Libro proyectos sociales 3 (2009 2010)

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pRoyeCtoS de pReSupueSto

Social

ConvoCatoria San FranCiSCo Javier – reCtorÍa –

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proyectos de presupuesto social

2009-2010 convocatoria san francisco javier

–rectoría–



proyectos de presupuesto social

2009-2010 convocatoria san francisco javier

–rectoría–


GRAN CANCILLER P. Adolfo Nicolás, S. J. VICE-GRAN CANCILLER P. Francisco de Roux, S. J. (Provincial) RECTOR P. Joaquín Emilio Sánchez García, S. J. CONSEJO DE REGENTES

Vice-Gran Canciller Presidente P. Francisco de Roux Rengifo, S. J. Rector de la Universidad P. Joaquín Emilio Sánchez García, S. J. Rector Seccional de Cali P. Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S. J.

Designado por el Vice-Gran Canciller P. Luis Fernando Múnera Congote, S. J.

Designado por el Vice-Gran Canciller P. Luis Felipe Gómez Restrepo, S. J.

Designada por el Vice-Gran Canciller Dra. Marta Lucía Ramírez Blanco

Elegido por el Consejo Directivo Universitario Dr. Hernando Yepes Arcila

Elegida por el Consejo Directivo Universitario Cali Dra. Alba Luz Rojas Martínez

Secretario Dr. Jairo Humberto Cifuentes Madrid CONSEJO DIRECTIVO UNIVERSITARIO

Rector Presidente P. Joaquín Emilio Sánchez García, S. J. Rector Seccional de Cali P. Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S. J. Vicerrector Académico P. Vicente Durán Casas, S. J. Vicerrector del Medio Universitario P. Luis Alfonso Castellanos, S. J. Vicerrectora de Investigación Dra. Consuelo Uribe Mallarino

Vicerrector de Extensión y Relaciones Interinstitucionales P. Luis Fernando Álvarez Londoño, S. J.

Elegida por los Decanos Académicos Dra. Ingrid Schuler García

Elegido por los Decanos del Medio Universitario P. Sergio Bernal Restrepo, S. J.

Elegido por los Decanos del Medio Universitario Ing. Carlos Julio Cuartas Chacón

Elegido por los profesores miembros de Consejos de Facultad Dr. Juan Fernando Mejía Mosquera

Elegido por los estudiantes miembros de Consejos de Facultad Sr. Nicolás Rivera Sarmiento

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Vicerrector Administrativo Ing. Roberto Enrique Montoya Villa

Elegida por los egresados Dra. Olga Beatriz Gutiérrez Tobar Secretario del Consejo Directivo Universitario Dr. Jairo Humberto Cifuentes Madrid


contenido

presentación

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clínica jurídica sobre derecho y territorio en la comunidad de buena seña proyecto edu-entretenimiento vivir bonito a orillas de la esperanza providas, acompañamiento a personas, familias y comunidades afectadas por la violencia dar vida a la vida programa de promoción de la salud en el adulto mayor del programa nueva sonrisa del dispensario del colegio santa francisca romana propuesta de desarrollo sostenible para el proyecto panadería del centro hogar san jorge – albergue infantil mamá yolanda mercadeo al servicio de iniciativas sociales empresariales diseño de una estrategia preventiva para defectos del tubo neural con mujeres de la localidad de ciudad bolívar

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estudio de parasitosis intestinal y desnutrición en niños y adolescentes en la localidad de lomitas (vereda hatogrande) 89 formación de líderes y promotores en salud oral del centro comunitario sagrado corazón de jesús, barrio los olivos, soacha – cundinamarca 99 pei / palomino - sierra nevada

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presentación Es una

alegría para la Universidad presentar esta tercera edición en la que se recopilan las historias que se tejieron alrededor de los proyectos desarrollados por distintos miembros de la comunidad educativa, apoyados desde la convocatoria de Proyectos Sociales San Francisco Javier. Recordemos que el objetivo de esta Convocatoria es acompañar las actividades que se definen como valores agregados o contribuciones específicas de la Universidad, basadas en acciones de docencia e investigación previas, que trabajaron los profesores y estudiantes en dichos contextos. Los protagonistas importantes de estas historias son personas de diversas comunidades que nos acogieron, nos abrieron sus puertas, sus corazones y generosamente nos compartieron sus saberes, para que conjuntamente avanzáramos en procesos de aprendizajes mutuos, y para los cuales, además, la Universidad se comprometió a asignar recursos para colaborar en las soluciones planteadas conjuntamente: con los conocimientos de los profesores, de los estudiantes y de esos otros saberes de las comunidades fundamentales para que nuestras acciones fueran pertinentes. Estos proyectos evidencian una de las diversas formas en que la Comunidad Educativa hace viva la política de responsabilidad social, pues a partir de nuestra naturaleza y nuestras funciones sustantivas podemos comprometernos a desarrollar esas acciones que enriquecen nuestro quehacer académico, pero también aportan en forma concreta, en contextos específicos, a mejorar las condiciones de vida de distintos grupos sociales. Los proyectos incluidos en esta edición corresponden a los que se apoyaron desde la Rectoría en las convocatorias de los años 2009 y 2010, los cuales terminaron sus acciones a finales del año 2011. Los relatos de estos contextos, realizados en un tiempo posterior, nos permiten acercarnos al impacto de dichas acciones y a responder a los mandatos estatutarios como una Institución que pretende ser un factor positivo de desarrollo en el país privilegiando grupos sociales afectados por la pobreza o la exclusión. Esperamos que esta edición motive a más integrantes de la comunidad educativa a que participen en este tipo de proyectos, dado el avance de nuestras investigaciones y de nuestras propuestas formativas. Gracias a todas las personas que participaron en estos proyectos. Gracias a las personas de las comunidades que creyeron en nosotros y gracias a los miembros de la comunidad educativa. Son ejemplo de compromiso y excelencia académica para todos los demás. Cordialmente, Joaquín Emilio Sánchez García, S. J. Rector

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clínica jurídica sobre derecho y territorio en la comunidad de buena seña

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Foto: Proyecto Social


proyecto Desplazamiento, guerra y la Constitución del 91

“La

constitución aquí no pegó”. Con el acento propio de las personas provenientes de la costa caribe, algunos habitantes de Buena Seña resumen así la realidad de violencia, de contradicciones y a veces de desesperanza, en la que viven. A esta zona de la serranía de San Lucas, montañas que descienden a pocos metros del Mar Caribe, llegaron estos pobladores hacia la década de los 80 en busca de una mejor oportunidad de vida debido a que estas tierras, ricas en minerales, eran inexplotadas para aquel entonces. El arte de la minería, que conocen muy bien esos hombres y mujeres rudos que trabajan durante muchas horas para poder quitarle un pedazo de su riqueza a la tierra, permite que estas familias lleguen a zonas consideradas como ricas. Pero vivir sobre el oro tiene un precio, el mismo que en algunas ocasiones Buena Seña ha tenido que pagar incluso con la vida y durante varias generaciones. “En todos los 80 y los 90 hay presencia de los grupos armados tanto guerrilleros como paramilitares. La serranía de San Lucas es un lugar estratégico porque uno caminando hacia el noroccidente se encuentra con las llanuras del caribe que llevan al océano, entonces todos los grupos armados y el narcotráfico la han usado como corredor fundamental para el contrabando de armas, narcóticos y a eso le sumamos el oro”, relató Juan Felipe García, coordinador del

◀ Los mineros de Buena Seña en la Serranía de San Lucas encontraron como

aliados a un grupo de javerianos que, con la Constitución en la mano, dan salidas jurídicas a los diferentes tipos de violencias que han vivido desde su fundación.

Proyecto Social y profesor del Departamento de Filosofía e Historia del Derecho. La historia de Buena Seña no es muy diferente a la de las demás zonas rurales del país. Con el auge de los grupos de paramilitares, esta población no fue ajena a sus ataques. El profesor García resaltó que “es de público conocimiento que entraron por Rio Viejo en el año 98 de una forma macabra. Fue un hecho de terror que lo recuerda toda la región. Hay un mito sobre Carlos Castaño, líder máximo del grupo paramilitar, que decía que no iba a bajar a la tumba tranquilo hasta que se tomara la serranía de San Lucas, colgara una hamaca y se pudiera tomar un tinto campesino en la mañana. Así lo hizo y no solo él. Devastaron el pueblito, lo desocuparon y lo quemaron. Los campesinos tienen en su memoria huir porque les alcanzaron a avisar, caminaron con sus hijos y algunos enseres durante tres días sin comer nada, y eso hace parte de la memoria del desplazamiento que es tan difícil para Colombia y para estas comunidades”.

Mezcla de tenacidad y miedo La Clínica Jurídica sobre Derecho y Territorio, de la Facultad de Ciencias Jurídicas, venía trabajando temas relacionados con el desplazamiento de comunidades, para tratar de guiarlos en sus reclamaciones ante el estado colombiano tras la aprobación de la ley que permite el resarcimiento de sus derechos. Esta labor la realizan en el sur de la ciudad de Bogotá, donde anualmente llegan muchas

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Foto: Proyecto Social

personas de diferentes zonas del país buscando seguridad y una forma de volver a empezar; y sin embargo, se encuentran con una situación ajena a sus costumbres y de un posible paraíso pasan a encontrarse con lo más parecido al infierno. “Buscábamos casos y colaborábamos en la asesoría legal a desplazados y uno de sus líderes nos comentó sobre la población de Buena Seña y como había sufrido un desplazamiento muy fuerte en el año 98. Él estaba tratando de ayudarlos a tramitar las reparaciones administrativas ante el estado colombiano. Nos propuso que hiciéramos una visita y miraramos el caso”, aseguró Juan Felipe García. La situación de estos campesinos llamó la atención del grupo de javerianos, integrado por profesores y estudiantes, motivados únicamente por el deseo de ayudar profesionalmente a quien realmente lo necesita.

Cuando decidieron participar en este proyecto social, los futuros abogados sabían que su actividad no estaba relacionada con notas para su carrera ni con créditos para alcanzar una graduación. Su único incentivo era su deseo de ayudar a los demás. “El grupo estudiantil se llama Espíritu del 91 y desde hace mucho tiempo adelanta acciones para la defensa de la Constitución del 91. Ahí hay estudiantes de Derecho, de Filosofía y de Antropología. Se presenta la oportunidad de aplicar la metodología para hacer este tipo de trabajos que entran en total coherencia con nuestro propósito. Precisamente estas son las comunidades que requieren más protección de sus derechos, y donde el discurso constitucional tendría que aparecer con mayor fortaleza y brindando mayores posibilidades para cambiar su situación en alguno de


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estos sentidos”, reconoció Joaquín Garzón, estudiante de Derecho y uno de los líderes del grupo. No todos están preparados para afrontar una realidad de estas dimensiones, con empresas de gran poder, con la muerte y el desplazamiento como memoria viva y una serie de amenazas de por medio. Pero a pesar de esto, un grupo de muchachos que sueña con la igualdad y la justicia se sobreponen a sus miedos para tratar de aportar algo de su conocimiento básico. “Encontramos una comunidad fragmentada, con las huellas de la violencia y sin ningún tipo de atención de parte del Estado. Vimos muchas familias sin garantías sobre el territorio porque los predios donde tenían las casas no estaban formalizados legalmente y finalmente, hallamos un pueblo minero de hombres y mujeres que encontraron unas vetas, y otro grupo que trata de sacarlos de la zona para que lleguen nuevas personas a ejercer poder sobre esas minas”, relató el profesor y líder del proyecto. La historia allí no es diferente a la que ocurre en otras regiones del país, golpeadas por la guerra. Los paramilitares ingresaron porque consideraban que era un corredor de guerrillas y los señalaron como sus colaboradores. Con ese argumento arrasaron y el país así lo conoció. “Doce años después con los procesos de justicia y paz, y cuando uno escucha a las comunidades y ve quiénes son los que tienen el poder en el lugar, se pude sacar una hipótesis muy diferente. Con las investigaciones que ha hecho la Clínica, por ejemplo de quiénes los trajeron, sólo con eso, uno ya empieza a tener la idea de lo que realmente ocurre”, recalca Juan Felipe. De acuerdo con los datos recolectados y tras la revisión de documentos, se encontró

Fotos: Proyecto Social

un presunto proceso de desplazamiento o “limpieza” del territorio para, a través de la fuerza, apropiarse de los recursos legales e ilegales, de tierras, de minas y de las rutas del narcotráfico. En poder de las autoridades judiciales se encuentran las denuncias y los nombres de aquellas personas que irrumpieron en el territorio, que para los mineros siempre fue suyo, pues llegaron con anterioridad.


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la mina. Lo que conocemos es que los nuevos inquilinos iniciaron la compra de los títulos, pero según los campesinos, si el minero no accedía ocurrían muertes extrañas. Por ejemplo, dicen ellos que el campesino que no quería vender aparecía muerto en una riña o en medio de una borrachera. Pero la comunidad empieza a atar cabos y entiende la situación”, dice Juan Felipe García. A partir de ese momento, una familia adquiere el control territorial y lo que ha venido después, y que se puede corroborar al hacer un recorrido por la zona, es la proliferación de tierras sembradas con palma por cultivadores que gozan de muy buena reputación y que invirtieron capitales que hacen parte de la legalidad. Lo mismo ocurrió con la minería. Según los documentos, esta familia también vendió las minas a la empresa legalmente constituida como Mates S. A. de Medellín. “La Clínica está analizando la anulación de ese título porque encontramos muchas irregularidades en su expedición y lo que finalmente se pretendió fue borrar toda la historia de quiénes abrieron las minas, desconociendo en muchos casos la propiedad sobre ellas”. El trabajo de la Clínica no es fácil porque donde hay miedo hay recelo, cautela, y por lo tanto división al interior de la misma comunidad. Fotos: Proyecto Social

La Justicia aún cojea Las condiciones de vida cambiaron. El trabajo artesanal de la minería, así como las vetas de los campesinos que llegaron años atrás, cambiaron de sistema y de propietario. “Desde hace muchos años los usos y costumbres de la región crearon un código que indica que quien posee el título es quien abre

En el trabajo de campo los investigadores javerianos se han encontrado que, sobre todo los más jóvenes, quieren dejar las cosas como están y no piensan en recuperar lo que por tradición les corresponde. Sus argumentos tienen una razón: “bien o mal nos pagan y podemos sostener a nuestras familias”. Pero también existen otras posiciones, sobre todo de los que llegaron a la zona y con sus propias manos abrieron las minas, que entienden que por haberlo hecho ellas les pertenecen.


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La estrategia de la desinformación Los estudiantes javerianos están convencidos de que en la Constitución Política de Colombia hay un espíritu que puede ayudar a encontrar la justicia en todas las comunidades del país. Por esta razón y a pesar de que los grupos al margen de la ley les dicen que acudiendo a ella y al Estado no van a encontrar oportunidades, o las grandes empresas enseñan sus apartes y parágrafos a su conveniencia, ellos no desfallecen en su intento. “Nosotros como abogados sabemos que los procesos son muy difíciles y largos. Nuestra justicia es muy lenta, pero en la Constitución encontramos un espíritu que los puede ayudar a encontrar esa justicia”, señalan. Por esta razón es que los campesinos hablan de la “Constitución de Danilo” o la “Constitución de la Javeriana” y de los conceptos

totalmente diferentes de los trabajadores sociales de la empresa minera y de las organizaciones de mineros. En muchas ocasiones ha habido intentos de desprestigiar a los universitarios diciéndole a los habitantes de la zona que van con propósitos económicos, que trabajan para una multinacional que se piensa adueñar de las riquezas y que solo con mirarlos se pueden dar cuenta que son gente rica con muchos recursos, por eso llegan con computadores y demás tecnología. En últimas que buscan aprovecharse del campesino. Pero los javerianos se han ganado su propio espacio. “En una de las visitas llegó un señor que venía de un lugar que se ubica a 6 horas de camino y dijo: ‘vengo caminando porque me enteré que acá habían unos abogados que me podían dar luces sobre mi caso que es de desplazamiento y de víctima del conflicto’”,

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Foto: Proyecto Social


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Foto: Proyecto Social

relata uno de los estudiantes que trabaja en la zona. Los estudiantes y profesores creen en la justicia colombiana y están seguros de que la Constitución del 91 es sabia. También creen en el momento coyuntural en el que entró en vigencia una Ley de Víctimas, porque a pesar de que ya existía una ley en este sentido, a partir del 2010 se tienen letras escritas con un alcance más ambicioso que incluye nuevas variables en el tema de las circunstancias de la guerra. En ese contexto, investigadores y estudiantes empezaron a identificar qué posibilidades tiene la comunidad para ser reparada en ese marco jurídico y en casos como la restitución de tierras. “La Ley propone un tema muy novedoso que comprende las reparaciones colectivas, además de la necesidad de reparar a cada individuo o cada familia, en su particularidad. Hemos hecho diagnósticos, encuestas y ya hemos resuelto inquietudes particulares, pero

el propósito más interesante sería poder apuntarle a la reparación colectiva con las que se pueden reconstruir los vínculos sociales, la vida comunitaria que se destruye con la guerra y que es una de las principales tácticas de los grupos irregulares, pues no sólo pretenden desplazar sino que destruyen cualquier relación simbólica que hay entre las comunidades y eso es lo más difícil de reconstruir”, resaltó el estudiante Joaquín Garzón. Es un camino largo, con muchos intereses poderosos involucrados. Estudiantes y profesores se ven envueltos en denuncias, críticas, e incluso acusaciones de la Fiscalía. Pero ellos están tranquilos, continúan reuniéndose en los salones de la Universidad y siguen sus visitas a Buena Seña. Saben que tienen en sus manos la mejor herramienta para hacer valer los derechos de los Colombianos reunidos en la Constitución del 91, y su misión es que al final del proceso los campesinos puedan decir, “esa Constitución en Buena Seña ya pegó”.


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Foto: Proyecto Social

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Participantes del proyecto social El proyecto de presupuesto social San Francisco Javier Clínica Jurídica sobre Derecho y Territorio en la comunidad de Buena Seña es adelantado por la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Javeriana en la serranía de San Lucas, departamento de Bolívar. Responsable: Juan Felipe García Arboleda Facultad de Ciencias Jurídicas Departamento de Filosofía e Historia del Derecho jgarciaa@javeriana.edu.co

Participantes: Pilar Velosa

Estudiante Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociología

Joaquín García

Estudiante Facultad de Ciencias Jurídicas y Filosofía

Daniel López

Estudiante Facultad de Ciencias Jurídicas y Filosofía

Cristina Hernández

Estudiante Facultad de Ciencias Jurídicas y Antropología

Andrés López

Estudiante Facultad de Ciencias Jurídicas y Filosofía

Alejandra Barrera

Estudiante Facultad de Ciencias Jurídicas

María Alejandra Grillo Estudiante Facultad de Ciencias Jurídicas y Antropología

María Fernanda Gamba

Abogada Universidad del Rosario

Alejandro Aguirre

Estudiante de Antropología

Miguel Andrés Martínez

Abogado y Docente del Consultorio Jurídico


proyecto edu-entretenimiento vivir bonito

a orillas de la esperanza

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Foto: Carlos Prieto


proyecto A orillas de la esperanza

Su

semblante cambio por completo. De sus gafas sostenidas con una cuerda alrededor de su cabeza, de su incapacidad para movilizarse por las veredas por una dolencia lumbar, de su dificultad para entrar en contacto con otras personas y sobre todas las cosas, de sus pocas ganas de vivir, ya no queda nada. En la calle le dicen don Epifanio Ochoa y le enorgullece, a pesar de que don Epifanio es un hombre malo, que quería quitarle las tierras a Rosa Linda, tenía una hija fuera del matrimonio con Lastenia, su empleada, y quería dejar a la comunidad viviendo entre la basura. Su nombre real es Arnulfo Ochoa, quien junto con otras 20 personas de las veredas Santodomingo y Chiniata, del municipio de Anolaima, participó como actor en la radionovela A orillas de la esperanza, que se emitió por la emisora Ecos del Rosario. “Un amigo me habló acerca de grabar una radionovela sobre el medio ambiente. A mí me fascinó la idea y me acordé cuando yo era sardino que oía aquellas novelas radiales Kalimán, Arandú y le dije: ‘pues usted que tiene buena vara con el que dirige le recomiendo que me dé una entradita allá’. Pasaron meses y parecía que la cuestión no se iba a cumplir hasta que se llegó el día. Estaban haciendo audiciones y me acerqué por curiosidad, me hicieron señas; la hice y todo el mundo quedó contento con una dramatización pequeña que hice con una señorita y quedé invitado para seguir”, señaló don Arnulfo quien en ese momento no sabía que iba a tener uno de los papeles principales.

◀ Arnulfo Ochoa encarna a Don Epifanio, el protagonista de la radionovela A orillas de la esperanza que busca incentivar el cuidado del medio ambiente en los habitantes de Anolaima y sus alrededores.

