Corazón de María, necesitamos que el Espíritu de tu Hijo venga…
sobre nuestra aridez, sobre nuestra indiferencia, sobre nuestros miedos, sobre nuestro cansancio, sobre nuestra fragilidad, sobre nuestra frialdad y tibieza, sobre nuestras luchas, sobre nuestras indecisiones, sobre nuestras desuniones, sobre nuestros cálculos, sobre nuestras cobardías, sobre nuestros pesimismos, sobre nuestra falta de fe, esperanza y caridad.
PROYECTO EDUCATIVO EN LA INDIA
La parroquia, con motivo de sus 50 años de vida,quiere dejar realizada una obra social que perpetúe su inquietud en favor del tercer mundo. Para ello ha elegido el estado más pobre de la India -MEGHALAYA-, para impulsar un hermoso proyecto ya iniciado consistente en la AMPLIACION DE INSTALACIONES EDUCATIVAS Y CONSTRUCCIÓN DE UN SALÓN DE USOS MÚLTIPLES en lo que actualmente es el Colegio San Antonio Mª Claret (ClaretSchool). Este centro de la aldea de Mooksiang está ya funcionando y atendiendo a 720 alumnos/as venidos de las aldeas próximas en un radio de acción de 20 Km2. Durante los últimos años se ha llevado a cabo una importante tarea de concienciación de los padres sobre la importancia de la educación de los hijos. La escuela lleva ya funcionando 12 años en condiciones un tanto precarias y prestando un gran servicio a una población tribal y marginada en aquella zona paupérrima del país. Actualmente cuenta con estas instalaciones: terrenos de juego, una escuela primaria, un internado para niñas y otro para niños, y un dispensario. También dispone de un pozo de agua y un grupo electrógeno para suministrar corriente eléctrica en un lugar en el que los cortes de suministro son tan frecuentes. Nuestra aportación quiere ayudar a resolver el problema de la continuidad de los estudios primarios en el centro. Y a esto va dirigido el proyecto. Esperamos que os ilusione esta obra de la que tendremos información en los próximos meses.
PARROQUIA CORAZÓN DE MARÍA GIJÓN www.pacomargijon.org Avda. Pablo Iglesias, 82 985 37 09 44
Domingo X Ciclo C
5-6-2016
Jesús, el Dios amigo de la vida Jesús es siempre un sí rotundo a la vida. Él está entre las gentes y con las gentes como un don maravilloso de comunicación. Nunca estuvo el cielo más cerca de nosotros. Y este cielo, posible y realizable, Jesús lo plasmó no sólo en doctrina, sino en gestos y actuaciones compasivas. Se ha dicho muchas veces que Jesús es el rostro humano de Dios. Jesús rezumaba humanidad por todos los lados porque la comprensión del hombre era como el misterio salvador de Jesús. ¡Cuántos que se proclaman hoy jefes espirituales estarán lejos del Evangelio, de todo el entorno de la viuda de Naín! Proclaman la compresión y el respeto desde sus propias leyes, no desde la vida. Sí a la vida siempre, pero desde la libertad, desde Jesús. Qué maravilloso sería que hiciéramos transparente y vivo este evangelio desde lo que nos dice el Vaticano II: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres o de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Jesús. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón” (“Gaudium et spes” nº 1).
ESCUCHA LA VOZ DEL SEÑOR
COMPRENDIENDO EL EVANGELIO
1ª lectura: 1Reyes 17,17-24 En aquellos días, cayó enfermo el hijo de la señora de la casa. La enfermedad era tan grave que se quedó sin respiración. Entonces la mujer dijo a Elías: «¿Qué tienes tú que ver conmigo? ¿Has venido a mi casa para avivar el recuerdo de mis culpas y hacer morir a mi hijo?» Elías respondió: «Dame a tu hijo.» Y, tomándolo de su regazo, lo subió a la habitación donde él dormía y lo acostó en su cama. Luego invocó al Señor: «Señor, Dios mío, ¿también a esta viuda que me hospeda la vas a castigar, haciendo morir a su hijo?» Después se echó tres veces sobre el niño, invocando al Señor: «Señor, Dios mío, que vuelva al niño la respiración.» El Señor escuchó la súplica de Elías: al niño le volvió la respiración y revivió. Elías tomó al niño, lo llevó al piso bajo y se lo entregó a su madre, diciendo: «Mira, tu hijo está vivo.» Entonces la mujer dijo a Elías: «Ahora reconozco que eres un hombre de Dios y que la palabra del Señor en tu boca es verdad.»
San Lucas nos presenta un nuevo encuentro de Jesús, esta vez con el dolor personificado en una madre viuda cuyo hijo llevan a enterrar. El domingo pasado Jesús curaba a un criado del militar romano y elogiaba su fe. El próximo domingo se encontrará con una mujer pecadora y elogiará su amor. En los dos casos, se trata de gente que confía en Jesús y por eso acude a él. El encuentro de hoy es distinto: podríamos decir que es el encuentro de Jesús con el dolor humano, con la tragedia humana. Jesús se conmueve y sin que nadie le pida nada, salva (es decir, da vida). La narración que hemos escuchado hoy es tan sencilla como conocida. Jesús -como tantas veces en los evangelios y especialmente en el de Lucas- va de camino. Al acercarse a la pequeña ciudad de Naín se encuentra con un entierro muy concurrido, no precisamente porque se tratara de alguien muy importante, sino porque se trataba de una defunción que había conmovido profundamente: quien había muerto era un joven, un muchacho (y siempre conmueve la muerte de un joven) que además era el hijo único de una viuda. Conviene recordar que, en aquella sociedad en que la mujer era siempre una persona dependiente del hombre sin posibilidad de sustento propio, ello representaba además que aquella viuda se quedaba sin ningún apoyo ni sustento, totalmente desamparada al no tener ya ni marido ni hijos. Según la narración, nadie le pide nada a Jesús. Según la narración -y eso es bastante excepcional en la literatura evangélica-, no hay ningún acto previo de fe o de confianza en Jesús. Según la narración, es el simple encuentro de Jesús con el dolor, con aquella tragedia humana, que le hace actuar. Constata simplemente el evangelio: “le dio lástima”. Y Jesús dice a la madre “no llores” y al muerto “levántate”. “Y Jesús se lo entregó a su madre”.
2ª lectura: Gálatas 1,11-19
Evangelio de San Lucas 7,11-17 Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba. Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: «No llores.» Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: «¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!» El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: «Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.» La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.
“El secreto de la existencia humana no consiste solamente en vivir, sino en saber para qué se vive”
“Hemos aprendido a volar como los pájaros y a nadar como los peces, pero aún no hemos aprendido a vivir como hermanos”
(Dostoyevski)
(M. Luther King)
“No lo hagas, si no conviene. No lo digas, si no es verdad” (M. Aurelio) “La transformación de las culturas pasa por la transformación de las personas” (Latourelle)
“No vemos las cosas como son. Vemos las cosas como somos” (Anaïs Nin)