La vida y el martirio de estos 23 hermanos claretianos, modelos e intercesores nuestros, presenta rasgos comunes, que haremos HÉROES bien en meditar en sus biografías. Y TESTIGOS Son verdaderos creyentes que, ya antes de afrontar el martirio, eran personas de fe y oración, particularmente centrados en la Eucaristía y en la devoción a la Virgen. Durante su cautiverio hicieron todo lo que estaba a su alcance, a veces con verdaderos alardes de imaginación, para participar en la Misa, comulgar o rezar el rosario, incluso cuando esto suponía un gravísimo peligro para sus vidas. En todo ello mostraron aquella firmeza en la fe que San Pablo se alegraba tanto de ver en los cristianos de Colosas (cf. Col 2, 5). Los mártires no se dejaron engañar “con teorías y con vanas seducciones de tradición humana, fundadas en criterios mundanos y no en Cristo” (Col 2, 8). Por el contrario, fueron cristianos de fe madura, sólida, firme. Rechazaron, en muchos casos, los halagos o las propuestas que se les hacían para arrancarles un signo de apostasía o simplemente de minusvaloración de su identidad cristiana. Juntamente con ellos serán beatificados tres obispos así como un buen grupo de sacerdotes diocesanos, sobre todo de Tarragona, y muchos religiosos y religiosas: benedictinos, hermanos de San Juan de Dios, hermanos de las escuelas cristianas, siervas de María, hijas de la caridad, redentoristas, misioneros de los Sagrados Corazones, operarios diocesanos, hijos de la Divina Providencia, carmelitas, franciscanos, dominicos, hijos de la Sagrada Familia, calasancias, maristas, paúles, mercedarios, capuchinos, franciscanas misioneras, trinitarios, carmelitas descalzos, mínimas, jerónimos; también seminaristas y laicos. La mayoría de ellos eran jóvenes. Son la aureola de una Iglesia que nos llama a vivir nuestra fe de forma testimoniante y coherente. RECUERDA…. que el próximo domingo, día 20, es el DOMUND y que a las 12,30 tendremos la celebración del ENVÍO. ….Que le lunes, día 21, comienza el triduo al P. Claret.
ESPLENDOR DE UNA SANGRE Hoy, día 13 de octubre, en Tarragona, se está celebrando la beatificación de 522 mártires, que rubricaron con el derramamiento de su sangre su fe en Cristo. Pero su epopeya no debe prestarse a confusiones. Conviene recordar que, durante la persecución religiosa de la España del 36, nuestros mártires no fueron combatientes de la resistencia, ni portaron armas, ni murieron intentando matar. Tampoco fueron revolucionarios fanáticos atraídos por mesianismos ideológicos; ni siquiera opusieron resistencia rabiosa y violenta en su desesperada y extrema situación. Como señaló Benedicto XVI con acierto, su testimonio no trae un mensaje sociorevolucionario como el de Espartaco… sino al estilo de Jesús, que no era un combatiente por una liberación política como la que propugnaba Barrabás. Jesús propiciaba una transformación del mundo desde el fermento del amor. Esta fue la única y poderosa razón que les mantuvo firmes en su fe hasta el fin. Los Mártires claretianos de Fernán Caballero (Ciudad Real), Sigüenza y Tarragona, como los restantes, recibieron el don supremo de asemejarse al Señor, quien derramó su sangre por puro amor. Como Cristo, ellos dieron la vida por quienes se la quitaban. Así fue como hicieron surgir vida de la muerte. Hoy, los nuevos mártires constituyen un grito de ánimo para vivir nuestra fe con dignidad y un aldabonazo para superar nuestra mediocridad.
DOMINGO XXVIII, CICLO C. 1º3.10.13