Meses atrás la iniciativa había dado marcha con Joaquín Prieto, director de la revista radial Campesiniando, con quien se habían realizado varios programas relacionados con el tema ambiental y quien acudió a la Corporación Tierra Fértil para adelantar el nuevo proyecto. La radio fue vista por ellos como la mejor herramienta para llegar a los agricultores que han hecho de Anolaima, la capital frutera de Colombia. Este previo trabajo radial se unió al trabajo que se llevaba a cabo en la Carrera de Antropología de la Universidad Javeriana con procesos de práctica y seminarios relacionados con la situación de salud del municipio, y con la participación de Enriqueta Valdez, profesora invitada de la Universidad de Guadalajara, México, y especialista en comunicación para el cambio. De esta manera, se estableció el contacto entre la Corporación, la Universidad Javeriana, la emisora comunitaria, y la ONG PCI-Media Impact (quienes realizan un trabajo a nivel mundial sobre impacto social), para buscar la mejor manera de llegar con el mensaje a los habitantes de la región. Una de las mayores preocupaciones para la Corporación era el manejo que la comunidad le da a los residuos sólidos, conclusión a la que llegaron luego de diferentes talleres y grupos focales, así como etnografías participativas, realizados por estudiantes de antropología y la profesora Ana María Medina. La Corporación entendió que el manejo de los residuos sólidos impactaba el medio ambiente, la salud y las relaciones sociales de la comunidad,

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Foto: Proyecto Social

pero que en sí, el concepto no significaba nada para ellos. “Residuos sólidos no les significaba mayor cosa, pero cuando se hablaba de basura les sonaba más. En un mismo saco traían comida, colchones, papeles y decían aquí traje la basura”, comenta Pedro Nel, líder de la comunidad.

los estudiantes de la carrera de Antropología Diana Marín, Daniel Reyes, Estefanía Cifuentes, Margarita Jaime, el profesor Misael Murcia y María T. Buitrago, profesora de la Facultad de Enfermería, todos de la Universidad Javeriana, quienes además realizaron y analizaron 150 encuestas para la evaluación del trabajo.

Un proyecto para vivir bonito

Como en todo el proceso, la comunidad se involucró en cada uno de los objetivos del proyecto Edu-entretenimiento Vivir Bonito que buscó un cambio cultural, la transformación social y la comunicación. Esto a través de múltiples actividades como talleres creativos y otros formativos con el apoyo de PCI-Media Impact, dirigidos hacia la protección del medio ambiente y al manejo racional y cuidado de los recursos naturales de Anolaima.

Un círculo representa al reciclaje; una casa simboliza a toda una comunidad; un corazón encarna el amor y la armonía que deben tener para poner en práctica los proyectos; el campo, el sol y la quebrada ambientan todo lo demás. Así se construyó el logo que identifica al proyecto A orillas de la esperanza. Esta representación gráfica fue producto de uno de los talleres en los que participaron Ana María Medina, directora del proyecto,

El proyecto parte de la idea que el cambio social es posible si viramos de una educación


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Estando en marcha, el proyecto fue beneficiado con una beca para su capacitación en el uso de las estrategias de edu-entretenimiento, a realizarse en Lima, Perú. Tres personas viajaron a tierra inca: un representante de la Corporación Tierra Fértil, Eduardo Sánchez de la Radio Comunitaria, y Luis Adriano Martínez, representante de la comunidad. Carlos Eduardo Sánchez trabajaba como máster en la radio local cuando le llevaron la propuesta. “Le dije a Pedro Nel que sí y después, durante la capacitación en Lima nos sentamos a aterrizar el proyecto con nuestro profesor, Luis Adriano”. “Había tres prácticas inadecuadas en el proceso de los residuos: el desecho de los residuos en los campos de cultivo, lo mismo que en las cañadas y la quema de estos residuos a cielo abierto o en los fogones de los hogares al usar plástico como combustible. Esta práctica genera una gran cantidad de contaminantes que afectan directamente los pulmones, especialmente de los niños. Anolaima tiene como tercera causa de morbilidad infantil los problemas respiratorios”, señala Ana María. Así, se decidió hacer una radionovela de campesinos para campesinos y con la ayuda de Javier Ampuero, el asesor de la ONG, se hizo una capacitación para construir la malla de valores, el mapa de los personajes y construir la historia por capítulos.

Foto: Carlos Prieto

Foto: Carlos Prieto

Foto: Carlos Prieto

Foto: Proyecto Social

proyecto edu-en tr eten imien tovivir bon ito a orillas de la esperanza

ambiental netamente formativa a una educación entretenida y participativa. De acuerdo con la experiencia de PCI-Media Impact, las estrategias lúdicas en comunicación como las radiorevistas y radionovelas tienen un mayor impacto que aquellas centradas sólo en la transmisión de conocimiento, señala la directora del proyecto social de la Javeriana que apoyó la iniciativa de los habitantes de este municipio de Cundinamarca.


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26 Amor, intriga y medio ambiente La historia inicia con el sepelio de Don José Isaías. Sus herederos, Mariana de los Ángeles y Juan Ernesto, reciben presiones de Don Epifanio Ochoa para que le vendan las tierras que siempre ha codiciado. Para ese propósito recibe ayuda de sus hijos, de su compadre y de funcionarios públicos quienes a través de la manipulación del amor, la corrupción y la contaminación de las aguas buscan desplazar a Mariana de los Ángeles. Otras mujeres interesadas en el medio ambiente viven los problemas y los estigmas de trabajar en actividades de reciclaje y medio ambiente, mientras en el colegio de la vereda, los estudiantes y profesores se debaten entre estar a la moda y seguir el consumo tradicional o pensar en cómo manejar de mejor manera los residuos sólidos. Foto: Carlos Prieto

20 habitantes de Anolaima y veredas cercanas hicieron parte del taller de guiones dictado por PCI-Media Impact a través de Javier Ampuero, quien durante tres días dejó sus enseñanzas que dieron como resultado la radionovela. A su vez, 60 mujeres cabeza de hogar, convocadas por Acción Social, participaron en dos talleres sobre el manejo adecuado de los residuos sólidos en el que participó la Fundación Tierra Fértil y la Universidad Javeriana. “Con esas bases empezamos a trabajar en el proyecto Vivir Bonito. Construimos los personajes y la historia. Nos basamos en nuestro entorno, dijimos ‘metamos al alcalde, pero como es hombre entonces tengamos una mujer para no crear confusiones’, lo mismo con La Umata. Pensamos qué hacer con la planta de reciclaje que está abandonada y empezamos a construir el libreto”, recordó Eduardo.

Las autoridades locales son permeadas por la corrupción, pero las relaciones de amistad, el interés por el bien común y la solidaridad sobrepasan los intereses económicos. Poco a poco, esta comunidad se da cuenta que es posible vivir bonito y a orillas de la esperanza.

Jornadas de grabación Ninguno de los involucrados era locutor ni mucho menos actor, pero la idea de participar en una radionovela les hizo pasar por alto esos detalles. Tampoco tenían equipos especializados, pero el ingenio sacó su mejor partida. A falta de un estudio, se reunieron en la casa de don Jesús Niño. “Nos comentaron el proyecto y que si podíamos facilitar la casa para las grabaciones con los vecinos y dijimos de una que sí. Con icopor se hizo un módulo para las grabaciones. Era delicioso porque nos distraíamos de las labores diarias y era una recocha completa”, dice el dueño de casa quien hizo de sacerdote en la radionovela.


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“Nosotros lloramos y reímos de verdad, pero lo disfrutamos mucho. El proceso duró como cuatro meses, grabamos 12 temas por día, porque nos demorábamos mucho. Nos decían que no se ría, que se nota lo leído, que tiene que inventar el personaje y asumir el rol, que no es Doris sino Cándida la que está hablando y al final lo asumíamos como tal” relata Doris Ferney Forero, quien continuó como periodista en la revista Campesiniando tras la muerte de Joaquín Prieto, ocurrida algunos meses después de la grabación. La mayoría de los efectos fueron naturales. El canto de los gallos, las hojas secas, el sonido de la quebrada, incluso en algunas partes del dramatizado fueron exagerados y debió repetirse la escena. “Fue muy divertido y complicado a la vez. Por ejemplo, pasaban carros o

motos e interrumpían la grabación y cuando se necesitaba el pito de un carro, ahí si no había ninguno”, recuerda entre risas Carlos Eduardo. En agosto de 2010 se inició la emisión de los 16 capítulos que terminó en noviembre con el reclamo de muchos de los radioescuchas que esperaban que A orillas de la esperanza continuara por mucho tiempo. “Se identificaban mucho con los personajes y hablaron mucho de Kalimán y las otras radionovelas. Les volvió a tocar ese pasado y hoy en día nos dicen que por qué no hacemos otra en temas como drogadicción, comportamiento sexual y también del agro. Todo tiene una historia para ser contada”, señala Carlos Eduardo.

proyecto edu-en tr eten imien tovivir bon ito a orillas de la esperanza

Foto: Proyecto Social


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Foto: Carlos Prieto

Unión de esfuerzos “El 7 de agosto de 2010 fue muy importante para los participantes de este proceso porque ese día se hizo el lanzamiento de la radionovela y presentaron a la comunidad a los actores y el equipo de trabajo”, recuerda Luz Marina, quien señala que para esa oportunidad elaboraron volantes con información sobre el manejo de los residuos sólidos y anunciaron la emisión de A orillas de la esperanza. Ese mismo día se convocó a un partido de fútbol con figuras de la farándula colombiana como preámbulo a una Audiencia Pública en defensa del Cerro Majui, organizado por la Fundación San Martín de Porras. En la emisora se recibieron muchas llamadas de habitantes de la región para hacer reclamos a Epifanio, para defender a Rosa Linda, pero también para hablar de la situación de

sus quebradas y sus tierras y la necesidad de aplicar las enseñanzas en el reciclaje y conservación del medio ambiente. “Con las llamadas nos dimos cuenta que se generó cultura. A partir de esta experiencia la volqueta recoge el material orgánico un día y otro, lo reciclable”, dice con orgullo Doris. El otro orgulloso es Arnulfo. “Estaba en mi casa como frustrado con mi enfermedad pero gracias a ese personaje que nadie quería hacer por ser un terrateniente muy malo y al que yo le desgarré la voz para que funcionara, tuve una especie de terapia maravillosa, cambié mi actitud y mis ganas de seguir viviendo”. El grupo se sigue reuniendo, organiza brigadas de reciclaje y en ocasiones le ayuda a Arnulfo con los ejercicios de matemáticas porque decidió terminar su bachillerato. Todos, sin excepción, esperan una segunda oportunidad para actuar.


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Foto: Proyecto Social

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Participantes del proyecto social El proyecto de presupuesto social San Francisco Javier Proyecto edu-entretenimiento Vivir Bonito A orillas de la esperanza surge a partir de las iniciativas de la radio comunitaria del municipio de Anolaima y las ONG que trabajan en la región, con el apoyo de las facultades de Ciencias Sociales y Enfermería de la Universidad Javeriana de Bogotá. Participantes: Ana María Medina

Coordinadora del proyecto Profesora del Departamento de Antropología Facultad de Ciencias Sociales Pontificia Universidad Javeriana Medina.ana@javeriana.edu.co

María Teresa Buitrago

Profesora de la Facultad de Enfermería Pontificia Universidad Javeriana

Diana Marín

Estudiante de Antropología Facultad de Ciencias Sociales Pontificia Universidad Javeriana

Daniel Reyes

Estudiante de Antropología Facultad de Ciencias Sociales Pontificia Universidad Javeriana

Estefanía Cifuentes

Estudiante de Antropología Facultad de Ciencias Sociales Pontificia Universidad Javeriana

Margarita Jaime

Estudiante de Antropología Facultad de Ciencias Sociales Pontificia Universidad Javeriana

Misael Murcia

Profesor de Antropología Facultad de Ciencias Sociales Pontificia Universidad Javeriana


providas, acompa単amiento a personas, familias y comunidades afectadas por la violencia

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Foto: Carlos Prieto


proyecto Providas para volver a vivir

Su

mente, abrumada por las miles de calles que debía enfrentar y los miles de carros que tenía que esquivar a su llegada a Bogotá; en los morrales, escasas pertenencias; en los bolsillos, muy poco dinero, casi nada; en el alma, dolor, rabia e incertidumbre. Con su esposa y sus dos hijos, muy pocas palabras, sus miradas lo decían todo. Un desplazado más llega a la ciudad con su familia. Este hombre, proveniente del departamento de Putumayo, no puede ocultar su origen campesino, está marcado en cada parte de su cuerpo; tampoco su mirada triste, esa que ya se hace cotidiana en la ciudad, la mirada de aquellos inmersos en el conflicto colombiano. Mirada de desesperanza por ser rotulados como guerrilleros por grupos de derecha, o como colaboradores de los ‘paras’ y Ejército por parte de la guerrilla; no importa el nombre que les den, lo que importa es que han sido son obligados por unos o por otros a dejar la tierra que por mucho tiempo fue el lugar en el cual se hicieron realidad sus sueños y proyectos, y los de sus antepasados. Pero ahora ya no hay opción. “¿Se imagina uno salir de su propia tierra, del campo, y encontrarse con un monstruo de ciudad? ¿Se imagina que todo el que lo mira a uno lo ve como un extranjero, un ladrón? Uno piensa que si se va para la ciudad va a estar muy libre de los problemas de orden público, pero uno llega y encuentra más problemas de este tipo que los que tiene en el campo y ahí es donde entra la desconfianza. Si se regresa, se muere y si se queda, se muere

Los participantes del Diplomado Providas encontraron un espacio para compartir sus realidades y aprender a utilizarlas en bien de la sociedad.

hasta de hambre, porque uno no está enseñado a pedir tampoco”. Estos son los recuerdos de su llegada a la capital. Dice que no exagera cuando se refiere a “llorar lágrimas de sangre” y hasta pensar en quitarse la vida con su esposa porque estar escondidos, incluso de la Policía que eran los que les prestaban la seguridad, era como estar ya muertos. Este es solo uno de tantos fragmentos de vida de uno de millones de hombres y mujeres que se encuentran en condiciones similares en diferentes sectores de Bogotá. Y mientras este hombre llega a la ciudad, al mismo tiempo, desde la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana, el profesor Óscar Arango hace una reflexión acerca del trabajo que viene realizando desde hace 12 años en zonas con conflicto armado, especialmente en el norte del país: “Los campesinos que nosotros acompañábamos en Tierralta, San Pablo, Cartagena, ahora los teníamos aquí en Bogotá con el título de desplazados, despatriados, desarraigados y en ellos pensamos inicialmente; pero esa población nos llevó a las madres cabeza de familia abusadas, nos llevó a entender el problema de las pandillas y grupos urbanos, y a la mal llamada ‘limpieza social’ en algunos sectores de la capital”, relata. A partir de la evidencia que arrojaba esta situación, nació la idea de crear un proceso de formación y acompañamiento para promotores y promotoras comunitarios de vida, es decir hombres y mujeres comunes y corrientes en su mayoría afectadas y afectados por

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Foto: Carlos Prieto

la violencia, que quisieran asumir el reto de acompañar a otras personas que estuvieran en las mismas circunstancias. Fue así como desde la Facultad de Teología se estructuró el proyecto Providas: “La ciudad también tiene otros ingredientes de violencia como la indiferencia, la intolerancia, la discriminación, el maltrato infantil y que se han venido convirtiendo en parte el ser bogotano. Hay violencia naturalizada, violencias institucionales y violencias de estructura, y entonces dijimos, bueno, vamos hacer este trabajo acá”. El inicio de este caminar no solo buscó formar personas sino posibilitar un acompañamiento real.

Volver a creer La intención de reconstruir sujetos y comunidades afectadas por la violencia, retomando la experiencia de la Facultad de Teología, hizo que se diseñara el Diplomado Providas que

principalmente buscaba formar promotores y promotoras comunitarias de vida y posibilitar, desde sus procesos, 30 Grupos de Apoyo Mutuo (GAM) que permitieran hacer un acompañamiento real a las personas, familias y comunidades afectadas por la violencia del conflicto armado en Bogotá y en el sector de Soacha. El Proyecto de Presupuesto Social San Francisco Javier de la Rectoría patrocinó la formación de 30 personas de localidades de estos dos sectores, quienes configuraron la primera cohorte del diplomado. Posteriormente, se consolidaron los telares de vida como espacios de afrontamiento para permitir la reconstrucción personal y social en diferentes sitios de la ciudad como Kennedy, Ciudad Bolívar, Usme, Bosa y la población de Soacha. “Al principio tenía como miedo porque me preguntaba de dónde van a salir las personas, claro hay millones de seres humanos


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afectados por violencias en esta ciudad, pero había que llegar a ellos y ellas. Tuvimos el acercamiento con el Club Rotario de Bogotá Laureles y Elizabeth Parisi que tenía un trabajo con esas comunidades nos permitió tener un grupo real de personas que tienen experiencia en trabajo comunitario, que trabajan con instituciones no gubernamentales, en comedores, con niños, con la tercera edad, con desplazados, en fin, con toda esta población que llaman vulnerable”, indica Óscar. Al comenzar el proyecto hubo un tanto de incredulidad por parte de las comunidades pues es extraño que se acerquen a ellos ofreciendo un diplomado gratuito y en la Universidad Javeriana. Pensaron que se trataba de un curso de uno o dos meses, pero luego se encontraron con la exigencia de un proceso de formación que se extendió durante un año y medio. “Recibí todas las herramientas para aplicarlas con la comunidad. Es un proyecto donde se puede hacer acompañamiento en todos los procesos de violencia, no desde un punto

Foto: Carlos Prieto

de vista profesional, porque si bien se realiza desde los psicosocial, es un acompañamiento desde la persona en sí, como ser humano, desde su perspectiva personal, comunitaria, teniendo en cuenta el contexto del que vienen las personas”, afirma Elizabeth Parisi, participante de esa primera cohorte. Cada uno de los 30 participantes del proyecto formaba parte de un núcleo familiar con un promedio de 5 integrantes, por lo que se habla de 150 personas beneficiadas directamente. Además, cada uno de los integrantes acompañó a 15 personas a través de los telares de vida con lo cual se logro un impacto directo en 450 personas.

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Foto: Carlos Prieto


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de duelo y decidió reconstruirse como ser humano. Él decidió volver a tejer y volver a confiar”, relató Óscar.

El desahogo Elizabeth, Marcela, Marta Miriam y los otros 27 compañeros del diplomado vieron el proceso de este hombre después de varias jornadas de clases en la Javeriana. Eran una persona introvertida, alejada y prevenida. “Él es una persona que estuvo en un grupo que vivió la violencia y pudo confrontarse a lo que él mismo había violentado. Él hizo primero el proceso personal de la elaboración de duelo, entrando a una reconciliación de sí mismo para luego poder replicarla. Así pudo devolver algo de lo que aprendió en las comunidades donde vive en este momento”, señaló Elizabeth Parisi. Él recuerda que cuando llegó a Bogotá no se atrevía a salir de la pieza que tuvo como residencia al lado de su esposa y sus hijos, y que cuando lo hacía se sentía como un ratón perseguido por un gato.

Fotos: Carlos Prieto

“Un día llegó un hombre de Cuidad Bolívar desplazado por los paramilitares acusado de ser guerrillero, cuando lo conocimos era un hombre envejecido, acabado, no hablaba, no confiaba en nadie. Me impacto muchísimo, yo le pregunté a Marcela qué hacer con él; me dijo que lo invitara, e insistió en que lo hiciera yo. Lo invité y no me hizo mayor caso, pero a los quince días llegó con Marcela. El hombre que inició el diplomado y el que terminó, era diferente y no porque yo haya hecho magia sino porque él decidió sanarse, él decidió contar, él decidió hacer su elaboración

“Conocer a Óscar fue como un milagro. Yo desconfiaba hasta el DAS donde fui a hacer un curso para mi propia protección, entonces ¿qué se puede pensar de las personas que llegan a uno a decirle esto y esto? Había mucha inseguridad en mí, pero cuando yo hablé con Óscar del proyecto sentí que quería liberarme todo lo que pudiera, como llorar. Quería un lugar donde me escuchara todo el mundo y morirme si era que me tocaba y lograr despejar todo lo que había en mi mente. Cuándo él habló conmigo de ese diplomado me dijo, vamos que a usted le va a servir mucho y me mostró de qué se trataba. Pues yo fui a ver lo que pasaba y vi realmente que había una puerta para ser liberado, que había personas de toda clase, de todos los lados, de todos los

Foto: Carlos Prieto


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Durante el desarrollo del diplomado se presentaron situaciones muy delicadas en Usme: 30 jóvenes fueron asesinados en forma sistemática en Ciudad Bolívar, y se presentó la desparición de varios jóvenes que luego fueron presentados por el Ejército como actores del conflicto armado. Para fortuna de estas comunidades el proyecto Providas fue una respuesta a esa realidad, un proceso de formación para responder desde la academia a través de la Facultad de Teología, así como un proceso que buscó darles herramientas a esos líderes comunitarios para que dieran acompañamiento a sus vecinos.

