a Convención y luego tres o cuatro horas para cubrir los 40 kilómetros que lo separan del corregimiento. En la vereda Carrizal, a unos cuántos kilómetros después de Convención, se encuentra el último retén del Ejército. “De aquí en adelante es cosa de ustedes”, sentenció un suboficial del Ejército cuando la comitiva de la Javeriana se disponía a iniciar los trabajos. Fueron minutos de tensión, aunque no tanto para Hermes García, quien tenía la seguridad de haber realizado los contactos pertinentes gracias a que vivió y creció en el municipio de Convención.

Sin embargo, aunque las características del proyecto lo hacían prometedor, la situación de seguridad en La Trinidad hizo que no solamente se pensara en las mediciones, las co-

“Mi madre tiene un restaurante donde llega mucha gente de la zona rural, especialmente de La Trinidad. Ella me separó una cita con el presidente de la Junta de Acción Comunal

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eso se prestaba para malos entendidos y nos abstuvimos de hacerlo, pero lo ideal era tomar fotos de todo el terreno”, señala Nelson. De la zona existían muy pocos datos, el IDEAM no tiene estaciones allí por lo cual no había ningún registro, por eso los investigadores acudieron a una habitante de la población que lleva una especie de bitácora con todos los sucesos de la comunidad. “En unas hojas ella consigna todo lo que pasa en el pueblo, desde las muertes de sus vecinos hasta las lluvias que caían en un día”, comentan los integrantes de la comitiva de Ingeniería. Para lograr una comprensión del problema esos datos son muy importantes y permiten conocer si las inundaciones son anuales, bimodales o unimodales, aseguran los expertos.

a quien le manifesté nuestro propósito para el cual no teníamos muchos recursos”, relató Hermes. El líder de esta comunidad entendió que el problema no se iba a solucionar de raíz ni se iba a invertir en infraestructura. “Pero nuestro trabajo les serviría para un proyecto definitivo en el futuro o para conseguir recursos que les ayudaran a solucionar su problema”, agregó. Después de Carrizal se sintió la “otra Colombia”. Los investigadores javerianos concuerdan en relatar que el ambiente no era igual, más aún con las palabras del último uniformado del Ejército que se encuentra en la ruta. “Cuando llegamos tanto la comunidad como los otros personajes que hacen presencia en el lugar ya estaban enterados de nuestra misión”, comentan profesor y alumno. En esa primera visita hicieron el levantamiento topográfico, las batimetrías de los cauces, pero no pudieron tomar fotografías. “Nos advirtieron que

El equipo de trabajo tenía presente que no debería permanecer más de un día en La Trinidad y así lo comprendió la comunidad. En consecuencia, luego de terminar las labores en las dos quebradas, abordaron el vehículo que en la mañana los había llevado hasta el corregimiento. El conductor era un hombre de la región que iba acompañado de su esposa. Varios minutos después de iniciar el regreso a Convención y antes de pasar por Carrizal dos personas vestidas de camuflado los detuvieron. Fue el conductor quien habló con ellos para que les permitieran seguir el camino a pesar de que uno de hombres insistía en que se los llevaran a caminar un rato. “Fueron diez minutos que parecieron horas”, advirtió Nelson.

Segunda visita “El procedimiento no lo estamos inventando, es convencional en la Ingeniería Hidrológica e Hidráulica, que permite ver hasta dónde se desborda y afecta a la comunidad, esas son las manchas de inundación. En una modelación hidrológica no es lo mismo cuando hay bue-


na información y nos dimos cuenta que, ante la falta de datos, era obligatorio regresar a la zona”, señala el director del Proyecto. Por ello, se programa un nuevo viaje a La Trinidad que se tiene que suspender en varias ocasiones debido al enfrentamiento de los grupos armados ilegales y el Ejército en la zona. Finalmente, se hace prudente el regreso de los investigadores al corregimiento, luego de seguir los mismos procedimientos de la primera visita y esta vez con el acompañamiento del presidente de la Junta de Acción Comunal que viajó con ellos desde Convención. Al llegar a Carrizal recibieron la misma recomendación. “A partir de acá los señores de la javeriana quedan al cuidado suyo”, le dijo el comandante del retén del Ejército al líder comunal. En esta ocasión la comitiva estaba apoyada por otros dos estudiantes de la Maestría en Hidrosistemas, que realizaron las mediciones faltantes. “Estábamos más tranquilos a pesar de que sentíamos que nos miraban, tomamos algunas fotos con todas las precauciones sin que quedaran registradas personas de la comunidad y nos llevamos información muy importante”, resalta Nelson. Hermes García le reiteró al vocero de la comunidad que ellos no iban a pegar un ladrillo o a crear un gavión, pero que este estudio les iba a servir para una próxima solución de ingeniería o para una reubicación de acuerdo con lo que gestionaran con el alcalde de Convención. Los especialistas recalcan que toda la vida ha habido desbordamientos de los ríos y éstos se convierten en inundación cuando afecta a una comunidad, pero eso ocurre cuando de alguna manera el hombre invade terrenos del río. Para evitar esto hay normatividades como la de la ronda hidráulica a lado y lado del afluente que impide que se construya a su alrededor. “El río no tiene la culpa, pero claro, en esas regiones ni pensar que exista una normatividad”.

“Determinamos las manchas de inundación, que permite a los ciudadanos saber hasta qué punto puede llegar el agua cuando les llegue la tormenta que se repite cada 5 ó 50 años. Es un estudio que da herramientas a los alcaldes para adoptar las soluciones de acuerdo con el Plan de Ordenamiento Territorial. Hasta ahí puede llegar nuestra asesoría”, confirma Nelson Obregón.

Reflexiones Sentados en una oficina de la Maestría en Hidráulica del Instituto Geofísico de la Universidad Javeriana tanto profesor como estudiante establecen sus propias reflexiones sobre la situación de conflicto que viven estas comunidades y cómo desde la otra Colombia se estigmatiza a todos sus habitantes. También es innegable que ellos viven con cierto resentimiento con el Estado, porque al tener tantas necesidades no reciben nada; sin embargo, allí habita gente muy humilde siempre dispuesta al trabajo y a construir patria. “Fue una experiencia muy particular, a pesar del temor que me pudieron dar las palabras del sargento en el último retén. Hubo otro pensamiento paralelo que me ayudó a estar tranquilo y es que esto es otra parte de Colombia y ¿de qué sirve hacer la academia si no se orienta al servicio de la comunidad?”, expresa Nelson. Interrumpe el alumno y dice: “Profe, hay algo que no le había dicho y se lo confieso ahora: un mes antes a nuestra visita habían secuestrado a un ingeniero, alguien que no hizo todos los contactos para entrar, era la primera vez que iba y lo habían retenido”. Todos rompen en risas nerviosas; la tarea ya se cumplió en su primera fase.

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proyecto Dos quebradas y muchos retos

Con

frecuencia el corregimiento de La Trinidad se ve afectado por los peligros de la naturaleza geofísica hidroclimática, específicamente por inundaciones que provocan las aguas de las quebradas El Tigre y Las Pitas. Además, esta población de Norte de Santander, ubicada en el Catatumbo, tiene condiciones geográficas de difícil topografía y es considerada una zona roja debido a la presencia de grupos armados ilegales, lo cual hace de sus habitantes un grupo social vulnerable. El proyecto social “Evaluación de la Amenaza por inundación ante Eventos Extremos en el corregimiento La Trinidad, municipio de Convención, norte de Santander”, busca contribuir al estudio hidrológico e hidráulico del fenómeno de inundación que se presenta en esta zona, con miras a la proposición de soluciones funcionales que mejoren el bienestar de la comunidad. Para concretar el estudio de los problemas que, por inundación, sufren cada año los habitantes de este corregimiento, y brindar el estudio que de las posibles soluciones que posteriormente deberán ejecutar el municipio de Convención o el departamento de Norte de Santander, los investigadores javerianos propusieron el desarrollo de cuatro etapas. En la primera de ellas, el pre diagnóstico, se recopiló información principalmente secundaria, a través de las instituciones de carácter local y regional como la Alcaldía, los Comités Locales de Emergencias, la Defensa Civil, la Gobernación, entre otros; y nacionales como

el IDEAM y el IGAC. Estos datos permiten a los investigadores hacer una estimación a priori de las causas de mayor incidencia en el problema que afecta a La Trinidad. En esta misma etapa los investigadores obtuvieron varias imágenes satelitales tipo Landsat y efectuaron los contactos necesarios con los líderes de la comunidad con el fin de coordinar los aspectos logísticos y de seguridad necesarios para la primera visita a la zona del Proyecto. También obtuvieron un Modelo de Elevación Digital, el cual se considera apropiado para la modelación geométrica de la cuenca. La segunda etapa se destinó al diagnóstico para el cual fue necesario el desplazamiento hacia el municipio de Convención; allí, en la Alcaldía, se obtuvieron información y registros con respecto a La Trinidad, pero éstos resultaron insuficientes. Posteriormente, en el corregimiento hicieron la presentación de la propuesta a desarrollar ante los representantes de la Junta de Acción Comunal. Además, se efectuó el recorrido por las dos quebradas y se realizó el levantamiento de la topogración y de las biametrías sobre los cauces, mediciones fundamentales para la modelación hidrológica e hidráulica. Los habitantes de la zona colaboraron con los investigadores al ayudar a estimar las costas de desborde que tienen ocurrencia e cada inundación. La tercera etapa de Modelación permitió una modelación que representó las condiciones del problema de inundación de las zonas habitadas y la estimación de caudales con

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68 diferente periodo de retorno gracias a la implementación de la herramienta computacional Hec-HS, desarrollada por el cuerpo de ingenieros de los Estados Unidos. Esta fase final de la modelación permitió simular y crear escenarios ante diversas condiciones de amenaza a las que estaría sometida la comunidad. La cuarta etapa consistió en el planteamiento de las alternativas de solución. El equipo de trabajo concluyó que las posibles soluciones al problema de inundaciones que afecta a La Trinidad según la problemática identificada, podrían ser: Construcción de un dique perimetral paralelo a las quebradas en estudio, el cual impediría la afectación del corregimiento durante eventos extremos.

Otra opción podría ser la reubicación de los moradores de las viviendas que se ven afectadas por las inundaciones a una zona más alta, en el sector conocido como Puerto Pato, localizado a unos 200 metros antes del corregimiento La Trinidad.

Participantes del Proyecto Social

El

Proyecto de presupuesto Social San Francisco Javier “Evaluación de la amenaza por inundación en el corregimiento La Trinidad, municipio de Convención (Norte de Santander)”, logró su objetivo final de dar las recomendaciones para minimizar el impacto que provoca el desbordamiento de las quebradas; sin embargo, será el municipio el que establezca las soluciones y los recursos para ejecutar las obras. Los responsables del proyecto son: Nelson Obregón Neira

Director Instituto Geofísico Facultad de Ingeniería Pontificia Universidad Javeriana nobregon@javeriana.edu.co

Hermes García

Maestría en Hidráulica Pontificia Universidad Javeriana garcia.hermes@gmail.com


Escuela de animadores comunitarios en el Alto SinĂş

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crónica El dragón rojo de siete cabezas en el Alto Sinú También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. (Ap. 12,4)

“Fueron

varios desplazamientos pero tengo más presente el último, en el 99, cuando nos tocó salir luego de una masacre de las autodefensas. Nos quemaron las casas y salimos corriendo”, relata Omar Pino con su acento paisa no influenciado por el hablar con dejo costeño de sus vecinos. Son dos historias, una del Apocalipsis bíblico, la otra, de la realidad de miles de colombianos que se debaten entre dragones rojos, angustias, desarraigo y venganzas. Omar Pino, junto con otras 41 familias de Saisa, dejó todo y huyó de ese dragón en una mañana de julio de 1999; 51 de ellas arribaron con él a Tierralta, Córdoba, sin saber qué hacer o qué esperar. “Llegamos como todos los desplazados, destrozados, vueltos añicos interiormente, espiritual y económicamente, porque uno sale nada más con lo que tiene encima, afortunadamente buscamos ayuda, tocamos puertas. Afortunadamente las iglesias, el comercio y los finqueros nos las abrieron”. Una de las ayudas provino de la Parroquia de San José que, viendo la magnitud de la situación que se venía dando en la región del Sur de Córdoba tras la consolidación del paramilitarismo, acudió a la Facultad de Teología de la Pontifi-

cia Universidad Javeriana para que capacitara sus catequistas. “Estando allí me di cuenta que unos talleres no aportaban nada a la situación. Una cosa era dar elementos teóricos a los catequistas y otra cosa era lo existencial, cómo acompañar a los desplazados, cómo entender a estos campesinos que estaban siendo asesinados, desaparecidos y desarraigados”, relata Oscar Albeiro Arango Alzate, coordinador del proyecto “Escuela de animadores y comunidades en zonas de conflicto: Tierralta y San Pablo”. Cerca de 150 líderes de comunidades del sur de Córdoba, escogidos por los demás habitantes de sus veredas, se preparan para ser “Animadores”, cuyo requisito es querer estar al servicio de los vecinos y formarlos para que, con la fe en Jesucristo Resucitado, encuentren una salida a las dificultades que viven a diario.

Un Apocalipsis real Esta fue una zona de injerencia de las Farc durante los años setenta y ochenta por lo que las comunidades se acostumbraron a sobrevivir bajo ciertos parámetros impuestos por el grupo armado ilegal; sin embargo, tras el fortalecimiento de los paramilitares estas tierras se convirtieron en zonas de batalla, y todos sus habitantes se convirtieron en objetivo de las atrocidades. Por eso se planteó dar una formación bíblico-teológica para generar una visión crítica reflexiva que les ayudara a comprender qué les estaba pasando y por qué.

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72 “El diseño inicial de la escuela fue para cuatro años, desde 1999 al 2003; luego nos dimos cuenta de que no era suficiente y era necesario dar herramientas no tanto teóricas sino prácticas de cómo acompañar a las comunidades en contexto de conflicto. Entonces nos dedicamos a estudiar desde San Pablo cómo él acompañó y formó comunidades; luego desde el libro Apocalipsis. “Una cosa es acompañarlos en contextos normales y otra en contextos de conflicto”, señala Oscar Albeiro. Si bien la lectura de la Biblia reconforta, la situación de desarraigo y muerte necesita de algo más. María Desterrada1, una madre de familia que vivía en la vereda El Diamante, pasó de una fuerte presencia de las Farc durante los ochenta y noventa a verse acorralada con una arremetida de los paramilitares. Fue sorprendida mientras tomaba una ducha y le tocó huir semidesnuda con sus hijos, sin nada material. “Su historia relatada hoy da risa, ella cuenta que después de correr se percató que llevaba un seno descubierto, pero en su momento fue una situación terrible porque estaba huyendo. Para los paramilitares todos eran guerrilleros por ser una zona en la que estuvieron las Farc”. Socializar sus historias, incluso reírse de ellas, es parte de la reconciliación consigo mismo y con los demás. “En estas condiciones culminamos este proceso de capacitación con una lectura del libro del Apocalipsis, y fue muy interesante porque nos dio elementos muy actuales a lo que estaban viviendo estas comunidades”, comenta el director del Proyecto. Los cientos de desplazados y habitantes de la región se identificaron con la figura de la mujer encinta, con ese pueblo perseguido, violentado por ese Dragón Rojo que quería

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Nombre cambiado


quitarles la vida, y cómo a pesar de eso ellos seguían de pie, caminando, reuniéndose para sobreponerse a la adversidad. “Esa lectura fue muy bonita porque más que darles una lectura académica, vivencial y existencial, la fuimos construyendo entre todos”.

Vencer la maldad La fe en Jesús y la entrega de la propia vida son más fuertes que el pecado que nos acusa (12,11). Por eso, no hay más necesidad de un dedo acusador. El dragón pierde su empleo. Ya no hay más lugar para él en el cielo (12,8). ¡Afuera con él! Y, en una gran batalla conducida por el arcángel Miguel, quien como Dios (12,7), el dragón es expulsado del cielo (12,9). “¡Ay de ustedes, tierras y mares, porque el diablo ha bajado a ustedes, temblando de furor al saber que sus días están contados!” (12,12).

“Se han dado cuenta de que la situación que han vivido no es única, sino que esto hace parte de dinámicas más grandes, y que la pobreza, el hambre, la miseria, son de una naturaleza macro que se llama imperio. Cuando se dan cuenta de esto intuyen que no es nuevo. El dragón rojo siempre ha estado presente con concreciones históricas, por ejemplo en el imperio romano, romano-germánico, pero siempre ha estado ahí”, relata Oscar Albeiro. Los participantes se sorprenden con los talleres y la lectura del Apocalipsis. En dibujos plasman la crueldad de la guerra que ellos nunca buscaron, y en sus escritos transmiten los sueños de ver vencida la bestia algún día. “Con el Apocalipsis se despiertan cosas que no teníamos bien claras, inclusive yo mismo en los talleres quedo despierto porque no es lo que uno entendía, sino otras cosas que están detrás de los textos. Cuando llevamos estos talleres a la gente, van entendiendo y quieren saber más del tema, eso genera más ar-

monía y se cruzan más lazos de amistad entre todos”, resalta Luis Eduardo Andrade, uno de los animadores. Desde esta lectura se presentan formas de resistencia no armada, desde lo frágil, lo sencillo lo vulnerable, desde lo humano, sin violencia, explican quienes llevan a cabo este proyecto. “Uno con un desplazamiento queda muy afectado pero el Apocalipsis le enseña que hay que quitarse la venda de los ojos y echarse las gotas para ver con más claridad. Hoy ya no siento tanto miedo con las cosas que me toca enfrentar” dice la docente Miriam Valle, una animadora vinculada al proyecto y a la Parroquia de San José en Tierralta, luego de que saliera desplazada de Saisa en la misma época de Omar. El trabajo de los animadores en los corregimientos no ha sido fácil debido a la presencia del grupo ilegal, pero todos los animadores aseguran haber vencido el miedo o por lo menos lo sobrellevan. “Cualquier tipo de liderazgo es visto como subversivo, entonces esto a veces lo llena a uno de peligro, es ahí cuando uno se cubre con la caparazón de la fe y la esperanza en Dios”, recalca Omar.

Fe en Dios “Con el proceso de paz con los paramilitares nos tocó ver cosas extrañas, en el interior del país decían: que chévere se desmovilizaron diez mil, pero no era tan cierto, nos tocó ver cómo reclutaban a los muchachos del pueblo y las veredas para llevarlos a la zona de ubicación. Parte de los desmovilizados eran ellos, los que un mes antes habían reclutado, y un grupo pequeño eran de verdaderos paramilitares. Las personas en Tierralta veían que no era cierto”. El poder de la bestia es un poder insolente (13,5): ataca a Dios con blasfemias (13,6), persigue al

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74 pueblo de las comunidades (13,7) y tiene pretensiones de ser dios y dueño del mundo entero, con todos sus habitantes (13,7-8). ¿Cómo es que la bestia consigue engañar al mundo entero, y “dominar la mente” de tanta gente? Ella recibe la ayuda de otra bestia que tiene la apariencia de cordero, pero que habla como un dragón (13,11). Son los falsos profetas (16,13; 19,20; 20,10): milagreros, sabios, sacerdotes, técnicos que colocan su magia, su poder, su ministerio y su saber al servicio del imperio (13,12).

“En el Apocalipsis como en la vida real aparecen esos falsos profetas con discursos mentirosos que dicen que la paz llegó cuando no es cierto”, sentencian los capacitadores, quienes continúan su labor multiplicadora con las comunidades vulnerables de esta zona del país. “Tenemos que vencer el miedo, vamos a ganarle la partida al dragón de las siete cabezas y entre todos nos haremos cada vez más fuertes con la fe en Dios”, puntualizó uno de los Animadores que se sobrepuso al desplazamiento y la desesperanza. Omar Pino, resume lo que significó la escuela de animadores en contexto de conflicto: “Este grupo de personas apoyado por la Javeriana y la Facultad de Teología llegaron en un momento indicado, cuando realmente lo necesitábamos, para que nos acompañaran, nos enseñaran, nos apoyaran, y al mismo tiempo nosotros brindar también lo que tenemos, porque en el caso de los desplazados no sólo son personas que reciben con la mano extendida, sino que también pueden aportar mucho a la situación del país”.


proyecto ¡A celebrar la vida!

El

Apocalipsis es una palabra que viene del griego y quiere decir Revelación, que es lo mismo que quitar el velo o revelar. Así lo entendieron las cerca 120 personas, entre campesinos y habitantes del casco urbano, que participaron en el módulo de lectura bíblica: “Reconstruyendo nuestra esperanza: una lectura comunitaria del libro del Apocalipsis”. Este módulo hace parte de un proceso llamado “Escuela de animadores e contextos de conflicto armado”. La presencia en el Alto Sinú con los programas de pastoral social de la parroquia se ha desarrollado en cuatro fases. La primera de ellas entre 1999 y 2003 denominada Iniciación, la segunda de Profundización entre 2003 y 2005, la tercera entre 2006 y 2007 llamada Confrontación con la realidad violenta a través del mensaje bíblico del Apocalipsis, la cual fue apoyada por la Universidad Javeriana con el Proyectos de Presupuesto Social; y la cuarta etapa adelantada en 2008 denominada Consolidación, con proyectos comunitarios. Durante estos años se ha efectuado el acompañamiento a 100 animadores comunitarios entre campesinos, jóvenes, profesores e indígenas, y se consolidó el programa en 30 comunidades que se reúnen tres veces por mes. La fase de Confrontación vinculó la lectura del Apocalipsis; no obstante, los responsables del Proyecto señalan que toda lectura teológica responsable tiene que partir del contexto, de una lectura, de recuperación de la memoria, de sus historias personales y comunitarias. “La lectura teológica pretende confrontar el contexto con la experiencia de fe en Jesús Resucitado, para preguntarnos no sólo qué está pasando, sino por qué nos está pasando; de

igual forma mirar cuál fue la solución que se da en el texto bíblico para mirar cuál sería nuestra solución”, señala Oscar Arango, coordinador del equipo Synetarios. Los talleres de formación bíblica tienen dos momentos, uno presencial y otro de seguimiento con una duración de cuatro días. Los encuentros tratan de evitar ser muy académicos y parten de una pedagogía interactiva que recoge sus experiencias y vida cotidiana. Como metodología, la Escuela de Animadores, dividió los talleres en tres momentos, uno presencial en el que participan un profesor y un estudiante de la Facultad de Teología; tres talleres de trabajo personal que desarrollan los Animadores en las zonas de Batata, Urrá, Tierralta, La Apartada, y los que realizan trabajo con la comunidad; y, por último, la lectura del Apocalipsis. Las lecturas retoman diferentes temáticas: Una introducción: tres diálogos sobre el Apocalipsis, en la que se explica que éste no es un libro muy solicitado por el pueblo por ser misterioso, lleno de visiones extrañas, en el cual todos perciben que algo importante que se oculta en su interior para dar sentido a la vida, pero son pocos los que se animan a descifrarlo. Apocalipsis: un mensaje de esperanza para las comunidades perseguidas por el Imperio. Con esta lectura se busca preguntarse por el sentido del texto, el autor, la situación de las pequeñas comunidades y la respuesta de Dios frente a la presencia del imperio. Para este trabajo los talleristas cuentan emplean pliegos de papel y marcadores para que plasmen en él lo que se vivió durante el Imperio Roma-

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76 no y sus realidades vividas en Tierralta, hoy bajo el imperio de la muerte violenta.

flexionan acerca de la intencionalidad de los símbolos en la realidad de Tierralta.

Quitar el velo para entender acontecimientos. El texto permite entender cómo el libro del Apocalipsis fue escrito para quitar el velo que impedía ver que los acontecimientos que vive la comunidad no son queridos por Dios, que son producto humano de aquellos que tienen el poder.

La apertura de los siete sellos es la segunda lectura de este momento; y, por último, Visión profética de la historia: visiones del juicio 17,1 – 19,16, en éste la comunidad describe los símbolos que componen las figuras de la mujer embarazada y la mujer ebria.

Por fin, ¡las visiones se aclaran!, permite preguntarse por los símbolos y las formas con los cuales fue escrito el libro del Apocalipsis y cuáles de ellos son los que hacen entender el imperio de la muerte en Tierralta. Visión profética de la historia, los 7 sellos: visión inaugural, con la que los participantes re-

Análisis estructural del texto del Apocalipsis a la luz de la esperanza y Visión apocalíptica del futuro de la iglesia la nueva Jerusalén. 19,17 – 22,5, son también textos que se leen durante los talleres. En cada encuentro, estas comunidades, que además van a jugar, a comer, a compartir, se reúnen a celebrar la vida.

Participantes del Proyecto Social

El

proyecto de presupuesto Social San Francisco Javier “Escuela de animadores comunitarios momento 3: Formación de animadores y comunidades en situación de conflicto”, hace parte de un trabajo que viene desarrollando la Parroquia de San José en el Alto Sinú desde 1999, apoyado por la Facultad de Teología de la Universidad Javeriana. Los talleres con las familias residentes en esta zona del sur de Córdoba, tienen cuatro momentos y, en específico, el tercero se apoya en las lecturas bíblicas del Apocalipsis. Participantes en el proyecto: Oscar Arango Alzate

Equipo de Proyección Social e Investigación Synetairos Coordinador Facultad de Teología Pontificia Universidad Javeriana oscar.arango@javeriana.edu.co

José Vicente Vergara

Profesor Facultad de Teología Pontificia Universidad Javeriana joviver@javeriana.edu.co

Diego Prieto Ruíz

Estudiante Facultad de Teología Pontificia Universidad Javeriana

Diego Castro

Estudiante Ciencias Religiosas Universidad de la Salle


Diagn贸stico social y manejo interdisciplinario de ni帽os con discapacidad

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crónica Un diagnóstico que cambia la forma de vivir

En

el año 2000 Isidora de Olay recibió, para su cuidado, un bebé cuya madre había muerto, por lo cual un tío del pequeño lo dejó a su cargo para que lo atendiera a cambio de 250 mil pesos mensuales. Pero ella, pronto se dio cuenta de que las cosas no iban bien con la criaturita, así que lo llevó al médico, quien la advirtió del mal estado de salud del niño. A sus escasos dos meses de vida el bebé aún no lloraba ni emitía sonido alguno, además su tamaño era incluso menor que el de un recién nacido. En el hospital le dijeron que el bebé debía quedarse interno y que necesitaría que la madre estuviera a su lado día y noche. “Llamé a mi esposo y le dije que yo me iba a quedar en el día cuidándolo y él me dijo que se quedaba en las noches, desde ese momento nos convertimos en sus padres”, relata Isidora. “Juan Felipe no ha tenido un desarrollo como los otros niños, tiene un daño severo en los ojos y problemas de aprendizaje, pero nosotros lo queremos igual o más que a nuestros dos hijos”, cuenta Isidora. “No sabíamos cuál era su enfermedad, ni por qué se dio y qué implicaciones tuviera para el futuro”, recalcó. María Adelina Barrera recibió con alegría su primera hija hace 27 años; sin embargo, la preocupación se apoderó de ella a los pocos meses cuando descubrió que la pequeña no podía ver. Tuvo un nuevo embarazo y fue varón, con él llegó la felicidad porque no presentó ningún problema visual. Con su esposo estuvieron de acuerdo en tener un nuevo hijo y ahí fue cuando nació Lorena, pero ella también presentó la enfermedad y nunca

pudo ver. “Vivíamos en Casanare y era terrible ver cómo la gente nos juzgaba y las niñas se convertían en el centro de atracción; ahora nuestra preocupación radica en si nuestros hijos nos pueden dar nietos normales”, señala María Adelina. Germán Moreno ya había perdido la fe en los médicos, pues su hijo de 13 años sufre autismo, retardo mental y convulsiones. “Lo han diagnosticado muchas veces pero no han podido darnos un buen tratamiento. El niño en sus peores momentos ha tenido de 10 a 12 convulsiones diarias y eso es muy triste”. Estas tres familias hacen parte de las 39 de estratos uno y dos que acuden desde hace varios meses a un programa de las religiosas del Sagrado Corazón Provincia de Colombia, quienes acudieron al Instituto de Genética de la Facultad de Medicina de la Universidad Javeriana para que esta entidad les hiciera un diagnóstico de sus discapacidades. “Tocamos muchas puertas porque es muy importante que los padres sepan qué tienen sus hijos, sus implicaciones y cómo deben ser tratados de acuerdo con su discapacidad, y la Javeriana las abrió”, dice la Hermana Elvira Vargas, directora del programa. El Instituto de Genética viene desarrollando un trabajo similar con la Fundación Santo Cristo en el municipio de Ubaté, Cundinamarca, por lo que atendió el llamado de la Hermana Elvira y acudió a los Proyectos de Presupuesto Social de la Rectoría para prestar el apoyo a estas familias. “Estos diagnósticos son muy importantes para tomar la decisión

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80 sobre un nuevo bebé, si la causa es genética es muy probable que el próximo hijo tenga la misma enfermedad, entonces los padres sobre aviso son quienes toman la decisión” señala el doctor Ignacio Zarante, quien advierte que, además, el equipo de Genética busca asesorar a los padres de familia y profesores sobre el manejo de cada una de las discapacidades. “Se nos han presentado casos como el de un niño que pensaban tenía retraso mental y el diagnóstico nos dijo que tenía discapacidad auditiva, era un niño normal”, recalca Adriana Ordoñez del Instituto de Genética. Por ello, los profesionales destacan la importancia del diagnóstico para saber cómo ayudar a los niños y a sus familias.

Diagnósticos Isidora recurrió a la familia de Juan Felipe para conocer los antecedentes. “Conocí a la abuela materna y entendí del porqué habían abandonado al niño. La madre había muerto y tenía otros tres hijos que quedaron a cargo de ella, y como ya les habían dicho que era posible que no sobreviviera simplemente lo dejaron”, relata. Los exámenes determinaron que la mamá de Juan Felipe había sufrido una rubeola durante los tres primeros meses de embarazo y a eso se debía su discapacidad. María Adelina descansó con los resultados practicados a sus dos hijas ciegas. “El médico me dijo que podía estar tranquila porque el mal no era genético, eso quiere decir que tanto ellas como mi otro hijo pueden tener niños normales y eso me hace completamente feliz porque tener un niño con discapacidad es muy difícil”. Los especialistas de la Javeriana le dijeron que, extrañamente, sus dos hijas sufrieron una enfermedad que le da a una entre 4000 personas, pero no hay genes que lo retransmitan.


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Germán Moreno, por su parte, quedó más tranquilo con el diagnóstico. “La enfermedad de mi hijo sí es complicada, pero gracias a las sugerencias de los médicos se le quitó una droga y se le disminuyeron las convulsiones; puedo decir que casi no tiene”. Además de estos exámenes los profesionales de la Javeriana los apoyan en otras disciplinas y dan sus recomendaciones sobre la alimentación, las terapias, el manejo psicológico de los niños. Estos son sólo tres casos, pero el Instituto de Genética ha realizado muchos más diagnósticos totalmente gratis a las familias de bajos estratos que buscan un porqué y una posible solución. “Estamos muy agradecidos, ya habíamos perdido la fe, la Hermana Elvira es un ángel y los doctores de la Javeriana unos salvadores”, expresó Germán Moreno, uno de los padres de familia beneficiados. Además, el trabajo del Instituto de Genética de la Universidad Javeriana se ha extendido a muchas más labores sociales con comunidades vulnerables que, por desconocimiento y falta de presupuesto, nunca hubieran tenido acceso a un examen de este tipo. “En uno de los casos encontramos un niño que supuestamente tenía problemas cognitivos y, al efectuar los análisis, nos dimos cuenta que el niño estaba en perfecto estado, pero su madre tenía un leve retraso que le transmitió en el día a día a su hijo”, comentó la genetista.

Manejo de la discapacidad Las lágrimas son incontenibles en algunos padres de familia. Es tan importante para ellos conocer el origen y la discapacidad de sus hijos, como tener las bases para poder tratarlos. La mayoría de ellos se sienten alejados de la sociedad y, en ocasiones, atropellados por ella. “A mi hija me la rechazan incluso en la familia y yo no la puedo dejar sola, entonces

me la llevo para el trabajo y cada vez es más insostenible esta situación”, comenta, muy afligida, una de las madres. En estos casos, los genetistas escuchan y aconsejan, saben que se necesita conjugar otras iniciativas para lograr el bienestar de los niños y sus familias. Otra madre que no puede contener sus lágrimas plantea el riesgo que cada vez se siente más cerca. Su hijo ya cumplió los 15, sufre un retraso mental leve y el deseo sexual se empezó a despertar. “Doctor mi preocupación es que en cualquier momento me lleguen con la noticia de que violó a alguien, es muy difícil estar pendiente de él todo el tiempo y no sé qué hacer”. Los especialistas le dan una voz de aliento a la desesperada madre. La medicación puede ayudarle; sin embargo, son conscientes de que se necesita un acompañamiento que para las familias de estratos bajos es muy difícil conseguir.



proyecto Siete fases hacia una atención integral de niños discapacitados

El

llamado que la Hermana Elvira Vargas hizo a la Academia Nacional de Medicina, en el que solicitaba ayuda para el diagnóstico y manejo de un grupo de niños con discapacidad, llegó a oídos de la doctora Adriana Ordóñez y del doctor Fernando Suárez, profesores de la Facultad de Medicina. Este fue el punto de partida para el proyecto social del Instituto de Genética Humana (IGH) de la Universidad Javeriana. Las hermanas del Sagrado Corazón de Jesús, apoyadas por la Fundación Liliana Fonds, habían reunido un grupo de niños en Bogotá con diversas discapacidades, a quienes intentaban darles una atención médica adecuada. Pero esta situación era difícilmente justificable ante el sistema de salud sin un diagnóstico o una historia clínica de por medio. El estudio genético permitiría, entonces, conocer si el estado patológico de los niños se originó en una exposición teratogénica (elemento que hace daño al embrión o al feto) durante el desarrollo embrionario, en el caso de una anormalidad genética, en la manifestación comportamental de la deprivación neuro-sensorial y nutricional durante la niñez, o en las secuelas de una patología de origen infecciosa traumática. El conocer la procedencia de la afección del individuo permite orientar la resolución del problema de las causas, establecer las soluciones y alternativas del manejo médico que se pueden ofrecer a los afectados. Sin embargo, la orientación médica no es suficiente si sólo se limita a recopilar datos que describen hechos ya acontecidos, hechos que comúnmente no son contextualizados en el entorno social en el que se desenvuelve el paciente. El compromiso del IGH con la hermana Elvira, los niños del Sagrado Corazón y sus familias no

se limitó al diagnóstico. Al tratarse de un manejo integral que abarcaba aspectos médicos, odontológicos, nutricionales, psicológicos y sociales, se definió un grupo de trabajo interdisciplinario de la Pontificia Universidad Javeriana y otras instituciones. El plan de trabajo se ejecutó en siete fases que iniciaron con una entrevista con la Hermana Elvira Vargas representante de la congregación, en la que se estableció el número de 39 participantes y adolescentes entre los 4 y los 24 años. Una segunda fase buscó la reunión con los acudientes y padres de familia de los niños para informar la razón de la intervención y la metodología a utilizar en la que participaron, además de los profesionales, los estudiantes de pregrado de Medicina pertenecientes al grupo Angie Baquiro, una agrupación de jóvenes de la Javeriana que, sin ánimo de lucro, se unen con el fin de apoyar iniciativas que ayuden a generar una mejor calidad de vida de poblaciones de escasos recursos. En la siguiente fase se efectuaron las actividades con los niños y sus familiares para la intervención clínica y social con el grupo de profesionales. En la cuarta fase se tomaron las muestras y exámenes para-clínicos requeridos según el caso para ser analizadas, algunas de ellas con la colaboración del Laboratorio Clínico del Hospital Universitario San Ignacio. Además, se hicieron los estudios oftalmológicos especializados con la colaboración de la Fundación Oftalmológica Nacional. Luego, se realizaron los análisis de los resultados, almacenados en historias personalizadas para cada paciente y su núcleo familiar, y se elaboraron los informes tras la evaluación médica. Al final, en la séptima y octava fase se entregaron los resultados a la comunidad, a las religiosas y a la Universidad.

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84 A pesar de que se citaron las 39 personas a diagnosticar, se presentaron 22 de los cuales 11 tenían historia clínica de retardo del desarrollo psicomotor y retardo mental, 6 de ellos presentaron solamente retardo del desarrollo, y en los 5 pacientes restantes no existía déficit en el neuro-desarrollo, según el informe presentado por del Instituto de Genética. A algunos de los pacientes se les identificó la hipoxia perinatal, es decir una agresión al feto o al recién nacido debido a la falta de oxígeno general o en diversos órganos, y se estableció como causa de diagnóstico definitivo. En uno de ellos se evidenció, a través de la historia clínica, el antecedente de trauma cráneo-encefálico al caer

de una gran altura, lo cual le generó un síndrome convulsivo. Dos análisis dieron como resultado que los pacientes sufrieron las secuelas de rubéola congénita, uno de meningitis bacteriana y uno de meningitis tuberculosa. En siete casos se identificaron antecedentes familiares que condujeron a los diagnósticos definitivos como síndrome de X frágil, que es la forma hereditaria más común de retraso mental, Microftalmia autosómica recesiva o la ectrodactilia más paladar hendido autosómica dominante. Finalmente, se evidenció que ninguno de los casos analizados había tenido valoración o asesoría genética previa, por lo cual las familias no tenían un conocimiento de cómo sobrellevar su discapacidad.

Participantes del Proyecto Social

El

Proyecto de presupuesto Social San Francisco Javier “Diagnóstico Social y Manejo interdisciplinario de una población de niños discapacitados vinculados a la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús”, se desarrolla después de que la Hermana Elvira Vargas solicitara el diagnóstico de los niños y jóvenes con discapacidad que atiende en su Fundación. El Instituto de Genética Humana, que venía desarrollando estas mismas actividades en otras comunidades vulnerables, apoyó su petición para aportar en la calidad de vida de estas personas y sus familias. Los responsables del proyecto son: Dra. Adriana Ordóñez Vásquez Facultad de Medicina Pontificia Universidad Javeriana Instituto de Genética Humana aordonez@javeriana.edu.co

Dr. Md. Fernando Suárez

Facultad de Medicina Pontificia Universidad Javeriana Instituto de Genética Humana fernando.suarez@javeriana.edu.co

Otros participantes del proyecto son: Dr. Md. PhD. Jaime Bernal Villegas Director Instituto de Genética Humana Facultad de Medicina Pontificia Universidad Javeriana Instituto de Genética Humana

Dr. OD. Fernando Castro Odontólogo Departamento Sistema Dentario Facultad de Odontología Pontificia Universidad Javeriana

Dr. Md. MSc. Ignacio Zarante Profesor Facultad de Medicina Pontificia Universidad Javeriana Instituto de Genética Humana

Dra. Md. Natalia Chipatecua Pediatra Hospital San Rafael Especialista Buen Trato Infantil

Dra. Md. Msc. Marta Lucía Tamayo Profesora Facultad de Medicina Pontificia Universidad Javeriana Instituto de Genética Humana

Dra. Md. Nenna Jovita Lung Pediatra - Nutrióloga Profesor Pontificia Universidad Javeriana Departamento de Pediatría

Dra. Olga del Carmen Maldonado Sociol. Bioética Profesor Pontificia Universidad Javeriana Instituto de Bioética Dr. Md. Gustavo Adolfo Contreras Estudiante residente Pontificia Universidad Javeriana Instituto de Genética Humana Dra. Ana María Lores Estudiante residente Fundación Oftalmológica Nacional Dra. Adriana Fajardo Estudiante residente Hospital Militar Central


Proyecto de saneamiento bรกsico en el Resguardo Nazareth, Amazonas

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crónica La calidad de vida de los Ticuna en la mira de los ingenieros

Casi

dos horas de vuelo y por lo menos dos y media en “peque peque” (especie de canoa de madera) a través del río Amazonas tardó el grupo de profesionales y estudiantes del departamento de Ingeniería Civil de la Pontificia Universidad Javeriana para llegar al Resguardo Nazareth donde viven cerca de 700 indígenas de la etnia Ticuna. Este viaje, que se ha repetido en varias oportunidades, no tenía como objetivo observar la exuberante naturaleza, tampoco conocer el río más caudaloso del mundo, más bien buscaba llevar calidad de vida a una población agobiada por muchas ausencias, la principal de ellas: la salud. La iniciativa partió de la invitación de un grupo indígena del Trapecio Amazónico a la Corporación Horizontes Colombianos, una ONG alemana que trabaja en proyectos de educación. Sin embargo, al llegar a esta pequeña población sus delegados se percataron de que, además de educación, había que trabajar en la salud de sus habitantes. “Encontramos enfermedades respiratorias, infecciones de la piel, afecciones intestinales, debido en su gran mayoría a la falta de agua potable”, relata Dorothea Wolf-Nuernberg, fundadora de la ONG. No tuvo que ser muy exhaustiva la investigación para darse cuenta que uno de los más graves problemas de esta comunidad se relacionaba con el sistema de aprovisionamiento de agua y su posterior manejo. Un charco ubicado a pocos metros de la población se convirtió en el surtidor del líquido para todos los

habitantes. “El mayor problema es que en esta especie de laguna se bañan, lavan la ropa y extraen el agua para hacer de comer. En estas condiciones es más que normal que sufran esas patologías”, recalcó Dorothea. El diagnóstico exigía la acción de varias ciencias. Además de la salud, había que generar soluciones permanentes en su forma de vida y en las obras físicas de la población, por ello se planteó la construcción de sistemas de saneamiento de agua potable, agua residual y manejo de residuos sólidos, mediante un programa piloto que más adelante pueda ser aplicado a otras comunidades en el Trapecio Amazónico y en el resto del país. Para lograrlo, la Pontificia Universidad Javeriana estructuró una propuesta en la que intervinieron docentes especialistas en las áreas de hidráulica, tratamiento de aguas, gestión de residuos sólidos, psicología, sociología, teología y otras áreas. No obstante, el trabajo en estas zonas representa más retos que el de “manos a la obra”, pues una parte importante del trabajo era de ganar la confianza de los indígenas que no tienen buena referencia de los “blancos”. “Al llegar al resguardo nadie me hablaba, más bien me huían, indagamos el porqué y nos dijeron que pensaban que yo era ‘gringa’ y que iba comprar los niños para luego venderlos”, comenta Dorothea. El director de proyectos de la ONG, Gustavo de la Hoz, tuvo que hablar con la comunidad para explicar que no iban a robar a nadie y que la rubia espigada no era norteamericana sino alemana.

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88 Vencer miedos Los indígenas se mostraron escépticos porque están acostumbrados a que a sus comunidades sólo llegan en épocas electorales o tras algún tesoro, pero para entrar a hacer parte a la comunidad la estudiante de la Maestría en Hidrosistemas, Paula Andrea Villegas, aplicó su investigación: “Estudio de Infraestructura ambiental sostenible en el trapecio Amazónico Colombiano, articulando aspectos científicos y tecnológicos con participación comunitaria”. En este sentido, el grupo interdisciplinario tendría que entrar a romper el paradigma de que es el “blanco” el que trae el conocimiento y muchas veces lo impone porque resultados anteriores demuestran que esta manera de trabajar con las comunidades no da los resultados esperados. “A la comunidad hay que hacerla parte de la toma de decisiones, que ellos hagan parte de lo que se está haciendo para que participen activamente y así perdure el conocimiento en el tiempo”, recalca Paula Andrea. Uno de los mayores contratiempos que encontraron los especialistas de la Javeriana fue el de adelantar las investigaciones para evaluar las posibles soluciones. “A todo le dicen que sí, pero por dentro tienen muchas resistencias; además, por sus mismos esquemas culturales se suelen contradecir en las informaciones que suministran”, señala la ingeniera Sandra Méndez del Área de ingeniería y Gestión Ambiental y coordinadora del proyecto. Los visitantes del Resguardo Nazareth dan fe de que en estas comunidades sí funciona realmente la democracia, por eso ellos respetan a su “Curaca” quien es el contacto con los especialistas que desarrollan el plan. No quieren más engaños y tratan de convencerse que estas personas provenientes de Bogotá y Alemania no piden nada a cambio. “Otro


problema es el lenguaje, porque lo que para nosotros significa una palabra para ellos tiene un significado diferente”, comenta la ingeniera Sandra. Mientras los profesores toman medidas, examinan los suelos y el agua y planean estrategias, otro grupo de estudiantes y docentes dicta los talleres a grupos de niños, adolescentes y mayores para que comprendan y den sus aportes al trabajo. “En los afiches se incluye a la misma comunidad y son ellos mismos quienes multiplican en su lengua lo que les enseñamos”, recalca Paula Andrea.

Soluciones a largo plazo La Corporación Horizontes Colombianos es clara en decirle a los Ticuna del Resguardo Nazareth que concluir los trabajos tomará meses, quizás años, pero que el trabajo de ellos y los especialistas de la Javeriana es transparente. Los ingenieros de la Universidad plantean implementar tecnologías de bajo impacto, emplear en lo posible materiales de la región y capacitar para que la mano de obra se quede en el resguardo. Además, para que el proyecto se haga realidad la corporación debe entregar el proyecto, traducido al alemán, a las ONG de ese país que aportarían gran parte de los recursos. Un 25% del presupuesto tendrá que ser aportado en Colombia.

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proyecto Soluciones tejidas entre Ticunas y javerianos

El

trabajo en comunidades indígenas alejadas de la civilización la mayoría de las veces ha dejado la misma experiencia: si el trabajo es impuesto finalmente la respuesta de la comunidad es de rechazo. Esta premisa siempre estuvo presente en el “Proyecto piloto de saneamiento básico con la comunidad Tikuna del Resguardo Nazareth, Amazonas”. “La comunicación se hace difícil y a todo le dicen que sí, pero en su interior no están muy convencidos”. Esa fue la definición de los investigadores luego de los primeros acercamientos con los líderes indígenas, quienes siempre se muestran desconfiados de que se pueda hacer algo por ellos sin esperar nada a cambio. Pero ese paradigma había que romperlo, y por esta razón la comitiva de la Javeriana, junto con las demás entidades comprometidas, tuvo como premisa la búsqueda participativa de soluciones. Al establecerse el grave problema del agua, los especialistas javerianos de la Facultad de Ingeniería iniciaron las investigaciones para dar una salida apropiada de potabilización y distribución de agua, drenaje y tratamiento de aguas residuales y gestión de residuos sólidos, necesarios para que esta comunidad mejorara su calidad de vida. En la fase previa al proyecto la Carrera de Ingeniería Civil apoyó el trabajo de dos estudiantes que, como práctica social, realizaron el levantamiento topográfico del resguardo, información que sirvió como base para el trabajo desarrollado en el Proyecto de Presupuesto Social. Luego de recopilar la información relacionada con proyectos similares desarrollados en el mundo, especialmente los

adelantados por entidades como UNESCO, la Agencia GTZ de Alemania, la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud, entre otras, se definieron las posibles alternativas a implementar. La planeación de los talleres comunitarios contó con la experiencia de la Corporación Horizontes Colombianos que recomendó tres grupos diferentes de la comunidad de acuerdo a sus rangos de edad para su mejor entendimiento: niños menores de 12 años, jóvenes entre los 13 y los 24 años, y mayores de 25. De esta manera se logró que fuera la misma comunidad la que detectara las necesidades relacionadas con los problemas del agua y sus posibles soluciones de acuerdo con sus costumbres y experiencias. Los talleres con los niños se desarrollaron en medio de actividades lúdicas en las que aprendieron hábitos higiénicos como lavarse las manos después de usar las letrinas y antes de comer, así como plasmar imaginarios frente a los conceptos de residuos, el agua y su importancia para la vida. En una fase posterior se desarrolló el modelo de selección de alternativas basado en las teorías de inteligencia artificial, árboles de decisión y sistemas expertos, en las que se involucraron las opiniones y experiencia tanto de la comunidad, como la de los expertos en ingeniería, saneamiento, psicología, economía y sociología. En una nueva visita a la comunidad el grupo de trabajo informó a la comunidad la alternativa escogida para cada tema de saneamiento y las actividades que cada miembro de la

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92 comunidad debe hacer desde su hogar para garantizar el correcto funcionamiento de los sistemas. Además de los talleres se suministraron folletos ilustrados para reforzar las recomendaciones sugeridas. De acuerdo con sus costumbres y líneas de poder se instauró la figura sociopolítica para garantizar la operación de las tecnologías; en cabeza del curaca se conformó el Comité Ambiental en el que se nombraron a los responsables para cada uno de los roles necesarios: fontanero, tesorero, almacenista, encargado de residuos y encargado del humedal. Sin embargo, la Javeriana sugirió al curaca que se conformaran subcomités por cada tema de tal manera que el cargo pueda ser rotado por épocas, entre varias personas, todas igual de capacitadas.

Tecnologías a implementar Agua potable: Se diseñó una red de conducción de agua desde el pozo existente hasta

cada casa, con llegada a un punto en el cual podrán obtener el líquido para verter en un filtro de vela.

Agua residual: Contando con que todas las

casas del resguardo cuentan con una letrina, se diseñó una red de alcantarillado que conducirá las aguas residuales hasta un sistema de humedales construidos con plantas de la misma región, detectadas por la comunidad, de modo que no impacten negativamente el paisajismo del resguardo.

Residuos sólidos: De acuerdo con el

muestreo realizado, el 85% de los residuos sólidos generados en el resguardo son orgánicos y son aprovechables. Para el manejo de los residuos se diseñaron celdas individuales, una por cada cuatro casas, en la que se dispondrán los residuos inorgánicos. El sistema se complementa con la tecnología de compostaje.

Participantes del Proyecto Social

En

el Proyecto de presupuesto Social San Francisco Javier “Proyecto piloto de saneamiento básico con la comunidad Ticuna del Resguardo Nazareth, Amazonas”, participó un equipo interdisciplinario de la Pontificia Universidad Javeriana y otras instituciones como la ONG alemana “Corporación Horizontes Colombianos”. El equipo de trabajo estuvo conformado por: Ing. Paula Villegas Maestría en Hidrosistemas Pontificia Universidad Javeriana paitica@gmail.com

Ing. Sandra Patricia Jarro Departamento de Ingeniería Civil Pontificia Universidad Javeriana sandra.jarro@javeriana.edu.co

Ing. Jaime Andrés Lara Departamento de Ingeniería Civil Pontificia Universidad Javeriana laraj@javeriana.edu.co

Ing. Sandra Méndez Departamento de Ingeniería Civil Pontificia Universidad Javeriana sandra.mendez@javeriana.edu.co

Ing. Andrés Vargas Departamento de Ingeniería Civil Pontificia Universidad Javeriana avargasl@javeriana.edu.co

Ing. Nelson Obregón Instituto Geofísico Pontificia Universidad Javeriana nobregon@javeriana.edu.co

Socióloga Blanca Cecilia Pérez Decanatura del Medio Universitario de la Facultad de Ingeniería Pontificia Universidad Javeriana bcperez@javeriana.edu.co Ing. Mario Omar Opazo Departamento de Ecología y Territorio Pontificia Universidad Javeriana mopazo@javeriana.edu.co Corporación Horizontes Colombianos http://www.horizontescolombianos.org


Viveros comunitarios en Guachetรก, Cundinamarca

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crónica Javerianos al rescate del ecosistema autóctono del altiplano cundiboyacense

La

imagen de un joven investigador, mechudo, flaco, de jeans ajustados, que más parece un rockero que un ecólogo, contrasta con la de los campesinos de rostros redondos, cabello negro y acento boyacense del municipio de Guachetá, Cundinamarca, donde se intenta reestablecer el ecosistema originario de estas montañas. Ese profesional, egresado de la Facultad de Estudios Ambientales y Rurales de la Universidad Javeriana y profesor e investigador del departamento de Ecología y Territorio, es Mauricio Aguilar, quien tras varios meses de estudio durante su carrera se propuso junto con sus profesores recuperar las plantas nativas de esta región que fueron desapareciendo desde hace varios cientos de años y se incrementó con la llegada de los españoles al continente. En la vereda Alto Guachetá, donde se adelanta parte de las investigaciones, se destaca el Robledal, un bosque de robles que con el tiempo se ha reducido debido a la tala y la desaparición de las plantas que están adaptadas a crecer en este ambiente seco ubicado a más de 3000 metros de altura sobre el nivel del mar y que ayudan a sostener el ecosistema. Pero el departamento de Ecología no pretende únicamente reforestar con el agraz, la uva camarona, el huayuelo, plantas que desde siempre crecieron en la zona, sino que se preocupó por enseñar a los habitantes de la región para

que el proyecto permanezca en el tiempo. Es ahí donde entran en escena Sandra Valencia y Liliana Carrero, practicantes de octavo semestre de Ecología, que se comprometieron de lleno con esta tarea.

Experiencia El primero en llegar con sus maletas para pasar un largo tiempo fue Mauricio. Inicialmente además de su discurso teórico sobre el medio ambiente y el manejo de las plantas, también tuvo que llevar uno para entrar y ser aceptado en la comunidad. “Al principio fue muy difícil porque ellos vieron a un muchacho mechudo, de la ciudad que venía supuestamente a enseñarles a ellos, campesinos de toda la vida, a sembrar. Eso fue duro tanto para ellos como para mi”, recuerda el investigador. Guachetá es una zona fría, donde sus habitantes aunque son amables, se muestran tímidos y cerrados. Sin embargo, Mauricio logró que comprendieran la importancia de revivir y cuidar las plantaciones de sus ancestros, así como conocer sus beneficios. Para apoyar este trabajo llegaron las practicantes, quienes junto con Mauricio iniciaron los talleres en el Colegio Departamental Nacionalizado El Carmen con los estudiantes para despertar en ellos el interés por la conservación del medio ambiente y de resembrar sus tierras con plantas autóctonas.

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96 “La práctica social la iniciamos en séptimo semestre y enfrentamos una experiencia ya real. Es poder aportar conocimientos a la comunidad como también enriquecernos con el conocimiento que tienen ellos”, explica Liliana Carrero quien durante cuatro meses visitó la zona y diseñó junto con su compañera, su profesor y los campesinos, tres invernaderos necesarios para la germinación de las plantas. El primero de ellos se construyó en el colegio. Fueron los estudiantes quienes dedicaron horas, incluso extra clase, para adecuar el espacio, mientras un carpintero del pueblo construía el invernadero con plástico y madera. Otro de los viveros en el que se sembrarían las semillas de las plantas que van a reforestar la zona se ubicó en la casa campesina. Allí las practicantes de Ecología, no sólo sembraron plantas nativas, también sembraron en los muchachos la inquietud y la pasión por la tierra y por la conservación de su medio ambiente.

La academia y la realidad social Gloria Sierra es una campesina cundiboyasense de pura sepa. Su finca, a una hora en carro desde Guachetá, fue la escogida para construir el segundo invernadero auspiciado por la Universidad Javeriana. Ella, todos los días al abrir la puerta de su casa tiene enfrente el bosque de robledal, el Agraz que es utilizado en repostería y para elaborar vino, y todo tipo de plantas que crecen a 3.100 metros sobre el nivel del mar en la vereda Alto Gachetá. Unos metros más arriba de la vivienda está la construcción en madera y plástico donde permanece parte del día con su esposo sembrando y viendo germinar sus plantas. “Aprende uno a conocer las plantas y parece que al sembrarlas en el vivero crecen más rá-


pido. Ahorita es mejor, porque como lo hacía antes había plantas que no nacen, se secan, me parece mejor como nos dijo Mauricio y Silvia”, señaló Gloria con su acento boyacense. Para llegar hasta la finca de Gloria las practicantes tenían que caminar durante varias horas. En su recorrido se adentran por el bosque de robles que le dan sostenibilidad al ecosistema y que cada vez ocupa una menor extensión por el mal uso de la tierra, en muchas ocasiones porque los campesinos tienen que producir para poder vivir. “Hay un choque en cuanto a lo que uno aprende en la academia y después articularlo con la situación real del campesino, sobretodo cuando él necesita la papa para comer. El aporte es como uno puede equilibrar lo académico con la necesidad de ellos para tratar de hacerlos sostenibles”, dice Sandra Valencia. Los habitantes de la zona se van dando cuenta que hay que conservar el medio ambiente y su compromiso es mayor cada día. No obstante esto no es suficiente para egresados y estudiantes de la Universidad Javeriana, por eso aunque dentro de dos meses terminan la misión y dejan a los campesinos con su vivero y con la iniciativa de su conservación, tanto Mauricio como Sandra y Liliana, van a seguir muy de cerca este proceso. Mientras tanto otros practicantes aceptarán el reto de convivir con los campesinos de otra zona para continuar con la iniciativa de evitar la degradación de los ecosistemas del país. Las practicantes siguen su recta final para terminar con méritos su carrera y emprender una nueva aventura, mientras Mauricio Aguilar, con su cabello largo y su pinta rockera continuará con su proyecto de investigación en esta tierra cundiboyacense, dejando de un lado la vida citadina y adoptando el tejo como deporte y el guarapo como refresco en las duras jornadas de campo.

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proyecto Una siembra para el futuro

El

proyecto “Fortalecimiento y apoyo a la Gestión Empresarial campesina, en el municipio de Guachetá, a través de un vivero comunitario y uno escolar”, dirigido por Benjamín Herazo, Decano del Medio Universitario de la Facultad de Estudios Ambientales y Rurales, Departamento de Ecología y Territorio, es uno de esos trabajos de la Javeriana que nunca termina. Si bien sus objetivos estaban centrados en la capacitación de los campesinos residentes en esta población de la zona cundiboyacense, la intención es lograr que estas enseñanzas perduren por generaciones y se evite la pérdida de ecosistema de la región, vital para mantener el equilibrio natural. Por eso se hace vital enseñar, compartir y concientizar a la comunidad sobre la conservación y reforestación con plantas nativas de la región con el aporte de profesores investigadores y practicantes que conviven y adoptan la cultura campesina de la zona, así como con la participación activa de la comunidad. Para promover este proyecto se trabajó con estudiantes del Colegio Departamental Nacionalizado El Carmen y la Asociación de Usuarios Campesinos del municipio de Guachetá con los que se buscó fomentar el desarrollo sostenible y la conservación de los ecosistemas estratégicos, a través de viveros. Para llevar a cabo este propósito inicial, el profesor investigador, Mauricio Aguilar, junto con las estudiantes Liliana Carrero y Sandra Valencia, emplearon una metodología que integra un proceso interactivo que involucra la investigación, la acción, la promoción y la participación, y que permite difundir re-

sultados y sistematizar nuevas herramientas y conocimientos. Para ello realizaron talleres temáticos basados en estrategias lúdicas en las que a través de cuentos, dibujos, canciones y maquetas desarrollan diferentes habilidades para el conocimiento del problema y la relación de los jóvenes con el entorno. En los talleres se trabajaron temas como el viverismo, ecología de plantas nativas y organización empresarial. Otro aspecto vital en el desarrollo de este Proyecto fueron las salidas de campo para fortalecer los conocimientos adquiridos en los talleres temáticos. Campesinos y estudiantes visitaron el Jardín Botánico José Celestino Mutis y los viveros de la Universidad Javeriana: vivero Crisálide y Vivero Los Amigos con el objetivo de reconocer las plantas nativas y los tipos de viveros (ornamentales, multipropósito y forestal). Los participantes también tuvieron contacto con la Reserva Forestal El Robledal en la vereda Gachetá Alto en el municipio de Guachetá con el objetivo de reconocer el bosque de roble donde se hizo énfasis en las plantas nativas. En su última visita recorrieron las veredas Fronteras, Miñá y Ticha buscando reconocer las plantas nativas, e identificando los semilleros y rutas de acceso para la colecta de semillas. Una vez que los participantes, estudiantes y campesinos, se familiarizaron con los procedimientos de producción se dio paso a los talleres prácticos sobre las labores en el vivero. Allí, con la colaboración de un maestro especialista en la construcción de estos “invernaderos”, aprendieron los parámetros para su construcción.

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100 Las caminatas durante horas por las polvorientas trochas y vías de Guachetá por parte de los instructores, dieron sus resultados. En el colegio El Carmen los niños cuidan y hablan de su vivero como el mayor de sus logros, diariamente, incluso después de clases trabajan cuidadosamente en él, siembran y riegan con autonomía y responsabilidad. Quizás la principal semilla sembrada en el proyecto dará sus frutos muy pronto, así se garantizará que la zona no pierda su ecosistema y se mantenga el equilibrio ambiental.

Por su parte, en la zona rural, el resultado no es menor. La casa de Gloria Sierra es una de las más visitadas desde que se construyó esa caseta de paredes y techo de plástico en la que se cultiva preferencialmente el agraz, allí no sólo está depositada una entrada económica, sino el futuro ecológico de sus tierras y así lo sienten.

Participantes del Proyecto Social

El

Proyecto de presupuesto Social San Francisco Javier “Fortalecimiento y apoyo a la gestión empresarial campesina, en el municipio de Guachetá, Cundinamarca, a través de viveros comunitarios”, se desarrolló en este municipio ubicado al nororiente de Bogotá donde los campesinos continuaron con el manejo de las plantas a través de los viveros. Estudiantes de la Facultad de Estudios Rurales y Ambientales de últimos semestres prestan asesoría a los campesinos para optimizar los cultivos. Los responsables del proyecto son: Benjamín Herazo

Facultad de Estudios Rurales y Ambientales Pontificia Universidad Javeriana bherazo@javeriana.edu.co

Mauricio Aguilar

Profesor Facultad de Estudios Rurales y Ambientales Pontificia Universidad Javeriana maguilar@javeriana.edu.co

Liliana Carrero

Facultad de Estudios Rurales y Ambientales Pontificia Universidad Javeriana

Sandra Valencia

Facultad de Estudios Rurales y Ambientales Pontificia Universidad Javeriana


Fortalecimiento de las acciones de salud pĂşblica en la provincia de UbatĂŠ, Cundinamarca

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crónica Fortalecimiento de las acciones de salud pública en los municipios ubicados en la provincia de Ubaté (Cundinamarca) Por Juan Gonzalo López C. y Clara Mercedes Suárez

A

finales del año 2005 el Departamento de Medicina Preventiva y Social inició un trabajo en conjunto con la Empresa Social del Estado El Salvador del Municipio de Ubaté con el objetivo de fortalecer las competencias de esta empresa en la implementación del Plan de Atención Básica en Salud (PAB) del Municipio de Ubaté con el apoyo de los estudiantes de Medicina en su etapa de internado en salud pública y de los docentes. En este sentido, se propusieron varios objetivos como acompañar a la Empresa Social del Estado El Salvador de Ubaté (ESE-ES) en la elaboración del diagnóstico situacional en salud, ejecución y evaluación de las estrategias del Plan de Atención Básica en Salud (PAB); capacitar y empoderar técnicamente a los funcionarios de la ESE-ES en las distintas áreas relacionadas con la Salud Pública; coordinar y articular acciones integradas con otros sectores e instituciones del municipio responsables de promover la salud de sus habitantes; y establecer los lineamientos y estrategias del sistema de información en salud del municipio. Es importante resaltar que el concepto de Salud Pública que se utilizó en este proyecto hace referencia a los determinantes socia-

les, entendidos éstos según la Organización Mundial de la Salud1 como: Las condiciones sociales en que vive una persona influyen sobremanera en sus posibilidades de estar sana. En efecto, circunstancias como la pobreza, la inseguridad alimentaria, la exclusión y discriminación social, la mala calidad de la vivienda, las condiciones de falta de higiene en los primeros años de vida y la escasa calificación laboral constituyen factores determinantes de buena parte de las desigualdades que existen entre países y dentro de ellos por lo que respecta al estado de salud, las enfermedades y la mortalidad de sus habitantes. Para mejorar la salud de las poblaciones más vulnerables del mundo y fomentar la equidad sanitaria se precisan nuevas estrategias de acción que tengan en cuenta esos factores sociales que influyen en la salud. Por lo tanto, la salud pública se utilizó en su más amplio sentido y no solamente como la prestación de un servicio de salud de tipo asistencial.

1 Consejo Ejecutivo. 115ª. Reunión. Comisión de Determinantes. Noviembre 25 de 2004.

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104 Aspectos generales de la provincia y el municipio de Ubaté Si bien el ejercicio se centró principalmente en el municipio de Ubaté, era necesario, de acuerdo con los determinantes, establecer la situación de la región, por lo que se analizó la Provincia como tal, puesto que Ubaté es el centro de referencia y, por lo tanto, recibe y genera gran influencia en la región. La provincia de Ubaté está ubicada en el extremo nororiental del departamento de Cundinamarca, con diez municipios: Carmen de Carupa, Guachetá, Ubaté, Simijaca, Susa, Sutatausa, Tausa, Fúquene, Lenguazaque y Cucunubá. Según la proyección del Dane basada en el censo de 1993, para el año 2003 habitaban 122.469 personas en estos municipios, siendo Ubaté el de mayor número, seguido por Guachetá, Lenguazaque y Simijaca. Sin embargo, los resultados del Censo realizado en el año 2005 arrojaron una población menos que, en el caso de Ubaté, significó una disminución de aproximadamente 11 mil habitantes2. La actividad económica se centra en la agricultura, floricultura, ganadería (especialmente leche), explotación minera (carbón) y comercio. Lo anterior genera riesgos que se relacionan con la salud ambiental que, a su vez, afectan la salud de la población.

Datos básicos El 53% de la población de 3 a 5 años asiste a un establecimiento educativo formal; el 95.5% de la población de 6 a 10 años y el 79.3% de la población de 11 a 17 años. El 45% de la población residente en Ubaté ha alcanzado el nivel básica primaria, y el 30% secundaria; el 6.6% Las proyecciones con base en el Censo del año 1993 indicaban 43,885 habitantes para el 2004 y el Censo 2005: 32,781 personas. 2


ha alcanzado el nivel profesional y el 1% ha realizado estudios de especialización, maestría o doctorado. La población residente sin ningún nivel educativo es el 7.2%. El alcantarillado es prestado por el municipio y combinado, para aguas residuales y aguas lluvias. El mantenimiento y desarrollo de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales lo tiene a cargo la Corporación Autónoma Regional como Ente Ambiental del municipio. La industria láctea existente en el municipio tiene sus propias plantas de tratamiento de grasa y de residuos de los derivados lácteos que elaboran en cada una de ellas. El municipio cuenta con carros recolectores de basura para la zona urbana y una cantidad de 700 toneladas/mes. Los desechos hospitalarios del centro asistencial local y otros centros de salud son procesados en el hospital, que posee los equipos para este proceso. Ubaté cuenta con un relleno sanitario para la disposición final de residuos sólidos, ubicado en la vereda Apartadero, a una distancia de 2.5 kilómetros del área urbana, y cuenta además con un plan de manejo aprobado por la CAR. La cobertura de energía es del 98%.

Morbilidad Para el análisis de las principales causas de enfermedad de la población del municipio de Ubaté, se tuvieron en cuenta los registros médicos del Hospital Regional El Salvador y las demás IPS del Municipio, correspondiente al periodo comprendido de enero a diciembre de 2003. El total de consultas fue de 34.654, de los cuales el 55% proviene de zona rural y el 45% al casco urbano. El 61% corresponde al sexo femenino y el 39% al masculino. En el área de consulta externa se encontraron la HTA, el poliparasitismo intestinal, la rinofaringitis aguda, los trastornos de la visión, el lumbago no especificado y la vaginitis aguda como las principales causas de consulta.

La desnutrición ocupa un lugar muy importante, ya que ésta se presenta en casi todos los grupos de edad. Vale la pena mencionar que la Enfermedad Obstructivo Crónica (EPOC) no aparece dentro de las diez primeras causas de morbilidad, pero sumando ésta con otros síndromes broncoobstructivos y la Infección Respiratoria Aguda, se encontraría entonces la patología pulmonar como la predominante en la provincia, donde existe el gran riesgo de contaminación ambiental por la explotación y utilización del carbón mineral, así como por la desnutrición.

Mortalidad Las enfermedades pulmonares ocuparon el primer lugar para la fecha de análisis (2003) con una tasa de 6.93 x 1000 habitantes. Dentro de este grupo se encontraron el EPOC, cor pulmonar y la neumonía. En el segundo lugar se encuentran las cardiovasculares (tasa de 5.9 por 1000 habt.), insuficiencias cardiacas sin causa establecida (tasa 1,54 x 1000 hbt). Llama la atención que la cuarta causa registrada es el cáncer, pero no se obtiene información específica de los órganos afectados. La tasa de mortalidad en personas de 60 y más años es del 20,7 por 1000 habitantes, correspondiendo al grupo etáreo con mayores afecciones por el deterioro progresivo de envejecimiento. La tasa de mortalidad del grupo de 45 a 59 años fue de 0,45 por 1000 habitantes. Las causas son por desnutrición severa, que corresponde a una persona indigente en estado de abandono. Para el grupo de 14 a 44 años, se presentaron tres defunciones, una por causas de sepsis pulmonar y dos por cáncer. La tasa es de 0,15 por 1000 habitantes. De 5 a 14 años, se registró un único caso por meningitis bacteriana correspondiente a un niño de 9 años.

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En primer lugar se realizaron actividades de promoción y prevención en veredas del municipio de Ubaté (Soagá-Bruselas-Faracia de Retamo) teniendo en cuenta el diagnóstico realizado; por lo tanto, el ejercicio se centró en control prenatal, crecimiento y desarrollo, vacunación, enfermedades crónicas y salud visual, entre otras prácticas. Adicional a lo anterior, se adelantaron visitas a aquellos lugares considerados de importancia para la salud pública: ladrilleras, acueducto, matadero y planta de procesamiento de residuos sólidos, como un ejercicio académico para que los estudiantes identificaran aquellos puntos críticos (determinantes) que impactan la salud de la población. De esta etapa del proyecto se destaca la experiencia que adquirieron los estudiantes, la cual fue relatada en sus informes finales.

Plan de trabajo Una vez establecida la situación del Municipio, se diseñó y desarrolló un plan de trabajo con los estudiantes y profesores del Departamento de Medicina Preventiva y Social y con las autoridades locales: alcaldía, Secretaría de Salud y ESE El Salvador, para contribuir al desarrollo de la salud pública y, por consiguiente, al mejoramiento de la salud de sus habitantes.

“Ya estando en nuestro segundo punto de encuentro, como buenos colombianos, la rural que ese día nos acompañaba llegó un poco tarde, al fin se da inicio a la brigada de salud a las 7:45 de la mañana. En un peculiar transporte médico, una vieja ambulancia al servicio del hospital, Comienza lo que se convertiría en una larga jornada. Inicialmente realizamos una escala en el pueblo Lenguazaque, a recoger a la rural de odontología que también nos acompañaría. Es pues así que tras dos horas treinta minutos de travesía por un camino agreste y en malas condiciones logramos llegar a nuestra población objeto, los niños de la escuela de la vereda Faracia de Retamo. Llenos de polvo hasta las orejas, y con la idea de atender a unos pocos niños, nos llevamos la gran sorpresa con respecto a la población objeto de esta brigada, ya que esperábamos por mucho unos veinte niños, pero tendríamos que atender a los setenta de la escuela. Manejar niños de ciudad es mucho más sencillo que en el campo, dado que los del campo se comportan como pequeños adultos y desde


edades muy tempranas son responsables de sí mismos y se comportan mejor que muchos adultos. Al final de nuestra jornada, después de cuatro horas y media de trabajo continuo, logramos verlos a todos”. “Realicé dos meses de mi segunda parte del internado en el servicio de salud pública y lo que puedo decir acerca de esta “parte de la medicina” (porque en realidad es la medicina la que hace parte de la salud pública), la cual desconocía completamente previamente, es que es la base de una ciencia que no se le ha dado, a mi parecer, la importancia que se merece ya que se encarga de evitar la enfermedad y no de tratarla. Estamos acostumbrados que la medicina sea una ciencia en donde una persona de bata blanca se acerque a una persona la cual se encuentra desamparada sucumbiendo ante una patología que la aqueja y después de meditar un momento, esta persona de bata blanca da unas pastas milagrosas que mejoran a esta persona enferma y luego esta agradece por su gran labor. ¿Pero qué es mejor: una persona que cura la enfermedad de una sola persona o aquella que se encarga de organizar un esquema para evitar que esta patología no vuelva a aquejar no sólo a esta persona sino a cualquiera de la comunidad? Una persona que no corta la rama de la enfermedad sino la raíz de ésta. Eso es la Salud Publica”. “Más allá de profundizar en los conceptos de salud pública, mi rotación especial por el servicio me permitió experimentar el impactante e importante significado social de la salud publica, ver con mayor claridad cómo para alcanzar cambios en los perfiles de morbimortalidad en nuestro país se requiere actuar sobre los determinantes sociales de la salud”.

Aprendizaje de la comunidad Como producto de estas actividades, se elaboró un documento que se utilizó para el tra-

bajo a realizar con la comunidad en torno a la situación de salud. Para su realización se crearon espacios que le permitieran a la comunidad la oportunidad de reflexionar y concientizarse de los problemas que los aquejan, con la orientación de la información científica que los médicos consideran útil y pertinente en cada caso. Una vez tanto los investigadores como la comunidad tuvieron más claros los problemas, se construyeron simultáneamente las propuestas y el trabajo para lograr la solución de algunos de ellos, y con otros se dejó un camino trazado de temáticas de interés para los habitantes de la región, con el fin de dejar la posibilidad de trabajo abierta en la Universidad a quienes deseen continuar esta labor. Cada una de las temáticas se abordó por medio de talleres que se planearon y llevaron a cabo en instituciones educativas, con grupos de madres gestantes convocadas por una promotora de salud, con grupos de maestros y de líderes comunitarios. Los participantes manifestaron como grato, el haber encontrado el espacio para discutir estas problemáticas y obtener información científica por personas con una formación médica sólida, y, al mismo tiempo, con la capacidad de trasmitir esta información de forma sencilla y comprensible a personas con características intelectuales y etáreas diferentes. La labor en la comunidad de Ubaté fue fundamentalmente educativa, entendida desde el quehacer de aportar la información necesaria para que los sujetos entiendan su situación y adquieran elementos intelectuales que les permitan modificar aspectos en su vida en pro del beneficio de sí mismos y de su comunidad. Los principales temas a tratar fueron sexualidad en jóvenes y violencia intrafamiliar, teniendo en cuenta el importante papel que tiene el suicidio en este ámbito dada su alta prevalencia.

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Al realizar este proyecto el grupo de investigación entendió que en las acciones de salud pública es de vital importancia que la construcción de los conceptos y temas a tratar, tanto como las soluciones, sean construidas con base en lo que vive la comunidad, y que no hay nadie mejor que sus integrantes para hacerlo, ya que este proceso permite que éstos a su vez se apropien de su situación, generando cada vez más conciencia de la importancia de la participación comunitaria en la solución de problemas. Se considera que este proyecto es una construcción hecha desde la comunidad (con base en la lectura de sus necesidades) y para la comunidad (con el fin de aportar soluciones a

sus problemas). Y es en este contexto en donde el saber científico adquiere más sentido, ya que se enfoca a aportar a la solución de las problemáticas allí vividas, logrando así generar un gran impacto. Es importante resaltar que los resultados de este proyecto se socializaron a través del Consejo de Política Social del Municipio de Ubaté, integrado por diferentes sectores y por la administración municipal, lo cual generó compromisos, especialmente en el tema de violencia y el mejoramiento de las actividades de salud pública. Cabe destacar que la nueva administración municipal está interesada en continuar con el proyecto.

Tabla 1. Problemas referidos por la comunidad de acuerdo con el nivel de prioridad

Nivel de prioridad

Problema referido Desconocimiento de los derechos ciudadanos Mala atención al usuario en los servicios de salud Maltrato intrafamiliar y negligencia hacia los niños Infección respiratoria aguda Faltan oficinas de atención al usuario

Alta prioridad

Condiciones deficientes de las viviendas Baja participación comunitaria Falta de agua potable Ausencia de un sistema adecuado de recolección de basuras Falta disponibilidad de atención con especialistas médicos Aumento del embarazo en adolescentes Alto desempleo en jóvenes y adultos Ausencia de alcantarillado veredal Vías en malas condiciones Viviendas en regulares condiciones Ausencia de centro de salud veredal

Mediana prioridad

Demora en la atención de citas médicas Cooperativas de empleo no cubren salud Pozo séptico sin ningún tipo de control Inestabilidad laboral Abuso de alcohol en jóvenes y adultos Ausencia de sitios recreativos y prácticas de deporte

Baja prioridad

Poco acceso a la educación superior Falta de recursos para transporte de enfermos al hospital Demora en la atención de citas Dificultad para el desplazamiento a servicios de salud

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Participantes del Proyecto Social

El

Proyecto de presupuesto Social San Francisco Javier “Fortalecimiento de las acciones de salud pública en los municipios ubicados en la provincia de Ubaté, Cundinamarca”, continúa su desarrollo con el fin de lograr políticas de salud que puedan ser empleadas en otras provincias y regiones del país. Los participantes en el proyecto son: Juan Gonzalo López Casas Médico Director Departamento de Medicina Preventiva y Social Facultad de Medicina Pontificia Universidad Javeriana jglopez@javeriana.edu.co

Fabio Barrera

Interno Facultad de Medicina Pontificia Universidad Javeriana

Alexandra Escovar

Interno Facultad de Medicina Pontificia Universidad Javeriana

Ángela Jiménez

Interno Facultad de Medicina Pontificia Universidad Javeriana

Giovanny Morera

Interno Facultad de Medicina Pontificia Universidad Javeriana

Nelson Niño

Interno Facultad de Medicina Pontificia Universidad Javeriana

Javier Silva

Interno Facultad de Medicina Pontificia Universidad Javeriana

Mario Pérez Rueda

Interno Facultad de Medicina Pontificia Universidad Javeriana

Angélica Torres Pulido

Interno Facultad de Medicina Pontificia Universidad Javeriana

Angélica P. Fajardo

Interno Facultad de Medicina Pontificia Universidad Javeriana

Vivian Otavo

Interno Facultad de Medicina Pontificia Universidad Javeriana

Diego Rubio

Interno Facultad de Medicina Pontificia Universidad Javeriana

César Andrés Rodríguez Pulido Interno Facultad de Medicina Pontificia Universidad Javeriana

José Librado Bueno Marín Interno Facultad de Medicina Pontificia Universidad Javeriana


Talleres de cr贸nicas barriales

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crónica Bogotá con otros ojos

A

uno de los auditorios de la Biblioteca Luis Ángel Arango empezaron a ingresar un buen número de jóvenes. Todos se saludaban, reían y mostraban síntomas de ansiedad. Minutos después de las 6:00 de la tarde el orgullo se iba a apoderar de ellos. Y por eso estaban allí.

El historiador Germán Mejía Pavony, ex director del Archivo de Bogotá, sería el encargado de presentar la Antología de los talleres de crónicas barriales, publicación que recoge 39 trabajos del medio centenar que escribieron los participantes del primer semestre de 2007, en este proyecto que se enmarcó en “Bogotá capital mundial del libro 2007”. En las 236 hojas quedaron consignadas crónicas de personajes, prácticas y oficios, lugares y memorias de sucesos escritas desde la visión de jóvenes bogotanos que hicieron parte de los talleres de crónicas barriales. “Estas crónicas son microcosmos de la ciudad narrados desde las miradas desprevenidas de los jóvenes, que conocen mejor que nadie las entrañas de sus barrios”, según Maryluz Vallejo Mejía, docente de periodismo y coordinadora del Proyecto Social de la Javeriana.

Historias A los Talleres de Crónicas Barriales llegaron 120 jóvenes, entre los 17 y 24 años, de diversos sectores de Bogotá. Algunos de colegios, otros de universidades públicas y privadas, y unos cuantos sin academia interesados en escribir. …llegué al 105, timbré, y segundos después Tris, un perro French Poodle blanco, que se va todos los días a las 6:00 a.m. y regresa a

las 8:00 a.m. en punto, comenzó a ladrar con un tono acechador y desesperante. Sus latidos se mezclaron con la voz aguda de una niña que intentaba calmarlo y que en medio de la bulla, preguntó: —“¿Quién es?” —“Yo las llamé ayer en la noche y hablé con la señora Yolima”, respondí, mientras escuché un grito que aclaraba mi presencia. Se abrió una puerta blanca de aluminio y abajo se asomó la carita de una niña de ocho años, tímida y sonriente. Era Christelle María, un poco despeinada, de brazos velludos y dos lunares en su mejilla derecha. Ese es el segundo párrafo de “Las tres tacitas de té”, la crónica escrita por Daniela Guzmán. “Las niñas me llamaron la atención porque eran muy pequeñas y se mantenían montando en triciclo; por casualidad encontré el teléfono y les pedí la entrevista. Les hice varias visitas y ellas me contaron toda su vida, sus historias de amor; me involucré tanto que se volvieron parte de mi familia”, relata Guzmán. Los participantes atendieron las enseñanzas de los talleristas, en el sentido de que sus crónicas deberían pasar de sus propias impresiones a las voces de los protagonistas, a la reconstrucción de los hechos y al contexto, con manejo de técnicas narrativas, pero sin falsear la verdad y siempre pensando en los lectores. Así, por ejemplo, en la crónica San Cristóbal: haciendo ladrillos, haciendo historia, de Andrés Javier Bustos Ramírez, se lee: Las calles de San Cristóbal parecen un laberinto con dos perros en cada cruce. Si es de noche y está lloviendo, la luz de los postes se refleja en el agua que baja por el pavimento inclina-

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114 do hacia la parte plana de Bogotá haciéndola ver como espejo gigante que hay que esquivar para no mojarse los zapatos. Si es de mediodía y el cielo está despejado se ve toda la ciudad con tal claridad que a veces la vista se desborda sobre el límite occidental y se encuentra con tres nevados lejanos. Si es madrugada, generalmente, al respirar sale un vaho de la nariz y de la boca de quienes caminan a buscar un cupo en los buses que salen llenísimos de sus paraderos. Y si es un fin de semana, las calles están llenas de muchachos jugando microfútbol o banquitas y los andenes y las tiendas están repletos de señoras y de señores tomando cerveza y escuchando rancheras. Es la localidad número cuatro del distrito capital; la octava más grande, la cuarta más poblada y la tercera más pobre, con más del 4% de su población en condiciones de miseria.

Más que una historia “Esta fue una experiencia diferente a la de la Universidad. Estar con jóvenes que vienen de diversas partes de la ciudad y se dedican a hacer cosas distintas era un reto complicado. Tenía un grupo muy heterogéneo y había que convencerlos a todos de continuar con el proceso y de que se sentaran a escribir”, relata Germán Izquierdo, uno de los diez comunicadores de la Universidad Javeriana que dictaron los talleres. Freddy Alexander Ramos Díaz llegó hasta el final y el día del lanzamiento recibió orgulloso el libro donde está impresa su crónica: Duelo entre empacadores. Al igual que en un documental de naturaleza salvaje en donde los chulos se pelean por su carroña, los empacadores pelean por dinero. Sus días más favorables son las quincenas, aunque no las tengan porque la recompensa a su labor es una “compensación voluntaria”, como llama el jefe William a la propina…


“Pensé que un cuento era una crónica y estaba patinando donde no era. Algunos tenían conocimiento, pero muchos de nosotros no sabíamos nada de periodismo; nos encontramos un instructor que nos fue guiando paso a paso, nos dio los conocimientos técnicos y la oportunidad de colocar nuestro sello particular”, cuenta Ramos. Durante los talleres fueron adelantando sus historias, tan diversas como los participantes, muchachos y muchachas de distintos estratos, sectores y niveles de estudio. Personajes, lugares, prácticas y oficios, relatos de vida y de muerte se tejieron en los talleres. El caso de María Fernanda Bello Bello con su crónica Viviendo en el silencio de un disparo, es una muestra de lo anterior: El pasado lo lleva en sus venas y es ahí donde la muerte se conjuga con la vida. “La muerte es lo único seguro que tengo”, ríe cínicamente mientras mira a través de una nube de humo que produce su cigarrillo. Tiene 20 años, pero parece viejo, y a pesar de que sufre de leucemia, su pasado lo mata más rápidamente que su propia enfermedad.

Un momento inolvidable La ceremonia en la Biblioteca Luis Ángel Arango se desarrolló con la informalidad de los jóvenes, pero con la seriedad de los “escritores” que tuvieron la responsabilidad de mostrar una cara diferente de su ciudad. Uno a uno pasaron a recibir el diploma que sólo les dieron a quienes asistieron a todos los talleres y concluyeron el proceso de escritura. Fue un premio al entusiasmo y al esfuerzo, puesto que también hubo deserción, como suele ocurrir en estos programas. Una de las “premiadas” fue Andrea Mariana García Achuri, quien al hablar de su crónica frente al público no quiso adelantar lo que en ella esconde. “Vivir sin Angie Cepeda, es una

historia que habla de las personas que analizamos por la forma en que huelen o se visten y no sabemos realmente cómo son. Y les voy a dejar en suspenso quién es Angie Cepeda en esta crónica para que lo lean”, sentenció. No obstante, en el cuarto párrafo de la página 29 se despeja la inquietud. En los últimos ocho años escuché el ladrido agudo de una perra echada en el árbol que amparaba a su dueño, al lado de la panadería. Cuando aún era pequeña ansiaba tener un perro y una noche vi la oportunidad cuando salí de mi casa a comprar el pan. Caminé un poco para llegar a la panadería de la mano de mi mamá. Automáticamente, me dirigí al árbol que aún era pequeño y había un perrito en una caja que tiritaba de frío o, pensándolo mejor, tal vez de hambre. Fue la primera vez que lo vi y en ese entonces tenía una apariencia mucho más tierna. Supe hace poco que Diego la llamaba Angie Cepeda y compartió con ella ocho años de los 15 que lleva en la esquina de la calle 53 con carrera 30. Ellos no se sienten escritores, tampoco cronistas y mucho menos periodistas; sin embargo, los talleres de “crónicas barriales” les abrieron el camino y la posibilidad de contarle al mundo cómo ven su ciudad.

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proyecto Talleres de jóvenes para jóvenes

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jóvenes, entre los 17 y los 23 años, residentes en las 20 localidades Bogotá, se graduaron como aprendices de cronistas tras asistir a los talleres de crónicas barriales dictados por periodistas egresados de la Javeriana, bajo la coordinación de la profesora Maryluz Vallejo. Los jóvenes respondieron al llamado de la Universidad Javeriana, la Biblioteca Luis Ángel Arango, la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte y el Archivo de Bogotá para escribir la historia de sus barrios durante el desarrollo de “Bogotá capital mundial del libro 2007”. El proyecto, inspirado en la experiencia de la revista Directo Bogotá de la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Javeriana, buscaba capacitar a jóvenes escolarizados y no escolarizados, de colegios y universidades públicas y privadas, en las técnicas del lenguaje periodístico y particularmente en el género de la crónica, el más apropiado para narrar las pequeñas historias de la cotidianidad. “Los diez talleristas eran tan jóvenes como ellos y esa cercanía generacional fue muy importante para abrir el diálogo; además, podían mostrar su propio trabajo en los medios y discutirlo con los estudiantes”, señala Vallejo. Como proyecto piloto, porque no se habían realizado experiencias similares en la ciudad, la coordinadora comenzó el proceso con la selección y la capacitación de los talleristas, vinculados a diferentes medios impresos y luego diseñó la metodología de trabajo. El objetivo primordial era fomentar la escritura periodística y la lectura de los grandes cronistas de la tradición bogotana y mundial en espacios no convencionales, como las bibliotecas.

Las bibliotecas de la red pública −la Luis Ángel Arango, El Tintal, El Tunal, La Marichuela, Suba, Usaquén y la Virgilio Barco− se convirtieron en salones de clase y en el punto de encuentro de los jóvenes que, además de la crónica personal, armaron proyectos periodísticos colectivos. “Durante seis semanas se desarrolló la primera etapa de los talleres. Para responder al desafío de enseñar en 32 horas lo que la mayoría de estudiantes de periodismo aprende en varios semestres, se diseñó un programa para ocho sesiones, que cada tallerista siguió a discreción”, explica la coordinadora del proyecto.

El sabor de lo local Los participantes tuvieron la iniciativa de reconstruir viejas historias de su barrio que hacen parte de la memoria colectiva y de narrar historias actuales sobre lugares, costumbres, estilos de vida, celebraciones, personajes inéditos y diversos temas alusivos a la identidad, a la tradición oral y al patrimonio urbano y cultural. Esta gama de historias quedó recogida en el libro Talleres de crónicas barriales, con 39 relatos de ciudad, fruto de la primera etapa de los talleres. De la segunda etapa se recogieron cerca de 20 relatos que se difundirán en las páginas web del proyecto.

Resultados a largo plazo “Fue una experiencia real de movilidad social porque en la biblioteca Luis Ángel Arango, por ejemplo, se podía ver a un muchacho de la Universidad de los Andes con otro de la Nacional, uno de un colegio privado del cen-

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118 tro con otro de un colegio distrital del sur de la ciudad. Ellos terminaron conociendo mejor la realidad de sus barrios y de Bogotá a través del intercambio”. También aclara la coordinadora que si bien hubo una deserción del 50 por ciento de los asistentes, “los organizadores consideramos que fue exitoso, tratándose de un programa de educación informal, gratuito y sin ninguna contraprestación”.

200 jóvenes quedó iniciado en el oficio periodístico y gracias a los vínculos que construyeron con sus maestros mantendrán la disciplina de la escritura periodística. Muchos de los participantes no se pierden el rastro, algunos tienen grupo en Facebook, y otros lideran proyectos periodísticos como revistas y publicaciones barriales. Esperamos noticias.

Pero el proyecto no terminó con la divulgación de las crónicas, porque cada uno de esos

Participantes del Proyecto Social

El

Proyecto de presupuesto Social San Francisco Javier “Talleres de crónicas barriales”, acogió a más de 200 jóvenes de Bogotá a quienes se les brindaron herramientas que los acercaran al género de la crónica periodística para descubrir su cotidianidad en los barrios y en la ciudad, además de incentivarles el gusto por la lectura, la escritura y el periodismo urbano. Dada la acogida de estos talleres, el Banco de la República y diversas casas de la cultura de Cundinamarca y otros departamentos del país planean replicar la experiencia dentro y fuera de Bogotá. Los responsables del proyecto son: Maryluz Vallejo Mejía Facultad de Comunicación y Lenguaje Departamento de comunicación maryluz.vallejo@javeriana.edu.co

talleristas Juan Camilo Maldonado juancamilomaldonado@yahoo.com Edwin Bohórquez venusydalila@hotmail.com Angélica Gallón estultissia2@hotmail.com

Julia Londoño julialobo@hotmail.com Alejandro Naranjo luxury17@hotmail.com

reporteros gráficos Andrés de la Cuadra a.de@javeriana.edu.co Ivonne Chávez chavezi@javeriana.edu.co

links de consulta

Pablo Correa pcorrea@elespectador.com

http://www.bogotacapitalmundialdellibro.com/ web/programacion/eje7/cronicas_barriales.php

Simón Posada simon_posada@hotmail.com

http://www.lablaa.org/cronicas.htm

Germán Izquierdo germanizky@yahoo.com Vanessa Molina Medina vanemolina@hotmail.com Melisa Serrato melisa.serrato@gmail.com

http://victorsolano.com/2007/02/24/talleres-de-cronicas-barriales-en-bogota/ http://www.eltiempo.com/economia/vivienda/vivi_deco_Arq/2007-08-11/ARTICULOWEB-NOTA_INTERIOR-3693488.html http://www.youtube.com/watch?v=DewwzscnmIM


Patios productivos en Honda, Tolima

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crónica Una empresa en el patio de la casa

¿Quién

dijo que en Honda no se puede cultivar lechuga?, fue la sentencia de Maria Fena Toledo quien después de aprender a construir las barbacoas y hacer el abono, tomó el cultivo como una parte de su economía familiar. Lo mismo sucedió con el pimentón, el tomate y otras plantas que ahora se dan en los patios de varias casas de esta población a orillas del río Magdalena, que en promedio alcanza los 28 grados centígrados, pero que al medio día por lo general llega a los 35 grados. “Todos nos conocen como el pueblo donde para la flota, donde el calor es sofocante, pero la verdad es que es una ciudad con encanto y con una posibilidad muy rica de cultivar”, aseguró Mariela Correa Suárez, coordinadora del Programa Medio Sociofamiliar de la ACJ y el ICBF, que reúne madres cabeza de hogar y con quienes se desarrollan los cultivos asociativos. El que se evitara pensar en serio en la producción de hortalizas va de acuerdo con el pasado de este municipio que radicó su economía en dos aspectos: el puerto sobre el Magdalena y la subienda, en la que literalmente los peces se pueden pescar con las manos. “Honda está justo en el salto del río, lo que obliga a las embarcaciones a detenerse porque es imposible su navegación. Esto hace que surja y sea un punto importante. En la época de la subienda en este sitio los peces tienen que intregrarse”, comenta el ingeniero Carlos Devia, profesor de la Facultad de Estudios Rurales y Ambientales de la Universidad Javeriana y director del Departamento de Ecología y Territorio.

Pero estas dos riquezas con el tiempo dejan de ser rentables para sus habitantes. Los barcos dejan de pasar debido al desarrollo de las líneas férreas y luego las carreteras; y los peces, aunque todavía pasan por el río, ya no lo hacen en la misma cantidad y calidad. “Se entra en un decaimiento de la economía porque lo que tenía como puerto lo ha perdido. Las fábricas se empiezan a ir y la gente poco a poco fue perdiendo el empleo, toma más fuerza La Dorada y empieza a jalonar las empresas”, explica el profesor, quien es oriundo de esta ciudad.

Iniciativas “Se discutieron alternativas y nos dimos cuenta de que en los patios de las casas podía haber un potencial interesante con el establecimiento de cultivos de ciclos cortos. Es una apuesta complicada porque no es algo que se mantenga y sea permanente. Si la cosa marcha como debe ser se puede cosechar a los dos meses y otros dos meses para tener todo listo y volver a cosechar”, relata Devia. Y así inició el Proyecto al que se vincularon varias familias de Honda, entre ellas madres cabeza de hogar pertenecientes a la ACJ. La primera tarea fue construir las barbacoas, unos recipientes de madera ubicados a un metro del piso que son utilizados para los cultivos. “Con este método las plantas son menos propensas a las plagas, en cuestión de temperatura también, porque a esa altura es menos caliente. En términos de manejo de agua son más eficientes y ergonómicamente también es mejor, porque se puede trabajar de pie”, señala el experto.

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122 La segunda tarea fue aprender a hacer el compost. “Para el abono se usan las cáscaras de papa, de huevo, más los desechos orgánicos. Se ponen a fermentar y se revuelve con melaza, ceniza, cascarilla de arroz, estiércol y tierra. Con el tiempo se zarandea y queda listo, es muy fácil de hacer y no se demora mucho”, recalca Olga Cecilia Castiblanco, una de las alumnas. Mientras tanto, muchos de los viejos cultivadores de la región seguían insistiendo que si sembraban lechuga y pimentón, entre otras plantas, iban a perder el tiempo. Sin embargo, unos meses después las hojas de estas plantas empezaron a salir de entre el abono revuelto con la tierra, y muy pronto aparecieron los frutos. “Cuando empezaron a recoger su producto se emocionaron demasiado y se motivaron a continuar trabajando. Una señora, además de la barbacoa, utilizó una matera, prepara su propio abono y ahí cultiva rábanos, otra de ellas aprovechó los cocos de una nevera vieja y ya tiene un cultivo ahí”, aseguró Mariela. Lechugas de hojas grandes, pimentones de un rojo fuerte, habichuelas muy largas y tomates carnosos se abrieron paso entre las barbacoas ante el escepticismo de los lugareños. Sin embargo, es necesario combatir las plagas y otras amenazas que pueden afectar los cultivos. Uno de esos inconvenientes son los aguaceros que pueden dañar las plantas, o plagas que no se prevén como, por ejemplo, las iguanas que se comieron las lechugas que se cultivaban cerca al río.

Comercialización Todo lo que producen las barbacoas en los patios de las casas elegidas es orgánico. La fumigación la hacen con una mezcla de ajo, cebolla y ají, “eso sí, que no quede muy fuerte porque


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se queman las hojas”, dicen las cultivadoras. Esto se convierte en un valor agregado, todos sus productos son orgánicos y las nuevas empresarias saben que su comercialización en el futuro va a ser importante. “Yo vendo gallina y sopa a los viajeros, utilizo mucho el cilantro para que le dé sabor, entonces lo mismo que cultivo lo utilizo en mi empresa. Yo pago a mis compañeras y así nos ayudamos entre todas”, comenta, orgullosa, Olga Cecilia. Pero Maria Fena Toledo, otra de las participantes en el proyecto, pensó en llevar el negocio más allá. “Alguien me avisó que de la javeriana nos iban a dar una clase de hortalizas y yo fui. Nos dieron todo para trabajar: las tablas para hacer las barbacoas, el abono y las semillas. Como acá es muy duro para que salgan las semillas las compro en Bogotá y ahora yo vendo la lechuga a los negocios de comida rápida en Honda. Les llevé la muestra y les gustó, además es orgánica”. A diferencia de sus compañeras, Maria Fena enfocó su negocio a la lechuga. Sus barbacoas están llenas de esta legumbre. “Es más productivo tener un solo cultivo porque da mucha más rentabilidad y así tengo mis clientes”, asegura. Tanto María, como Olga Cecilia ven en las barbacoas una alternativa a sus labores diarias, pues en ellas ocupan muy pocas horas al día. “Tenemos un concepto erróneo, la agricultura no es para trabajarla de sol a sol, no es necesario matarse, se trabaja por la mañana con la sombra y otro ratico por la tarde. Esto es muy importante que la gente lo conozca porque podríamos estar dando una pequeña solución al problema alimentario”, señala Sidel Melo, otro de los habitantes de Honda que presta un lote para el trabajo con la comunidad.

Las barbacoas requieren de un compromiso constante por parte de los cultivadores, por eso en la época decembrina decayeron cuando una gran parte de ellos se olvidó de las barbacoas o cuando la subienda llegó a principio del año. Sin embargo, las madres cabeza de hogar vinculadas a la ACJ, las señoras que por iniciativa propia participaron de las clases del ingeniero Carlos Devia y de los demás capacitadores, así como los ciudadanos que ven en esta práctica una entrada para su economía familiar o una posibilidad de alimentarse mejor, son concientes de que con este sistema es posible obtener alimentos de muy buena calidad. “Y yo le sigo preguntando a mi esposo ¿no pues que la lechuga no se podía dar en Honda?”, comenta entre risas Maria Fena, mientras fumiga sus barbacoas con la mezcla de ajo, cebolla y ají.


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proyecto Seguridad alimentaria y cuidado del medio ambiente, una sola misión

El

poco empleo que pueden encontrar los habitantes del municipio de Honda, la posibilidad de aliviar en parte los problemas de alimentación de la comunidad más vulnerable, y el aprovechamiento de los patios de las casas, motivaron al ingeniero Carlos Devia, profesor de la Facultad de Estudios Rurales y Ambientales de la Universidad Javeriana y director del Departamento de Ecología y Territorio, a plantear el proyecto de los “patios productivos”. El llamado de la Universidad Javeriana estuvo centrado en las mujeres amas de casa, madres de familia sin fuentes de recursos económicos evidentes que, además de interés, tuvieran tiempo y disponibilidad para participar. El proyecto fue formulado con el apoyo de Corporhonda, que facilitó el contacto con comunidad en Honda, y específicamente la conformación de los grupos de trabajo en los barrios Arrancaplumas, Las Delicias y La Concordia. En una segunda fase, la ACJ (Asociación Cristiana de Jóvenes) se unió al trabajo con otros grupos de mujeres interesadas en la iniciativa. Todos ellos debieron asistir a ocho talleres en los que recibieron la información pertinente acerca de la construcción de barbacoas, la fabricación de abonos orgánicos, la propagación de material vegetal y el control de plagas y enfermedades. En algunos de los talleres se dio la colaboración de Jonny Chávez, tecnólogo en producción agropecuaria limpia, quien participó en procesos similares desarrollados en la Granja SOS Armero Guayabal. “Se propone la elaboración de barbacoas inicialmente de tipo individual y con la vinculación de la ACJ barbacoas de tipo grupal. La meta del proyecto era tener cincuenta y llegamos a tener ochenta. La lista final dice que participaron se-

tenta, porque algunas familias, aunque estuvieron muy interesadas, salieron de la ciudad, pero las demás vieron en esta apuesta una alternativa interesante”, recalca Carlos Devia. La propuesta inicial consideraba la construcción de barbacoas de tres metros de largo, uno de ancho y 20 centímetros de profundidad, elevadas a un metro de altura, con patas enterradas en la tierra; sin embargo, algunos patios estaban pavimentados, lo cual dificultada enterrar postes, por lo que se remodeló su estructura para que quedaran superpuesta sobre la superficie pero igualmente levantadas de éste. Como la madera tiene una vida útil que se prevé de dos años, los responsables del proyecto optaron por emplear técnicas que alargan su duración, una de ellas consistente en añadir agua con sal y otra, en rociar con agua y cemento. Luego de obtener los conocimientos básicos sobre la elaboración y manejo de los abonos, las técnicas para el cultivo y el control de plagas, los participantes iniciaron el trabajo en los patios de sus casas y en el caso de la ACJ, en lotes comunitarios. En poco tiempo de las barbacoas empezaron a brotar lechugas, tomates, pimentones, plantas aromáticas como el cidrón, hierbabuena y cilantro, también albahaca y lechugas especiales como la rúgula y la crespa. Todas éstas con manejos naturales sin el uso de químicos, lo que las introduce dentro de la categoría de productos orgánicos. “Hay plantas que son difíciles para la producción de la semilla como la lechuga, entonces es necesario comprarlas y aunque no germina el 100%, es considerado un buen negocio porque se compran a 30 pesos y después de dos meses se pueden vender entre 500 y mil pesos”, señala el director del proyecto.

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126 Carlos Devia y su grupo de trabajo, además de propiciar seguridad alimentaria y la posibilidad de generar ingresos a las familias, obtienen otros beneficios para la comunidad. Se rompe el paradigma de la tierra infértil, de clima extremo y se ayuda a mantener el equilibrio del ecosistema. Quienes pensaban que allí no se podía cultivar ven ahora a las mujeres vendiendo el producto de sus cosechas y, por otra parte, se emplea el agua estrictamente necesaria y el abono elaborado con deshechos que salen de las mismas casas (entre los desechos se cuentan principalmente las hojas de los árboles que comúnmente se barren, se recogen y se botan a la basura), lo que disminuye la contaminación, especialmente del río Magdalena. Es importante señalar que tanto la producción en barbacoas (agricultura desarrollada en objetos levantados del suelo) como la producción de abonos orgánicos utilizando desechos de los patios de las casas para ser empleados en éstas, es una práctica de uso muy común en diversos lugares del mundo, que hace parte de los muchos conocimientos tradicionales que se han ido perdiendo

con el tiempo y la “modernidad”, y toma nuevamente vigencia cuando de agricultura urbana y de apoyo a la seguridad alimentaria se trata. “Este proyecto contribuyó a la misión de la Pontificia Universidad Javeriana en la solución de dos problemáticas. Primero, la crisis ética y la instrumentalización del ser humano; y segundo, la irracionalidad en el manejo del medio ambiente y de los recursos naturales”, aseguró Devia. Algunas de las setenta familias que concluyeron las diferentes fases de los “patios productivos” continuaron con las siembras, y sueñan con convertir las barbacoas en una fuente permanente de alimentos y productos orgánicos para la venta. Para el desarrollo del proyecto fue necesario contactar diversos proveedores de productos y servicios quienes suministraron material vegetal (plántulas y semillas), tablas de madera, postes, puntillas, alambres y demás productos requeridos durante el trabajo, así como en algunos casos su conocimiento para el desarrollo de algunas prácticas, como en talleres de construcción de las barbacoas, viverismo y control de plagas y producción de abonos y material vegetal.

Participantes del Proyecto Social

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Proyecto de presupuesto Social San Francisco Javier “Patios productivos, seguridad alimentaria y fuente de ingresos en comunidades vulnerables del municipio de Honda, Tolima”, sigue su desarrollo gracias a la vinculación de organizaciones sociales como la ACJ y las iniciativas de la comunidad que espera convertirse en proveedores de los comedores que la Alcaldía dispone para los estudiantes y habitantes de bajos recursos de esta población. Los responsables del proyecto son: Carlos Alfonso Devia Castillo

Facultad de Estudios Rurales y Ambientales Director del Departamento de Ecología y Territorio Pontificia Universidad Javeriana cdevia@javeriana.edu.co

Hernán Rodríguez Castro Corporhonda Director

Agradecimientos a: Mariela Correa Suárez,

Coordinadora del Programa Medio Sociofamiliar de la ACJ y el ICBF.



colof贸n 2008


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