RECUERDA: El próximo sábado, día 11, misa de primeras comuniones a las 13h. Seguimos celebrando el mes de mayo en la misa de la tarde.
D í a
EN CLAVE DE HUMOR. “TIEMPO DE PASCUA, TIEMPO DE SONREIR”
d e l
JESÚS Y LOS ENFERMOS
e n f e r m o
Una larga lista de personas curadas por Jesús: la suegra de Pedro, la mujer que padecía flujo de sangre, la hija de la mujer siro-fenicia, el ciego Bartimeo, el criado del centurión romano; los diez leprosos, los ciegos que encontró en su camino hacia Jerusalén y los dos ciegos que pedían limosna, la mujer encorvada, el paralítico que sus amigos descolgaron por el techo, el hombre de la mano paralizada; el endemoniado epiléptico, el tartamudo sordo; el paralítico de la piscina de Siloé, y a muchísimos enfermos más. Jesús contagia salud y vida. Las gentes de Galilea lo sienten como alguien que cura porque está habitado por el Espíritu y la fuerza sanadora de Dios. Aunque, al parecer, Jesús utiliza en alguna ocasión técnicas populares, como la saliva, lo importante no es el procedimiento que pueda emplear en algún caso, sino Él mismo: la fuerza curadora que irradia su persona. La gente no acude a Él en busca de remedios o recetas, sino para encontrarse con Él. Lo decisivo es el encuentro con el curador. La terapia que Jesús pone en marcha es su propia persona: su amor apasionado a la vida, su acogida entrañable a cada enfermo o enferma, su fuerza para regenerar a la persona desde sus raíces, su capacidad de contagiar su fe en la bondad de Dios. Su poder para despertar energías desconocidas en el ser humano creaba las condiciones que hacían posible la recuperación de la salud. Hoy, día del enfermo, la invitación es a encontrarnos con este Jesús. Hay mucho que curar dentro de nosotros, pero sobre todo, hay mucha VIDA que recuperar.
QUE NO TIEMBLE VUESTRO CORAZÓN Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde ante la ironía de los que están de vuelta sin haber ido a ninguna parte; ante el sarcasmo de los que se ríen de todo, lo divino y lo humano; ante el desprecio de los que se creen posmodernos, ultramodernos y otras “moderneces”; ante la credulidad de los que se embotan de misticismos oscurantistas al uso. No os lo digo para que menospreciéis a otros. Os lo digo para sigáis creyendo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde ante los tiempos recios que os toca vivir; Los espabilados se aprovechan de la buena fe de la gente. Los especuladores se benefician de lo que sea y de donde sea; quien hace la ley, hace la trampa y se la salta olímpicamente, por arriba o por abajo. El negocio es el negocio, dicen, el lucro ante todo y sobre todo. Así las cosas corren peligro la fe en el hombre y la confianza en la bondad básica del mundo. No os lo digo para desmoralizaros, sino para que sigáis creyendo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde viendo cómo el que puede no se priva de sacarle partido a su astucia, aunque vosotros podáis poco. Pero la pillería se contagia: (si él si, ¿por qué no yo?) Codiciáis como el que más aunque no consigáis mucho. Vuestra malicia no pasa de picaresca. Sois unos cucos de poco alcance, vamos.
Francisco tuvo este gesto con un guardia encargado de su seguridad. Recientemente, cuando el Papa salía de su departamento en Santa Marta, se encontró con un Guardia Suizo detrás de su Puerta. El Papa, le preguntó qué hacía ahí, y que si había estado despierto toda la noche. - “Si”, contestó respetuosamente el guardia. - ¿De pie? preguntó el Papa. ¿No se ha cansado? - ” Es mi deber Su Santidad, por su seguridad”. El Papa, lo miró amablemente, regresó a su departamento, y transcurridos algunos minutos volvió, de nuevo, trayendo entre sus manos una silla. - Al menos, siéntese y descanse – dijo S.S. Muy sorprendido, el guardia le respondió: - ” Discúlpeme Su Santidad, pero no puedo, las reglas no lo permiten”. - ” ¿Las reglas?”, dijo Francisco. - ” Mi capitán Su Santidad”, respondió el Guardia. - “Bueno, pero yo soy el Papa y le pido que se siente”. Un poco más tarde, el Papa regresó con un poco de pan y jamón, lo entregó al guardia y le dijo: - ” Bon apettit (buen provecho), hermano mío”.