Del aula a la realidad El proyecto Providas no pretende ser sólo un proceso de formación conceptual entorno al acompañamiento de las personas, familias y comunidades afectadas por la violencia. De este proceso también hacen parte los Grupos de Apoyo Mutuo que permiten el acompañamiento real a través de la descarga emocional, de compartir sentimientos, de comprender y de transformar las situaciones que se tienen en lo personal y lo comunitario, de contar las experiencias, de la recuperación de la memoria histórica y la reconstrucción del tejido social. Todos los anteriores actúan como contenedores con el fin de que se pueda elaborar el dolor, el miedo y la tristeza, y hacer el duelo. Es un escenario en el que se nombra todo aquello que debía mantenerse en silencio. Allí, se cuenta lo vivido y se comprende la realidad. Se desarrollan procesos de resistencia para afrontar los diferentes tipos de

Fotos: Carlos Prieto

violencia de manera creativa. En los telares se vive, efectivamente, la solidaridad y el encuentro. Desde esta perspectiva los telares se convierten en un espacio político para las víctimas del conflicto. El diplomado se estructura a partir de dos momentos en la etapa inicial. Uno, que consiste en la formación de los y las promotoras que vienen a la Javeriana y estudian siete módulos durante año y medio. Y otro dirigido al acompañamiento real que se le da a las comunidades a través de los telares de vida. El primero es un momento introductorio en el que se aportan los elementos esenciales para comprender el papel que tiene un Providas: generar y promover una vida digna y abundante. Luego, el segundo módulo aborda el proceso histórico del conflicto armado en Colombia y las secuelas que este conflicto deja en las personas, familias y comunidades. “Nos detenemos en la última parte para hablar de las secuelas que nos deja la

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bandos y que después de liberarse parecían hermanos. Pero yo todavía no contaba lo mío porque tenía mis problemas. Lo que vi me dio confianza. Básicamente era un grupo de hermanos donde podíamos llorar, liberarnos, jugar y hasta reír”.


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Foto: Carlos Prieto

violencia, porque no solamente es decir qué está pasando, sino cómo nos afecta”, señala Óscar. En un tercer momento se presentan las herramientas que un Providas debe manejar: memoria histórica, elaboración de duelos, la importancia de relatos y de testimonios en los procesos de acompañamiento. También se habla sobre la importancia que tienen los grupos como apoyo, y finalmente se tiene en cuenta la necesidad de aplicar algunas técnicas de apoyo como relajación y respiración en conjunto con el proceso de acompañamiento. Finalmente, en un cuarto momento, se hace un análisis teológico a la lectura del texto de Emaús (Lucas 24, 13-35). “Ahí en El camino de Emaús nos dice como el resucitado va acompañando y va ayudando a que esos dos discípulos que van huyendo de Jerusalén

recuperen la esperanza a partir del hablar, del expresar sentimientos. Eso es lo que hacemos en los grupos de apoyo mutuo o los telares de vida”, explica Óscar. El diplomado no es solamente un aprendizaje teórico sino uno que debe ser replicado, en el que sus estudiantes tienen el compromiso de implementar los telares de vida con encuentros quincenales en sus comunidades. “Realmente los participantes se asustaron porque era un diplomado con mucha exigencia porque hacemos evaluaciones, porque vamos tomando el pulso de cómo se van apropiando los contenidos, pero más que eso es la forma de ser Providas”, señala Óscar, el director del proyecto. Esta exigencia y los resultados demostrados hicieron que, para las siguientes cohortes, las organizaciones empezaran a enviar


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personas de sus instituciones y personas que ellos acompañan desde su trabajo con las comunidades. “Promotores de vida significa en pro de la vida y para la vida, es para tener una vida digna y abundante, para hacer recuperar la esperanza de las personas que han sufrido cualquier tipo de violencia en un país que está cargado de tanto conflicto, sobre todo de conflicto armado”, con estas palabras se resume algo de lo que significó el diplomado para Elizabeth Parisi. Al momento de su entrevista, aquel hombre que estuvo al borde del suicidio era otro, aún

al haber perdido su nuevo empleo porque la empresa de vigilancia cerró, y como él lo advierte, el proceso normal de la vida lo llevó a un proceso de divorcio. Se siente diferente, escucha y apoya a otras personas que como él sintieron que no tenían salida. “Señor periodista tenga por seguro que si usted me hubiera llamado unos años atrás, antes de haber hecho el diplomado, no hubiera respondido ninguna de sus preguntas y gracias por haberme preguntado. Cuando me quiera llamar bien pueda y un saludo muy grande para Óscar”.

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Foto: Carlos Prieto


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Participantes del proyecto social El proyecto de presupuesto social San Francisco Javier Providas, acompañamiento a personas, familias y comunidades afectadas por la violencia es un diplomado de la Facultad de Teología de la Universidad Javeriana de Bogotá, que en esta primera cohorte vinculó a población golpeada por diferentes violencias provenientes de diversas zonas del país. Responsable:

Agradecimientos especiales:

Óscar Arango Alzate

Participantes de la primera y segunda cohorte del diplomado Providas

Facultad de Teología

oscar.arango@javeriana.edu.co

Colaboradores: Julio César Ariza Collante Elizabeth Parisi Vacca Margarita Urrea Díaz

David Eduardo Lara – Nelcy González

Educación Continua Facultad Teología

Jaime Díaz Giraldo – Virginia Panizza Club Rotario Bogotá - Laureles


dar vida a la vida

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Foto: Carlos Prieto


proyecto Dar vida a la vida

Eran

como las 6 de la tarde cuando el vuelo que transportaba al realizador de cine Carlos Osuna aterrizó en el aeropuerto Gustavo Artunduaga de Florencia, capital del departamento de Caquetá, en el sur del país, donde inicia la Amazonía colombiana. Según las cuentas de Osuna, 3 horas más tarde estaría en Cartagena del Chairá donde se reuniría con las religiosas Josefina Perdomo y Suzanne Masingarbe, quienes desde hace un tiempo trabajan de manera incansable con la comunidad golpeada por el conflicto armado de la zona. Desde Bogotá estaba todo planeado y así sería muy sencillo. Pero Osuna, profesor de la Facultad de Artes de la Universidad Javeriana, no previó que esas carreteras que a finales de 1998 y hasta 2002 fueron transitadas por representantes del gobierno nacional, por invitados de países extranjeros y por el secretariado de las FARC de aquel entonces, aún continuaban siendo zona de guerra. “Cómo se le ocurre, señor. Esa carretera se puede transitar máximo hasta las 4 de la tarde porque después es terreno de nadie”, le advirtió a Osuna uno de los conductores de una camioneta que hace de transporte a través de la zona del Caguán. Carlos había conocido a Josefina en una reunión familiar y desde ese día se fascinó con la labor de esta mujer, que con el amor como única arma, venía ganando poco a poco la batalla contra la guerrilla, el paramilitarismo, la violencia, las violaciones a mujeres, los desplazamientos, la pobreza y el mismo Estado.

◀ Josefina Perdomo, protagonista del documental Dar vida a la

vida, es una religiosa que busca ayudar a la mujer que ha sido vulnerada por la violencia en el sur de Colombia.

“(...) se trata de una tierra rica en recursos, que gracias a sus características climáticas y ubicación geográfica fue elegida por la guerrilla para consolidar sus nexos con el narcotráfico y convertirse en fortín de su poder militar. Sin consultarle a la población civil del Meta y Caquetá, entre 1998 y 2002, durante el gobierno del presidente Andrés Pastrana, se estableció la Zona de distensión, otorgada para adelantar diálogos de paz entre el gobierno y las FARC, la cual comprendía un área de 42.000 kilómetros cuadrados (...)”. Esa es la leyenda de letras blancas y fondo negro, acompañada de sonidos lentos que parecen indígenas, que le da entrada al documental de media hora que intenta retratar la obra de las dos religiosas en esta zona de conflicto y que Carlos Osuna aceptó como reto para llevar a las pantallas de cine. Y continúa: “Durante este periodo, la zona fue totalmente desmilitarizada, razón por la cual las FARC tuvo posibilidad de asentarse con mayor firmeza. Una vez se rompieron los diálogos de paz, la población civil se encontró entre el fuego cruzado del ejército, los paramilitares y las guerrillas. Los medios de comunicación abandonaron la zona y algunos se dedicaron a señalar de manera irresponsable al Caguán como una zona de guerrilleros (sic)”. 8 años después de terminado ese proceso en San Vicente del Caguán, el equipo de filmación, encabezado por Osuna, llegó a documentar los avances hacia la paz en esta zona del país. Después de amanecer en Florencia continuó su viaje a Cartagena del Chairá. Los tanques de guerra a un lado de la carretera destapada y los retenes militares a lo largo de la vía

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Foto: Proyecto Social

le hicieron pensar en una realidad que en las grandes ciudades del país no se siente.

hablaron entre ellos y al rato dijeron que sí”, recuerda el realizador.

“Recuerdo muchas veces haber ido a tomar una gaseosa con la gente y entender cómo esa violencia se ha vuelto para ellos una costumbre, es más, para ellos no hay ningún tipo de violencia. Sí saben, pero están tan acostumbrados a esa cotidianidad que no se les hace extraño”, comenta.

Josefina no viste hábitos, pero al hablar inspira la paz de una religiosa que ha vivido en medio de la guerra. Con un primer plano a su rostro, casi de perfil, ella relata en el documental que llegó a recorrer el Caguán, desde San Vicente hasta su desembocadura en el río Caquetá, en límites con Putumayo, por encargo de Monseñor. Eran tiempos de la zona de distensión y tuvo la oportunidad de conocer todo el escenario político que se había montado, pero también conoció la realidad de los habitantes de la zona, porque según ella, recorrió cada vereda y cada pueblo.

Un extraño, una sensación de peligro “¡Hey! Qué está haciendo, déjeme ver qué grabó” fue una frase constante por parte de la policía y el ejército en las visitas del equipo. Por parte de la gente, el temor a quedar registrados en una cinta estuvo siempre presente. “La primera vez que fui, Josefina tenía el grado de los niños con discapacidad cognitiva y me pidió el favor que los grabara. Fui a la iglesia y cuando saqué la cámara toda la gente se salió. Después llegaron estas personas y me preguntaron: ¿usted quién es y porqué me está filmando? Al contarles de qué se trataba,

“Esa gente se constituía en la razón de ser de la misión. Cuando terminé mi recorrido de tres meses me pude dar cuenta cuál era, para mí, el problema más importante en ese momento: la situación de la mujer... Me tocó atender una niña de 12 años que venía con un aborto en curso y había sido embarazada por el padrastro; cuando vi esa situación, la niña desangrándose y por eso que había sucedido,


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Foto: Proyecto Social

yo dije me quedo en el Caguán y voy a luchar por la mujer, la voy a defender. Vi mucha violencia contra ellas, cómo las golpeaban, no solo con puños sino con machete. Al ver la situación de la mujer le dije a mi Dios, renuncio a la misión de la India en la que me siento tan feliz y me quedaré en Colombia, pero en el Caguán, para dedicarle mi vida a redimir a la mujer”, señaló la misionera ante la cámara de Osuna. Algunos días antes de ese testimonio, cuando Josefina fue a recibir a Carlos, se enfrentaron a un retén militar. Ella con su experiencia le advirtió que por ninguna circunstancias se bajara de la camioneta que los transportaba. “Yo voy y hablo por ti” le dijo con su tono pausado. Como es costumbre en la zona hay momentos muy tensos para todos y ese era uno de ellos. “Había un soldadito que no aparentaba más de 18 años, con un arma más grande que él y me dice que me baje y yo le digo que no me puedo bajar porque ya están hablando con el comandante y se empieza a poner nervioso porque, claro, alguien sospechoso

no se quiere bajar del carro. Recuerdo la cara de susto que tenía este muchachito, tal vez de pensar que yo pudiera hacer cualquier cosa. Esa fue mi bienvenida”, recuerda Carlos. De seguro ese joven soldado no era de la región y si lo era, le correspondió vivir el nuevo proceso que generaron estas mujeres porque cuando recién entraron al Caguán vieron como los niños a sus 12 años dejaban los estudios de primaria a un lado para volverse “raspachines” como les dicen a los recolectores de la hoja de coca. A esa edad son demasiado hábiles para el trabajo. “¿Con los bolsillos llenos de dinero quién iba a pensar en la educación como futuro? (sic)”, reflexionó Josefina cuando hizo el recorrido por la región.

El trabajo es con la mujer Una oficina con una biblioteca llena de documentos y textos es el escenario de otra de las intervenciones de Josefina Perdomo en el documental. En este sitio explica porqué nació Mumidavi, la sigla que reúne el proyecto


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46 Estas razones llevaron a que las misioneras, en un proceso de varios años, entraran a intervenir la situación que transcurría en estas comunidades. En una ocasión llegó un gran número de familias procedente de Peñas Coloradas, río abajo, y la población de Cartagena del Chairá casi se duplicó, como lo cuenta Josefina. Consiguieron darle educación a todos los niños desplazados y abrir proyectos productivos que aún se mantienen a pesar de que sus productos no generan la misma ganancia que el negocio de la coca.

Fotos: Carlos Prieto

Mujer Misterio de Amor que da Vida a la Vida, porque, según ella, el propósito de la misión fue el hacer que ellas desde su sufrimiento pudieran llegar a superar la situación que vivían, crear a una nueva mujer y se convirtieran en constructoras de paz. “Vi mucha mujer guerrillera joven, pregunté por qué habían optado por esa vida tan difícil y me di cuenta que era tal el maltrato y la violencia intrafamiliar que la joven huía para escapar y la guerrilla era un refugio para ellas. Por ejemplo, cuando a la niña le llegaba la menarquia, la mamá se la entregaba al compañero para que la violara. La otra razón de ingresar a la guerrilla es por la situación de la pobreza en sus hogares; ellas no veían otro futuro diferente a volverse jornaleras en las que a la vez sus padres trabajaban como jornaleros y a ellas les tocaba ayudarle a la mujer en la cocina. A ellas les daba horror repetir la historia de sus madres y por eso huían a la guerrilla (sic)”, relata.

Trabajaron en el seno de las familias y actualmente tienen un grupo de mujeres que van a la universidad y que están en el municipio repartiendo sus saberes. “Ya hay una abogada, una ingeniera ambiental, otra que trabaja en inseminación artificial, y esto es clave porque están cambiando la forma de producir el campo y esto sí puede ser una buena herramienta para reducir la siembra de coca, porque el ganado bien producido se vuelve competitivo. Yo estuve en una reunión con ellas y todavía no ha materializado, pero cuando se dé va a ser una cosa muy buena y es la idea de armar una estrategia política con todas estas mujeres que están volviendo luego de estudiar, para tener una posibilidad política en el pueblo”, dice Osuna a quien le gustaría incluir todas estas experiencias en el video que inicialmente estaba planeado para 15 minutos y se extendió a 30. Sin embargo, fue imposible hacer alusión a todas las actividades de Mumidavi.

“La reparación en Colombia tiene cara de mujer” El documental consulta varios expertos. Uno de ellos es Eduardo Pizarro, coordinador del área de dinámicas de conflicto y negociaciones de paz de la fundación Ideas para la Paz. Pizarro recalca que la inmensa mayoría de las


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Foto: Carlos Prieto

víctimas directas del conflicto son hombres, de cada 12 muertes 11 son de hombres y una era mujer, lo que indica que son ellas con sus niños los que deben movilizarse por sus derechos, pues son las que sobreviven a la guerra. Por esta razón el investigador dice: “Yo siempre he planteado que la reparación en Colombia tiene cara de mujer”. Las cámaras de Osuna, que incomodaban a los integrantes del ejército cada que las veían por las calles polvorientas de Cartagena del Chairá, fueron testigo del concepto del experto en conflicto y verificaron que gran parte del trabajo de Mumidavi estaba centrado en la mujer. Josefina va más allá en su política del amor. Ella considera que el victimario tiene que vincularse en el proceso. “(...) hay que ayudarlo como persona para que vuelva sobre sí, sea capaz de contemplar su error y de rechazar lo que ha hecho y él mismo sea capaz de transformar su vida, sus sentimiento y su acción; cuando tome esa decisión, lo primero que va a hacer es buscar a su victimizado, no se queda

contento aislado, me doy golpes de pecho y se acabó. La primera cosa que siente es la necesidad de buscar y reparar el daño que tanto ha hecho”. Y continúa “(...) a la víctima también, para preparar su mente y su alma para el encuentro y su reconciliación, reconciliación que siempre tiene que estar mediada por una reparación, porque también hemos olvidado lo que significa la reparación, de eso casi que no queremos ni hablar ni pensar, pero yo considero que es absolutamente necesaria en todo proceso de perdón y reconciliación (sic)”. Por eso Josefina insiste en que debe ser un trabajo desde el hogar, desde la educación, que haga un debido acompañamiento permanente a la sociedad. Una de las mujeres que ha sufrido el conflicto en carne propia también se refiere a esto en el documental: “(...) es difícil el perdón. Sufro las dos caras del conflicto: la desaparición y el asesinato, entonces tengo la incertidumbre y también el saber de una persona ya fallecida sin saber el porqué, por qué me toca a mí esta guerra. ¿Qué hago yo aquí de nuevo? Es difícil pero se puede dar porque


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Foto: Carlos Prieto

si estoy aquí es porque hay algo de perdón, estamos trabajando en eso (sic)”. Uno de los expertos entrevistados en la Universidad Javeriana, Pedro Valenzuela, señala que mientras en su lucha el Che Guevara proponía varios “Vietnam” para dividir el imperio y derrotarlo, él lo ve más “desde el esfuerzo de construcción de paz de la sociedad civil, como la construcción de islas de paz en medio del conflicto que le van quitando oxígeno a la confrontación armada y le van transformando la dinámica”.

Un documental para mostrar al mundo Cuando Carlos Osuna escuchó el concepto ‘las islas de paz’ de uno de sus entrevistados, entendió perfectamente que eso era lo que hacían Josefina Perdomo y Suzanne Masingarbe

en Cartagena del Chairá. Para él, la idea de Josefina en la que “trabajan en el cráter de un volcán en constante erupción” es la mejor descripción de la forma como adelantan la labor social. Por eso la media hora de imágenes y entrevistas tratan de reflejar la imponente labor que desarrollan estas mujeres, con sus aciertos y complicaciones, con la dedicación de una persona que en palabras del realizador: “(...) no sé cómo decirlo, en términos eclesiásticos, diría que es una santa”. “Al final no creo que ellas sean las que van a hacer la paz en Colombia, pero sí están siendo las que están humanizando el conflicto armado y si uno mira los indicadores de cómo estaban las cosas y cómo están ahora, pues ellas con ayuda de muchas organizaciones y alguna voluntad política han logrado hacer unos cambios muy serios. No es lo que normalmente se hace de construir paz a través de campañas, de hecho ellas mismas no creen en


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Foto: Carlos Prieto

estas iniciativas, de eso de entrega tu arma y te damos un juguete, sino que tiene que ser una cosa de muy largo aliento”. Lo que queda por delante es que el mundo se entere de lo que pasa en esta región que algún día fue la esperanza de paz para Colombia, mediante la proyección del documental Dar vida a la vida en diferentes festivales interesados en temas humanitarios.

Foto: Carlos Prieto


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Participantes del proyecto social El proyecto de presupuesto social San Francisco Javier Dar vida a la vida desarrolla una historia de esperanza dentro del conflicto armado colombiano a través de un documental en formato de vídeo realizado por la Facultad de Artes de la Universidad Javeriana. Responsable:

Participantes:

Carlos Osuna

Josefina Perdomo

Facultad de Artes osunac@javeriana.edu.co

Suzanne Masingarbe


programa de promoci贸n de la salud en el adulto mayor

programa nueva sonrisa del dispensario del colegio santa francisca romana

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Foto: Carlos Prieto


proyecto Los adultos mayores que respiraron tranquilidad

De

un lado, las niñas de primaria del Colegio Santa Francisca Romana del sector de Cedritos en Bogotá despliegan toda su energía en una clase de educación física guiada por su profesor en una cancha múltiple. Del otro lado, en la zona verde que la rodea, junto al dispensario, están los 104 ancianos del programa Nueva Sonrisa del Dispensario del Colegio Santa Francisca Romana que el colegio y un grupo de damas voluntarias apoya en temas de salud, esparcimiento, y empleo del tiempo libre. El más ‘pollo’ según Consuelo de Lomanto, directora del programa Nueva Sonrisa, quien es voluntaria del dispensario desde hace 2 décadas, tiene 74 años. “Anteriormente nos estaban llegando muy jóvenes, de 65 años, y había otros más ancianos que necesitaban mayor atención. Hacemos jornadas de diversión. Jugamos lotería que es lo que más les gusta, esa lotería infantil donde viene el loro, el caballo y el perro. No podemos con el bingo porque no todos saben leer o conocen los números. Hemos intentado que escriban el nombre y por lo menos unos 12 saben estampar su firma; a otros les da pena y dicen que les duele la mano. Otros es verdad que la artritis no los deja. Si ellos vienen acá es a divertirse y entonces ponemos música y hacemos unos bailes muy ricos. Los que pueden hacerlo bailan, los otros hacen coro y aplauden pero todos se divierten”. Alicia Castiblanco, Rito Quemba Acuna y María Teresa Villarraga son algunos de los asistentes al colegio cada miércoles en la mañana. Según ellos ese es un día muy especial

El programa Nueva Sonrisa del Dispensario del Colegio Santa Francisca Romana realizó la intervención a 104 adultos mayores.

porque, como si fueran estudiantes del colegio, esperan la ruta y a las ‘damas’, como se refieren a las voluntarias, y hacen el recorrido hasta llegar al colegio. “Las actividades en este sitio son divinas, el día que no vengo es mortal. Esto fue un recuerdo de mi esposo, porque como él se murió quedé yo. Ellas me recibieron con mucho agrado, ya llevo 2 años aquí”, relató María Teresa Villarraga quien no duda ni un instante en incluir en su nombre “viuda de Novoa”. Ella dice tener mucha suerte porque vive con un hijo y una nieta de 22 años que es como su propia hija porque la crió desde pequeña. Todos los ancianos provienen de un sector de bajo estrato de la ciudad y son considerados una población vulnerable no solo porque son más propensos a las enfermedades respiratorias y de otras índoles, sino porque la mayoría de ellos no tienen la suerte de María Teresa y viven solos, con dificultades económicas y en total abandono. “Luz Estela Jiménez, médica del dispensario, nos comentó que estaba muy preocupada porque había mucho síndrome de enfermedad respiratoria y que posiblemente muchos de esos abuelitos podrían tener tuberculosis porque tenían toda una sintomatología compatible”, dijo Concepción Puerta, investigadora y líder del proyecto social, quien además señaló que la tuberculosis tiene un componente nutricional muy importante por lo que es necesario trabajar con ellos en este tema al igual que en el del afecto. “En esta etapa algunos tienen, digamos, mucha depresión,

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debido al abandono de sus familias y decidimos hacer talleres de afectividad para subirles esa autoestima, para hacerles sentir que ellos todavía tienen un papel para desarrollar en el mundo, así que pensamos en su salud física y mental. Esa parte la hicimos con las teólogas de la Universidad Javeriana, Susana Becerra y Rosana Navarro. De fuera de la Universidad con María Teresa Camacho”, agregó.

