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VIDA PARROQUIAL 1. El lunes, día 16, a las 17,30 H. “CHARLA-COLOQUIO” sobre SEGURIDAD CIUDADANA PARA MAYORES, orientada por Dn. Luis Claudio Alperi. Tendrá lugar en los salones de la parroquia. 2. La colecta de este fin de semana es por la Iglesia Diocesana.

El mundo cambia con tu ejemplo no con tu opinión

PARROQUIA CORAZÓN DE MARÍA GIJÓN www.pacomargijon.org

Avda. Pablo Iglesias, 82

985 37 09 44

Domingo XXXIII Tiempo Ordinario

Ciclo B

15-11-2015

Llama la atención el escaso número de creyentes que toma el evangelio en sus manos para hacer de él su “manual de vida”. Les resulta más cómodo aguantar un sermón que someterse a “un careo” con la Palabra de Dios. ¿Será que ésta no tiene nada que aportar ya a sus vidas suficientemente programadas? ¿O será más bien que rehúyen las complicaciones derivadas de someterse a esta difícil “prueba de contraste” que es el estilo de vida de Jesús?¿Será que en el fondo nosda miedo comprobar ese desagradable desafino de nuestra vida personal con la melodía que nos dejó Jesús en el pentagrama de su vida? Hay quienes hacen del evangelio un parapeto para defender sus propias ideas. Otros sólo buscan normas seguras que les permitan saber a qué atenerse para ganar el cielo. Sin embargo, sólo hay una postura válida y convincente: la de aquellos que buscan a Jesús para hacer de Él un amigo y un Maestro de vida.Los que se sienten satisfechos con “su fe”, acaban siendo impermeables a la fuerza transformadora del mensaje de Jesús y su persona. La Palabra de Jesús, su vida, será siempre un foco incómodo para los que buscan la tiniebla que encubra sus negocios sucios. En cambio, será un amanecer de luz para quienes buscan el camino que les conduzca a la plenitud de vida, a la plenitud de gozo, a la plenitud de sentido?


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us Palabras alientan mi Vida

Daniel 12, 1-3

Por aquel tiempo se levantará Miguel, el arcángel que se ocupa de tu pueblo: serán tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora. Entonces se salvará tu pueblo: todos los inscritos en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo despertarán: unos para vida eterna, otros para ignominia perpetua. Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad.

Salmo responsorial: “Protégeme, Dios mío, me refugio en ti”. Hebreos 10,11-14.18

Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados. Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio.

Marcos 13, 24-32

En aquel tiempo, , dijo Jesús a sus discípulos: «En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte. Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.»

AL FINAL, DIOS “El cielo y la tierra pasarán”

El fin del mundo no es un mito desfasado, sino un horizonte que sigue fascinando o estremeciendo al hombre de hoy. Basta pensar en tantas películas que reflejan la inseguridad última de la especie humana (El coloso en llamas, La Profecía, Apocalypse Now). Más desconcertante resulta recordar los «suicidios en masa» que se dieronen los 30 últimos años del siglo pasado. El motivo que los impulsó a tan trágica decisión siempre parece el mismo: liberarse de este mundo próximo ya a ser destruido, para ser trasladados a un mundo mejor. En el fondo, siguen vivas las visiones apocalípticas de origen judío sobre el final de la historia como una catástrofe cósmica en la que el mundo es destruido por un gran incendio mientras los astros se apagan y las estrellas se derrumban, aunque hayan sido sustituidas en parte por los temores modernos a una conflagración mundial o a un desastre ecológico universal. Todas estas fantasías son muy apocalípticas pero no son cristianas. Lo cristiano no es la destrucción y el final de la vida, sino la creación nueva del universo y el comienzo de la verdadera vida. Lo propio de la esperanza cristiana no es la destrucción, sino la nueva creación, no la aniquilación de la vida, sino el nuevo comienzo de Dios. Esta es la afirmación central del libro cristiano del Apocalipsis: «He aquí que hago nuevas todas las cosas» (Ap 21, 5). Al final, está Dios. No cualquier Dios, sino el Dios revelado en Jesucristo. Un Dios que quiere la vida, la dignidad y la dicha plena del ser humano. Todo queda en sus manos. Él tiene la última palabra. Un día cesarán los llantos y el terror, y reinará la paz y el amor. Dios creará «unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habitará la justicia» (2 Pe 3, 13). Esta es la firme esperanza del cristiano enraizada en la promesa de Cristo: «El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán» (Mc 13, 31).


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