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Diagrama 11: La plataforma del Partido Republicano
DIAGRAMA 11: LA PLATAFORMA DEL PARTIDO REPUBLICANO
El Comité Nacional Republicano emite la convocatoria El comité de resoluciones
El comité de acreditación
El comité de normas y del orden del día
La organización permanente de la convención
Recopila las propuestas para la plataforma del partido Responsable de elaborar la plataforma del partido
El subcomité de elaboración de borradores
Debate y modifica el borrador de la plataforma
Vota sobre la versión final —elaborada por el subcomité de elaboración de borradores—, luego la presenta ante la convención
Cuando el subcomité de elaboración de borradores ha terminado de modificar y analizar la plataforma, esta se somete a debate y luego a votación, sección por sección, primero en el comité de resoluciones y luego en la convención. Según las normas del RNC, la plataforma puede enmendarse durante la sesión siempre que la enmienda cuente con el voto del veinticinco por ciento de los miembros del comité de resoluciones o de una mayoría de los delegados ante la convención de al menos seis estados diferentes.19 Después del debate, la convención vota sobre la plataforma y las enmiendas. Tanto la plataforma como las enmiendas requieren de una mayoría para ser aprobadas. Solo entonces el informe se convierte en la plataforma del partido y se difunde entre el público. El Diagrama 11 resume el proceso de elaboración de la plataforma del Partido Republicano.
La implementación de las políticas
El Ejecutivo Constitucionalmente, los presidentes no pueden introducir proyectos de ley e históricamente no participan en las bancadas del partido en el Congreso. Con frecuencia los líderes de la Cámara y del Senado permanecen en el cargo durante varios años y ven la entrada y salida de varios presidentes, cada uno con una agenda de políticas distinta. Por lo tanto, con frecuencia las decisiones de los presidentes son impugnadas por los líderes de los partidos en la Cámara y en el
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Senado, así como por los gobernadores de sus propios partidos. En consecuencia, las pláticas y los acuerdos desempeñan un papel clave en el aseguramiento de que haya consenso entre los funcionarios, los miembros y los legisladores de los partidos. Si bien los presidentes son elegidos como figuras partidistas, a veces en privado tienen que persuadir, engatusar u ofrecer incentivos positivos a los miembros del partido contrario (y a los de su propio partido por igual), a fin de hacer avanzar sus intereses legislativos. Como alternativa, pueden hacer discursos nacionales diseñados para despertar a la opinión pública a fin de ganar el apoyo de los dirigentes del partido opositor.
Si bien conseguir el apoyo de los partidos de oposición puede beneficiar a un presidente, los líderes deben tener cuidado de no enemistarse con su propio partido y su base electoral. Cuando controlan el Poder Ejecutivo, los partidos esperan que su presidente fortalezca su posición y que les dé más recursos para negociar en el Congreso. Sin embargo, algunos presidentes intentan ser una figura moderadora y emplean estrategias de “triangulación” para hacer hincapié en la independencia de los partidos. La triangulación puede darse cuando un presidente aboga por cuestiones que defiende otro partido y es más eficaz cuando hay una división en el control del Gobierno. Por ejemplo, cuando el demócrata Bill Clinton se postuló para la reelección en 1996, abogó por cuestiones tradicionalmente defendidas por los republicanos, como son los recortes de impuestos, la reforma de la política de asistencia social y el equilibrio presupuestario. El presidente republicano Ronald Reagan también empleó la triangulación para negociar. Llegó a acuerdos con los demócratas, pasó por alto las posturas de políticas de los republicanos y excluyó a sus copartidarios de las reuniones. Asimismo, en años recientes los presidentes han recurrido a decretos y acuerdos internacionales para poder implementar las iniciativas de políticas que apoyan.
