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arte ideas ansia vida posibilidad / año 2 núm. 4 issn en trámite mayo-agosto 2012



editorial

Círculos dentro de círculos

Héctor Zavala

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or más que nos esforcemos por resaltar lo luminoso, lo bueno de nuestros lugares y tiempo, se asoman las sabandijas. México está lleno de gente sin futuro, de cuerpos temerosos y empobrecidos separados de sus propios sueños. En los siguientes versos de Gabriel Celaya escritos hace más de 50 años durante el franquismo, se percibe algo oscuro y terrible que por desgracia podríamos fácilmente trasladar al presente en nuestro país: Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos, nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. Estamos tocando el fondo.

En medio del desencanto #Yo soy 132 muestra el descontento de los jóvenes que más información tienen, los universitarios, y su voz surgida por el uso sesgado de la información respecto a las elecciones presidenciales también se ha referido a grandes problemas escondidos por los gobernantes. Tal vez los universitarios han sido los que más claramente muestran sus opiniones, pero el resto de la juventud también piensa y siente. El doctor Enrique Cuna Pérez, sociólogo de la uam-Iztapalapa, realizó un estudio de septiembre a diciembre de 2011 financiado por las Naciones Unidas en el que ofrece el dato de que el porcentaje de los jóvenes que no querían votar llegaba a 75%; esto habla de un “desencanto con la democracia” debido a la corrupción, la impunidad y la falta de oportunidades económicas. Cuna Pérez considera que “... los jóvenes no están tan alejados de la democracia, están alejados de la democracia mexicana, ellos se consideran a sí mismos como demócratas; consideran el valor

del voto, pero ellos no están dispuestos a votar en la democracia mexicana” (excelsior.com.mx, 16 de abril de 2012). Afortunadamente las elecciones personales no se detienen y a través de ellas nos construimos diariamente; aunque habrá que decirlo, el número de opciones se cierra drásticamente tanto con la pobreza como con la falta de mundos internos. La reja —la cárcel inversa— es lo de hoy; y no solamente la de hierro que vemos en la tiendita de la esquina o en los cajones de estacionamiento de la “unidad” habitacional, sino también la que no deja que nadie se nos acerque: desconfiamos de todos, buscamos los motivos ocultos, olemos la malicia a grandes distancias. Ahora nos movemos sólo en círculos interconectados cada vez más cerrados, con verdaderos códigos de pertenencia y claves de acceso. Transitamos por estos círculos al atender o ejercer algún tipo de poder a sabiendas de que se encuentran dentro de otros más amplios y menos controlables. También hay círculos gigantescos, como el económico o el del gobierno, que dictan y disponen sin que podamos ni siquiera opinar y de los cuales finalmente no podemos excluirnos.


directorio

c  o  n  t e nido 4

Universidad Autónoma Metropolitana

Cuerpo en llamas Francisco X. Alarcón

Rector General | Dr. Enrique Fernández Fassnacht Secretaria General | Mtra. Iris Santacruz Fabila

Las telenovelas: otro enfoque

Verónica Vázquez Mantecón

Unidad Xochimilco

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Rector de Unidad | Dr. Salvador Vega y León Secretaria de Unidad | Dra. Patricia E. Alfaro Moctezuma

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Si yo fuera presidente, ¿cuál sería mi gabinete? Rene Avilés Fabila

ranAzul Director | Héctor Zavala Sánchez Editor | David Gutiérrez Fuentes

Los infortunios del poder Andrés de Luna

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Consejo asesor | René Avilés Fabila, Raúl Hernández Valdés, Andrés de Luna Olivo y Cynthia Martínez Benavides

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Trabajo tipográfico | Ana Bertha Galván Mata Cuidado de la edición | Lourdes Gómez Voguel

Nota sobre la lectura de cargos Marian Pipitone

Diseño gráfico | Hugo Adrián Ábrego García

La depresión postmando

Relaciones públicas | Alicia Ortiz Serna

Víctor López Cámara

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De la serie Confesiones Karla Paniagua R.

Aquí les dejamos estos muertitos

Raúl Rene Villamil Uriarte

Créditos de imágenes Portada Personaje en el Manicomio, de Andrés Vázquez Gloria. Técnica mixta,120 x 90 cm. Contraportada: Futuro, de Helios Jonatan Hernández Ramírez. Técnica mixta sobre opalina, 57 x 36 cm. 2ª de forros: Ahí les va el poder, de Avelino. Técnica ilustración digital, 26 x 21 cm. 3ª de forros y páginas 1, 8 y 22: fotografías de Hugo Ábrego.

Interiores Página 4: Un vacío nos aplasta, de Mercedes Lozano Castillo. Técnica grafito sobre papel, 87 x 57 cm. Página 5: Dominio, de José Carlos Martínez Campos. Técnica grafito sobre papel, 87 x 57 cm. Páginas 6-7: La familia final, de José Jair Meza Lemus. Técnica grafito sobre papel, 57x87 cm. Página 13: Fotografía de Jazmín Adrián.

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Página 14: ¡Ja,ja!, de Fernando Manuel Verdi Hernández. Técnica grafito sobre papel, 57 x 87 cm. Páginas 20 y 23: Fotografías de Aurora Guzmán López, “Géneros Fotográficos”, 8º. Semestre Licenciatura en Diseño gráfico, Fes-Acatlán. Página 21: Fotografía de Griselda Espíndola González, “Géneros Fotográficos”, 8º. Semestre Licenciatura en Diseño gráfico, Fes-Acatlán.


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Nuestro drama económico Federico Novelo U.

Cabiria y su status de inocencia Perla Schwartz

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La transición entre dos maneras de usar el lenguaje Luis Porter

Mujer y el poder de lo materno Lore Aresti de la Torre

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Taller Leñateros

Siglo xxi

David Gutiérrez Fuentes

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Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de la Universidad Autónoma Metropolitana

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La dureza del arte. La vida en la obra de Andrés Vázquez Gloria Héctor Zavala

Dossier gráfico de Andrés Vázquez Gloria

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Página 24: Fotografía de Roberto Flores Pérez, “Géneros Fotográficos”, 8º. Semestre Licenciatura en Diseño gráfico, Fes-Acatlán. Páginas 26, 27, 28 y 29: La fuga, de José Jair Meza Lemus Cynthia Pozos Jiménez. Técnica grafito sobre papel, 57 x 87 cm. Página 32: El monstruo del monstruo, de Raúl Tame. Técnica tinta sobre papel, 40 x 30 cm. Página 35: Sin título, de Hugo Ábrego. Técnica ilustración digital, 21 x 26 cm.

ranAzul, Año 2, No. 4, mayo-agosto del 2012, es una publicación cuatrimestral editada por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco, a través de la Coordinación de Extensión Universitaria. Edificio A, tercer piso, Calzada del Hueso No. 1100, Col. Villa Quietud, Del. Coyoacán, C.P. 04960, México, D.F. Tel. 54837333, 7320, Editor responsable: David Gutiérrez Fuentes. Reserva de derechos al uso exclusivo No. 04-2011062209001100-102, ISSN en trámite. Certificado de Licitud de Título y de Contenido otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación No. 15294. Impresa por Impresos Record (Miguel Leopoldo Vázquez Alcántar) Samahil 347, Col. Jardines del Ajusco, Del. Tlalpan C.P. 14200. Este número se terminó de imprimir en mayo del 2012 con un tiraje de 2000 ejemplares.

Página 40: Agujero negro supermasivo. Título de la entrada en la que aparece la imagen, tomada del blog Experimentemos de Wordpress: bit.ly/MvtpLG. Nombre del archivo citado en la fuente: agujero-negro1.jpg. Páginas 43, 44, 47 y 53: Nebulosa de Veil, 20.5 x 41 cm; Universo en expansión, 21.5 x 28 cm, de Héctor Zavala. Técnica ilustración digital. Página 48: El sueño del pez, de Rocío Arias Puga. Técnica grafito sobre papel, 87 x 57 cm.

Las opiniones expresadas por los autores no reflejan la postura del editor ni de los responsables de la publicación. Distribución gratuita Tiraje digital:

Las aguas del estanque de la ranAzul están agitadas. Agitémoslas más. Envía tus opiniones y colabora. Contacto: ranazul.uam@gmail.com

Página 49: Venus de Vestonicka. República Checa: bit.ly/HrM4mR Página 50: Venus de Willerdorf. Encontrada en Austria: bit.ly/NaCf2r Página 51 Venus de Kostienki. San Petersburgo: bit.ly/M7mOoz Página 52: Fotografía del álbum digital de Leñateros: bit.ly/KzTGLk


Cuerpo en llamas

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Poemas de Francisco X. Alarcón

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acido en California, Alarcón tiene una doble raíz. Su familia de origen mexicano, su niñez en Guadalajara, sus estudios en la California State University y Stanford se mezclan en una obra rica en dolor y vida, en orgullo y bondad natural. Sus temáticas han sido la cultura mexicano-norteamericana, el náhuatl, los trabajadores mexicanos, la identidad gay y la chicana. En los últimos años también ha creado para los niños.1

Alarcón escribe a veces en español y otras en inglés, no usa signos de puntuación —salvo los dos puntos en una que otra ocasión o alguna coma necia— y evita al máximo las mayúsculas. Sus poemas son ritmo, pausa y vértigo. Los poemas de Francisco X. Alarcón que presentamos a continuación fueron publicados originalmente en diversas revistas de los Estados Unidos de Norteamérica y las traducciones al español son de Francisco Aragón. 1

Naturaleza criminal soy un nómada en un país de sedentarios una gota de aceite en un vaso de agua un nopal que florece en donde no se puede ni se debe florecer soy una herida todavía viva de la historia mi crimen ha sido ser lo que he sido toda mi vida

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Sobre su obra para niños y la necesidad de ser bilingüe​ www.colorincolorado.org/read/meet/alarcon/


I Used to Be Much Much Darker I used to be much much darker dark as la tierra recién llovida and dark was all I ever wanted: dark tropical mountains dark daring eyes dark tender lips and I would sing dark dream dark talk only dark happiness was to spend whole afternoons tirado como foca bajo el sol “you’re already so dark muy prieto too indio!” some would lash at my happy darkness but I could only smile back

Gramática en mi mundo hay poco lugar para adjetivos un caldo de res se coce diario sobre las estufas la ropa se seca en las ventanas la gente baila en vez de hablar en las calles queda tanto por nombrar en mi mundo todos los nombres se vuelven verbos y todos los verbos se conjugan igual que el verbo “vida”

now I’m not as dark as I once was quizás sean los años maybe I’m too far up north not enough sun not enough time but anyway up here “dark” is only for the ashes the stuff lonely nights are made of

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El otro día me encontré a García Lorca lo reconocí por el moño los labios los ojos olivos lloraban guitarras y bailaba flamenco la tarde de pronto se paró vino directo a mi mesa y me plantó un beso como sol andaluz en la boca

Cuerpo en llamas quiero dejar las palabras ir y despertar los sentidos no quiero la memoria sino abrazar cada instante hasta la locura quiero pensar con los pies quiero llorar con los hombros quiero prender fuego al cuerpo * Body in Flames / Cuerpo en llamas, Chronicle Books, San Francisco, 1990.

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Las telenovelas: otro enfoque

Verónica Vázquez Mantecón

Yo si leo, no veo Televisa Nuestros sueños no caben en sus pantallas Más educación, menos telenovelas

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stas son algunas de las consignas que coreaban en sus manifestaciones los estudiantes del movimiento #Yo soy 132, surgido a raíz de la fallida visita de Enrique Peña Nieto, a la Universidad Iberoamericana el 11 de mayo de 2012. Esto obligó a su inmediata descalificación por parte del candidato y su equipo a la que se sumaron algunos medios de comunicación, quienes tacharon a los estudiantes de porros y acarreados. Los jóvenes le reclamaron al priísta su responsabilidad directa en la respuesta represiva de las autoridades contra los pobladores de Atenco que se opusieron a la construcción de un aeropuerto en sus tierras y a su venta obligada, por las que les querían pagar siete pesos el metro. Ante la descalificación de su protesta, los estudiantes de la Ibero denunciaron abiertamente el papel de los medios de comunicación, especialmente Televisa, a los que acusaron de manipular la información y distorsionarla. Entre sus consignas en contra de este medio se escuchaban las que sirven de epígrafe a este artículo. Éstas expresan un rechazo expreso a los contenidos de la televisión abierta, y en específico a las telenovelas, las que para el imaginario estudiantil representan la encarnación de la ignorancia, la pérdida de tiempo y, sobre todo, la enajenación de la población. Estas consignas que encierran un desencanto justo, pero más generalizado, también nos pueden servir para formular los aspectos esenciales de este trabajo: ¿por qué, pese al vilipendio que causan las telenovelas son tan apre-

ciadas por la mayoría de la población? ¿Implican de verdad la enajenación de la gente? Aquí tenemos otra visión de este género televisivo. Pensamos que, pese a su mala prensa, son un producto cultural, son generadoras de cultura y en ocasiones son promotoras de discusiones sociales relevantes. La cultura no es un consenso ni un espacio neutro; por el contrario, está permeada por las luchas entre individuos y grupos sociales. Un ejemplo muy concreto son las telenovelas, texto en el que se pueden leer mensajes, muchas veces paradójicos o incluso contradictorios. Pues bien, las telenovelas producen y distribuyen formas simbólicas. El contacto diario con este flujo permanente de información textual y de imágenes que emanan de ellas afecta la vida cotidiana de los individuos en diferentes modos, así como la forma en que éstos se representan el mundo y su lugar ante la modernidad. El problema es aún más complejo: el mensaje que el emisor lanza no se recibe tal cual. Los fenómenos de la comunicación no dependen del emisor o del contenido de la información, sino

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también está en función de las estructuras mentales y sociales de las personas que los reciben. Es importante insistir en que no existe un receptor pasivo. El verdadero carácter de la apropiación, dice John B. Thompson, es el de un proceso continuo de comprensión e interpretación, discusión, evaluación e incorporación. El proceso de apropiación es un proceso activo y potencialmente crítico en el que los individuos intervienen en un esfuerzo continuo por comprender, un esfuerzo por entender los mensajes y por compartirlos con los demás.1 De ahí que un texto o discurso pueda ser interpretado según las necesidades y problemática del receptor. Un texto es, en una palabra, polivalente. Contra las telenovelas ha habido siempre muchos prejuicios, pero las críticas nunca han podido contra el género.2 La primera telenovela (Senda prohibida, con Silvia Derbez) se transmitió en México en 1958. Desde entonces nunca han dejado de producirse ni transmitirse, primero por Televisa, desde 1993 por tv Azteca, y ahora también por el Canal 28. La telenovela atrae a todos los públicos, es un producto que toca todas las clases sociales. Lo que es de resaltarse es que son precisamente los jóvenes los que menos se interesan por ver la televisión, aunque lo hacen. El melodrama es el género televisivo que más audiencia tiene. La opción de la televisión cultural, en contraste, no es significativa en términos de audiencia.3 John B. Thompson, Ideología y cultura moderna. Teoría crítica social en la era de la comunicación de masas, México, uamXochimilco, 1993, p 129. 2 A través de entrevistas colectivas con grupos de mujeres, observamos que existen “prejuicios” o “estereotipos” culturales en los distintos sectores sociales estudiados respecto a las telenovelas. Mientras la clase media baja manifiesta una relación gozosa y placentera con el género, las mujeres de clase media esconden su enganche detrás de consideraciones de tipo intelectual y, a veces, clasista. Sin embargo, sus prejuicios no impiden que inviertan una buena parte de su jornada en ver telenovelas. 3 Los públicos no son como los pintan. A pesar de los estigmas sobre quiénes ven telenovelas (que son para pobres, poco educados, mujeres y ociosos) los datos de audiencia proporcionan un perfil más complejo e interesante de lo que proponen los estereotipos: la audiencia de telenovelas en México está constituida, en promedio, por un 30% de personas de nivel socioeconómico bajo, un 40% de medio y un 30% de alto; un 60% de mujeres y un 40% de hombres. Las ve gente de todas las edades. Este 28 de mayo las telenovelas que pasaron por 1

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Las telenovelas se expanden por el mundo como producto de una cultura popular con sello latino. Como señala Monsivais,4 es casi el único género televisivo que no se ha mimetizado con la televisión norteamericana. Constituye una barrera de resistencia cultural. No cabe duda que un rasgo cultural común a los latinoamericanos es que aprendemos de la ficción melodramática. Su lógica lúdicoemocional nos permite la reflexión cognitiva y contribuye a afirmar la identidad cultural, que, aunque rechazada por aquellos que la sienten dirigida al vulgo, se basa en el culto al exceso y la falta de sentido del ridículo, sobre todo porque no rehuye la exhibición de los sentimientos. El dolor es exhibible, pero sobre todo, gozable. Es un espejo de las falsas virtudes y genuinas debilidades de la sociedad. Provee arquetipos heroicos y un sinfin de estereotipos a la sociedad actual. La industria del espectáculo juega un papel central en la hechura de las mitologías contemporáneas con sus ídolos televisivos, cinematográficos y deportivos. Y el melodrama está en el centro de esta industria. El melodrama se expresa en un lenguaje común latinoamericano, apela a matrices culturales y a perspectivas compartidas de comprensión de lo social. Es un producto que borra las fronteras del río Bravo a la Patagonia y hace realidad el más genuino ideal bolivariano: la integración. El género ha evolucionado: de las historias clásicas como El derecho de nacer, Gutierritos, Simplemente María, Corazón salvaje, Cristal o Topacio, hasta los discursos modernos de Café con aroma de mujer, Nada personal, Mirada de mujer o Por estas calles, hay un gran trecho. Seguir esta transformación es hacer una crónica de los cambios en los estilos de vida y en las formas de pensar de nuestros países.

cadena nacional en el canal 2 y 13 entre las 19 y las 22:30 horas (Amor cautivo, La mujer de Judas, Amor bravío, Por ella soy Eva y Abismo de pasión), sumaron 84.5 puntos de rating a nivel nacional, lo que equivale a la nada despreciable cifra de 24,245,331 hogares (datos de ibope). Recordemos que inegi considera cuatro miembros promedio por hogar. 4 Carlos Monsiváis, “Que se lleven sus matanzas a otra parte, que no me dejan ver la telenovela”, en Ecuador Debate, Centro Andino de Acción Popular caap, 2002.