Peligro en el aire Vicky de Peláez conoce muy bien sus ‘abuelitos’, por eso ellos acuden a ella a contarle las cosas que les gustan y las que no. Generalmente a lo único que no le ven problema es a la lúdica: bailar y jugar lotería. Pero cuando se trata de exámenes médicos o intervenciones de extraños, igual que los niños, demuestran su inconformidad inmediatamente. Como era de esperarse, la toma de muestras (baciloscopia seriada de esputo), necesarias para diagnosticar la tuberculosis, les generó incomodidad. Como debían seguir

instrucciones especifícas para su recolección, fue necesario que una de las estudiantes, Natalia Izquierdo, realizara unos carteles mediante dibujos para explicarles a los abuelos el procedimiento, teniendo en cuenta que muchos no saben leer y otros ya no pueden ver las letras. “Ese fue el primer problema porque ellos estaban muy renuentes a recoger la muestra, les daba pena, se sentían mal recogiéndola. Finalmente creamos unos biombos en espacios abiertos para que pudieran hacer su recolección, pero ellos muchas veces no siguen muy bien las instrucciones, de ahí que se hicieran las carteleras”, recordó Alba Trespalacios, docente del Departamento de Microbiología. Las damas voluntarias también estaban a la expectativa de lo que iba a suceder con esta actividad porque conocen muy bien la situación de los abuelos y lo difícil que es para ellos confiar en los extraños. Gilma de Ravazee recordó haber escuchado en varias oportunidades de boca de algunos de ellos la expresión: “ah no, ¿esto es obligación?”. “Eso


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Las investigadoras recuerdan que las estudiantes Natalia Izquierdo y Natalie Contreras, estudiantes de Bacteriología de la Universidad, llamaban a quienes tenían teléfono o a sus familiares la noche anterior para recordarles que temprano en la mañana debían recolectar sus muestras y llevarlas. Natalia se iba en la ruta y cuando los abuelos se subían al bus les hablaba de su compromiso para refrescarles la memoria. Alicia Castiblano, mientras fruncía el ceño, dijo: “Fueron unas niñas muy queridas y hermosas y ellas tuvieron muchas actividades. Nos tomaron las muestras que eran un poquito fastidiosas, pero las saqué para saber si había algo del pulmón que es muy delicado, porque usted sabe, cuándo hay un gremio así muy grande con sólo dar la mano es muy grave”. Alicia no fue la única a la que le pareció terrible la forma en que se sacan las muestras. Sin embargo, y a pesar de la incomodidad de los abuelos, se lograron tomar 90 muestras y en los análisis realizados en los laboratorios de la Universidad Javeriana se descubrió que solo uno de ellos era portador del Bacilo de Koch. “Ese abuelito se reportó a la Secretaría de Salud de Usaquén que está a cargo de la zona y ellos se encargaron de hacer el seguimiento, dar el tratamiento, hacer el control y el diagnóstico en todos sus contactos, especialmente la familia, pero no se encontró a nadie contagiado”, recalcó Alba Trespalacios. El abuelo infectado debió recibir una atención especializada y ser separado de los demás compañeros que suelen visitar el dispensario. Aunque fue preocupante que se presentara un

Fotos: Carlos Prieto

caso, se vivió cierto alivio pues, teniendo en cuenta que el grupo estaba teniendo problemas respiratorios, el resultado del examen habría podido ser peor. La tuberculosis, al ser una enfermedad contagiosa, habría podido generar una situación muy complicada para esta comunidad. “Su estado de salud mejoró dramáticamente, era ya un paciente mayor con una enfermedad pulmonar que dependía del oxígeno. Como ya tenía manejo con la EPS no le hacían nada más, sólo el oxígeno y con él venía a las actividades. Hoy no es oxígeno dependiente y regresó a las actividades del dispensario”, señaló Luz Estela Jiménez.

Sometidos al olvido “Es que aquí son amables y por eso nos hicieron esos exámenes. Ellas nos quieren mucho y por eso, si hay una panela para uno, hay para todos”, dice con voz pausada y muy convencida Don Rito Quemba, quién recuerda

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es entendible porque muchos de ellos han sido maltratados, abandonados por sus hijos, viven con mucha reserva y con la prevención de que algo pase. Después ellos son muy queridos y formales”, recalcó la voluntaria.


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que fue ‘alcalde’ de su comunidad y enfatizó que veló por los derechos de ellos ante los Presidentes de la República de turno. Por eso Don Rito no entiende el porqué de su abandono hoy. “Yo vivo en Buenavista Norte con mi esposa, la segunda, porque la primera falleció hace 17 años. Los hijos son independientes y poco y nada están pendientes de mí. Yo no recibo ni una pensión pero mi esposa sí, se compra lo de ella y algo de lo mío. Los hijos a veces me dan 20 pesos o así y una hija que tengo en Estados Unidos es el amparo, pero hace 8 meses que no me puede mandar nada”, relata con voz aún más pausada y con la mirada puesta en sus manos con abundantes manchas de color café y posadas sobre una pesada ruana boyacense. Sin embargo, Rito tuvo suerte al contar con su nueva esposa y la ayuda económica de sus hijos, así considere que es insuficiente. Hay otros que no tienen nada.

“Tienen muchas limitaciones físicas, auditivas, visuales. La mayoría no cocinan, les tienen que cocinar y están muy limitados desde todo punto de vista. La condición socioeconómica es la más complicada. Una de las participantes contaba: ‘Es que me quitaron el único auxilio que tenía que eran 50 mil pesos mensuales para vivir, yo qué voy a hacer doctora, porque no tengo hijos’. Es muy triste ver que este país tiene muy abandonada a la gente de la tercera edad. Estos viejitos si no es por el colegio, no tienen la posibilidad de acceder a un mercado. Muchos de ellos no pueden moverse por sí mismos y no pueden ir a los comedores donde podrían recibir un plato de comida. Es bien preocupante”, reflexionó Silvia Bohórquez, docente del Departamento de Bioquímica y Nutrición. La encuesta de alimentación y nutrición del Gobierno Nacional del 2010 no habla de la población mayor de 60 años y no existe


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El proyecto social también despertó cierta incredulidad en las damas voluntarias quienes cuestionaron el verdadero impacto de la intervención de las profesoras y estudiantes javerianas, especialmente en el tema de la nutrición. “Nosotros sabemos que son gente desnutrida, yo fui una de las que le dije a Luz Estela, aquí no hay que hacer ningún esfuerzo e investigación para darse cuenta de que están desnutridos, porque les hace falta muchas cosas. Qué les vas a enseñar ¿a que se coman una proteína, cuando pasan semanas sin ver la carne? Yo sí dije ¿qué vamos a hacer? a no ser de que uno estuviera pendiente para darles su desayuno almuerzo y comida todos los días”, recalcó la voluntaria Myriam Romero. Pero a pesar de esta incredulidad, es necesario mostrar evidencia de la mala condición

Fotos: Carlos Prieto

nutricional obtenida con todo el rigor científico para concientizar a los estamentos estatales y a las ONG sobre tomar los correctivos pertinentes. Tener acceso a los alimentos adecuados y a no padecer hambre es un derecho fundamental de todo ser humano. Así mismo, la educación nutricional es la que permite un mejor uso de los alimentos y tener mayor versatilidad en su preparación. Muchas veces por desconocimiento en los procesos de preparación o en su valor nutricional se presumen conceptos erróneos que pueden ser fácilmente modificados. Por esta razón se realizaron talleres de nutrición sobre el tipo de alimentos que se debían consumir adaptados a sus condiciones socioeconómicas. Ejemplo de ello fue el taller de preparación de carve, producto de alto valor proteico, con efectos funcionales sobre la salud, de bajo costo y fácil preparación. También se les dio un recetario para que tuvieran en cuenta otros tipos de alimentos, de buen precio, que pueden ser de gran utilidad ayudan en su diario vivir, como la lenteja. “Se les demostró que

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información sobre su condición nutricional. Jennifer, estudiante de nutrición quien realizó la valoración de la condición nutricional de estos adultos mayores, presentó sus resultados ante la directora del programa de la tercera edad del ICBF. “De esta manera se cumplió una labor muy importante, al mostrar la difícil situación nutricional por la que atraviesan estas personas y como ellos, muchos otros de nuestra sociedad. Las personas mayores son muy importantes para nuestra sociedad, son quienes tienen ese conocimiento ancestral y esa sabiduría aprendida de la experiencia que no está escrita. Ellos tienen el conocimiento y memoria de nuestras tradiciones en diferentes aspectos de la vida cotidiana, tradiciones que se están perdiendo. Es una lástima que nuestra sociedad no valore y cuide a sus viejos, algún día todos llegaremos a serlo. Todos los seres humanos sin diferencia de edad merecemos ser tratados con respecto por nuestra sociedad. Sobre todo respetar y hacer valer el derecho fundamental a no padecer hambre y a tener una alimentación adecuada”, dijo Bohórquez.


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58 se pueden hacer muchas cosas sin demasiada elaboración”, señaló Concepción Puerta. Silvia Bohórquez, la dama voluntaria, confirmó que tenía razón. Todos los abuelos están en riesgo de mala nutrición. Se encontraron unos obesos y otros con bajo peso. La nutricionista del proyecto social señaló que hay diferentes tipos de obesidad. Al adulto mayor por lo general le es más fácil comer pan, porque no hay que cocinarlo y tiene un precio muy asequible. Esto hace que algunos de ellos tengan un consumo elevado de harinas a pesar de que su apariencia física sea saludable. Ante tal panorama es claro que se necesita tomar medidas más allá de constatar su mala nutrición. “Mi esposo murió muy joven y vivo sola porque los hijos están casados. No nos digamos mentiras, la situación económica está muy fregada y yo con tal de que me pueda comprar mis frutas, algunas verduras y el arrocito que me fascina mucho, quedo bien. Pero en cuestión con la carne con tanta cosa que dicen, porque sacaron un video que están fumigando para la coca y la marihuana y eso sucede que el aire lo llevaba hasta los pastos y el agua, y los animalitos se consumen eso. Yo le digo que antiguamente nosotros comíamos sanamente, ahora todo lo que comemos es químico. Ellas nos dieron unas pautas, nos dieron clases de nutrición y saber qué alimentos le caen a uno bien y otros que no. Los organismos son diferentes, por ejemplo yo, a mí me fascinaba mucho el repollo y ¿vaya a ver ahora para la cuestión del colon? No, no, ni los fríjoles sólo cuando les quito la cascarita. A mí me gustó mucho eso de la nutrición de cómo consumir los alimentos”, señaló Alicia. La información con que se quedó el Dispensario sobre los abuelos bien y mal nutridos permitió que los encargados tuvieran en cuenta las condiciones valoradas para la repartición de las ayudas que las Damas

Voluntarias logran conseguir con la comunidad benefactora.

Seguimiento del proceso El trabajo de las investigadoras javerianas llegó a su final con un agradecimiento infinito por parte de los abuelos, quienes a pesar de incomodarse con algunos de los procesos médicos reconocieron esta labor. Concepción Puerta señaló que descubrir el caso de tuberculosis en el Dispensario del Colegio Santa Francisca Romana permitió generar una alerta sobre las infecciones que suele sufrir el adulto mayor. Casi todos presentan problemas respiratorios pero se debe estar atento a ese ‘abuelo’ que tose durante más de dos semanas, tratar de remitirlo a la Secretaría de Salud para someterlo a exámenes de rigor y hacer el debido seguimiento. “Esta es una enfermedad que se puede transmitir muy fácil y además todos ellos tienen factores de riesgo, muchos de ellos están desnutridos, tienen otras enfermedades de base y todo eso ayuda a que este tipo de enfermedades aparezcan”, concluyó. Jennifer, estudiante de Dietética y Nutrición, volvió al Dispensario después de un tiempo. Algunos de los abuelitos que participaron en el proyecto ya habían muerto, pero constató la importancia del reporte hecho, pues encontró coherencia con lo que los adultos mayores y sus familiares expresaron en un primer momento. “Gracias a la empatía con ellos durante la primera visita, todo fue mucho más fácil cuando se regresó a hacer el seguimiento. Eso de que no se querían desvestir o pesar quedó en el pasado. De ese trabajo se logró presentar a la directora del ICBF y a la Jefe del Programa de Adulto Mayor su situación, porque todos los que participaron de este estudio reciben muchísimo menos de un salario mínimo al mes para vivir, o sea las condiciones


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de ellos son infrahumanas. Concepción y su equipo hicieron el diagnóstico de tuberculosis, asociado a la condición nutricional. A partir de allí se encontraron todas estas relaciones de condiciones de vida de los ancianos”, concluyó Luz Stela Jiménez. Los hábitos de trabajo del Dispensario con el grupo de adultos mayores también cambiaron. Las enfermeras y las damas implementaron varias medidas de seguridad, como el empleo de tapabocas y guantes. Las investigadoras señalaron que además de ser una labor humanitaria se creó conciencia de cómo ellas también están en riesgo. Algunos de sus protocolos variaron, como por ejemplo el abrir las ventanas del bus que los transporta para que exista el intercambio de aire, pues los desplazamientos se realizaban en ambientes cerrados que promovían la transmisión de la tuberculosis y cualquier otro microorganismo

respiratorio. “La transmisión de la tuberculosis tampoco es que suceda con solo toser. Se necesita un contacto constante y que se estén aspirando las partículas contaminadas todo el tiempo. Es muy bueno que todas las actividades en este Dispensario se realicen al aire libre, ayuda para la salud física y la mental”, recordó Alba Alicia Trespalacios. Quizás todas esas enseñanzas son la que hacen que Alicia diga al finalizar su intervención: “Nos enseñaron mucho de salud, ser precavidos hasta en la forma de consumir los alimentos, porque uno muchas veces tiene que saber qué va a comer, cómo lo va a preparar y sobre todo mucho aseo incluso el personal. Vea le voy a contar una cosa, yo soy muy esquiva para darle la mano a un señor de estos, porque ellos a cada rato con su mano en el bolsillo, ¡ay! yo les tengo mucho asco y mejor me cuido”.

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Foto: Carlos Prieto


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Participantes del proyecto social El proyecto de presupuesto social San Francisco Javier Programa de abuelitos saludables: promoción de la salud en el adulto mayor participante del programa Nueva Sonrisa del Dispensario del Colegio Santa Francisca Romana, Bogotá es una iniciativa de la Facultad de Ciencias de la Universidad Javeriana. En esta oportunidad, atendió a una de las poblaciones más vulnerables de la sociedad compuesta por los adultos mayores. Responsable: Concepción Puerta

Profesora titular Departamento de Microbiología Facultad Ciencias

Participantes: Claudia Cuervo

Profesora Asistente Departamento de Microbiología Facultad Ciencias

Ivonne Balzer

Profesora Asociada Departamento de Microbiología Facultad Ciencias

Silvia Bohórquez

Profesora Asistente Departamento Bioquímica y Nutrición Facultad Ciencias

Alba Alicia Trespalacios Profesora Asociada Departamento de Microbiología Facultad Ciencias

Luz Stella Jiménez

Directora Científica Dispensario Santa Francisca Romana

Consuelo de Lomanto

Directora del Programa Nueva Sonrisa Dispensario del Colegio Santa Francisca Romana

María Teresa Camacho

Educadora Colegio Santa Francisca Romana

Susana Becerra y Rosana Navarro Teólogas

Estudiantes: Natalia Izquierdo Natalí Contreras Jennifer González


panadería del centro hogar san jorge – albergue infantil mamá yolanda

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Foto: Carlos Prieto


proyecto Un pan bien horneado

Cada

vez se encuentran más y mejores razones para afirmar con certeza que la educación brinda grandes soluciones a los problemas de la sociedad. Invertir recursos, tiempo y voluntad en procesos educativos es la mejor alternativa que tiene la comunidad para hacerle frente a sus retos. Este es el caso del escenario que se presenta alrededor del Albergue Infantil Mamá Yolanda. La institución surgió en 1958 con la meta de aportar un grano de arena para combatir uno de los más graves problemas de Colombia: la exclusión infantil. Con el paso del tiempo, el Albergue pasó de prestar atención inmediata de cobijo y alimentación básica para los pequeños sin techo, a ofrecerles procesos educativos, oportunidades de aprender a elaborar artesanías y productos de panadería. Así lo comenta Zulay Rodríguez López, directora de la institución. “Hace 15 años se creó el proyecto vocacional o artístico para la institución, un proyecto transversal a todos los programas, a todas las edades. Se desarrollan habilidades vocacionales y ocupacionales en taller de manillas, danzas, teatro, joyería, panadería, sistemas, mecánica, electricidad y talla en madera, y los chicos tienen que pasar por todos los talleres”. Si bien se trata de procesos técnicos de educación, estos arrojan resultados reales a corto plazo para el mejoramiento de las condiciones de vida de la comunidad vulnerable, y son la única alternativa al alcance de algunos niños para acceder a un proceso formativo que de otro modo sería una mera ilusión.

◀ Alejandro, el panadero del Albergue Infantil Mamá Yolanda, fue una de las piezas importantes del Proyecto Social para la reorganización de los procesos de la panadería.

Desde 2004 el Albergue adoptó un énfasis preventivo en su labor, por lo que la atención ha llegado en la actualidad a cerca de 350 niños mensuales, que están en situación de trabajo infantil o que se quedan en su casa al cuidado de otro menor de edad que asume las funciones de mamá. “Ellos están por espacio de un año, están en el día en el Albergue y en la noche se van para su casa, y lo que se busca es que no salgan a la calle a enfrentarse a múltiples riesgos”. Bajo el eslogan “los niños para la escuela, los padres para el trabajo” este albergue funciona con la idea de que los niños en el día estén estudiando y en actividades lúdicas y formativas, y en la noche estén con su familia. La directora del Albergue afirmó: “Los chicos están en la institución, hacen todo el proceso y salen a hacer qué. Muchas de las dificultades de estas familias son o la escases de oportunidades o que no saben hacer una cosa diferente a vender y en muchos casos robar o prostituirse”.

Con la Universidad Bajo este contexto, el Albergue se hizo visible para los objetivos misionales del trabajo de extensión que realiza la Universidad Javeriana. El primer contacto con la institución fue a través de las asignaturas de proyección social, que significó un apoyo clave en el mejoramiento de las prácticas de desarrollo vocacional. Un equipo interdisciplinario de los departamentos de Ingeniería Industrial e Ingeniería Civil, además de la socióloga de la Facultad

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Foto: Carlos Prieto

de Ingeniería, accedió a los recursos del programa San Francisco Javier que impulsa la Rectoría de la Pontificia Universidad Javeriana y pudo compartir a lo largo de 2011 su experiencia y capacidad profesional para observar, diagnosticar, proponer e intervenir sobre lo local.

Camilo Merchán. Igualmente, participaron estudiantes de último año de la carrera de Ingeniería Industrial, quienes mediante el desarrollo de su proyecto social universitario durante el año 2011, realizaron aportes y propuestas valiosas y viables a nivel técnico.

Este acompañamiento se expresó a través de la asesoría especializada que los ingenieros, profesores y estudiantes le dieron al albergue Mamá Yolanda para mejorar los procesos de funcionamiento, a través de pautas para la generación de recursos, de la promoción y del mercadeo de productos. Esto pensando en las implicaciones posteriores que se puedan generar en el aspecto social de su labor.