El Congreso En la década de 1940 se crearon comisiones de políticas de los partidos en el Senado. Estas instituciones reciben fondos públicos y han desempeñado un papel más importante en el desarrollo de las políticas del partido que el de sus contrapartes en la Cámara. Por ejemplo, en 2013, la Comisión de Política y Comunicaciones de los demócratas en el Senado, encabezada por el senador Schumer, describió el impacto que tendrían las propuestas presupuestarias de los republicanos en mujeres y niños en cada uno de los 50 estados. De manera simultánea, la Comisión de Políticas de los republicanos en el Senado publicó información que puso en tela de juicio las propuestas presupuestarias de los demócratas en el Senado y los niveles de gasto del Gobierno que los demócratas contemplaban. Las comisiones de políticas en la Cámara suelen enfocarse menos en la legislación y más en el desarrollo de los mensajes de campaña.
Los procedimientos de las sesiones de la Cámara de Representantes y del Senado están sujetas a distintas normas. Debido a algunas de estas diferencias, las bancadas de los representantes son más importantes que las de los senadores. Esto se debe a que los cambios que se dieron en la Cámara a medida que las normas fueron evolucionando con el tiempo, siempre tuvieron como
resultado que los miembros tuvieran más influencia y reforzaron ciertas prerrogativas de la cúpula, mientras que no se les confirió ninguna facultad adicional a los líderes de los partidos en el Senado. Por lo tanto, los incentivos que hay en el Senado son, en gran parte, personales. Los senadores aún pueden obstruir los asuntos de las sesiones plenarias del Senado, ya sea al negarse a ceder la palabra (un acto conocido como un filibusterismo) o bien, informalmente al intentar bloquear el debate sobre un proyecto de ley que ya estaba programado para someterse a consideración del pleno. Los impulsores de los procesos de formulación de políticas dentro del Senado son pequeños grupos multipartidistas que intentan negociar soluciones entre los dos partidos. Dependiendo de la cuestión de políticas de que se trate, estas alianzas multipartidistas se conocen con varios nombres: la banda de los seis, la banda de los siete, la banda de los 10, y así sucesivamente.
En la Cámara, las bancadas partidistas desempeñan papeles distintos en función de si su partido tiene o no una mayoría o el control de la Casa Blanca. En un ambiente polarizado, hay una tremenda presión para que los miembros del partido del presidente apoyen los puntos de vista de este. Cuando un partido tiene una mayoría absoluta, esta le permite gobernar —establecer normas para la Cámara, controlar las comisiones, fijar la agenda y regular la comisión de normas— , mientras que una bancada minoritaria tiene mayor libertad para discutir y proponer agendas de políticas. Los dos partidos principales se han reestructurado a fin de poder producir agendas legislativas. Sin embargo, la manera en que ocurrió esta reorganización ha sido distinta en cada uno de ellos. El modelo de la bancada demócrata es una especie de coalición, la cual está relativamente subordinada a los presidentes de las comisiones y tiene una dinámica propia. En cambio, el modelo republicano se desarrolló a partir de años de experiencia como partido minoritario y, en consecuencia, es más centralizado y está más orientado hacia el exterior.
Cuando los republicanos de la Cámara fueron el partido de oposición desde la década de 1980 hasta 1995, crearon puestos directivos en el partido para los miembros empresariales, como la vicepresidencia de la conferencia, la secretaría de la conferencia, la presidencia de la comisión de investigación y la presidencia de la comisión de políticas. Sin embargo, después de que el partido se convirtiera en el partido mayoritario en 1995, la estructura se redujo y se simplificó. Esta reorganización fue gracias en parte al republicano Newt Gingrich, que fue elegido presidente de la Cámara en 1995. Como presidente de la Cámara de Representantes, Gingrich modificó las normas del Congreso y las de las conferencias republicanas para aumentar las facultades de su cargo: el personal de las comisiones se redujo en un tercio; el periodo de vigencia de la presidencia de las comisiones se limitó; al presidente de la Cámara y a un pequeño equipo de dirigentes se les dio la responsabilidad de seleccionar a los presidentes de las comisiones y los directores de personal, y al presidente de la Cámara y su comité de asesores se les dio la responsabilidad de definir las políticas del partido. El Partido Demócrata puso en marcha el nuevo sistema de formulación de políticas del partido a lo largo de su periodo como partido mayoritario en la Cámara durante la presidencia del republicano Ronald Reagan. En 1981, la bancada demócrata, bajo el liderazgo de su presidente Gillis Long, celebró la primera 135
conferencia sobre temas de políticas. Esta conferencia, a la que solo podían asistir los miembros del partido, se convirtió en un evento anual en el que el partido podía analizar sus políticas. Posteriormente, en ese mismo año se crearon grupos de acción sobre políticas para que los miembros pudieran trabajar en cuestiones de políticas desde distintas comisiones.