2 La telenovela reproduce valores que no sólo son culturales sino ideológicos, es decir, discursos que sostienen y se asocian con el orden dominante. Las críticas de la izquierda y los intelectuales no dejan de ser válidas: reproduce el racismo, el clasismo, la discriminación a las minorías; refrenda estereotipos como el de las mujeres anoréxicas y el machismo (aunque sería más abarcante decir el patriarcalismo) y, sobre todo, refuerzan el consumismo por estar insertas en la lógica de la televisión comercial. Por su parte, la derecha le achaca el ser un factor de descomposición social al atentar contra los valores morales, distintivos de las posiciones conservadoras. Se acusa al género de ofrecer una visión del mundo que “sosiega” a las clases dominadas y sobre todo a la mujer. Crea en la audiencia falsas concepciones de vida: que los pobres siempre son mejores que los ricos, aunque los ricos en el fondo también son buenos, que es preferible vivir feliz en la pobreza, que millonario y en la soledad. Las clases oprimidas son idealizadas en las telenovelas y despojadas de cualquier conciencia reivindicatoria. “Los pobres sólo tienen derecho a su ubicación simbólica”, dice Monsivais. Las telenovelas suelen ofrecer una imagen de las clases populares enraizada en la pasividad o en la inferioridad y en la servidumbre ante los representantes del orden imperante. Los medios masivos actúan provocando el cierre de filas en torno a una sola ruta ideológica. Para ello, desbaratan o clausuran las demás corrientes. Así, la televisión comercial cumple sus encomiendas: distribución de los esquemas del consumismo, ordenamiento de modas, generación de ideas sociales sobre diversos temas –la familia y la sexualidad por ejemplo– reverencia al poder y odio a lo diferente. Para acabar pronto, difunde la ideología de aquellos en los que se concentra el poder de producirla y sus aliados.

3 Lo importante a estas alturas es recalcar que el rechazo al género por parte de teóricos de izquierda y derecha es inversamente proporcional a su aceptación por parte del público. ¿Será que somos tontos los latinoamericanos? Antes de señalar a la telenovela como el narcótico más temido de la televisión latinoamericana, habría que entender su existencia como texto sociocultural. La concepción que la audiencia tiene del género contradice y cuestiona la teoría del efecto adormecedor, ya que la mayoría de los televidentes está consciente de esta narrativa poco creativa y repetitiva: así la reconocen y así les gusta. Es como oír durante generaciones la letra de los boleros. Antes nos gustaban con la interpretación de Los Panchos, ahora con Luis Miguel, pero queremos seguir oyéndolos. La audiencia sabe distinguir entre ficción y vida real, y exige al género que plantee un discurso acorde con la realidad actual, pero entendámoslo, reivindica la trama esencial que plantea que una mujer puede vencer todo tipo de adversidades hasta conseguir el amor y la justicia. La telenovela le ofrece un mundo en el que, a diferencia del real y eso le queda clarísimo, la maldad nunca vence. Si, como decíamos arriba, la cultura es un espacio cargado de contradicciones, la telenovela no se escapa de ellas. El género tiene verdaderos chispazos de creatividad que atenta contra viejos atavismos. Hoy se habla de sexualidad, homosexualidad o del rol de la mujer, por ejemplo, aunque todavía haya que enfrentarse con quien no le gustan los cambios. La televisión es también un formidable instrumento de modernización; rompe los esquemas moralizantes más rígidos, renueva modelos de comportamiento. Tiene la capacidad de hacer que una narrativa arcaica haga propuestas modernizadoras de algunas dimensiones de la vida. La evolución y diversificación del género han ido introduciendo temáticas y dimensiones nuevas. Si bien en ella no se representa el conflicto social (salvo en Por estas calles, telenovela

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venezolana), eso no impide que refleje, en muchos sentidos, las transformaciones de la vida. La construcción de la verosimilitud del relato, cuestión crucial del género, obliga a dejar constancia de problemáticas más actuales: cenicientas modernas como en Café con aroma de mujer que acaban denunciando en los organismos internacionales el intercambio desigual; discusión de la corrupción en las esferas de poder y la policía como en Nada personal; cuestionamiento del rol tradicional femenino como en Mirada de mujer; presentación de la homosexualidad sin homofobia como en La vida en el espejo y Los Sánchez. Por otra parte, se le pide a la telenovela que devele la realidad social y desenmascare a los culpables de los males sociales. Hasta antes de que se nos cayeran los paradigmas, todo el mal venía de la burguesía y sus aliados, y la auténtica verdad provendría del proletariado. Pero hoy, en este mundo post-moderno, ¿Quién tiene la respuesta?

4 Con Nada personal TV Azteca funda su proyecto de producción, que adquirió un perfil singular tanto en el formato como en el contenido. Rompió con el formato clásico al abordar temas como la situación socioeconómica y política del país y el flagelo del narcotráfico. Ahora esas propuestas pasan por el Canal 28 en novelas como El octavo mandamiento e Infames. En la televisión comercial, que apela a las masas, no son rentables este tipo de propuestas, principalmente por cuestiones de audiencia. Este estilo supone a una audiencia con gustos y preferencias más abiertos y plurales, que de ninguna manera es mayoritaria. Mientras sectores intelectuales declaraban ver Nada personal, las novelas tradicionales arrasaban con el rating. Las propuestas de crítica política se convirtieron en telenovelas de nicho, vistas solamente por una minoría ilustrada. Mientras, las propuestas de Televisa, tradicionales en sus roles, aunque transgresoras en sus escenas, siguieron acaparando a la audiencia.

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La única excepción fue Mirada de mujer, que pese a plantear una ruptura tuvo altísimos niveles de audiencia. Ahí el rol social de la mujer se escenificó de manera diferente al papel que jugaba la figura femenina en las telenovelas tradicionales. Se cuestionaba el papel de la madre, la esposa y el rol de la mujer como profesionista, su derecho a enamorarse de un hombre más joven, a elegir no casarse (la felicidad no se asociaba con el matrimonio tradicional). Sin embargo, el público rechazó el final. Parece ser que pocos están dispuestos a renunciar al éxito económico, al ideal de la belleza occidental y al amor que no finalice con la novia de blanco en una iglesia. Esto nos lleva a reflexionar sobre la audiencia y su mentalidad: ¿hasta qué punto quiere cambiar, hasta qué punto está dispuesta a oír discursos distintos al “yo soy más mujer que tú”, a aceptar otros cánones de belleza y a eliminar el glamour como modelo utópico-aspiracional? Y mejor ni hablemos de su contundente predilección por el morbo, la sangre, la violencia y el sadismo. No sólo es una cuestión de oferta: también es una cuestión de demanda. ¿Por qué cuestan tanto trabajo los cambios en las mentalidades? Ya lo dijo Braudel: la rapidez con la que se dan en la historia las transformaciones económicas o tecnológicas contrasta significativamente con la larga duración de los fenómenos culturales. Los productos de la cultura popular están vinculados a los niveles educativos de las mayorías, que en nuestro país, y con algunas excepciones en América Latina, acusan recibo del fracaso de las políticas estatales relacionadas con la escolaridad. La permanencia de esquemas y de valores tradicionales va de la mano. La telenovela acepta cambios y los promueve, aunque estos se den parcial y gradualmente. Por eso podría ser usada como vehículo promotor de nuevos valores, siempre y cuando respete el pacto esencial con su público, que es contar una historia de amor. Podría ser utilizada en la promoción de valores como la solidaridad, la honradez, la legalidad y la igualdad.


Las telenovelas hablan fundamentalmente de lo que es ser mujer; remiten a un discurso amoroso y sentimental; cuentan la historia de una heroína que, al igual que la espectadora, es una víctima en espera de justicia. Con la telenovela hay un escape momentáneo de la grisura personal y un encuentro con la intensidad

Seguir pensando que los medios manipulan es algo superado: los receptores construyen sentidos a través de múltiples intermediaciones. El proceso de recepción no se da sólo frente a la pantalla, se da también antes y después. Entendamos el fenómeno de la recepción como un proceso complejo, con una rica variedad de

y la esperanza. Las espectadoras de telenovelas, sobre todo las menos afortunadas económicamente, no concordarían con la frase de los estudiantes de que “nuestros sueños no caben en sus pantallas”, porque los de ellas sí caben: en ese mundo sí impera la justicia; el amor traspasa las clases sociales y el ascenso social es posible. También, como señala Ana Uribe,5 las telenovelas vistas desde Estados Unidos, en el contexto de la migración forzada por la necesidad, constituyen un vínculo con la comunidad imaginada; es decir, con la nación que los expulsó y a la que aún añoran.

actividades informales, usos, interpretaciones o placeres que se ven implicados en cualquier proceso de recepción televisiva. Y no olvidemos la razón fundamental de ver la tele: provoca un gran placer. Terminar con los esquemas discriminatorios y eurocentristas del discurso de las telenovelas es una tarea de largo plazo que requerirá sin duda de la profundización de los procesos educativos, cuestión que intuyen los estudiantes al corear “Yo si leo, no veo Televisa”. Se trataría, en todo caso, de leer más para exigir más calidad a las televisoras.

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Ana B. Uribe, Mi México imaginado. Telenovelas, televisión y migrantes, México, Miguel Ángel Porrúa, Colegio de la Frontera Norte, Universidad de Colima, 2009.

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Si yo fuera presidente, ¿cuál sería mi gabinete?

René Avilés Fabila


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uando llegué a la preparatoria, tenía en mente muchas cosas menos la de ser un buen estudiante. Pensaba, sobre todo, en las mujeres que allí podía encontrar y recuerdo que el primer día de clases las observé a todas. Le dije a un compañero inicial, la mayoría son bonitas, tienen personalidad, ya no son tan niñas. Lo decía porque al ser un poco mayor que los demás, buscaba mujeres que tuvieran mayor experiencia y mejor comprensión de la vida que arrancaba en esas aulas universitarias. No pretendía ligarme a formas incipientes de la política, pero poco a poco me fui metiendo en ellas. Por razones ideológicas familiares, me acerqué a la izquierda e ingresé al Partido Obrero Campesino de México, el pocm, de clara orientación marxista. Como es obvio, pronto comenzamos a reunirnos, a ser amigos, aquellos jóvenes que éramos afines. La Revolución Cubana tenía poco más de un año de edad y nos parecía esperanzadora no sólo para los cubanos sino para América Latina en su conjunto. Las figuras del Che Guevara y Fidel Castro eran los símbolos perfectos en esos momentos. De entre todos mis amigos sobresalía uno, José Agustín, a quien conocía desde antes de llegar al bachillerato. Ambos queríamos ser escritores y a los dos nos interesaba la política como forma de eliminar al pri y su sistema de vida detestable, como hoy lo son asimismo el pan, el pt, el prd y demás lacras sociales. Al tiempo que estudiaba, bebía, hacía nuevos amigos, me familiarizaba con el pensamiento del marxismo clásico y lo confrontaba con el que era denominado como “socialismo real”, se me ocurrió que deberíamos formar una planilla y ser, conforme a los usos y costumbres de aquella época (1960-1962) el comité directivo de los estudiantes. Así fue. Creamos la planilla amarilla y allí pusimos a unos diez compañeros y compañeras con el objeto de llevarme a la presidencia de la sociedad de alumnos. Éramos la generación fundadora. Así que conseguimos que editoriales cercanas y librerías del rumbo, nos regalaran la publicidad con algunos lemas que sobre la marcha redactamos. Simplezas como la unam es para quienes estudiamos, fuera fósiles, no más malos maestros y zarandajas por el estilo. Ganamos la elección y de pronto me vi convertido en el presidente de la sociedad de alumnos de la Preparatoria 7, diurna, luego de un proceso reñido donde los hijos y simpatizantes del pan fueron derrotados por nosotros que nos sentíamos herederos directos de Benito Juárez, la Revolución Mexicana y la naciente Revolución Cubana. Hace poco, cuando el inba me hizo un homenaje por mis cincuenta años de escritor, José Agustín recordó cosas de esos tiempos de buen rock y una literatura que cambiaba la fisonomía de las letras mexicanas y dejaba de ser rural para convertirse plenamente en urbana. E hizo énfasis en las “cualidades políticas” que yo tenía en aquellos tiempos en que sí había izquierda y era marxista. Ahora, ¿cómo formé mi gabinete? Imagino que como lo hacen todos los presidentes de México, con mis mejores amigos en principio, luego con aquellos que parecían tener alguna cualidad sobre la “secretaría” que iban a conducir. José Agustín se convirtió de manera automática en el secretario de Cultura. Su gestión fue admirable, para apoyar su trabajo formó el Centro de Estudios (o algo así) Pablo Neruda. Como secretario general designé a un cuate, Pedro Córdoba, que era muy bueno para los madrazos, había sido campeón de los guantes de oro en su natal Tepito, así que, llegado el caso de la intolerancia hacia mis pro-

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yectos, podía solucionar los problemas políticos a puñetazos, un lenguaje eficaz antes de que aparecieran los hippies y nos dijeran “amor y paz”, hermanos. A la niña más simpática y cordial, sociable, Flavia, la puse en lo equivalente a Relaciones públicas y para manejar los asuntos externos, comisioné a Salvador López Mata, quien tenía talento para negociar y la cultura necesaria para tratar con los delegados de escuelas y facultades, para colmo, había estudiado arte dramático con Ignacio López Tarso, así que podía convencer a cualquiera de las bondades de nuestro “gobierno”. Sergio Vázquez, era algo así como el operador de mis acciones personales como pugnas con ciertos profesores y choques con jóvenes de abierta derecha, simpático y buen bebedor, era capaz de venderle hielo a los esquimales. Como Rosario ya era mi novia, le di el encargo de ser la primera dama de la preparatoria. Por cierto, todavía tiene la credencial, firmada por el presidente, yo, que la acreditaba a tan sublime cargo que llevó con dignidad y elegancia. Era y es preciosa. En Deportes no tenía a quien poner, pero un día vi a Óscar Lugo con un balón de futbol en las manos y me dije: listo, ése estará al frente de actividades deportivas, será sin duda un gran promotor. Lo nombré y ya con gabinete completo, tomamos posesión ante el director de la prepa, Marcial Portilla, médico, muy propio y formal, cuyo nombre parecía de general revolucionario, y comenzamos a trabajar para hacer historia. Pero el caso es que me había equivocado, salvo con José Agustín. Óscar, por ejemplo, detestaba el deporte y si tenía una pelota en las manos era porque algún buey se lo encargó mientras iba al baño. Estos recuerdos son vagos, pero son una forma de percatarnos cómo suceden las cosas políticas en México. Felipe Calderón, por ejemplo, no ha tenido un gabinete, ha tenido como diez. Sólo en Gobernación van cuatro o cinco secretarios o qué sé yo, la cuenta se ha perdido entre tanto incapaz de manejar la secretaría política por excelencia y lo mismo ocurre en Educación Pública, ninguno de los que han estado allí tiene una idea, pero todos eran cuates del preciso y más de uno está o estuvo en el cargo porque Calderón lo imaginó experto en una determinada área, como yo vi a Óscar Lugo, y luego resultó que no le gustaba, que le valía madres el ejercicio físico, como a Rosario Castellanos quien juraba solamente practicar el intelectual. Resultados. Hoy tenemos millones de corredores, ciclistas y demás y muy pocos lectores. La historia no se hace con supuestos, el si yo hubiera no existe. En 1985, cuando Jorge Carpizo llegaba a la rectoría de la unam, me nombró Director General de Difusión Cultural, un cargo distinguido. De inmediato nombré a mis amigos en los puestos más significativos que dependían de mí: a Gerardo de la Torre lo puse al frente de la Casa del Lago y a Alberto Híjar, lo convertí en subdirector general, cargo que no existía. Carpizo me hizo una discreta recriminación: No me gustan esos dos nombramientos, pero me aferré, eran mis mejores amigos, el segundo, incluso, fue mi maestro en la preparatoria. Caro pagué esos dos nombramientos. Gerardo hizo un desmadre en la Casa del Lago, se declaró bebedor empedernido en el diario La Jornada, ningún trabajador le obedecía, mientras que Alberto optaba por apoyar a un orate ultraizquierdista que se había apoderado de media Casa del Lago y al fin me hizo una “huelga de hambre móvil”. Está visto que no siempre los “mejores” amigos sirven para trabajar con uno.