El pan nuestro

El equipo javeriano fue conformado por la ingeniera Giovanna Fiorillo, la socióloga Blanca Cecilia Pérez, la ingeniera Sandra Méndez, la ingeniera Mabel Olano Parra y el ingeniero

Se puede decir que la Panadería del Centro Hogar San Jorge es la ‘joya de la corona’ dentro del conjunto de los procesos formativos y de producción que hay en al Albergue Mamá Yolanda -esto por ser la actividad de mayor continuidad-. Así que la asesoría universitaria se centró en esta labor haciendo una observación inicial, consignada en su informe. El contacto universitario fue percibido positivamente por la institución Mamá Yolanda al reconocer la necesidad de este tipo


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La observación de los expertos entregó el siguiente diagnóstico: “capacidad de infraestructura y equipos subutilizados, producción de panes sólo para el consumo interno, falta de mantenimiento, ausencia de planeación, necesidad de realizar control a la producción, no documentación y estandarización de los procesos y falta de estudio sobre las mejores ofertas del mercado para la compra de insumos”. Así las cosas, los diferentes actores se pusieron manos a la obra de inmediato para echar a rodar el proyecto social que se enfocó en las áreas de planeación, producción, procesos, calidad e investigación de mercados. “Nosotros no fuimos a enseñarle al panadero cómo hacer el pan, lo que le dijimos es que lo que hace es tan importante que para que lo hagamos de la misma manera muchas veces, es necesaria una ficha técnica. Pero él fue el que nos dio toda la información”, manifestó la ingeniera Mabel del Pilar Olano Parra. Al respecto, Alejandro, quien fue el panadero durante 7 años, desde junio de 2005 hasta junio de 2012, dijo que el mayor aprendizaje que obtuvo del equipo de la Javeriana fue el de organizar el trabajo. “Me ayudaron a tener más claros los procesos; a estandarizar, como lo llaman ellos; y a conocer al detalle cada paso, desde que llega la materia prima hasta que el pan llega al cliente”.

Fotos: Carlos Prieto

La proyección además incluyó avances en otros aspectos. En el área de investigación de mercados se determinó el mercado meta y el listado de los productos que conforman la oferta de la panadería; en el área de planeación estratégica se determinaron los requerimientos que debe cumplir la panadería para realizar contratos con diferentes instituciones; y en el área de producción se desarrolló la documentación de los procesos de compras y recepción técnica de materiales de la panadería del Centro Hogar San Jorge del Albergue Mamá Yolanda. Todo lo anterior ha llevado a un panorama positivo y prometedor descrito así en el informe universitario: “En la actualidad, la panadería está dedicada a la producción de un amplio portafolio de productos para cada una de las sedes con que cuenta el Albergue; así como a la realización de talleres de aprendizaje sobre panadería para niños de la fundación

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de relaciones. “Hay una panadería, están lo equipos, los insumos, está el panadero y los muchachos. Cómo ponemos a producir esta panadería para la misma institución, para el mismo taller, para que sea autosostenible o sostenible, y también nos ayude a financiar un poco el Internado. Ahí es donde entra el proyecto con Ingeniería Industrial de la Universidad Javeriana”, expresó Zulay Rodríguez López.


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las mejoras de procesos para su futuro negocio porque todo negocio, por pequeño que sea, debe crearse con un espíritu de organización y gestión, bajo los parámetros de calidad, lo cual implica la documentación de los procesos y procedimientos que orientan la labor de todos los integrantes. En este caso del Albergue Infantil Mama Yolanda y el Centro Panadería San Jorge. Adicionalmente con el proyecto y el equipo de trabajo se lograron implementar diferentes propuestas de mejoramiento”, precisó. Así que este proyecto tiene una estrecha relación con el aspecto educativo, no sólo por los procesos básicos de formación técnica impartidos en el albergue, o por la relación con la asesoría especializada ofrecida por una institución de educación superior como la Universidad Javeriana, sino también, y fundamentalmente, porque este acompañamiento se basa en diversos aspectos de teorías sociales.

Fotos: Carlos Prieto

entre los 11 y 17 años, en grupos pequeños de 5 a 7 personas”. El trabajo genera notas de satisfacción y optimismo entre asesores y beneficiarios, y confirma la importancia de la relación universidad – entorno, a la hora de formalizar procesos y contribuir a la construcción de sociedad. Para la ingeniera Giovana Fiorillo es importante resaltar que este tipo de proyectos ayuda especialmente a concretar una buena estructura económica para las microempresas. “El proyecto se está implementando en

No solo se trata de la mera característica técnica, sino también de la formación humana, como lo dice la Ingeniera Fiorillo: “son dos enfoques, uno técnico y uno académico con responsabilidad social que le preocupan y son de interés para la facultad, abordando los temas de logística de mercadeo, de análisis de procesos en la panadería; y un componente humanístico que nos deja muy contentos, con un acompañamiento vivencial y de talleres teórico-prácticos en el aspecto humano para niños y jóvenes”.

Camino al futuro Al final, quedan algunas confirmaciones. Es evidente que frente a los problemas sociales se debe anteponer principalmente la acción, y como se dice al inicio de este texto, la educación es el camino y herramienta fundamental


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Además, la acción y la educación conforman una estructura adecuada para el establecimiento del trabajo social mancomunado, en el que pueden coexistir relaciones fundamentales como la que hay entre universidad, solidaridad y entorno. Hay que decir que entre los problemas sociales, aquellos relacionados con la población infante son los más dañinos para la proyección, construcción, mantenimiento, salud y funcionamiento de una sociedad justa. Giovanna Fiorillo resume este problema de la siguiente manera: “Los niños están en situación de vulnerabilidad, especialmente de maltrato familiar; esa parte de la autoestima es muy complicada; de pronto vienen de un lugar donde siempre se les ha dicho ‘usted no puede’. Esta también es una oportunidad para que ellos vean que tienen muchas habilidades, capacidades y fortalezas y que cada uno es diferente y que pese a tener una problemática propia, pueden trabajar en equipo y salir adelante”. Entonces, frente a los retos, respuestas. Así se redacta en el informe final universitario, uno de los aspectos fundamentales del proyecto: “La participación de todos los actores involucrados, como han sido estudiantes, profesores, representantes de la institución beneficiaria y las comunidades de trabajo al interior de la panadería-Centro Hogar San Jorge, así como del Albergue Infantil Mamá

Foto: Carlos Prieto

Yolanda, ha sido muy importante para el desarrollo de todas las actividades y logro de los objetivos”. En palabras de la directora de la institución Zulay Rodríguez López, lo más importante que recibieron de la Universidad Javeriana fue el conocimiento. “Nos ofrecieron una nueva visión, solidez y conocimiento, y eso es mucho más importante que recibir plata, porque la plata se acaba. Nos dieron la base para lo que viene y eso es lo que nos tiene a nosotros muy firmes, porque ya no sólo estamos vendiendo panes o refrigerios, sino que tenemos un proyecto de impacto social”.

p r o p u e s ta d e d e s a r r o l l o s o s t e n i b l e pa r a e l p r oy e c t o pa n a d e r í a de l c e n t ro ho g a r s a n jorg e – a l be rgu e i n fa n t i l m a m á yol a n da

para conformar la construcción de una mejor sociedad.


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Participantes del proyecto social El proyecto de presupuesto social San Francisco Javier Propuesta de mejoramiento y desarrollo sostenible del proyecto Panadería del Centro Hogar San Jorge – Albergue Infantil Mamá Yolanda se originó en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Javeriana, en un trabajo conjunto con las directivas y la población del Albergue. Responsable: Giovanna Fiorillo

Departamento de Ingeniería Industrial Facultad de Ingeniería fiorillo@javeriana.edu.co

Participantes: Blanca Cecilia Pérez Coordinadora Proyección social Facultad de Ingeniería

Sandra Méndez Fajardo Departamento de Ingeniería Civil Facultad de Ingeniería

Mabel Olano Parra Departamento de Ingeniería Industrial Facultad de Ingeniería

Camilo Merchán Departamento de Ingeniería Industrial Facultad de Ingeniería

Zulay Rodríguez Albergue Infantil Mamá Yolanda


mercadeo al servicio de iniciativas sociales empresariales

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Foto: Proyecto Social


proyecto Diversamente hábiles para crear su proyecto de vida

La

promoción, el impulso, la sostenibilidad y la ayuda hacia la población vulnerable son quizá algunas de las necesidades más notorias dentro de la construcción de la relación universidad y sociedad. En esta relación, ocurre entonces que los proyectos de extensión universitarios se convierten en el puente entre la academia y los sectores más necesitados de la población; más allá de los diversos contactos que las universidades tienen con otros sectores sociales. En este marco relacional, surge para la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Javeriana el reto de la Economía Solidaria. Un tema que se posiciona cada vez más en la agenda del debate mundial. Es así como el trabajo mancomunado conformado por la Fundación Misioneros San Felipe Neri FUMDIR con un grupo de personas con algún tipo de discapacidad que, como proyecto productivo, fabrican productos de aseo, mientras la comunidad se beneficia con un producto de buena calidad y precio asequible. Al tiempo, la Universidad Javeriana, representada por estudiantes y coordinadores de prácticas universitarias que enseñan y aprenden en tiempo real, se convierte en escenario para el desarrollo de la relación universidad – comunidad; además de ser una oportunidad para la puesta en marcha de una propuesta de práctica de la Economía Solidaria.

◀ Los fabricantes de los productos de aseo de la Fundación Misioneros San Felipe Neri FUMDIR, entendieron que además de producir, era necesario comprender el mercadeo como estrategia para la naciente empresa.

Al jugar un poco con las palabras, se puede decir que acá se funden las iniciativas de la Fundación FUMDIR, con los objetivos sociales de la Universidad Javeriana, que se expresan, entre otros, en actividades como el semestre social. La misión de FUMDIR, en palabras de su director el Padre Antonio Ramírez en su sitio web, se concreta en ser “una Fundación sin ánimo de lucro creada y orientada por el Instituto de los Misioneros de la Divina Redención, dedicada a la atención de población vulnerable, propendiendo por su crecimiento espiritual, rehabilitación integral, formación e inserción familiar, social y productiva; sembrando semillas de paz”. La institución realiza dicha labor desde 1990. Hoy, parte de su atención se centra en un sector de la población vulnerable constituida por las personas en situación de discapacidad, o como los llaman estos gestores: personas diversamente hábiles. Uno de los objetivos sociales de la Universidad Javeriana es colaborar con el trabajo de colectivos como FUMDIR. Para la Universidad es indispensable que el estudiante salga del aula para que se enfrente con la realidad social y aporte a su transformación. “El semestre o práctica social es un espacio académico durante el cual el estudiante de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Javeriana tiene la oportunidad de concretar una experiencia vital en su formación, apreciando

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Foto: Proyecto Social

la dimensión social de los problemas colombianos y contribuyendo en la búsqueda de soluciones para así solidificar su compromiso javeriano, como persona y profesional, con la realidad social que vive el país”. Resulta que puede haber una perfecta adecuación de objetivos en beneficio de la población vulnerable, que necesita la ayuda, que puede ofrecerle el trabajo conjunto de diversas instituciones como la iglesia, las organizaciones no gubernamentales (ONG) y las universidades. Uno de los casos concretos de esta apuesta por la construcción de la relación entre universidad y sociedad es el proyecto productivo San Francisco Javier – Mercadeo al servicio de iniciativas empresariales sociales - SANNERI, que promociona el mercadeo de productos fabricados y ofrecidos por sectores vulnerables de población.

SANNERI más que una empresa Se trata de un proceso de acompañamiento de la Universidad Javeriana, a través de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, de un proyecto de emprendimiento económico, identificado previamente por FUMDIR; proyecto en el que se fabrican productos químicos para el aseo. Dos asesores, el coordinador general de prácticas de la Facultad en aquel entonces, Carlos Murcia Velázquez, y la coordinadora de proyectos de práctica social, Gina Caska Piña; más la participación de seis estudiantes practicantes, conforman la representación de la Universidad en esta iniciativa. Los directos beneficiaros son 10 personas en condición de discapacidad, acompañantes y personas en situación de vulnerabilidad. La mayoría mujeres, entre los 40 y los 55 años,


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El equipo de la Javeriana le ofreció al proceso una asesoría técnica y especializada, resultado del conocimiento alcanzado por la academia, con el fin de lograr que el proyecto productivo de emprendimiento económico lograra niveles satisfactorios en beneficio de los participantes de la iniciativa. Muchos de ellos no tienen las capacidades físicas y cognitivas para desempeñar esta labor, entonces la fundación los hace partícipes a través de sus acompañantes, generalmente un familiar, para que hagan parte de la naciente empresa.

realidad útil, es necesario que el equipo de apoyo, en este caso representado por actores de la academia y líderes sociales, genere confianza y asuma al ‘otro’ como un interlocutor válido capaz de generar una mejor calidad de vida para él y para la sociedad. Así mismo, es muy importante que el grupo de trabajo genere constantes espacios de reflexión que

Esta circunstancia es definida técnicamente por los expertos universitarios como Mercadeo al Servicio de Iniciativas Productivas de Población Vulnerable, y consta de varios momentos entre los que se puede destacar: primero, estudio de mercado, identificación, análisis y diseño de productos; segundo, actualización en técnicas y sistemas de producción; tercero, diseño de estrategias y herramientas de mercadeo que incluyeron la elaboración del material de promoción; cuarto, fabricación de producto y socialización de estrategias y tácticas del mercadeo aplicado; y quinto, lanzamiento de campaña. Todas las fases anteriores tuvieron, de manera transversal, un constante acompañamiento al grupo de beneficiarios que tuvo en cuenta la realidad, las expectativas, las necesidades y el desarrollo de competencias de los beneficiarios, un entendimiento psicosocial de cada participante y las dinámicas grupales. Como lo destaca Gina Caska “para que muchas de estas iniciativas de poblaciones en situación de vulnerabilidad se conviertan en

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con falencias organizacionales, en especial relacionadas con el mercadeo y en la consolidación de red solidaria interna y externa, mejorables con apoyo de los participantes del proyecto.


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74 incluso puedan aportar a su quehacer profesional, generando nuevas formas de entender conceptos como la eficiencia y productividad en escenarios sociales particulares”. Resalta también que más allá de las capacidades

académicas de los estudiantes en práctica, el alto sentido humano y de formación integral sin duda permitió que este proyecto alcanzara logros importantes. La planeación busca solucionar dificultades como la que describe el Padre Ramírez: “uno de los grandes problemas en el negocio es la falta de clientes, puesto que la mayoría de productores les venden a amigos y familiares”. Además, el proceso de fabricación se da de forma aislada, ofreciendo productos desconectados. Por eso, la idea es que la producción de objetos como limpiadores multiusos, desengrasantes, cera emulsionada y desinfectantes se encuentre en un marco unificado de calidad, desde la fabricación hasta la comercialización, con el objeto de consolidar un negocio económicamente rentable y sostenible para los productores. Así nace la marca SANNERI tras la capacitación del Sena. En la Fundación se mencionó que entre las principales limitaciones que había antes del acompañamiento estaban la ausencia de un concepto claro del producto y su imagen, de los mecanismos de difusión adecuados, y los insuficientes recursos económicos para el desarrollo del plan de promoción. Por esta razón se decidió crear un concepto de imagen y de marca uniforme para todas las unidades productivas y para su motivación se propuso comisión por ventas y por producción. En este proceso, un grupo de seis estudiantes de la carrera de administración de empresas acompañó a los nuevos empresarios en la construcción de negocio. El trabajo allí era diferente del que realizaban en sus prácticas de universidad o en sus empleos, que hacían que cuatro de ellos estudiaran en la jornada nocturna de la Javeriana.

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“Algunos de los beneficiarios incluso tenían andando su propio negocio porque ya habían recibido capacitación de cómo hacer los


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productos, pero la idea era verificar el mercado existente y el valor agregado que le íbamos a dar. Hasta caminar por las calles buscando información se hizo más difícil porque algunos de ellos tienen dificultades en su movilización, pero con mucho empeño logramos el objetivo”, señaló Mariano Doncel, uno de los practicantes.

La evaluación universitaria Los expertos universitarios encuentran elementos satisfactorios en el proceso, que permiten desarrollar de manera oportuna algunos de los objetivos sociales de la institución, dentro de la construcción de la relación universidad – sociedad. Cada vez más, estos espacios de desarrollo de las prácticas o semestres sociales de los estudiantes permiten que reconozcan lo que sucede en la comunidad, más allá del claustro universitario.

Además, ya se escuchan voces entre los académicos que piden centrar la atención en la solidaridad. Pues se dice, en diversos foros y espacios de discusión, que junto a los otros grandes valores de la sociedad moderna como la libertad y la igualdad, la solidaridad es el que menos suscita reflexión. Por lo anterior, el tema de la economía solidaria, en el que se pueden encuadrar proyectos como el de SANNERI, aparece dado como escenario para la unión de la reflexión con la realidad, de la teoría con la práctica. Sobre el proceso, Carlos Murcia entregó la siguiente percepción: “Encontramos personas con muchas ganas de hacer las cosas, y por otro lado personas en busca más bien del error del paternalismo, error que cometen el gobierno, las ONG y cualquier entidad que financia proyectos sociales. También encontramos personas que iban allá a ver si había un refrigerio, un patrocinio de transporte o diciendo pónganme a hacer lo que quiera”.


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Y agregó el académico: “también hay personas muy conflictivas que le buscan el pero a todo y que tienen intereses y peleas internas. Entonces era llegar a conocerlos, a identificar sus intereses, por lo que hicimos un encuesta muy sencilla que preguntaba ¿usted qué ha hecho?, ¿cuándo se capacitó?, ¿tiene algún negocio?, para así conocerlos más”. Sin embargo, el asesor universitario también criticó algún elemento del proceso: “no es con un solo profesor, es importante tener mínimo dos, lo que permite tener una discusión más interesante del proyecto. En la entidad hubo una coordinadora, Ingrid Méndez, entonces no sólo es estudiante y beneficiarios sino un acompañamiento”. Finalmente se puede establecer que es mayor la ganancia para las diferentes partes con esta clase de procesos, que van formando a largo plazo, en un proceso de construcción de la relación entre universidad y comunidad, y en general la ambicionada consolidación de la institucionalidad en la sociedad.

“Lo que dejamos fue una inquietud frente a otras personas con las mismas condiciones socioeconómicas; la inquietud de poder trabajar en un proyecto como estos. Creo que ese es un valor agregado del proyecto”, puntualizó el universitario. Así mismo, Gina Caska también entregó sus conclusiones sobre el proceso, reconociendo la importancia de trabajar en equipo con aliados estratégicos con los que se pueda compartir principios y objetivos comunes: “FUMDIR fue la puerta de entrada para tener la oportunidad de trabajar con este grupo de beneficiarios. Nos proporcionó la infraestructura, y apoyo técnico en temas de elaboración de productos químicos; pero además tuvo un papel esencial en los procesos de convocatoria y mantenimiento de grupo de micro empresarios”. Para los investigadores es necesaria la capacitación en la promoción y el mercadeo al servicio de la producción; pero también en la parte técnica del producto, dada sus características.


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Precisamente sobre este punto, la universitaria explica que “en los proyectos sociales el tema de productividad difiere un poco de los conceptos de eficiencia y productividad de un negocio común y corriente, por ejemplo en un proyecto de construcción de vivienda social; quizás en términos solamente económicos sea más adecuado y rentable a corto plazo contratar una empresa especializada en construcción, que involucrando y capacitando a la comunidad para este fin; sin embargo, más allá de sólo considerar este factor, valdría la pena evaluar el impacto que este tipo de inclusiones puede generar a nivel de desarrollo comunitario y participación. Pero resulta evidente que esta clase de procesos son de una naturaleza diferente a la mera construcción de vivienda de interés social. En estas iniciativas no está en juego algo material, concreto y a corto plazo; sino algo inmaterial, histórico y a largo plazo, como la construcción de una sociedad solidaria, igualitaria y libre”.

Orgullo empresarial Luego de terminar todas las fases propuestas en el proyecto, el grupo de nuevos empresarios se reunieron en la sala máxima de la Fundación para explicar cómo habían logrado poner en marcha su empresa con una marca, con unos productos de calidad y sobretodo demostrándoles a las demás personas vinculadas a FUMDIR que sí era posible organizarse y ser competitivos. Con su historia de vida empresarial se entendió aquel juego de palabras, porque en esta iniciativa se fundieron los conocimientos de unos académicos, las ganas de aportarle a una comunidad en relativa desventaja, como lo hace la Fundación, y los deseos de salir adelante con una empresa, como lo hizo el grupo de personas que sacó al mercado la línea de aseo SANNERI.


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Participantes del proyecto social El proyecto de presupuesto social San Francisco Javier Mercadeo al Servicio de Iniciativas Empresariales Sociales se desarrolló en la Fundación San Felipe Neri (Fumdir) en Bogotá con el apoyo de estudiantes practicantes de la jornada diurna y nocturna de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas con el apoyo de profesores y coordinadores de práctica. Responsable:

Beneficiarios del proyecto:

Carlos Murcia

Manuel Vergara

Coordinador de Prácticas Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas

Gina Caska

Coordinadora de Proyectos de Prácticas Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas jgarciaa@javeriana.edu.co

Marina Beltrán Alcira Buitrago Mario Bustos Cecilia Castañeda Cecilia Chacón

Participantes:

Emilia Espejo

Ingrid Méndez

Socorro Lozada

Coordinadora Proyectos Emprendimiento FUMDIR

Manuel Vergara

Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas

Ricardo Velilla

Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas

Mariano Doncel

Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas

Morris Méndez

Asesor Técnico Producto

Ana Luzmila Márquez Amparo Martínez María del Carmen Ramírez Óscar Urbano


diseĂąo de una estrategia preventiva para defectos del tubo neural con mujeres de ciudad bolĂ­var

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Foto: Carlos Prieto


proyecto ¿Para qué sirve el ácido fólico?

