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INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
Los ciudadanos tienen necesidades e intereses que esperan que los Gobiernos aborden. En las sociedades democráticas, los partidos políticos integran estas demandas de diversos grupos y articulan opciones de políticas públicas coherentes para responder a ellas. Mediante sus esfuerzos por controlar las políticas públicas e influir en ellas, los partidos políticos desempeñan el papel de intermediario al vincular a los ciudadanos con sus representantes y fungir como el canal principal para hacer que el Gobierno rinda cuentas de su desempeño.
A finales del siglo XIX, Woodrow Wilson argumentó:
Los partidos deberían actuar en distintas organizaciones de conformidad con principios declarados, bajo líderes fácilmente reconocibles, a fin de que los votantes puedan manifestar con su voto, no solo su condena a cualquier política pasada al retirar su apoyo del partido responsable de ella, sino también y de manera particular, su voluntad en cuanto a la futura administración del Gobierno, al llevar al poder a un partido comprometido con la adopción de una política aceptable.1
Bajo esta doctrina de partido responsable, en las democracias las elecciones representan la oportunidad para los votantes de elegir entre partidos políticos que ofrecen distintas propuestas sobre cómo hacer frente a las necesidades sociales. Una vez elegidos, los funcionarios públicos promueven las propuestas de políticas que formaron la base de sus campañas y las de sus partidos, al ponerlas en marcha a través de las instituciones ejecutivas y legislativas o a través de procesos en los que ellos mismos tienen influencia. Cuando están en la oposición, aprovechan su posición para criticar las propuestas del partido gobernante y presentar alternativas. En elecciones subsiguientes, los ciudadanos aprovechan su voto para recompensar o castigar a los partidos y hacerlos responsables por su desempeño político. Además de la oportunidad de juzgar el desempeño de los partidos políticos y de aquellos funcionarios de elección popular que pretenden volver a presentarse como candidatos en las elecciones, los ciudadanos de las democracias modernas dan por hecho que durante todo el ciclo político habrá una comunicación bidireccional. Esto permite que la ciudadanía realice un monitoreo constante de las acciones del Gobierno y de los funcionarios de elección popular y dé retroalimentación en torno a sus inquietudes. De la misma manera, los partidos políticos y los funcionarios de elección popular mantienen al público al corriente de sus acciones en el Parlamento y de los esfuerzos que están realizando por responder a las inquietudes de sus representados. Por lo tanto, la formulación de políticas de los partidos —el proceso por el cual estos desarrollan y tratan de poner en práctica sus propuestas de acción gubernamental— es fundamental para el buen funcionamiento de las democracias representativas.
Como se indica en un estudio: