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GUSTAVO MORELLI - Luque (Paraguay
GUSTAVO MORELLI
Luque (Paraguay)
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Llegó a Paraguay en el 2018, tiene buen concepto del país y lo califica como agradable, con una cultura especial y que pasa por un despunte económico interesante. En palabras cucuteñas, ‘es un buen vividero. Gustavo es administrador de empresas y ha oficiado como comisario deportivo, coordinador del programa Control al Dopaje y oficial de seguridad y logística de la Conmebol.
En el día a día extraña algunos aspectos de Colombia, pero en la proyección profesional y en las metas fijadas está contento y complacido de llevarlas a cabo allá. En 1989, estudió en Bogotá mecánica dental. En 1990, hubo un cambio en la reglamentación y la Dimayor lo propuso para desempeñarse como comisario de campo. Ese cargo tiene que ver con la administración del partido, las planillas del juego y los relevos de jugadores. En su época no era tan fuerte ejercer el oficio, como en estos días. En 1996, volvió a la capital del país para trabajar en la profesión. En ese momento la vida giró 180 grados y todo porque en la hoja de vida figuraba como asistente del programa de control al dopaje, en la Liga de Ciclismo de Norte de Santander. -Me gusta el fútbol, soy un apasionado, pero mi deporte predilecto y preferido fue el ciclismo.
Esa afición por el deporte de los pedales la heredó del padre, también vinculado a la Liga departamental, en la década de los 70, en el siglo 20. Al recibir el llamado para examinarlo y conocer qué sabía del dopaje respondió de la mejor manera, por cuanto tenía en la cabeza los conocimientos. Lo demostró y en 1997, se vinculó a la División Mayor del Fútbol colombiano para laborar en esa área. Un año después, recibe capacitación acerca de la seguridad en el fútbol y comenzó a incursionar en ese terreno. El tiempo le ha dado la oportunidad de prepararse en otras disciplinas. Estudió administración de empresas deportivas y asistió a diversos cursos sobre seguridad deportiva ofrecidos por la Fifa, la Uefa y otras entidades. -La parte de la seguridad sí es compleja, porque se deben manejar variables sociales y culturales de los aficionados.
Las dificultades también surgen por la posición incómoda en la que se mueve para poner orden en los estadios, llevar a los periodistas hasta el lugar del trabajo, al igual que a los directivos de los equipos. Por eso cree que es un trabajo que tiene un impacto fuerte, pero que ha valido la pena estar en medio de esta situación. En el 2009, llegó a la Federación Colombiana de Fútbol y participó en la redacción de las normas del balompié en el país, más lo hecho en la Conmebol. Ha participado en otros proyectos en la Confederación Sudamericana para ser implementados, algún día, para garantizar la seguridad del fútbol. En el 2018, se iniciaron los diálogos para la vinculación a la Conmebol. El 30 de mayo, estaba en el avión rumbo al Mundial de Rusia. Al término del campeonato aterrizó en Paraguay.
Ahí, en ese lugar al que lo llevó el trabajo, ha encontrado diferencias en las costumbres. En cuanto a comidas, especialmente en la típica, ve algunas similitudes. El boribori puede ser el sancocho. Para resaltar los asados y las clases de carnes, salta a la mesa la picaña. La cena es entrada la noche, no se puede comer antes de las 10:00, y la rumba comienza a las 11:00. Por la frontera con Brasil prevalece el rodizio. Lo más duro que le ha pegado es no encontrar un lugar como los que acostumbraba a visitar en Cúcuta. -La idea de salir del país es esa. Conocer otras maneras de comer, de vivir, de rumbear. Uno tiene que acoplarse a la situación y no la situación a uno.