Lecciones aprendidas
Los partidos estadounidenses se enfrentan a desafíos singulares. Debido al traslape de competencias que existe entre los poderes Legislativo y Ejecutivo, es difícil promover políticas específicas a menos que se cuente con el apoyo de los líderes de los demás poderes, incluso cuando estos poderes están bajo el control del mismo partido. Dado que tienen incentivos distintos, los miembros de un mismo partido político pueden argumentar en contra de sus copartidarios en los debates sobre cuestiones de políticas.
Si bien los candidatos acostumbran presentarse en las elecciones bajo una bandera partidista, a veces hacen campaña con base en ideas ajenas a la plataforma del partido. Cualquier persona puede presentarse como candidato en las elecciones primarias, siempre y cuando cumpla con los requisitos legales. Debido a que los partidos políticos de los Estados Unidos tienen menos control sobre la selección de candidatos, los novatos pueden derrotar a los llamados “actores internos del partido” con la ayuda de reclutas propios y el apoyo y el financiamiento de las bases sociales. La capacidad que tienen los líderes de los partidos para exigir la adhesión a las políticas del partido es limitada porque tienen una influencia limitada en la selección de los candidatos.
Además, dada la estructura históricamente descentralizada de los partidos estadounidenses, no hay un elemento específico del partido que sea el que manda. La estructura de las organizaciones partidistas es federal e incluye organizaciones a nivel nacional, estatal, local, de circunscripción, condado y distrito electoral. A nivel nacional y estatal, la estructura se divide aún más, ya que cada cuerpo legislativo y ejecutivo tiene su propia organización partidista independiente responsable de la definición la agenda, la recaudación de dinero para las campañas y el reclutamiento de candidatos. En general, el peso que tiene cada organización partidista varía en función de si el partido controla o no el Poder Ejecutivo (p. ej., el gobernador o el presidente). Entre el electorado no hay miembros del partido en sí, solo activistas sin afiliación formal que deciden cómo y cuándo participar en las actividades políticas.
Si bien siguen estando muy descentralizados a comparación de los partidos políticos de otros países consolidados, los dos partidos se han vuelto más cohesivos desde las décadas de 1980 y 1990. Esto es resultado del creciente poder de las comisiones nacionales de los partidos y de las reformas en el Congreso. Por ejemplo, las reformas en el Congreso de las décadas de 1970 y 1980 hicieron posible que ambos partidos destituyeran a los presidentes de las comisiones y a los miembros de alto rango si estos no actuaban conforme a las agendas de su partido en las votaciones internas. Asimismo, a medida que se han vuelto más políticamente activos, los grupos de ciudadanos han ayudado a forjar las agendas políticas de cada partido y así aumentar aún más
las diferencias entre los dos. En consecuencia, además de las divisiones que han existido desde siempre entre los dos partidos en torno al tamaño del Gobierno y la escala de la intervención del Gobierno en la sociedad y los mercados, ahora también hay diferencias sobre cuestiones como el matrimonio entre personas del mismo sexo, la oración en las escuelas, el derecho al aborto y cómo incluir, de manera justa, a diversas minorías en los procesos políticos del país.
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