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Ahora, si yo hubiera seguido una carrera política en lugar de una literaria, académica y periodística, qué hubiera hecho de ser presidente de México. ¿A quiénes pondría en mi gabinete, tomando en cuenta que siempre lo integran los mejores cuates? Costumbre adquirida, como todo lo malo y todo lo bueno, del priismo. Por ello el sucesor inalterablemente surgía del grupo que rodeaba al presidente. Que yo recuerde, jamás hubo excepciones y fue la camisa de fuerza en la que estuvo metido Carlos Salinas de Gortari: muerto Luis Donaldo Colosio, distanciado mortalmente del resentido Manuel Camacho, no tenía más alternativa que recurrir a Ernesto Zedillo, quien ahora vende información privilegiada a empresas trasnacionales, un auténtico patriota. En efecto, darles empleo a mis amigos, como señalé párrafos arriba, pese a que no siempre resultan eficaces y lo combinaré con algunos dizque especialistas. Y a mi mejor amigo, José Agustín, lo haría secretario de la sep, luego me seguiría de largo. Lo que me hace pensar menos en broma y más en serio. Desde luego, Martha Fernández, se encargará de convertir al Conaculta en secretaría y la instruiría (creo que así se dice) para hacer un milagro: crear una política cultural, la que hasta hoy jamás ha existido, todos sus presidentes gastan en sus propias necesidades. Consuelo Sáizar invierte en ropa que guarda y jamás utiliza acostumbrada al uniforme de su secundaria particular. En Gobernación estaría Bernardo Ruiz, sabe de política interna más de lo que suponemos sus amigos. En Trabajo quedaría Eugenio Aguirre, es hábil para mediar con los empleados, con los desempleados ni se saluda. Jorge Ruiz Dueñas podría estar en cualquier sitio, es un administrador nato y dueño de una formación sólida, fanático del trabajo, pero lo quiero cerca de mí para evitar errores, él sabe cómo meterme en cintura y tratará, espero que en vano, para que arruine al país más rápido que los panistas. En la Semarnat colocaré a Claudia Sheibaum, ni la conozco, es partidaria de López Obrador, pero como ecologista tiene una notable capacidad para destruir árboles y vegetación en general y yo soy amante de las manchas urbanas, puro cemento y sólidos e imbatibles postes, terceros y cuartos pisos para que reine mejor su majestad el automóvil. En Relaciones Exteriores pienso tener a López Obrador, pocas veces ha salido de la República, ya le toca viajar, distraerse y ver cómo andan las otras repúblicas amorosas en el mundo. Total, su ausencia será benéfica para el país y la política exterior puede seguir en manos de Hillary Clinton y Joe Biden. En Pemex, eso sí debo pensarlo bien, dudo entre el poeta Dionicio Morales y Consuelo Sáizar, ninguno sabe de energéticos, pero los utilizan. El primero es cauteloso y no es de grandes gastos, no le gustaría ver a la paraestatal privatizada. Para la segunda podría ser un negocio productivo y, además, ya ha sido todo sin ser nada. Sus vínculos con la “izquierda” y en particular con Elba Esther Gordillo podrían ser de utilidad, sólo que todavía desconozco a qué clase de utilidad me refiero. En el Inapam quedará Gonzalo Martré, ya cumplió más de 80 años y sigue tan campante como los tragos que se ha bebido. Sería un gran ejemplo para los llamados adultos mayores, lo que presupone que hay adultos menores, adultos y adultos medianos. No pierde nunca el sentido del buen humor. Sólo me preocu-

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pa su relación con Sáizar, la que estuvo perdidamente enamorada del veterano escritor, quien siempre la desdeñó. Turismo. Allí va directo Carlos Fuentes, sabe viajar y promover las bellezas naturales de México. Claro, hay un problema, él promueve a sus novias y amigas, no pueblitos mágicos ni pistas de hielo artificiales. En Comunicaciones y transportes nadie mejor que Hernán Lara Zavala, no sé de su experiencia administrativa en el ramo, pero lo he visto manejar automóviles espléndidos. Algún amigo común me dijo que también sabe algo de mecánica y conoce horrores de computación. Para colmo, está haciendo una novela sobre el tema. Energía. Aquí cabe el infatigable poeta Marco Antonio Campos, tampoco sabe mucho del tema, pero tiene suficientes energías para hacer novelas y poemas, ensayos y hasta buenas bromas. Hará menos áridas las reuniones de gabinete. Agricultura. Desaparecerá, ya no hay campesinos, están casi a punto de extinguirse, a lo sumo hay jardineros. Tengo un vecino que lo parece y se esmera cuidando sus plantas y su pasto. Podría ser él en caso de que no la desaparezca. ¿Para qué sirve en un país que hasta el maíz y el frijol importan? Salud. Mi amigo el doctor Federico Ortiz Quesada. Es un cirujano de amplia experiencia, autor de los primeros trasplantes de riñón. Ya trabajó en ese sector cuando Juan Ramón de la Fuente era cercano al pri. Habrá trasplantes para todos, aunque no los requieran. Economía es la dependencia ideal para Rafael Márquez, el boxeador que tuvo el coraje de mostrar el logo de su partido, el pri, y de este modo le ahorró mucho dinero en publicidad al partido, no quiero imaginar todos los beneficios que le traerá a la patria si anda permanentemente vestido como bandera mexicana y en la espalda el águila y la serpiente. En Marina debe estar Joaquín Jiménez, no sabe ni remar, pero tiene larga experiencia en la uam-Xochimilco y no olvidemos que está ubicada entre lo que resta del lago de Xochimilco y las instalaciones de la Secretaría de Marina. Ni mandado a hacer. Le va el uniforme de almirante y odia al crimen organizado y también a Felipe Calderón. Es experto en submarinos Marinela. En caso de guerra, él sería el primero en abordar un acorazado o una trajinera. Desarrollo Social. Aquí cabe cualquiera. Si allí estuvo Josefina Vázquez Mota y se dedicó a poner pisos firmes en tres millones de hogares, por qué no designar a Guillermo Sheridan, quien no tiene otra ocupación que buscar los errores del prójimo sin recordar los préstamos que adeuda. En la pgr deberá estar alguien duro, justo, equilibrado y buen tirador. En mi gobierno no será el Ejército y la Marina quienes enfrenten de manera principal al crimen organizado, será la policía altamente especializada, con amplio poder de fuego y entrenados debidamente. Para eso pondré al periodista Rafael Cardona, a él hasta las balas se le resbalan. En Hacienda seré cuidados, allí puede estar Raúl Cremoux, no sabe mucho de finanzas, pero es ahorrativo y sobre todo es mi amigo y le prometí algo si llegaba al poder. Como comunicador es excelente, podrá, si así van las cosas, informar de manera exitosa sus errores financieros.

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Trabajo y Previsión Social. Otra secretaría inútil. Trabajo no hay gracias al presidente del empleo Felipe Calderón y entonces no hay algo que prevenir. Nada. Nos apretaremos el cinturón y eliminaremos burocracia. Allí se ven los patrones y los trabajadores que cada vez son menos, compramos y consumimos mucho más de lo que se produce. Todo viene de China. Ah, tengo una amiga descendiente de chinos, Silvia Fong, quizá ella sea la persona adecuada. En Sedena no hay mucho qué pensarlo: necesitan un civil con carácter y aquí retomo los sueños de Francisco I. Madero y Venustiano Carranza que tenían debilidad por los civiles. Me gustaría un camarada con presencia, Carlos Bracho, por ejemplo, ha sido militar en más de un filme exitoso. A él le corresponderá sacar al ejército de las calles y volverlos al cuartel. Mi secretario particular será, sin titubeos, David Gutiérrez Fuentes, el encargo no le gustará, pero yo sé que lo llevará con sabiduría: es experto en alejar a los visitantes incómodos, a los pedigüeños. No llega a ser altanero y a cambio de no llegar hasta mí, presidente de la República, les prometerá editar libros. Bueno, no, quizá lo ponga en el Fondo de Cultura Económica, donde trabajó el ex presidente Miguel de la Madrid y si él me publicó dos libros de los cinco que me editó dicha editorial estatal, David podría en lugar de eliminarlos del catálogo como hizo Consuelo Sáizar, programar mis obras completas en piel negra y letras de oro. Faltan algunas secretarías de menor importancia, las destinaré a mis mejores alumnos, una vez que hayan adquirido alguna experiencia en arruinar países. Fox apeló a los head hunters para formar un gabinete, fracasó escandalosamente. Felipe Calderón optó en retomar el camino del viejo pri y puso a sus amigos, sólo que de todos no se hacía uno solo talentoso y culto. Nunca hemos visto un gabinete (¿o gabinetes?) más menor, repleto de incapaces perfectos, todos de diez o de mb, si se prefiere. Sus nombres no pasarán más que a la historia universal de la incapacidad política. Mi gabinete, si es que el voto de los mexicanos me favorece, será ejemplar. Un modelo. Si la idea de los candidatos presidenciales es arruinar a México, con el gabinete que yo me propongo formar, la acción será rotunda y definitiva. Me falta Juanito, tan mal tratado por el prd de amlo y Marcelo Ebrard. Quiere la presidencia de México, pero quizá se conforme con ser ministro de la Suprema Corte de Justicia y allí revisar con cuidado el caso de Florence Cassez. Le pediría que a Clara Brugada la deportara. No sabe de leyes, tampoco los ministros. www.reneavilesfabila.com.mx www.recordanzas.blogspot.com

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Los infortunios

del poder AndrĂŠs de Luna

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I

-. Enrique Peña Nieto alguna vez tuvo un sueño que se convirtió en pesadilla: el ahora candidato priísta vio un objeto rectangular. Tuvo un sobresalto ¿qué era aquello que enturbiaba su vista? ¿Un animal o una cosa? Peña Nieto temía que su inmovilidad fuera una trampa y de pronto se le echara encima y lo picara o lo mordiera. Tomó una vara larga para evitar el peligro de una agresión mortal y con algo que consideró valentía ejemplar, trató de enfrentar el peligro. Con las precauciones de un cazador experimentado estudió eso que lo inquietaba, se dio cuenta que era un objeto con páginas impresas. ¿Qué era esa cosa? Tomó un pañuelo desechable y secó el sudor de su frente. Volvió la calma a su cuerpo y encendió la televisión para encontrarse con los pormenores de una telenovela exitosa. Alguien, más tarde, le explicaría que ese cuadrángulo empastado se llama libro y que sirven para leerse. Juan Villoro con su lucidez habitual comenta que: “Llama la atención que el primer escándalo protagonizado por Peña Nieto tenga que ver con los libros. Esto viene de una paradoja: en un país sin lectores se le da mayor importancia a ese objeto desconocido, hermético y casi sagrado: el libro.” Después del desliz de Peña Nieto en la Feria del Libro de Guadalajara, los políticos, siempre oportunistas quisieron obtener una tajada del pastelito. Todos ellos rodaron al mar negro del analfabetismo. Cordero, Mario Delgado, Ahued, Córdova, ahora Secretario de Educación, y otros se sumaron a la lista de burros embravecidos. De Peña Nieto quedan los restos de naufragios

de mayor calibre como el caso terrible de Atenco. Con un uso excesivo de la fuerza, abusos sexuales a las mujeres detenidas y todo un sinnúmero de hechos vergonzosos. También está el caso lamentable de la niña Paulette, que convirtió a los ciudadanos del país en débiles mentales. Primero aparecen imágenes de un posible crimen, al menos así lo externan quienes encuentran el cadáver de la pequeña dentro de la recámara. Ubican a la menor golpeada y muerta por esas contusiones. Luego resulta que nadie se entera de que la niña estaba ahí desde el principio. Los perros que llevó la policía estaban resfriados y sin olfato alguno. Un cúmulo de inconsistencias que terminaron en farsa grotesca. Lo peor del asunto, Peña Nieto interviene en los hechos y hace declaraciones al respecto en defensa del procurador Baz. Este último acaba enredado en un lío amoroso con la amiga de la mamá y testigo importante en el caso de la niña Paulette. Comedia más que barata, este vodevil, fue sorteado casi sin despeinarse el copete por Peña Nieto. La indignación ciudadana pasó al último plano y el absurdo reinó. Ya en precampaña vinieron sus declaraciones machistas. ¿Qué se puede pensar del hombre que, en apariencia, marcha solitario rumbo a la Presidencia de la República? El poder es un bálsamo que cura las ansias y somete a sus convidados al festín de la deshonra. Por ello, Goethe escribió: “Napoleón amaba la virtud, pero como no la encontró asumió el poder”.

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II

-. Josefina Vázquez Mota es una mala caricatura de sí misma. Con la sonrisa a flor de piel, su voz histérica y sus mareos y desmayos la hacen vulnerable al ridículo. Algunos panistas, siempre tan machos, han querido introducir el debate acerca del “género”. Lo cierto es que es una mala estrategia política porque resulta tan reprobable una mujer como un hombre inepto en el ejercicio del poder. En poco tiempo la Vázquez Mota ha incurrido en tal cantidad de inconsistencias que la llevan por los caminos de la nada. Se recuerda su dislate al mencionar que habría que alentar ”el lavado de dinero”. Su falta de ideas es obvia. Ganó la candidatura por su partido frente a ese Cordero que ¡ni en barbacoa¡ Personaje de antipatía natural que desgreñó a

Josefina en los debates partidistas. Le dio hasta con la cubeta a la señora, quien acusó de faltista en la Cámara y le hizo señalamientos, que, en realidad, eran obvios, acerca de su estancia desafortunada y torpe en la Secretaría de Educación Pública. En la campaña de Calderón fue una entusiasta que se topó con Juan Camilo Mouriño quien, de forma poco caballerosa, la arrojó del grupo selecto del nuevo presidente. Aguantó la crisis y se llevó muchas patadas en la sep. Tuvo que enfrentar a Calderón cuyo favorito era Cordero, elección malsana que perdió el mandatario por decidirse por un tecnócrata sin el menor asomo político. Con esos lastres a cuestas, la Vázquez Mota es un personaje tristísimo en la escena nacional. Exenta de inteligencia se conforma con sus lecciones de coaching, que la convierten en “algo” que nunca acaba siquiera de surgir. Con ella el pan cavó su tumba y preparó su salida de Los Pinos.

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III

-. López Obrador es un emperador de las contradicciones. Primero le impusieron la banda presidencial con el águila republicana y se proclamó Presidente legítimo. Mandó al diablo las instituciones y realizó una campaña de seis años por todo el país, con tal de lograr la ¿reelección? Abominó a sus enemigos y ahora les tiende la mano peluda y

mesiánica. Perdona hasta en tiempos extras. Negocia con Manuel Bartlett, uno de los sujetos de mayor abyección en la política nacional, y le entrega su aprecio con el corazón en la mano. Asiste al Bajío sinarquista con tal de estar cerca del repugnante Benedicto xvi y comparte la ceremonia de la misa multitudinaria con el papa. Hasta su hermano de sangre política, Gerardo Fernández Noroña lo repudia por actitudes tan bajas. Si el Peje llegara a la ¿reelección? Es posible que le otorgue la Secretaría de Gobernación a Salinas de Gortari; la de Hacienda al “Señor de las Ligas” Bejarano; la Tesorería a Imaz; la de nueva creación del “Amor fraterno” a Rosario Robles, que aún guarda en su corazón los recuerdos de Carlos Ahumada. Con todo eso, la República Amorosa es una reverenda… ¿Será que el Peje siente nostalgia por el pri? Aún recuerda las palabras que escribiera para el himno de su partido en Tabasco, que eran un claro ejemplo de su falta de inspiración: “¡Avanzar¡ Avanzar con el pri/ compañeros avanzar/ libertad, unidad/ democracia y justicia social”. En esas condiciones hasta el himno de la uam parece menos peor.

