1. Juan y Nacho
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2. Reaparece el Viajero de los Tiempos
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3. Comienza el viaje
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4. Los ĂąandĂşes
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5. La Patagonia antigua
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6. En las profundidades del mar
35
7. La leyenda de Calafate
41
8. La puerta misteriosa
47
9. Atrapados en la red
53
10. Viaje a la prehistoria
57
11. Primeros descubrimientos
63
12. En peligro
69
13. Comienza el regreso
75
14. Salvemos la ballena franca
81
15. La sorpresa
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1. Juan y Nacho
Juan vive en una ciudad al sur de la Provincia de Buenos Aires. Durante el verano pasa las vacaciones en el campo, en la playa y el mar, pero lo que más le gusta, son las aventuras. Tiene muchos amigos, aunque si le preguntás, te va a contestar que su mejor amigo es Nacho. Él y Juan, se pasan las tardes reunidos jugando con videojuegos de ciencia ficción o comentando las últimas películas de terror. Los dos son fanáticos de las pelis de zombis, los muertos vivientes que salen a comer carne humana. Juan prefiere los zombis de movimientos lentos, los que caminan arrastrando los pies y que les es difícil subir escaleras, porque son más fáciles de dejar atrás y salvarse. A Nacho, en cambio, le caen mejor los zombis rápidos, esos cadáveres resucitados que caminan normal y pueden correr. De cualquier manera, lento o rápido, si un zombi te muerde estás listo porque terminás convirtiéndote en uno de ellos. En lo que están de acuerdo los dos amigos, es que con esas películas, al ser tan asquerosas, terminás riéndote con las cosas insólitas que hacen esos peligrosos despojos humanos. 5
Si se trata de historieta y no video o cine, nada mejor para ellos que leer y releer ésa que se llama El Eternauta. Una historieta que parece real, porque los extraterrestres, en vez de invadir algún lugar de Estados Unidos o Europa, invaden Buenos Aires. Juan siempre dice que su papá le puso ese nombre en recuerdo de Juan Salvo, el Eternauta. Ellos están de acuerdo que uno de los mejores momentos de la historia, es cuando los Manos, los Gurbos y los Cascarudos, dirigidos a larga distancia por los Ellos a través de unos aparatos conectados en la nuca, atacan a los humanos sobrevivientes de la nevada en la cancha de River Plate, perdiendo la batalla. Nacho no se parece en nada a Juan físicamente. Es más bajo y tiene el pelo rubio y enrulado. En cambio Juan, es un poco más alto, tiene el pelo castaño y lacio. Nacho es hijo del carnicero del barrio. Vive con su papá y su abuela Yaya, a la vuelta de la casa de Juan. La mamá murió cuando él era chiquito. Su casa está detrás de la carnicería, tiene un patio muy grande, macetas con malvones y al fondo, un gallinero con gallinas y patos. Cuando Juan y Nacho eran más chicos, ese patio era su campo de juego. Esperaban el atardecer y se preparaban para lo que ellos llamaban, “la gran batalla”. En el medio del patio crecía una enorme higuera y, cuando comenzaba a anochecer, sus ramas se poblaban con las gallinas que se 6
subían para dormir. Era el momento en que los dos amigos se cubrían la cabeza con unos cascos de plástico, y “armados” con una especie de bombas de barro, se iban arrastrando por el suelo hasta sorprender, gritando y tirando los proyectiles, a las pobres gallinas. El desbande era general, el cacareo insoportable, y normalmente todo terminaba, cuando la abuela Yaya aparecía con una manguera y los corría por el patio, bañándolos a la fuerza. Otra víctima era la Quica, la modista solterona del barrio. Era una mujer alta y flaca, que vivía sola rodeada de gatos. Ellos no se llevaban bien con ella porque, pelota que se caía en su casa, pelota que desaparecía para siempre; sospechaban que las pelotas terminaban cortadas dentro de las bolsas de basura que sacaba, acompañada de sus gatos, muy tarde, a la noche. Para desquitarse, a la hora de la siesta, los dos pasaban por su casa y le tocaban el ring– raje. Otras veces le hablaban por teléfono; ponían voz de ultratumba anunciando que el que hablaba era un Zombi, que se preparara porque en cinco minutos estaría ahí para comerle el cerebro. O que eran la mano sangrienta que pasaría por la casa para llevársela. Una noche lo hicieron, le tocaron el timbre disfrazados de Zombis y la Quica, en camisón salió al medio de la calle, gritando y pidiendo ayuda. Algunos se asomaron a la puerta para ver qué pasaba y por poco, 7
Juan y Nacho se salvaron de ser descubiertos. Lo peor que le hicieron a la pobre Quica, fue cuando desapareció un fútbol nuevo en su casa y le tiraron dentro del patio, entre todos los gatos tomando sol, dos perros vagabundos bastante peleadores que encontraron en la calle y que hicieron un desastre ladrando y mordiendo a todo gato que se les cruzaba. Hasta la Quica ligó ese día unas cuantas mordidas. Esa vez no se salvaron de ser sorprendidos. Estuvieron sin videojuegos, películas, historietas, libros, celulares y tablet durante un mes. Además tuvieron que ir a pedirle disculpas a la Quica y prometerle que nunca más la iban a molestar ni a ella ni a sus gatos. Ahora los dos amigos están más grandes y por eso prefieren ir al shopping que está a la salida de la ciudad para encontrarse con otros chicos y mirar a las chicas. A Juan le gusta mucho Ingrid Larsson, una dinamarquesa que vive con sus padres en el campo, y que no le da ni cinco de bolilla. Encima como vive en el campo es muy difícil encontrarla paseando por la ciudad durante el año. Pero ahora llegó el momento de contarte lo que le pasó a Juan esa mañana de noviembre que, a lo mejor, quedará grabada en su memoria como la más importante de su vida.
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