DECÁLOGO DE LA SERENIDAD HOMENAJE AL BUEN PASTOR JUAN XXIII 1. Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez. 2. Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto, cortés en mis maneras no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie sino a mi mismo. 3. Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino también en este. 4. Sólo por hoy me adactaré las circunstancias, sin pretender que todas las circunstancias se adapten a mis deseos. 5. Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura, recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma. 6. Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie. 7. Sólo por hoy haré por lo menos una sola cosa que no deseo hacer, y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere. 8. Sólo por hoy me haré un programa detallado, quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré y me guardaré de dos calamidades: La prisa y la indecisión. 9. Sólo por hoy creeré aunque las circunstancias demuestren lo contrario, que la buena providencia de Dios se ocupa de mi como si nadie más existiera en el mundo. 10. Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y creer en la bondad.
¡¡¡RECUERDA!!! El próximo sábado, día 17, tendremos la UNCIÓN DE ENFERMOS en la misa de las 5. Esa misma mañana, a la una, habrá PRIMERAS COMUNIONES.
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“Yo soy la Puerta de las Ovejas” (Jn 10, 7)
Domingo 4º Pascua CICLO A
11-05-2014
El evangelio de hoy es una crítica a los dirigentes del pueblo: los religiosos y los políticos. No sirven al pueblo sino que se sirven de él. Miran mucho más por sus intereses personales que por el bien común. Este evangelio es la historia de un pastor y su rebaño. Algo muy simple. Él, el pastor, llama a sus ovejas, una a una, porque las conoce, las saca fuera y marcha delante de ellas y ellas lo siguen porque conocen su voz. Jesús les explica que la puerta “de las ovejas” es él, que hay que pasar por Él, experimentar su amor, comulgar con su misión, para poder seguirle. También hoy nos llamamos y somos seguidores de Jesús. El seguimiento no consiste en primer lugar en aprender y transmitir las enseñanzas de Jesús. El seguimiento de Jesús no es ideología, no es moralismo o mera imitación de conductas. ¿Qué es seguir a Jesús? Es tener con Él una relación estrecha. Es hacer que su recuerdo y su presencia estén dinamicen mi vida. Es hacer de su fe nuestra fe y hacer de su esperanza nuestra esperanza. Es asimilar sus criterios, sus actitudes y manera de vivir y comportarse con la gente, adecuándolos a nuestro tiempo. Es continuar realizando el “sueño” por el que Jesús dio su vida: hacer de nuestro mundo una familia en convivencia fraterna en la que se pueda percibir que Dios -su amor- REINA en ella.
Palabras de Vida
Pedro les contestó: «Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo para que se os perdonen los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos y, además, para todos los que llame el Señor, Dios nuestro, aunque estén lejos.» Con estas y otras muchas razones les urgía, y los exhortaba diciendo: «Escapad de esta generación perversa.» (Hch 2,40) En aquel tiempo, dijo Jesús: “Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas”.
Os aseguro que soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. “Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante” María, Maestra de los discípulos de Cristo “La Iglesia, cuando busca a Cristo, llama siempre a la casa de la Madre y le pide: «Muéstranos a Jesús». De ella se aprende el verdadero discipulado. He aquí por qué la Iglesia va en misión siguiendo siempre la estela de María (•••). Queridos amigos, hemos venido a llamar a la puerta de la casa de María. Ella nos ha abierto, nos ha hecho entrar y nos muestra a su Hijo. Ahora ella nos pide: «Hagan todo lo que él les diga» (Jn 2,5). Sí, Madre, nos comprometemos a hacer lo que Jesús nos diga. Y lo haremos con esperanza, confiados en las sorpresas de Dios y llenos de alegría” (Papa Francisco. 24 de julio de 2013)
DIOS NO ESTÁ EN CRISIS
Es más frecuente de lo que pensamos. Los creyentes decimos creer en Dios, pero en la práctica vivimos como si no existiera. Éste es también el riesgo que tenemos hoy al abordar la crisis religiosa actual y el futuro incierto de la Iglesia. Vivir estos momentos de manera «atea». Ya no sabemos caminar en la «presencia de Dios». Analizamos nuestras crisis y planificamos el trabajo pensando sólo en nuestras posibilidades. Se nos olvida que el mundo está en manos de Dios, no en las nuestras. Ignoramos que el «Gran Pastor» que cuida y guía la vida de cada ser humano es Dios. Vivimos como cristianos «huérfanos» que han perdido a su Padre. La crisis nos desborda. Lo que se nos pide nos parece excesivo. Es imposible perseverar con ánimo en una tarea, cuando no se ve el éxito por ninguna parte. Nos sentimos solos y cada uno se defiende como puede. Según el relato evangélico, Jesús está en Jerusalén comunicando su mensaje. Es invierno y, para no enfriarse, se pasea por uno de los pórticos del templo, rodeado de judíos que lo acosan con sus preguntas. Jesús está hablando de las «ovejas» que escuchan su voz y le siguen. En un momento determinado dice: «Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre». Según Jesús, «Dios supera a todos». Que nosotros estemos en crisis, no significa que Dios está en crisis. Que los cristianos perdamos el ánimo, no quiere decir que Dios se haya quedado sin fuerzas para salvar. Que nosotros no sepamos dialogar con el hombre de hoy, no significa que Dios ya no encuentre caminos para hablar al corazón de cada persona. Que las gentes se marchen de nuestras Iglesias, no quiere decir que se le escapen a Dios de sus manos protectoras. Dios es Dios. Ninguna crisis religiosa y ninguna mediocridad de la iglesia podrán «arrebatar de sus manos» a esos hijos e hijas a los que ama con amor infinito. Dios no abandona a nadie. Tiene sus caminos para cuidar y guiar a cada uno de sus hijos, y sus caminos no son necesariamente los que nosotros le pretendemos trazar. José Antonio Pagola