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IV

-. Javier Sicilia es, antes que otra cosa, un gran poeta. Forma parte de un núcleo pequeño de intelectuales católicos mexicanos, en los que comparte la creencia con Hugo Hiriart, Ignacio Solares, Julio Hubbard, Vicente Leñero, entre otros. La obra de todos ellos es magnífica y, debe reconocerse, que su actitud es valiente en un país en donde la razón está por lo regular en el terreno laico. La biografía de Sicilia, una suerte de militante social en el Estado de Morelos, pasó a las páginas de la nota roja al cometerse el brutal asesinato de su hijo. Hecho que lacera y que hunde en el cataclismo a cualquiera. Salvador Corro, en un comentario a quien esto escribe, comentaba la entereza del escritor al regresar del extranjero cuando le dieron aviso del suceso trágico. Él se atrevió a preguntarle: “¿Cómo le haces para mantener la calma?” Sicilia le refirió que para ello estaba la oración y la fe. Admirable el poeta que hace de sus creencias un escudo impenetrable. El problema comienza al desplegarse una ofensiva con las famosas “Caravanas” que Sicilia encabezaba y que reunía a un vasto número de agrupaciones. Entonces sale a flote que el discurso confesional de poco sirve o que está demasiado ceñido a la buena voluntad. Ya Marx desconfiaba de esa condición que por lo regular está destinada al fracaso. Eso se comprueba al escuchar una y otra vez al escritor. Sus argumentaciones suenan al mensaje pastoral que elimina obstáculos y exime la confrontación en aras de una concordia imposible. Incluso fue al Vaticano para entregarle una misiva sobre las víctimas de la violencia en México. A lo mejor hubiera sido más conveniente esperar la llegada de Benedicto xvi al país. En esa órbita, un católico al estilo

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de Sicilia, tendrá en el poder papal un aliciente, un estímulo que considere los dones de un pontífice por demás cuestionable. Tan sólo el papa llega al Bajío mexicano con una agenda “a modo”, sin complicaciones de ninguna índole, sin tener que entrevistarse con algunos de los ultrajados por Marcial Maciel. Además, el vocero vaticano Federico Lombardi, ante las cámaras de televisión, se negó a reconocer que desde 1940 se tenían documentos que mostraban quién era el tal Maciel y su corte pederasta. La derecha suele convertir la historia en pasado y con ella termina por anularla. Así, Sicilia se plegó a las disposiciones vaticanas y amó la concordia que suscitó la visita papal, cuyo objetivo, al menos el más evidente, era colocarse un sombrero de charro y alentar al voto católico a favor de un partido católico. ¡Lamentable¡

V

-. El poder es una mala medicina: convoca las ambiciones y deja atrás los compromisos cívicos. Ciega a la mayoría en un país cada vez más poblado de invidentes políticos.


Nota sobre la lectura de cargos Marian Pipitone

Las palabras criminales secuestraron párrafos enunciados e ideas inocentes Su banda llamada “sintaxis” contrabandeaba adverbios en la zona del verso donde intimidó a todo el alfabeto Antónimo: líder de la pandilla declaró que él y su mano derecha “el tintas” han estado repitiendo el patrón de sus pasados imperfectos Un testigo objeto indirecto asegura haber sido montanera antes de caer en desuso por el cliché de temporada Los adjetivos involucrados rendirán declamación frente a las autoridades reales las académicas recomiendan suspender los diptongos mientras se esclarece la participación de las vocales La sociedad consonante se ha puesto los acentos Los Artículos Organizados (A.O.) lideran la revuelta de las comas mientras en el H. Libro (que su portada lo ampare) los puntos quedan suspendidos hasta nuevos reportes.

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La depresión postmando Víctor López Cámara*

E

l propósito de este texto es hacer un análisis realista-humorístico sobre un fenómeno muy frecuente que se da en quien desocupa un cargo que tuvo mando (o creía tenerlo) y lo perdió: la depresión postmando. Este padecimiento descrito por psicólogas mediante profundos y sesudos análisis y con enfoques diversos (lo normal y lo patológico), está relacionado en este análisis con palabras como tristeza, nostalgia, añoranza, “saudades”, cruda moral, aplatanamiento, o todo lo anterior junto, padecido por quien deja el mando y siente de pronto lejana la admiración-ficción o cultivo de sus subalternos; la aflicción originada por la frase perdida escuchada todos los días “Sí-señor-como-usted-ordene” o la solución mágica e imperativa, imposible sin mando de invocar: “Cárguenlo-a-la-partida-de-gastos-varios.” Todo, además, agudizado por el monólogo interior: “Qué horror, ahora soy un simple mortal, ya no puedo ni siquiera meter mi coche al estacionamiento de los plumas blancas.” Mediante esas premisas, fui invitado a presentar lo que para quien vestido de uniforme de antropólogo y en lenguaje xochimilca-pompososólo-para-iniciados es un marco teórico, aunque yo prefiero llamarlo a la antigüita: una breve introducción. Algunos amigos-enemigos míos concuerdan en que como a mí me vacunaron con aguja de fonógrafo y además “se me pegan los platinos” cuando hablo, resultaba mejor, para poder sobrevivir, presentar mis premisas por escrito. He intentado organizar esta no tan breve introducción a la depresión postmando, a través de una pequeña composición hilvanada en cuatro (ahora sí) breves cuentos de ciencia-ficción. Aunque viéndolo bien nada tienen de ciencia y tampoco de ficción. Estos cuentos de mandones en desagracia fueron recogidos por los pasillos de la uamXochimilco, o sea: en mi cubículo. Cada mini relato tiene un título y a la manera de Don Quijote, un subtítulo “en donde se relata la triste historia de lo acontecido a...” quien manda o mandaba. Un epígrafe para este trabajo bien podría ser: “no hay peor pelmazo que quien no sabe que es pelmazo”, traducción audible para oídos castos de una cita del ínclito maestro Don Hermenegildo Torres, Presidente Perpetuo del pup.**

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Primer relato: El experto En donde se relata la triste historia de quien da su sabia opinión sobre los que mandan. Normalmente un panel debe estar constituido por expertos. Sin embargo en aquella ocasión no se pudo encontrar a ninguno, ya que experto es aquel que viene de lejos y mientras de más lejos... más experto. Por ejemplo a mí me ha tocado ser experto en Uruguay. Un vuelo hasta allá me tomó hasta 27 horas. Pero fui experto completo: con solemnidad me llamaron “el excelentísimo doctor López Cámara”. En Colombia fui menos experto, puesto que el vuelo me tomó aproximadamente cinco horas. Allá fui simplemente “el doctor López Cámara”. En El Salvador, obviamente, para los sabidos en geografía, más cerca de las tunas, fui presentado como “López Cámara”. En un radio de dos horas de distancia en relación con la “ciudad” (por cierto, ¿D.F. querrá decir defiéndete?), me dicen simplemente Víctor. Ah, pero en la uam soy “el pinche Víctor”. Total, que al no encontrar expertos (en el sentido que se le da aquí al término) que pudieran decir algo sobre la depresión postmando, fue necesario invitar a quienes hubieran tenido relación más o menos cercana con este asunto; algunos aceptamos gustosos, otros no pudieron aceptar porque, justamente, en esos momentos atravesaban una fuerte depresión postmando. Conclusión de este enredo-ocurrencia: para poder comentar algo con conocimiento de causa es mejor no ser experto. Segundo relato: La corbata Donde se relata la triste historia de cómo identificar a quien manda. La corbata, esta superflua pero protocolaria, solemne y estrictamente formal prenda ... de vestir (¿será que se encuentre uno desnudo sin ella? ... ¡puede ser!), decía, la corbata, tiene en Xochimilco una muy estrecha relación con el cargo que conlleva el mando. La inmensa mayoría de quienes tienen algún grado de mando la usan. Quienes no tenemos por lo general prescindimos de ella. También se da el caso de quien sin tener mando ostenta visiblemente una corbata. Este es el individuo que, preocupado por su “carrera política”, busca ese tipo de cargos con desesperación (“Yo quiero, yo quiero”, “Yo llegué primero”, “Ya me toca” “Vota por mí”). Por otra parte, también hay casos de quienes teniendo un cargo con mando no usan corbata. Casi siempre a estos personajes el cargo les vale un soberano cacahuate, o lo que es similar, les vale lo mismo que la progenitora del vecino. Por obvias razones, durante la depresión postmando es común que las corbatas desaparezcan. Lo interesante en esta época de liberación ¿femenina? sería preguntarse con qué otra prenda (si acaso) se presenta este fenómeno-indicador en las mujeres relacionadas con puestos de mando.


Tercer relato: La vaca En donde se relata la triste historia de cómo manipula quien manda. De acuerdo con Perogrullo (gran cuatacho de algunos colegas), quien debe mandar no manda si no resulta obedecido. Por lo tanto resulta vital garantizar que se le preste atención y ¡le cumplan! Cuando falla el convencimiento (algo verdaderamente raro en días de crisis), puede utilizarse el método de la zanahoria y el garrote. Si el interfecto hace lo que se le pide, se le da un premio; si no, estará listo el garrotazo. Los Taylorfayolistas y diagramamólogos conductistas le llaman a este procedimiento “programa de incentivos”. Lo más común y práctico para asegurar la obediencia proviene de una técnica vacuna: el anillo en la nariz de la vaca. Esto es, la compensación económica que puede derivar en un pequeño pero significativo porcentaje del salario (que en época de crisis pueden ser cañonazos de cincuenta mil pesos, según nuestro Álvaro Obregón). Con el pequeño anillo en la nariz de la vaca (o de algún interfecto)... se puede jalar a toda ella en cualquier dirección para ponerla en el lugar deseado. Es más, si la vaca está acompañada de un grupo de borregos que la siguen (¡y votan!), por supuesto que el anillo de nariz es más grande y más buscado. Las compensaciones en estos rebaños no sólo se dan con lana, sino mediante el acomodamiento en un pastizal de segunda, desde luego de menor grado de quien los “protege”. Este esquema puede continuar “para abajo” siempre en la misma línea. Con esto, engorda, eso sí, el currículum político de la vaca (o del más buey). Para este procedimiento de enajenación calculada es posible que se encuentren más vacas y narices disponibles, que anillos existentes (aunque siempre hay posibilidades de crear otros “incentivos”). Cuarto relato: La piñata En donde se relata la triste historia de cómo manipular a quien manda. El cargo-piñata es aquel que muchas personas desean con ansia loca, ya sea por currículum, por imagen que alimente al ego, por dinero o todo junto. Ese cargo es como la piñata que, con intenciones de oropel tiene un gran colorido, una forma llamativa y está en un sitio que todo mundo ve. Casi siempre se mantiene arriba y todos los de abajo la observan con admiración: “un día de estos –dicen para sus adentros– yo voy a estar en ese lugar”. Esa piñata, sin embargo, está manejada por alguien que casi no se ve: el señor, la señora, el jefe, la jefa, el partido, el director o el dueño del establo, rancho, guardería que jala los hilos o le da cuerda, la sube a voluntad y la baja cuando le conviene; el que puede desviarla hacia la izquierda o la derecha para evitar un palo (“ese directorcito es muy mentiroso e incapaz, pero nos conviene”) o bien para propiciar un palazo (“ese coordinador ya no servía. Nunca lo hizo bien”).


Entre las bases, los participantes, transeúntes, mirones siempre hay alguno que quiere –y se siente con el derecho– de darle la mayor cantidad posible de palos a la piñata, para romperle toda la olla. Finalmente la piñata se siente, se resiente, y, no aguantando más, se desbarata. A veces se resquebraja en silencio porque simplemente ya cumplió el tiempo de estar arriba; a veces se rompe con gran estruendo. Puede ocurrir también que la piñata, en vez de ser de buen barro sea de uno muy barato o de cartón corriente. Estas últimas son las piñatas más difíciles, tercas y duras de romper. De cualquier manera, cuando la piñata cae por tierra la algarabía de las masas es manifiesta, la turbamulta se exalta, y, como las pirañas hambrientas, se lanza hacia los intestinos de la ahora indefensa y maltrecha piñata, a ver qué parte les toca, o de perdida para darle una última retorcidita a las tripas (en política la venganza es placer de dioses). Una vez descuartizada y desaparecida la piñata... ya no existe... es automáticamente olvidada; a lo mejor ya tomó su sabático; ahora lo importante es la que sigue... y vuelta a empezar. Algunas personas obtienen de todo esto una moraleja, elegantemente llamada por los sesudos analistas como conclusión: “a alguien le corresponde ejercer ese cargo-piñata; ese alguien se encuentra moral, reglamentaria o históricamente obligado a asumirlo”. Personajes que ya fueron piñata no escarmientan y buscan y obtienen por segunda ocasión otro cargo similar. Considero que quien insiste para un tercer puesto de esta naturaleza, simplemente no tiene remedio, es un irreparable caso que debe registrarse en textos consagrados de patología mental. Visto desde otro ángulo, estos personajes son dignos miembros del ínclito Club del Periostio. Y acotemos: en anatomía el periostio es la membrana que está íntimamente adherida al Hueso. *** Fuera de tanto cuento, podríamos señalar que existen diversos tipos de depresión postmando. Para algunos es tan real e indiscutible, que la afección no podría ser negada ni siquiera por algunos psicólogos expertos en negación, como aquellos de una historia muy conocida que intentaban convencer al paciente de que el cocodrilo que todas las noches salía de abajo de la cama era solamente producto de la imaginación... hasta que el paciente terminaba en las entrañas del reptil. Para otros, la depresión postmando, paradójicamente, se presenta antes. Este es el caso de quien dejó el cargo porque se enfermó. Existe el ave rara, la pieza digna del museo Furriño Mamayo (por abstracto), que nunca padece de depresión postmando. Este es el individuo que sabe reconocer cuál es el mejor placer del ser humano (no precisamente eso en lo que podrían estar pensando algunos de ustedes) y es el de sentirse honrado por su expulsión del Club del Periosto.

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Se dan también situaciones de pérdidas de mando en jefazos que no sufren depresión (o cuando menos no se les nota); unos porque perdieron el mando pero pasaron a ser eficientes manejadores de importantes piñatas (es decir ascendieron), otros más, que gracias a su antiguo trampolín olímpico dan un buen salto y se convirtieron en secretarios del dueño de todas las piñatas. Cualquiera que sea la causa, etapa o tipo de depresión postmando, esta enfermedad cede ante un tratamiento prácticamente infalible: un sabático en Extranjia o de perdida en Tingüindín, a donde no hay vacas, borregos, piñatas, jefes, partidos, pirañas o cocodrilos, ni mucho menos la jungla donde medran y cobran. Lo grave del asunto es que la depresión postmando, cuando es tratada con éxito mediante el sabático, es seguida por otra enfermedad tal vez peor: la depresión postsabático, tema que propongo a los siguientes expertos para un otro análisis realista‑humorístico.

* Pobresor vulgaris. uamero convencido. * * Quien ignore el significado de las siglas del pup es, por naturaleza, un digno ciudadano para militar en sus filas.


De la serie Confesiones Karla Paniagua R.

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urante semanas estudié tu rutina. Marqué tus rutas en un mapa, hablé con tus vecinos, me hice amiga de tus ex y de tu hermano. Me inscribí en el curso de escalada y esperé con paciencia de pescador la hora en que al fin enrojeciste de deseo para luego rechazarte, como corresponde.

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o del Four Seasons no fue azaroso. Los astros se declaran cómplices del encuentro.

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e todo aquello que te grité esa vez, la única mentira fue: “Vida mía, lo siento. No quise lastimarte.”

