¡¡¡RECUERDA!!! El próximo martes día 18, a las 7 de la tarde: Reflexión sobre “La alegría del Evangelio”. El viernes día 21 tenemos el VIACRUCIS. Lo anima el grupo de Confirmación.
A PROPÓSITO DEL TABOR SOFÁS Y TELENOVELAS
Antes decíamos que los enemigos del alma eran: “El demonio, el mundo y la carne”. Hoy añadimos dos, son grandes. Ellos solitos impiden el tener hambre y sed de la justicia que Jesús proclama e igualmente bloquean nuestros deseos de cambio, de mejora. Son éstos: El sofá y la telenovela. Me siento y percibo que vivimos muy acomodados, con la paz del cementerio. Porque muchas personas estamos bien. Nos acomodamos y estamos muy a gusto en nuestra casa al calorcito. Y siempre nos cabe el recurso de… “ya nos lo arreglarán” o de comentar lo mal que están las cosas… Algo que ha enganchado muchísimo a las personas son las telenovelas y las teleseries. Hay que tener cuidado de cuándo se ponen las reuniones para que no coincidan con los horarios de uno de esos culebrones que tanta curiosidad despiertan. No, no me olvido. También hay que saber cuándo hay fútbol. Son “momentos sagrados”. Qué fácilmente nos conmovemos ante la tragedia imaginaria de una telenovela o de ciertos programas de la tele, y con qué dificultad pasamos de lo virtual a lo real, al sufrimiento del vecino de al lado. Un día fui visitar a una familia. Los encontré llorando ante la tele, y al manifestarles que necesitaba hablar con ellos, me dijeron: “espera, que esto está muy emocionante, no nos lo podemos perder”. Hay formas de evadirnos de la realidad. Los chismorreos, los sentimentalismos nos atraen y el caudal de lágrimas que derramamos nos sirve de pretexto para no preocuparnos de los problemas reales que existen a nuestro lado. Propongo para esta cuaresma salir a la calle a ver los dramas y las alegrías que nos trae la vida. Es una forma de aterrizar en la acción que cambie y mejore la vida para todos. Contra el sofá y la comodidad: compromiso. Y contra la teleserie: la vida del barrio o de la ciudad. Un buen régimen para la salud física y moral.
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Tabor y Calvario
Domingo 2º Cuaresma CICLO A
16-03-2014
Soñar con golpes de fortuna, dejarse arrullar por promesas, esperar tiempos mejores, son una de tantas tentaciones del ser humano. Les pasó a los discípulos de Jesús. Ellos soñaban con el Reino a su manera, no a la manera del Maestro. Este lo ha percibido. Quiere prepararles para la gran prueba: la del Calvario, la del fracaso de las utopías, la del derrumbamiento de los sueños, la de la impotencia ante el mal, la del acoso injusto, la de la vergüenza de verse como seguidor de un condenado. En el Tabor experimentan el éxtasis. Qué gozada la de estar con el Señor, la de experimentar su gloria. Lo rubrica la espontaneidad de Pedro: ¡”Qué bien se está aquí”! E inmediatamente, la tentación de la instalación.“Pondremos tres tiendas…” Pobre Pedro. No quería saber lo que le esperaba siguiendo a Jesús. La voz que sale de la nube le saca a él de la nube de sus sueños y expectativas con respecto a Jesús. “Éste es mi Hijo amado. Escuchadlo”. Ahí reside el reto: ¡¡ESCUCHARLE!!! Escucharle cuando hable de cruz, de perdón, de servicio, de dar la vida, de liberarse de las cosas, de superar el ego preocupándonos por el prójimo. Éste es el Calvario que esperó y escandalizó a Pedro y que puede escandalizarnos a nosotros. Estamos avisados. ¿Por qué optas: por saborear la placidez de un Tabor sin problemas o la del Calvario forjador de fiedildades?
EscuchadLo
En otros tiempos, Dios había revelado su voluntad por medio de los “diez mandatos” de la Ley. Ahora la voluntad de Dios se resume y concreta en un solo mandato: escuchad a Jesús. La escucha establece la verdadera relación entre los seguidores y Jesús. (J.A. Pagola)
“Seis días después, tomó Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó a un monte alto a solas. Y se transfiguró ante ellos. Su rostro brillaba como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz”. Jesús nos invita al Tabor, a una experiencia gozosa de Dios, a subir con él a la montaña, a contemplar, sin dormirnos, la manifestación del Padre. Subir a la montaña, símbolo de lo inmenso y majestuoso, supone elevación, retiro, anhelo de limpieza y belleza, silencio gratificante, oración, paz, esfuerzo, tensión y sacrificio en el ascenso, lucha contra la comodidad, superación... Siempre más.
“En esto, vieron a Moisés y a Elías que conversaban con Jesús. Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: -Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres hago tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. La visión termina pronto. El Tabor es el punto de partida, no un lugar para quedarse. El ascenso, el encuentro con Dios no sólo no impide, sino que empuja al encuentro con l@s herman@s. Nos ayuda a eliminar temores, nos da fuerzas y ánimos para seguir adelante y para hacer viva nuestra fe de forma coherente y consecuente. Jesús nos invita a no instalarnos en nuestras tiendas de insolidaridad, egoísmo, superficialidad, comodidad, rutina... Nos anima a bajar de las nubes e implicarnos en la realidad de la vida cotidiana, a seguir viviendo y anunciando la Buena Noticia con rostro alegre y “transfigurado”. Estamos en camino. Seguimos a Jesús, Él nos precede y acompaña.
“Aún estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió, y una voz desde la nube decía: -Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco, escuchadlo”
“Nube” para los pueblos del desierto significa sombra, lluvia, vida, alegría, bendición. Siempre está relacionada con la proximidad de Dios luminoso, envolvente, maternal. Ahora el Padre no habla sólo a Jesús: “Tú eres mi hijo”. Se dirige a tod@s nosotr@s: “Éste es mi Hijo”. Él es mi Palabra. Lo que dice y lo que hace es mi Palabra. Vivid la Palabra de mi Hijo y os haréis hij@s. Vividla, y os haréis palabra.
“Al oír esto, los discípulos cayeron de bruces, aterrados de miedo. Jesús se acercó, los tocó y les dijo: -Levantaos, no tengáis miedo. Al levantar la vista no vieron a nadie más que a Jesús” La Ley y los Profetas han desaparecido. Sólo queda Jesús, su Voz, su Palabra, su Persona. El tierno gesto de Jesús, que se acerca y toca a los desconcertados y atemorizados discípulos, muestra cariño y deseo de transmitir seguridad y confianza. Así se acerca a nosotr@s, nos toca y nos quita todo temor, disipa toda angustia y nos devuelve la serenidad. No siempre es fácil asumir y aceptar que “sólo Jesús basta”. Puede resultar más fácil dar importancia a la ley, al templo, al culto, a las imágenes, a l@s sant@s, a quienes se considera representaciones de Dios... Lo fundamental es que sea Jesús, sólo Jesús, la luz y el motor de nuestra vida. El único al que debemos seguir y escuchar. Ésa será nuestra transfiguración. ¿Qué hago para conocer mejor el mensaje de Jesús y hacerlo vida? ¿Escucho su voz en cada persona y en los acontecimientos de cada día? ¿Me siento hij@ amad@ en todas las circunstancias de mi vida?