“En

la cuarta semana de vida intrauterina se inicia el proceso de cierre del tubo neural, a partir del estado de 6 a 7 somitas (estadios 9-10 de Carnegie). El cierre se origina entre somitas opuestos, expandiéndose caudal y rostralmente, y permaneciendo abiertos los neuroporos rostral (anterior-cefálico) y caudal (dorsal-posterior). Entre los días 24 y 27 se completa el cierre de los neuroporos. Tradicionalmente, se ha expuesto que la falla en el cierre del neuroporo anterior origina la anencefalia y que la falla en el cierre del neuroporo posterior origina la espina bífida por un proceso de muerte celular en los bordes del tubo, secundario a la falta de elevación de los pliegues de las crestas neurales. Sin embargo, el análisis detallado de los DTN (Defecto del Tubo Neural) expone una complejidad mayor que indica anormalidades previas a la formación del tubo, señalando que los DTN se originan en eventos anormales en la gastrulación y neurulación.” Este es uno de los apartes del artículo escrito por Fernando Suárez-Obando, M. D., Adriana Ordóñez Vásquez, M. Phil. e Ignacio Zarante, M.D., MSc, publicado por la Revista Colombiana de Obstetricia y Ginecología, bajo el titulo: Defectos del Tubo Neural y Ácido Fólico: Patogenia, Metabolismo y Desarrollo Embriológico. Revisión de la literatura (Revista Colombiana de Obstetricia y Ginecología, vol. 61, No. 1, Bogotá, ene-mar, 2010). Cuando se refieren a Anencefalia hablan de los bebés que carecen parcial o totalmente del cerebro, cráneo, y cuero cabelludo; cuando los investigadores señalan el diagnóstico de espina bífida, quieren decir que al bebé no se

En la sede de Vidas Móviles en Ciudad Bolívar, las mujeres son orientadas sobre la necesidad de consumir Ácido Fólico para evitar malformaciones en los bebés.

le formaron uno o varios arcos de vértebras y la médula espinal queda sin protección ósea. Aunque este último diagnóstico no significa, en la mayoría de los casos, problemas para que los niños lleguen a etapa adulta, los niños afectados pueden presentar problemas digestivos, urinarios y de locomoción. Esta situación motivó al Instituto de Genética Humana (IGH) de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Javeriana a iniciar una investigación exhaustiva para conocer el problema, sus efectos y sobre todo sus inicios, pues al tener conocimiento sobre estas condiciones se puede encontrar una posible solución. “Desde la genética vemos que sí sirve lo que hacemos en el laboratorio; vemos personas comprometidas, mirando los genes y tratando de buscar enzimas y mutaciones, así como personas que están con la Secretaría de Salud peleando con una cantidad de papeles para buscar campañas que ayuden a prevenir estos defectos del tubo neural”, señala Adriana Ordoñez, genetista de la Javeriana y directora del proyecto social que busca concientizar a las mujeres sobre la posibilidad que tienen de prevenir estos problemas en sus hijos.

Descubrimientos En el volúmen 57 de la Revista Colombiana de Obstetricia y Ginecología, publicado en el año 2006, los mismos investigadores del Instituto de Genética describieron cómo el uso del ácido fólico preconcepcional para la prevención de los defectos del tubo neural (DTN) es una medida de gran impacto en la salud pública. El objetivo de esa revisión era

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describir el modelo de desarrollo embriológico de los DTN y los mecanismos por los cuales el ácido fólico disminuye su prevalencia, utilizando como metodología una búsqueda de la literatura para la selección de artículos que permitieran reconstruir la fisiopatología de la enfermedad, incluyendo la embriología y la presentación clínica y destacando el papel del ácido fólico en la proliferación celular y en el proceso de neurulación. Como resultado, se describió la fisiopatología de los DTN y la relación entre la disminución de la concentración de ácido fólico y la neurulación fallida. A partir de ese trabajo se concluyó que el modelo propuesto era útil para entender el desarrollo de los DTN y sobresalió el efecto del consumo de ácido fólico sobre la salud materno-fetal. Para los genetistas del IGH está claro que los DTN se pueden disminuir con el consumo apropiado de ácido fólico. ¿Pero esta

información que previene enfermedades graves en los bebés tiene la suficiente difusión como para que trascienda el mundo científico y llegue a las mujeres que están en etapa de concebir? Esta inquietud fue la motivación para que Adriana Ordóñez y el Grupo de Ácido Fólico (GAF) del IGH iniciara campañas para informar a más mujeres de esta situación. El ácido fólico o vitamina B-9 está presente en los espárragos, el aguacate, la remolacha, el brócoli, la coliflor y la espinaca, entre otros muchos alimentos, y aunque las personas los pueden comer eventualmente, no existe una conciencia de lo que esto significa. “Como está relacionado con la dieta, hay implicaciones según las costumbres nutricionales en diferentes estratos socioeconómicos, y aunque el propósito general es el de estar bien alimentados, en todos los niveles socioeconómicos hay variaciones en el consumo de


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Para verificar esta observación, el GAF realizó una encuesta entre las estudiantes de la Universidad Javeriana en el marco de las Semanas Saludables. La encuesta se denominó: “Exploración sobre los conocimientos del ácido fólico y sus beneficios en la salud reproductiva en una población universitaria colombiana” que fue publicada en la Revista Colombiana de Obstetricia y Ginecología, (vol. 57, No. 4, Bogotá, diciembre de 2006). Como se explica en la publicación, se trató de un estudio de tipo descriptivo a través de una encuesta auto-diligenciada que buscó indagar el conocimiento que tienen las mujeres universitarias sobre el consumo de ácido fólico, sus beneficios para la prevención de DNT, la importancia de su consumo diario, así como el de multivitamínicos, y sobre los patrones de consumo de alimentos ricos en folato. En el estudio fueron consultadas 386 mujeres de las cuales 189 (49%) habían escuchado o leído alguna información sobre el ácido fólico; 258 (66,8%) no habían oído y/o desconocían los beneficios del ácido fólico en relación a la prevención de DNT; ninguna de las mujeres encuestadas consumía ácido fólico y 96 de ellas (24,9%) consumían algún tipo de multivitamínico. “Desde 2009 estamos trabajando con las estudiantes javerianas durante las Semanas Saludables y aquí la primera vez nadie conocía sobre el ácido fólico y estamos hablando de universitarias y personas de un conocimiento cultural diferente, y no lo sabían, ¿entonces

Fotos: Carlos Prieto

qué nos podríamos encontrar en comunidades más vulnerables?”, señala Adriana, quien inició el trabajo con el programa Vidas Móviles de la Universidad Javeriana que ya venía trabajando en la Localidad de Ciudad Bolívar en Bogotá.

Evitar enfermedades a largo plazo A medida que las investigaciones avanzaron, se obtuvieron las evidencias requeridas para iniciar un acercamiento con grupos poblacionales y comunidades barriales. El trabajo con las comunidades contribuyó al desarrollo de una mejor calidad de vida, especialmente a través de programas y estrategias de promoción de la salud y prevención de enfermedades como la iniciativa de abordaje de la DNT y los defectos del Tubo Neural a través del consumo adecuado de ácido fólico. Actualmente en Colombia, según la investigadora, a una mujer embarazada se le prescribe un suplemento con Hierro y ácido fólico. Desafortunadamente el conocimiento de este aspecto es limitado para la comunidad en

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acido fólico. Por ejemplo observamos lo que pasa con las estudiantes universitarias; puede que ellas no coman bien, consuman comida chatarra y rara vez verduras, pero aun así probablemente están comiendo mejor que las mujeres de un estrato socioeconómico en el que el acceso a comidas rápidas sea restringido, pero que tenga mayor acceso a las verduras”, dice Adriana.


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general, porque si bien la comunidad científica mundial lo viene divulgando desde 1991, se desconoce que esta vitamina le sirve al bebé solo si la madre consume por lo menos 400 microgramos diarios antes de quedar en embarazo y durante las primeras semanas de gestación. De otra parte, se estima que en Colombia al menos la mitad de los embarazos son no planificados; por tanto, una vez la madre se ha enterado de su embarazo, el periodo crítico en el que el ácido fólico es importante ya ha pasado. En ese sentido, el papel de las campañas en que se aconseja consumir la vitamina a las mujeres en edad fértil ha sido una estrategia de enorme beneficio a nivel mundial y se ha implementado en varios países desde hace muchos años. Para lograr una mejor difusión y compartir el conocimiento obtenido en el IGH, el GAF se alió con el grupo Vidas Móviles que viene desarrollando diversas intervenciones de acompañamiento, orientación y atención con las poblaciones en situación de desplazamiento forzado y las más vulnerables en un sector de Ciudad Bolívar en Bogotá. “El problema fue delimitado desde el Instituto de Genética. La Doctora Adriana es la líder

en esa línea de investigación y nosotros como Vidas Móviles, llegamos como invitados por ellos, porque consideramos que en Ciudad Bolívar la prevención de DTN y la nutrición adecuada de las madres en edad reproductiva y de sus bebés son prioridad”, señala Amelia Fernández, profesora de la Facultad de Medicina y coordinadora de trabajo de salud en Vidas Móviles. Alrededor de la prevención se conjugó el trabajo investigativo de varios años en el IGH, la experiencia mundial de campañas para incentivar el consumo del ácido fólico y la experiencia de trabajo de la Universidad Javeriana con comunidades vulnerables como la de Ciudad Bolívar. Esta asociación dio origen a la consolidación de un grupo de trabajo de liderazgo en salud con las mujeres de esta zona de Bogotá. Una de estas mujeres es Adela, quien adoptó una posición de liderazgo dentro de la comunidad. Ella relata que luchando contra la desconfianza, invitó a 25 mujeres a entrar en contacto con el grupo de trabajo de la Universidad; algunas tenían la idea que ellas iban a cambio de un refrigerio o por una revisión médica exhaustiva.


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“Todas las mujeres, todos los días. Aún si no piensan en tener bebés, deben tomar ácido fólico. Es una vitamina, no engorda, no aumenta el apetito y puede prevenir la anemia en las mujeres y defectos genéticos en sus futuros hijos” dice una de las piezas con que el grupo de investigadores llegó al grupo de mujeres objetivo. Otro de los segmentos de la campaña fue un video que se subió a las redes sociales con el nombre de Ácido Fólico Javeriana Video y en el que se indica que cuando las mujeres embarazadas tienen la suficiente cantidad de esta vitamina en su cuerpo, minimizan los riesgos de una malformación en el cerebro y la columna vertebral del bebé. Uno de los apartes del video, que tiene una duración de 3 minutos y medio, expone un tema primordial en la campaña de prevención: “Un embarazo puede llegar en cualquier momento. La mitad de las mujeres que tuvieron bebés este año no pensaron en quedar en embarazo”. “A cada rato me llegan niñas de menos de 18 años ya embarazadas y uno busca como ayudarlas. No tenía ni idea de la importancia del ácido fólico, uno come muchas cosas de las que dicen las doctoras pero uno no sabe nada de lo médico. Con estas charlas uno tiene las herramientas para ayudar a otros”, comenta Adela.

Pedagogía para ser mejor entendidos Por lo general las universitarias se alimentan con comida muy ligera y frecuentemente, desprovista de vitaminas; aunque su alimentación podría ser la recomendada por los médicos, no tienen conciencia de que las verduras, los granos y las frutas son vitales. En el caso del ácido fólico, la situación es diferente con respecto a otras vitaminas. El cuerpo utiliza lo que necesita cada día y es muy poco lo que se almacena, por eso debe ser una vitamina de consumo diario. “Existe un suplemento en forma de tableta que, para el año 2011, valía 70 pesos la unidad y se debe consumir una cada día. En otros países la regalan cuando las mujeres compran los anticonceptivos; aquí la gente, primero no sabe que deben comprarla, y segundo, aunque la cubre el POS, hay un gran desconocimiento sobre su consumo preconcepcional; el desconocimiento existe incluso dentro del gremio médico, entonces ellos no la formulan”, recalca Adriana. Después de las primeras reuniones con las mujeres de Ciudad Bolívar en las que se definieron las estrategias para llegar a la comunidad, se hizo énfasis en la necesidad de establecer comunicación con las mujeres que estaban en edad reproductiva, y se plantearon otras actividades encaminadas a la realización de talleres de alimentación, salud y actividades pedagógicas con manualidades. Los encuentros se realizaron en el Centro Escuela Vidas Móviles del barrio Jerusalén, divulgando la campaña realizada en conjunto con diseñadores gráficos y publicistas. Pendones, volantes y afiches, además de un video, hicieron énfasis en la alimentación sana, el buen manejo de los alimentos y el complemento que constituye la vitamina B-9: el ácido fólico.

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Pero el proyecto social no buscaba diagnósticos. Por el contrario, tiene como objetivo evitar la presencia de la enfermedad a largo plazo, a través de un programa piloto de prevención, con una iniciativa capaz de demostrar a las mujeres de la comunidad que sí se pueden evitar este tipo de circunstancias en sus hijos. Fue así como en el trabajo interdisciplinario se diseñaron piezas publicitarias que buscaban, con el título “Toma Ácido Fólico”, educar a las mujeres en edad reproductiva y prepararlas para abordar los riesgos a los que se pueden enfrentar.


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86 se involucraron directa e indirectamente 323 mujeres al taller, quienes empezaron a tomar conciencia acerca de las bondades del ácido fólico y sobre la obligación que tiene toda madre de brindarle las mejores oportunidades a sus hijos desde el momento de la concepción. “Al finalizar la intervención, se realizó una encuesta de cierre y en ella las participantes expresaron su aprecio por el material que se les entregó y manifestaron su disposición y compromiso para compartir lo aprendido con vecinas y amigas”, señala Amelia Fernández.

Foto: Carlos Prieto

“Así como las mamás hacen que sus hijos coman naranja cuando tienen gripa porque saben que este cítrico contiene la vitamina C, pretendemos que ese mismo conocimiento se tenga sobre el ácido fólico”, señala Adriana. Para comenzar el trabajo con la comunidad, las investigadoras realizaron una encuesta a las mujeres participantes interrogándolas sobre conocimientos de esta vitamina. De las 41 consultadas, tres tenían saberes al respecto. “El ácido fólico es una vitamina muy necesaria para el cuerpo y más que todo para tener bebés”; “Sirve a las embarazadas para darle vitaminas a los bebés” y “Sí, creo que es el componente que le ayuda a formar a los bebés los huesos y desarrollo de todo su cuerpo”, fueron algunas de las respuestas. En esta comunidad, donde el 95% de población se encuentra en condiciones de pobreza,

Sin embargo, como lo indican los participantes del proyecto social, el éxito verdadero de una iniciativa de estas características solo es visible si, en el largo plazo, la iteración del proceso mantiene el interés y la formación de conocimiento en la comunidad. El material informativo fue dejado en el centro de salud de la localidad para ser entregado por los nuevos médicos rurales, quienes están en capacidad de mantener el programa junto con el personal de apoyo. La semilla quedó sembrada en una pequeña población, pero estos conocimientos deben difundirse por todos los rincones del país para que la cifra de 900 niños al año que nacen con DTN disminuya. Está claro que una vez las madres saben sobre el consumo de ácido fólico, se reduce al mínimo esa posibilidad; se espera que, para tener un mayor impacto en el futuro, se involucre tanto a la empresa privada como a diversos entes del sector público en el proyecto de difusión; se debe continuar con la divulgación, la sensibilización y la apropiación de estos mensajes educativos con todos los escolares, enfatizando en el cuidado de su salud, en el consumo de leguminosas, frutas y verduras, y en la importancia de las vitaminas, entre ellas, por supuesto, el ácido fólico.


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d i s e Ăą o d e u n a e s t r a t e g i a p r e v e n t i va pa r a d e f e c t o s d e l t u b o n e u r a l c o n m u j e r e s d e c i u d a d b o l Ă­ va r

Foto: Carlos Prieto


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Participantes del proyecto social El proyecto de presupuesto social San Francisco Javier Diseño de una estrategia preventiva para defectos del tubo neural con mujeres de la Localidad de Ciudad Bolívar, Bogotá es una iniciativa del Instituto de Genética Humana de la Pontificia Universidad Javeriana , que buscó resaltar los beneficios de esta vitamina en las mujeres en edad reproductiva y su importancia para evitar malformaciones en los bebés. Responsable: Adriana Ordóñez Vásquez Instituto de Genética Humana PUJ aordonez@javeriana.edu.co

Participantes: Clemencia Durán

Instituto de Bioética: Olga Maldonado olmaldon@javeriana.edu.co

Nelson Castañeda Facultad de Ciencias – Nutrición:

Facultad de Ciencias Departamento de Biología

Silvia Bohorquez

Ignacio Zarante

Elena Cuevas

Facultad de Medicina Instituto de Genética Humana PUJ

silviab@javeriana.edu.co

Hospital Universitario San Ignacio:

Facultad de Medicina:

Claudia Cardozo

Fernando Suarez

Asociación Semillas Gota de Amor:

Pilar Guatibonza Andrea López

Elsy Liliana Mesa Hernández

Daniel Mosquera

Escuela Centro Amigos de La Naturaleza:

Lina María Mora

Flor Elva Maldonado Cifuentes

Ana María Zarante Instituto de Promoción de la Salud. Vidas Móviles: Amelia Fernández Juan afernand@javeriana.edu.co

Alejandro Acosta

Comedor Comunitario Fundación Social: Gladys Mojica Centro Escuela - Programa Vidas Móviles - Coordinación de Campo:

Silvia Acero

Jenny Suarez

Norma Galindo

Y toda la comunidad que hizo parte del proyecto.

Ruby Fandiño


estudio de parasitosis intestinal y desnutrici贸n en ni帽os y adolescentes en la localidad de lomitas (vereda hatogrande)

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Foto: Carlos Prieto


proyecto Buenos hábitos para una vida sin parásitos

A un

lado de la carretera que conduce de Bogotá hacia Tunja está una de las fincas más cuidadas del país. Se trata de Hatogrande, la hacienda de la Presidencia de la República. Sus pastos son muy verdes y el orden de cada uno de los elementos que se alcanzan a divisar desde la autopista contrastan con el panorama de la localidad de Lomitas, ubicada exactamente al frente, que hace parte del municipio de Sopó en Cundinamarca. Esta comunidad está constituida por familias numerosas que en muchos casos viven en condiciones de hacinamiento y pertenecen al estrato dos del sistema de seguridad social colombiano. La mayoría habitan viviendas construidas en una loma. La Facultad de Ciencias, a través del Departamento de Microbiología, ya había tenido una experiencia meses atrás con una comunidad en condiciones muy similares en el sector bogotano de El Codito. Allí se realizó una evaluación a 58 niños preescolares del Colegio San Francisco de Asís que evidenció un 41,4% de parasitismo, donde el 6,7% correspondía a los patógenos Giardia intestinalis (lamblia) y Ascaris lumbricoides. Indica el informe de aquel entonces que el 31% de los casos correspondía a parásitos causantes de enfermedad en personas mal nutridas o inmunocomprometidas. El estudio arrojó evidencia sobre la relación entre la presencia de parasitosis intestinal y la falta de lavado de las manos antes de comer y después de salir del baño. No es

Algunos de los 58 niños de Lomitas que participaron en los talleres muestran sus manos libres de microrganismos que les permiten vivir sin enfermedades parasitarias.

un secreto para nadie que este hábito se repite en muchas comunidades. Partiendo de esa investigación un grupo de la Facultad de Ciencias, acompañado por la de Psicología, llegó a esta comunidad de Lomitas para replicar la experiencia. “El trabajo en Lomitas fue diferente. En el anterior tuvimos los niños en un colegio, a los cuales fue muy fácil reunir e invitar a participar. Ahora era una comunidad que no era fácil de reunir y motivar, por lo que nosotras hicimos propaganda mediante carteles, perifoneo, volantes, para invitarlos a los talleres. Contamos con la ayuda de los estudiantes del colegio Campoalegre, quienes conocían la comunidad y nos ayudaron desde un inicio a motivar y a realizar toda la divulgación. Sin embargo, al principio la gente fue muy reacia a participar, según manifestaron, porque antes a la comunidad llegaron muchos otros con el objetivo de ayudarlos, hicieron muchas cosas con ellos y luego se fueron, por lo que nos preguntamos cómo hacer para cautivar a las personas y pensamos en brindarles un refrigerio para ese primer encuentro”, comenta Claudia Liliana Cuervo, investigadora principal del Departamento de Microbiología y directora del Proyecto Social. Si bien no sabían cuántos niños entrarían al programa y mucho menos cuántos terminarían, sí tenían muy claro que buscaban analizar las parasitosis intestinales de los niños y adolescentes y establecer, por medio de parámetros antropométricos, la situación

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92 algún tipo de parásito y de ellos, ocho tuvieron poliparasitismo. El informe de las investigadoras señala que: “El hecho de que la mitad de los niños evaluados se encontraran parasitados demuestra la alta prevalencia de protozoos intestinales, sugiriendo que en la población existen las condiciones propicias que facilitan la transmisión y el mantenimiento del parasitismo intestinal.”