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Aquí les dejamos estos muertitos Raúl René Villamil Uriarte El ojo piensa André Bretón

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masijos de cadáveres, huesos, músculos y tendones; tumbas clandestinas abandonadas a la podredumbre de la muerte, que con todo su cinismo emergen a la superficie de las plazas públicas, para que todos lo veamos, para que no quede duda de que lo podemos atestiguar, mediante el establecimiento de un dispositivo milimétrico y obsesivo del morbo. Lo que está en juego para el espectador, es una cartografía de signos, de claves, de restos y huellas, hacia donde el terror, estratégicamente, dirige la mirada colectiva, y la exalta en una Gestalt de figura y fondo. Son los sistemas de objetos ultrajados por la intolerancia y el proceso que los desarticula de un orden social, al colocar en el fondo de la imagen lo cotidiano y resaltar a primera vista, el imperio de la catástrofe del sinsentido. El fenómeno de la violencia, ubica, en un primer plano, lo más importante para el ojo, la amenaza de la crueldad en contra de la integridad física y emocional. Aquí empieza a operar una ingeniería en contra de los sistemas simbólicos que soportan lo real, intervención a la manera de un estilete de cirujano, que conmociona de manera violenta la producción política de los signos, diría Jean Baudrillard.1 Desde este posicionamiento, los cuerpos desarticulados, ensangrentados y echados como zaleas a su propio anonimato, son los objetos que privilegian la visión y echan para atrás, como escenografía, la ética social. Estoy refiriéndome a la impunidad de la crueldad, con el soporte de los valores morales en un segundo plano, que a su vez son testigos cómplices de su legitimidad pervertida. Estamos, efectivamente, ante la puesta en escena del ejercicio del poder que rebasa el límite de lo imaginado y hace posible esta acción. Son ellos mismos, no hay tal como el enemigo externo, ajeno, inventado desde una posición delirante. El ejemplo más vivo, más virulento, más inadmisible, son los periódicos y noticieros que todos los días nos informan de esta psicosis del Estado inconsciente. En pleno boulevard, el monumento a los voladores de Papantla, recibe la ofrenda de cuerpos asesinados y enlatados en camionetas. Más adelante un letrero monumental que corona la entrada a este espectáculo ¡Bienvenidos a Boca del Río! 1

Crítica de la economía política del signo, Siglo xxi, 1997.

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Ni más ni menos que construcción de proyectos de infancia. 3 ¿Alguna relación con los autos-sardina del parque de diversiones de Six Flags? 2

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Estos lugares de tránsito, de itinerancia, de no lugares, se cancelan con el gran ejemplo de poder, de devastación e impunidad con el que se le extirpa el pellejo, al espacio íntimo de la vida cotidiana de los ciudadanos, para convertirlo en un campo ritual de lo innombrable. Esta barbarie se despliega ante la vista de las miradas infantiles y de una pregunta que los atrapa ¿Qué es todo esto?2 Es un asalto a la ingenuidad, a la imposibilidad de creer lo que los ojos ven. ¿Tantas personas asesinadas y torturadas caben en dos camionetas? El dispositivo auto-objeto se transforma, siniestramente, en una tumba clandestina sobre ruedas. ¿Tumbas clandestinas que salen de las cavernas y se vuelven móviles? Ya no hay nada que esconder. Hombres sin vida, en nudos de duelos anónimos, en máquinas con números de motores en serie, evitan a todas luces el ocultamiento, lo clandestino del delito, la oscuridad del asesinato, en trofeos siniestros que se muestran enlatados a plena luz del día.3 Es obvio que son ellos mismos, no hay tal cosa como la demarcación y el límite territorial, entre delincuencia organizada y Estado, es el Estado institucional organizado quien ha producido la delincuencia, que no reconoce como su propia creación. Es el efecto Frankenstein. Así, en la voz del Estado soy yo, la creación del monstruo del Chapo Guzmán se mitifica en el mundo de lo siniestro y lo fascinante, al mismo tiempo que su científico loco crea lo que para el psicoanálisis es el “objeto parcial transicional”: Felipe Calderón en su guerra contra su propia imagen del espejo. El enemigo del autor etílico es el doble, es la creación delirante del que le promete a la amada no enfrentarse con el enemigo, no asistir a la batalla campal, perdonarlo, dejarlo pasar, pero una vez que ella duerme, el alucinado se dirige a enfrentarse con su oponente, pero se encuentra en el camino con él mismo, que ya viene de regreso del campo del enfrentamiento ritual, y le dice a su otro yo, que apenas va, ¡no vayas, ya terminé con él! Estamos asistiendo al mundo que imposibilita la simbolización. Ya no podemos enviar allá una construcción imaginaria del mundo que nos altera, que nos conmueve, que nos tocó vivir, para sublimarla y convertirla en algo bello, en algo de altura que nos permita traducir las pulsiones de muerte en necesidades libidinales de existencia, en lo que llamamos simplemente, sentido de la vida. Ahora, con la violencia reinante, los antropólogos reviven la cosmovisión de Satanás que se pone enfrente de todos nosotros, y ha roto el cerco protector que nos permitía enviarlo a los símbolos. Estamos entonces, ante una realidad inconcebible. Somos la devastación del otro, efecto de la imposibilidad de abismarnos en nosotros mismos. El resentimiento generacional acumulado por siglos, por décadas, por meses y por días, se inscribe en el cuerpo del vecino, del prójimo y sobreviene el deseo de arrancarle los brazos,


de cortarle la cabeza, de extirparle los genitales, de torturarlo, pero con un monto de sufrimiento que sobrepasa cualquier suspenso. Todavía no sabemos por qué nos queremos hacer eso a nosotros mismos. Nada en el parque vuelve a ser igual después del linchamiento colectivo, el centro de aglutinación de identidades se desvanece, el reino de la incertidumbre se apodera del caos y de nuestras conciencias. En el lugar del entierro, la supremacía de la superficie, no podemos dejar descansar a nuestros muertos, ante la violencia y la crueldad con la que son sacrificados. Nuestros cadáveres reclaman abiertamente un ritual de orientación, de reposicionamiento, nos reclaman a gritos que les prendamos una luz al final del túnel, porque no se pueden ir así, sin más, con tanta indignación histórica, con tanta indiferencia por sus almas. El mercado ya no es el mismo, la vida laboral se deshilacha, la estructura familiar está secuestrada, la infancia sigue en estado de sitio. La mirada se enfoca perdida al piso. En cada reunión de procuradores-líderes de cárteles ¿Más cuerpos tirados al sinsentido del enloquecimiento de la muerte imbécil? ¿Más violencia de las bandas organizadas vs más violencia del Estado? Veracruz, Guerrero, Tamaulipas, Sinaloa, Michoacán, Nuevo León, Durango, Chihuahua, Estado de México, San Luis Potosí, son en su conjunto, el Estado mexicano, y el que por más declaraciones de su no responsabilidad, no se puede desterritorializar de su omisión, no se puede deslindar de su propia creación, pero no sólo como Estado fallido, sino como el fracaso más contundente del Estado ante cerca de 60 mil asesinatos, el Estado ante un delito de lesa humanidad. ¿Quiénes son o quiénes fueron los asesinados implicados en la delincuencia organizada, cuántos los civiles que como sobrenombre llevan la condena anónima de “daños colaterales”? ¿Cómo se llamaban realmente, por qué lloraron, qué los conmovía? Son cadáveres que alguna vez tuvieron familia, hijos, parientes, padres y una madre que procreó a estos “delincuentes”, que les arrancó la obsesión de un alcohólico. Más cárceles, más ejército, más policía, más ceguera, más ignorancia, más devastación, más cinismo, más muerte. Menos cultura popular a favor de la legalidad, menos atención a los jóvenes y a su creatividad, menos compasión, menos solidaridad, menos prójimo. Menos ternura. “Aquí les dejamos estos muertitos, para que vean que sin ayuda de ningún cabrón, estamos metidos hasta la cocina.”4

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Mensaje aparecido en Guadalajara, Jalisco, en una manta firmada por Los Zetas, en donde este grupo se atribuye la ejecución de 26 personas. La Jornada, viernes 25 de noviembre de 2011, nota de portada.

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Nuestro drama económico A

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“Se verá que las hipótesis verdaderamente importantes y significativas se basan en supuestos que son representaciones descriptivas muy imprecisas de la realidad y, en general, cuanto más significativa sea la teoría, más irreales serán esos supuestos”, Milton Friedman, Essays in Positive Economics, University of Chicago Press, Chicago, 1953, p. 14.

unque me hago cargo del carácter festivo de la ranAzul, y yo mismo soy practicante aficionado y admirador de quienes esgrimen con talento la ironía, estoy convencido de la grave seriedad con la que es necesario afrontar un drama económico que, sin pedirlo ni desearlo, estamos expropiando a velocidad alucinante. Al igual que el cambio climático, que no hace ni hará distingos entre culpables y víctimas, la cuestión económica nos abarca a casi todos, sin pedir permiso. Y la advertencia habrá que tomarla en serio. A un público aceptablemente informado, le ha sorprendido la paradoja por medio de la cual los responsables de la crisis en curso (legisladores, desreguladores, políticos, bancos, aseguradoras, agencias calificadoras), y a cuyo salvamento se han destinado recursos fiscales en proporciones bíblicas (por lo que se explica la mayor proporción de los déficit fiscales), se conviertan ahora en los halcones del déficit y exijan dosis mortales de austeridad (y la consecuente profundización del desempleo), en lugar de pagar sus culpas en alguna cárcel.1 Sólo la distante Islandia, con el curioso silencio de los medios informativos internacionales, ha detenido, juzgado y condenado a los políticos y banqueros que construyeron su ruina y ha retornado a la senda del crecimiento del producto y del empleo. Este mundo al revés, sólo puede enderezarse con el abandono de la ortodoxia normativa y despojada de supuestos realistas, para

Federico Novelo U.

adentrarnos en el más humano, positivo y realista terreno de la heterodoxia. Comprender las cosas, incluso las económicas, obliga a conocer cómo son y no cómo deberían ser. Ni más ni menos. En su texto póstumo, Poder y prosperidad, Mancur Olson describe la enorme confusión que experimenta cualquier estudiante de economía de un país no desarrollado, como México, al concluir la lectura de un libro de texto de la corriente dominante en esa disciplina, la neoclásica, en el que se afirma la indiscutible presencia de equilibrio general, con pleno empleo, y mercados en los que no existen tensiones entre la oferta y la demanda y comparar tales afirmaciones con la realidad que le rodea. La extraña afición de ese cuerpo teórico por apoyarse en supuestos del todo irreales,1 tiende ha convertirse en broma de muy dudoso gusto, y no sólo en ámbitos marcados por el desempleo, la desigualdad y la pobreza. ¿Qué dificulta la comprensión cabal del funcionamiento económico para el hipotético (no tanto) estudiante del ejemplo de Olson? En un notable lugar, la no disponibilidad de un cuerpo analítico realista; esta desafortunada situación es el amargo fruto de una duradera lucha de intereses, visible desde la mitad de los años sesenta del siglo pasado, y que el lamentablemente ido John K. Galbraith bautizó como la revolución de los ricos. En el propósito de ampliar y profundizar los privilegios para esa minoritaria porción de

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la sociedad, la citada revolución llegó tempranamente y con fuerza notable al ámbito universitario, primero estadounidense y, después, mundial. Expectativas adaptativas, de Milton Friedman, expectativas racionales, de Robert Lucas, ciclo económico real y, por último, teoría de los mercados financieros eficientes, conforman el rosario de malas ideas y falacias incontables con las que se expulsó de los centros de educación a las diversas expresiones de pensamiento económico heterodoxo y realista, destacadamente –aunque no sólo– en las versiones marxista y keynesiana. Thomas R. Malthus, Federico List, John S. Mill, Thorstein Veblen, Raúl Prebisch, Celso Furtado, Juan F. Noyola, entre otros, son relevantes teóricos del todo desconocidos por varias generaciones de jóvenes economistas, sometidos al adelgazamiento analítico y a la sofisticación instrumental, la que el mismo Galbraith percibió como Fuga técnica (la economía como ciencia matemática). La entrega del Premio Nobel de Economía, entre 1974 y 2000, a 19 profesores –temporal o permanentemente– vinculados a la Universidad de Chicago, en un primer momento a Federico Hayek, operó como garantía intelectual del éxito del pensamiento económico radicalmente conservador. En la escena socioeconómica, tal éxito se expresó en una profundización acelerada de la desigualdad: Una forma clara para entender cómo se acentuó esta desigualdad, se desprende del análisis del crecimiento del porcentaje que se apropia la población de mayor ingreso en Estados Unidos del ingreso nacional que genera este país. Población que únicamente representa el 1% del total de estadounidenses. Así, en 1976 el porcentaje de apropiación de esta floreciente minoría del ingreso nacional ascendía a 9.0%; en 2005 se elevó al 17.1%, y para 2009 se disparó hasta alcanzar el 24% (en sólo cuatro años).2 El panorama de distribución del ingreso en México, por cierto, no es muy distinto al de allá. Si en otras disciplinas, los premios Nobel se otorgan en atención a los méritos científi-

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cos de los laureados, en economía –al menos durante el período mencionado– se sometieron a la influencia política de universidades y gobiernos, en abono de un programa económico socialmente indeseable. Los economistas, como cualquier profesionista, no escapan de sesgos ideológicos ni son inmunes al juego y conflicto de intereses; por mucho tiempo, se les identificó con los delfines: animales que todo el mundo supone muy inteligentes, pero a los que nadie les entiende nada. En todo caso, no conforman un cuerpo homogéneo de valores, teorías y propuestas… tampoco de compromisos. En días muy recientes, N. Chomsky ha destacado la forma en la que el capital financiero, desde el interior de las llamadas economías de mercado, las ha ido devorando, en beneficio de microscópicas minorías; la Unión Europea padece, de tiempo atrás, el sometimiento de la política a los intereses económicos, y es muy añeja la descripción que Karl Polanyi hiciera del laissez faire: “Mecanismo por el que el mercado, institución de la sociedad, la convierte en su rehén”. Son tiempos en los que cualquier estudiante, no sólo de la disciplina, debe esforzarse por entender las cuestiones económicas, entre otras cosas y por desgracia, porque la educación universitaria vive horas tan bajas que, con el argumento de la financiarización desigual, hoy se hace visible una poderosa y conservadora corriente económica volcada en contra de la educación superior pública y semigratuita, con muy notables éxitos en el Reino Unido, los eua y Chile.

La redacción de ranAzul recomienda el documental Inside Job para entender la crisis económica. Este documental fue premiado con el Óscar como mejor documental en 2008 y puedes encontrarlo subtitulado en el siguiente enlace: http://bit.ly/LdMLSH Y para los interesados en saber qué hizo Islandia con los banqueros que causaron el fraude financiero acudir a la página: http://bit.ly/KPvvHO

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Fuente: Elaboración propia con base en Krugman (2009), El retorno de la economía de la depresión y la crisis actual, Crítica Barcelona y Joseph Stiglitz, “Alternativas a la austeridad”, Negocios, El País, 12/12/2010, p. 10.

Ni un céntimo para los bancos: http://bit.ly/Kyw61d Para quienes quieran ver cómo Islandia perdonó la deuda hipotecaria a su población para demostrar cómo se sale de la crisis; vean el video: http://bit.ly/HREMIl


Cabiria y su status de inocencia Perla Schwartz Mujer pequeña, va flotando por el mundo, habitada por intensidades. Ella juega ping-pong con la vida, ella es Cabiria la ilusa, la soñadora, la mujer de todos y de nadie. Remedo de la femme fatale fácilmente se deja engañar, su rostro dulce clama por amor y Eros la engaña una y otra vez. Entre sus sofocos de incertidumbre Cabiria se desgarra, Pero Fellini habrá de redimirla.

