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GASTÓN BERMÚDEZ - Caracas (Venezuela
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GASTÓN BERMÚDEZ
Caracas (Venezuela)
Este ingeniero de petróleos, graduado en la Universidad del Zulia, y con más de dos décadas de experiencia en la industria petrolera venezolana, en la que ocupó cargos técnicos y gerenciales, no llegó a Venezuela por voluntad propia. Lo llevaron. Los padres decidieron irse para Maracaibo a buscar nuevos horizontes. Tenían cinco hijos y Gastón apenas había cumplido un año.
Luego de un periodo en la capital del estado Zulia, estudió en Pamplona y regresó a Cúcuta. Obtuvo el título de bachiller en el colegio Sagrado Corazón. En diciembre, volvía a Maracaibo para pasar las fiestas de fin de año junto a la madre. Ingresó a la universidad, estudió ingeniería de petróleos y se quedó para siembre. Caracas, en la dictadura de Marco Pérez Jiménez, alcanzó el desarrollo urbanístico. Pasados largos años, la capital venezolana exhibe las mismas estructuras impulsadas por el gobierno de facto. La salvedad que puede hacerse, es que ahora esos edificios, carreteras y monumentos están deteriorados. - Es una lástima lo que ha sucedido con esta capital. Claro, llegará el momento en el que habrá que reactivarla para hacerla de nuevo pujante. La incertidumbre acerca del futuro es grande. La industria petrolera, el sostén económico del país, está colapsada.
La escasez de gasolina marca el punto de partida de la crisis y no se avizora un remedio para ese déficit de combustible en el que está sumergido el pueblo. Un día llega, al otro no hay. Un día tiene un valor irrisorio y al otro es costosa. Hay un desorden total y lo que ocurre ha sido el acabose para Venezuela. No puede hablarse de que un servicio esté en funcionamiento. Por el contrario, todo se deteriora de manera acelerada. -No se sabe cuándo será, ni cómo será, ni quién va a tomar las riendas del país para que pueda surgir. Ante esta situación grisácea que vive Venezuela, Gastón no ha pensado en salir. Reflexiona en que si no lo hizo cuando tenía menos edad, ahora no sería posible. No lo detienen las propiedades que pueda tener, por cuanto han perdido el valor real, no hay compradores y no hay a quién ofrecérselas. Y se pregunta. ¿A qué voy a salir? ¿Hacia dónde voy a ir? Por eso es preferible, mientras pueda, mantenerse allá, con la esperanza puesta en que en algún momento cambiará la situación.
En el 2000, recibió la jubilación. Montó una empresa de vigilancia física, pero la incertidumbre laboral le provocó dolores de cabeza. Un día se dio cuenta de que no era factible continuar con ese esfuerzo. -Ahora estoy comiéndome los ahorros. Un varón y dos mujeres integran la familia de
Gastón. Todos casados y le han dado cinco nietos. Los dos mayores viven en Atlanta (Estados Unidos). El hombre trabaja en negocios y la mujer es periodista. La última salió hace poco de Maracaibo con destino a Bogotá. La situación familiar para la mayoría es parecida a lo vivido en el hogar de Gastón. Los viejos se han quedado en casa, mientras los jóvenes han marchado al exterior. Para no extrañar las costumbres cucuteñas se hace a la idea que Colombia y Venezuela hacen parte de un solo patio, del mismo terreno. Acá come tamales y allá, hallacas.
Para no extrañar las costumbres cucuteñas se hace a la idea que Colombia y Venezuela hacen parte de un solo patio, del mismo terreno. Acá come tamales y allá, hallacas. El dialecto de Gastón o se identifica ni como colombiano ni como venezolano, porque pasó la vida entre los dos países. Así perdió de vista los modismos y los regionalismos.