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Desafíos y retos

Institucionalizar la apertura y uso de

datos, para dar garantía de continuidad. Es común en las democracias que los cambios de parlamentarios, gobernadores, alcaldes, etc., lleguen con novedades a la administración pública y estas impacten las acciones en datos abiertos.

En tal sentido, los parlamentos tienen una gran labor desde su quehacer legislativo estableciendo en las leyes de acceso e información pública mecanismos muy claros para que la apertura de datos, siempre garantizando el derecho a la privacidad y seguridad de la información, sea una constante en la democracia; estos mecanismos deben contemplar también las sanciones a los servidores públicos que se nieguen a brindar información de carácter público.

También hay una labor desde el punto de vista administrativo y tecnológico que vale la pena que los Parlamentos en cada país pongan en marcha y es la de establecer en los sistemas de gestión de la información- Los mecanismos de captura, procesamiento, almacenamiento y divulgación de la información deben plantarse con largo aliento, de tal forma que los cambios institucionales lleguen a fortalecer estos procesos y no a replantearlos.

Otra opción para garantizar que la apertura de datos trascienda de una administración a otra es establecer compromisos ambiciosos en los Planes de Acción de Parlamento Abierto ante la Open Government Partnership de tal forma que el compromiso de apertura o uso trascienda de un parlamento a otro, o de una mesa directiva a otra.

Propender por la transformación di-

gital. Una de las enseñanzas que dejó la pandemia por la COVID-19 a empresas privadas y entidades públicas fue la necesidad de transitar de manera rápida hacia una verdadera transformación digital. Las mejoras en tecnologías, pero principalmente, la correcta apropiación de la misma en un Parlamento impactará positivamente en el acceso a la información y en la publicación de datos abiertos.

Este año, desde Concejos de ciudades pequeñas hasta Parlamentos nacionales se adoptaron rápidamente nuevas tecnologías para convocar, deliberar y votar. Con los aprendizajes y virtudes que esto mostró a las democracias, es claro que sí es posible hacer tareas digitales y hacerlas bien.

Visibilizar casos de éxito, a partir del uso de la información publicada por el Parlamento. Esto tiene un doble efecto positivo. Hacia el interior de la entidad porque demuestra que la apertura de datos no es

un tema “de moda”, sino que brinda beneficios reales a la comunidad y a la corporación; es común todavía encontrar en las organizaciones públicas de todas las ramas del poder la creencia del servidor público que la información es sólo de la entidad y que producirla demanda mucho esfuerzo para tener que “dársela a todo el mundo”. Publicar cómo la apertura logra impacto y brinda resultados, ayuda a que los equipos se motiven y comprendan mejor que el trabajo que se hace desde un Parlamento tiene potencial para muchos más actores de los que se cree.

Y hacia el exterior, porque demuestra que el trabajo que hace un Congreso por disponer datos entrega sus frutos y permite que exista una relación de confianza entre la ciudadanía y la institución.

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