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La transición entre dos maneras de usar el lenguaje Luis Porter

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os despertamos cada mañana listos para seguir construyendo nuestro futuro. Nos apoyamos en los adelantos de la ciencia, de la tecnología, que se traducen en importantes cambios que se hacen evidentes en las herramientas que usamos. Es un nuevo día, y sin embargo, el pasado con todo su peso, nos sigue acompañando y marca nuestros pasos, sin que importen mucho las nuevas vestiduras. Como intelectuales, como académicos, pero también como profesionales, padres o ciudadanos vivimos el presente como un territorio de acontecimientos que se entretejen con relaciones de reciprocidad cuya forma evidente es el lenguaje y la comunicación. Nos sentimos modernos, cuando nos comparamos con nuestros padres, como una de las formas por superar una concepción del tiempo que tendemos a congelar, como si el presente fuera simplemente una sucesión de presentes en donde todo sigue igual, hasta que al encontrarnos por accidente con una foto nuestra de unos años atrás, nos ocasiona una rara incomodidad reconocer las diferencias. Cada día sustituimos en nuestro vocabulario antiguas palabras por las nuevas que impone el discurso político o el discurso tecnológico, y nos mantenemos sumergidos en un mundo donde ya todo llega etiquetado. Vivimos en un presente pre-conceptualizado, pre-legislado, amarrado por leyes y reglamentos, signos y rótulos, cuellos y chalecos. Si nos detuviéramos a reflexionar sobre la forma en que cambiamos nos sorprendería reconocer que no abandonamos lo que aprendimos y que nos cuesta enfrentarnos a nosotros mismos y con el nuevo mundo de hoy, tan abiertos como críticos (una apertura que nos lleva a reconceptualizar, y una crítica que afecte a los conceptos). Cuando proponemos abandonar los conceptos pre-establecidos y pensar de otra manera, surge de mil maneras la resistencia ante toda manifestación liberadora, cuestionadora, crítica o creativa. A menos que asumamos nuestra subjetividad, que practiquemos la poesía, y seamos abiertos-críticos-creativos, podremos aspirar

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En estricto sentido las siglas apa, representan a la American Psychological Association, pero tradicionalmente dicha asociación estandarizó algunas convenciones para publicar textos no sólo de Psicología. El modelo se fue extendiendo a las ciencias sociales. apa publica un manual de estilo que actualmente va en su sexta edición y comprende, entre otros tópicos, maneras de citar, propuestas para estructurar un texto, manejo de tablas, exposición de gráficos y recomendaciones para evitar que un trabajo sea plagiado. Esta serie de convenciones podrían entorpecer la socialización del conocimiento.

a ser artistas, porque sólo con la presencia de mentes valientes y clarividentes, podemos aspirar al cambio personal, que es condición para lograr un cambio social. Preguntémonos ¿qué significa vivir en la era de la tecnología de la comunicación? ¿Qué implica tener acceso a los nuevos artefactos que nos permiten comunicación instantánea en tiempo real y en vida real? ¿Se trata de un asunto limitado a ventajas técnicas o toca también a lo conceptual que nos guía? Mientras que el concepto de comunicación, de escritura o uso del lenguaje y por lo tanto de difusión es hoy algo totalmente diferente a como lo concebíamos hace una década apenas, los usos y costumbres que compartimos en el todavía llamado “salón de clases” no difieren mucho de aquellos que recibían mis padres en la mitad del siglo pasado. La educación de hoy no ha dejado de estar constreñida a los límites físicos de la institución, a sus anquilosadas normativas, a sus pretensiones de planeación basada en la retórica, y no ha logrado salirse de sus muros para abarcar ese espacio tan amplio y total que bien podríamos calificar como sideral. Vivimos en una etapa de transición en la que convivimos con el libro encuadernado, y la tableta electrónica, sin asumir justamente los cambios relacionados con el lenguaje, su expresión y difusión. Cambios que ponen en cuestionamiento desde las academias, pasando por las rígidas normativas tipo apa1 para terminar en la manera misma de leer y escribir. La literatura dedicada a estos cambios mayores, se concentra en las transformaciones sufridas por ese objeto arquetípico y místico que es el ‘“libro”. Es vasta y resulta altamente peligroso ignorarla. Así como los códices prehispánicos se convirtieron en libros, hoy el libro se ha convertido en hipertexto, y plantea un formato que rompe con la linealidad tradicional y por lo tanto con las normas y herramientas de control que ya no corresponden. Cómo leemos y cómo concebimos la lectura precede a la preocupación de cómo escribimos. (ver referencias) Sin embargo, nada de esto se discute en la academia. Se continúa corrigiendo y demandando una forma de escribir basada en el en-

sayo de Montaigne. Se ignoran los cambios, no parecen importar la lengua ni muchos menos lo que en un país como México debemos de entender como “idiomas nacionales”. Si nos asomamos a la Academia de la Lengua Mexicana, epígono de la Real Academia Española, veremos que poco importan la diversidad de lenguas que se hablan y las múltiples raíces culturales que afloran en la conducta verbal de cada estudiante sentado en su pupitre en el “salón de clase”. En lugar de tener curiosidad e interés por las potencialidades literarias del estudiante al usar su lengua como la use, respetar su origen y su sintaxis y su particular forma de expresarse, generalmente se le condena, en especial si no se ciñe a las reglas ortográficas y gramaticales. Es común que el docente, en lugar de poner atención en las ideas del estudiante, se dedique a intentar “reparar” su lenguaje, que identifica como el uso común, vulgar, cotidiano, coloquial, de las clases populares. Todavía hoy, asumimos un concepto de universidad dedicado y privilegiando a la llamada “gente culta” que en realidad es la lengua aceptada por aquellos que tienen el poder de imponer sus criterios. Si analizamos lo que se considera un buen español, nos enfrentaremos a nuevas sorpresas, que más se alejan de la tecnología actual y sus maravillas. Hay una influencia de dudosa calidad proveniente de la cultura política mexicana (caracterizada por la contradicción, la ambigüedad y el autoritarismo), que se ha introducido por medio de los documentos que comunican las políticas que se van a seguir en la educación, por medio de un discurso oficial que tiende a igualar el habla del docente y del funcionario universitario con el del político de un partido. La lengua aceptada deviene en “lengua convencional” basada en reglas, aunque atente contra la espontaneidad del joven, al desviar su capacidad de construir una relación adecuada entre su vida y la literatura. Se trata de un lenguaje tan tendencioso como superficial cuyo vocabulario que no llega a convertirse nunca en metáfora (indicadores, competencias, equidad, excelencia, calidad, etc.) es igual de abstracto y por ende, superficial, que tiene efectos distorsiona-


dores en el bagaje cultural tanto del docente como de su estudiante. El problema se extiende al posgrado, a las formas impuestas para redactar una investigación,2 y también a las evaluaciones y dictámenes que cifran el destino de los textos académicos. Lo anterior ayuda a explicar las pésimas relaciones entre el proceso de la producción editorial, las normas académicas y la institución escolar, donde las principales víctimas son los manuscritos de autores, que ven sujeta su expresión a múltiples cartabones, todos ellos de espaldas a los avances de la tecnología, del concepto de libro, y de los nuevos usos del lenguaje. Es urgente que nos reunamos a meditar sobre estas cosas, especialmente con aquellos que aunque tienen acceso a las ventajas se mantienen fieles a la tecnología del gis y el pizarrón. Así como la industria editorial, al igual que toda industria relacionada con la reproducción por millares de cualquier tipo de “original” ha cambiado radicalmente la educación y sus formas, los cuales reclaman que se adopten y apliquen estos cambios substanciales. Música, imagen, cinematografía, artes visuales, diseño, se han visto sujetos a cambios drásticos, mismos que vamos conociendo en desorden y sólo parcialmente. Como protagonistas de estos cambios, como espectadores, como usuarios, consumidores, oyentes, curiosos o espías, podríamos pensar que su sola existencia basta para que seamos criaturas que logran los milagros educativos necesarios en el siglo xxi. Sin embargo no es así. Tanto nosotros, como nuestro sistema de educación superior, continuamos viviendo, obrando y pensando con principios de conducta y juicio no muy diferentes a los que se aplicaban en el siglo xix. La irrupción de las nuevas tecnologías se han asumido en forma no muy diferente a la de las plumas fuente que mi an-

cestro rumano Petrache Poenaru Galetar inventó en 1827. Es decir, seguimos escribiendo con la misma tecnología que el general Santa Anna utilizó para ceder a Estados Unidos la mitad del territorio mexicano. No nos dejemos engañar por nosotros mismos: cuando compramos una computadora, usamos el correo electrónico, bajamos algunas apps al teléfono móvil, que orgullosamente sincronizamos (o alguien nos sincroniza) a la computadora, únicamente creamos la vana ilusión que ya estamos modernizados. Ilusión que dura hasta que llega nuestro nieto y nos hace ver, con sus pequeños deditos sobre el teclado o la pantalla, lo irremediablemente ingenuos que somos. No nos damos cuenta que estos nuevos artefactos que subutilizamos sin vergüenza alguna, no nos indican que ya estemos ubicados en el cambio de vida, de costumbres y de conceptos. Ello requiere algo más, y lo que requiere es nada menos que la transformación de nuestros marcos de conocimiento, nuestros conceptos, nuestro sentido del tiempo, del presente y del futuro, que incluye asumir las nuevas formas de usar el lenguaje hoy. El paso que se debe dar, si pretendemos asumir los cambios profundos que la historia contemporánea nos arroja a la cara y de la cara a la mesa de trabajo, va mucho más lejos que la facilidad consumista de actualizar nuestras herramientas, llenar la universidad de aparatos, cuesten lo que cuesten, y menos aún del precario uso que hacemos de todo ello. Lo que se nos demanda hoy es la capacidad de reinventar la manera en que nos relacionamos con

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Nos referimos a las múltiples camisas de fuerza, justificadas por una “metodología” entendida desde el criterio neopositivista más ancestral, tan bien representadas por el formato apa.

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nuestros estudiantes y nuestros colegas, la necesidad de reinventar nuestro lenguaje y la forma en que lo usamos, y al final, la necesidad de reinventarnos a nosotros mismos. No podemos pensar que por el mero hecho de que poseamos un artefacto electrónico, o porque pongan un pizarrón raro en el salón, ya cambiamos. Sería como confundir al pianista con su piano. No importa que haya comprado el más maravilloso Steinway, ni que se ejercite en la interpretación del “Para Elisa”, será obvio que sus dotes de pianista no han ido muy lejos. No es a través del consumo de tecnología que nuestra mente cambia, ni de la adquisición de libros, como tampoco la de credenciales, posgrados y otros diplomas, si no hemos entendido en el transcurso de esos procesos mercantiles y burocráticos, los cambios conceptuales, de vida, de valores, de marco teórico, de visión y compromiso, son los que marcan la diferencia. Como dice Gustavo Bombini (2006), “reinventar es en realidad redescubrir, leer en otra clave” y eso es lo que tanto nosotros como nuestros estudiantes debemos hacer, buscar nuevas maneras que nos ayuden a aprender a escuchar y leer a nuestros estudiantes, para identificar y recuperar sus testimonios ubicados en el momento actual, aunque provengan de raíces lejanas, de contextos en los que conviven diferentes tiempos. También es necesario distinguir entre las actividades creativas que ocurren fuera de las instituciones educativas y la producción de objetos de enseñanza y aprendizaje propias de la educación. Nos referimos el campo amplio y trascendente de lo educativo, al material y la tecno-

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logía relacionados con la educación. Los recursos de comunicación han revolucionado nuestra manera de concebir y manipular un texto, y no solamente un texto, sino todos los lenguajes y herramientas que utilizamos para comunicarnos. Estos incluyen los que producimos con el cuerpo, con la cara, con la voz, o con medios que rebasan a la tinta y al papel, e incluyen las señales electrónicas, los cortadores laser, los objetos que flotan, el vapor, las banderas, los materiales tejidos, cualquier forma de señal o signo y así infinitamente. El cine, la imagen fija, los sonidos, las expresiones musicales, están a nuestra disposición de nuevas maneras, tanto en su forma como en su contenido. Hoy, el papel que jugamos como maestros o como alumnos, como funcionarios o como administradores y las relaciones entre nosotros son otras. Esto afecta directamente el acatamiento a leyes, normas, y decisiones tomadas hace mucho tiempo atrás sobre la forma de usar el lenguaje, así como sobre la determinación y reconocimiento de quién es el dueño de las palabras. La palabra escrita ya no es el modo de expresión prioritario, el eje de los procesos de aprendizaje, y el conocimiento, el ensayo venerado, el protocolo racionalmente estructurado a la medida del racionalismo del siglo xix. Hoy, asumir la docencia en el papel “del que sabe” ya no nos hace maestros, por una sencilla razón, hoy, nuestros alumnos “también saben” y saben más de lo que queremos reconocer. Los que hoy escribimos y publicamos, no somos aquellos pocos autores con habilidad, privilegio y prestigio. No. Hoy escriben y publican prácticamente todos los que se encuentran dentro del sistema educativo. Hoy ya no enseñamos, sino que aprendemos junto con nuestros estudiantes. Esta época de clara transición entre una manera de producir y publicar o divulgar signos, está afectando


la cultura porque enmarca toda acción de enseñanza aprendizaje ligada a prácticas educativas, siempre en evolución, aunque nunca como en la última década. Las nuevas formas de comunicarnos de hoy no se resuelven con la lectura de manuales, ni con la toma de cursillos. Requieren la inmersión práctica y reflexiva en las nuevas teorías que emergen y se encuentran en constante expansión. Hasta hace muy poco, el contacto que sosteníamos con los estudiantes dependía de reuniones presenciales, de citas y encuentros cara a cara. Hoy permanecemos comunicados y hablamos a toda hora por medio de diminutos aparatos en tiempo real, en la vida real. El Facebook que concebíamos como cosa de chicos o de adolescentes, hoy es una herramienta de movilización social, que promueve proyectos y movimientos sociales, y lo utilizan indistintamente gente de toda edad, en diferentes lenguajes, culturas, perfiles, niveles y clases sociales. Los teléfonos celulares nos mantienen conectados a nivel sideral, a través de satélites, al extremo que nos dan facilidades inconcebibles hace un par de años; por ejemplo, saber por dónde andan físicamente nuestros hijos, cónyuge, alumnos y otros seres queridos. Los chats, la música que sube y baja, las conexiones que van y vienen nos dan acceso hasta para la localización del autobús que esperamos en determinada estación o parada. Fotografías, telefonemas con imagen, Skype, blogs que nos permiten compartir nuestros pensamientos día a día, videojuegos que nos distraen o enajenan, y tantas otras cosas que aparecen para nuestra delicia y beneficio, hoy han ocupado hasta los silencios. Lo anterior tiene un claro impacto en los espacios educativos, al punto que hoy el aula ya no es ese espacio cerrado e inexpugnable territorio bajo el dominio del maestro. El aula se ha salido de sí misma, y si queremos mostrar a los demás cómo da clase nuestro maestro, qué tan bien o tan mal, qué tan justo o injusto, qué tan respetuoso o irrespetuoso es, basta documentar una clase. Es algo que puede hacerse fácilmente, con o sin permiso. Hoy el aula es todo aquel espacio en el que nos dispongamos a estudiar,

al punto que toda ciudad es potencialmente una ciudad universitaria. El gis y el pizarrón, el cuaderno de notas, la estilográfica que hoy siguen poblando y coronando las aulas, son la mejor prueba de un pasado que aunque empecinado en persistir está a punto de morir. ¿Qué es entonces lo que pretendemos cuestionar en este reiterativo e insistente ar­tículo? Que básicamente lo que está en juego es reconocer quién manda en relación a la producción y difusión del conocimiento en todas sus expresiones. Quién manda sobre el (los) lenguaje(s), sus usos y sus productos. Y por lo tanto, quién manda en un mundo masivo, de acceso irrestricto a los estudiantes, donde se ejerce la democracia y estamos convencidos que maestro y alumno somos iguales. Esto abarca, en el campo de la educación, desde la tan temida “copia” de información encontrada en el Internet, hasta el concepto mismo de investigación-redacción, que incluye la publicación y distribución de los productos del conocimiento. La respuesta al problema de autoridad que estas cuestiones plantea, es contundente: todos mandamos. Porque hoy todos somos diseñadores en la labor de darle forma a los múltiples lenguajes y sus formas de expresión. Las opciones de las que disponemos para hacerlo nos obligan a ser nuestros propios artesanos al interpretar libremente lo que está al alcance de nuestra mano. Podemos seguir utilizando códigos obsoletos, con el resultado de distorsionar la tecnología, o lo podemos hacer reinterpretándolos a nuestro modo con sus nuevas significaciones. Se trata de un diálogo con nuestros colegas y estudiantes que nos obligará día a día a corregir, redireccionar, y dar nueva viabilidad a nuevas estrategias didácticas y pedagógicas. Esto amplía nuestra capacidad de atender a los alumnos, porque no somos más pastores de ovejas sino colegas en acción, todos asumimos los tiempos de transición que vivimos. Esta nueva libertad nos lleva irremisiblemente a confrontar las convenciones que han dado poder a la autoridad del pasado, la misma que por tanto tiempo dimos por buena, y que hoy intenta prevalecer, al aprovechar inercias, igno-

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A muy grandes rasgos la diferencia entre copyright y copyleft, consiste en que en la primera figura, cualquier obra o parte de ésta que se reproduzca por cualquier medio necesita la autorización expresa del autor o de quien sustente los derechos patrimoniales. Con el copyleft el autor autoriza la reproducción de su obra o parte de ésta sin mediar autorización específica de su parte, pero sin que se omita su nombre; es decir se conserva el derecho moral sobre la obra o fragmento. Esta segunda figura responde con mayor eficiencia a la dinámica de internet y del libro digital. Si la contrastamos con el copyright observamos que existen desencuentros de carácter legal. Lo cierto es que en el fondo, ambas figuras buscan la protección del autor desde enfoques muy diferentes del derecho. (Asesoría de la maestra Sofía de La Mora Campo). 4 Autodidaxia o autodidáctica se aplica al que se ha instruido o educado por sí mismo, sin maestro o profesor. María Moliner, Diccionario del uso del español, Gredós, 1977. 3

