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Reglas, funcionamiento y dinámicas de construcción coalicional
plazo la unidad puede resquebrajarse y cada uno puede recuperar su autonomía plena. En ese escenario de quiebre, quedarse con la mayor cantidad de cargos posibles construye una posición de poder mucho más fuerte que quedarse con pocos o ninguno. En una dirección contraria, los partidos políticos también son conscientes de que la complementación estratégica de la unidad permite potenciar los recursos políticos disponibles, el posicionamiento conjunto en el espacio político y la esperable victoria electoral. De esta manera, cada uno de los miembros del acuerdo tendrá un ojo en cada objetivo: crecer individualmente y acceder conjuntamente a la mayor cantidad de cargos públicos en juego. Esto en vista de que los actores partidarios maximizan espacios de poder para lograr sus objetivos políticos en tanto son portfolio-seekingu office-seeking actors(Carroll 2007).
Adicionalmente, definidas las candidaturas, quienes detentan ese rol pasan a tener un peso central en la toma de decisiones estratégicas del acuerdo, al mismo tiempo que inciden en el rumbo, mensaje y volumen de la campaña electoral. En este punto existen tres elementos que siempre operan para marcar las pautas de la negociación interna. En primer lugar, aparecen cargos ejecutivos y legislativos que ofician como un posicionamiento individual para dirigentes políticos, tanto a nivel nacional como en cada distrito donde se compite; en consecuencia, son los más cotizados y solicitados por quienes integran un acuerdo. En segundo lugar, aparece el resto de los lugares en las listas que compiten por bancas en el Congreso, especialmente aquellos con los cuales el cálculo estratégico permite ponderar las probabilidades y las expectativas serias de sentarse en una banca. En un tercer lugar, figura el resto de los espacios, los menos expectantes pero que, en un determinado contexto favorable, pueden volverse atractivos a futuro en caso de renuncias de legisladores y la necesidad de reemplazos para ocupar esos cargos. Si bien la atención está puesta en los primeros espacios, los restantes pueden terminar siendo determinantes para el sostenimiento futuro de la coalición y, tal vez, para lograr las mayorías necesarias que se requieran coyunturalmente.
Es así como las reglas de una coalición son un punto clave para poder consensuar de manera ordenada la definición de las principales candidaturas. Losesquemas de reparto de espacios de poder se ajustan a los tipos de funcionamiento interno que se desarrollaron anteriormente. Mientras que un esquema centralizadose guía por la imposición de las candidaturas hacia los socios, una coalición descentralizadafunciona de manera contraria desde los aliados que detentan la lapicera para las listas. Los acuerdos coordinadosson esquemas donde la negociación equilibra las fuerzas y obliga a los socios a ponerse de acuerdo en un esquema más horizontal.
En este punto, se resalta una serie de mecanismos que pueden ser interesantes para poner en práctica a partir del relevamiento que se realiza en la región.
Rotación y alternancia
Es una regla útil en aquellos casos donde no existe mucho acuerdo en torno a quién puede encabezar una lista legislativa. El mecanismo consiste en dividir el mandato constitucional de un legislador en tantos socios que requieran acceder al cargo. En este punto opera el peso relativo de cada partido: aquellos que se sienten más fuertes internamente con relación a sus aliados aspiran a contar con más años de mandato que el resto. Entonces, por ejemplo, un período de 4años puede repartirse los primeros 2años para quien lidera, 1año para quien secunda y 1año para el tercero en la lista. Antes de cada rotación, el legislador en el cargo debe renunciar y dejar el espacio al siguiente. Todos los integrantes de la coalición pueden detentar el uso de la banca y alternarse en el ejercicio de una cuota de poder político. De esta manera, se refuerza el sentido de pertenencia a una coalición para quienes no pueden ganar un cargo en el reparto o bien acceden a muy pocos.
Este mecanismo permite que partidos políticos con escasas posibilidades de obtener grandes cantidades de cargos públicos en juego puedan aunar sus esfuerzos y recursos hacia un objetivo común y, una vez obtenidos los beneficios, logren implementar una regla de compensación para aquellos aliados que no se encuentren en el primer lugar de las listas. Paralelamente, también incentiva a que los miembros de la coalición con distintos grados de desarrollo territorial tengan incentivos suficientes para destinar recursos organizacionales a la campaña electoral y a mantenerse dentro del acuerdo.
Compensaciones verticales y horizontales
La candidatura presidencial opera como el epicentro de conflicto de una coalición electoral que comienza a armarse. Quien la encabece se convertirá automáticamente en el creador del acuerdo, con el grado de centralidad que eso implica sobre el funcionamiento interno de un acuerdo político y programático. Por ende, es común encontrar buenas prácticas de compensaciones verticalespara los aliados que apoyan a una determinada figura pero que no logran posicionar al propio. El cargo vicepresidencial7 es una prenda de cambio para quienes son los principales socios de un acuerdo. Este reparto puede ayudar a solidificar los acuerdos coalicionales en tanto la mayoría de los vicepresidentes de la región tienen un rol asignado en el Poder Ejecutivo o bien en el Poder Legislativo8. Adicionalmente, en caso de destitución, fallecimiento o renuncia presidencial, el siguiente en la línea de sucesión es el vicepresidente.
Motivo por el cual, frente a una posible descomposición de la coalición, el número dos siempre puede sacarla a flote y mantener su supervivencia política.
Por otra parte, tal como se indicó anteriormente, la lógica federal no se distingue mucho de la lógica unitaria a la hora de construir coaliciones electorales; en todos los países de la región se celebran acuerdos de este tipo. En este sentido, además de competir por el Poder Ejecutivo, cada alianza busca ganar la mayor cantidad de bancas posibles en el Poder Legislativo. En cada país de la región latinoamericana los diputados nacionales son electos con base distrital, ya sean provincias, departamentos o Estados9.
Esto lleva a que se defina una candidatura presidencial única por coalición, pero tantas listas o candidaturas legislativas como unidades constitutivas existan y distritos organicen los sistemas electorales vigentes. Las compensaciones horizontalespueden ser una regla útil para repartir espacios de poder.
7 Todos los países latinoamericanos contemplan en sus constituciones la figura de un vicepresidente, salvo Chile y México (Mieres y Pampín 2015). 8 Las constituciones de Argentina, Bolivia, Estados Unidos y Uruguay asignan al vicepresidente el rol de presidente del Senado. Bolivia y Estados Unidos, así como Brasil, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Panamá, Paraguay, República Dominicana y Venezuela consideran el cargo como partedel Poder Ejecutivo. Mientras que Colombia, Costa Rica y Perú no lo integran a este último, pero sí contemplan la posibilidad de que puedan ser ministros. Solamente Ecuador y Honduras no asignan ningún rol institucional (Mieres y Pampín 2015). 9 Sin embargo, algunos países se diferencian, como los casos de Uruguay y Paraguay que eligen senadores(as) en distrito único nacional, es decir, todo el territorio se constituye en un solo distrito electoral; o el caso de Ecuador que elige a laAsamblea Nacional mediante tres tipos de distritos electorales: uninominales, nacional o único y plurinominales para residentes en el exterior. Colombia, por su parte, elige a los (las) senadores(as) nacionales combinando el distrito único (100 bancas) y circunscripciones especiales (2 bancas para comunidades indígenas, 5 para las FARC y 1 para la vicepresidencia de la segunda fuerza presidencial con más votos).