Alimento de la mano del afecto

Fotos: Carlos Prieto

nutricional infantil. También pretendían ofrecer tratamiento y educación a padres y niños, con el fin de prevenir infecciones y ayudarles a tomar una conducta ideal en su alimentación familiar. Las estudiantes de Bacteriología Grety Carina Bohórquez, Diana Marcela Rivera, Eliana Marcela Bueno, Leydy Moreno Guerrero, junto con la estudiante de la carrera de nutrición Laura Bustacara y los de psicología Ana María Gallardo y Daniel Verastegui, coordinados por las investigadoras, lograron vincular 18 familias en las que se contaron 40 niños. “Se trata de familias muy numerosas que viven en condiciones de hacinamiento porque los dormitorios son compartidos por más de 3 personas y esto permite que las enfermedades de origen parasitario se transmitan entre ellos”, recalca Eliana Marcela Bueno. Al iniciar el trabajo con la comunidad se tomaron las muestras a todos los niños. En los laboratorios de la Universidad Javeriana se logró determinar que 20 de ellos presentaban

Para comenzar activamente con los talleres preparados por las investigadoras con el apoyo de los estudiantes, era necesario tener otros indicadores que permitieran tener un panorama amplio de la situación de esta comunidad. Para ello se realizó una valoración nutricional a 31 de los niños participantes, en compañía de sus padres. Mediante encuestas sobre los hábitos alimentarios y síntomas digestivos y una evaluación de los parámetros antropométricos (relación entre peso y estatura) se determinó que el 22% de los niños evaluados presentaban bajo peso para la edad, un 29% baja estatura para la edad y 19.5% peso alto para la estatura (sobrepeso), siendo todos indicadores de malos hábitos alimenticios. El panorama no era muy alentador. Además los niños manifestaron que el pollo asado era uno de sus alimentos favoritos y que no consumían, o les gustaban, las frutas ni las verduras. De esta información sin embargo fue importante saber que los alimentos recalentados, grasosos o en mal estado se reportaban como intolerados. “Con estos indicadores de malnutrición y con la colaboración de los psicólogos, en un primer taller hablamos con los papás y las mamás sobre la alimentación de sus hijos y la experiencia de ellos mismos frente a la alimentación que recibieron cuando eran niños”, resalta Martha Borrero del Departamento de


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Los diálogos con la comunidad permiten reafirmar la teoría de que la alimentación se utiliza como método de castigo o premio a los niños en muchas ocasiones, haciendo más difícil la relación de autoridad y afecto. “Los niños expresan sus necesidades afectivas y su inconformidad con el ambiente en el que reciben los alimentos y el adulto a través de la forma en que reciben o rechazan la alimentación. Sin embargo, la población adulta en general es receptiva a generar cambios en sus patrones de relación con los niños y la forma de brindar los alimentos”, indican las investigadoras. En Lomitas la comunidad es muy variada, pero no muy diferente a la que se presenta en muchos barrios de Bogotá. Allí, se encontró un número considerable de madres solteras y cabeza de hogar que deben salir a trabajar y dejan sus hijos al cuidado del mayor de ellos; hay casos de otros niños que son cuidados por su padre y su abuela por la ausencia de la madre; así como también se presenta una realidad de muchas familias colombianas representada por una niña de 14 años con su hijo en brazos. En esas condiciones, los padres y madres de familia no tienen mucho tiempo para pensar en la importancia de la alimentación y la

Foto: Carlos Prieto

interacción afectiva con sus hijos. De ahí que los niños manifestaran sus expectativas con los talleres que las facilitadoras del programa social les empezarían a dictar. “Primero a los niños se les preguntaba ¿dónde está la mamá?, ‘lavando la ropa’, contestaban. Y ¿dónde está el papá?, ‘en la tienda tomando cerveza’, decían. Finalmente, y en gran medida gracias a que los niños les contaron a sus padres en qué consistían los talleres, logramos unir a la familia. Tuvimos talleres en los que estuvieron presentes el papá, la mamá, la abuelita, la tía y, por supuesto, los niños”, resalta la profesora Carmen Inés Mora.

Pautas para el futuro Después de socializar el proyecto con los padres y los niños de la comunidad, recolectar y procesar las muestras coprológicas, analizar y detectar los parásitos intestinales en los

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Bioquímica, Nutrición y Dietética de la Universidad Javeriana. Pues bien, la alimentación no solo consiste en dar alimento y que los hijos lo reciban. Se plantean cuestionamientos acerca de qué sucede cuando los niños comen con tristeza, o cuando ingieren sin gusto los alimentos por temor al castigo de sus padres, pero sin el deseo real de consumirlos, sin apetito. No se trata de que los niños se alimenten conforme a su propia voluntad, el planteamiento sugiere que el trato y el estado de ánimo con el que se da de comer, así como en el acto de recibir, influyen de manera significativa en la salud del niño.


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Foto: Carlos Prieto

“Hay mucha gente de bajos recursos que trabaja con flores o en construcción y yo creo que ellos no tenían ni límites. Uno no se fija en esa vaina de que no puede obligar a los niños a comer o como uno llega cansado no quiere que le den quejas y no hay un buen diálogo. De eso siempre es bueno que vengan a explicarlo acá”, señala Darío Guillermo Camacho, uno de los residentes del sector y asistente de varias actividades.

Johan Sebastián Palacios, quien no aparenta tener más de 11 años, fue uno de los que más se sorprendió cuando supo qué era un parásito, cómo llegaba a su organismo y qué debía hacer para evitarlo: “Los parásitos le dan a uno dolor de barriga, le salen gusanos en el estómago y producen enfermedades. Yo sí sentía dolor de barriga cada rato y es por esos parásitos así, microscópicos, que no se pueden ver a simple vista, solo se ven por medio de un microscopio y eso le da a uno una infección. Tenemos que lavarnos las manos, consumir las frutas y lavarlas bien”, concluye el niño.

Don Darío Guillermo hace referencia al taller de psicología que buscaba fortalecer la relación padre-madre-hijo a través de una buena comunicación entre ellos, así como crear buenos hábitos alimenticios, no solo desde el punto de vista nutricional, sino conductual, para lograr unas mejores relaciones familiares.

Para esto, los dibujos, la recreación y sobre todo la paciencia de las talleristas juega un papel muy importante dentro de la capacitación que se le da a estos niños, quienes con seguridad insistirán a sus padres en casa que se laven las manos y manipulen de la mejor manera los alimentos.

En otra de las actividades, las facilitadoras hablaron con los niños sobre los ciclos de vida y las fuentes de infección de los parásitos relevantes en esa comunidad, así como de la forma en que se pueden prevenir con unos buenos hábitos higiénicos.

“Este es un proceso de un año. Después de la toma de muestras, se les hizo tratamiento a los niños y se les enseñó el lavado de manos y todo sobre los parásitos y luego en una segunda toma de muestras vimos que hubo una reducción en más o menos un 12% que es

niños y llevar a cabo la valoración médica y nutricional, las investigadoras y sus estudiantes iniciaron los talleres con los participantes.


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Tal como lo determinaron las primeras indagaciones a papás e hijos, el consumo de frutas y verduras era mínimo. Por eso dentro de los talleres se incluyó la preparación de alimentos: cómo hacer más llamativos los platos y cómo aprovechar aquellos productos que en la tienda del barrio tienen un precio más asequible que las gaseosas y otros artículos que sin ser dañinos no contribuyen a una buena nutrición. “Fuimos creando motivación para cambiar esos hábitos. No podemos decir que radical, pero la metodología que utilizamos permitió sensibilizar a las madres sobre el alimento”, dice Martha. Era común escuchar de parte de las madres que no sabían sobre la preparación o que simplemente no les gustaba. Con las reuniones, poco a poco fue cambiando la percepción hacia el alimento y más al ver a los niños felices, disfrutando del consumo, la manipulación y la preparación. “Hacíamos todo el proceso, desde, en fila, lavarse las manos y luego la preparación. No era sólo la demostración. La estrategia pedagógica era la participación en la que ellas y los niños entraban a pelar, picar y elaborar. No se perdía nada, ni las cáscaras, y cuando hicimos la ensalada de frutas fue un éxito”, recuerda la experta.

En manos de la comunidad El proyecto tuvo una segunda toma de muestras, tal como lo relató la estudiante Diana Marcela Rivera, que permitió conocer los resultados de los talleres y el estado de salud de la comunidad. En esta ocasión sólo 26 niños aportaron las muestras coprológicas

Foto: Carlos Prieto

y se sometieron a un nuevo examen de peso-estatura. La recolección de muestras se realizó durante tres semanas continuas y de puerta en puerta, pues algunos de los niños no quisieron volver a participar manifestando que no querían volver a hacer lo mismo, que ya habían sido tratados, otros que a pesar de que habían dado la muestra en la primera oportunidad no habían sido tratados y algunos más se habían trasladado con sus familias a un sector diferente. La directora del proyecto, Claudia Liliana Cuervo, señala en su informe que a las familias de estos niños se les explicó de forma personalizada todas las variables involucradas en el tratamiento y la importancia de continuar con la evaluación parasitológica. Sin embargo, no fue posible convencerlas aunque aceptaron seguir haciendo parte de los talleres y las actividades planteadas. De forma similar a como sucedió en la primera fase del proyecto, se identificaron varios casos de poliparasitismo. De los 17 niños parasitados, 9 estaban infectados con más de un organismo parásito. Al tratar de evaluar el impacto de la campaña de desparasitación de los niños tratados durante la primera fase del proyecto, se encontró que de 5 niños que recibieron tratamiento 2 no tenían parásitos intestinales, mientras

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bastante para un periodo tan corto”, resaltó Diana Marcela Rivera, quien para el término del proyecto cursaba noveno semestre de Bacteriología y participaba en el proyecto como parte de su trabajo de grado.


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Foto: Carlos Prieto

que los otros 3 continuaron infectados. “Estos niños manifestaron haber tenido efectos secundarios al tratamiento como náuseas, por lo cual es muy difícil determinar si realmente realizaron el tratamiento de forma completa. Por otra parte, ellos pertenecían a una misma familia en la cual estaban presentes los parásitos, pues existían otras personas parasitadas que fueron diagnosticadas por primera vez en la segunda fase del proyecto y que no habían sido tratadas. No se descarta la posibilidad de que se volvieran a infectar luego del tratamiento. En general, esto refuerza la asociación encontrada entre presencia de parásitos y hacinamiento (más de 3 personas por habitación), por lo cual en esta segunda fase se trató a los niños parasitados y a sus familias, independiente de que hubieran participado o no en el proyecto.”, consigna el informe. El grupo de investigadoras y estudiantes de la Facultad de Ciencias y de la Facultad de Psicología llegaron al final de su trabajo con esta comunidad y se programó una última charla a la que fueron invitados los niños, sus padres y todas las personas de la comunidad que quisieran asistir, así no hubieran estado inicialmente en el proyecto. Ese día las sillas fueron insuficientes. Padres y madres abarrotaron el segundo piso del auditorio, mientras sus hijos disfrutaban del último taller de dibujo, refuerzo en la práctica de lavado de manos y elaboración de ensalada de

frutas. “Si usted no se lava las manos y come con las manos sucias pues le entra una infección al organismo y se enferma. Mire, lo primero es enjabonarse así todos los dedos y hasta las muñecas y listo“, señala Jardual Espinosa Olaya, quien al lado de sus compañeros hizo la fila para ir al baño del primer piso y así quedar listo para elaborar un banano con ojos, boca y sombrero que pocos minutos después terminaría como su refrigerio. El equipo javeriano dejó las pautas a seguir en la comunidad. Los resultados seguramente se verán más adelante porque el día que las mamás, papás, abuelas o hermanos mayores vayan a preparar los alimentos van a recordar que hay una manera higiénica de hacerlo y cuando hagan sus compras sabrán que las frutas y verduras, que se pueden comprar a un precio más económico, van a ser del gusto de sus hijos. “El tema de la conciencia con respecto a la higiene fue muy importante al igual que el diagnóstico y tratamiento de los parásitos, pero también fue muy especial crear esos buenos hábitos de alimentación, pues la comida es el momento ideal para uno sentarse con el papá, con la mamá, los hermanitos y sentirse en familia. Creamos los tres hábitos: el higiénico, el alimenticio nutritivo y el de comportamiento al momento de comer. Eso nos deja muy felices”, concluyó Claudia Liliana.


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Foto: Carlos Prieto


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Participantes del proyecto social El proyecto de presupuesto social San Francisco Javier Estudio de parasitosis intestinal y desnutrición en niños y adolescentes en la localidad de Lomitas (Vereda Hatogrande) es la continuación de una serie de proyectos sociales que la Facultad de Ciencias desarrolla en sectores vulnerables de Bogotá con el objetivo de implementar el uso de buenos hábitos en la alimentación de cada población. Responsable: Claudia L. Cuervo P., MSc. Departamento de Microbiología Facultad de Ciencias Pontificia Universidad Javeriana claudia.cuervo@javeriana.edu.co

Concepción Puerta B., PhD.

Directora del Departamento de Microbiología Facultad de Ciencias Pontificia Universidad Javeriana cpuerta@javeriana.edu.co

Ivonne Venegas, PhD.

Departamento de Microbiología Facultad de Ciencias Pontificia Universidad Javeriana venegas.m@javeriana.edu.co

Carmen Inés Mora, MSc.

Departamento de Microbiología Facultad de Ciencias Pontificia Universidad Javeriana carmen.mora@javeriana.edu.co

Martha Borrero Y.

Departamento de Bioquímica y Nutrición Facultad de Ciencias Pontificia Universidad Javeriana mborrero@javeriana.edu.co

Tatiana Colón

Directora Consultores en Psicología Facultad de Psicología Pontificia Universidad Javeriana vcolon@javeriana.edu.co

Ana María Gallardo

Psicóloga Pontificia Universidad Javeriana anamagallardo@hotmail.com

Daniel Verastegui

Psicólogo Pontificia Universidad Javeriana daniverategui@hotmail.com

María del Pilar Salazar, MSc. Departamento de Biología Facultad de Ciencias

Grety Carina Bohórquez Sandoval Estudiante de Bacteriología Facultad de Ciencias Pontificia Universidad Javeriana g.bohorquez@javeriana.edu.co

Eliana Marcela Bueno Ramírez Estudiante de Bacteriología Facultad de Ciencias Pontificia Universidad Javeriana buenoe@javeriana.edu.co

Diana Marcela Rivera Cruz Estudiante de Bacteriología Facultad de Ciencias Pontificia Universidad Javeriana drivera369@gmail.com

Laura Bustacara

Estudiante de Nutrición y Dietética Facultad de Ciencias Pontificia Universidad Javeriana lbustacara@javeriana.edu.co

Leydy Moreno Guerrero Estudiante de Bacteriología Facultad de Ciencias Pontificia Universidad Javeriana leydy.moreno@javeriana.edu.co

Colegio Campoalegre Bogotá Comunidad educativa Estudiantes grado 10 y 11


formaci贸n de l铆deres y promotores en salud oral

del centro comunitario sagrado coraz贸n de jes煤s

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Foto: Proyecto Social


proyecto La salud oral, una disculpa para formar líderes

Las

estrofas de un himno que inventaron algunos niños habitantes de los barrios los Olivos y La María, de Soacha, acompañados por el estudiante Sebastián Ceballos, de la Facultad de Artes de la Universidad Javeriana, retumbaron en la Parroquia de Jesucristo Nuestra Paz para cantarle a la esperanza y a su labor como nuevos líderes. Los pequeños, todos participantes del proyecto Formación de Líderes y Promotores en Salud Oral del Centro Comunitario Sagrado Corazón de Jesús, Barrio los Olivos, en Soacha, Cundinamarca, dirigido por Ruth Myriam Rivera Rubiano, de la Facultad de Odontología, le pusieron todo su empeño para decirle al auditorio: “hoy estoy en la cama durmiendo porque está lloviendo, no me voy a quedar, saldré a ver tus ojos hablar que mi vida cambiará… seguiré el camino de la verdad y dejaré los miedos para brillar y ser una estrella más, una estrella más. Cambiaré el mundo, daré amor y amistad, te daré la mano mi querido hermano y así por el mundo poder cantar… ojalá que el viento me encuentre para volar y poder gritar amor y paz”. La profesora e investigadora había llegado a esa comunidad desde tiempo atrás y gracias a su labor pedagógica, especialmente con los niños, se ganó un espacio que el párroco de la zona, el padre Rafael Reátiga Rojas, no dudó en otorgarle al lado de la iglesia para que llevara a cabo estas labores. Pero un espacio vacío no significaba nada. Ruth Myriam hizo una labor de recolección de muebles, tableros y todos aquellos enseres

◀ Los que más disfrutaron de las actividades de las Facultades

de Odontología, Educación y Artes fueron los niños, quienes portaron orgullosos la camiseta del proyecto.

que la Universidad Javeriana ya había reemplazado y con ellos dotó el salón. Sin embargo, aún faltaba algo y ese algo eran las risas, las inquietudes y las ocurrencias de los niños que con su entusiasmo dieron inicio a una labor de varios años. Durante cuatro meses, el equipo de la Javeriana y los niños de la comunidad trabajaron en múltiples jornadas para que ellos lograran entender lo que es ser un líder. “En todo el proceso de 13 sesiones que nos correspondió, nos encargamos de hacer con los niños una canción escrita por ellos mismos y con mi composición musical, que se llama Ser una estrella más. Consiste, como lo dice el título, en que cada uno de ellos es un líder en la comunidad y cada uno de ellos tiene algo especial para brindar a los demás y eso brilla”, explicó Sebastián. Las sonrisas que ese día se reunieron en los padres de familia participantes de los talleres, en los niños y niñas del sector que atendieron el llamado de los académicos, y en todas las personas presentes en la actividad, reflejaron el significado del proyecto. Tanto así que investigadores, académicos y personas que nunca habían estado en el sector, se unieron para brindarles nuevas herramientas de convivencia, con la idea de ayudar al prójimo en su capacitación como promotor de salud. El resumen de ese sentimiento lo manifestó Natalia Villamarín, una de las niñas que tomó el micrófono en el acto de clausura, para dirigirse al auditorio: “le agradezco a la doctora Myriam por apoyarnos a nosotros los

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Foto: Proyecto Social

niños de estrato bajo, y al profe de música que nos enseñó una canción, y a los demás profesores que nos enseñaron algo de liderazgo para ayudar a otras personas”. Como Natalia, otros 24 niños de la comunidad tuvieron la oportunidad de recibir esta experiencia formativa, diferente a la oficial, y obtener una vivencia enriquecedora en su proceso de crecimiento, pensando en el futuro y en la meta de buscar mejorar las condiciones sociales de la población. Es decir, saber identificar sus propios problemas, saber discutirlos, aportar para la búsqueda de soluciones y saber hacer prevención en salud.

Los niños: líderes del presente Entre los principios fundamentales que orientan el proyecto está el trabajo interdisciplinario. Por eso, para esta labor se juntaron las facultades de Odontología, Psicología,

Enfermería y Educación de la Universidad Javeriana. Además del trabajo ya señalado del estudiante de la Facultad de Artes que dio su aporte en pedagogía musical creando, como se dice en el informe del proyecto, un coro infantil y un himno de liderazgo, también hay que decir que la Dirección del Campus Universitario de la Pontificia Universidad Javeriana se vinculó con una conferencia sobre emergencia y desastres, que la comunidad evaluó como excelente. Otro principio fundamental, precisamente en relación con el trabajo con los pequeños, tiene que ver con los derechos del niño y con el papel que la Facultad de Educación tomó al liderar, esta parte del proyecto, a través de sus docentes y estudiantes, al entregar el conocimiento y la experiencia respecto a las prácticas educativas.


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Es importante anotar que los docentes y alumnos de las diferentes facultades participantes le dieron un especial interés, en el proceso en que se capacitaron niños para futuros líderes, a las técnicas del autocuidado dentro de la prevención de la enfermedad, como parte del proceso de creación de promotores en salud oral. Al respecto, Sara Inés Ochoa, representante de la Facultad de Educación, señaló: “hay que pensar en los niños no como en el futuro de una sociedad sino el presente; muchas veces las palabras de uno de ellos nos hacen reflexionar más que las de un político, un científico, un pedagogo. La entrega de un diploma apenas empieza porque al graduarse como líderes deben iniciar su trabajo con la comunidad”. En el proyecto no sólo participarón este grupo de niños de la comunidad, también se vincularon 40 adultos, quienes, al igual que los infantes, lograron formarse en liderazgo y promoción comunitaria en salud y convivencia; gracias a él desarrollaron contenidos de central importancia como la legislación –derechos y deberes– de los líderes comunitarios, o la capacitación en la recepción de estrategias AIEPI, Atención Integral de Enfermedades Prevalentes de la Infancia.