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rancias, la presencia de una planta añosa aferrada al pasado, al defender métodos obsoletos, prioridades extemporáneas, intereses mercantiles, copyright vs. copyleft, etcétera.3 Rancière en su libro El maestro ignorante hace hincapié en la igualdad con la que debemos asumir nuestra relación con el estudiante. Hoy las nuevas tecnologías le dan la razón porque nos sitúan al mismo nivel cuando compartimos espacios y nos comunicamos con lenguajes que aprendemos juntos. Ambos, maestro y alumno, somos adultos con autoridad, sujetos del conocimiento, por igual. El estudiante, gracias a su ventaja generacional, va marcando, demandando y definiendo sus nuevas fronteras. Gracias a sus iniciativas poco a poco aprendemos a trabajar en una atmósfera que convierte lo que llamábamos “salón de clases” en un taller o laboratorio de trabajo conjunto. Lo individual deja lugar a la labor de equipo, las redes, los ensambles, los tejidos, nos intercalan, nos cuatrapean, nos enmarañan. Muy pronto, todos somos uno. La dinámica de grupo no depende del más talentoso, del competitivo destacado, porque la calidad se define por la manera en que vamos uniformándonos en nuestras diversas identidades, por medio de relaciones que nos obligan a sentarnos codo a codo frente a la mesa de trabajo, como iguales. Estrados y pizarrones, pupitres aislados, alineamientos militares, son cosas del pasado. Nuestras relaciones adquieren la fisonomía de un hipertexto, donde el hilo de nuestra argumentación abre salidas para temas laterales, cuando el texto lineal estalla en multitud de ramas e infinitas bifurcaciones. De esta manera, la tecnología nos ha permitido hacer honor al lenguaje que hoy está más vivo que nunca, porque no necesita esperar la resolución de un comité ubicado en ninguna real academia de ningún tipo. Manejamos el lenguaje que se desmorona cada día para volver a construirse. La apa y similares, incluyendo las leyes del derecho de autor, van cambiando rápidamente de sentido. Una rapidez que sus ritmos paquidérmicos jamás habían concebido o imaginado. Las citas se sustituyen por el cuida-

do en el contenido a través de una mejor información de calidad. Vivimos el fin de los dictámenes ciegos y mudos, tras el que se esconden los mecanismos de supervivencia de intereses y criterios decimonónicos. Los indicadores de calidad se han tecnologizado y virtualizado. Ello no implica que dejen de importarnos la veracidad, la buena redacción, la poesía, la estructura adecuada, la dosificación, la verificación, el orden, el proceso racional, el respeto a los ritmos del alumnado, lo estético, el diseño adecuado, la accesibilidad, etc. Las uniformidades y estándares que se van creando facilitan la comprensión de los nuevos artefactos que sustituyen cotidianamente a los que van quedando atrás. Evaluar adquiere un nuevo sentido en estas circunstancias. Aprendemos así a mantener un ritmo de comprensión que debe basarse no en la ley inamovible, sino en el cambio constante. Poco a poco el emisor de lecciones es menos importante que la forma en que abordamos el proceso de enseñanza-aprendizaje. El maestro, el escritor, el catedrático se van disolviendo ante la presencia multitudinaria de los estudiantes junto a sus maestros. Hoy que las jerarquías han cambiado, las obligaciones también. Los reclamos de propiedad dejan de ser legítimos. El estudiante tiene acceso a algo en el éter y ese algo está allí a su disposición, sea música, cine, literatura, como herramientas educativas. Les pertenecen. Logramos un nivel de autodidaxia,4 urgente y necesario para el alto número de estudiantes que vamos a formar. Nuestro papel docente cambia, somos colegas de nuestros alumnos, guías, por la edad, a la vez que compañeros, porque la edad también ha dejado de tener el peso y la significación que antes tuvo. Las tecnologías nos renuevan y nos rejuvenecen, nos uniforman en edad, como lo constatamos en nuestras conversaciones cibernéticas con los menores, sean hijos, sobrinos o nietos. Todos vivimos un proceso de transición y de transformaciones paulatinas, al mismo tiempo que vamos asumiendo que no vivimos en un tiempo congelado, en la inmovilidad histórica propia de la forma de ver heredada desde aquél


siglo llamado de las luces. Hoy asumimos que cada día cambiamos, y que el tiempo, como el lenguaje, se encuentran en constante movimiento. Un movimiento que bien podría llevarnos a la inclusión en la educación de todo aquél que esté en el derecho de hacerlo.

Fuentes consultadas Me ha sido de especial utilidad para entender los cambios en la tecnología educativa, el libro de Christian Vandendorpe, From Papyrus to Hypertext, Towards the Universal Digital Library, University of Illinois Press, Chicago, 1999, también el de Albert Manguel, A Reader on Reading, New Haven, Conn., Yale University Press, 2011, el de Bryant Levi, The Democracy of Objects, Ann Arbor: Open Humanities Press, 2011, los artículos en la jab (Journal of Artist`s Books), entre otros. Todo apunta al cambio profundo. Bernard Charlot, Una educación democrática para un mundo solidario. Una educación solidaria para un mundo democrático, Foro Mundial Educación (fme), Porto Alegre, Brasil, septiembre 2001. Consultado 03-05-2010, en: http:// www.quehacereducativo.edu.uy/docs/52b19f6d_06%20 predid%C3%A1ctica-a.pdf Bernard Charlot, La relación con el saber, elementos para una teoría, Libros del Zorzal, Argentina, 2006.

Campaña Latinoamericana por el derecho a la educación (2010) Metas 2021: La educación que queremos para la generación de los Bicentenarios. Aportes desde una perspectiva de redes de la sociedad civil de América Latina y el Caribe y de España.

clade

Juan Carlos Tedesco, “Los pilares de la educación del futuro”, en Debates de educación, Barcelona 2003 [ponencia en línea]. Fundación Jaime Bofill; uoc. [Fecha de consulta: 12/04/10]. http://www.uoc.edu/dt/20367/index.html La base de datos que ofrece el Laboratorio de Análisis Institucional del Sistema Universitario Mexicano (laisum) me ha permitido hacer un seguimiento de las políticas aplicadas a la educación superior en México, y percibir los posibles cambios que darán base a las propuestas en un año electoral de enorme trascendencia política como el que estamos viviendo.

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Mujer y el poder de lo materno

Lore Aresti de la Torre

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stamos en medio de una crisis mundial que abarca todos los ámbitos de las relaciones sociales y personales. Inmersos en todo tipo de conflictos, guerras, hambrunas y principalmente, inmersos en muchísimo sufrimiento… sufrimiento evitable e innecesario, lo cual lo convierte en un sufrimiento injustificable e insostenible. Dentro del contexto de debacle mundial en el que nos encontramos, me gustaría profundizar en la presencia de las mujeres maternas y guerreras que luchan, y validan todo tipo de iniciativas, y acciones que apoyen la evolución de la conciencia humana. Estamos hablando de la conciencia humana materna… presente en hombres y mujeres… paridos por un vientre de mujer. Conciencia que busca siempre la existencia plena, el conocimiento profundo y la dicha compartida. Mujeres a favor de la paz y la esperanza, contra la guerra, las hambrunas, la explotación, y el desastre ecológico en el que nos hallamos atrapados. Cualidades como la compasión, el cuidado, la ternura y una especie de instinto para la sobrevivencia, se están convirtiendo en rasgos básicos para el sostenimiento de un futuro posible…un futuro que exorcice para siempre el ecocidio en ciernes, y el enloquecido suicidio colectivo, procesos nucleares que entre todos hemos creado, y del cual todos somos responsables… futuro que se convierte en una posibilidad real, en cada toma de conciencia. Nunca antes en la historia conocida, han existido tantas mujeres competentes, independientes, con experiencia, medios y capacidades para formar parte de aquellos que responden, a la urgente necesidad de una transformación radical de la conciencia humana. Mujeres que se atreven a provocar y crear un cambio paradigmático en las relaciones psico-afectivas entre los seres humanos… en la relación de los seres humanos con todos los seres vivientes, y en la querencia y cuidado a esta nave espacial orgánica… Nuestra Tierra… la Madre Tierra, como la nombraban los paganos que celebraban las llamadas religiones de la Tierra.

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Lo que es muy claro para nosotros, es que, el mundo está profundamente necesitado de los arquetipos que representan estas cualidades femeninas. Creemos, al igual que numerosos pensadores sociales, filósofos, activistas, empresarios y gobernantes, que es necesario el retorno de aspectos de la naturaleza humana, que tradicionalmente han sido considerados, como actitudes de la vertiente femenina de nuestra especie… para así posibilitar un nuevo balance a nivel planetario. Equilibrio y armonía que necesitamos para sobrevivir... y sobrevivir plenos… es decir, haciendo honor a la condición humana, que es nuestra herencia evolutiva y nuestro derecho de nacimiento. Desde el momento en que me percaté, de que el mundo es una especie de danza entre cualidades complementarias, comencé a buscar rasgos que fuesen auténtica y sanamente femeninos. De igual manera, busqué y analicé aquellos rasgos que fuesen, auténtica y sanamente masculinos. Desde que somos chicos se nos enseña que los hombres son fuertes y las mujeres débiles. Que los hombres son propositivos y las mujeres son frívolas y superficiales. Que los hombres son racionales y las mujeres emocionales. Que los hombres son agresivos; y las mujeres compasivas. Que los hombres son competitivos; y que las mujeres son colaboradoras. El reto, para las mujeres a lo largo de las últimas décadas, ha sido el aprender a ser firmes, y el sostener nuestra fuerza en el mundo, sin adoptar el pervertido y destructivo arquetipo masculino patriarcal, en su relación con el poder. Creo que debemos insistir, en que la perspectiva femenina tiene una relación diferente con el fenómeno del poder. La vivencia masculina incluye una falsa definición en relación al poder…. el poder sobre todo y todos. Poder ejercido a través de la violencia, el maltrato corporal y el miedo.

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La relación con el poder que deseamos sostener la mayoría de mujeres de corazón materno, tiene que ver con “el poder a través de la querencia” y “el poder con el otro o los otros”, y no con “el poder sobre de” en el que está basada la fuerza bruta de los procesos de dominación dentro del Patriarcado. Una perspectiva que las mujeres tenemos que enfrentar, está determinada por la necesidad de darnos cuenta, cuan ciegamente internalizada tenemos la perspectiva patriarcal, en relación al manejo del poder. La internalización de dicha perspectiva, es la que nos hace sentir no validadas entre nosotras mismas, necesitadas de la aprobación masculina para sentirnos bien, y, el miedo de hablar, de demandar y de proponer de manera enfocada y firme, lo que consideramos justo, compasivo y necesario para el bien común. ¿Cómo implementar una perspectiva de equilibrio y balance entre lo masculino y lo femenino, tanto en el mundo social, en el nivel académico, en el político, en el científico, al igual que en el mundo de los negocios? Es esta una pregunta clave para las mujeres que incursionan exitosa y conscientemente, en campos considerados como espacios privados de lo masculino. Las mujeres que nos hacemos este cuestionamiento, creemos que dentro de los campos todos de la actividad humana, es necesario practicar el principio femenino de la inteligencia relacional. Podemos definir metas, pero también buscar cómo cultivar las relaciones, por medio de las cuales y a través de las cuales llegamos al cumplimiento de nuestras metas. Nos preguntamos cómo permanecer responsivas y abiertas a lo que está pasando, sin que ello sea una invitación al abuso y a la descalificación.


Cómo contraponer a la soberbia masculina, la humildad del que sabe, que todo logro es un logro colectivo. Cómo permanecer completamente abiertas a todo nuevo aprendizaje y a toda nueva forma de relación. Podemos actuar a partir de la premisa de que cualquier relación sana está basada en el respeto mutuo y la reciprocidad… que todo proceso debe servir para el bien de todos los implicados, de manera que la solución sea viable, justa y compasiva. Nos parece interesante señalar, que los gurús de los negocios, están empezando a reevaluar el liderazgo femenino. Estos gurús han comenzado a percatarse, que los estilos de liderazgo femenino suelen, en general, facilitar la improvisación, la creatividad y la innovación, además de mejorar notoriamente las relaciones entre los empleados. Una de las paradojas que tenemos que enfrentar, en la relación de las mujeres con el uso del poder, se presenta en el hecho de que muchas líderes mujeres, simplemente han clonado lo “masculino” en su relación con el poder. En donde la poca imaginativa imitación, no solamente perpetúa el statu quo, sino que llega a convertirse en una imitación patética, pero no por ello, menos violenta e invasiva, que el uso masculino del poder. En su mejor nivel, el tipo de liderazgo femenino, que está al alcance de hombres y mujeres, implica que si bien el logro de los objetivos es básico, es tanto o más importante el proceso relacional de cómo se llega a la meta. El estilo de liderazgo femenino materno, tanto en hombres como en mujeres, prioriza las relaciones, el aprendizaje, la belleza, la flexibilidad y la celebración gozosa de lo que hacemos. También favorece la inteligencia colectiva, la aceptación de la vulnerabilidad, de la transparencia, de la intuición y de algo que nos hace mucha falta a todos: una gran humildad frente aquello que hacemos bien. Creemos que las mujeres tienen que moverse del lugar del miedo y el sometimiento, hacia un proceso de trascendencia que posibilite pasar del miedo a la firmeza. Las mujeres debemos ser capaces de “oler” nuestro miedo. En la medida que las mujeres podamos captar la sutileza, a veces casi imperceptible, de nuestro miedo, podremos trascenderlo y convertirnos en lideres con capacidad de mando y toma de decisiones.

Tenemos que aprender a hablar con firmeza, pero también con gentileza. Dada la urgencia de los tiempos que nos toca vivir, debemos y tenemos que tomar una postura pública, en la que nos juguemos total y apasionadamente… sin miedo… y sin soberbia. Lo que se nos pide en este momento de crisis total, es la necesidad de lograr un balance de lo mejor de lo masculino y de lo femenino, y hacerlo de la manera más efectiva. El tomar una postura firme en función de aquello que más amamos y que más profundamente sentimos. Actuar de manera pasional, llena de fuerza… permitir que la madre de la especie que yace en todos nosotros, responda instintiva y fieramente, a la llamada urgente de que luchemos en defensa de la vida toda. Para muchas mujeres activas y comprometidas, lo que está en juego es la transición, del miedo a la firmeza, la integración equilibrada de lo masculino y de lo femenino… en pocas palabras, una nueva y maternal forma de ejercer el poder. Insisto, reiteradamente, en lo femenino materno. La esencia de lo materno no está restringida al sexo femenino, o, a la capacidad de las mujeres de parir los hijos de la especie. Lo esencial de lo materno, del maternaje, es un principio inherente tanto en los hombres, como en las mujeres que han sido paridos, criados y atendidos por una mujer, la madre. Es una actitud de la mente y del corazón. Es el Amor… y ese Amor, es la esencia misma de la vida. En aquellos y aquellas en los que se ha despertado la esencia de lo materno, el amor y la compasión hacia todo lo viviente, se convierte en una parte vital de su estar en el mundo… tan vital como el propio acto de respirar.

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Taller Leñateros “Del mismo cuero salen las correas”

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olectivo editorial que favorece la ecología, rescata antiguas técnicas para la impresión de material gráfico en vías de desaparición, como la extracción de colorantes provenientes de hierbas silvestres y recupera las lenguas indígenas para su difusión en hermosísimos libros. Un material de alta calidad que ha obtenido distinciones tan importantes como la que le otorgó unicef para la publicación del libro Bon, elaborado a partir de tintas naturales, la Witter Bynner Foundation for Poetry, o el premio a la excelencia editorial que concedió el Club Pen de México en 2010. Leñateros se fundó hace casi cuatro décadas por la poeta Ámbar Past y el colectivo que lo integra está conformado por una sociedad cultural multiétnica de artistas tanto consolidados como en formación. El papel para la elaboración de libros, carteles, tarjetas y la revista La Jícara es fruto de su labor como “leñateros”; es decir, de aquellos que juntan ramas secas en el monte, manojos de ocote y encino y que después aúnan a hojas de pino, bromelias

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y orquídeas, aunque también utilizan las flores que nadie quiere del mercado. Toda esta mezcla que no desdeña desperdicios agrícolas e industriales, da nacimiento al material con que se da cuerpo a libretas y cuadernos, y que le presta una textura muy característica a las cubiertas de todos sus libros. Entre su producción más reciente se encuentra Sueños conjuros desde el vientre de mi madre, libro acompañado por un disco compacto que presentaron las propias autoras tzotziles en el Festival de Automne en París, en octubre de 2011, Alquimia, un manual didáctico para fomentar la creatividad entre padres e hijos y Nene sol, un interesante proyecto basado en un cuento de la tradición oral tzotzil cuya gráfica fue creada por la artista japonesa Tamana Araki. ranAzul te invita para que te permitas conocer este interesante trabajo Calle Flavio A.Paniagua 54, San Cristóbal de las Casas, Chiapas México. c.p. 29230 Tel/Fax: ++ (52) (967) 678 51 74 http://www.tallerlenateros.com/index.php

Bolom Chon significa Tigre que baila. Se trata de un libro infantil sobre el jaguar, publicado por Leñateros. Fue realizado por artistas mayas contemporáneos quienes elaboraron serigrafías, papiroflexia, papel hecho a mano y un disco en el que los niños cantan la canción de Bolom Chon.

