VIDA PARROQUIAL LUNES, DÍA 26: Toma de posesión de nuestro nuevo párroco el P. Juan Lozano Belmonte. Tendrá lugar en el misa del 19,30 y estará presidida por el Vicario de nuestro arzobispo para Gijón D. Adolfo Mariño. DOMINGO 2 DE OCTUBRE: Presentación a la parroquia del P. Juan Lozano como nuevo párroco de la misma. Tendrá lugar en la Eucaristía de las 13,00 h.
INTERROGANTES TRAS UN VERANO La vida me ha regalado de nuevo una oportunidad llena de posibilidades, de experiencias enriquecedoras, de sueños de libertad, de renovación de la vida, de soltar el corazón, de enriquecer mi sensibilidad, de compartir el gozo, de tonificar la vida .Es eso que llamamos el verano, las vacaciones… Se bajó el telón de las mismas. Comienza esta marcha apasionante del diario quehacer, del placer del trabajo bien hecho, de la sublime misión de poner amor en lo que hacemos, de descubrir la alegría que se esconde tras la rutina de lo que nos resulta tan poco novedoso. Es el paisaje de los días ordinarios. Llegados a este momento nos planteamos algunos interrogantes que nos ayuden a aprender de lo vivido y a potenciar el presente. ¿Qué me queda de lo vivido en este verano recién acabado? ¿Qué huella he podido dejar en mis múltiples encuentros con otras personas: positiva, negativa, ilusionante, decepcionante? ¿He consumido egoístamente mi tiempo libre o he reservado algo del mismo para hacer felices a los demás? ¿He sabido descubrir a Dios en mis contactos con la naturaleza: sol, playa, montaña? ¿He pensado alguna vez en todas esas personas que con su trabajo han hecho posible mi descanso y mi disfrute?
PARROQUIA CORAZÓN DE MARÍA GIJÓN www.pacomargijon.org
Avda. Pablo Iglesias, 82
985 37 09 44
Domingo XXVI Tiempo Ordinario
Ciclo C
25-09-2016
Estamos de vuelta, sí, y de vuelta a la realidad. Y esta vez con novedades. Un nuevo curso, una nueva singladura y…, esta es la novedad más llamativa, un nuevo patrón del barco, un nuevo párroco, el P. Juan Lozano Belmonte. Y, como todo eso que abordamos desde lo desconocido, -nadie tiene la manija del futuro- un curso por delante que esperamos sea ilusionante y fecundo pastoralmente hablando. Uno se va, el P. Honorato Sanz, y otro viene, el P. Juan Lozano Belmonte. cargado de dinamismo y proyectos. Al que se va, el P. Honorato Sanz, un cálido ¡¡¡GRACIAS!!! por todo lo que nos ha dejado, por todo lo que se ha dado y por todo lo que nos ha servido como hermano en la fe durante estos tres años de estancia entre nosotros, dos de ellos como párroco. Y al que llega, el P. Juan Lozano, un cálido abrazo de acogida y una actitud de disponibilidad para caminar juntos haciendo comunidad cristiana siguiendo el camino y el proyecto de Jesús.
Nuevo párroco: Juan Lozano Belmonte Nacido en Madrid el 21 de abril de 1970. Estudios teológicos en Colmenar Viejo (Madrid) Profesión religiosa: 9/9/95 Ordenación sacerdotal: 17/03/2001
AL CALOR DE TU PALABRA
COMENTARIO A LA PALABRA DEL DOMING0
1ª lectura: AMOS 6,1.4-7
La parábola del rico epulón es de sobra conocida. Protagonistas: un rico, despreocupado, que “banquetea espléndidamente”, ajeno al sufrimiento de los otros, y un pobre mendigo, Lázaro, a quien “nadie daba nada”, sólo los perros. Dos hombres distanciados por un abismo de egoísmo e insolidaridad que puede resultar definitivo, por toda la eternidad, según la advertencia de Jesús. Intentamos adentrarnos en el pensamiento del Maestro de Nazaret. Cabía esperar que nos lo pintara cono explotador y opresor de sus siervos. Nada de eso. No está ahí su pecado. Hasta podía parecer “un buen rico”, pero eso sí, desentendido del sufrimiento ajeno causado por su INSENSIBILIDAD Y LEJANÍA DE CORAZÓN con respecto a los pobres y necesitados de su entorno. El rico es condenado sencillamente porque disfruta despreocupadamente de su riqueza sin acercarse a la necesidad del pobre Lázaro. Esta es la convicción profunda de Jesús. La riqueza en cuanto “apropiación excluyente de la abundancia”, no permite el crecimiento del ser humano, sino que lo destruye y deshumaniza, pues lo va anestesiando contra el dolor ajeno haciéndole insolidario e indiferente. La parábola es un reto a nuestra vocación de solidaridad. Es una nueva versión de las exigencias de aquella otra parábola tan revolucionaria, la del buen samaritano. ¿Podemos seguir organizándonos nuestras “cenas de fin de semana” y continuar disfrutando alegremente de nuestro bienestar, cuando el fantasma de la pobreza está ya amenazando a muchos hogares? Nuestro gran pecado puede ser la apatía social y política. El paro se ha convertido en algo tan “normal y cotidiano” que ya no escandaliza a nadie. Nos encerramos cada uno en “nuestra vida”, en nuestro exiguo bienestar, y nos quedamos ciegos e insensibles ante la frustración, la humillación, la crisis familiar, la inseguridad y la desesperación de tantos hombres y mujeres que pasean sus penurias y estrecheces ante nuestros ojos sin que nos enteremos.de sus gritos de angustia perdidos en el desierto de la sordera social.
“Así dice el Señor todopoderoso: «¡Ay de los que se fían de Sión y confían en el monte de Samaría! Os acostáis en lechos de marfil; arrellenados en divanes, coméis carneros del rebaño y terneras del establo; canturreáis al son del arpa, inventáis, como David, instrumentos musicales; bebéis vino en copas, os ungís con perfumes exquisitos y no os doléis del desastre de José. Pues encabezarán la cuerda de cautivos y se acabará la orgía de los disolutos.”
2ª lectura: TIMOTEO 6,11-16
“Hombre de Dios, practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza. Combate el buen combate de la fe. Conquista la vida eterna a la que fuiste llamado, y de la que hiciste noble profesión ante muchos testigos. En presencia de Dios, que da la vida al universo, y de Cristo Jesús, que dio testimonio ante Poncio Pilato con tan noble profesión: te insisto en que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche, hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, que en tiempo oportuno mostrará el bienaventurado y único Soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único poseedor de la inmortalidad, que habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A él honor e imperio eterno. Amén.”
Evangelio de San Lucas 16,19-31
“En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: «Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico. Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas. Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó: “Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas.” Pero Abrahán le contestó: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces. Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros.” El rico insistió: “Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento.” Abrahán le dice: “Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen.” El rico contestó: “No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán.” Abrahán le dijo: “Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto.”»