Foto: Proyecto Social

Otro elemento fundamental del proyecto fue el conformado por el conjunto de estrategias pedagógicas que se implementaron para este proceso de capacitación, en prevención de la salud oral y convivencia, de los líderes comunitarios. Estas fueron las actividades: talleres lúdicos, formativos y artísticos con énfasis en temas de identidad, comunidad y construcciones culturales generadoras de resolución de conflictos. Sobre el tema, el líder comunitario Alirio López, manifestó: “estuvimos muy contentos y aprendimos mucho de las enseñanzas que nos ponen a pensar y a ser cada día mejores para servirle a nuestra sociedad, nuestra familia, nuestro país. En estos días me llamó mucho la atención las noticias que los medios de comunicación difundieron de una gran líder, y me llamaba tanto la atención esa palabra: “líder”, la ex presidenta de Chile Michel Bachellet, una gran líder ¿pero por qué gran líder?, porque sirvió a su pueblo”.

Voces de optimismo Al final, la alegría, el asombro y la reacción de los niños conforman una mezcla potencialmente transmisora de optimismo y de motivación para continuar en estos proyectos, que aportan su grano de arena hacia la construcción de una sociedad cada vez mejor.

for m ación de líder es y promotor es en sa lu d or a l del cen tro comu n itar io sagr a do cor azón de jesús, ba r r io los olivos, soach a – cu n di na m a rca

El principio sobre el cual la Facultad de Educación trabaja con absoluto convencimiento plantea que el niño puede y debe ser un actor protagónico en la sociedad. Y según consignaron los universitarios en el informe del proyecto: “la participación infantil se fundamentó igualmente en la normatividad internacional y nacional de los derechos humanos enmarcados en la Convención Internacional de Derechos del Niño de 1989. En esta misma vía, la confirmación nacional como país miembro de la Convención con su reciente legislación, el Código de la Infancia y Adolescencia”.


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Así, por ejemplo, para el padre Reátiga, este proyecto no puede arrojar sino balances positivos y satisfactorios, “es muy grato participar del evento de la Javeriana para el cual solo hay un gran reconocimiento y agradecimiento. Tenemos la certeza que educando es la única manera de salir adelante, y progresando, avanzamos espiritualmente, pero también socialmente en la medida en que nos llenamos de conocimientos y de nuevas expectativas y experiencias”. Y para la estudiante de Odontología de la Universidad Javeriana, Katherine Flórez, quien es un ente activo de este proyecto, el tiempo presente, su contacto con los niños de la comunidad le produce un sentimiento de esperanza frente al futuro.

“Agradecemos la participación y motivación en los diferentes talleres; fue muy satisfactorio compartir las experiencias en momentos alegres y motivantes. Para nosotros es una gran experiencia, ellos van a ser unos grandes líderes dentro de su comunidad”, comentó. Por su parte, la directora del proyecto, Myriam Rivera, también expresó un mensaje que denotó plena satisfacción: “después de trabajar con la comunidad y conocer sus necesidades pero también sus fortalezas, se planteó el proyecto social por su capacidad de tener compromiso comunitario. El padre Rafael y las hermanas Maritza y Bernabé apoyaron con toda la logística del proyecto, y la comunidad respondió positivamente a la convocatoria


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En general, se puede decir que los niños, quienes recibieron con atención la capacitación y el discurso sobre diferentes aspectos de su realidad social, demostraron sensibilidad por la comunidad. La pequeña Derly Giraldo dijo: “nosotros hicimos una cartelera de la comunidad en la que hablamos sobre las cosas buenas y las malas. Entre las malas, que en el coliseo roban mucho y pintan las paredes, y las cosas buenas es que ayudamos a las demás personas y podemos mejorar en eso”. La niña Tatiana Rivas agregó que “en la escuela hablamos sobre cosas buenas como por ejemplo que allá trabajamos en grupo y en las malas que botan muchas basuras, los baños están sucios y para mejorarlo podemos hacer campañas y otras cosas más”. Y el niño Alejandro Sierra manifestó sobre la familia: “hay cosas buenas como que nos reunimos entre todos y hacemos cosas divertidas, jugamos, miramos televisión todos; y las cosas malas es que hay veces el papá y la mamá pelean, el papá golpea a la mujer y para solucionar eso no debemos pelear, si van a pelear que dialoguen y si se van a golpear, que no se golpeen sino que hablen bien”. Al término del proyecto y del acto de clausura, los protagonistas fueron los pequeños, quienes con su himno recordaron implícitamente que tienen un papel importante para continuar con las buenas prácticas de la sociedad, algo que reforzaron con un interminable abrazo de agradecimiento a “sus profes”.

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con disciplina y compromiso durante los cuatro meses que duraron las capacitaciones”.


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Participantes del proyecto social El proyecto de presupuesto social San Francisco Javier Formación de Líderes y Promotores en Salud Oral del Centro Comunitario Sagrado Corazón de Jesús, Barrio los Olivos, Soacha – Cundinamarca es una iniciativa de la Facultad de Odontología que con la colaboración de la Facultad de Artes y Educación trabajó con niños y padres de familia en diferentes aspectos de salud y convivencia. Responsable del Proyecto:

Licenciadas en educación:

Ruth Myriam Rivera Rubiano

Rosa Margarita Vargas

Especialista en Gerencia en Servicios de Salud U.J.T.L Facultad de Odontología

Sahara Ochoa

Participantes del Proyecto: Pebles Fragoso

Ana Lida Garavito

Decana del Medio Universitario Facultad de Enfermería Pontificia Universidad Javeriana

Dirección de Campus Pontificia Universidad Javeriana

Diana Achury

Mónica Betancur

Luz Estela Medina

Decana del Medio Universitario Facultad de Psicología Pontificia Universidad Javeriana

Tatiana Colón Directora de Consultores Facultad de Psicología Pontificia Universidad Javeriana

Luz Mery Carvajal

Enfermera Jefe

Enfermera Jefe

Tatiana Colón Enfermera Jefe

Estudiantes de Odontología: Alejandra Tabares Ana Milena Rodríguez

Profesora Facultad de Psicología Pontificia Universidad Javeriana

Diana Carolina Enríquez

Ana María Gallardo

Katherine Flórez

Estudiante Facultad de Psicología Pontificia Universidad Javeriana

María Consuelo Amaya Decana del Medio Universitario Facultad de Educación Pontificia Universidad Javeriana

Ingrid Johana Nivia Tatiana Guevara

Estudiante de Maestría en Educación y Farmacología: Fátima Serna Estudiante Facultad de Artes: Sebastián Ceballos


pei / palomino - sierra nevada

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Foto: Proyecto Social


proyecto Palomino: sociedad en construcción

La

Sierra Nevada de Santa Marta se levanta imponente a orillas del Océano Atlántico en el departamento de Magdalena y se extiende por varios kilómetros llegando hasta el departamento de La Guajira, en el norte del país, allí en lo más extremo del mapa suramericano. En ella se han asentado desde tiempo atrás comunidades de arahuacos y koguis conformando una serie de ciudades antiguas basadas en su propia cultura. Sin embargo, las invasiones, la violencia, el narcotráfico y las decisiones políticas los han llevado en los tiempos recientes a dejar de lado lo que construyeron durante toda una vida. Al desplazarse a la zona baja, la tierra es tan suya como de los otros habitantes de la región que han habitado a orillas del mar por varias generaciones. De esa una unión, de mamos y deidades, con la de colonos y afrocolombianos, en gran parte desplazados por la violencia, todos en busca de un sitio para vivir, surgió hacia los años 50, Palomino; un pueblo de todos y de nadie, que creció en la más absoluta improvisación y que geográficamente pertenece al municipio de Dibulla. “En el momento en que se construyó la vía entre Santa Marta y Riohacha los pueblitos fueron surgiendo a partir de bombas de gasolina y empezó a organizarse un comercio informal basado en el tráfico de gasolina. Luego vino el boom del narcotráfico que generó otro tipo de problemas”, señala Carlos Hernández, profesor de la Facultad de Arquitectura y Diseño y director del Proyecto PEI / Palomino Sierra Nevada de Santa Marta.

La Casa de la Cultura de Palomino es una de las construcciones que busca un desarrollo arquitectónico propio y generar sentido de pertenencia en la comunidad.

A esto se le agrega que entre el 2002 y el 2010 la Presidencia de la República decidió organizar una serie de asentamientos para los pueblos indígenas desplazados que llamó “pueblos talanquera”. Pero las condiciones de vida generadas fueron las de un pueblo occidental que desconocía su condición de nómadas que les permitió durante muchos años vivir de la tierra que cultivan en los diferentes pisos térmicos que les ofrece la Sierra Nevada. “Nos pareció que era una zona muy interesante desde todos estos aspectos y consideramos que eran fundamental que los estudiantes conocieran la realidad de un lugar como éste y tratáramos de encontrar soluciones en la investigación, y que desarrolláramos algunas propuestas y soluciones de diseño sostenibles desde el punto de vista social y económico que políticamente empezaran a generar unas transformaciones en una comunidad y posteriormente sirva de ejemplo para más de mil municipios en Colombia”, indica el director del proyecto PEI.

Un pueblo con ganas Palomino no cuenta con acueducto, alcantarillado, ni agua potable. Los habitantes no tienen otra posibilidad que comprar el agua que venden en canecas del río o en bolsas o botellas que llevan las multinacionales. Sin embargo, al no existir un sistema organizado de recolección de basuras las calles y la Plaza Principal se encuentran llenas de estos y otros residuos.

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“Acá nadamos entre basura, hay un carro que la recoge pero eso es de vez en cuando. La mayoría, como los restaurantes que quedan en la vía y el comercio, le pagan a personas, a veces a los niños, para que la voten, pero no se encargan de llevarla a donde toca sino que la dejan en la orilla del camino” dice Mónica Patricia Rivera, habitante de Palomino e integrante de la Asociación de Madres Cabeza de Familia. Pero la basura no fue el único problema que encontraron estudiantes y profesores. También encontraron un pueblo carente de planeación que debió ser revisado desde la arquitectura, el diseño y el urbanismo.

Arte y cultura a flor de piel Una gran parte de los pobladores de Palomino llegaron huyendo de la violencia. Según Argemiro Caballero, voluntario de la Defensa Civil y líder comunitario, dice que en cada casa hay por lo menos un huérfano y una viuda. Sin embargo, a pesar de la situación de violencia y la confluencia de culturas, se las arreglan para vivir de la mejor manera. Una de las actividades que más sonrisas le saca a estos rostros del abandono es la cultura, representada en sus danzas y sus artesanías. “Practicamos las danzas de mapalé, la cumbia y lo que es tradicional que se escucha en la región como el vallenato y la champeta. Cuando los muchachos salen a mostrar sus bailes, ellos y la gente están felices”, dice Wilson Rincones Oñate, Presidente de la Junta de Acción Comunal. Por esta razón, una de las prioridades para los habitantes de Palomino era la consolidación de la Casa de la Cultura, inexistente hasta entonces. Fotos: Proyecto Social

La comunidad donó un lote de 600 metros cuadrados y con el terreno dejó una solicitud clara para los académicos. “La música y la danza son parte importante de su cultura,


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digamos caribeña enraizada. Por eso atendimos la propuesta y la construimos en muy poco tiempo con estudiantes, pescadores y gente de la zona. Hicimos un parque para los niños, unos baños secos y construimos un pozo de 9 metros de profundidad porque no había agua”, explica Carlos Hernández. Una de las más felices con esta serie de construcciones fue la profesora Orfelina Quinto y los 60 niños que conforman el grupo de baile. En un lote aledaño al de la Casa de la Cultura se construyó una oficina de deportes que se puso en función de la organización de los campeonatos que desde hace varios años se desarrollan en la playa, y al tiempo permitió que más niños encontraran un sitio para jugar. “En ese lote construimos un baño seco lo que significó un cambio cultural. Aprendieron que además de que era ecológico se podía generar una huerta, es lo que nosotros denominamos una maquina verde, es decir,

que todo el ciclo de la alimentación y los desechos se pueden convertir en abono y al mismo tiempo ahorrar agua”, señala Hernández.

El placer de tener agua potable Al barrio La Sierrita, ubicado en la puerta de la Sierra Nevada y la Ciudad Perdida, cuya población es mayoritariamente indigena, llegan diariamente 120 niños en busca de alimentación. Allí encontraban un comedor en precarias condiciones donde doña Gilma, con la habilidad culinaria de las mujeres costeñas, se las ingeniaba para darle forma, color y sabor a los alimentos que proveía el Instituto de Bienestar Familiar. “El hambre es muy brava por acá, los muchachos llegan al colegio sin desayuno, no tienen a veces con qué comprarlo y tiene uno que despacharlos temprano porque se desmayan”, señala como gran problema en la educación,


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Por iniciativa de los profesores y estudiantes, se resolvió hacer un convenio con la señora Gilma y su familia para construir en su lote un baño seco y una biblioteca pública con un sistema de recolección de aguas lluvia en la cubierta que permitiera el acceso permanente de los niños al agua potable. Y así se hizo.

Foto: Proyecto Social

Dámaso Levette, coordinador de la Institución Educativa Rural de San Antonio de Palomino. Y la situación de hambre no es mito, es la realidad. Por eso los líderes comunales les pidieron a los visitantes javerianos una mano en este sentido. “El comedor comunitario era muy precario y con problemas de salubridad. No contaba con un baño, ni agua potable”, relata Hernández.

Todas estas acciones despertaron en muchos de sus habitantes la intención de involucrarse en la solución a sus múltiples problemas. Fue así como, sentado ante una cámara que tomaba las imágenes para el documental Palomino: sociedad en construcción que relata la intervención de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Javeriana en este corregimiento, el voluntario de la Defensa Civil y líder comunitario, Argemiro Caballero, expresó con la gracia y la jerga costeña el resumen de una intervención que buscaba más que dar solución, generar un cambio de pensamiento en su gente. “A mí me decían: profe


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no joda, si viene gente de afuera a trabajar por el pueblo, eche, como no vamos a trabajar nosotros que somos del pueblo.”

Compromiso de un pueblo Rondaba el cuarto día de visita a Palomino cuando las detonaciones, la algarabía y el miedo se apoderaban de algunas de sus calles. El pueblo había sido tomado por una célula de las autodefensas denominada por las autoridades como ‘Los Rastrojos’. Ante estos hechos era necesario que se tomara una decisión: devolverse a Bogotá o continuar con el trabajo que se habían propuesto realizar en esta comunidad. El Decano Académico de la Facultad de Arquitectura y Diseño, Octavio Moreno Amaya, optó por dialogar con los padres de familia y con los jóvenes que se encontraban en la población costeña y tomó la decisión de continuar con la labor social.

Este hecho hizo que la comunidad reconociera el compromiso absoluto de la Universidad Javeriana hacia la gente de la comunidad y su bienestar. Habían llegado tiempo atrás al corregimiento de Palomino y conocían de sus necesidades. Ya habían estudiado sus antecedentes, el origen de su población y la manera de intervenir directamente en su problemática. Esto permitió que el programa tuviera unos objetivos claros. “Como este pueblo no tiene acueducto ni alcantarillado, nos pareció que desde la arquitectura y el diseño podíamos abordar el tema comenzando a construir algunos baños secos, que a diferencia de los sépticos, evitan la contaminación de la aguas subterráneas”, dice Carlos Hernández. También, dentro de los propósitos, se incluyeron, además de la construcción de la Casa de la Cultura, la edificación de un parque infantil y un prototipo de huerta urbana con los alumnos y profesores del Proyecto Nuevo Territorio de la Facultad de Arquitectura y Diseño.


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fútbol, talleres con los niños y un sancocho comunitario, permitieron que se creara una relación afectiva con la comunidad. Esto generó un compromiso de la comunidad para asumir, con el apoyo de la Javeriana, la culminación de los proyectos con su propio esfuerzo, y para velar por la continuidad, la garantía de su funcionalidad y su sostenibilidad en el futuro.

Palomino para el mundo La intervención de la Universidad Javeriana generó un impacto social con repercusiones para la comunidad que llegaron a oídos de organizaciones extranjeras que se unieron al trabajo proyectado hacia el futuro. Los colectivos Madrid ZooHaus y Zuloark, que trabajan con más de 60 arquitectos por el mundo, se sumaron al trabajo en Palomino para mejorar la calidad de vida de su gente.

Fotos: Proyecto Social

Según los participantes del proyecto, Palomino es una población que ha ido creciendo en los últimos años. Cuenta aproximadamente con 3.000 habitantes a pesar de que no se encontró un censo que lo constatara. Por eso el estudio tuvo que empezar casi desde cero y luego se organizó la comunidad para ver qué tipo de proyectos se podían hacer y que sirvieran de prototipos repetibles en diferentes sectores. Las actividades realizadas en el pueblo, que incluyeron cine al parque, campeonato de

Este corregimiento es uno de los pocos de Colombia sobre el cual el mundo puede leer en inglés. La unión de muchas manos de estudiantes y profesores, y por supuesto la “inteligencia colectiva” de los habitantes de la población, hizo posible que su historia fuera llevada al mundo digital. Society in Construction Palomino: Rebuilding a Small Town in Rural Colombia, es el título del sitio: http://openarchitecturenetwork. org/projects/palomino que le muestra al mundo el trabajo realizado por la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Javeriana. Esta población de indígenas, afrocolombianos y guajiros abandonados por el Estado y sus instituciones, le hacen frente a la adversidad, pues con un empujón de personas comprometidas en ayudarlos emprenden el vuelo necesario para la construcción de proyectos que convierten los lamentos en soluciones.


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Participantes del proyecto social El proyecto de presupuesto social San Francisco Javier PEI / Palomino - Sierra Nevada es una iniciativa de la Facultad de Arquitectura y Diseño en un trabajo participativo con una comunidad diversa integrada por indígenas, afrocolombianos y familias llegadas del interior del país. Responsable: Carlos Hernández Correa Director del PEI chernandezc@javeriana.edu.co

Christian Job Nieman Diseñador Industrial

Juan José Gáfaro Diseñador Industrial

Gilberto Bello

Participantes:

Sociólogo

Colectivos Zoohaus/Zulorak Alemania - España

Sebastián Restrepo Calle

Administrador y Magister en Medio Ambiente

Equipo PEI:

Otros participantes:

Martha Lucía Bernal Tarazona

180 Estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Pontificia Universidad Javeriana. Proyecto Nuevos Territorios: semestres 1 y 2 de 2010 y semestre 1 de 2011

Diseñadora Industrial

Luisa Fernanda Castrillón N. Arquitecta

Estudiantes colaboradores: Gabriela Guerrero Terán David Julián Medina Palacios Camilo Andrés Morales Jácome Equipo de Profesores e Investigadores: Gabriel Leal del Castillo Arquitecto

Michel Pineda Deom Arquitecto

Javier Peinado Pontón Arquitecto

César Ramírez Ibañez Arquitecto

Antonio Yemail Cortés Diseñador Industrial

80 Estudiantes Politécnico de Torino, año 2010/2011. Profesor Arq. Mauricio Cárdenas Investigación realizada en Italia 1.500 personas de Palomino 30 Policías de la Base Antinarcóticos de Santa Marta 70 niños voluntarios de la Defensa Civil de Palomino 120 Adultos mayores de la Asociación de Abuelitos de Palomino


Reservados todos los derechos © Pontificia Universidad Javeriana Bogotá, D. C., julio de 2013 Número de ejemplares: 500 Impreso y hecho en Colombia Printed and made in Colombia Editorial Pontificia Universidad Javeriana Cra. 7 N°. 37-25, oficina 1301 Tel.: 3208320 ext. 4752 www.javeriana.edu.co editorialpuj@javeriana.edu.co Bogotá, D. C. Editor: Clara Marcela Cuevas Garavito Rectoría Pontificia Universidad Javeriana Redacción de textos: Mauricio Antonio Ocampo Flórez Corrección de estilo: Laura Reyes Diseño y diagramación: Isabel Sandoval Diseño de cubierta: Julián Roa Montaje de cubierta: Isabel Sandoval Fotografías: Carlos Prieto Proyecto Social Impresión: Javegraf Prohibida la reproducción total o parcial de este material, sin previa autorización por escrito de la Pontificia Universidad Javeriana.


se termin贸 de imprimir en JAVEGRAF durante el mes de julio del a帽o 2013





La Convocatoria de Presupuestos Sociales tiene como fin fomentar el desarrollo de proyectos a través de los cuales la Universidad concretara el ejercicio de su responsabilidad social, a partir de su competencia académica, en aquellos problemas que su Misión enfatiza: •

La crisis ética y la instrumentalización del ser humano.

El poco aprecio de los valores de la nacionalidad y la falta de conciencia sobre la identidad cultural.

La intolerancia y el desconocimiento de la pluralidad y la diversidad.

La discriminación social y la concentración del poder económico y político.

La inadecuación e ineficiencia de sus principales instituciones.

La deficiencia y la lentitud en el desarrollo científico y tecnológico.

La irracionalidad en el manejo del medio ambiente y de los recursos naturales.

Siguiendo estos parámetros nos complace presentar a la Comunidad Educativa Javeriana y al público en general, los resultados de estos once proyectos que, como lo podrán apreciar a lo largo de esta publicación, no sólo beneficiaron a las diversas comunidades del país a las que estaban dirigidos, sino que se constituyeron en una oportunidad más de aprendizaje y crecimiento para nuestros profesores, alumnos y directivos.


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