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JULIANA BONILLA - Adelaide (Australia

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JULIANA BONILLA

Adelaida (Australia)

La diferencia horaria con esta ciudad en la lejana Oceanía es de 14 horas y media. Cuando en Colombia anochece, allá comienza el nuevo día. A pesar de saber que debía adelantar el reloj todo ese tiempo, Juliana tomó la decisión de irse a pasar vacaciones. Programó tres meses de estadía y la pandemia le alargó el descanso por unos cuantos meses más.

El cambio no la afectó, pues la recibieron con los brazos abiertos el hermano Arnold y el primo Yasser que se le habían adelantado en el viaje. El cambio no la afectó, pues la recibieron con los brazos abiertos el hermano y el primo que se le habían adelantado en el viaje. No llegó con la intención de quedarse, solo cumplirá el periodo de visitante, porque es difícil hacer medicina fuera de Colombia o en un país no hispanohablante. El país es maravilloso y no se siente el estrés que ocasiona el diario vivir en Cúcuta. Allá, los atascos vehiculares y los motociclistas anárquicos no hacen parte de la cotidianidad. Tampoco se ven los desórdenes en los semáforos, cometidos por conductores y peatones irrespetuosos de las normas. -Es otro tipo de cultura. Una vida más tranquila. Así estas maravillas sean palpables en Adelaida, Juliana volverá a su natal capital de Norte de Santander por una sencilla razón.

Quiere ejercer la medicina en el país y especializarse para cumplir el sueño con el que despertó un día, ser deportóloga. Quiere ejercer la medicina en el país y especializarse para cumplir el sueño con el que despertó un día, ser deportóloga. Esto lo desea a pesar de las circunstancias con las que se levanta Colombia cada mañana. Aunque dejó abierta la posibilidad de radicarse en Australia. Eso ocurrirá cuando decida dejar de ser médica. Entonces, viajará con todas las ganas para disfrutar y gozar. Al volver para terminar la carrera las expectativas apuntan a crear empresa. Así, tendrá ganancia económica, que no es lo más la mueve, y ampliar el gremio, generar empleo y expandir el conocimiento para llegar a más deportistas con patologías. -La idea es la promoción del deporte y del ejercicio. Hacer empresa, hacer conexión con hospitales y entidades gubernamentales para que se fomente la actividad física.

Si pudiera traerse algo de Adelaida para ajustarlo a la vida cucuteña, no dudaría en importar el respeto que los adelaidanos tienen por los ciclistas. Plan que caería bien en la capital nortesantandereana por la cantidad de aficionados que circulan por las calles en calidad de recreación, para ir al trabajo, para llegar al estudio o por simple diversión. En la ciudad australiana se caracteriza por el buen número de ciclorrutas y el espacio en las vías para transitar con tranquilidad y sin temor a ser atropellado por los vehículos. El ciclista es prioridad en la carretera. Contrario a lo vivido acá, porque los choferes de buses, busetas, taxis, automóviles particulares y cualquier tipo de carro estacionan donde les parece adecuado. La experiencia vivida ha sido de ensueño. Es consciente de que está lejos en el calendario otra oportunidad como esta, que aprovechó para volver a disgustarse con el hermano mayor, como no lo hacía desde cuando la universidad los separó.

- A pesar de estar lejos de casa, los cambios en los vuelos y el estrés del estudio, la felicidad es mayor y no tiene comparación. En la cena de despedida que le ofrecieron las compañeras del equipo de ultimate (disco volador) le recalcaron que sufriría por la dieta, basada en vegetales. Le vaticinaban que moriría por no consumir carne. Pero la realidad no resultó como la predijeron las colegas de deporte. A cambio de padecer, ha sacado provecho, porque le regula el estómago y no sufre de estreñimiento. Se apoyó en la internet para buscar qué hacer mientras los días corrían. Por tener visa de turismo no podía emplearse; entonces, encontró respaldo en la elaboración de encuestas, se distrajo, recibió tarjetas de regalo acompañadas de 30 o 40 dólares. En una ocasión se ganó una canasta y el mercado alcanzó para una semana.

En otro momento posó como modelo para los estudiantes de métodos de belleza y los practicantes le pusieron pestañas gratis. Ese procedimiento cuesta entre 150 y 200 dólares. También consiguió un curso de inglés, se ahorró 300 dólares, hizo amigos y adquirió conocimientos. Los voluntariados no escaparon a su hiperactividad y ayudó en la plantación de árboles. Recién llegó a Adelaida, Juliana no tuvo tiempo para desempacar y entregar los presentes que llevaba para los familiares. De una vez tomó camino al campamento programado a la costa sur. El calor de verano le permitió gozar el espectáculo circense y luego se fue para Sídney a presenciar el torneo nacional de ultimate. Aprovechó las tres bibliotecas que tiene la ciudad y asistió a los ambientes que tienen. El sentir cucuteño, en cualquier circunstancia, lo transmite con sonrisas, amabilidad, señas, abrazos, apretón de manos.

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