Texto elaborado con información de la página de internet de Leñateros.


Siglo XXI David Gutiérrez Fuentes

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os psicoanalistas están desconcertados porque la materia de interpretación para ayudar a sus pacientes, está llena de pantallas en las que se funde el exceso de luz de la vigilia, con el exceso de luz del sueño, inmerso, éste último, en una estridente gramática donde los signos de la pesadilla se caracterizan por su alta emanación policromática. Soñar con pantallas puede ser gratificante o terrible, para mí es lo segundo, pero desentrañar los significados de esos sueños, se ha vuelto, ésa sí, en una verdadera pesadilla para quienes con un par de herramientas arcaicas, papel y lápiz, pretenden despejar el camino de sus atormentados interlocutores. En las pesadillas de ahora, las cavernas, los precipicios, la oscuridad o las bestias al acecho perdieron su potencial atávico, dejaron de ser importantes para el subconsciente y en consecuencia para el mundo del sueño. Si en el plano de la vigilia esos conceptos ya no hacen ni cosquillas, en el del sueño simplemente pasan de largo, son espectros sin carga semántica. Los monstruos que antes nos causaban escalofrío, están condenados a desaparecer o vivir aislados en reservas ecológicas. Vampiros, demonios, dragones, fueron reemplazados sin que nos diéramos cuenta, por un aterrador ecosistema digital compuesto de formularios, paswords, sonidos, alarmas, videos, fotografías de ocasión, emanados de un monstruo binario y mutante, cuya omnipresencia se asoma en celulares, computadoras, televisores, tabletas. Creció imbatible en un par de décadas y frente a nuestras cada vez más atrofiadas narices. Curioso dilema el de este nuevo siglo: la luz como fuente de miedo. La oscuridad y el silencio están más cercanos al paraíso perdido.

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La dureza del arte La vida en la obra de Andrés Vázquez Gloria Héctor Zavala

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ste artista nacido en Aguascalientes ha realizado proyectos a partir de enfermos mentales, de indigentes; ha trabajado también con prostitutas. Nos platica que ha sufrido para hacer su obra pues él mismo tiene que formar parte de los proyectos, de sus personajes. Vázquez Gloria considera limitado pensar en la locura o imaginar a un indigente para representarlo después; afirma que para poder plasmar algo esencial se tiene que formar parte de los ambientes. El artista pasó de la vivencia dura y áspera a una sensación más amable con el Bestiario, trabajo que presentó en la uam-Xochimilco a principios de año. Nos platica que volvió a sentirse contento porque fue un trabajo en el que no tuvo que interactuar tanto con lo real y que lo disfrutó también porque lo dedicó a su hijo pequeño. A continuación presento algunas partes de la plática que sostuvimos en el Taller de Grabado del Museo José Guadalupe Posada de la Ciudad de Aguascalientes, lugar en donde se desempeña como encargado. *** La vida a tramos

Mi proceso artístico siempre había sido el normal; me imaginaba, exploraba materiales, ideas, y todo lo iba llevando al papel, a la representación. Intenté por muchos años hacer un proyecto sobre prostitutas y no me animaba; se ocupa mucha fuerza, mucha voluntad para hacer un proyecto real con respecto a este tipo de actividad. Este primer proyecto ha sido la exposición más importante para mí y la más difícil: la titulé Musas enfermas. El proyecto lo realicé dentro de un lugar que llamamos aquí en Aguascalientes “zona de tolerancia”, que es como una ciudad amurallada, una ciudad pequeña en donde viven y trabajan las prostitutas. Se construyó este espacio con antros, los antros tienen cuartos y en los cuartos habitan las prostitutas. Ahí existen lugares de todas las categorías. Fui a este lugar, lo visité en varias ocasiones para ver qué podía sacar de provecho para mi proyecto, porque quería dibujar esta parte de la ex-

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periencia humana. Cuando llego y hablo con la primera prostituta con la que me encuentro, le empiezo a platicar de mi proyecto, le digo “mira, soy pintor y me interesaría..., estoy muy entusiasmado con este proyecto...” y de inmediato me calló; me dijo que así le decían todos, que acababa de llegar un astronauta y que le dijo que fue y que hizo, que todos son superhombres, y entonces me mandó a la chingada. Yo no sabía qué hacer, me di cuenta de que tenía que formar parte de los ambientes porque de otra manera no iba a llegar a absolutamente nada. Recordé a un amigo cuyo tío tiene una cantina donde hay prostitutas, se llama “El Barabar”, creo que es el más barato de todos y era el que yo quería, porque la condición es mucho más sencilla y las vidas de las gentes que trabajan ahí son más trágicas. Hablé con el dueño de este lugar y le pareció extraño que alguien le pidiera la oportunidad de rentar un cuartito para ir a vivir ahí y ayudarle a


trabajar sin paga; le dije que era pintor, que quería conocer la vida del lugar para hacer una serie de trabajos, de dibujos que hablaran de mi visión respecto a la vida que se desarrollaba ahí. Me prestó el lugar sin costo y no por los tres o cuatro días que le pedí en un principio, sino que me quedé por dos semanas. Los primeros días los ocupé en construir una amistad con la gente del lugar; después pude platicarles qué estaba haciendo ahí y finalmente desarrollé un proyecto con aproximadamente 25 dibujos, porque no podía llevar todo el taller a “El Barabar”, sino sólo formatos discretos para realizar retratos de la gente que trabajaba ahí. Dibujé de todo en los espacios, hice retratos de las prostitutas, de los personajes que trabajan en ese lugar; de ahí que la mayoría de mis obras llevan al principio del título las palabras “retrato fiel de —por decir Juanita—, que trabaja en la zona de tolerancia”. Trataba de hacer retratos fieles pero desde mi punto de vista, interpretados por mí, es entonces cuando empieza a transformarse mi trabajo; debido a estos personajes que tienen una fuerza y características muy específicas, y gracias a eso comienzo a ver una cosa muy importante en la representación que hago a partir de Musas enfermas. La experiencia fue tan fuerte que me transformó, cambió mi vida, mi forma de ver y de representar las cosas; empiezan surgir mis personajes, no a través de retratos normales sino representados con cierta transformación, con cierta monstruosidad. Musas enfermas es el parteaguas de mi obra, de mi estilo, porque para mí fue muy complicado; estaba nervioso, era muy joven, tenía 19 años cuando hice este proyecto. La experiencia me marcó tanto que de ahí empieza a generarse el estilo de Andrés Vázquez. Después establecí una relación con diez indigentes de la ciudad de Aguascalientes, lo que me llevó a hacer un proyecto de muchos años. La experiencia con la representación de los indigentes consistió en construir poco a poco e ir “sobando”. No se generó tan abruptamente como Musas enfermas, sino que tuve que ir trabajando muy suavemente para que me identificaran al verme pasar; en tiempos de frío compré unas cobijas y se las regalé, les di ropa que a veces aceptaban y a veces no, alguna moneda para que comieran. Todo esto fue un proceso muy largo. El acercamiento se fue dando despacito. Preguntarles si les podía tomar una fotografía, que aceptaran, hacer la foto…, no quería perder la relación con ellos. Llevé a un indigente hasta mi estudio, en ese tiempo lo tenía en una casona vieja en donde producía pintura y gráfica. Un día que estaba lloviendo, por mayo o junio, vi a uno de los indigentes que acostumbraba visitar y al ver que se estaba

mojando, que no tenía camisa, le dije “vente aquí a la casa” y se quedó mientras pasaba el agua, le di de comer y empecé a hacer algunos bocetos. Más tarde le dije “si quieres quédate”, pero no había una conversación real porque yo le comentaba una cosa y él me contestaba otra. Después se fue y pensé que ya no iba a regresar, pero de vez en cuando pasaba, y yo lo volvía a llevar al estudio. Así se dio este proceso, llevaba no a una sino a diez personas, cada quien en su momento o a veces se juntaban unos, a veces se juntaban otros, pero el proyecto era dibujar a estas diez personas en sus actos, en su condición, ver cómo se comportaban, y finalmente lo que surgió fue una serie de diez pinturas, nada más una por cada uno de los personajes. Aunque claro, antes estuvieron todos los bocetos, todas las fotografías e incluso me hicieron un pequeño reportaje en el que se habla sobre mi proceso para la creación artística. Del trabajo con los indigentes pasé a los Siameses. Este proyecto fue todavía más complicado porque me quería liberar de muchas cosas, mi vida ha dado muchas vueltas, mi forma de ser y de pensar han cambiado mucho a partir de cada proyecto. No nada más se trata de una transformación de mi obra, sino del propio Andrés Vázquez Gloria. Sufría mucho, trataba de representar mi otro yo con los Siameses, buscaba la parte romántica de tener a la otra parte pegada a ti, y si te fijas, a la mayoría de los siameses los represento barbados como yo, y tienen muchos ojos, y es un caos porque tienen a la otra persona pegada; es el otro yo del que no me puedo despegar, y es la representación de mí mismo. Antes representé muchas cosas de la condición humana, pero me di cuenta con Siameses de que la mejor manera de representar algo real era cuando lo trataba como si fuera yo mismo. Si te fijas hasta el Bestiario tiene características mías; muchos dicen “es que son tus ojos”, pues sí, los proyectos siempre han sido yo mismo, nada más que no me di cuenta hasta que apareció en mi mente el proyecto de los Siameses.

El negro y la gráfica Antes trabajaba con mucho color —sería por la edad—, después mi trabajo se empezó a hacer oscuro por la superposición de colores, a tal grado que lo multicolor se empezó a convertir en negro. Empecé a utilizar este color y pensé en la vibración que podría tener mi obra, el negro me amarró y no he podido despegarme de él. El negro para mí tiene mucha fuerza y es con el único que verdaderamente puedo hacer una representación real de las ideas que tengo.

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Soy totalmente autodidacta, desde niño comencé a experimentar con los materiales y los colores. A los 12 años ya estaba exponiendo y a los 14 o 15 tuve mi primera exposición individual. La primera experiencia formal que tuve con respecto a la técnica fue con la gráfica, con el maestro Rafael Zepeda cuando abrió aquí en la ciudad de Aguascalientes un taller para estimular la creatividad, El Obraje, con el Instituto Cultural de Aguascalientes. Me enteré de que el maestro Zepeda tendría una estancia prologada en Aguascalientes para poder desarrollar este taller y le presenté mi trabajo. Me dijo que le gustaría mucho que participara en el taller, en el cual éramos muy pocos, entre ocho o diez personas que eligió él mismo. Así empecé a conocer la litografía y descubrí muchísimas cosas; me gustó mucho, pero estaba temeroso de no poder hacer estas cosas porque siempre había aprendido solo. La litografía es un proceso muy largo, es un oficio que tienes que aprender, hay reglas, es una técnica muy delicada y si cometes errores, difícilmente recuperas los valores que estabas buscando. Por otro lado, el grabado en metal para mí fue muy difícil, pero también muy agradable; las enseñanzas del maestro Zepeda fueron extraordinarias y ayudaron mucho a que mi obra amarrara más. La gráfica me ayudó mucho a la representación, pues hay que buscar para cada proyecto la técnica ideal.

Ojos múltiples Me gusta mucho trabajar con los detalles, manejar el espacio y representar lo humano. Pienso que la cualidad humana más importante se encuentra en el rostro, que para mí es lo más importante de la representación, y en él la mirada es una característica de la que no me he podido desprender. Después de todo se trata de un proceso complicado. Lograr una mirada tranquila del personaje, o incluso una angustiada pero con un matiz de esperanza es lo que más me motiva; pero también darle su espacio, su aire. Me gusta el trabajo muy detallado o también lo muy accidentado, si trato de representar el caos. Últimamente me he enfocado más en la gráfica porque estoy a cargo del taller de grabado del Museo José Guadalupe Posada, pero he hecho otro tipo de trabajos. Con algunos objetos que he recopilado he estado buscando generar proyectos más conceptuales, no tan apegados a una técnica tradicional. Aquí en Aguascalientes, por ejemplo, hay una mujer que vive en la calle y que busca todas las envolturas de dulces de la basura y les pone piedras, las envuelve, las vuelve a envolver y pone su puesto: para mí en esta acción está la

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condición humana; es una representación fiel de la vida. Lo que hice fue comprarle todos los dulces y después seguí yendo a comprarle más. No hay formas, no hay colores, no hay nada que pueda representar esta condición. Me he dado cuenta de esto pues agarro el lápiz y Andrés Vázquez intenta ser Juana Rodríguez, la que vende los dulces, y no puedo representar lo que ella es, no puedo decirle al mundo lo que provoca para mí Juana Rodríguez; así que trato de hacerme prácticamente de ella y de sus actos para tenerlos conmigo, agarro sus objetos y los llevo a una sala de museo para que la gente perciba esta sensación. He tenido la oportunidad de hacer proyectos también fuera de México, gracias a que vieron mi trabajo en internet; así fue como me invitaron a hacer un trabajo en Francia. Empecé a pintar a indigentes que viven en el metro en París, a dibujar todo lo que pasaba en el mundo subterráneo. Luego quise trabajar en una cárcel cercana a París, en una comunidad que se llama Shatobu, ahí estuve por algunos días para ver la vida de los internos, pero luego hubo problemas con los permisos. Las cosas son extrañas, diferentes a México; hice una obra con un papel que me encontré por allá muy angostito, pero que media como dos metros de largo; en él represento a un indigente en la playa que está contento, con las manos en la cintura, barbado, y se ve al fondo el mar. Como llegué en un verano a Francia no había ni indigentes ni nada, todo el mundo estaba de vacaciones. También me han hecho algunas invitaciones para que vaya a realizar algún proyecto a la Ciudad de México, y tal vez lo haga porque tiene muchas posibilidades. Mi vida ha sido muy complicada, cada proyecto que voy realizando ha sido un cambio. La pintura me ha llevado al extranjero a exponer en París y estos mismos proyectos me llevaron cinco veces para allá, me condujeron a Inglaterra, a Cuba, a España; a muchos lados he ido a exponer. Así como me ha dado satisfacciones, mi trabajo también me ha dado tristezas y me ha colocado en situaciones muy complicadas. Cada proyecto me ha hecho ser diferente. Cuando pintaba con los indigentes era un Andrés más deprimido; cuando pinté a las prostitutas me volví un tanto agresivo, más “valemadrista” con la vida. Con el Bestiario volví a la parte más amable con respecto a mi hijo, pero también a la representación de las bestias y de los animales que uno tiene dentro, o mis animales y mis bestias; esta parte oscura también traté de ponerla en cada uno de los animales que elegí. Todos ellos son una parte mía.


Dossier gráfico

Andrés Vázquez Gloria Todos estamos solos David Gutiérrez Fuentes

E

n esta selección del trabajo de Andrés Vázquez Gloria el cuadro más que representación, más que exégesis, es síntesis: la del modelo y el artista. La soledad de los personajes que integran esta pequeña galería no requiere de interpretaciones rebuscadas, se encuentra fusionada en imágenes que también acechan al espectador, son ojos que buscan el diálogo, la identificación con quienes nos encontramos del otro lado de la pintura.

Minotauro. Técnica litográfica, 30 x 40 cm.

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Retrato fiel de personaje en el desierto. TĂŠcnica litogrĂĄfica, 54 x 44 cm.


Adán y Eva. Técnica mixta, 120 x 90 cm.


Siames III (Carpeta de los Siameses). TĂŠcnica grabado, 30 x 20 cm.


Minotauro II (Carpeta de los minotauros). TĂŠcnica litogrĂĄfica, 30 x 20 cm.


Indigente. TĂŠcnica mixta, 120 x 90 cm.


Retrato fiel de personaje que no escucha porque no tiene orejas. TĂŠcnica litogrĂĄfica, 43 x 37 cm.


Siameses. Técnica litográfica, 36 x 55.5 cm.




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